La palabra Sollozos ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece sollozos.
Estadisticas de la palabra sollozos
Sollozos es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 18646 según la RAE.
Sollozos aparece de media 3.36 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la sollozos en las obras de referencia de la RAE contandose 511 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Sollozos
Cómo se escribe sollozos o zollozoz?
Cómo se escribe sollozos o sollosos?
Cómo se escribe sollozos o soyozos?

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece sollozos
La palabra sollozos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1706
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Al oír sus sollozos, Batiste y su mujer levantaron la cabeza como asombrados. ...
En la línea 1148
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Al ver los gitanos a Mari-Cruz, tendida e inmóvil, permanecieron largo rato en silencioso estupor. En el fondo de la gañanía sonaban los sollozos de las mujeres, el murmullo apresurado de un rezo. ...
En la línea 5524
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¡Oh, no digáis esas cosas! -exclamó la procuradora estallando en sollozos. ...
En la línea 6294
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Oyó entrar a D'Artagnan pero no levantó la cabeza; el joven fue junto a ella y le cogió las manos; entonces ella estalló en sollozos. ...
En la línea 8889
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Milady no respondió; pero echando hacia atrás su hermosa cabeza sobre la almohada, se fundió en lágrimas y estalló en sollozos. ...
En la línea 8995
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¿Cómo sabéis que rezaba? Señor -dijo Milady, con una voz aho gada por los sollozos-, os equivocáis; señor, yo no rezaba. ...
En la línea 4755
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... »_Nous sommes déjà presque au bout._ Cuando llegamos a la posada, el joven me llevó a su cuarto, como usted vió, y durante un buen rato las lágrimas y los sollozos no le dejaron hablar. ...
En la línea 2719
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -No, por cierto -respondió el mozo-, porque todos caminan con tanto silencio que es maravilla, porque no se oye entre ellos otra cosa que los suspiros y sollozos de la pobre señora, que nos mueven a lástima; y sin duda tenemos creído que ella va forzada dondequiera que va, y, según se puede colegir por su hábito, ella es monja, o va a serlo, que es lo más cierto, y quizá porque no le debe de nacer de voluntad el monjío, va triste, como parece. ...
En la línea 2749
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Escuchóla don Fernando sin replicalle palabra, hasta que ella dio fin a las suyas y principio a tantos sollozos y suspiros, que bien había de ser corazón de bronce el que con muestras de tanto dolor no se enterneciera. ...
En la línea 3268
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Aquí dio fin la voz, y principio a nuevos sollozos Clara. ...
En la línea 5049
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Oyéronse en esto grandes alaridos y llantos, acompañados de profundos gemidos y angustiados sollozos; volví la cabeza, y vi por las paredes de cristal que por otra sala pasaba una procesión de dos hileras de hermosísimas doncellas, todas vestidas de luto, con turbantes blancos sobre las cabezas, al modo turquesco. ...
En la línea 9553
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La voz del sacerdote vibraba, su aliento quemaba, y Ana creyó oír sollozos comprimidos. ...
En la línea 9650
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡No que él se convirtiera! ¡eso jamás! pero ¡su Gertrudis, sus niñas! y lloraba el desgraciado; y volviéndose del lado hacia donde caía el palacio episcopal enseñaba los puños y gritaba entre suspiros y sollozos: —¡Me tienen atado, me tienen atado esos hijos de la aberración y la ceguera! ¡desgraciado de mí! ¡pero más dignos de compasión ellos que no ven la luz del medio día, ni el sol de la Justicia. ...
En la línea 12640
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ana, entre sollozos, refirió lo que podía referir de sus angustias, de sus miedos, de sus tormentos, de aquellas horas de fiebre. ...
En la línea 13351
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y continuaba su discurso incoherente, interrumpido por toses y por sollozos. ...
En la línea 2450
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «No, no, no—murmuró luego entre sollozos tales que parecía que se ahogaba—. A mí no me puede perdonar, a mí no, porque he sido muy arrastrada, pero mucho, y cuanto pecado hay, chica, lo he cometido yo… Y si no, di uno, nómbrame el que quieras, y de seguro que lo tengo metido aquí… ». ...
En la línea 3039
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Fortunata tenía la cabeza próxima a las rodillas. Estaba hecha un ovillo, y sus sollozos declaraban la agitación de su alma. ...
En la línea 3406
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «No creas—balbució la prójima entre sollozos—. Te veía venir. Hace días que la estás tú tramando… Bueno, hemos concluido». ...
En la línea 4255
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Abriose la puerta y entró Severiana llorando a gritos. Había llegado el momento de que se llevaran el cuerpo de Mauricia, y este acto tristísimo se conoció en los gemidos y sollozos de todas las mujeres que en la casa mortuoria estaban. Cuando Guillermina y Fortunata salieron, ya el ataúd era bajado en hombros de dos jayanes para ponerlo en el carro humilde que esperaba en la calle. La curiosidad y el deseo de dar el último adiós a su amiga empujaron a Fortunata hacia la escalera… Alcanzó a ver las cintas amarillas sobre la tela negra, en la revuelta de la escalera; pero fue un segundo no más. Después se asomó al balcón, y vio cómo pusieron la caja en el carro, y cómo se puso en marcha este sin más acompañamiento que el de un triste simón en que iban Juan Antonio y dos vecinos. Se vio tan vivamente acometida de ganas de llorar, que no recordaba haber llorado nunca tanto, en tan poco tiempo. ...
En la línea 896
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... La madre de las niñas recibió bondadosamente al rey, y se mostró llena de compasión, porque su desamparo y su razón, al parecer perturbada, conmovieron su corazón de mujer. Era viuda y pobre, conocía las penas demasiado de cerca para no compadecerse de los infortunados. Pensó que el demente niño se había extraviado alejándose de sus amigos y deudos, y así quiso averiguar de dónde venía, para poder dar pasos encaminados a devolverlo; mas todas sus referencias a las aldeas y lugares vecinas, y todas sus preguntas en el mismo sentido, no dieron resultado, porque en la cara del niño y en sus respuestas bien se notaba, que las cosas a que se refería la buena mujer, no le eran familiares. El rey hablaba con gravedad y sencillez de asuntos de la corte, y mas de una vez ahogaron su habla los sollozos al mencionar al difunto rey, su padre; pero siempre que la conversación cambiaba y versaba sobre materias menos elevadas, el niño perdía interés y permanecía en silencio. ...
En la línea 1154
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¿Y aquella mujer… ? –preguntó Rosario sin levantar la cabeza y tragándose sus sollozos. ...
En la línea 2523
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Y aquel hombre que no había llorado en su vida, prorrumpió en sollozos, diciendo: ...
En la línea 3420
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Me deslicé sobre la alfombra, tratando de evitar el menor tropiezo que pudiese traicionar mi presencia. Necesité cinco minutos para llegar a la puerta del fondo que daba a la biblioteca. Me disponía a abrirla, cuando un suspiro del capitán Nemo me clavó al suelo. Comprendí que iba a levantarse, e incluso lo entreví al filtrarse hasta el salón la luz de la biblioteca. Vino hacia mí, los brazos cruzados, silencioso, deslizándose más que andando, como un espectro. Su pecho oprimido se hinchaba de sollozos. Y lo oí murmurar estas palabras, las últimas que guardo de él: ...
En la línea 221
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Marfa Petrovna quedó por segunda vez estupefacta, como herida por un rayo, según su propia expresión, pero no dudó ni un momento de la inocencia de Dunia, y al día siguiente, que era domingo, lo primero que hizo fue ir a la iglesia e implorar a la Santa Virgen que le diera fuerzas para soportar su nueva desgracia y cumplir con su deber. Acto seguido vino a nuestra casa y nos refirió todo lo ocurrido, llorando amargamente. En un arranque de remordimiento, se arrojó en los brazos de Dunia y le suplicó que la perdonara. Después, sin pérdida de tiempo, recorrió las casas de la ciudad, y en todas partes, entre sollozos y en los términos más halagadores, rendía homenaje a la inocencia, a la nobleza de sentimientos y a la integridad de la conducta de Dunia. No contenta con esto, mostraba y leía a todo el mundo la carta escrita por Dunetchka al señor Svidrigailof. E incluso dejaba sacar copias, cosa que me parece una exageración. Recorrió las casas de todas sus amistades, en lo cual empleó varios días. Ello dio lugar a que algunas de sus relaciones se molestaran al ver que daba preferencia a otros, lo que consideraban una injusticia. Al fin se determinó con toda exactitud el orden de las visitas, de modo que cada uno pudo saber de antemano el día que le tocaba el turno. En toda la ciudad se sabía dónde tenía que leer Marfa Petrovna la carta tal o cual día, y el vecindario adquirió la costumbre de reunirse en la casa favorecida, sin excluir aquellas familias que ya habían escuchado la lectura en su propio hogar y en el de otras familias amigas. Yo creo que en todo esto hay mucha exageración, pero así es el carácter de Marfa Petrovna. Por otra parte, es lo cierto que ella ha rehabilitado por completo a Dunetchka. Toda la vergüenza de esta historia ha caído sobre el señor Svidrigailof, a quien ella presenta como único culpable, y tan inflexiblemente, que incluso siento compasión de él. A mi juicio, la gente es demasiado severa con este insensato. ...
En la línea 932
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... La oscuridad era ya completa cuando le despertó un grito espantoso. ¡Qué grito, Señor… ! Y después… Jamás había oído Raskolnikof gemidos, aullidos, sollozos, rechinar de dientes, golpes, como los que entonces oyó. Nunca habría podido imaginarse un furor tan bestial. ...
En la línea 3654
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... La desesperación de la infortunada Catalina Ivanovna produjo profunda y general emoción. Aquel rostro descarnado de tísica, contraído por el sufrimiento; aquellos labios resecos, donde la sangre se había coagulado; aquella voz ronca; aquellos sollozos, tan violentos como los de un niño, y, en fin, aquella demanda de auxilio, confiada, ingenua y desesperada a la vez, todo esto expresaba un dolor tan punzante, que era imposible permanecer indiferente ante él. Por lo menos Piotr Petrovitch dio muestras de compadecerse. ...
En la línea 3806
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Y prorrumpió en sollozos. ...
En la línea 1015
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Mi padre -exclamó en voz alta, y con más de doscientos sollozos atravesados en la laringe- es honrado, y me enseñó a que también lo fuese. ...
En la línea 1087
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Hízose todo con tal celeridad y tino, que serían las tres de la tarde no más cuando en la estancia, ordenada ya, y junto al balcón abierto, leía el Padre Arrigoitia en su Breviario las oraciones por los difuntos, y Lucía le contestaba entre sollozos «Amén». La llama de los cirios, devorada por la claridad gloriosa del sol, no era más que un punto rojizo, en cuyo centro se distinguía la negra raya del pábilo. A lo lejos se escuchaba el sordo rodar de los coches, anunciado antes por el retemblido de los vidrios; y dominando los rumores de la calle, la voz del jesuita que decía: ...

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Sollozos en la RAE.
Sollozos en Word Reference.
Sollozos en la wikipedia.
Sinonimos de Sollozos.
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