Cómo se escribe.org.es

La palabra realizar
Cómo se escribe

la palabra realizar

La palabra Realizar ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
La llamada de la selva de Jack London
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece realizar.

Estadisticas de la palabra realizar

La palabra realizar es una de las palabras más comunes del idioma Español, estando en la posición 693 según la RAE.

Realizar es una palabra muy común y se encuentra en el Top 500 con una frecuencia media de 126.09 veces en cada obra en castellano

El puesto de esta palabra se basa en la frecuencia de aparición de la realizar en 150 obras del castellano contandose 19166 apariciones en total.

Más información sobre la palabra Realizar en internet

Realizar en la RAE.
Realizar en Word Reference.
Realizar en la wikipedia.
Sinonimos de Realizar.


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece realizar

La palabra realizar puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 738
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Arrastrado por su entusiasmo enumeraba al sacerdote, como si éste fuese un cultivador, todas las operaciones que durante el año había que realizar con aquella tierra, sometida a un continuo trabajo para que diese su dulce sangre. En los tres meses últimos del año se abrían las _piletas_, los hoyos en torno de las cepas para que recibiesen la lluvia: a esta labor la llamaban _Chata_. También hacían entonces la poda, que provocaba conflictos entre los viñadores y hasta algunas veces había ocasionado muertes, por si debía hacerse con tijeras, como deseaban los amos, o con las antiguas podaderas, unos machetes cortos y pesados, como lo querían los trabajadores. Luego venía la labor llamada _Cava bien_, durante Enero y Febrero, que igualaba la tierra, dejándola llana como si la hubiesen pasado un rasero. Después el _Golpe lleno_ en Marzo, para destruir las hierbas crecidas con las lluvias, esponjando al mismo tiempo el suelo; y en Junio y Julio la _Vina_, que apretaba la tierra, formando una dura corteza, para que conservase todo su jugo, trasmitiéndolo a la cepa. Aparte de esto, en Mayo azufraban las vides, cuando empezaban a apuntar los racimos, para evitar el _cenizo_, una enfermedad que endurecía los granos. ...

En la línea 757
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --El vino de Jerez--continuó con acento solemne el jefe del escritorio--no es un advenedizo, un artículo elevado por la veleidosa moda; su reputación está de abolengo bien sentada, no sólo como bebida gratísima, sino como insustituible agente terapéutico. Con la botella de Jerez se recibe al amigo en Inglaterra, con la botella de Jerez se obsequia al convaleciente en los países escandinavos, y restauran en la India los soldados ingleses sus fuerzas agotadas por la fiebre. Los marinos, con Jerez combaten el escorbuto, y los santos misioneros han reducido con él en Australia los casos de anemia ocasionados por el clima y los sufrimientos... ¿Cómo, señores, no ha de realizar tales prodigios un vino de Jerez de buena y genuina procedencia? En él se encuentran el alcohol legítimo y natural del vino con las sales que le son propias; el tanino astringente y los éteres estimulantes, provocando el apetito para la nutrición del cuerpo, y el sueño para su restauración. Es, a la vez, un estimulante y un sedante, excelentes condiciones que no se encuentran reunidas en ningún producto, que al mismo tiempo sea, como el Jerez, grato al paladar y a la vista. ...

En la línea 1617
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Usted es el jefe de los suyos y por esto vengo a buscarle. Usted tiene medios de realizar el bien y devolver su honor a una familia. ...

En la línea 2495
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Los dos más jóvenes eran aún de muy corta edad; pero el mayor, Juan José López, muchacho de diez y seis años, prometía realizar sobradamente las más encumbradas esperanzas de su cariñosa madre. ...

En la línea 2517
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Antes de que el libro estuviese listo comencé los preparativos para realizar un plan en el que ya había pensado varias veces durante mi anterior visita a España, sin abandonarlo después nunca; plan que fué objeto de mis meditaciones lo mismo a la altura del cabo Finisterre en plena borrasca, que en los desfiladeros de Sierra Morena y en las llanuras de la Mancha, cuando caminaba lentamente seguido a corta distancia por el _contrabandista_. ...

En la línea 2795
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La iglesia principal, bastante antigua, está sin acabar; propusiéronse los fundadores levantar un edificio muy vasto; pero sus medios no bastaron para realizar el plan. ...

En la línea 4860
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... FIN DEL TOMO SEGUNDO LA BIBLIA EN ESPAÑA - MANUEL AZAÑA Durante mi viaje por las provincias del Norte de España, que ocupó una parte considerable del año 1837, sólo pude realizar una porción muy pequeña de lo que en un principio me había propuesto hacer. ...

En la línea 665
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... A la mañana siguiente, envía el capitán una patrulla a tierra para abrir comunicaciones con los indígenas. Llegados al alcance de la voz, uno de los cuatro salvajes que presencian nuestro desembarco, se adelanta a recibirnos y comienza a gritar cuanto podía para indicarnos el punto donde debíamos tomar tierra. Tan pronto como desembarcamos parecieron un tanto alarmados los salvajes, pero siguieron hablando y haciendo gestos con mucha rapidez. Este fue, sin duda, el espectáculo más curioso e interesante a que he asistido en mi vida. No me figuraba cuán enorme es la diferencia que separa al hombre salvaje del hombre civilizado; diferencia, en verdad, mayor que la que existe entre el animal silvestre y el doméstico; lo que se explica por ser susceptible el hombre de realizar mayores progresos. Nuestro principal interlocutor, un viejo, parecía ser el jefe de la familia; con él estaban tres valientes mocetones muy vigorosos y de una estatura de seis pies próximamente: habían retirado a las mujeres y a los niños. Estos fueguenses forman muy marcado contraste con la miserable y desmedrada raza que habita más al oeste y parecen próximos parientes de los famosos patagones del estrecho de Magallanes. Su único traje consiste en una capa hecha de la piel de un guanaco, con el pelo hacia afuera; se echan esta capa sobre los hombres y su persona queda así tan cubierta como desnuda. Su piel es de color rojo cobrizo sucio. ...

En la línea 1256
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Aunque en línea recta no hay más que doce leguas desde San Carlos a Castro, ha debido ser muy dificultosa la construcción de este camino. han asegurado que muchas personas morían antiguamente al querer atravesar el bosque. primero que logró realizar este viaje, abriéndose paso hacha en mano fue un indio, y tardó ocho días en volver a San Carlos. gobierno español le premió concediéndole varios terrenos. ...

En la línea 1718
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... spués de ir vacilando hasta el punto en que se amontona el mineral, vacían su capacho; y a los dos ó tres segundos vuelven a tener la respiración normal, se enjugan la frente y tornan a bajar muy deprisa a la mina, sin que parezcan, en manera alguna, cansados. aquí, en mi concepto, un ejemplo notable de la cantidad de trabajo que la costumbre, porque no puede ser otra cosa, conduce a realizar a un hombre. ...

En la línea 14952
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Quintanar y señora esperaban a los de Vetusta en la quinta; y unas veces a pie, otras en coche, se emprendía la marcha, se recorría aquellas aldeas pintorescas, se oían aquellos cánticos, monótonos, pero siempre agradables, dulces y melancólicos de la danza indígena, y se volvía al obscurecer, comiendo avellanas y cantando, entre labriegos y campesinas retozonas, confundidos señores y colonos en una mezcla que enternecía a don Víctor, el cual decía: Vea usted, si se pudieran realizar la igualdad y la fraternidad. ...

En la línea 875
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Por su parte, Juan Sforza no tenía ninguna prisa en la consumación del matrimonio, según se vio más adelante. Fue al ir a Pésaro cuando Lucrecia empezó a quejarse de no estar servida por su esposo, como ella esperaba, pronunciándose finalmente el divorcio, después de probar que la joven Borgia continuaba virgen Sforza se vio acusado, por unos de impotencia y por otros de inversión sexual, luego de negarse a realizar la prueba de su virilidad, exigida por los jueces. ...

En la línea 1221
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Después de estos extremos ruidosos de pena se entregó al desaliento, mostrando una humildad que hizo dudar a muchos de su razón. Habló de renunciar a la tiara para dedicarse en absoluto a la penitencia, llevando una vida de asceta. Dejó estupefactos a sus cardenales con un discurso en el que se acusó a sí mismo de ser un objeto de escándalo, pidiendo perdón a Dios y a los hombres, jurando emprender inmediatamente una reforma completa de las costumbres eclesiásticas, purificación que prometían todos los papas y ninguno osaba realizar. ...

En la línea 1364
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... «De ser mujeriego simplemente, como su padre—pensaba Claudio—, no habría podido realizar lo que hizo en tres años.» ...

En la línea 1380
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Recordaba Claudio cómo algunos autores franceses habían comparado la rapidez de movimientos del joven conquistador papal con las campañas que debía realizar sobre el mismo suelo de Italia, tres siglos después, otro caudillo de sus mismos años llamado Bonaparte. ...

En la línea 578
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - ¡Qué audacia! ¡Qué seguridad! -dijo con una voz cantante que parecía exigir acompañamiento de liras-. Únicamente las mujeres son capaces de realizar un trabajo tan arriesgado. ...

En la línea 651
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El buen profesor sentía despierta ahora su ambición, viéndolo todo con proporciones exageradas. Una mujer de negocios de la capital le había hablado aquella mañana de una empresa de ganancias fabulosas. Si el Consejo Ejecutivo dejaba en libertad por algunos meses al Hombre-Montaña, este y el profesor podían realizar una excursión por toda la República dando conferencias. Flimnap haría un relato de cuanto supiera sobre el pasado y las costumbres de su gigantesco amigo, y este se mantendría a su lado para contestar con reverencias a las aclamaciones de la muchedumbre. La financiera prometía una verdadera fortuna para los dos como resultado del viaje. ...

En la línea 974
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Momaren se araño las muñecas en la oscuridad, preguntándose que poder infernal al servicio de los envidiosos de su gloria había conseguido realizar esta catástrofe… . ...

En la línea 1204
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Después de una larga discusión, la asamblea quedó dividida en dos grupos: unos, con Gurdilo, pedían que no se matase al Hombre-Montaña, pues esto representaba el derroche inútil de las sumas empleadas en su manutención; otros defendían al gobierno, demostrando que tan enormes gastos eran la prueba mejor de la necesidad de suprimir al costoso intruso para realizar economías. ...

En la línea 1709
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Maximiliano discurrió que para realizar su deseo, necesitaba comprar otra hucha de barro exactamente igual a aquella y llenarla de cuartos para que sonara y pesara… Se estuvo riendo a solas un rato, pensando en el chasco que le iba a dar a su tía… ¡él, que no había cometido nunca una travesura… !, lo único que había hecho, años atrás, era robarle a su tía botones para coleccionarlos. ¡Instintos de coleccionista, que son variantes de la avaricia! Alguna vez llegó hasta cortarle los botones de los vestidos; pero con un solfeo que le dieron no le quedaron ganas de repetirlo. Fuera de esto, nada; siempre había sido la misma mansedumbre, y tan económico que su tía le amaba más quizá por la virtud del ahorro que por las otras. ...

En la línea 2017
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Óigame usted… tía. Yo la quiero a usted mucho; yo le debo a usted la vida, y aunque usted se empeñe en reñir conmigo, no lo ha de conseguir… Vamos a ver. Lo que yo hago ahora, lo que la tiene a usted tan enojada es, según voy viendo, una acción noble, y mi conciencia me la aprueba, y estoy satisfecho de ella como si tuviera a Dios dentro de mí diciéndome: bien, bien… Porque usted no me puede hacer creer que estamos en el mundo sólo para comer, dormir, digerir la comida y pasearnos. No; estamos para otra cosa. Y si yo siento dentro de mí una fuerza muy grande, pero muy grande, que me impulsa a la salvación de otra alma lo he de realizar, aunque se hunda el mundo». ...

En la línea 3801
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Metiose el original moralista en su simón, y apenas había llegado a la Plaza de los Carros, empezó a sentir en su alma una inquietud inexplicable. Y tras la inquietud moral vino un cierto malestar físico, con algo de temblor y escalofríos, acompañado de terror supersticioso… Pero no podía definir la causa del miedo… El coche corría por la Cava-Alta, y Feijoo se sentía cada vez peor. De improviso sintió como una vibración intensísima en su interior, y un relámpago a manera de lanceta fugaz atravesole de parte a parte. Creyó que una desconocida lengua le gritaba: «¡Estúpido, vaya unas cosas que enseñas a tu hija… !». Extendió la mano para detener al cochero y decirle que volviera a la calle de Tabernillas; pero antes de realizar aquel propósito, cesó la trepidación que en su alma había sentido, y todo quedó en reposo… «¡Qué debilidades!—pensó—; estas son chocheces y nada más que chocheces… ¿Pues no se me ocurrió volver allá para desdecirme? No te reselles, compañero, y sostén ahora lo que has creído siempre. Esto es lo práctico, es lo único posible… Si le recomendara la virtud absoluta, ¿qué sería?, sermón absolutamente perdido. Así al menos… ». ...

En la línea 4538
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Fortunata decía a todo que sí, y aparentando ocuparse de aquello, pensaba en lo suyo, meciéndose en la dulce oscuridad y la tibia atmósfera de la sala. Por los balcones entraba muy debilitada la luz de los faroles de la calle. Dicha luz reproducía en el techo de la habitación el foco de los candelabros, con las sombras de su armadura, y esta imagen fantástica, temblando sobre la superficie blanca del cielo raso, atraía las miradas de la triste joven, que estaba tendida en una butaca con la cabeza echada hacia atrás. Maxi volvió a machacar: «Si no fuera por ti, no se me importaría nada morirme, Es más, la idea de la muerte es grata en mi alma. La muerte es la esperanza de realizar en otra parte lo que aquí no ha sido más que una tentativa. Si nos aseguraran que no nos moriríamos nunca, pronto se convertiría uno en bestia, ¿no te parece a ti?». ...

En la línea 443
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Tanto, que por usted me sería posible todo. La amo con ese amor que lleva a realizar milagros y delitos a la vez. Póngame a prueba; hable y le obedeceré como un esclavo. ¿Quiere que sea rey para darle un trono? ¡Lo seré! ¿Quiere que yo, que la amo hasta la locura, me vuelva a mis tierras? ¡Me iré, aunque tenga que condenar a mi corazón a un eterno martirio! ¿Quiere que me mate delante de usted? ¡Me mataré! ¡Hable, milady, hable! ...

En la línea 928
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Quizás podamos realizar algo que tengo pensado. Pero dime, ¿se dejará raptar Mariana? ...

En la línea 1395
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Aun cuando deseaba realizar su temeraria empresa, Sandokán retrocedió con mucha cautela, yendo de un tronco a otro, deslizándose por detrás de los arbustos, sin apartar la vista del soldado, que seguía fusil en mano. Apresuró el paso y entró al invernadero, donde el portugués lo esperaba lleno de inquietud. ...

En la línea 1633
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Es posible que no estén muy lejos nuestros enemigos —les dijo—, y les pido que guarden el más absoluto silencio para que no nos sorprendan antes de realizar mis proyectos. ...

En la línea 1216
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al día siguiente, 5 de enero, se extrajo de su alvéolo la canoa y se botó al mar desde lo alto de la plataforma. Dos hombres bastaron para realizar la operación. Los remos estaban ya a bordo y nos embarcamos a las ocho de la mañana, con nuestras hachas y fusiles. ...

En la línea 1754
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -No sólo de su tamaño, sino también de su forma, de su agua, es decir, de su color, y de su oriente, es decir, de ese brillo suave de visos cambiantes que las hace tan agradables a la vista. Las más bellas perlas son llamadas perlas vírgenes o parangones. Son las que se forman aisladamente en el tejido del molusco; son blancas, generalmente opacas, aunque a veces tienen una transparencia opalina, y suelen ser esféricas o piriformes. Las esféricas son comúnmente utilizadas para collares y brazaletes; las piriformes, para pendientes, y por ser las más preciosas se venden por unidades. Las otras, las que se adhieren a la concha de la ostra, son más irregulares y se venden al peso. Por último, en un orden inferior se clasifican las pequeñas perlas conocidas con el nombre de aljófar, que se venden por medidas y que sirven especialmente para realizar bordados sobre los ornamentos eclesiásticos. ...

En la línea 2474
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al día siguiente, el océano había recuperado su aspecto habitual. Desde entonces y durante diecinueve días, del 23 de febrero al 12 de marzo, el Nautilus prosiguió su marcha en medio del Atlántico a la velocidad constante de cien leguas diarias. El capitán Nemo quería evidentemente realizar su programa submarino, y yo no dudaba de que tuviera la intención, tras haber doblado el cabo de Hornos, de volver hacia los mares australes del Pacífico. ...

En la línea 3084
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El canadiense, que esperaba poder realizar en el golfo sus proyectos de evasión, ya fuese poniendo pie en tierra ya en uno de los numerosos barcos que enlazan las islas, se sintió enormemente frustrado. La huida habría sido allí fácilmente practicable si Ned Land hubiera logrado apoderarse del bote sin que, se diera cuenta el capitán, pero en pleno océano había que renunciar a la idea. El canadiense, Conseil y yo mantuvimos una larga conversación al respecto. Llevábamos ya seis meses como prisioneros a bordo del Nautilus. Habíamos recorrido ya diecisiete mil leguas y no había razón, como decía Ned Land, para que eso no continuara indefinidamente. Me hizo entonces una proposición inesperada, la de plantear categóricamente al capitán Nemo esta cuestión: ¿es que pensaba retenernos indefinidamente abordo? ...

En la línea 74
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Advertí que era horroroso el esfuerzo de resolución necesario para realizar mi cometido. Era como si me hubiese propuesto saltar desde lo alto de una casa elevada o hundirme en una gran masa de agua. Y Joe, que, naturalmente, no sabía una palabra de mis propósitos, contribuyó a dificultarlos más todavía. En nuestra franca masonería ya mencionada, de compañeros de penas y fatigas, y en su bondadosa amistad hacia mí, había la costumbre, seguida todas las noches, de comparar nuestro modo respectivo de comernos el pan con manteca, exhibiéndolos de vez en cuando y en silencio a la admiración mutua, lo cual nos estimulaba para realizar nuevos esfuerzos. Aquella noche, Joe me invitó varias veces, mostrándome repetidamente su pedazo de pan, que disminuía con la mayor rapidez, a que tomase parte en nuestra acostumbrada y amistosa competencia; pero cada vez me encontró con mi amarilla taza de té sobre la rodilla y el pan con manteca, entero, en la otra. Por fin, ya desesperado, comprendí que debía realizar lo que me proponía y que tenía que hacerlo del modo más difícil, atendidas las circunstancias. Me aproveché del momento en que Joe acababa de mirarme y deslicé el pedazo de pan con manteca por la pernera de mi pantalón. ...

En la línea 74
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Advertí que era horroroso el esfuerzo de resolución necesario para realizar mi cometido. Era como si me hubiese propuesto saltar desde lo alto de una casa elevada o hundirme en una gran masa de agua. Y Joe, que, naturalmente, no sabía una palabra de mis propósitos, contribuyó a dificultarlos más todavía. En nuestra franca masonería ya mencionada, de compañeros de penas y fatigas, y en su bondadosa amistad hacia mí, había la costumbre, seguida todas las noches, de comparar nuestro modo respectivo de comernos el pan con manteca, exhibiéndolos de vez en cuando y en silencio a la admiración mutua, lo cual nos estimulaba para realizar nuevos esfuerzos. Aquella noche, Joe me invitó varias veces, mostrándome repetidamente su pedazo de pan, que disminuía con la mayor rapidez, a que tomase parte en nuestra acostumbrada y amistosa competencia; pero cada vez me encontró con mi amarilla taza de té sobre la rodilla y el pan con manteca, entero, en la otra. Por fin, ya desesperado, comprendí que debía realizar lo que me proponía y que tenía que hacerlo del modo más difícil, atendidas las circunstancias. Me aproveché del momento en que Joe acababa de mirarme y deslicé el pedazo de pan con manteca por la pernera de mi pantalón. ...

En la línea 74
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Advertí que era horroroso el esfuerzo de resolución necesario para realizar mi cometido. Era como si me hubiese propuesto saltar desde lo alto de una casa elevada o hundirme en una gran masa de agua. Y Joe, que, naturalmente, no sabía una palabra de mis propósitos, contribuyó a dificultarlos más todavía. En nuestra franca masonería ya mencionada, de compañeros de penas y fatigas, y en su bondadosa amistad hacia mí, había la costumbre, seguida todas las noches, de comparar nuestro modo respectivo de comernos el pan con manteca, exhibiéndolos de vez en cuando y en silencio a la admiración mutua, lo cual nos estimulaba para realizar nuevos esfuerzos. Aquella noche, Joe me invitó varias veces, mostrándome repetidamente su pedazo de pan, que disminuía con la mayor rapidez, a que tomase parte en nuestra acostumbrada y amistosa competencia; pero cada vez me encontró con mi amarilla taza de té sobre la rodilla y el pan con manteca, entero, en la otra. Por fin, ya desesperado, comprendí que debía realizar lo que me proponía y que tenía que hacerlo del modo más difícil, atendidas las circunstancias. Me aproveché del momento en que Joe acababa de mirarme y deslicé el pedazo de pan con manteca por la pernera de mi pantalón. ...

En la línea 251
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Joe lo hizo, y expresó su opinión de que para realizar aquel trabajo tendría que encender la forja y emplear más bien dos horas que una. ...

En la línea 3536
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... No es fácil explicar cómo había nacido en el trastornado cerebro de Catalina Ivanovna la idea insensata de aquella comida. En ella había invertido la mitad del dinero que le había entregado Raskolnikof para el entierro de Marmeladof. Tal vez se creía obligada a honrar convenientemente la memoria del difunto, a fin de demostrar a todos los inquilinos, y sobre todo a Amalia Ivanovna, que él valía tanto como ellos, si no más, y que ninguno tenía derecho a adoptar un aire de superioridad al compararse con él. Acaso aquel proceder obedecía a ese orgullo que en determinadas circunstancias, y especialmente en las ceremonias públicas ineludibles para todas las clases sociales, impulsa a los pobres a realizar un supremo esfuerzo y sacrificar sus últimos recursos solamente para hacer las cosas tan bien como los demás y no dar pábulo a comadreos. ...

En la línea 163
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... En resumen, todo depende ahora de nuestra situación, es decir, de la mayor o menor cantidad de dinero que el general pueda ofrecerle. Si, por ejemplo, se afirmase que la abuela no había muerto, estoy seguro de que la señorita Blanche se apresuraría a desaparecer. Para mí mismo es un motivo de extrañeza y de risa el ver que me he vuelto tan entrometido. ¡Cómo me repugna todo eso! ¡Con qué placer lo abandonaría todo y a todos! Pero, ¿puedo alejarme de Paulina? ¿Puedo dejar de realizar el espionaje en torno de ella? El espionaje es seguramente una cosa vil, pero ¿a mí qué me importa? ...

En la línea 382
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Sin embargo, apreciando la diferencia de edades, la situación social, etc. —me costó trabajo contener la risa al llegar a este punto—, no quería realizar una nueva ligereza, es decir, pedir satisfacciones al barón ni aun siquiera dárselas. No obstante, me juzgaba plenamente autorizado para presentarle mis excusas, sobre todo a la baronesa, tanto más cuando que, efectivamente, en los últimos tiempos me encontraba mal, deprimido de espíritu, lleno de ideas absurdas, etc. ...

En la línea 1167
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¿Nos iremos? ¿Mañana? ¿No es verdad? —preguntó de repente, inquieta—. Podremos alcanzar a la abuela. ¿Qué te parece? Creo que la alcanzaremos en Berlín. ¿Qué va a decir al vernos? ¿Y Mr. Astley?… ¡Oh, ése si no se tiraría desde el Schlangenberg! ¿Qué te parece? —y se echó a reír—. Escucha, ¿sabes dónde piensa pasar el verano próximo? Pues tiene proyectado ir al Polo Norte para realizar investigaciones científicas, y me llevará consigo. ¡Ja, ja, ja! Pretende que nosotros, los rusos, nada sabríamos sin los europeos, que no servimos para nada… ¡Pero él también es bueno! Figúrate que disculpa al general y dice que Blanche… que la pasión… en fin, no se qué, no sé qué —repitió, como si divagase—. ¡Qué compasión me dan ellos, y también la abuela! Escucha, dime, ¿eres capaz de matar a Des Grieux? ¿Pensabas verdaderamente en matarle? ¡Oh, el insensato! ¿Podías creer que dejaría que te batieses con él? Pero si tú no matas ni al barón —añadió riendo—. ¡Qué ridículo estuviste con el barón! ...

En la línea 276
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Desengancharon a los diez perros del tiro y sujetaron a Buck al trineo con su propio arnés. El se había contagiado de la excitación reinante y sentía que, de alguna forma, debía realizar algo grande por John Thornton. Su espléndida apariencia suscitó murmullos de admiración. Se hallaba en perfecto estado, sin un gramo de grasa, y los sesenta kilos que pesaba eran otros tantos de coraje y fortaleza. El pelaje le brillaba con el fulgor de la seda. Sobre el cuello y los hombros, su melena se erizaba, aun si permanecía quieto, y estaba a punto de levantarse con cada movimiento, como si un exceso de vigor dotase de vida y actividad cada uno de sus pelos. El amplio pecho y las poderosas patas delanteras estaban en perfecta proporción con el resto del cuerpo, cuyos músculos resaltaban como firmes pliegues bajo la piel. Cuando unos hombres palparon aquellos músculos y proclamaron su férrea dureza, las apuestas bajaron a dos a uno. ...

En la línea 1194
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Artegui ejecutó lo primero; pero antes de realizar lo segundo, murmuró al oído mismo de Lucía: ...


la Ortografía es divertida

Errores Ortográficos típicos con la palabra Realizar

Cómo se escribe realizar o rrealizarr?
Cómo se escribe realizar o realisar?

Busca otras palabras en esta web

Palabras parecidas a realizar

La palabra enumeraba
La palabra halagado
La palabra alabando
La palabra naturaleza
La palabra vulgares
La palabra jesuita
La palabra bastaban

Webs Amigas:

Guia Geiranger . Ciclos Fp de Automoción en Jaén . VPO en Gerona . - Hotel Juderia Cordoba en Cordoba