La palabra Defecto ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece defecto.
Estadisticas de la palabra defecto
Defecto es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 5805 según la RAE.
Defecto aparece de media 15.32 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la defecto en las obras de referencia de la RAE contandose 2328 apariciones .
Algunas Frases de libros en las que aparece defecto
La palabra defecto puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1387
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Todos decían lo mismo: se extrañaban de que un hombre como él, religioso, honrado y sin otro defecto que robar algo en el peso, permitiera que su criado acompañase a la hija del enemigo de la huerta, de un hombre malo, del cual se afirmaba que había estado en presidio. ...
En la línea 5118
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Ese es mi defecto, defecto capital, lo admito; pero, dejando eso a un lado, soy buen bebedor. ...
En la línea 5118
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Ese es mi defecto, defecto capital, lo admito; pero, dejando eso a un lado, soy buen bebedor. ...
En la línea 6854
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Lo examinó y lo halló sin un defecto. ...
En la línea 76
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Hasta aqui solo se ha hablado de estos empleados como dependientes del poder judicial, es necesario considerarlos tambien como jefes de hacienda en provincia, y sobre ello decir algunas cosas, que aunque parezcan monstruosidades, no son sino realidades, porque aqui solo se trata de referir las cosas tales cuales son, sin exajeracion, ni otro vicio ni defecto. ...
En la línea 157
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... De esta clase de fondos hay cantidades en caja que cuentan cien años y aun mas: algunas otras cincuenta, y otras menos y mas; y para evitar continúen en tal estado de nulidad, ya por desidia ú omision, ó lo que es mas probable, por ignorancia, conviene se adopten las medidas indicadas ú otras en su lugar, que llenasen la idea de facilitar saliesen á circulacion esos caudales, ya fuese en beneficio de parientes herederos, ó en defecto de estos del estado; de cualquier modo es una ventaja conocida para la nacion hacer uso de esta noticia de un modo ó de otro, y por lo que se ha traido á este lugar. ...
En la línea 679
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Magnífico golpe de vista disfrutamos con todo el paisaje circundante; al norte se extiende un terreno pantanoso, pero al sur distinguimos un cuadro soberbio y salvaje muy digno de la Tierra del Fuego. ¡Qué misteriosa grandeza en aquellas montañas que se elevan unas tras otras, dejando entre sí profundos valles; valles y montañas cubiertos por una sombría masa de bosques impenetrables! En este clima, en que las tempestades se suceden casi sin interrupción con acompañamiento de lluvia, granizo y nieve, parece la atmósfera más oscura que en ninguna parte. Puede juzgarse muy bien de este defecto cuando en el estrecho de Magallanes se mira hacia el sur; vistos desde este punto los numerosos canales que se pierden en las tierras, y entre las montañas, revisten tintes tan tétricos que parece como si condujeran fuera de los límites de este mundo. ...
En la línea 583
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Era anguloso y puntiagudo, usaba sombrero de teja de los antiguos, largo y estrecho, de alas muy recogidas, a lo don Basilio, y como lo echaba hacia el cogote, parecía que llevaba en la cabeza un telescopio; era miope y corregía el defecto con gafas de oro montadas en nariz larga y corva. ...
En la línea 646
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Era un poco torcido del hombro derecho don Restituto —por lo demás buen mozo, casi tan alto como el pariente del ministro —, y como este defecto incurable era un obstáculo a las pretensiones de gallardía que siempre había alimentado, discurrió hacer de tripas corazón, como se dice, o sea sacar partido, en calidad de gracia, de aquella tacha con que estaba señalado. ...
En la línea 2031
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Además, la falsa devoción de la niña venía complicada con el mayor y más ridículo defecto que en Vetusta podía tener una señorita: la literatura. ...
En la línea 13422
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Al pobre Trifón le salían los versos montados unos sobre otros: igual defecto tenía en los dedos de los pies. ...
En la línea 193
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El fervor exagerado por la antigüedad añadía a esta depravación de las costumbres italianas los amores contra natura, designados por todos con el nombre de vicio griego. Muchos humanistas hacían gala en público del más aborrecible defecto del paganismo, y grandes personajes de la época participaban en secreto de sus aficiones. Unos se dedicaban exclusivamente, por fanatismo clásico, al amor homosexual ; los más eran ambidextros, practicando a un mismo tiempo los dos comercios camales. ...
En la línea 197
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los Borgias, individualidades robustas, conseguían imponer durante varios años sus concepciones políticas, creándose con esto muchos enemigos, que escribieron contra ellos. Además, tenían para Italia el enorme defecto de ser extranjeros, de proceder de España, y los españoles eran odiados por los italianos de entonces poco menos que los franceses. ...
En la línea 331
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... — El único defecto que le echan en cara a Calixto Tercero fue un exagerado amor a su familia. Reconozco que estos Borjas se querían y protegían con un cariño casi feroz, semejante a la fraternidad de los individuos de una tribu rodeada de enemigos. Pero ¿qué Pontífice de aquella época y de otras no protegió a sus parientes, y puso en sus sobrinos un afecto de padre?… Además, el viejo catalán, como le llamaban sus enemigos, era extranjero para los romanos, y necesitaba gente adicta, unida a él por intereses de familia o por la solidaridad que agrupa a los compatriotas. ...
En la línea 1913
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El mayor defecto de Rodrigo de Borgia había sido tomar, a risa lo que inventaban contra él: su falta de miedo al juicio de la posteridad, su bondadosa pereza, que nunca se tomó el trabajo de rectificar la mentira diaria. ...
En la línea 409
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Vamos ahora a otra cosa. Los de Santa Cruz, como familia respetabilísima y rica, estaban muy bien relacionados y tenían amigos en todas las esferas, desde la más alta a la más baja. Es curioso observar cómo nuestra edad, por otros conceptos infeliz, nos presenta una dichosa confusión de todas las clases, mejor dicho, la concordia y reconciliación de todas ellas. En esto aventaja nuestro país a otros, donde están pendientes de sentencia los graves pleitos históricos de la igualdad. Aquí se ha resuelto el problema sencilla y pacíficamente, gracias al temple democrático de los españoles y a la escasa vehemencia de las preocupaciones nobiliarias. Un gran defecto nacional, la empleomanía, tiene también su parte en esta gran conquista. Las oficinas han sido el tronco en que se han injertado las ramas históricas, y de ellas han salido amigos el noble tronado y el plebeyo ensoberbecido por un título universitario; y de amigos, pronto han pasado a parientes. Esta confusión es un bien, y gracias a ella no nos aterra el contagio de la guerra social, porque tenemos ya en la masa de la sangre un socialismo atenuado e inofensivo. Insensiblemente, con la ayuda de la burocracia, de la pobreza y de la educación académica que todos los españoles reciben, se han ido compenetrando las clases todas, y sus miembros se introducen de una en otra, tejiendo una red espesa que amarra y solidifica la masa nacional. El nacimiento no significa nada entre nosotros, y todo cuanto se dice de los pergaminos es conversación. No hay más diferencias que las esenciales, las que se fundan en la buena o mala educación, en ser tonto o discreto, en las desigualdades del espíritu, eternas como los atributos del espíritu mismo. La otra determinación positiva de clases, el dinero, está fundada en principios económicos tan inmutables como las leyes físicas, y querer impedirla viene a ser lo mismo que intentar beberse la mar. ...
En la línea 2299
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La ira de la señora de Jáuregui no se calmó con el feliz éxito del almuerzo… y siguió machacando sobre la pobre Papitos. Esta, que también tenía su genio, hervía interiormente en despecho y deseos de revancha. «¡Miren la tía bruja—decía para sí, bebiéndose las lágrimas—, con su teta menos… ! Mejor tuviera vergüenza de ponerse la teta de trapo para que crea la gente que tiene las dos de verdad, como las tienen todas y como las tendré yo el día de mañana… ». Por la tarde, cuando la señora salió, encargando que le limpiara la ropa, ocurriole a la mona tomar de su ama una venganza terrible; pero una de esas venganzas que dejan eterna memoria. Se le ocurrió poner, colgado en el balcón, el cuerpo de vestido que pegada tenía la cosa falsa con que doña Lupe engañaba al público. La malicia de Papitos imaginaba que puesto en el balcón el testimonio de la falta de su señora, la gente que pasase lo había de ver y se había de reír mucho. Pero no ocurrieron de este modo las cosas, porque ningún transeúnte se fijó en el pecho postizo, que era lo mismo que una vejiga de manteca; y al fin la chiquilla se apresuró a quitarlo, discurriendo con buen juicio que si doña Lupe al entrar veía colgado del balcón aquel acusador de su defecto, se había de poner hecha una fiera, y sería capaz de cortarle a su criada las dos cosas de verdad que pensaba tener. ...
En la línea 4622
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Expliquemos esto. Aurora Samaniego tenía treinta años y era viuda de un francés, que vino a España representando casas extranjeras de droguería. A poco de casarse, allá por el 65, el francés se fue con su mujer a Burdeos y allí heredó de sus padres un establecimiento de ropa blanca, que mejoró a fuerza de trabajo, poniendo en él las bases de una fortuna. Pero entre Bismark y Napoleón III lo echaron todo a perder, pues por causa de estos dos personajes sobrevino la guerra de 1870, que tantas esperanzas había de segar en flor. Fenelón, que era hombre bonísimo y de inteligencia mercantil, tenía el defecto del chauvinisme. Empuñó las armas, se agregó a un cuerpo de ejército, y a los primeros disparos, los prusianos le dejaron seco. ...
En la línea 5524
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Ambos se rieron. Ballester se había sentado en una silla junto al lecho, y no quitaba los ojos de aquella mujer, que le parecía entonces más hermosa que nunca. «Le daría cuatro besos—pensaba—; pero de amistad, de pura amistad, porque me interesa esta infeliz… y digan lo que quieran, no es tan mala como se cree por ahí». Después empezó a dar noticias de la familia y amigos, las cuales oía Fortunata con gran curiosidad. «Doña Lupe, con toda su fiereza, no la olvida a usted. Todos los días nos pide noticias a mí o a Quevedo, y pregunta también por el muchacho, si es robusto, si mama bien, si tiene algún defecto físico… ». ...
En la línea 1798
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Bien, ¡con un buen arpón! ¿Sabe usted, señor profesor? Los tiburones tienen un defecto, y es que necesitan ponerse tripa arriba para clavarle los dientes, y mientras tanto… ...
En la línea 1904
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Avdotia Romanovna era extraordinariamente hermosa, alta, esbelta, pero sin que esta esbeltez estuviera reñida con el vigor físico. Todos sus movimientos evidenciaban una firmeza que no afectaba lo más mínimo a su gracia femenina. Se parecía a su hermano. Su cabello era de un castaño claro; su tez, pálida, pero no de una palidez enfermiza, sino todo lo contrario; su figura irradiaba lozanía y juventud; su boca, demasiado pequeña y cuyo labio inferior, de un rojo vivo, sobresalía, lo mismo que su mentón, era el único defecto de aquel maravilloso rostro, pero este defecto daba al conjunto de la fisonomía cierta original expresión de energía y arrogancia. Su semblante era, por regla general, más grave que alegre, pero, en compensación, adquiría un encanto incomparable las contadas veces que Dunia sonreía, o reía con una risa despreocupada, juvenil, gozosa… ...
En la línea 3574
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Mi difunto marido tenía ciertamente ese defecto, nadie lo ignora, pero era un hombre de gran corazón que amaba y respetaba a su familia. Su desgracia fue que, llevado de su bondad excesiva, alternaba con todo el mundo, y sólo Dios sabe los desarrapados con que se reuniría para beber. Los individuos con que trataba valían menos que su dedo meñique. Figúrese usted, Rodion Romanovitch, que encontraron en su bolsillo un gallito de mazapán. Ni siquiera cuando estaba embriagado olvidaba a sus hijos. ...
En la línea 4327
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Tal vez haya oído usted contar cosas cómicas y ridículas sobre Marfa Petrovna. En efecto, tenía ciertas costumbres extrañas, pero le confieso sinceramente que siento verdadero remordimiento por las penas que le he causado. En fin, creo que esto es una oración fúnebre suficiente del más tierno de los maridos a la más afectuosa de las mujeres. Durante nuestros disgustos, yo guardaba silencio casi siempre, y este acto de galantería no dejaba de producir efecto. Ella se calmaba y sabía apreciarlo. En algunos casos incluso se sentía orgullosa de mí. Pero no pudo soportar a su hermana de usted. ¿Cómo se arriesgó a tomar como institutriz a una mujer tan hermosa? La única explicación es que, como mujer apasionada y sensible, se enamoró de ella. Sí, tal como suena; se enamoró… ¡Avdotia Romanovna! Desde el primer momento comprendí que su presencia sería una complicación, y, aunque usted no lo crea, decidí abstenerme incluso de mirarla. Pero fue ella la que dio el primer paso. Aunque le parezca mentira, al principio Marfa Petrovna llegó incluso a enfadarse porque yo no hablaba nunca de su hermana: me reprochaba que permaneciera indiferente a los elogios que me hacía de ella. No puedo comprender lo que pretendía. Como es natural, mi mujer contó a Avdotia Romanovna toda mi biografía. Tenía el defecto de poner a todo el mundo al corriente de nuestras intimidades y de quejarse de mí ante el primero que llegaba. ¿Cómo no había de aprovechar esta ocasión de hacer una nueva y magnífica amistad? Sin duda estaban siempre hablando de mí, y Avdotia Romanovna debía de conocer perfectamente los siniestros chismes que se me atribuían. Estoy seguro de que algunos de esos rumores llegaron hasta usted. ...
En la línea 838
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En efecto, los vapores de la Compañía Peninsular que hacen el servicio de los mares de China, tienen un defecto de construcción muy grave. La relación del calado en carga con la cabida, ha sido mal calculada, y por consiguiente ofrecen al mar muy débil resistencia. Su volumen cerrado, impenetrable al agua, es insuficiente. Están anegados, y a consecuencia de esta disposición bastaban algunos bultos echados a bordo, para modificar su marca. Son, por consiguiente, esos buques muy inferiores- si no por el motor y el aparato evaporatorio- a los tipos de las mensajerías francesas, tales como la 'Emperatriz' y el 'Cambodge'. Mientras que, según los cálculos de los ingenieros, estos buques pueden embarcar una cantidad de agua igual a su propio peso, antes de sumergirse los de la Compañía Peninsular, el 'Golconda', el 'Corea' y el 'Rangoon' no podrían recibir el sexto de su peso sin irse a pique. ...

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