La palabra Signo ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras. 
				 La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
 Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
 La Biblia en España de Tomás Borrow y  Manuel Azaña
 Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
 A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
 Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
 El príncipe y el mendigo de Mark Twain
 Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
 Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
 Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
				Por tanto puede ser considerada correcta en Español. 
				Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece signo.
				
					 Estadisticas de la palabra  signo
				 Signo es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 2486  según la RAE. 
			 Signo tienen una frecuencia media de 38.3 veces en cada libro en castellano 
 
			Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la signo en 150 obras del castellano contandose 5821  apariciones en total.
					 Errores Ortográficos típicos con la palabra Signo  
									
				 
					 Cómo se escribe signo o cigno?
  
					 Cómo se escribe signo o zigno?
  
					 Cómo se escribe signo o sijno?
 
								 
  El Español es una gran familia 
 
								 							  
							                                
				Algunas Frases de libros en las que aparece signo
				La palabra signo puede ser considerada correcta por su aparición en estas  obras maestras de la literatura. 
							  En la línea 1208
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Esto era lo que le consolaba de su miseria; especialmente aquella corbata, adorno que nadie llevaba en todo el contorno y él lucía cual un signo de suprema distinción: algo así como el Toisón de Oro de la huerta. ... 
 
 
							  En la línea 2078
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Pero el marido de Pepeta se mostró sombrío, y muchos advirtieron en él la mirada de través, aquella mirada de homicida que conocían de antiguo en la taberna, como signo indudable de inmediata agresión. ... 
 
 
							  En la línea 1455
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... -Vuestro asunto no es malo  -dijo Athos después de haber de gustado el vino como experto a indicado con un signo de cabeza que lo encontraba bueno-, y se podrá sacar de ese buen hombre de cin cuenta a sesenta pistolas. ... 
 
 
							  En la línea 1813
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... Sin embargo, bien porque se hubiera respondido a aquella tos me diante un signo equivalente que había fijado las irresoluciones de la nocturna buscadora, bien porque sin ayuda extraña hubiera reconocido que había llegado al fin de su camino, se acercó resueltamente al postigo de Aramis y llamó con tres intervalos iguales con su dedo encorvado. ... 
 
 
							  En la línea 2690
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... Como esos desgraciados dotados de un don funesto, llevaba la des gracia a cuanto tocaba; su amistad era un signo fatal que apelaba a la persecución. ... 
 
 
							  En la línea 7140
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... A un a interrrogación us hicieron con la mira da, Milady respondió con un signo que era él. ... 
 
 
							  En la línea 2575
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Cuando le dieron el mando del ejército, puso mucho empeño en que me fuese con él; _mais je lui ris au nez_, le hice el signo del _cortamanga_, pedí mis soldadas y le dejé; no pude hacer cosa mejor, porque al criado que llevó consigo le hizo fusilar acusado de insubordinación.»  —Temo—dije yo—que tenga usted un natural turbulento y que todas esas riñas de que me habla nazcan sólo de su mal genio. ... 
 
 
							  En la línea 4882
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Pueden cerrarme la tienda; pero qué signo de los tiempos es el hecho de que la hayan dejado existir un solo día. ... 
 
 
							  En la línea 191
   del libro  Viaje de un naturalista alrededor del mundo
 del afamado autor Charles Darwin
  ... La superficie interior de estos tubos está completamente vitrificada, reluciente y pulida. Examinado al microscopio un pequeño fragmento, se asemeja a un trozo de metal sometido a la acción del soplete: tan grande es el número de burbujas de aire o de vapor que contiene. La arena es en este punto silícea del todo o en gran parte; pero en algunos sitios del tubo presenta un color negro, y la superficie reluciente tiene un brillo absolutamente metálico. El espesor de las paredes del tubo varía entre 1/13 y 1/20 de pulgada, subiendo a veces hasta el de 1/ 10 de pulgada. En el exterior, los granos de arena están redondeados y un poco vitrificados, pero no he podido advertir ningún signo de cristalización. Como ya se indicó en las Geological Transactions, los tubos suelen estar comprimidos y tienen profundas ranuras longitudinales, lo cual hace que parezcan en absoluto un tallo vegetal arrugado, o mejor aún la corteza de un olmo o de un alcornoque. Tienen unas dos pulgadas de circunferencia; pero en algunos fragmentos cilíndricos donde no existen ranuras, la circunferencia llega hasta a cuatro pulgadas. ... 
 
 
							  En la línea 593
   del libro  Viaje de un naturalista alrededor del mundo
 del afamado autor Charles Darwin
  ... Percibimos a lo lejos una gran humareda y encontramos el esqueleto de un caballo, signo cierto de que los indios están cerca. A la mañana siguiente (21) observamos en el suelo los rastros de una cabalgata y las impresiones producidas por los chuzos o lanzones que los indios suelen arrastrar con frecuencia, de lo que deducimos que habían venido a observarnos durante la noche. Poco después, llegamos a un sitio en el que las huellas recientes del paso de hombres, niños y caballos demostraba que los naturales habían pasado el río. ... 
 
 
							  En la línea 596
   del libro  Viaje de un naturalista alrededor del mundo
 del afamado autor Charles Darwin
  ... 24 de abril.- Como los antiguos navegantes cuando se aproximaban a una tierra desconocida, examinamos, observamos los menores detalles que pueden indicar un cambio. Experimentamos tanta alegría al encontrar un trozo de árbol aislado o un bloc errático desprendido de la roca primitiva como si viésemos un bosque al cruzar las cumbres de la cordillera. Pero el signo que más promete es una espesa capa de nubes que permanece casi constantemente en un mismo punto. Este signo debía, en efecto, traer consigo grandes promesas, como más tarde hemos podido convencernos de ello; pero, por lo pronto, habíamos tomado las nubes por la cúspide de la montaña misma, y no por masas de vapores condensadas alrededor de su vértice helado. ... 
 
 
							  En la línea 596
   del libro  Viaje de un naturalista alrededor del mundo
 del afamado autor Charles Darwin
  ... 24 de abril.- Como los antiguos navegantes cuando se aproximaban a una tierra desconocida, examinamos, observamos los menores detalles que pueden indicar un cambio. Experimentamos tanta alegría al encontrar un trozo de árbol aislado o un bloc errático desprendido de la roca primitiva como si viésemos un bosque al cruzar las cumbres de la cordillera. Pero el signo que más promete es una espesa capa de nubes que permanece casi constantemente en un mismo punto. Este signo debía, en efecto, traer consigo grandes promesas, como más tarde hemos podido convencernos de ello; pero, por lo pronto, habíamos tomado las nubes por la cúspide de la montaña misma, y no por masas de vapores condensadas alrededor de su vértice helado. ... 
 
 
							  En la línea 1213
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Llegó el grupo al borde del Tiber, deteniéndose en un lugar donde desaguaba un albañal. El jinete volvió la grupa de su caballo hacia el río, sus ayudantes tiraron del cadáver, sosteniéndolo por los pies y los brazos y luego de balancearlo dos o tres veces para que adquiriese más impulso, lo echaron al agua. Al volver el caballero su montura cara al río, vio flotar la capa de la víctima e hizo un signo. Entonces sus acompañantes arrojaron piedras, hasta que la capa desapareció. Hecho esto, los cinco hombres se reunieron, alejándose por una calleja distinta. ... 
 
 
							  En la línea 676
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... Hizo un signo a Jacinta que quería decir: «Espérate, que ahora viene lo bueno». ... 
 
 
							  En la línea 1669
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... Esto lo dijo con aplomo filosófico, el sombrero inclinado sobre la sien derecha como distintivo de sus ideas acerca de la depravación humana. Ya no había mujeres honradas: lo decía un conocedor profundo de la sociedad y del vicio. El escepticismo de Olmedo era signo de infancia, un desorden de transición fisiológica, algo como una segunda dentición. Todo se reduce a echar muchas babas, y luego ya viene el hombre con otras ideas y otra manera de ser. ... 
 
 
							  En la línea 2033
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... La doble personalidad de esta señora tenía un signo externo en su cuerpo, una representación fatal, obra de la cirugía, que en este punto fue una ciencia justiciera y acusadora. A doña Lupe le faltaba un pecho, por amputación a consecuencia del tumor scirroso de que padeció en vida de su marido. Como presumía de buen cuerpo y usaba corsé dentro de casa, aquella parte que le faltaba la suplió con una bien construida pelota de algodón en rama. A la vista, después de vestida, ofrecía gallardo conjunto; pero tras de la ropa, sólo la mitad de su seno era de carne; la otra mitad era insensible y bien se le podía clavar un puñal sin que le doliese. Lo mismo era su corazón; la mitad de carne, la mitad de algodón. La índole de las relaciones que con las personas tuviese determinaba el predominio de tal o cual mitad. No mediando ningún pagaré, daba gusto de tratar con aquella señora; mas como las circunstancias la hicieran inglesa, ya estaba fresco el que se metiese con ella. ... 
 
 
							  En la línea 2214
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... Fortunata apoyó esta idea con un signo de cabeza; mas no estaba segura de lo que significaba la palabra inmueble, ni quería tampoco preguntarlo. Ello debía de ser lo contrario de muebles. Maxi la sacó de dudas más tarde, hablando de sus olivares y viñas y de la buena cosecha que se anunciaba; por lo cual vino a entender que inmuebles es lo mismo que decir árboles. También ella prefería las propiedades de campo a todas las demás clases de riqueza. Después que se retiró su amante, se quedó pensando en su fortuna, y todo aquel fárrago de olivos, parrales y carrascales que tenía metido en la cabeza le impidió dormir hasta muy tarde, enderezando aún más sus propósitos por la vía de la honradez. ... 
 
 
							  En la línea 203
   del libro  El príncipe y el mendigo
 del afamado autor Mark Twain
  ... –Ordena Su Majestad que, por graves y poderosas razones de Estado, Su Gracia el príncipe oculte su enfermedad por todos los medios que estén a su alcance, hasta que pase y Su Gracia vuelva a estar como estaba antes; es decir, que no deberá negar a nadie que es el verdadero príncipe y heredero de la grandeza de Inglaterra, que deberá conservar su dignidad de príncipe y recibir, sin palabra ni signo de protesta, la reverencia y observancia que se le deben por acertada y añeja costumbre; que deberá dejar de de hablarle a ninguno de ese nacimiento y vida de baja condición que su enfermedad ha creado pn las malsanas imaginaciones de una fantasía obsesionada; que habrá de procurar con diligencia traer de nuevo a su memoria los rostro que solía conocer, y cuando no lo consiga deberá guardar silencio, sin revelar con gestos de sorpresa, u otras señales, que los ha olvidado; que en las ceremonias de Estado, cuando quiera que se sienta perplejo en cuanto a lo que debe hacer y las palabras que debe decir, no habrá de mostrar la menor inquietud a los espectadores curiosos, sino pedir consejo en tal materia a lord Hertford, o a su humilde servidor, que tenemos mandato del rey de ponernos a su servicio atentos a su llamado, hasta que ésta orden se anule. Esto dice Su Majestad el rey, que envía sus saludos a Su Alteza Real y ruega que Dios quiera en su misericordia sanar a Vuestra Alteza prontamente y conservarle ahora y siempre en su bendita protección. ... 
 
 
							  En la línea 230
   del libro  El príncipe y el mendigo
 del afamado autor Mark Twain
  ... Hubo una pausa, una especie de silencio de espera, que Tom no pudo comprender: Miró a lord Hertford, y éste le hizo un signo, pero el niño no lo entendió tampoco. Isabel acudió prontamente en su socorro, con su habitual soltura. Hizo una reverencia y dijo: ... 
 
 
							  En la línea 662
   del libro  El príncipe y el mendigo
 del afamado autor Mark Twain
  ... El alguacil se disponía a llevarse al preso, mas Tom le hizo un signo de que esperara y le dijo: ... 
 
 
							  En la línea 1306
   del libro  El príncipe y el mendigo
 del afamado autor Mark Twain
  ... Hendon se conmovió. Las lágrimas fluyeron a sus ojos, pero, al mismo tiempo, la comicidad terrible de la situación, y de las circunstancias minó a tal grado su seriedad, que hizo lo que pudo para no mostrar ningún signo, de su regocijo interno. Verse de pronto, desnudo y manando sangre, elevado desde el cepo villano hasta la gran altura y esplendor de un condado, le parecía la última probabilidad en el terreno de lo grotesco. ... 
 
 
							  En la línea 539
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... Me incliné en signo de asentimiento. No había ninguna interrogación en las palabras del comandante, y en consonancia no requerían respuesta. Se expresaba con una facilidad perfecta, sin ningún acento. Sus frases eran nítidas; sus palabras, precisas; su facilidad de elocución, notable. Y, sin embargo, yo no podía «sentir» en él a un compatriota. ... 
 
 
							  En la línea 1294
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... Al día siguiente, 6 de enero, sin novedad a bordo. Ni un ruido, ni un signo de vida, La canoa se hallaba en el mismo lugar en que la habíamos dejado. Resolvimos volver a la isla Gueboroar. Ned Land esperaba tener más fortuna que en la víspera, como cazador, y deseaba visitar otra parte de la selva. ... 
 
 
							  En la línea 1644
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... A mediodía de aquella jornada, la del 21 de enero de 1868, el segundo de a bordo subió a la plataforma a tomar la altura del sol. Yo encendí un cigarro y me entretuve en observar sus operaciones. Me pareció evidente que aquel hombre no comprendía el francés, pues permaneció mudo e impasible tantas veces cuantas yo expresé en voz alta mis comentarios, que, de haberlos comprendido, no habrían dejado de provocar en él algún signo involuntario de atención. ... 
 
 
							  En la línea 1942
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... Como signo del portento, ... 
 
 
							  En la línea 2366
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... Dicho esto, Porfirio Petrovitch adoptó una expresión francamente burlona. Incluso guiñó un ojo como si hiciera un signo de inteligencia a Raskolnikof. Acaso esto del signo fue simplemente una ilusión del joven, pues todo transcurrió en un segundo. Sin embargo, algo debía de haber en aquel gesto. Que le había guiñado un ojo era seguro. ¿Con qué intención? Eso sólo el diablo lo sabía. ... 
 
 
							  En la línea 2366
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... Dicho esto, Porfirio Petrovitch adoptó una expresión francamente burlona. Incluso guiñó un ojo como si hiciera un signo de inteligencia a Raskolnikof. Acaso esto del signo fue simplemente una ilusión del joven, pues todo transcurrió en un segundo. Sin embargo, algo debía de haber en aquel gesto. Que le había guiñado un ojo era seguro. ¿Con qué intención? Eso sólo el diablo lo sabía. ... 
 
 
							  En la línea 4704
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... ‑Me someto a la ética, pero no comprendo en modo alguno por qué es más glorioso bombardear una ciudad sitiada que asesinar a alguien a hachazos. El respeto a la ética es el primer signo de impotencia. Jamás he estado tan convencido de ello como ahora. No puedo comprender, y cada vez lo comprendo menos, cuál es mi crimen. ... 
 
 
							  En la línea 855
   del libro  Un viaje de novios
 del afamado autor Emilia Pardo Bazán
  ... Hizo un signo aprobativo la condesa de Monteros, española rancia, devota y un tanto severa. ... 
 
 							  
							   
								 
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