Cómo se escribe.org.es

La palabra arreglarse
Cómo se escribe

la palabra arreglarse

La palabra Arreglarse ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece arreglarse.

Estadisticas de la palabra arreglarse

La palabra arreglarse no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

Errores Ortográficos típicos con la palabra Arreglarse

Cómo se escribe arreglarse o harreglarse?
Cómo se escribe arreglarse o areglarse?
Cómo se escribe arreglarse o arrrreglarrse?
Cómo se escribe arreglarse o arreglarze?
Cómo se escribe arreglarse o arrejlarse?

Algunas Frases de libros en las que aparece arreglarse

La palabra arreglarse puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 987
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Roseta comenzó a arreglarse para ir con su madre a misa. ...

En la línea 995
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... A los dieciséis años ya era hora de que pensase en arreglarse. ...

En la línea 1530
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¡Ojalá lo que ocurría dentro de la barraca pudiera arreglarse tan fácilmente! Sus trigos, altos y verdes, formaban como un lago de inquietas ondas al borde del camino; la alfalfa mostrábase lozana, con un perfume que hizo dilatarse las narices del caballo. ...

En la línea 2108
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El aviso, puntualmente transmitido por Olmedo, de la visita del cura puso a Fortunata en gran confusión. Pareciole al pronto un honor harto grande, luego compromiso, porque la visita de persona tan respetable indicaba que la cosa iba de veras. No se conceptuaba, además, con bastante finura para recibir a sujetos de tanta autoridad. «¡Un señor eclesiástico!… ¡qué vergüenza voy a pasar! Porque de seguro me preguntará cosas como cuando una se va a confesar… ¿Y cómo me pondré? ¿Me vestiré con los trapitos de cristianar, o de cualquier manera?… Quizás sea mejor ponerme hecha un pingo, a lo pobre, para que no crea… No, no es propio. Me vestiré decente y modestita». Despachados los más urgentes quehaceres del día, peinose con mucha sencillez, se puso su vestido negro, las botas nuevas; púsose también su pañuelo de lana oscuro, sujeto con un imperdible de metal blanco que representaba una golondrina, y mirándose al espejo, aprobó su perfecta facha de mujer honesta. Antes de arreglarse había almorzado precipitadamente, con poca gana, porque no le gustaban visitas tan serias, ni sabía lo que en ellas había de decir. La idea de soltar alguna barbaridad o de no responder derechamente a lo que se le preguntara, le quitó el apetito… Y bien mirado, ¿qué necesidad tenía ella de visitas de curas? Pero no tuvo tiempo de pensar mucho en esto, porque de repente… tilín. Era próximamente la una y media. ...

En la línea 2269
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Media semana estuvo en esta lucha, ya queriendo ceder para oficiar de maestra, ya perseverando en sus primitivos temores e inclinándose a no intervenir para nada… Pero con las amigas tenía que representar otros papeles, pues era vanidosa fuera de casa, y no gustaba nunca de aparecer en situación desairada o ridícula. Cuidaba mucho de ponerse siempre muy alta, para lo cual tenía que exagerar y embellecer cuanto la rodeaba. Era de esas personas que siempre alaban desmedidamente las cosas propias. Todo lo suyo era siempre bueno: su casa era la mejor de la calle, su calle la mejor del barrio, y su barrio el mejor de la villa. Cuando se mudaba de cuarto, esta supremacía domiciliaria iba con ella a donde quiera que fuese. Si algo desairado o ridículo le ocurría, lo guardaba en secreto; pero si era cosa lisonjera, la publicaba poco menos que con repiques. Por esto cuando se corrió entre las familias amigas que el sietemesino se quería casar con una tarasca, no sabía la de los Pavos cómo arreglarse para quedar bien. Dificilillo de componer era aquello, y no bastaba todo su talento a convertir en blanco lo negro, como otras veces había hecho. ...

En la línea 3023
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Esas lágrimas que usted derrama, ¿son de arrepentimiento sincero? ¡A saber… ! Si usted se nos arrepintiera de verdad, pero de verdad, con contrición ardiente, todavía esto podría arreglarse. Pero sería preciso que se nos sometiera a pruebas rudas y concluyentes… esta es la cosa. ¿Volvería usted a las Micaelas?». ...

En la línea 5357
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Una mañana, al levantarse, vio que había caído durante la noche una gran nevada. El espectáculo que ofrecía la plaza era precioso; los techos enteramente blancos; todas las líneas horizontales de la arquitectura y el herraje de los balcones perfilados con purísimas líneas de nieve; los árboles ostentando cuajarones que parecían de algodón, y el Rey Felipe III con pelliza de armiño y gorro de dormir. Después de arreglarse volvió a mirar la plaza, entretenida en ver cómo se deshacía el mágico encanto de la nieve; cómo se abrían surcos en la blancura de los techos; cómo se sacudían los pinos su desusada vestimenta; cómo, en fin, en el cuerpo del Rey y en el del caballo, se desleían los copos y chorreaba la humedad por el bronce abajo. El suelo, a la mañana tan puro y albo, era ya al mediodía charca cenagosa, en la cual chapoteaban los barrenderos y mangueros municipales, disolviendo la nieve con los chorros de agua y revolviéndola con el fango para echarlo todo a la alcantarilla. Divertido era este espectáculo, sobre todo cuando restallaban los airosos surtidores de las mangas de riego, y los chicos se lanzaban a la faena, armados con tremendas escobas. Miraba esto Fortunata, cuando de repente… ¡ay, Dios mío!, vio a su marido; era él, Maximiliano, que entraba en la plaza por el arco del 7 de Julio, y tuvo que retroceder saltando más que de prisa, porque el chorro de agua le cortó el paso. Instintivamente se quitó la joven de su ventana; pero después se volvió a asomar, diciéndose: «Si aquí no puede verme… Lo que menos piensa él es que está tan cerca de mí… Vamos; da la vuelta… Se ha metido por los soportales. Sin duda va al café de Gallo a reunirse con su hermano, la otra cabeza de campanario. ¿Pero cómo es que le dejan salir solo? ¿Se habrá puesto bueno? ¿Estará mejor? ¡Pobre chico!… ». ...

En la línea 2841
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Usted no ha comprendido mi intención, Piotr Petrovitch ‑replicó Dunia, con cierta impaciencia‑. Entiéndame. Todo nuestro porvenir depende de la inmediata respuesta de esta pregunta: ¿pueden arreglarse las cosas o no se pueden arreglar? He de decirle con toda franqueza que no puedo considerar la cuestión de otro modo y que, si siente usted algún afecto por mí, debe comprender que es preciso que este asunto quede resuelto hoy mismo, por difícil que ello pueda parecer. ...


El Español es una gran familia


la Ortografía es divertida

Más información sobre la palabra Arreglarse en internet

Arreglarse en la RAE.
Arreglarse en Word Reference.
Arreglarse en la wikipedia.
Sinonimos de Arreglarse.

Busca otras palabras en esta web

Palabras parecidas a arreglarse

La palabra primer
La palabra vello
La palabra escenas
La palabra dentelladas
La palabra animales
La palabra vagamente
La palabra lobo

Webs Amigas:

Agar-agar . Ciclos Fp de informática en Murcia . Ciclos Fp de informática en Zaragoza . - Hotel Citymar El Ciervo en Granada