La palabra Ejemplo ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
El cuervo de Leopoldo Alias Clarín
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Niebla de Miguel De Unamuno
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
La llamada de la selva de Jack London
Amnesia de Amado Nervo
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece ejemplo.
Estadisticas de la palabra ejemplo
La palabra ejemplo es una de las palabras más comunes del idioma Español, estando en la posición 215 según la RAE.
Ejemplo es una palabra muy común y se encuentra en el Top 500 con una frecuencia media de 340.81 veces en cada obra en castellano
El puesto de esta palabra se basa en la frecuencia de aparición de la ejemplo en 150 obras del castellano contandose 51803 apariciones en total.

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece ejemplo
La palabra ejemplo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1310
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y para demostrarlo con el ejemplo, movía la caña que era un gusto, introduciendo a golpes en el redil de la sabiduría a todo el rebaño de pilletes juguetones. ...
En la línea 121
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y siguió hablando a Montenegro en tono amenazador. Tal vez era de él la culpa, ya que toleraba desobediencias en su escritorio. Tenía dos empleados herejes, un francés y un noruego encargados de la correspondencia extranjera, los cuales, con el pretexto de no ser católicos, daban el mal ejemplo no asistiendo a las fiestas del domingo. ...
En la línea 247
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Había muerto como quien era: como un caballero cristiano, como una persona decente. La enfermedad mortal le había sorprendido en una de sus _juergas_ rodeado de mujeres y mozos de valor. La sangre del primer vómito se la habían limpiado las amigas con sus pañolones bordados de chinos y rosas fantásticas. Pero al ver próxima la muerte y oír los consejos de su hermana, que después de muchos años de ausencia se decidía a entrar en su casa, quiso «dar buen ejemplo», irse del mundo con la discreción que convenía a su rango. Y sacerdotes de todos hábitos y reglas llegaron hasta su lecho, apartando al sentarse una guitarra o una enagua olvidada; hablándole del cielo, en el que, seguramente, le guardaban un sitio de preferencia por los méritos de sus mayores. Las innumerables cofradías y hermandades de Jerez, en las cuales tenía el alegre noble un cargo hereditario, acompañaron al Viático; y al morir, su cadáver fue vestido de fraile, amontonándose sobre su pecho todas las medallas que la señora de Dupont juzgó de más eficacia para que aquel vividor no sufriese retraso ni entorpecimiento en su ascensión a la gloria eterna. ...
En la línea 396
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Mia tú, Rafaé, qué mérito tendrá que don Pablo Dupont, pongo el ejemplo, con toos sus millones sea bueno y no robe nada a naide. Los buenos de veras, son esos pobrecitos que viven como indios caribes, sin ver persona humana, muertecitos de jambre, guardándole al amo sus tesoros. Los buenos somos nosotros. ...
En la línea 597
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Todo lo autorizaba el tétrico recuerdo. Por la más leve falta se apaleaba a un hombre en el campo; el gañán era un ser sospechoso contra el cual todo era lícito. Los excesos de celo de la autoridad se agradecían y premiaban, y al que osaba protestar se le imponía silencio con el recuerdo de _La Mano Negra_. La gente joven escarmentaba con este ejemplo; los hombres tenían miedo, y los ricos, allá en la ciudad, con la imaginación fortalecida por el vino de sus bodegas, seguían añadiendo caperuzas a su fantasma, colgándole nuevos adornos de terror, agrandándolo de tal modo, que los mismos que lo habían visto nacer hablaban de él como de algo horriblemente legendario ocurrido en tiempos remotos. ...
En la línea 201
del libro El cuervo
del afamado autor Leopoldo Alias Clarín
... Ello era allá, a las altas horas de la noche; el moribundo, algo lejos; por medio, puertas y pasillos; la habitación donde se velaba, más caliente, gracias al fuego de la estufa o del brasero y a la transpiración de los cuerpos; el humo de los cigarros se cortaba en la atmósfera; se hablaba en voz baja; pero algunos por ejemplo, Cuervo, roncaban al hablar, dejaban escapar gruñidos y silbidos, válvulas por donde se iba el aire, la fuerza de la salud rebosando en los fornidos hombrachones. ...
En la línea 206
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... También estaba el padre Joseph cierto; pero su nombre a él nunca le era pronunciado sino en voz baja, ¡tan grand e era el terror que inspiraba la eminencia gris, como se llamaba al fami liar del cardenal!Por eso, arrojando su chuzo lejos de sí, y ordenando a su mujer hacer otro tanto con su mango de escoba y a sus servidores con sus bastones, fue el primero que dio ejemplo en buscar la carta perdida. ...
En la línea 1187
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Algu nos retazos de un gran esplendor pasado se manifestaba aquí y allá en las paredes de este modesto alojamiento: era, por ejemplo, una espada, ricamente damasquinada, que remontaba por la forma a los tiem-pos de Francisco I y cuya empuñadura solamente, incrustada de pie dras preciosas, podía valer doscientas pistolas y que sin embargo, en sus momentos de mayor penuria, Athos no había consentido nunca en empeñar ni en vender. ...
En la línea 1216
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... En cuanto a mí, no tengo ni quiero tener amantes, siguiendo en esto el ejemplo muy juicioso de Athos, que no las tiene más que yo. ...
En la línea 1589
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Vencido por el ejemplo, rezongando por lo bajo, Porthos extendió la mano y los cuatro amigos repitieron a un solo grito la fórmula dicta da por D'Artagnan:«Todos para uno, uno para todos. ...
En la línea 247
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... , que hay en todas ellas, y la necesidad de una limpia, que reduciéndolos á los puramente precisos, útiles y necesarios, descargue el tesoro público de tanto sueldo, pension y rentas que no debia pagar, porque si con veinte buenos empleados puede estar cubierto el servicio, ¿por que ha de mantener el estado ciento ó doscientos? Esto y solo esto es el plan de reforma que estas oficinas necesitan; la culpa de este abuso, de este desórden, y aun si se quiere de esta iniquidad, no es de los infelices pretendientes que obtaron y consiguieron esas colocaciones, sino del gobierno, que debiendo saber le bastaban veinte empleados, por ejemplo, fue nombrando á cientos, sin cuenta y razon, proveyendo supernumerarios y futuras contra ley espresa de Indias [21], gravando y perjudicando aquel erario, y no poniendo todo el esmero y celo en administrarlo cual debia. ...
En la línea 249
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Tal sucede, por ejemplo, en la contaduría y tesorería jeneral de ejército y hacienda pública, las primeras oficinas, como se ha dicho: el contador y tesorero jeneral son dos jefes que recaudan, administran y distribuyen juntos, ligados mancomunadamente y en el ramo informativo los liga igual mancomunidad, segun antiquísimas instrucciones, las que si en su oríjen y muchos años despues pudieron ser útiles y buenas, ya son defectuosas y aun perjudiciales, porque este método atrasa el servicio, y da lugar y oríjen á disputas, disensiones y aun escándalos entre ambos jefes, como en mi tiempo lo he visto; por lo que la separacion de estas oficinas y su establecimiento en nueva planta y forma, marcando á cada uno sus atribuciones, es de tal urjencia y necesidad, que seria molesto y aun tiempo perdido detenerse á demostrar una verdad de que el Gobierno debe tener datos precisos y exactos; y por lo que tengo entendido que ya se ocupó de esto en otro tiempo, y hoy deben estar separadas esas oficinas; mas no teniendo una certeza de ello, he emitido mi pobre parecer en el particular. ...
En la línea 330
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¿Es de extrañar, pues, que los ingleses sean, en general, los peores lingüistas del mundo, ya que siguen un sistema diametralmente opuesto? Por ejemplo, cuando intentan hablar en español—la lengua más sonora que existe—apenas abren los labios, y, con las manos metidas en bolsillos, farfullan perezosamente, en lugar de aplicarse al indispensable menester de la gesticulación. ...
En la línea 497
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Mi amigo resultó ser don Jerónimo José de Azveto, secretario del Gobierno en Evora; su hermano pertenecía a un regimiento de húsares que tenía el cuartel general en aquella ciudad, pero con patrullas destacadas a lo largo del camino, por ejemplo, en el lugar donde nos encontrábamos detenidos. ...
En la línea 603
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Entonces añadí que yo no había ido a Portugal con la idea de propagar los dogmas de una secta particular, sino con la esperanza de difundir la Biblia, manantial de cuanto es útil y conducente al bien de la sociedad; que no me importaba lo que la gente profesara, con tal que tuviese por guía la Biblia, porque allí donde se leen las Escrituras, ni la superchería clerical ni la tiranía duran mucho; aduje como ejemplo mi propio país, cuya libertad y prosperidad se deben a la Biblia, y donde cabalmente el último perseguidor del libro, la sanguinaria e infame María Tudor, fué también el último tirano que se sentó en el trono. ...
En la línea 1648
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —Por ejemplo—repliqué—; usted habla dos idiomas. ...
En la línea 743
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Antes haced, dando la vida a estos papeles, que la tenga siempre la crueldad de Marcela, para que sirva de ejemplo, en los tiempos que están por venir, a los vivientes, para que se aparten y huyan de caer en semejantes despeñaderos; que ya sé yo, y los que aquí venimos, la historia deste vuestro enamorado y desesperado amigo, y sabemos la amistad vuestra, y la ocasión de su muerte, y lo que dejó mandado al acabar de la vida; de la cual lamentable historia se puede sacar cuánto haya sido la crueldad de Marcela, el amor de Grisóstomo, la fe de la amistad vuestra, con el paradero que tienen los que a rienda suelta corren por la senda que el desvariado amor delante de los ojos les pone. ...
En la línea 824
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y, sin hacer más discursos, echó mano a su espada y arremetió a los gallegos, y lo mesmo hizo Sancho Panza, incitado y movido del ejemplo de su amo. ...
En la línea 910
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Fuera de que Cide Mahamate Benengeli fue historiador muy curioso y muy puntual en todas las cosas; y échase bien de ver, pues las que quedan referidas, con ser tan mínimas y tan rateras, no las quiso pasar en silencio; de donde podrán tomar ejemplo los historiadores graves, que nos cuentan las acciones tan corta y sucintamente que apenas nos llegan a los labios, dejándose en el tintero, ya por descuido, por malicia o ignorancia, lo más sustancial de la obra. ...
En la línea 1649
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y así lo ha de hacer y hace el que quiere alcanzar nombre de prudente y sufrido, imitando a Ulises, en cuya persona y trabajos nos pinta Homero un retrato vivo de prudencia y de sufrimiento; como también nos mostró Virgilio, en persona de Eneas, el valor de un hijo piadoso y la sagacidad de un valiente y entendido capitán, no pintándolo ni descubriéndolo como ellos fueron, sino como habían de ser, para quedar ejemplo a los venideros hombres de sus virtudes. ...
En la línea 112
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Además, estas dos nervaduras tienen en su interior un diafragma o vaso extraño, en forma de tornillo». Leo en los viajes de Langsdorff (años 1803 a 1807, página 74), que en la isla de Santa Catalina, costas del Brasil, hay una mariposa 6 Puedo citar aquí, como ejemplo de la caza de un solo día (23 de junio), que cogí 68 especies de coleópteros, cuando no me ocupaba en particular de este orden. Entre esas 68 especies no había más que dos especies de Carábidos, cuatro de Braquélidos, 15 de Rincóforos y 14 de Crisomélidos. Al mismo tiempo recogí 37 especies de Arácnidos, lo cual Prueba que yo no concedía exclusiva atención al orden de los coleópteros, tan favorecido comúnmente por los naturalistas. ...
En la línea 161
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El hecho más curioso que debo advertir, acerca de este animal, es el olor fuerte y desagradable que exhala el macho. Es imposible describir este olor: diéronme náuseas y estuve a punto de desmayarme muchas veces mientras desollaba el ejemplar cuya piel está hoy en el Museo Zoológico. Envolví la piel en un pañuelo de seda para llevármela a casa. Pues bien; después de haber hecho lavar mucho el pañuelo de bolsillo lo usé continuamente; a pesar de lavarlo con frecuencia, cada vez que lo desdoblaba sentía inmediatamente ese olor, y esto duró diez y nueve meses. He aquí un pasmoso ejemplo de la persistencia de una sustancia que, sin embargo, debe de ser muy volátil; en efecto, a menudo me ha ocurrido, al pasar a media milla de distancia de una manada de ciervos, sentir, traído por el viento, un aire pestífero a causa del olor del macho. Creo que este olores más penetrante en la época en que son perfectas las astas del macho, es decir, cuando están desprovistas de la piel peluda que las cubre durante algún tiempo. ...
En la línea 226
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El país que recorremos al otro día es enteramente semejante al que habíamos recorrido la víspera. Muy pocas aves, muy pocos animales habitan en él. De vez en cuando se ve un ciervo o un guanaco (Llama salvaje); pero el agutí (Cavia patagónica) es el más común de todos los cuadrúpedos. Este animal se asemeja a nuestra liebre, aun cuando difiere de este género en muchos caracteres esenciales; por ejemplo, no tiene más que tres dedos en las patas traseras. Adquiere también doble tamaño que la liebre, pues pesa de 20 a 25 libras. El agutí es el verdadero amigo del desierto; a cada instante vemos dos o tres de estos animales saltando uno tras otro a través de estas llanuras silvestres. Se extienden al norte hasta la sierra Tapalguen (latitud, 370 30'), punto donde la llanura se hace de pronto más húmeda y más verde; el límite meridional de su vivienda está entre Puerto-Deseado y el puerto San Julián, aun cuando la naturaleza del paisaje no cambia en nada. Es de advertir que aunque el agutí ya no se encuentra en ningún punto más al sur del puerto San Julián, el capitán Wood vio en este sitio grandísimo número de ellos durante su viaje en 1670. ¿Qué causa ha podido modificar en una región salvaje,, desierta y tan escasamente visitada como esta, la habitación de este animal? Fundándose en el número de agutís que el capitán Wood mató en un solo día en Puerto-Deseado, parece también que dichos animales eran allí mucho más numerosos entonces que ahora. En todas partes donde habita la viscacha, este animal hace galerías, y el agutí se sirve de ellas; pero en los lugares donde no se encuentra la viscacha, como en Bahía Blanca, el mismo agutí hace minas. Igual acontece con el pequeño búho de las Pampas (Athene cunicularia), descrito tan a menudo, como estando de centinela a la entrada de las conejeras; en efecto, en la banda oriental, donde no hay viscachas, ese ave se ve obligada a hacerse ella misma su guarida en tierra. ...
En la línea 247
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Bahía Blanca apenas merece el nombre de pueblo. Un foso profundo y una muralla fortificada rodean a algunas casas y a los cuarteles de tropas. Ese establecimiento es muy reciente (1828), y desde que existe ha reinado siempre la guerra en las cercanías. El gobierno de Buenos Aires ha ocupado injustamente esos terrenos por medio de la fuerza, en lugar de seguir el prudente ejemplo de los virreyes españoles que habían comprado a los indios las tierras colindantes con el establecimiento más antiguo del río Negro. De ahí la necesidad absoluta de las fortificaciones; de ahí también el pequeño número de casas y la breve extensión de los terrenos cultivados extramuros; los mismos ganados no están al abrigo de los ataques de los indios más allá de los límites de la llanura en la cual se encuentra la fortaleza. ...
En la línea 250
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Estas crisis del ánimo solían provocarlas noticias del personal: el nombramiento de un Obispo joven, por ejemplo. ...
En la línea 487
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El Magistral hablaba en voz alta de modo que sus palabras resonaban en las bóvedas y los demás con el ejemplo se arrimaron también a gritar. ...
En la línea 606
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ustedes, por ejemplo, no saben bailar. ...
En la línea 619
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Encontrábase en la calle, por ejemplo, con Trifón Cármenes, el poeta de más alientos de Vetusta, el eterno vencedor en las justas incruentas, de la gaya ciencia; le llamaba con un dedo, acercaba su corva nariz a la ancha oreja del vate y decíale: —He visto aquello. ...
En la línea 552
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Guiaba y mantenía el hombre ilustre la prudencia de su familia, dando ejemplo de discreción en sus conversaciones con Borja. Continuaba hablando, como siempre, de las grandes familias hispanoamericanas, todas amigas suyas; pero al mismo tiempo, con la pericia del piloto que presiente la cercanía de un peligro oculto, deslizaba su verbosidad entre tantas personas allegadas a la viuda de Pineda, sin nombrar nunca a ésta. ...
En la línea 576
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Respetables personajes tenían esclavas orientales en sus casas e iban, además, de visita a los palacios de las cortesanas célebres. Escritores famosos ensalzaban el vicio griego, llegando a decir el poeta Ariosto que todos los humanistas de su época habían incurrido en dicha aberración sexual. Algunos de ellos, para justificarse, alegaban el ejemplo de la antigüedad, recordando a Platón y a Sócrates como de los mismos gustos. ...
En la línea 593
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Todas las soluciones Importantes de los soberanos y hasta los asuntos de su vida corriente, como, por ejemplo, la recepción de un embajador, un pequeño viaje, o el tomar una medicina, se determinaban consultando antes a las estrellas. Tal era la superstición sideral, que entre las gentes ricas nadie se atrevía a comer, a ponerse un vestido nuevo o a intentar cosa alguna sin estudiar los astros. ...
En la línea 746
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Enciso se valía de una Imagen para aminorar los defectos de Rodrigo de Borja y de los papas y cardenales de aquella época, Igualmente culpables por sus lascivias y escándalos. Los comparaba al soldado que merece castigo por faltar a los reglamentos militares : desobediencia a sus jefes, mal ejemplo para sus compañeros, palabras sediciosas, costumbres desmoralizadoras. Pero este soldado criminal .no es un traidor a su país, no ha renegado de su bandera no ha servido a los enemigos de su patria. ...
En la línea 410
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Las amistades y parentescos de las familias de Santa Cruz y Arnaiz pueden ser ejemplo de aquel feliz revoltijo de las clases sociales; mas, ¿quién es el guapo que se atreve a formar estadística de las ramas de tan dilatado y laberíntico árbol, que más bien parece enredadera, cuyos vástagos se cruzan, suben, bajan y se pierden en los huecos de un follaje densísimo? Sólo se puede intentar tal empresa con la ayuda de Estupiñá, que sabe al dedillo la historia de todas las familias comerciales de Madrid, y todos los enlaces que se han hecho en medio siglo. Arnaiz el gordo también se pirra por hablar de linajes y por buscar parentescos, averiguando orígenes humildes de fortunas orgullosas, y haciendo hincapié en la desigualdad de ciertos matrimonios, a los cuales, en rigor de verdad, se debe la formación del terreno democrático sobre que se asienta la sociedad española. De una conversación entre Arnaiz y Estupiñá han salido las siguientes noticias: ...
En la línea 420
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La mente más segura no es capaz de seguir en su laberíntico enredo las direcciones de los vástagos de este colosal árbol de linajes matritenses. Los hilos se cruzan, se pierden y reaparecen donde menos se piensa. Al cabo de mil vueltas para arriba y otras tantas para abajo, se juntan, se separan, y de su empalme o bifurcación salen nuevos enlaces, madejas y marañas nuevas. Cómo se tocan los extremos del inmenso ramaje es curioso de ver; por ejemplo, cuando Pepito Trastamara, que lleva el nombre de los bastardos de D. Alfonso XI, va a pedir dinero a Cándido Samaniego, prestamista usurero, individuo de la Sociedad protectora de señoritos necesitados. ...
En la línea 513
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Algo más daremos, ¿verdad Baldomero?—apuntó Barbarita—, por ejemplo, toda la capilla, con su órgano, altares, imágenes… ...
En la línea 596
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Teníase a sí mismo el heredero de Santa Cruz por una gran persona. Estaba satisfecho, cual si se hubiera creado y visto que era bueno. «Porque yo—decía esforzándose en aliar la verdad con la modestia—, no soy de lo peorcito de la humanidad. Reconozco que hay seres superiores a mí, por ejemplo, mi mujer; pero ¡cuántos hay inferiores, cuántos!». Sus atractivos físicos eran realmente grandes, y él mismo lo declaraba en sus soliloquios íntimos: «¡Qué guapo soy! Bien dice mi mujer que no hay otro más salado. La pobrecilla me quiere con delirio… y yo a ella lo mismo, como es justo. Tengo la gran figura, visto bien, y en modales y en trato me parece… que somos algo». En la casa no había más opinión que la suya; era el oráculo de la familia y les cautivaba a todos no sólo por lo mucho que le querían y mimaban, sino por el sortilegio de su imaginación, por aquella bendita labia suya y su manera de insinuarse. La más subyugada era Jacinta, quien no se hubiera atrevido a sostener delante de la familia que lo blanco es blanco, si su querido esposo sostenía que es negro. Amábale con verdadera pasión, no teniendo poca parte en este sentimiento la buena facha de él y sus relumbrones intelectuales. Respecto a las perfecciones morales que toda la familia declaraba en Juan, Jacinta tenía sus dudas. Vaya si las tenía. Pero viéndose sola en aquel terreno de la incertidumbre, llenábase de tristeza y decía: «¿Me estaré quejando de vicio? ¿Seré yo, como aseguran, la más feliz de las mujeres, y no habré caído en ello?». ...
En la línea 1439
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Su mujer, por ejemplo. ...
En la línea 1489
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Todo eso es colectivo, mucho más colectivo de lo que se cree. La Divina Comedia, por ejemplo, fue preparada por toda una serie… ...
En la línea 1956
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... ! ¡Bah, ya te estás sintiendo personaje de drama o de novela! ¡Contentémonos con serlo de… nivola! ¡Hacer… hacer… hacer… ! ¿Te parece que hacemos poco con estar así hablando? Es la manía de la acción, es decir, de la pantomima. Dicen que pasan muchas cosas en un drama cuando los actores pueden hacer muchos gestos y dar grandes pasos y fingir duelos y saltar y… ¡pantomima!, ¡pantomima! ¡Hablan demasiado!, dicen otras veces. Como si el hablar no fuese hacer. En el principio fue la Palabra y por la Palabra se hizo todo. Si ahora, por ejemplo, algún… nivolista oculto ahí, tras ese armario, tomase nota taquigráfica de cuanto estamos aquí diciendo y lo reprodujese, es fácil que dijeran los lectores que no pasa nada, y sin embargo… ...
En la línea 2261
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Domingo y Liduvina recogieron luego al pobre perro muerto a los pies de su amo, depurado como este y como él envuelto en la nube tenebrosa. Y el pobre Domingo, al ver aquello, se enterneció y lloró, no se sabe bien si por la muerte de su amo o por la del perro, aunque lo más creíble es que lloró al ver aquel maravilloso ejemplo de lealtad y fidelidad. Y dijo: ...
En la línea 942
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Hice honor a la comida que tenía ante mí, compuesta de diversos pescados y de rodajas de holoturias, excelentes zoófitos, con una guarnición de algas muy aperitivas, tales como la Porphyria laciniata y la Laurentia primafetida. Teníamos por bebida un agua muy límpida a la que, tomando ejemplo del capitán, añadí algunas gotas de un licor fermentado, extraído, a usanza kamchatkiana, del alga conocida con el nombre de Rodimenia palmeada. ...
En la línea 1023
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... He dicho ciento cincuenta metros, aunque careciésemos de todo instrumento para evaluar la profundidad, por saber que, incluso en los mares más límpidos, los rayos solares no podían penetrar más allá. Y, precisamente, la oscuridad se había hecho muy densa. Nada era ya visible a diez pasos de distancia. Andaba, pues, a tientas, cuando súbitamente vi brillar una luz muy viva. El capitán Nemo acababa de poner en acción su aparato eléctrico. Su compañero le imitó y Conseil y yo seguimos su ejemplo. Girando un tornillo, establecí la comunicación entre la bobina y el serpentín de cristal, y el mar, iluminado por nuestras cuatro linternas, se hizo visible en un radio de unos veinticinco metros. ...
En la línea 1833
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Luego, siguiendo el ejemplo del capitán, me dejé poner la pesada esfera de cobre sobre la cabeza. Nuestros depósitos de aire entraron inmediatamente en actividad. ...
En la línea 1851
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Comprendí entonces que el designio del capitán Nemo al dejar la perla era la de permitirle aumentar su tamaño. Cada año, la secreción del molusco añadía nuevas capas concéntricas. Sólo el capitán Nemo conocía la gruta en la que «maduraba» ese admirable fruto de la naturaleza. El capitán Nemo la criaba, por así decirlo, a fin de trasladarla un día a su precioso museo. Tal vez, incluso, siguiendo el ejemplo de los chinos y de los indios, había determinado él la producción de esa perla introduciendo bajo los pliegues del molusco algún trozo de vidrio o de metal recubierto poco a poco por la materia nacarada. En todo caso, la comparación de esa perla con las que yo conocía, y con las que brillaban en la colección del capitán, me daba un valor no inferior a diez millones de francos. Soberbia curiosidad natural y no joya de lujo, pues no había orejas femeninas que pudieran con ella. ...
En la línea 622
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Pero cuando vi que Joe abría sus azules ojos y miraba a todos lados con el mayor asombro, los remordimientos se apoderaron de mí; pero eso tan sólo ocurría mientras le miraba a él y no cuando fijaba mi vista en los demás. Con respecto a Joe, y tan sólo al pensar en él, me consideraba a mí mismo un monstruo en tanto que los tres discutían las ventajas que podría reportarme el favor y el conocimiento de la señorita Havisham. No tenían la menor duda de que ésta «haría algo» por mí; sus dudas se referían tan sólo a la manera de hacer este «algo». Mi hermana aseguraba que recibiría dinero. El señor Pumblechook creía, más bien, que como premio se me pondría de aprendiz en algún comercio agradable, por ejemplo en el de cereales y semillas. En cuanto a Joe, discrepó de los dos al sugerir que quizá me regalara uno de los perros que se pelearon por las costillas de ternera. ...
En la línea 646
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Puedes estar seguro de algo, Pip - dijo Joe después de reflexionar un rato -, y es que las mentiras no son más que mentiras. Siempre que se presentan no debieran hacerlo y proceden del padre de la mentira, portándose de la misma manera que él. No me hables más de esto, Pip. Éste no es el camino para dejar de ser ordinario, aunque comprendo bien por qué dijeron que eras ordinario. En algunas cosas eres extraordinario. Por ejemplo, eres extraordinariamente pequeño y un estudiante soberbio. ...
En la línea 1344
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... - Pues verás. Joe es un buen muchacho. En realidad, creo que es el mejor de cuantos hombres viven en la tierra, pero está muy atrasado en algunas cosas. Por ejemplo, Biddy, en su instrucción y en sus modales. A pesar de que, mientras hablaba, yo miraba a Biddy y de que ella abrió mucho los ojos en cuanto terminé, no me miró. ...
En la línea 1663
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Sí. Por ejemplo, para usted. ...
En la línea 560
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Una impaciencia febril le impulsaba. Cogió las llaves y reanudó la tarea. Pero sus tentativas de abrir los cajones fueron infructuosas, no tanto a causa del temblor de sus manos como de los continuos errores que cometía. Veía, por ejemplo, que una llave no se adaptaba a una cerradura, y se obstinaba en introducirla. De pronto se dijo que aquella gran llave dentada que estaba con las otras pequeñas en el llavero no debía de ser de la cómoda (se acordaba de que ya lo había pensado en su visita anterior), sino de algún cofrecillo, donde tal vez guardaba la vieja todos sus tesoros. ...
En la línea 655
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Raskolnikof no estaba en situación de comprender que, en vez de dejar el hacha en el lugar de donde la había cogido, era preferible deshacerse de ella, arrojándola, por ejemplo, al patio de cualquier casa. ...
En la línea 876
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Se dirigió al Neva por la avenida V***. Pero por el camino tuvo otra idea. ¿Por qué ir al Neva? ¿Por qué arrojar los objetos al agua? ¿No era preferible ir a cualquier lugar lejano, a las islas, por ejemplo, buscar un sitio solitario en el interior de un bosque y enterrar las cosas al pie de un árbol, anotando cuidadosamente el lugar donde se hallaba el escondite? Aunque sabía que en aquel momento era incapaz de razonar lógicamente, la idea le pareció sumamente práctica. ...
En la línea 1318
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑No, no es un lugar común. Le voy a poner un ejemplo. Hasta ahora se nos ha dicho: «Ama a tu prójimo.» Pues bien, si pongo este precepto en práctica, ¿qué resultará? ‑Piotr Petrovitch hablaba precipitadamente‑. Pues resultará que dividiré mi capa en dos mitades, daré una mitad a mi prójimo y los dos nos quedaremos medio desnudos. Un proverbio ruso dice que el que persigue varias liebres a la vez no caza ninguna. La ciencia me ordena amar a mi propia persona más que a nada en el mundo, ya que aquí abajo todo descansa en el interés personal. Si te amas a ti mismo, harás buenos negocios y conservarás tu capa entera. La economía política añade que cuanto más se elevan las fortunas privadas en una sociedad o, dicho en otros términos, más capas enteras se ven, más sólida es su base y mejor su organización. Por lo tanto, trabajando para mí solo, trabajo, en realidad, para todo el mundo, pues contribuyo a que mi prójimo reciba algo más que la mitad de mi capa, y no por un acto de generosidad individual y privada, sino a consecuencia del progreso general. La idea no puede ser más sencilla. No creo que haga falta mucha inteligencia para comprenderla. Sin embargo, ha necesitado mucho tiempo para abrirse camino entre los sueños y las quimeras que la ahogaban. ...
En la línea 45
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... El francés empezó a hablar con volubilidad. El general intentó defenderlo, pero yo le recomendé que leyese, por ejemplo, las Memorias del general Perovski, prisionero de los franceses en 1812. Finalmente, para cortar la discusión, María Philippovna abordó otro asunto. El general se mostró muy descontento conmigo, dado que el francés y yo habíamos llegado ya a disputar violentamente. Por el contrario, nuestra disputa pareció agradar a Mr. Astley, y al levantarse de la mesa, me invitó a beber un vaso de vino. ...
En la línea 101
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Por ridícula que pueda parecer una tal confianza en la ruleta me parece todavía mucho más risible la opinión vulgar que estima absurdo el esperar algo del juego. ¿Es que es peor el juego que cualquier otro medio de procurarse dinero, el comercio, por ejemplo? Verdad es que de cien individuos uno solamente gana, pero… ¿qué importa eso? En todo caso estaba decidido a observar primero y no acometer nada de importancia aquella noche. El resultado de esa primera sesión no podía ser más que fortuito e insignificante. Tal era mi convicción en aquellos momentos. ...
En la línea 106
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Un caballero, por ejemplo, arriesga cinco o diez luises, raramente más —si es rico llegará hasta mil francos—, pero los arriesga por amor al juego sólo por placer. Se proporciona el placer de la ganancia o de la pérdida sin apasionarse por el lucro. Si la suerte le favorece tendrá una sonrisa de satisfacción, bromeará con su vecino, quizá se atreva a doblar de nuevo la postura, pero únicamente por curiosidad, para observar el caprichoso azar, para hacer cábalas; en ningún caso obedecerá al plebeyo deseo de ganar. ...
En la línea 141
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Sabe, por ejemplo, que yo la amo con locura, y me permite, incluso, hablarle de mi pasión, francamente, sin trabas. No podía demostrarme mejor su desdén con este permiso: “Ya ves, hago tan poco caso de tus sentimientos, que todo lo que puedas decirme o experimentar me tiene absolutamente sin cuidado.” ...
En la línea 77
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... No es que Buck hiciera tal razonamiento. Simplemente era apto, e inconscientemente se adaptaba a su nuevo estilo de vida. Ni rehuía una pelea ni pensaba en las posibilidades. Pero el garrote del hombre del jersey rojo le había inculcado a la fuerza un código más fundamental y primario. Como un ser civilizado, habría sido capaz de morir por un principio moral, por ejemplo, en defensa de la fusta del juez Miller; pero el alcance de su retorno a lo más primitivo ponía de manifiesto ahora su capacidad de rehuir la defensa de una consideración moral y salvar el pellejo. No robaba por el placer de hacerlo, sino obedeciendo al clamor de su estómago. Y por el respeto al garrote y al colmillo no robaba abiertamente sino con astucia y sigilo. En resumen, hacía las cosas porque era más fácil hacerlas que no hacerlas. ...
En la línea 77
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Hay casos de divisiones múltiples, en los cuales el sujeto revive periodos de existencia pasada y cada periodo trae consigo los estados mórbidos correspondientes. Se ve por ejemplo a un sujeto extremadamente miope y obligado a usar gafas que en uno de sus estados gozará de una vista excelente. En suma, cambio en el valor intelectual, cambio en lo físico, cambio en la memoria, cambio en la moralidad. Hay en esto verdaderamente un misterio que la fisiología no explica “y que la psicología está aún lejos de dilucidar”» ...
En la línea 210
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... -Pues verás; relata, por ejemplo, que en el curso de sus viajes llegó por primera vez a Nuremberg; fue a ver un castillo, y bailándose enfrente de los arcos de piedra de la puerta y del frontispicio, dijo a su acompañante: «Yo he visto antes esto; adentro, en el patio, entre las columnas de una especie de claustro, está sentada una vieja». Se abrió la puerta y en efecto había un patio, un claustro y una vieja sentada entre dos columnas. ...
En la línea 1239
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Más de dos semanas dio pasto a las lenguas ociosas de León el singular suceso de la llegada de Lucía González, sola, triste, desmejorada y encinta, a la casa paterna. Inventáronse mentiras como castillos para explicar el misterio de su vuelta, el retiro en que se dio a vivir, la tremenda pesadumbre que nublaba el rostro del tío Joaquín González, la desaparición del marido, y tantas y tantas cosas que a escándalo y drama conyugal transcendían. Como suele suceder en casos análogos, rodaron algunos adarmes de verdad envueltos en arrobas de patrañas, y algo se dijo que no iba del todo fuera de camino; mas por falta de datos secretos que enlazara los conocidos, anduvo a tropezones el juicio del público, y allí caigo, y aquí me levanto, acabó por extraviarse del todo. Bien se colige que los despellejadores de oficio hicieron el suyo con diligencia y afán extremado, y quién censuró al maduro pisaverde que buscaba novia de pocos años, quién al padre vanidoso y majadero, que sacrificaba a su hija por afán de hacerla dama, quién a la niña loca que… En suma, pusieron ellos tantas moralejas a la historia de Lucía, que yo creo poder eximirme de añadir ninguna. Lo que con más empeño criticó la gente, fue este moderno requisito del VIAJE DE NOVIOS, costumbre extranjerizada y vitanda, buena sólo para engendrar disturbios y horrores de todo linaje. Sospecho que con el triste ejemplo de Lucía, tradicionalmente conservado y repetido a las niñas casaderas en lo que resta de siglo, no habrá desposados leoneses que osen apartarse de su hogar un negro de uña, al menos en los diez primeros años de matrimonio. ...

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