La palabra Vello ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
La llamada de la selva de Jack London
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece vello.
Estadisticas de la palabra vello
Vello es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 17078 según la RAE.
Vello aparece de media 3.8 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la vello en las obras de referencia de la RAE contandose 577 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Vello
Cómo se escribe vello o bello?
Cómo se escribe vello o veyo?
Algunas Frases de libros en las que aparece vello
La palabra vello puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 983
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Después salía un lobo a morderla, con un hocico que recordaba vagamente al odiado Pimentó, y reñían los dos animales a dentelladas y salía su padre con un garrote, y ella lloraba como si le soltasen en las espaldas los garrotazos que recibía su pobre perro; y así seguía desbarrando su imaginación, pero viendo siempre en las atropelladas escenas de su ensueño al nieto del tío Tomba, con sus ojos azules y su cara de muchacho cubierta por un vello rubio, que era el primer asomo de la edad viril. ...
En la línea 1001
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y sin saber por qué, se deleitaba contemplando sus ojos de un verde claro; las mejillas moteadas de esas pecas que el sol hace surgir de la piel tostada; el pelo rubio blanquecino, con la finura fláccida de la seda; la naricita de alas palpitantes cobijando una boca sombreada por el vello de un fruto sazonado, y que al entreabrirse mostraba una dentadura fuerte e igual, de blancura de leche, cuyo brillo parecía iluminar su rostro: una dentadura de pobre. ...
En la línea 2635
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y, con esto, entró en el aposento, y todos tras él, y hallaron a don Quijote en el más estraño traje del mundo: estaba en camisa, la cual no era tan cumplida que por delante le acabase de cubrir los muslos, y por detrás tenía seis dedos menos; las piernas eran muy largas y flacas, llenas de vello y no nada limpias; tenía en la cabeza un bonetillo colorado, grasiento, que era del ventero; en el brazo izquierdo tenía revuelta la manta de la cama, con quien tenía ojeriza Sancho, y él se sabía bien el porqué; y en la derecha, desenvainada la espada, con la cual daba cuchilladas a todas partes, diciendo palabras como si verdaderamente estuviera peleando con algún gigante. ...
En la línea 5875
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Así es la verdad, señor -respondió una de las doce-, que no tenemos hacienda para mondarnos; y así, hemos tomado algunas de nosotras por remedio ahorrativo de usar de unos pegotes o parches pegajosos, y aplicándolos a los rostros, y tirando de golpe, quedamos rasas y lisas como fondo de mortero de piedra; que, puesto que hay en Candaya mujeres que andan de casa en casa a quitar el vello y a pulir las cejas y hacer otros menjurjes tocantes a mujeres, nosotras las dueñas de mi señora por jamás quisimos admitirlas, porque las más oliscan a terceras, habiendo dejado de ser primas; y si por el señor don Quijote no somos remediadas, con barbas nos llevarán a la sepultura. ...
En la línea 8234
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ella le dejaba ver el cuello vigoroso y mórbido, blanco y tentador con su vello negro algo rizado y el nacimiento provocador del moño que subía por la nuca arriba con graciosa tensión y convergencia del cabello. ...
En la línea 2070
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La noche del mismo día en que se trató de la herencia, supo Nicolás lo que pasaba, y no lo tomó con tanta calma como Juan Pablo. Su primer arranque fue de indignación. Tomó una actitud consternada y meditabunda, haciendo el papel de hombre entero, a quien no asustan las dificultades y que tiene a gala el presentarles la cara. Las relaciones entre Nicolás y la viuda, que habían sido frías hasta un par de meses antes de los sucesos referidos, eran en la fecha de estos muy cordiales, y no porque tía y sobrino tuviesen conformidad de genio, sino por cierta coincidencia en procederes económicos que atenuaba la gran disparidad entre sus caracteres. Doña Lupe no había simpatizado nunca con Nicolás; primero, porque las sotanas en general no la hacían feliz; segundo, porque aquel sobrino suyo no se dejaba querer. No tenía las seducciones personales de Juan Pablo, ni la humildad del pequeño. Su fisonomía no era agradable, distinguiéndose por lo peluda, como antes se indicó. Bien decía doña Lupe que así como el primogénito se llevara todos los talentos de la familia, Nicolás se había adjudicado todos los pelos de ella. Se afeitaba hoy, y mañana tenía toda la cara negra. Recién afeitado, sus mandíbulas eran de color pizarra. El vello le crecía en las manos y brazos como la yerba en un fértil campo, y por las orejas y narices le asomaban espesos mechones. Diríase que eran las ideas, que cansadas de la oscuridad del cerebro se asomaban por los balcones de la nariz y de las orejas a ver lo que pasaba en el mundo. ...
En la línea 2109
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Corrió a abrir la puerta. El corazón le saltaba en el pecho. La figura negra avanzó por el pasillo para entrar en la salita. Fortunata estaba tan turbada que no acertó a decirle que se sentase y dejara la canaleja. Maxi, que al hablar de la familia se dejaba guiar más por el amor propio que por la sinceridad, le había hecho mil cuentos hiperbólicos de Nicolás, pintándole como persona de mucha virtud y talento, y ella se los había creído. Por esto se desilusionó algo al ver aquella figura tosca de cura de pueblo, aquellas barbas mal rapadas y la abundancia de vello negro que parecía cultivado para formar cosecha. La cara era desagradable, la boca grande y muy separada de la nariz corva y chica; la frente espaciosa, pero sin nobleza; el cuerpo fornido, las manos largas, negras y poco familiarizadas con el jabón; la tez morena, áspera y aceitosa. El ropaje negro del cura revelaba desaseo, y este detalle bien observado por Fortunata la ilusionó otra vez respecto a la santidad del sujeto, porque en su ignorancia suponía la limpieza reñida con la virtud. Poco después, notando que su futuro hermano político olía, y no a ámbar, se confirmó en aquella idea. ...
En la línea 153
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... A veces, en su ensoñación, tumbado y pestañeando, tenía la impresión de que las llamas eran de otro fuego y de que junto a él veía a un individuo distinto del cocinero mestizo que tenía delante. Este otro hombre tenía las piernas más cortas y los brazos más largos, músculos fibrosos y nudosos en lugar de redondeados y prominentes. El cabello de este hombre era largo y enmarañado y, bajo él, su cráneo retrocedía hacia atrás a partir de los ojos. Emitía unos sonidos extraños y parecía tenerle pavor a la oscuridad, que escudriñaba continuamente aferrando en la mano, suspendida a medio camino entre la rodilla y el pie, un garrote con una pesada piedra en el extremo. Estaba casi desnudo, y una andrajosa piel chamuscada le colgaba de la espalda, pero un vello espeso le cubría el cuerpo. En algunas zonas, como el pecho y los hombros, y por la parte exterior de los brazos y los muslos, el vello estaba tan apelmazado que más parecía una piel gruesa. No tenía el tronco erguido, sino que desde las caderas se inclinaba hacia adelante sobre unas piernas que se doblaban por las rodillas. Había en aquel cuerpo una agilidad, o elasticidad, casi felina, y tenía la actitud alerta de quien vive en constante temor y sobresalto por lo que ve y lo que no ve. ...

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Más información sobre la palabra Vello en internet
Vello en la RAE.
Vello en Word Reference.
Vello en la wikipedia.
Sinonimos de Vello.
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