La palabra Bulto ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras. 
				 La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
 La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
 Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
 La Biblia en España de Tomás Borrow y  Manuel Azaña
 El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
 La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
 Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
 Niebla de Miguel De Unamuno
 Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
				Por tanto puede ser considerada correcta en Español. 
				Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece bulto.
				
					 Estadisticas de la palabra  bulto
				 Bulto es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el  puesto 10005 según la RAE. 
			 Bulto aparece de media 0.78 veces  en cada libro en castellano. 
 
			Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la bulto en las obras de referencia de la RAE  contandose 118 apariciones .
					 Errores Ortográficos típicos con la palabra Bulto  
									
				 
					 Cómo se escribe bulto o vulto?
 
								 Más información sobre la palabra Bulto en internet
								 Bulto en la RAE. 
								 Bulto en Word Reference. 
								
								 Bulto en la wikipedia.  
								
								 Sinonimos de Bulto. 
  
								
								
								 
  la Ortografía es divertida  
 
								 							  
							    
  El Español es una gran familia 
  							  
							                               
				Algunas Frases de libros en las que aparece bulto
				La palabra bulto puede ser considerada correcta por su aparición en estas  obras maestras de la literatura. 
							  En la línea 1102
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Debía de ser la virgen rodeada de ángeles: una obra del arte grosero y cándido de la Edad Media: algún voto de los tiempos de la conquista; pero unas generaciones picando la piedra para marcar mejor las figuras borradas por los años, y otras blanqueándola con escrúpulos de bárbara curiosidad, habían dejado la losa de tal modo, que sólo se distinguía un bulto informe de mujer, la reina, que daba su nombre a la fuente; reina de los moros, como forzosamente han de serlo todas en los cuentos del campo. ... 
 
 
							  En la línea 1672
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Querían ver al niño, al pobre albaet; y entrando en el estudi, lo contemplaron todavía en la cama, el embozo de la sábana hasta el cuello, marcado apenas el bulto de su cuerpo bajo la cubierta, con la cabeza rubia inerte sobre el almohadón. ... 
 
 
							  En la línea 2200
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Volvió rápidamente, y a la difusa luz de las estrellas creyó ver un bulto negro saliendo del camino con silencioso paso y ocultándose detrás de un ribazo. ... 
 
 
							  En la línea 2232
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... , sonó el disparo y cayó el bulto en la acequia, entre una lluvia de hojas y cañas rotas. ... 
 
 
							  En la línea 1180
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Parecía que con la vida se hubiese evaporado toda la materia, no dejando más que lo envoltura, que apenas si marcaba un ligerísimo bulto en el lienzo arrollado. ... 
 
 
							  En la línea 1524
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... --Habla, Mariquita--rugía la voz de Fermín.--Di por qué haces eso. ¡Dilo por tu vida! ¡Mira que me vuelves loco! ¡Díselo a tu hermano, a tu Fermín!  La voz de la muchacha salió tenue, vergonzosa, lejana, de aquel bulto tendido. ... 
 
 
							  En la línea 42
   del libro  Memoria De Las Islas Filipinas.
 del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
  ... De este lijero relato, nada exajerado, podrá facilmente conocerse cuantas dificultades no habrá que vencer para que marche como mejor ser pueda, y no como debiera, la administracion de justicia; y para mayor comprobante de esta verdad, descendamos á esplicaciones y detalles mas por menor, comentando algunas de las ideas emitidas, y enunciando otros obstáculos de no menor bulto, y que pueden removerse facilmente. ... 
 
 
							  En la línea 52
   del libro  Memoria De Las Islas Filipinas.
 del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
  ... El juzgado de bienes de difuntos y ausentes, institucion que conviene conservar y darla mejor forma, como despues se dirá por las razones que se espresarán en párrafo separado, es otro cargo que turna entre los majistrados de dos en dos años [4], y en este juzgado hay asuntos de importancia; pero que sea de mucho ó poco bulto su entidad, es lo cierto que en él existen muy retrasados, y que su curso es en estremo lento, por no observarse la ley que manda se señale cada semana un dia para ver estos pleitos [5]. ... 
 
 
							  En la línea 98
   del libro  Memoria De Las Islas Filipinas.
 del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
  ... La estincion de los llamados honorarios de los jueces es un punto de reforma el mas interesante, pues hará que los jueces sean verdaderamente jueces imparciales, que no admitan peticiones estemporáneas, ni se multipliquen dilijencias inútiles, que muchas veces tienen lugar por hacer subir esos honorarios, que sobre el perjuicio que su desembolso irroga á los litigantes, no es de menor bulto el que sufren los negocios judiciales, por la dilacion y pérdida de tiempo precioso que se gasta en tales actuaciones. ... 
 
 
							  En la línea 232
   del libro  Memoria De Las Islas Filipinas.
 del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
  ... Asi establecido el plan, serian de mucha consideracion las utilidades que la nacion sacaria anualmente de este ramo, y no de menos bulto é importancia el fomento que recibirian la agricultura y comercio de Filipinas, y de mas entidad de lo que se pueden describir los auxilios con que las provincias asiático-españolas contribuirian al erario público, porque cesaria ademas la contribucion que pagamos al estranjero por su tabaco de Kentuqui y Virjinia; cosa chocante y aun escandalosa, pues somos tributarios del estranjero por un artículo del cual con nuestras provincias ultramarinas podemos abastecer al mundo con mejor jénero y á mas cómodo precio; y sin embargo de que la Providencia y el arrojo y valor español nos hizo dueños tres siglos ha de esas minas de tabaco, seguimos hasta hoy siendo tributarios al estranjero por esta produccion, porque no se ha sabido, ó no se ha querido sacar el partido que se debe de nuestras propias producciones. ... 
 
 
							  En la línea 1630
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Salió al fin la luna, y a su débil luz distinguí de pronto un bulto que se movía a muy corta distancia delante de mí. ... 
 
 
							  En la línea 1632
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... El bulto continuó sin alterar su marcha un momento ni mirar. ... 
 
 
							  En la línea 3572
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Volví los ojos en la dirección del ruido, y al pronto sólo percibí un bulto informe que avanzaba con lentitud; cuando estuvo más cerca distinguí la silueta de un hombre, vestido con burdo traje pardo, con una especie de sombrero andaluz, y que a modo de bastón empuñaba una rama de árbol pelada. ... 
 
 
							  En la línea 936
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Y así como suele decirse: el gato al rato, el rato a la cuerda, la cuerda al palo, daba el arriero a Sancho, Sancho a la moza, la moza a él, el ventero a la moza, y todos menudeaban con tanta priesa que no se daban punto de reposo; y fue lo bueno que al ventero se le apagó el candil, y, como quedaron ascuras, dábanse tan sin compasión todos a bulto que, a doquiera que ponían la mano, no dejaban cosa sana. ... 
 
 
							  En la línea 1473
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... En esto, alzó los ojos y vio que su amo estaba parado, procurando con la punta del lanzón alzar no sé qué bulto que estaba caído en el suelo, por lo cual se dio priesa a llegar a ayudarle si fuese menester; y cuando llegó fue a tiempo que alzaba con la punta del lanzón un cojín y una maleta asida a él, medio podridos, o podridos del todo, y deshechos; mas, pesaba tanto, que fue necesario que Sancho se apease a tomarlos, y mandóle su amo que viese lo que en la maleta venía. ... 
 
 
							  En la línea 1972
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Por esto determinaron de mostrarse, y, al movimiento que hicieron de ponerse en pie, la hermosa moza alzó la cabeza, y, apartándose los cabellos de delante de los ojos con entrambas manos, miró los que el ruido hacían; y apenas los hubo visto, cuando se levantó en pie, y, sin aguardar a calzarse ni a recoger los cabellos, asió con mucha presteza un bulto, como de ropa, que junto a sí tenía, y quiso ponerse en huida, llena de turbación y sobresalto; mas no hubo dado seis pasos cuando, no pudiendo sufrir los delicados pies la aspereza de las piedras, dio consigo en el suelo. ... 
 
 
							  En la línea 2192
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Pues, ¿no acabas de traerme ahora un recado de su parte?  -Digo que no la he visto tan despacio -dijo Sancho- que pueda haber notado particularmente su hermosura y sus buenas partes punto por punto; pero así, a bulto, me parece bien. ... 
 
 
							  En la línea 1234
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Era un tomo de mucho bulto. ... 
 
 
							  En la línea 2682
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Comprendía que allí las discusiones de menos compromiso eran las de más bulto y de cosas remotas, y así, era su fuerte la política exterior. ... 
 
 
							  En la línea 4463
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Casi tocando con la frente de Ana, metida entre dos hierros, pasó un bulto por la calle solitaria pegado a la pared del Parque. ... 
 
 
							  En la línea 7555
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... El Magistral vio aparecer por una esquina de la calle un bulto que se acercaba con paso vacilante, y que caminaba ya por la acera, ya por el arroyo. ... 
 
 
							  En la línea 527
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... —No hagan ustedes caso de esta rata eclesiástica—indicó Moreno, sentándose entre Barbarita y Jacinta—. Me está arruinando. Voy a tener que irme a un pueblo porque no me deja vivir. Es que no me puedo descuidar. Estoy en casa vistiéndome… siento un susurro, algo así como paso de ladrones; miro, veo un bulto, doy un grito… Es ella, la rata que ha entrado y se va escurriendo por entre los muebles. Nada; por pronto que acudo, ya mi querida tía me ha registrado la ropa que está en el perchero y se ha llevado todo lo que había en el bolsillo del chaleco. ... 
 
 
							  En la línea 1623
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... Y siempre que iba de noche por las calles, todo bulto negro o pardo se le antojaba que era la que buscaba. Corría, miraba de cerca… y no era. A veces creía distinguirla de lejos, y la forma se perdía en el gentío como la gota en el agua. Las siluetas humanas que en el claro oscuro de la movible muchedumbre parecen escamoteadas por las esquinas y los portales, le traían descompuesto y sobresaltado. Mujeres vio muchas, a oscuras aquí, allá iluminadas por la claridad de las tiendas; mas la suya no parecía. Entraba en todos los cafés, hasta en algunas tabernas entró, unas veces solo, otras acompañado de Villalonga. Iba con la certidumbre de encontrarla en tal o cual parte; pero al llegar, la imagen que llevaba consigo, como hechura de sus propios ojos, se desvanecía en la realidad. «¡Parece que donde quiera que voy —decía con profundo tedio—llevo su desaparición, y que estoy condenado a expulsarla de mi vista con mi deseo de verla!». Decíale Villalonga que tuviera paciencia; pero su amigo no la tenía; iba perdiendo la serenidad de su carácter, y se lamentaba de que a un hombre tan grave y bien equilibrado como él le trastornase tanto un mero capricho, una tenacidad del ánimo, desazón de la curiosidad no satisfecha. «Cosas de los nervios, ¿verdad Jacintillo? Esta pícara imaginación… Es como cuando tú te ponías enfermo y delirante esperando ver salir una carta que no salía nunca. Francamente, yo me creía más fuerte contra esta horrible neurosis de la carta que no sale». ... 
 
 
							  En la línea 1660
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... Por esto le gustaba más, cuando el tiempo no era muy frío, vagar por las calles, embozadito en su pañosa, viendo escaparates y la gente que iba y venía, parándose en los corros en que cantaba un ciego, y mirando por las ventanas de los cafés. En estas excursiones podía muy bien emplear dos horas sin cansarse, y desde que se daba cuerda y cogía impulso, el cerebro se le iba calentando, calentando hasta llegar a una presión altísima en que el joven errante se figuraba estar persiguiendo aventuras y ser muy otro de lo que era. La calle con su bullicio y la diversidad de cosas que en ella se ven, ofrecía gran incentivo a aquella imaginación, que al desarrollarse tarde, solía desplegar los bríos de que dan muestras algunos enfermos graves. Al principio no le llamaban la atención las mujeres que encontraba; pero al poco tiempo empezó a distinguir las guapas de las que no lo eran, y se iba en seguimiento de alguna, por puro éxtasis de aventura, hasta que encontraba otra mejor y la seguía también. Pronto supo distinguir de clases, es decir, llegó a tener tan buen ojo, que conocía al instante las que eran honradas y las que no. Su amigo Ulmus sylvestris, que a veces le acompañaba, indújole a romper la reserva que su encogimiento le imponía, y Maximiliano conoció a algunas que había visto más de una vez y que le habían parecido muy guapetonas. Pero su alma permanecía serena en medio de sus tentativas viciosas: las mismas con quienes pasó ratos agradables le repugnaban después, y como las viera venir por la calle, les huía el bulto. ... 
 
 
							  En la línea 1817
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... El amante también estaba poco dispuesto al sueño; mas era porque el entusiasmo le hacía cosquillas en el epigastrio, atravesándole un bulto en el vértice de los pulmones, con lo que le pesaba el respirar, y además poníale candelas encendidas en el cerebro. Por más que él soplaba para apagarlas y poder dormirse, no lo podía conseguir. Su tía estaba con él un poco seria. Sin duda sospechaba algo, y como persona de mucho pesquis, no se tragaba ya aquellas bolas del estudiar fuera de casa y de los amigos enfermos a quienes era preciso velar. A los dos días de aquel en que el exaltado mozo se arrancó a prometer su mano, doña Lupe tuvo con él una grave conferencia. El semblante de la señora no revelaba tan sólo recelo, sino profunda pena, y cuando llamó a su sobrino para encerrarse con él en el gabinete, este sintió desvanecerse su valor. Quitose la señora el manto y lo puso sobre la cómoda bien doblado. Después de clavar en él los alfileres, mirando a su sobrino de un modo que le hizo estremecer, le dijo: «Tengo que hablarte detenidamente». Siempre que su tía empleaba el detenidamente, era para echarle un réspice. ... 
 
 
							  En la línea 1968
   del libro  Niebla
 del afamado autor Miguel De Unamuno
  ... –Distraerte. Y además, que si, como te decía, un nivolista oculto que nos esté oyendo toma nota de nuestras palabras para reproducirlas un día, el lector de la nivola llegue a dudar, siquiera fuese un fugitivo momento, de su propia realidad de bulto y se crea a su vez no más que un personaje nivolesco, como nosotros. ... 
 
 
							  En la línea 1204
   del libro  Un viaje de novios
 del afamado autor Emilia Pardo Bazán
  ... Un bulto negro descendía las escaleras del vestíbulo de casa de Artegui. A la luz de los astros, y a la de los lejanos faroles de la calle, se advertía su vacilante andar, y a las manos que frecuentemente llevaba a su rostro. Miranda esperó, esperó como el cazador en acecho. El bulto iba acercándose. De pronto salió de entre un seto de arbustos un hombre y se oyó una imprecación soez, que traducida al lenguaje de las personas beneparlantes pudiera sonar así: ... 
 
 
							  En la línea 1208
   del libro  Un viaje de novios
 del afamado autor Emilia Pardo Bazán
  ... A ser Sardiola alguna pared de cal y canto, atendiera más a las invectivas de Miranda de lo que lo hizo. Con soberana indiferencia y fuerza hercúlea cargó en sus hombros el bello bulto inanimado, y separando al marido de un vigoroso empujón, tomó escalera arriba, no parando hasta depositar la preciosa carga en un sofá de la estancia mortuoria. Tras él entró el energúmeno, pero se contuvo algo al ver la actitud briosa y los centelleantes ojos del ex voluntario carlista, que con su cuerpo hacía parapeto al de la desmayada. ... 
 
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