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La palabra estamos
Cómo se escribe

la palabra estamos

La palabra Estamos ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece estamos.

Estadisticas de la palabra estamos

La palabra estamos es una de las palabras más comunes del idioma Español, estando en la posición 504 según la RAE.

Estamos es una palabra muy común y se encuentra en el Top 500 con una frecuencia media de 167.73 veces en cada obra en castellano

El puesto de esta palabra se basa en la frecuencia de aparición de la estamos en 150 obras del castellano contandose 25495 apariciones en total.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Estamos

Cómo se escribe estamos o hestamos?
Cómo se escribe estamos o eztamoz?

Más información sobre la palabra Estamos en internet

Estamos en la RAE.
Estamos en Word Reference.
Estamos en la wikipedia.
Sinonimos de Estamos.

Algunas Frases de libros en las que aparece estamos

La palabra estamos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1311
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... -Con permiso de usted, tío Tomba: hace más de dos horas que estamos hablando. ...

En la línea 1371
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --¡Y qué!--exclamaba el señorito.--Yo también estoy borracho, y tu padre, y todos lo estamos. Para eso es la fiesta. Otra copa. ¡Olé, mi niña, valiente! ¡Siga la juerga! Bailaban en medio del corro algunas muchachas, con torpeza de campesinas, haciendo frente a los viñadores no menos rústicos. ...

En la línea 1475
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Rafael limpiábase los lagrimones, y sonreía con sencillez infantil, mostrando sus dientes cuadrados, de nítida blancura. Pero su gozo era impaciente. ¿Cuándo pensaba Fermín ver a Mariquita? --Hombre, iré mañana. En el escritorio estamos muy atareados en la liquidación de fin de año. Las cuentas de los ingleses me dan mucho quehacer. ...

En la línea 1726
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Lo mismo creo--contestó el atleta.--¿Y qué vamos a jacer? Ya que estamos aquí, vámonos al centro de Jerez, a la calle Larga. ...

En la línea 1972
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --¿Por qué ha de tomarse su mercé esos fríos y calores por lo que les pasa a los pobres, don Fernando? Déjelos: si ellos están contentos, su mercé también. Además, todos estamos escarmentaos. Con los de arriba no se puede. Su mercé, que sabe tanto, vea de conquistar a la guardia civil, tráigasela a su idea, y cuando se presente al frente de los tricornios, pierda cuidao, que todos le seguiremos. ...

En la línea 660
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿No veis que estamos frente al palacio D'Aiguillon, que está lleno de criaturas del cardenal? ¿Quién me dice que no es Su Eminencia quien os ha encar gado procurarle mi cabeza? Pero yo aprecio mucho mi cabeza, dado que creo que va bastante correctamente sobre mis hombros. ...

En la línea 718
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Desgraciadamente, no estamos ya en los tiempos del gran emperador. ...

En la línea 759
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Sí, un punto de San Agustín sobre el que no estamos de acuer do -dijo el gascón. ...

En la línea 780
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¡Hola, mosqueteros! ¿Nos estamos batiendo? ¿Para qué queremos entonces los edictos?-Sois muy generosos, señores guardias - dijo Athos lleno de ren cor, porque Jussac era uno de los agresores de la antevíspera-. ...

En la línea 2213
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El barón Taylor ha visitado la mayor parte del globo, y es cosa notable que siempre estamos encontrándonos en los lugares más imprevistos y en circunstancias singulares. ...

En la línea 2296
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Ha de saber usted, _don Jorge_, que todos los jefes carlistas: Gómez, Cabrera y el Serrador, se alojaron en esta casa; y ocurrió que, estando yo de conversación con Gómez en este mismo cuarto donde estamos ahora, entró Cabrera hecho una furia; Cabrera es menudo de cuerpo, pero tan vivo y valiente como un gato montés. ...

En la línea 3192
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En la segunda—y en el pueblo no había más que dos—una tosca voz me respondió desde la ventana casi con las palabras de la Escritura: «No importunes; la puerta está ya cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme para abrirte.» En realidad, no tenía yo muchas ganas de entrar, porque la posada tenía pobrísimo aspecto; pero daba lástima ver a los pobres caballos manotear contra la puerta, como si implorasen la entrada. ...

En la línea 3263
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Ya estamos en la raya, _mon maître_; me parece que este pueblo debe de ser ya de Galicia». ...

En la línea 248
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Señor caballero -replicó el mercader-, suplico a vuestra merced, en nombre de todos estos príncipes que aquí estamos, que, porque no encarguemos nuestras conciencias confesando una cosa por nosotros jamás vista ni oída, y más siendo tan en perjuicio de las emperatrices y reinas del Alcarria y Estremadura, que vuestra merced sea servido de mostrarnos algún retrato de esa señora, aunque sea tamaño como un grano de trigo; que por el hilo se sacará el ovillo, y quedaremos con esto satisfechos y seguros, y vuestra merced quedará contento y pagado; y aun creo que estamos ya tan de su parte que, aunque su retrato nos muestre que es tuerta de un ojo y que del otro le mana bermellón y piedra azufre, con todo eso, por complacer a vuestra merced, diremos en su favor todo lo que quisiere. ...

En la línea 668
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y déste y de aquél, y de aquéllos y de éstos, libre y desenfadadamente triunfa la hermosa Marcela; y todos los que la conocemos estamos esperando en qué ha de parar su altivez y quién ha de ser el dichoso que ha de venir a domeñar condición tan terrible y gozar de hermosura tan estremada.» Por ser todo lo que he contado tan averiguada verdad, me doy a entender que también lo es la que nuestro zagal dijo que se decía de la causa de la muerte de Grisóstomo. ...

En la línea 1082
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Mas a todo esto estamos sujetos los que profesamos la estrecha orden de la caballería. ...

En la línea 1096
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -¡Desdichado de mí! -respondió Sancho-; si acaso esta aventura fuese de fantasmas, como me lo va pareciendo, ¿adónde habrá costillas que la sufran? -Por más fantasmas que sean -dijo don Quijote-, no consentiré yo que te toque en el pelo de la ropa; que si la otra vez se burlaron contigo, fue porque no pude yo saltar las paredes del corral, pero ahora estamos en campo raso, donde podré yo como quisiere esgremir mi espada. ...

En la línea 168
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... No se mueven durante la noche; se alimentan principalmente con las raíces de las plantas, y para encontrarlas hacen galerías inmensas. En todas partes se conoce a este animal, por un ruido muy particular que hace debajo del suelo. La persona que por vez primera oye este ruido se queda muy sorprendida: no es fácil decir de dónde viene y es imposible suponer quién lo causa. Ese ruido consiste en un gruñido nasal corto pero no muy fuerte, repetido rápidamente cuatro veces en el mismo tono6; se ha dado a este animal el nombre de tucutuco, para imitar el sonido que produce. Allí donde abunda este animal puede oírsele en todos los instantes del día, y a menudo exactamente debajo del sitio donde estamos. En un aposento los tucutucos se mueven despacio y con pesadez, lo cual parece depender de la acción de sus patas traseras; les es imposible saltar a la más pequeña altura vertical, por carecer de cierto ligamento la articulación del muslo. No tratan de escaparse; cuando están encolerizados o se asustan, dejan oír el tucutuco. Conservé algunos vivos y la mayor parte se domesticaron perfectamente desde el primer día, sin tratar de huir ni de morder; otros siguieron siendo ariscos un poco más tiempo. ...

En la línea 494
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Estaban encantados. El capitán exclamó: «Un hombre que ha visto medio mundo nos afirma que es así; nosotros lo habíamos creído siempre, pero ahora estamos seguros de ello». Mi excelente gusto en materia de peinetas y de hermosuras me valió un recibimiento entusiasta; el capitán me obligó a aceptar su lecho, y él se fue a dormir a su recado. ...

En la línea 684
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El Wigwam o choza fueguense semeja en absoluto por su forma y magnitud un montón de heno. No consiste más que en algunas ramas rotas clavadas en tierra y cuyos intersticios se cubren imperfectamente por un lado con hierbas y ramaje. Estas chozas apenas representan una hora de trabajo para su confección, y los indígenas no se sirven de ellas de ordinario más que unos cuantos días. He visto un sitio en la bahía de Goereè, en que uno de estos hombres desnudos había pasado la noche y que no ofrecía en realidad más abrigo que la cama de una liebre. Evidentemente este hombre vivía solo; York Minster me dijo que debía ser un mal sujeto y sería muy probable que hubiese robado algo. En la costa occidental son las chozas, no obstante, algo más confortables; pues casi todas se hallan cubiertas por pieles de foca. El mal tiempo nos retiene aquí durante algunos días. El clima es detestable: estamos en el solsticio de verano y todos los días nieva sobre las colinas, y graniza y llueve en los valles. El termómetro marca 45 grados Fahrenheit (70,2 centígrados); pero durante la noche baja a 38 ó 40 (30,3 a 40,4 centígrados). Por lo demás, se nos figura el clima todavía peor de lo que es por el estado húmedo y tempestuoso de la atmósfera rara vez animada por un rayo de sol. ...

En la línea 833
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Recapitulación.- Quiero recapitular en pocas palabras los principales hechos relativos al clima, a la acción de los hielos y a las producciones orgánicas del hemisferio meridional; y para hacer comprender mejor sus singularidades, supondré que estamos en Europa, comarca cuya geografía es más conocida, y tomaré nombres europeos, respetando con la mayor escrupulosidad las posiciones en latitud y longitud. ...

En la línea 5087
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¿Cómo ha de ver eso, madre? —Bueno, ya me entiendes; creerlos como si los viera; ese día estamos perdidos; la malva, el polichinela, el borrego será un tigre, y del Provisorato te echa a la cárcel de corona. ...

En la línea 7511
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Medrados estamos! pensó don Fermín al dar en idea tan extravagante. ...

En la línea 8439
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Señores, estamos fuera de la cuestión —gritó Ripamilán —el caso es. ...

En la línea 8440
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —No estamos tal —insistió Glocester, que no quería en presencia de don Fermín sostener su tesis de la escasa religiosidad de la Regenta. ...

En la línea 839
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Le amo -dijo Popito- por lo mismo que soy mujer y quiero continuar siéndolo. No crea, gentleman, que todas las de mi sexo en este país estamos contentas de la tiranía de nuestro gobierno y de la situación abyecta en que mantiene al hombre, haciendo de él un vencido. Del mismo modo que entre los varones se va formando el partido masculinista, entre nosotras surge un movimiento de protesta dirigido por las mujeres que aspiran a una vida dulce y de concordia entre los sexos: una vida sin violencias, sin que ninguno de los dos grupos en que se divide la humanidad impere sobre el otro ni abuse de el. No queremos que el hombre sea el déspota de la mujer, como en otros tiempos; pero tampoco que la mujer sea el tirano del hombre, como en la actualidad. ¿Por qué no pueden ser iguales los dos, manteniéndose en inalterable armonía gracias a la dulzura y, sobre todo, a la tolerancia?… ...

En la línea 1196
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Pero como estamos dirigidos por un gobierno inconsciente -continuó-, por un gobierno que no tiene opiniones propias y cada día obra de distinta manera, según los consejos del favorito que está de moda, se ha procedido en este asunto del Hombre-Montaña con una torpeza que hace inoportuna y perjudicial la petición que ahora nos dirige el Consejo Ejecutivo y que yo no aceptaré nunca. ...

En la línea 320
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El tren describía amplísima curva. Los viajeros distinguieron una gran masa de edificios cuya blancura descollaba entre el verde. Los grupos de árboles la tapaban a trechos; después la descubrían. «Ya estamos en Valencia, chiquilla; mírala allí». ...

En la línea 407
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «No tengas prisa, hija —decía Barbarita a su sobrina—. Eres muy joven. No te apures por los chiquillos, que ya los tendrás, te cargarás de familia, y te aburrirás como se aburrió tu madre, y pedirás a Dios que no te dé más. ¿Sabes una cosa? Mejor estamos así. Los muchachos lo revuelven todo y no dan más que disgustos. El sarampión, el garrotillo… ¡Pues nada te quiero decir de las amas!… ¡qué calamidad!… Luego estás hecha una esclava… Que si comen, que si se indigestan, que si se caen y se abren la cabeza. Vienen después las inclinaciones que sacan. Si salen de mala índole… si no estudian… ¡qué sé yo!… ». ...

En la línea 430
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y de tal modo se iba enseñoreando de su alma el afán de la maternidad, que pronto empezó a embotarse en ella la facultad de apreciar las ventajas que disfrutaba. Estas llegaron a ser para ella invisibles, como lo es para todos los seres el fundamental medio de nuestra vida, la atmósfera. ¿Pero qué hacía Dios que no mandaba uno siquiera de los chiquillos que en número infinito tiene por allá? ¿En qué estaba pensando su Divina Majestad? Y Candelaria, que apenas tenía con qué vivir, ¡uno cada año!… Y que vinieran diciendo que hay equidad en el Cielo… Sí; no está mala justicia la de arriba… sí… ya lo estamos viendo… De tanto pensar en esto, parecía en ocasiones monomaniaca, y tenía que apelar a su buen juicio para no dar a conocer el desatino de su espíritu, que casi casi iba tocando en la ridiculez. ¡Y le ocurrían cosas tan raras… ! Su pena tenía las intermitencias más extrañas, y después de largos periodos de sosiego se presentaba impetuosa y aguda, como un mal crónico que está siempre en acecho para acometer cuando menos se le espera. A veces, una palabra insignificante que en la calle o en su casa oyera o la vista de cualquier objeto le encendían de súbito en la mente la llama de aquel tema, produciéndole opresiones en el pecho y un sobresalto inexplicable. ...

En la línea 514
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Todo lo que tú quieras, hija. Y eso que las Micaelas nos han llevado un pico. Les hemos hecho casi la mitad del edificio. Pero ahora le toca a Guillermina. Ya sabe ella dónde estamos. ...

En la línea 1168
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Está armado, sir Hugo, y nosotros no lo estamos. ...

En la línea 1363
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Retrocedamos unas cuantas horas y situémonos en la Abadía de Westminster, a las cuatro de la mañana de este memorable Día de la Coronación. No estamos sin compañía, porque aunque aún es de noche, encontramos las galerías, iluminadas con antorchas, llenas ya de gentes dispuestas a permanecer esperando siete u ocho horas hasta que llegue para ellas el momento de ver lo que no esperan ver dos veces en sus vidas: la coronación de un rey. Sí. Londres y Westminster han estado activos desde que retumbaron los cañonazos de aviso a las tres de la mañana, y ya multitud de ricos sin título, que han comprado el privilegio de buscar sitio para sentarse en las galerías, se agolpa en las entradas reservadas a su clase. ...

En la línea 1368
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Hemos visto que este conjunto de damas está sembrado de diamantes, y vemos también que constituye un maravilloso espectáculo, pero… , ahora estamos a punto de asombrarnos de verdad. Cerca de las nueve, de pronto se rasgan las nubes y una saeta de luz de sol hiende la tibia atmósfera y recorre lentamente las filas de damas, y cada, fila que toca se enciende con un delumbrante esplendor de fuegos multicolores, y a nosotros nos hormiguean hasta las puntas de los dedos con el estremecimiento eléctrico que nos atraviesa por la sorpresa y la belleza del espectáculo. Ahora un enviado especial de algún lejano rincón del Oriente entra con el cuerpo de embajadores extranjeros; cruza aquella barra de luz de sol, y nosotros retenemos el aliento, tan subyugante es el fulgor que irradia y centellea a su alrededor, pues está cubierto de piedras preciosas de pies a cabeza, y al más ligero movimiento derrama en tomo suyo una radiante danza de luces. ...

En la línea 1162
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¡Es verdad! –exclamó–; estamos más protegidos cuanto más cerca. ...

En la línea 1183
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Al sentir unos lametones en la mano exclamó: «Ah, ¿ya estás aquí, Orfeo? Tú como no hablas no mientes, y hasta creo que no te equivocas, que no te mientes. Aunque, como animal doméstico que eres, algo se te habrá pegado del hombre… No hacemos más que mentir y darnos importancia. La palabra se hizo para exagerar nuestras sensaciones a impresiones todas… acaso para creerlas. La palabra y todo género de expresión convencional, como el beso y el abrazo… No hacemos sino representar cada uno su papel. ¡Todos personas, todos caretas, todos cómicos! Nadie sufre ni goza lo que dice y expresa y acaso cree que goza y sufre; si no, no se podría vivir. En el fondo estamos tan tranquilos. Como yo ahora aquí, representando a solas mi comedia, hecho actor y espectador a la vez. No mata más que el dolor físico. La única verdad es el hombre fisiológico, el que no habla, el que no miente … » ...

En la línea 1934
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Sí, el segundo nacimiento, el verdadero, es nacer por el dolor a la conciencia de la muerte incesante, de que estamos siempre muriendo. Pero si te has hecho padre de ti mismo es que te has hecho hijo de ti mismo también. ...

En la línea 1956
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... ! ¡Bah, ya te estás sintiendo personaje de drama o de novela! ¡Contentémonos con serlo de… nivola! ¡Hacer… hacer… hacer… ! ¿Te parece que hacemos poco con estar así hablando? Es la manía de la acción, es decir, de la pantomima. Dicen que pasan muchas cosas en un drama cuando los actores pueden hacer muchos gestos y dar grandes pasos y fingir duelos y saltar y… ¡pantomima!, ¡pantomima! ¡Hablan demasiado!, dicen otras veces. Como si el hablar no fuese hacer. En el principio fue la Palabra y por la Palabra se hizo todo. Si ahora, por ejemplo, algún… nivolista oculto ahí, tras ese armario, tomase nota taquigráfica de cuanto estamos aquí diciendo y lo reprodujese, es fácil que dijeran los lectores que no pasa nada, y sin embargo… ...

En la línea 1040
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Creo que estamos cerca del riachuelo que sirvió de refugio a mi paso después de la batalla con el crucero. ...

En la línea 1044
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¿Mañana? ¿Crees que puedo esperar? ¿No te das cuenta que estamos en Labuán? ...

En la línea 1059
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Ya sé donde estamos —dijo—. El riachuelo debe estar hacia el sur, y no muy lejos. ...

En la línea 1065
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Ya estamos cerca —dijo. ...

En la línea 334
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Entonces estamos perdidos. ...

En la línea 382
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sin embargo, nosotros sabemos, sin la menor duda, que está dotado de una gran velocidad. Ahora bien, para producir esa velocidad hace falta una máquina y para hacer funcionar ésta un maquinista. De todo ello infiero que… ¡estamos salvados! ...

En la línea 405
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Tranqulícese, amigo Ned, cálmese -dijo plácidamente Conseil-. No se sulfure antes de tiempo. Todavía no estamos en la parrilla. ...

En la línea 407
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -No se irrite usted, Ned -le dije-, y no nos comprometa con violencias inútiles. ¡Quién sabe si nos estarán escuchando! Tratemos más bien de saber dónde estamos. ...

En la línea 394
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — En fin, Pip, que aquí estamos. Ahora, lo que conviene es que me enseñes algo, Pip, aunque debo advertirte de antemano que soy muy duro de mollera, mucho. Además, es preciso que la señora Joe no se entere de lo que hacemos. Tú me enseñarás sin que lo sepa nadie. Y ¿por qué este secreto? Voy a decírtelo, Pip. ...

En la línea 925
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Anda, ya estamos cansados de verte. Vete a la cama en seguida. Ya has molestado bastante por esta noche. ...

En la línea 1000
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Ya sabe, tío Pumblechook — dijo mi hermana mientras agarraba la bolsa del dinero — que le estamos profundamente agradecidos. ...

En la línea 1285
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Ya estamos conformes — replicó Joe —. Y estamos y seguiremos estando conformes acerca de eso. — ¿Y qué me diría usted — añadió el señor Jaggers —si mis instrucciones fuesen las de hacerle a usted un regalo por vía de compensación? ...

En la línea 2016
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Sí, Dunetchka, ya es hora ‑dijo Pulqueria Alejandrovna, aturdida e inquieta‑; ya es hora de que nos vayamos. Al ver que no llegamos, podría creer que estamos disgustadas con él por la escena de anoche. ¡Dios mío, Dios mío… ! ...

En la línea 2046
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Eso no, Rodia: sólo estuvimos levantadas hasta las dos. Cuando estamos en casa, Dunia y yo no nos acostamos nunca más temprano. ...

En la línea 2534
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Todo esto es ofensivo, muy ofensivo, ya lo sé; pero ya que estamos hablando sinceramente (y me congratulo de que sea así, pues esto me parece excelente), no vacilo en decirte con toda franqueza que hace ya tiempo que observé que habían concebido esta sospecha. Entonces era una idea vaga, imprecisa, insidiosa, tomada medio en broma, pero ni aun bajo esta forma tenían derecho a admitirla. ¿Cómo se han atrevido a acogerla? ¿Y qué es lo que ha dado cuerpo a esta sospecha? ¿Cuál es su origen… ? ¡Si supieras la indignación que todo esto me ha producido… ! Un pobre estudiante transfigurado por la miseria y la neurastenia, que incuba una grave enfermedad acompañada de desvarío, enfermedad que incluso puede haberse declarado ya (detalle importante); un joven desconfiado, orgulloso, consciente de su valía, y que acaba de pasar seis meses encerrado en su rincón, sin ver a nadie; que va vestido con andrajos y calzado con botas sin suelas… , este joven está en pie ante unos policías despiadados que le mortifican con sus insolencias. De pronto, a quemarropa, se le reclama el pago de un pagaré protestado. La pintura fresca despide un olor mareante, en la repleta sala hace un calor de treinta grados y la atmósfera es irrespirable. Entonces el joven oye hablar del asesinato de una persona a la que ha visto la víspera. Y para que no falte nada, tiene el estómago vacío. ¿Cómo no desvanecerse? ¡Que hayan basado todas sus sospechas en este síncope… ! ¡El diablo les lleve! Comprendo que todo esto es humillante, pero yo, en tu lugar, me reiría de ellos, me reiría en sus propias narices. Es más: les escupiría en plena cara y les daría una serie de sonoras bofetadas. ¡Escúpeles, Rodia! ¡Hazlo… ! ¡Es intolerable! ...

En la línea 2850
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Piotr Petrovitch ‑replicó dignamente Pulqueria Alejandrovna‑. La prueba de que no hemos tomado sus palabras en mala parte es que estamos aquí. ...

En la línea 263
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Habla usted perfectamente. Y presume que yo no sé sostener mi dignidad. Es decir, que siendo digno, no sé mantener esta dignidad. ¿Cree usted que puede ser así? Sí; todos los rusos somos así. Voy a explicárselo: su naturaleza, demasiado ricamente dotada les impide encontrar rápidamente una forma adecuada. En estas cuestiones lo más importante es la forma. La mayoría de los rusos estamos tan ricamente dotados que nos es preciso el genio para descubrir una forma conveniente. Ahora bien, frecuentemente estamos faltos de genio, que es cosa rara en general. Entre los franceses y en algunos otros europeos la forma está tan bien fijada que se puede aliar a la peor bajeza una dignidad extraordinaria. ...

En la línea 263
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Habla usted perfectamente. Y presume que yo no sé sostener mi dignidad. Es decir, que siendo digno, no sé mantener esta dignidad. ¿Cree usted que puede ser así? Sí; todos los rusos somos así. Voy a explicárselo: su naturaleza, demasiado ricamente dotada les impide encontrar rápidamente una forma adecuada. En estas cuestiones lo más importante es la forma. La mayoría de los rusos estamos tan ricamente dotados que nos es preciso el genio para descubrir una forma conveniente. Ahora bien, frecuentemente estamos faltos de genio, que es cosa rara en general. Entre los franceses y en algunos otros europeos la forma está tan bien fijada que se puede aliar a la peor bajeza una dignidad extraordinaria. ...

En la línea 366
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pero, ¿cómo se explica que nadie lo supiera? Quizá yo era el único que lo ignoraba. La niñera me ha revelado que anteayer María Philippovna tuvo un violento altercado con el general. Lo comprendo; seguramente a causa de la señorita Blanche. Sí, estamos en vísperas de acontecimientos decisivos.) ...

En la línea 60
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Estamos dormiditos, dormiditos; pero ya sé yo que no estamos muertecitos… y el día en que nos despertemos… tendrá que ver. Dios quiera que para bien sea. ...

En la línea 285
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¡Mire usted! -añadió ella meneando grave y reflexiva la cabeza-; ¡y yo que pensaba que una mujer en casándose tenía quien la acompañase y defendiese! ¡Quien la diese protección y sombra! Pues si esto sucede a las veinticuatro horas no completas… No completas. ¡Bien estamos! ...

En la línea 464
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¿Por qué no lo dijo usted antes?, ¡justamente estamos en el pueblo donde se equipan las novias españolas! Vuelvo pronto. ...

En la línea 480
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -¿Dónde estamos?- Preguntó sir Francis Cromarty. ...

En la línea 1199
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Bueno- pensó -, ¡me figuraré que estamos en Carnaval! ...

En la línea 1554
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Decididamente estamos en América- pensó para sí Picaporte-, y el conductor del tren es un caballero de buen mundo. ...

En la línea 1779
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Seguro, señor. No olvidéis que, desde nuestra salida, estamos caldeando con todas las hornillas encendidas, y si tenemos bastante carbón para ir a poco vapor de Nueva York a Burdeos, no lo hay para ir a todo vapor de Nueva York a Liverpool. ...


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