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La palabra cosechas
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la palabra cosechas

La palabra Cosechas ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece cosechas.

Estadisticas de la palabra cosechas

Cosechas es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 11093 según la RAE.

Cosechas aparece de media 6.8 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la cosechas en las obras de referencia de la RAE contandose 1034 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Cosechas

Cómo se escribe cosechas o cozechaz?
Cómo se escribe cosechas o soseshas?
Cómo se escribe cosechas o cosecas?

Más información sobre la palabra Cosechas en internet

Cosechas en la RAE.
Cosechas en Word Reference.
Cosechas en la wikipedia.
Sinonimos de Cosechas.

Algunas Frases de libros en las que aparece cosechas

La palabra cosechas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1268
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Lamentábase de lo pésimamente que va España, repetía las noticias de los que venían de la ciudad, abominaba de los malos Gobiernos, que tienen la culpa de las malas cosechas, y acababa por decir lo de siempre. ...

En la línea 1606
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La puerta seguía cerrada; cerradas las ventanas y las tres aspilleras del remate de la fachada que daban al piso alto, a la cambra, donde eran guardadas las cosechas. ...

En la línea 1731
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Algunos hombres de los más cachazudos, hombres de su casa, que apenas habían tomado parte en la cruzada contra los forasteros, formaban corro con Batiste en la puerta de la barraca: unos, en cuclillas, a lo moro, otros, sentados en silletas de esparto, fumando y hablando lentamente del tiempo y de las cosechas. ...

En la línea 317
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y Rafael se fue al cortijo, no volviendo a la viña más que una vez por semana, cuando iba a Jerez para hablar al amo de los asuntos de la labranza. Muchas veces tenía que buscarlo en la casa de alguna de sus protegidas. Le recibía en la cama, incorporándose sobre el almohadón, en el que descansaba otra cabeza. El nuevo aperador reía a solas las fanfarronadas de su amo, más atento a recomendarle la dureza y que «metiese en cintura» a los holgazanes que trabajaban sus campos, que a enterarse de las operaciones agrícolas, echando la culpa de las malas cosechas a los gañanes, una canalla que no quería trabajar y deseaba que los amos se convirtiesen en criados, como si el mundo pudiera volverse del revés. ...

En la línea 377
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El aperador calculaba los viajes que había de hacer a una dehesa propiedad de don Luis, donde invernaban la torada y la yeguada del cortijo. La responsabilidad era del yegüero; pero don Luis, a quien interesaba más su ganadería que todas las cosechas, quería estar al corriente del estado de sus yeguas, y era por su salud por lo primero que preguntaba a Rafael siempre que le veía. ...

En la línea 413
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Provincias enteras eran en Andalucía de un centenar de amos. Y la tierra, una tierra negra que llevaba en sus entrañas la reserva vital acumulada durante muchos siglos, por un cultivo débil y perezoso de brazos mercenarios, daba escape a su exceso de fuerza con un oleaje de plantas parásitas y nocivas que asomaban entre las cosechas. La escarda apenas si podía combatir esta florescencia de fuerzas perdidas. ...

En la línea 416
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El cielo era más azul y sereno que en aquellos países de eterno verdor e incesantes cosechas que él recordaba; lucía el sol con más fuerza, pero bajo su lluvia de oro, la tierra andaluza se mostraba triste, con la soledad del cementerio, silenciosa como si pesase sobre ella la muerte, con un revoloteo de negros pajarracos en lo alto, y abajo, en los campos sin límites, centenares de hombres alineados como esclavos, moviendo sus brazos con regularidad automática, vigilados por un capataz. ¡Ni un campanario; ni una aglomeración de casas blancas como en los países donde existían verdaderos labradores! ¡Aquí sólo se veían siervos trabajando una tierra odiada que jamás podía ser suya; preparando unas cosechas de las que no tocarían un solo grano! --Y la tierra, Rafaé, es jembra, y a las jembras, pa que sean agradecías y se porten bien, hay que quererlas. Y el hombre no puede queré a una tierra que no es suya. Sólo deja el sudor y la sangre sobre los terrones de que puede sacar el pan. ¿Digo mal, muchacho?... ...

En la línea 273
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Ademas, la calidad de los artículos de acopio y consumo recibirian mejoras en beneficio de los consumidores, y el erario ahorraria ademas de los gastos de almacenaje, los de conduccion que paga de los artículos que por su cuenta se acopian en las provincias, y de su riesgo se conducen á almacenes; y en el acopio de arroz en las provincias cosecheras donde se colecta para almacenes, cesarian algunas vejaciones que en ello suelen cometerse, y los indios adquiririan la perfecta libertad de poder vender sus cosechas cuando y como tuviesen por conveniente: porque es de saber que se les obliga á venderlo á título de para almacenes de provision, contra su voluntad y por los precios que el comprador suele designar, y con medidas, que si algunas son legales, no todas son perfectas. ...

En la línea 291
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Esta situacion, sin embargo, es precaria y mucho, porque si por algun accidente político de guerra ó de variacion de comercio en las respectivas naciones europeas, ó bien por escasez en las cosechas de Filipinas, llegasen á cesar ó disminuirse las importaciones estranjeras de moneda á Manila, precisada esta plaza á hacer frecuentes remesas de ella á la China y á la India para socorrerse de artículos necesarios á su consumo, vendria con el tiempo á agotar todo su numerario, y arruinar no solo su comercio esterior, sino aun el interior, por las graves dificultades que allí ofrece el establecimiento de un crédito público. ...


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