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La palabra ilustrre
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Comó se escribe ilustrre o ilustre?

Cual es errónea Ilustre o Ilustrre?

La palabra correcta es Ilustre. Sin Embargo Ilustrre se trata de un error ortográfico.

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Más información sobre la palabra Ilustre en internet

Ilustre en la RAE.
Ilustre en Word Reference.
Ilustre en la wikipedia.
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Errores Ortográficos típicos con la palabra Ilustre

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la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece ilustre

La palabra ilustre puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 747
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La voz de Dupont llamando a su ilustre amigo el padre Urizábal hizo que éste abandonase al capataz, dirigiéndose a la iglesia, escoltado por don Pablo y toda su familia. ...

En la línea 12
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Nos contentaremos, pues, con decirles que en el momento en que, desalentados de tantasinves tigaciones infructuosas, Ibamos a abandonar nuestra búsqueda, encontramos por fin,guiados por los consejos de nuestro ilustre y sa bio amigo Paulin Paris, un manuscrito in- folio, con la signatura núm. ...

En la línea 227
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Os digo que estoy seguro -continuó el hostelero-; cuando yo le anuncié que Vuestra Señoría era el protegido del señor de Tréville, y que teníais incluso una carta para ese ilustre gentilhombre, pareció muy inquieto, me preguntó dónde estaba aquella carta, y bajó inme-diatamente a la cocina donde sabía que estaba vuestro jubón. ...

En la línea 241
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Por eso, cuando el ilustre compañero del gran Enrique murió, dejó por única herencia al señor su hijo, su espada y su divisa. ...

En la línea 2525
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Tengo el honor de informara Vuestra Majestad -continuó el señor de Tréville en el mismo tono-de que una partida de procura dores, de comisarios y de gentes de policía, gentes todas muy estimables pero muy encarnizadas, según parece, contra el uniforme, se ha permitido arrestar en una casa, llevar en plena calle y arrojar en el Fort-l'Evêque, y todo con una orden que se han negado a presentar, a uno de mis mosqueteros, o mejor dicho, de los vuestros, sire, de conducta irreprochable, de reputación casi ilustre y a quien Vuestra Majestad co noce favorablemente: el señor Athos. ...

En la línea 5208
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Me encargan que le trate a usted con todo el respeto debido a la ilustre nación a que pertenece y a que tiene derecho un caballero de tan elevada condición. ...

En la línea 5220
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Tal fué el discurso del _alcaide_ de la cárcel de Madrid, discurso pronunciado en puro y sonoro castellano, con mucho reposo, gravedad y casi dignidad; discurso que hubiera hecho honor a un magnate de ilustre cuna, a monsieur Bassompierre recibiendo en la Bastilla a un príncipe italiano, o al gobernador de la Torre de Londres recibiendo a un duque inglés acusado de alta traición. ...

En la línea 6334
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero a tan ilustre gente hay que pagarla, y los curas se encargan de buscarles _padrinos_, generalmente entre las devotas ricas sometidas a su influencia, que tienen a gloria y por acto meritorio cooperar en la reconquista de almas perdidas para la Iglesia. ...

En la línea 6391
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El propio Cervantes inmortalizó esta playa en la más divertida de sus novelas cortas, _La ilustre fregona_. ...

En la línea 1881
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ¿Quién pudiera imaginar que don Fernando, caballero ilustre, discreto, obligado de mis servicios, poderoso para alcanzar lo que el deseo amoroso le pidiese dondequiera que le ocupase, se había de enconar, como suele decirse, en tomarme a mí una sola oveja, que aún no poseía? Pero quédense estas consideraciones aparte, como inútiles y sin provecho, y añudemos el roto hilo de mi desdichada historia. ...

En la línea 2539
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Él es, según yo veo y a mí me parece, agradecido, bueno, caballero, dadivoso, enamorado, firme, gallardo, honrado, ilustre, leal, mozo, noble, onesto, principal, quantioso, rico, y las eses que dicen; y luego, tácito, verdadero. ...

En la línea 2626
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Lotario alabó su buena determinación y dijo que él, por su parte, ayudaría a levantar tan ilustre edificio. ...

En la línea 2757
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Por quien Dios es te ruego, y por quien tú eres te suplico, que este tan notorio desengaño no sólo no acreciente tu ira, sino que la mengüe en tal manera, que con quietud y sosiego permitas que estos dos amantes le tengan, sin impedimiento tuyo, todo el tiempo que el cielo quisiere concedérsele; y en esto mostrarás la generosidad de tu ilustre y noble pecho, y verá el mundo que tiene contigo más fuerza la razón que el apetito. ...

En la línea 3089
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Se asegura, es verdad, que basta el interés para impedir las crueldades excesivas; pero, pregunto yo, ¿ha protegido alguna vez el interés a nuestros animales domésticos, que mucho menos degradados que los esclavos, tienen ocasión, sin embargo, de provocar el furor de sus amos? Contra ese argumento ha protestado con gran energía el ilustre Humboldt ...

En la línea 107
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Bismarck, un pillo ilustre de Vetusta, llamado con tal apodo entre los de su clase, no se sabe por qué, empuñaba el sobado cordel atado al badajo formidable de la Wamba, la gran campana que llamaba a coro a los muy venerables canónigos, cabildo catedral de preeminentes calidades y privilegios. ...

En la línea 108
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Bismarck era de oficio delantero de diligencia, era de la tralla, según en Vetusta se llamaba a los de su condición; pero sus aficiones le llevaban a los campanarios; y por delegación de Celedonio, hombre de iglesia, acólito en funciones de campanero, aunque tampoco en propiedad, el ilustre diplomático de la tralla disfrutaba algunos días la honra de despertar al venerando cabildo de su beatífica siesta, convocándole a los rezos y cánticos de su peculiar incumbencia. ...

En la línea 429
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Tal vez era la limpieza, esa gran virtud que tanto recomienda Mahoma, la única que positivamente tenía el ilustre autor de Vetusta Transformada. ...

En la línea 446
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Le había dicho una vez que sabía más que el Tostado, elogio que él supo apreciar en todo lo que valía, por haber leído al ilustre hijo de Ávila. ...

En la línea 488
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El ilustre diplomático sudamericano tenía ahora algunas canas en su barba rojiza, y el cráneo más desnudo, blanco y lustroso. Sus párpados estaban siempre un poco inflamados, lo que parecía obligarle, mientras hablaba, a cerrarlos y abrirlos con un tic nervioso. Instalado en Roma, después de ocho meses de vida errabunda, gustaba Borja de conversar con dicho personaje. ...

En la línea 549
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Lo recibió como un hijo el ilustre Bustamante, en su palacio de la plaza de España. Toda su familia parecía haber pasado la existencia entera en este edificio destinado a los embajadores españoles acreditados cerca del Papa. Doña Nati se movía dentro de él como si estuviese en su casa paterna. ...

En la línea 551
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La cuñada del embajador fue la única que, en ciertos momentos, por una agresividad irresistible, mostró Intención de recordar a la dama sudamericana, tan aborrecida por ella en otros tiempos. Pero inmediatamente desistía de sus propósitos la viuda de Gamboa, aunque no estuviese presente su ilustre cuñado para llamarla a la prudencia con significativos carraspeos y movimientos de párpados. Estela, por su parte, sentíase tan contenta de ver a Claudio, que para conservar este gozo se abstuvo de preguntarle qué había hecho durante tan largo apartamiento. ...

En la línea 552
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Guiaba y mantenía el hombre ilustre la prudencia de su familia, dando ejemplo de discreción en sus conversaciones con Borja. Continuaba hablando, como siempre, de las grandes familias hispanoamericanas, todas amigas suyas; pero al mismo tiempo, con la pericia del piloto que presiente la cercanía de un peligro oculto, deslizaba su verbosidad entre tantas personas allegadas a la viuda de Pineda, sin nombrar nunca a ésta. ...

En la línea 381
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Gentleman -dijo-, hoy no vengo como amigo ni como administrador de su vida material. El gobierno me envía para que ilustre su entendimiento, y he creído del caso vestir mis mejores ropas universitarias y traer lo necesario para una buena explicación. Ocupó solemnemente su pequeña poltrona, ordenó sobre la mesita los montones de libros y quedó mirando el rostro gigantesco de su amigo, que solo estaba a un metro de distancia de ella. ...

En la línea 390
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Otros autores afirman, basándose en el testimonio de personas que trataron a Eulame y pudieron oír sus confidencias, que el audaz liliputiense apenas fue conocido por la generalidad de los gigantes. Él y el marinero en cuyo bote se escapó fueron recogidos por un gran barco, y, al llegar a la tierra donde todo es monstruosamente enorme, los navegantes lo vendieron a un sabio, y con el vivió, en el ambiente de una soledad estudiosa, aprendiendo con rápidas síntesis todo lo que el ilustre gigante había buscado en los libros y en las experiencias de laboratorio durante muchos años. ...

En la línea 447
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La sabia genial era en la vida corriente, una mujer de cortos alcances, y solo presintió en su invención un medio de llamar al orden a los humanos, impidiéndoles que insistiesen en sus guerras; como si esto fuese posible quedando en manos del hombre la dirección de la Historia. El Comité supremo de las reivindicaciones feministas vio más claro que esta química ilustre y simplona. Se fue enterando minuciosamente de sus trabajos, y a continuación la guardó presa, con toda clase de miramientos, en una cueva del Club Feminista, para que no pudiese revelar su secreto a los hombres. ...

En la línea 589
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Esta conferencia, -terminó diciendo el pigmeo- se la pagan espléndidamente, y como el doctor es pobre, no ha creído sensato rechazar la invitación. Parece que en otras ciudades importantes desean oírle también, y le retribuirán con no menos generosidad. Celebro que el ilustre profesor gane con esto más dinero que con sus libros. ¡Es tan bueno y merece tanto que la fortuna le proteja!… Pero Gillespie no sentía en este momento ningún interés por su primitivo traductor. Lo que le preocupaba era enterarse de la verdadera personalidad del hombrecillo que tenía ante el. Como si adivinase sus deseos, apartó el joven los velos que le cubrían el rostro, y Gillespie se llevó inmediatamente a un ojo la lente regalada por Flimnap. ...

En la línea 34
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Creció Bárbara en una atmósfera saturada de olor de sándalo, y las fragancias orientales, juntamente con los vivos colores de la pañolería chinesca, dieron acento poderoso a las impresiones de su niñez. Como se recuerda a las personas más queridas de la familia, así vivieron y viven siempre con dulce memoria en la mente de Barbarita los dos maniquís de tamaño natural vestidos de mandarín que había en la tienda y en los cuales sus ojos aprendieron a ver. La primera cosa que excitó la atención naciente de la niña, cuando estaba en brazos de su niñera, fueron estos dos pasmarotes de semblante lelo y desabrido, y sus magníficos trajes morados. También había por allí una persona a quien la niña miraba mucho, y que la miraba a ella con ojos dulces y cuajados de candoroso chino. Era el retrato de Ayún, de cuerpo entero y tamaño natural, dibujado y pintado con dureza, pero con gran expresión. Mal conocido es en España el nombre de este peregrino artista, aunque sus obras han estado y están a la vista de todo el mundo, y nos son familiares como si fueran obra nuestra. Es el ingenio bordador de los pañuelos de Manila, el inventor del tipo de rameado más vistoso y elegante, el poeta fecundísimo de esos madrigales de crespón compuestos con flores y rimados con pájaros. A este ilustre chino deben las españolas el hermosísimo y característico chal que tanto favorece su belleza, el mantón de Manila, al mismo tiempo señoril y popular, pues lo han llevado en sus hombros la gran señora y la gitana. Envolverse en él es como vestirse con un cuadro. La industria moderna no inventará nada que iguale a la ingenua poesía del mantón, salpicado de flores, flexible, pegadizo y mate, con aquel fleco que tiene algo de los enredos del sueño y aquella brillantez de color que iluminaba las muchedumbres en los tiempos en que su uso era general. Esta prenda hermosa se va desterrando, y sólo el pueblo la conserva con admirable instinto. Lo saca de las arcas en las grandes épocas de la vida, en los bautizos y en las bodas, como se da al viento un himno de alegría en el cual hay una estrofa para la patria. El mantón sería una prenda vulgar si tuviera la ciencia del diseño; no lo es por conservar el carácter de las artes primitivas y populares; es como la leyenda, como los cuentos de la infancia, candoroso y rico de color, fácilmente comprensible y refractario a los cambios de la moda. ...

En la línea 309
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... No sé qué vieron que les distrajo de aquella conversación. El paisaje era cada vez más bonito, y el campo, convirtiéndose en jardín, revelaba los refinamientos de la civilización agrícola. Todo era allí nobleza, o sea naranjos, los árboles de hoja perenne y brillante, de flores olorosísimas y de frutas de oro, árbol ilustre que ha sido una de las más socorridas muletillas de los poetas, y que en la región valenciana está por los suelos, quiero decir, que hay tantos, que hasta los poetas los miran ya como si fueran cardos borriqueros. Las tierras labradas encantan la vista con la corrección atildada de sus líneas. Las hortalizas bordan los surcos y dibujan el suelo, que en algunas partes semeja un cañamazo. Los variados verdes, más parece que los ha hecho el arte con una brocha, que no la Naturaleza con su labor invisible. Y por todas partes flores, arbustos tiernos; en las estaciones acacias gigantescas que extienden sus ramas sobre la vía; los hombres con zaragüelles y pañuelo liado a la cabeza, resabio morisco; las mujeres frescas y graciosas, vestidas de indiana y peinadas con rosquillas de pelo sobre las sienes. ...

En la línea 337
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Vieron la opulenta ribera del Júcar, pasaron por Alcira, cubierta de azahares, por Játiva la risueña; después vino Montesa, de feudal aspecto, y luego Almansa en territorio frío y desnudo. Los campos de viñas eran cada vez más raros, hasta que la severidad del suelo les dijo que estaban en la adusta Castilla. El tren se lanzaba por aquel campo triste, como inmenso lebrel, olfateando la vía y ladrando a la noche tarda, que iba cayendo lentamente sobre el llano sin fin. Igualdad, palos de telégrafo, cabras, charcos, matorrales, tierra gris, inmensidad horizontal sobre la cual parecen haber corrido los mares poco ha; el humo de la máquina alejándose en bocanadas majestuosas hacia el horizonte; las guardesas con la bandera verde señalando el paso libre, que parece el camino de lo infinito; bandadas de aves que vuelan bajo, y las estaciones haciéndose esperar mucho, como si tuvieran algo bueno… Jacinta se durmió y Juanito también. Aquella dichosa Mancha era un narcótico. Por fin bajaron en Alcázar de San Juan, a media noche, muertos de frío. Allí esperaron el tren de Andalucía, tomaron chocolate, y vuelta a rodar por otra zona manchega, la más ilustre de todas, la Argamasillesca. ...

En la línea 400
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Más y más pormenores referentes a esta ilustre familia ...

En la línea 1097
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Las madréporas, que no hay que confundir con los corales, tienen un tejido revestido de una costra calcárea, cuyas modificaciones estructurales han inducido a mi ilustre maestro, Milne Edwards, a clasificarlas en cinco secciones. Los animálculos que secretan este pólipo viven por millones en el fondo de sus celdas. Son sus depósitos calcáreos los que se erigen en rocas, arrecifes, islotes e islas. En algunos lugares forman un anillo circular en torno a un pequeño lago interior comunicado con el mar por algunas brechas. En otros, se alinean en barreras de arrecifes semejantes a las existentes en las costas de la Nueva Caledonia y en diversas islas de las Pomotú. Finalmente, en otros lugares, como en las islas de la Reunión y de Mauricio, elevan arrecifes dentados en forma de altas murallas rectas, en cuyas proximidades son considerables las profundidades del océano. ...

En la línea 2828
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Señor, en 1600, el holandés Gheritk, arrastrado por las corrientes y las tempestades, alcanzó los 64º de latitud Sur y descubrió las Nuevas Shetland. En 1773, el 17 de enero, el ilustre Cook, siguiendo el meridiano 38, llegó a los 67º 30'de latitud, y en 1774, el 30 de enero, por el meridiano 109, alcanzó los 71º 15'de latitud. En 1819, el ruso Bellinghausen se encontró en el paralelo 69, y, en 1821, en el 66, a 111º de longitud Oeste. En 1820, el inglés Brunsfield se vio detenido a los 650, en tanto que en el mismo año el americano Morrel, cuyos relatos son dudosos, remontando el meridiano 42 descubrió el mar libre a los 70º 14'de latitud. En 1825, el inglés Powell no pudo sobrepasar los 62º. El mismo año, un simple pescador de focas, el inglés Weddel, se elevó hasta los 72º 14' de latitud por el meridiano 35 y hasta 74º 15’ por el 36. En 1829, el inglés Forster, capitán del Chanticler, tomó posesión del continente antártico a 63º 26' de latitud y 66º 26' de longitud. En 1831, el inglés Biscoé descubrió, el primero de febrero, la tierra de Enderby a 68º 50' de latitud, y en 1832, el 5 de febrero, la tierra de Adelaida a 67º de latitud, y el 21 de febrero, la tierra de Graham a 64º 45' de latitud. En 1838, el francés Dumont d'Urville, detenido por la banca de hielo a 62º 57' de latitud, descubría la tierra de Luis Felipe; dos años más tarde, en una nueva punta al Sur, a 66º 30', nombraba el 21 de enero la tierra Adelia, y ocho días después, a 64º 40', la costa Clarie. En 1838, el inglés Wilkes avanzó hasta el paralelo 69 por el meridiano 100. En 1839, el inglés Balleny descubrió la tierra Sabrina, en el límite del círculo polar. En fin, en 1842, el inglés James Ross, al mando del Erebus y del Terror, halló la tierra Victoria el 12 de enero, a los 76º 56'de latitud y 171º 7' de longitud Este; el 23 del mismo mes se halló en el paralelo 74, el punto más alto alcanzado hasta entonces; el 27, se halló a 76º 8'; el 28, a 77º 32, y el 2 de febrero, a 78º 4'; y en 1842 no pudo pasar de los 71º. Pues bien, yo, el capitán Nemo, este 21 de marzo de 1868, he alcanzado el Polo Sur, a los 900, y tomo posesión de esta zona del Globo igual a la sexta parte de los continentes reconocidos. ...

En la línea 3189
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Ninguno de nosotros podrá olvidar jamás aquella terrible escena del 20 de abril. La he escrito bajo el imperio de una violenta emoción. He repasado luego mi relato, y se lo he leído a Conseil y al canadiense. Lo han encontrado lleno de exactitud en los hechos, pero insuficiente en su expresividad. Y es que para describir tales cuadros haría falta la pluma del más ilustre de nuestros poetas, el autor de Los trabajadores del mar. ...


El Español es una gran familia

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Las Reglas Ortográficas de la R y la RR

Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.

En castellano no es posible usar más de dos r


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

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