Cual es errónea Propiedad o Prropiedad?
La palabra correcta es Propiedad. Sin Embargo Prropiedad se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra prropiedad es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra propiedad
Más información sobre la palabra Propiedad en internet
Propiedad en la RAE.
Propiedad en Word Reference.
Propiedad en la wikipedia.
Sinonimos de Propiedad.

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Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece propiedad
La palabra propiedad puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 288
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pero estas rebeliones eran momentáneas; volvían a él la sumisión resignada del labriego y el respeto tradicional y supersticioso para la propiedad. ...
En la línea 326
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y sintiendo en su interior la ciega bravura del mercader moro que sufre toda clase de ofensas, pero enloquece de furor cuando le tocan su propiedad, Barret entró corriendo en su barraca, agarró la vieja escopeta que tenía siempre cargada detrás de la puerta, y, echándosela a la cara, plantóse bajo el emparrado, dispuesto a meterle dos balas al primero de aquellos bandidos de la ley que pusiera el pie en sus campos. ...
En la línea 375
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¿Y todo aquello iba a ser propiedad de otro, porque sí, porque así lo querían los hombres? Buscó en su faja la tira de fósforos de cartón que le servían para encender sus cigarros. ...
En la línea 481
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¿Es que no existían gobiernos ni seguridades para la propiedad. ...
En la línea 33
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y las últimas palabras de Salvatierra, de negación para lo existente, de guerra a la propiedad y a Dios, tapujo de todas las iniquidades del mundo, zumbaban aún en los oídos de Fermín Montenegro, cuando a la mañana siguiente ocupó su puesto en la casa Dupont. La diferencia radical entre el ambiente casi monástico del escritorio, con sus empleados silenciosos, encorvados junto a las imágenes de los santos, y aquel grupo que rodeaba a Salvatierra de veteranos de la revolución romántica y jóvenes combatientes de la conquista del pan, turbaba al joven Montenegro. ...
En la línea 199
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El señor Fermín era una de las curiosidades de Marchamalo, que don Pablo exhibía a sus acompañantes. Todos reían sus refranes, los términos rebuscados y raros de su expresión, sus consejos dichos en tono campanudo; y el viejo aceptaba el irónico elogio de los señores con la simpleza del campesino andaluz, que aún parece vivir en la época feudal, siervo del amo, aplastado por la gran propiedad, sin esa independencia enfurruñada del pequeño labrador que tiene la tierra por suya. ...
En la línea 226
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Fue una genialidad de gran señor, un capricho de millonario que se admiraba a sí mismo proporcionando un mendrugo a un desesperado que encontraba obstruidos todos los caminos de la vida. Fermín halló un jornal en la viña de Marchamalo, la gran propiedad de los Dupont. Poco a poco fue conquistando la confianza del amo, el cual se fijaba atentamente en su trabajo. ...
En la línea 252
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pensaba con orgullo en los millones que tendrían sus hijos, y al mismo tiempo despreciaba a los que los habían amasado. Recordaba mentalmente con cierta vergüenza el origen de los Dupont, del que hablaban los más viejos de Jerez al comentar su escandalosa fortuna. El primero de la dinastía llegaba a la ciudad a principios del siglo, como un pordiosero, para entrar al servicio de otro francés que había establecido una bodega. Durante la guerra de la Independencia, el amo huía por miedo a las cóleras populares, dejando toda su fortuna confiada al compatriota, que era su servidor de confianza, y éste, en fuerza de dar gritos contra su país y vitorear a Fernando VII, conseguía que le respetasen y hacía prosperar los negocios de la bodega, que se acostumbraba a considerar como suya. Cuando, terminada la guerra, volvía el verdadero dueño, Dupont se negaba a reconocerle, alegándose a sí mismo, para tranquilidad de la conciencia, que bien había ganado la propiedad de la casa haciendo frente al peligro. Y el confiado francés, enfermo y agobiado por la traición, desaparecía para siempre. ...
En la línea 189
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... El tributo ó contribucion personal de los indios, aunque muy moderado, no puede aumentarse en ningun sentido sin esponerse el gobierno á graves males, porque siendo infinito el número de indios pobres, ó que ganan solo para su subsistencia, á esta parte numerosa seria á quien aflijiria un recargo de contribucion: mas adelante, y cuando se haya dado un cierto impulso y fomento á la clase de propietarios, y cuando la propiedad se halle repartida en muchas manos, convendrá aumentar en ella el tributo que paga ahora con mucha desigualdad, respecto del gremio de jornaleros y artesanos. ...
En la línea 342
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Personas notables por su capacidad, luces y talentos, no menos que por sus riquezas, tienen Filipinas y las preciosas Antillas; pues bien, fórmese en cada una de estas posesiones una reunion de personas escojidas por sus talentos, honrosos antecedentes, y de garantias por sus capitales, y bajo la presidencia de los capitanes jenerales gobernadores, mándeseles que se dediquen y ocupen en formular y discutir los fundamentos principales, los principios ó bases de las reformas mas adecuadas para garantir su seguridad, su propiedad, y establecer las mejoras que las luces del siglo reclaman, y han de conducir á aquellas provincias al mas saludable y cumplido desarrollo de su prosperidad. ...
En la línea 5307
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Tomó un poco de aliento don Quijote, y, viendo que todavía le prestaban silencio, quiso pasar adelante en su plática, como pasara ni no se pusiere en medio la agudeza de Sancho, el cual, viendo que su amo se detenía, tomó la mano por él, diciendo: -Mi señor don Quijote de la Mancha, que un tiempo se llamó el Caballero de la Triste Figura y ahora se llama el Caballero de los Leones, es un hidalgo muy atentado, que sabe latín y romance como un bachiller, y en todo cuanto trata y aconseja procede como muy buen soldado, y tiene todas las leyes y ordenanzas de lo que llaman el duelo en la uña; y así, no hay más que hacer sino dejarse llevar por lo que él dijere, y sobre mí si lo erraren; cuanto más, que ello se está dicho que es necedad correrse por sólo oír un rebuzno, que yo me acuerdo, cuando muchacho, que rebuznaba cada y cuando que se me antojaba, sin que nadie me fuese a la mano, y con tanta gracia y propiedad que, en rebuznando yo, rebuznaban todos los asnos del pueblo, y no por eso dejaba de ser hijo de mis padres, que eran honradísimos; y, aunque por esta habilidad era invidiado de más de cuatro de los estirados de mi pueblo, no se me daba dos ardites. ...
En la línea 7138
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... En esto, tomándole la mano don Antonio, se la paseó por la cabeza de bronce y por toda la mesa, y por el pie de jaspe sobre que se sostenía, y luego dijo: -Esta cabeza, señor don Quijote, ha sido hecha y fabricada por uno de los mayores encantadores y hechiceros que ha tenido el mundo, que creo era polaco de nación y dicípulo del famoso Escotillo, de quien tantas maravillas se cuentan; el cual estuvo aquí en mi casa, y por precio de mil escudos que le di, labró esta cabeza, que tiene propiedad y virtud de responder a cuantas cosas al oído le preguntaren. ...
En la línea 7141
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Admirado quedó don Quijote de la virtud y propiedad de la cabeza, y estuvo por no creer a don Antonio; pero, por ver cuán poco tiempo había para hacer la experiencia, no quiso decirle otra cosa sino que le agradecía el haberle descubierto tan gran secreto. ...
En la línea 7150
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Acaeció, pues, que, yendo don Quijote con el aplauso que se ha dicho, un castellano que leyó el rétulo de las espaldas, alzó la voz, diciendo: -¡Válgate el diablo por don Quijote de la Mancha! ¿Cómo que hasta aquí has llegado, sin haberte muerto los infinitos palos que tienes a cuestas? Tu eres loco, y si lo fueras a solas y dentro de las puertas de tu locura, fuera menos mal; pero tienes propiedad de volver locos y mentecatos a cuantos te tratan y comunican; si no, mírenlo por estos señores que te acompañan. ...
En la línea 100
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... se le irrita; en los intervalos, se oscurecen los anillos abdominales. La luz se produce casi instantáneamente en los dos anillos; sin embargo, se percibe primero en el anillo anterior. La materia brillante es fluida y muy adhesiva; ciertos puntos donde se había desgarrado la piel del animal seguían brillando y emitiendo un ligero centelleo, mientras que las partes sanas volvíanse oscuras. Cuando se decapita al insecto, los anillos continúan brillando, pero la luz no es tan intensa como antes; una irritación local, hecha con la punta de la aguja, aumenta siempre la intensidad de la luz. En un caso que pude observar, los anillos conservaron su propiedad luminosa durante cerca de veinticuatro horas después de la muerte del insecto. Estos hechos parecen probar que el animal sólo posee la facultad de extinguir durante breves intervalos la luz que emite; pero que, en todos los demás instantes, la emisión luminosa es involuntaria. En pedregales húmedos he hallado gran número de larvas de estos lampíridos, que por su forma general se parecen a los gusanos de luz de Inglaterra. Estas larvas no poseen más que un débil poder luminoso: al contrario que sus padres, simulan la muerte y cesan de brillar; la irritación ya no excita en ellas otra nueva emisión luminosa. Conservé algunas vivas durante cierto tiempo. Su cola constituye un órgano muy singular, pues por medio de una disposición muy ingeniosa puede representar el papel de chupador y de depósito para la saliva o un líquido análogo. Les daba muy a menudo carne cruda: invariablemente advertí que la punta de la cola iba a colocarse en la boca para verter una gota de fluido sobre la carne que el insecto se disponía a tragar. A pesar de una práctica tan constante, la cola no parece poder hallar fácilmente la boca; por lo menos, la cola toca primero el cuello y éste parece servirle de guía. ...
En la línea 373
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 14 de septiembre:- Los soldados pertenecientes a la posta siguiente quieren volverse a ella; y como juntándonos con ellos seremos cinco hombres, todos armados, decido no aguardar a las tropas anunciadas. Mi hospedero, el teniente, hace todos los esfuerzos posibles para retenerme. Ha sido en extremo atento conmigo; no sólo me ha dado de comer, sino que me ha prestado los caballos de su propiedad particular. Por eso, deseo remunerarle de cualquier modo que sea. Pregunto a mi guía si la costumbre me permite hacerlo, y me contesta que no, añadiendo que, además de una negativa, me diría algo por este estilo: «En nuestro país damos carne a nuestros perros; de modo que no vamos a vendérsela a los cristianos». No debe suponerse que el empleo de teniente en un ejército de esa calaña sea la causa de esa negativa a cobrar, no; eso proviene de que en toda la extensión de esas provincias (todos los viajeros pueden afirmarlo) cada uno considera un deber la hospitalidad. Luego de haber galopado unas cuantas leguas seguidas, entramos en una región baja y cenagosa que se extiende hacia el Norte, durante cerca de 80 millas (123 kilómetros), hasta la sierra Tapalguen. En algunas partes, esa comarca consiste en hermosas llanuras húmedas, cubiertas de césped; en otras, en un suelo blando, negro y turboso. Encuéntranse allí muchos lagos muy grandes, pero poco profundos, e inmensos cañaverales. En resumen: ese país se asemeja a las partes más bellas de las ciénagas del Cambridgeshire. Por la noche nos es algo difícil encontrar enmedio de los pantanos un sitio seco donde establecer nuestros campamento. ...
En la línea 393
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Dormimos en una de las grandes estancias del general Rosas. Está fortificada y tiene tal importancia, que al llegar de noche la tomo por una ciudad y su fortaleza. Al día siguiente vemos inmensos rebaños vacunos; el general posee aquí 74 leguas cuadradas de terreno. Antiguamente empleaba cerca de 300 hombres en esta propiedad, y tenían tal disciplina que desafiaban a todos los ataques de los, indios. ...
En la línea 483
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 18 de noviembre.- Acompaño a mi hospedero a su estancia, sita en el arroyo de San Juan. Por la tarde damos a caballo una vuelta alrededor de su propiedad: comprende 2 1/2 leguas cuadradas y está en lo que se llama un rincón, es decir, que el río de la Plata costea uno de los lados y los otros dos están defendidos por torrentes infranqueables. Hay allí un excelente puesto para embarcaciones pequeñas y una gran abundancia de monte bajo, lo cual constituye un valor de mucha cuantía, pues esa leña se emplea para la calefacción en Buenos' Aires. Tenía yo curiosidad por saber cuál podría ser el valor de una estancia tan completa. Hay en ella 3.000 cabezas de ganado vacuno y podría alimentar tres o cuatro veces más, 700 yeguas, 150 caballos domados y 600 carneros; además hay agua y piedra caliza en gran cantidad, excelentes corrales, una casa y un vivero de albérchigos. Por todo esto han ofrecido 10.000 pesos al propietario; pide 2.500 pesos más y probablemente lo daría por menos. El principal trabajo que necesita una estancia es recoger dos veces por semana el ganado en un sitio céntrico, para amansarlo y poco y para contarlo. Pudiera creerse que esta operación presentará grandes dificultades cuando se reúnan 12.000 a 15.000 cabezas en un lugar. ...
En la línea 280
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Algunos fatuos estimaban en mucho la propiedad de una casa, por miserable que fuera, en la parte alta de la ciudad, a la sombra de la catedral, o de Santa María la Mayor o de San Pedro, las dos antiquísimas iglesias vecinas de la Basílica y parroquias que se dividían el noble territorio de la Encimada. ...
En la línea 288
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La Revolución había derribado, había robado; pero la Restauración, que no podía restituir, alentaba el espíritu que reedificaba y ya las Hermanitas de los Pobres tenían coronado el edificio de su propiedad, tacita de plata, que brillaba cerca del Espolón, al Oeste, no lejos de los palacios y chalets de la Colonia, o sea el barrio nuevo de americanos y comerciantes del reino. ...
En la línea 2481
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En cuanto él veía en el papel de su propiedad los párrafos que iba copiando con aquella letra inglesa esbelta y pulcra que Dios le había dado, ya se le antojaba obra suya todo aquello. ...
En la línea 7519
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Tenía que parecer un señor para dar aire de verosimilitud a su propiedad de La Cruz Roja, el comercio más próspero de Vetusta, el único en su género, desde que el mísero de don Santos Barinaga se había ido arruinando. ...
En la línea 25
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Claudio estaba instalado aparentemente en un hotel próximo a la propiedad de la señora de Pineda. Casi todo el día y una gran parte de la noche los pasaba el joven en el jardín de Rosaura o en su casa; pero de todos modos, su domicilio oficial en el hotel, como decía Borja, era una discreta concesión a los respetos sociales. Las gentes amigas de ella cerraban los ojos, admitiendo con aparente buena fe que el español no era más que un visitante de la rica viuda, existiendo entre ambos la simpatía originada por la comunidad de idioma y de origen étnico. ...
En la línea 366
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Al ceñirse la tiara Alfonso de Borja, sólo vio en el rey de Nápoles un monarca inferior a él. Además, era su vasallo, por considerar la Iglesia dicho reino propiedad suya, pudiendo dar o quitar su corona. El mismo, cuando era simple jurisconsulto y vivía en Nápoles al lado del rey Alfonso, había dicho a éste repetidas veces que prestase homenaje al Papa de entonces, como feudatario de la Iglesia. ...
En la línea 368
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Como no tenía hijos legítimos, el reino de Aragón y la isla de Sicilia los dejó a su hermano, don Juan II, padre de Fernando el Católico. El reino de Nápoles, que él consideraba propiedad individual, por haberlo conquistado con su espada, lo cedió a su hijo ilegitimo Fernando, nacido en Valencia, disposición que indignó al Papa. ...
En la línea 565
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Tenía alquilado un villino en las afueras de Roma, una construcción género artista, con pequeño jardín y estudio de pintor, propiedad de un joven yanqui aficionado a diversas artes que se mantenía a la puerta de todas ellas; situación casi igual a la suya en literatura. Se había ido a Nueva York por varios meses, y al conocerse ambos en París, en el salón de un amigo, el norteamericano le arrendaba a última hora su casa de Roma, incluyendo en tal cesión la servidumbre: un ayuda de cámara italiano y su mujer, que actuaba de cocinera. ...
En la línea 464
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Al terminar la influencia de los hombres, disminuyó el descontento social y perdieron su fuerza amenazante las teorías sobre la supresión de la propiedad, el nuevo reparto de la riqueza y otras utopías. La mujer es profundamente conservadora y ama la propiedad y el orden. Ella ha sido la que, a pesar de su papel secundario, mantuvo al hombre en la razón durante miles de años y le impidió hacer tonterías irremediables. Sin ella no hubiese podido subsistir la sociedad. El hombre es tan vano y presuntuoso, que apenas discurre un disparate para remediar lo que tal vez no tiene remedio, intenta ponerlo en práctica, lo considera infalible por ser suyo, y se siente capaz de prender fuego al mundo entero a cambio de que triunfe su orgullo de autor. ...
En la línea 1348
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Juanín se quedó pasmado y lelo delante del nacimiento. La primera manifestación que hizo de sus ideas acerca de la libertad humana y de la propiedad colectiva consistió en meter mano a las velas de colores. Una de las niñas llevó tan a mal aquella falta de respeto, y dio unos chillidos tan fuertes que por poco se arma allí la de San Quintín. ...
En la línea 2066
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... De sobremesa, Juan Pablo propuso, puesto que estaban todos reunidos, tratar algunos puntos de la herencia, que debían ponerse en claro. Él no quería propiedad rústica, y si sus hermanos lo aprobaban, recibiría su parte en metálico e hipotecas. Otras hipotecas y las tierras serían para Nicolás y Maximiliano. Estos se conformaron con lo que su hermano proponía, y a doña Lupe le dieron ganas de tomar cartas en el asunto; pero no se atrevió a intervenir en un negocio que no le incumbía. No tuvo más remedio que tragar saliva y callarse. Después le dijo a Maximiliano: «Habéis sido unos tontos. Tu hermano quiere su parte en metálico para gastarla en cuatro días. Es una mano rota. ¿A mí qué me va ni me viene? Pues más te habría valido recibir lo tuyo en dinero contante, que bien colocado por mí, te habría dado una rentita bien segura. Y si no, lo has de ver. Yo quiero saber cómo te las vas tú a gobernar con tanto olivo, tanto parral y ese pedazo de monte bajo que dicen que te toca. Lo mismo que el majagranzas de Nicolás; a todo decía que sí. Por de pronto tendréis que tomar un administrador que os robará los ojos, y os dará cada cuenta que Dios tirita. ¡Qué par de zopencos sois! Yo te miraba y te quería comer con los ojos, dándote a entender que te resistieras; y tú, hecho un marmolillo… Y luego quieres echártela de hombre de carácter. Bonito camino, sí señor, bonito camino tomas». ...
En la línea 3975
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La comandanta entró con unos pedazos de damasco rojo y amarillo, que habían sido cortinas cuarenta años antes, pasando después por distintos usos. Con aquella tela se forraría la pared, formando la bandera española, y en el centro se pondría una lámina del Cristo del Gran Poder, propiedad de la portera. «No me parece mal—dijo Guillermina, sacando del estuche sus anteojos y calándoselos—. A ver, Juan Antonio, si se luce usted. ¿Y flores, no tenemos?». ...
En la línea 4811
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... De veras que desconfiaba, porque cuando ella extendió sus manos para coger las papeletas, acudió él a defenderlas como se defiende una propiedad sagrada. «Tate, tate; déjame esto aquí. Yo lo guardaré… ». ...
En la línea 600
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sí, señor profesor. El mar provee a todas mis necesidades. Unas veces echo mis redes a la rastra y las retiro siempre a punto de romperse, y otras me voy de caza por este elemento que parece ser inaccesible al hombre, en busca de las piezas que viven en mis bosques submarinos. Mis rebaños, como los del viejo pastor de Neptuno, pacen sin temor en las inmensas praderas del océano. Tengo yo ahí una vasta propiedad que exploto yo mismo y que está sembrada por la mano del Creador de todas las cosas. ...
En la línea 974
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Aquella cabina era, para hablar con propiedad, el arsenal y el vestuario del Nautilus. Colgadas de las paredes, una docena de escafandras esperaban a los expedicionarios. ...
En la línea 1806
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Herbert era mi amigo íntimo y mi compañero. Le ofrecí la mitad de la propiedad de mi bote, lo cual fue ...
En la línea 1939
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... dijo, mientras fumaba su pipa, que había empleado muchos años en poner la propiedad en su actual estado ...
En la línea 1941
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... - ¿Es propiedad de usted, señor Wemmick? - pregunté. ...
En la línea 1986
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... espalda la llave de la caja, pareció haberse olvidado tan completamente de su propiedad de Walworth como ...
En la línea 112
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Eran cerca de las cinco cuando, de pronto, vi que Sonetchka se levantaba, se ponía un pañuelo en la cabeza, cogía un chal y salía de la habitación. Eran más de las ocho cuando regresó. Entró, se fue derecha a Catalina Ivanovna y, sin desplegar los labios, depositó ante ella, en la mesa, treinta rublos. No pronunció ni una palabra, ¿sabe usted?, no miró a nadie; se limitó a coger nuestro gran chal de paño verde (tenemos un gran chal de paño verde que es propiedad común), a cubrirse con él la cabeza y el rostro y a echarse en la cama, de cara a la pared. Leves estremecimientos recorrían sus frágiles hombros y todo su cuerpo… Y yo seguía acostado, ebrio todavía. De pronto, joven, de pronto vi que Catalina Ivanovna, también en silencio, se acercaba a la cama de Sonetchka. Le besó los pies, los abrazó y así pasó toda la noche, sin querer levantarse. Al fin se durmieron, las dos, las dos se durmieron juntas, enlazadas… Ahí tiene usted… Y yo… yo estaba borracho. ...
En la línea 2361
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Tendrá que prestar usted declaración ante la policía ‑repuso Porfirio Petrovitch con acento perfectamente oficial‑. Deberá usted manifestar que, enterado del hecho, es decir, del asesinato, ruega que se advierta al juez de instrucción encargado de este asunto que tales y cuales objetos son de su propiedad y que desea usted desempeñarlos. Además, ya recibirá una comunicación escrita. ...
En la línea 3231
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Otro día, dejándose llevar de su espíritu burlón, trata de divertirse a costa de alguien que sospecha de él. Finge palidecer de espanto, pero he aquí que representa su papel con demasiada propiedad, que su palidez es demasiado natural, y esto será otro indicio. Por el momento, su interlocutor podrá dejarse engañar, pero, si no es un tonto, al día siguiente cambiará de opinión. Y el imprudente cometerá error tras error. Se meterá donde no le llaman para decir las cosas más comprometedoras, para exponer alegorías cuyo verdadero sentido nadie dejará de comprender. Incluso llegará a preguntar por qué no lo han detenido todavía. ¡Je, je, je… ! Y esto puede ocurrir al hombre más sagaz, a un psicólogo, a un literato. La naturaleza es un espejo, el espejo más diáfano, y basta dirigir la vista a él. Pero ¿qué le sucede, Rodion Romanovitch? ¿Le ahoga esta atmósfera tal vez? ¿Quiere que abra la ventana? ...
En la línea 4166
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑No es necesario remontarse al origen de los acontecimientos ‑continuó Porfirio Petrovitch‑. Creo que sería una rebusca inútil e imposible. Al principio circularon rumores sobre cuyo origen y naturaleza creo superfluo extenderme. Inútil también explicarle cómo se encontró su nombre enzarzado en todo esto. Lo que a mí me dio la señal de alarma fue un hecho completamente fortuito, del que tampoco le hablaré. El conjunto de rumores y circunstancias accidentales me llevaron a concebir ciertas ideas. Le confieso con toda franqueza (pues si uno quiere ser sincero debe serlo hasta el fin) que fui yo el primero que le mezclé a usted en este asunto. Las anotaciones de la vieja en los envoltorios de los objetos y otros mil detalles de la misma índole no significan nada independientemente; pero se podían contar hasta un centenar de hechos importantes. Tuve también ocasión de conocer hasta en sus más mínimos detalles el incidente de la comisaría. Me enteré de ello por un simple azar. Me lo refirió con gran lujo de pormenores la persona que había desempeñado en la escena el papel principal, con gran propiedad por cierto, aunque sin darse cuenta. ...
En la línea 76
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Aquel primer robo demostró que Buck podía sobrevivir en el hostil territorio del norte. Era la prueba de su capacidad de adaptación, de acomodación a las circunstancias cambiantes, cuya ausencia habría significado una muerte rápida y terrible. Indicó, además, el descenso, o mejor aún la quiebra, de sus principios morales, inútiles ahora y una rémora en la despiadada lucha por la existencia. El respeto por la propiedad privada y los sentimientos personales estaban muy bien en las regiones meridionales bajo el imperio de la ley del amor y la fraternidad, pero en el norte, donde prevalecía la ley del garrote y el colmillo, era un necio quien tuviera en cuenta tales cosas, y en la medida en que las acatase no lograría salir adelante. ...
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