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La palabra ideas
Cómo se escribe

la palabra ideas

La palabra Ideas ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
El cuervo de Leopoldo Alias Clarín
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece ideas.

Estadisticas de la palabra ideas

La palabra ideas es una de las palabras más comunes del idioma Español, estando en la posición 765 según la RAE.

Ideas es una palabra muy común y se encuentra en el Top 500 con una frecuencia media de 115.1 veces en cada obra en castellano

El puesto de esta palabra se basa en la frecuencia de aparición de la ideas en 150 obras del castellano contandose 17495 apariciones en total.


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece ideas

La palabra ideas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 284
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Estas angustias del tío Barret por satisfacer su deuda sin poder conseguirlo acabaron por despertar en él cierto instinto de rebelión, haciendo surgir de su rudo pensamiento vagas y confusas ideas de justicia. ...

En la línea 320
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... A pesar de estas ideas que propalaba Luis en sus momentos de seriedad, afirmando que mejor andarían las cosas si él gobernase, don Pablo Dupont abominaba de su primo, considerándolo una vergüenza de la familia. ...

En la línea 772
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Me retiré, Fermín, y no me arrepiento. Aún quedan muchos de los que fueron mis compañeros de miserias y entusiasmos, que siguen fieles al pasado con una consecuencia que es testarudez. Pero ellos han nacido para héroes y yo no soy más que un hombre que considera el comer como la primera función de la vida... Además, me cansé de escribir por la gloria y las ideas, de sudar para los demás y vivir en perpetua pobreza. Un día me dije que sólo se puede trabajar para ser grande hombre o para comer. ...

En la línea 1199
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Salvatierra, bajo la presión de sus pensamientos, sintió la necesidad de confesarse con alguien, de hablar a aquel ser sencillo de su debilidad y sus vacilaciones ante el misterio de la muerte. Era un deseo, de volcar su pensamiento con la certeza de no ser comprendido, de sacar a luz su alma, semejante al que había visto en los grandes personajes shakesperianos, reyes en desgracia, caudillos perseguidos por el destino, que confían fraternalmente sus ideas a bufones y a locos. ...

En la línea 1235
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Como la vendimia no exigía grandes fatigas, Marchamalo estaba lleno de mujeres que se agachaban en sus laderas cortando los racimos, mientras desde el camino las insultaban los huelguistas privados de trabajo por sus «ideas». ...

En la línea 307
del libro El cuervo
del afamado autor Leopoldo Alias Clarín
... » Ello era que en la absoluta indiferencia con que Antón miraba el doloroso aparato de la muerte y en el placer con que saboreaba los elementos pintorescos y dramáticos de los entierros, Cuervo veía un espejo de sus aficiones, ideas y sentimientos. ...

En la línea 1135
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... En esa época, las ideas de orgullo que son de recibo en nuestros días apenas estaban aún de moda. ...

En la línea 1475
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -El gascón está lleno de ideas -dijo Porthos con admiración. ...

En la línea 4074
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Pero para D'Artagnan todos los aspectos revestían una forma feliz, todas las ideas ten ían una sonrisa, todas las tinieblas eran diáfanas. ...

En la línea 4515
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Se comprende que en la disposición en que se encontraba nada podía ser más desagradable para Bazin que la llegada de D'Artagnan, que podía volver a arrojar a su amo en e l torbellino de las ideas mun danas que lo habían arrastrado durante tanto tiempo. ...

En la línea 158
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Tales son las observaciones que sobre el ramo de justicia me ha ocurrido presentar, y si en ellas no hay elegancia y amenidad de estilo, hay ideas que pueden ser de suma utilidad é importancia al caso para que se han redactado, ó por lo menos deseos laudables de mejorar en las Filipinas tan importante materia: otras plumas mas dispuestas y mejores talentos podrán llevarlas al grado de perfeccion de que son susceptibles, quedando contento por mi parte con haber tratado de estas reformas, y escitado á otros por este papel á que ocupándose en tan importante asunto, se le ponga en el lugar que le corresponde, y desapareciendo el sistema absurdo, irregular y anómalo que hoy tienen esos juzgados, sean reformados oportuna y sabiamente para felicidad de los naturales y habitantes de nuestras preciosas Islas Filipinas, dándoles jueces que no tengan por primera base el aumento de sus fortunas, si no la pública felicidad: jueces en fin, de saber, de probidad y aptitud acreditadas, para administrar cumplidamente la justicia: único medio de que los pueblos, al paso que consoliden por este modo una felicidad estable, vean solo en sus alcaldes mayores y correjidores unos padres que solo desean la prosperidad de sus hijos, y se afanan por conservarles su paz y tranquilidad inalterables sobre los sólidos cimientos de la justicia, fuente y manantial seguro de todos los demas bienes en la tierra. ...

En la línea 468
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... --Estado militar y ministerio de hacienda, el que vió la luz pública en Mayo último, y como en él se proponga una cesion de nuestras Islas Filipinas á la Inglaterra en cambio de Jibraltar, con alguna otra ventaja, me ha parecido oportuno tomar la pluma, no para dar una contestacion al embozado autor de tal produccion, sino para emitir cuatro reflexiones, aunque lijeras, muy suficientes para desvanecer como el humo cualquiera impresion favorable que haya podido causar el tal folleto, sin embargo que sus ideas en cuanto dice respecto de Filipinas, es imposible hayan tenido acojida ni sido bien recibidas por nadie. ...

En la línea 470
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Aserto en estremo aventurado y desventajoso; y si á ello se añade el modo con que se hace, vendremos forzosamente á concluir en una de dos cosas, ó que el tal autor del folleto ignora hasta la posicion de aquellas Islas, y que ni sabe dónde existen, ó que hay segunda y solapada intencion en las ideas emitidas. ...

En la línea 473
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Mas con todo, bueno y oportuno parece dar alguna razon de su importancia y utilidad, para que se jeneralice mas la idea ventajosa y favorable que tienen de aquellas Islas cuantos las conocen con algun fundamento, y presentar la poca exactitud con que se ha escrito el tal folleto; pues sin embargo de conceder á su autor la mejor buena fe y el mas vivo deseo de la prosperidad de esta trabajada nacion (en lo que no nos aventaja), avanza demasiado y aventura mucho en lo que propone; y siendo un mal de la mayor trascendencia y gravedad la sola indicacion que hace de la desmembracion de las Islas Filipinas, es muy justo y puesto en razon procurar el oportuno remedio al daño que aquellas ideas puedan haber causado. ...

En la línea 905
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En mis numerosos y lejanos viajes, nunca he tenido sensación de soledad ni deseo de conversar y de cambiar ideas tan vivos y fuertes como en aquel momento. ...

En la línea 1765
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Ya se levanta de la cama, y al saber que teníamos un inglés en casa, me ha pedido que le presente, porque tiene mucha afición a los ingleses por sus ideas liberales. ...

En la línea 1793
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Los nacionales me llaman el alegre Baltasar, y mi popularidad se funda en la jovialidad de mi carácter y en mis ideas liberales. ...

En la línea 1989
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Por las muestras, había contagiado a su jefe sus ideas personales sobre el asunto, porque el duque, al verme en sus audiencias, no me hacía más caso que dedicarme una mirada desdeñosa; y en cierta ocasión, como me adelantase hacia él para hablarle, se escapó por la puerta más próxima. ...

En la línea 734
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El 5 de marzo echamos el ancla en la bahía de Woollya, pero no encontramos allí a nadie. Nos alarmó esto tanto más, cuanto que creíamos comprender por los gestos de los indígenas del estrecho de Eonsonby que había habido batalla. Más tardé hemos sabido que los terribles Oeus habían hecho una incursión. Sin embargo, muy pronto se aproximó a nosotros una canoíta, con una bandera en la proa y vimos que uno de los hombres que la tripulaban se lavaba la cara a grandes farfadas para quitarse la pintura; aquel hombre era nuestro pobre Jemmy, ya hoy hecho un salvaje flaco, huraño, con la cabellera en desorden y todo desnudo a excepción de un pedazo de tela alrededor de la cintura. No le conocimos hasta que estuvo a nuestro lado, porque estaba muy vergonzoso y volvía la espalda al barco. Le habíamos dejado gordo, limpio, bien vestido; no he visto nunca cambio más completo, ni más triste. Pero en cuanto se vistió, en cuanto desapareció el primer aturdimiento volvió a ser lo que era. Come con el capitán Fitz-Roy y lo hace con la pulcritud de otros tiempos. Nos dice que tiene demasiado, quiere decir bastante que comer, y que no tiene frío, que sus parientes son gente brava y que no quiere volver a Inglaterra. Por la tarde descubrimos la causa de aquel gran cambio en las ideas de Jemmy: llega al barco su joven y linda mujer. ...

En la línea 1363
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Un temblor de tierra subvierte en un momento las ideas más arraigadas; la tierra, el emblema mismo de la solidez, ha temblado bajo nuestros pies como una cáscara delgada aplicada sobre un fluido; el espacio de un segundo ha bastado para despertar en el espíritu un extraño sentimiento de inseguridad que no hubiesen podido producir varias horas de reflexión. viento agitaba los árboles de la selva en el momento del choque; por eso no sentí yo más que el temblor de tierra bajo mis pies, sin observar otro fenómeno. capitán Fitz-Roy y algunos oficiales se encontraban a la sazón en la Villa, y allí fue mucho más duro el efecto, porque aun cuando las casas hechas de madera no fuesen derribadas, no por eso dejaron de sufrir las sacudidas ...

En la línea 2380
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... mos atravesado el meridiano de los antípodas y nos hace dichosos la idea de que cada legua recorrida ahora nos acerca a Inglaterra. Los antípodas! Es esta una palabra que evoca en el espíritu innumerables ideas desarrolladas en la infancia, multitud de perplejidades experimentadas entonces. ...

En la línea 3063
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... bios naturalistas han tratado de pintar estos paisajes del trópico, nombrando multitud de objetos e indicando algunos rasgos característicos de cada uno de ellos; sistema que puede dar algunas ideas definidas a un viajero que lo haya visto; pero ¿cómo es posible imaginar el aspecto de una planta en el suelo que la vio nacer, cuando no se la ha visto más que en una estufa? ¿Ni quién, por haber visto una planta de muestra en un invernadero, puede imaginar lo que podrá ser cuando adquiera las dimensiones de un árbol frutal o formando selvas impenetrables? ¿Quién podría, por sólo haber visto en una colección de entomología, magníficas mariposas exóticas, especiales cicadiadas, asociar a esos objetos sin vida la música incesante que producen éstos últimos, el vuelo lento y perezoso de las primeras? Pues esos son espectáculos que en todos los momentos se ven bajo los trópicos. el instante de llegar el sol a su mayor altura, es cuando hay que considerar el espectáculo: el magnífico follaje del nopal proyecta entonces espesa sombra sobre el suelo, mientras que las ramas superiores resplandecen con el verde más brillante bajo los rayos de un sol abrasador. ...

En la línea 50
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Si conocerá bien el pueblo! No pintaría mejor su prisión un artista encarcelado durante los años en que las impresiones son más vivas, ni un sedentario la estancia en que ha encerrado su persona y sus ideas en los años maduros. ...

En la línea 245
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Cuando estas ideas le sobrecogían, para vencerlas y olvidarlas se entregaba con furor al goce de lo presente, del poderío que tenía en la mano; devoraba su presa, la Vetusta levítica, como el león enjaulado los pedazos ruines de carne que el domador le arroja. ...

En la línea 318
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... , sus respectivas esposas, hijas y demás familia del sexo débil obligaríanles a imitar en religión, como en todo, las maneras, ideas y palabras de la envidiada aristocracia. ...

En la línea 1333
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No le faltaba talento, era apasionado y se asimilaba con facilidad ideas que entendía muy pronto, pero no se distinguía por lo original ni por lo prudente. ...

En la línea 1042
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Extinguida esta protesta interior contra la viuda de Gamboa, volvió Borja a considerar las proposiciones de don Arístides con el mismo respeto que cuando vivía sometido a su tutela. ¿Por qué no casarse?… Alguna, vez tendría que imitar el ejemplo de los demás, y mejor era Estela que cualquiera otra de las mujeres que podían salirle al camino. Aquellas embozadas promesas de honores alcanzados por el hecho de ser yerno de Bustamante no le emocionaban. Sólo tenía en cuenta el dulce carácter de ella, o, mejor dicho, su ausencia de verdadero carácter, lo que le haría plegarse en todo a las costumbres y las ideas de su esposo. ...

En la línea 1513
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Maquiavelo no pudo contener su entusiasmo ante la tragedia de Sinigaglia. Como florentino, temía al príncipe que meditaba la conquista de su país; como tratadista político, lo admiraba, viendo en él una brillante personificación de todas sus ideas sobre la vida del Estado. ...

En la línea 588
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los numerosos pigmeos se miraron inquietos al oír este trueno que hacía temblar el techo, profiriendo palabras incomprensibles. Al fin, por uno de los cuatro escotillones que daban salida a los caminos en rampa arrollados en torno a las patas de la mesa, vio aparecer al mismo hombrecillo que le había hablado horas antes. Llegaba con el rostro oculto por sus tocas, y sin esperar a que Gillespie le preguntase, explicó a gritos la larga ausencia de Flimnap. Este había tenido que salir en las primeras horas de la mañana para la antigua capital de Blefuscu, pero volvería al día siguiente. Con las máquinas voladoras era fácil dicho viaje, que en otras épocas exigía mucho tiempo. El gobierno municipal de la citada ciudad le había llamado urgentemente para que diese una conferencia sobre el Hombre-Montaña, explicando sus costumbres y sus ideas. ...

En la línea 741
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Si, mi madre, conforme a los usos del antiguo régimen, y yo te pido que la respetes. Momaren tiene un alma generosa. Su único defecto consiste en ser tradicionalista y aceptar todas las ideas de su época. ...

En la línea 767
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Donde el gigante va de caza y Popito expone sus ideas sobre el gobierno de las mujeres ...

En la línea 11
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Conocida la persona y sus felices circunstancias, se comprenderá fácilmente la dirección que tomaron las ideas del joven Santa Cruz al verse en las puertas del mundo con tantas probabilidades de éxito. Ni extrañará nadie que un chico guapo, poseedor del arte de agradar y del arte de vestir, hijo único de padres ricos, inteligente, instruido, de frase seductora en la conversación, pronto en las respuestas, agudo y ocurrente en los juicios, un chico, en fin, al cual se le podría poner el rótulo social de brillante, considerara ocioso y hasta ridículo el meterse a averiguar si hubo o no un idioma único primitivo, si el Egipto fue una colonia bracmánica, si la China es absolutamente independiente de tal o cual civilización asiática, con otras cosas que años atrás le quitaban el sueño, pero que ya le tenían sin cuidado, mayormente si pensaba que lo que él no averiguase otro lo averiguaría… «Y por último —decía—pongamos que no se averigüe nunca. ¿Y qué… ?». El mundo tangible y gustable le seducía más que los incompletos conocimientos de vida que se vislumbran en el fugaz resplandor de las ideas sacadas a la fuerza, chispas obtenidas en nuestro cerebro por la percusión de la voluntad, que es lo que constituye el estudio. Juanito acabó por declararse a sí mismo que más sabe el que vive sin querer saber que el que quiere saber sin vivir, o sea aprendiendo en los libros y en las aulas. Vivir es relacionarse, gozar y padecer, desear, aborrecer y amar. La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo. No paraban aquí las filosofías de Juanito, y hacía una comparación que no carece de exactitud. Decía que entre estas dos maneras de vivir, observaba él la diferencia que hay entre comerse una chuleta y que le vengan a contar a uno cómo y cuándo se la ha comido otro, haciendo el cuento muy a lo vivo, se entiende, y describiendo la cara que ponía, el gusto que le daba la masticación, la gana con que tragaba y el reposo con que digería. ...

En la línea 11
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Conocida la persona y sus felices circunstancias, se comprenderá fácilmente la dirección que tomaron las ideas del joven Santa Cruz al verse en las puertas del mundo con tantas probabilidades de éxito. Ni extrañará nadie que un chico guapo, poseedor del arte de agradar y del arte de vestir, hijo único de padres ricos, inteligente, instruido, de frase seductora en la conversación, pronto en las respuestas, agudo y ocurrente en los juicios, un chico, en fin, al cual se le podría poner el rótulo social de brillante, considerara ocioso y hasta ridículo el meterse a averiguar si hubo o no un idioma único primitivo, si el Egipto fue una colonia bracmánica, si la China es absolutamente independiente de tal o cual civilización asiática, con otras cosas que años atrás le quitaban el sueño, pero que ya le tenían sin cuidado, mayormente si pensaba que lo que él no averiguase otro lo averiguaría… «Y por último —decía—pongamos que no se averigüe nunca. ¿Y qué… ?». El mundo tangible y gustable le seducía más que los incompletos conocimientos de vida que se vislumbran en el fugaz resplandor de las ideas sacadas a la fuerza, chispas obtenidas en nuestro cerebro por la percusión de la voluntad, que es lo que constituye el estudio. Juanito acabó por declararse a sí mismo que más sabe el que vive sin querer saber que el que quiere saber sin vivir, o sea aprendiendo en los libros y en las aulas. Vivir es relacionarse, gozar y padecer, desear, aborrecer y amar. La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo. No paraban aquí las filosofías de Juanito, y hacía una comparación que no carece de exactitud. Decía que entre estas dos maneras de vivir, observaba él la diferencia que hay entre comerse una chuleta y que le vengan a contar a uno cómo y cuándo se la ha comido otro, haciendo el cuento muy a lo vivo, se entiende, y describiendo la cara que ponía, el gusto que le daba la masticación, la gana con que tragaba y el reposo con que digería. ...

En la línea 11
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Conocida la persona y sus felices circunstancias, se comprenderá fácilmente la dirección que tomaron las ideas del joven Santa Cruz al verse en las puertas del mundo con tantas probabilidades de éxito. Ni extrañará nadie que un chico guapo, poseedor del arte de agradar y del arte de vestir, hijo único de padres ricos, inteligente, instruido, de frase seductora en la conversación, pronto en las respuestas, agudo y ocurrente en los juicios, un chico, en fin, al cual se le podría poner el rótulo social de brillante, considerara ocioso y hasta ridículo el meterse a averiguar si hubo o no un idioma único primitivo, si el Egipto fue una colonia bracmánica, si la China es absolutamente independiente de tal o cual civilización asiática, con otras cosas que años atrás le quitaban el sueño, pero que ya le tenían sin cuidado, mayormente si pensaba que lo que él no averiguase otro lo averiguaría… «Y por último —decía—pongamos que no se averigüe nunca. ¿Y qué… ?». El mundo tangible y gustable le seducía más que los incompletos conocimientos de vida que se vislumbran en el fugaz resplandor de las ideas sacadas a la fuerza, chispas obtenidas en nuestro cerebro por la percusión de la voluntad, que es lo que constituye el estudio. Juanito acabó por declararse a sí mismo que más sabe el que vive sin querer saber que el que quiere saber sin vivir, o sea aprendiendo en los libros y en las aulas. Vivir es relacionarse, gozar y padecer, desear, aborrecer y amar. La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo. No paraban aquí las filosofías de Juanito, y hacía una comparación que no carece de exactitud. Decía que entre estas dos maneras de vivir, observaba él la diferencia que hay entre comerse una chuleta y que le vengan a contar a uno cómo y cuándo se la ha comido otro, haciendo el cuento muy a lo vivo, se entiende, y describiendo la cara que ponía, el gusto que le daba la masticación, la gana con que tragaba y el reposo con que digería. ...

En la línea 15
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Cuando comunicaba sus temores a D. Baldomero, este se echaba a reír y le decía: «El chico es de buena índole. Déjale que se divierta y que la corra. Los jóvenes del día necesitan despabilarse y ver mucho mundo. No son estos tiempos como los míos, en que no la corría ningún chico del comercio, y nos tenían a todos metidos en un puño hasta que nos casaban. ¡Qué costumbres aquellas tan diferentes de las de ahora! La civilización, hija, es mucho cuento. ¿Qué padre le daría hoy un par de bofetadas a un hijo de veinte años por haberse puesto las botas nuevas en día de trabajo? ¿Ni cómo te atreverías hoy a proponerle a un mocetón de estos que rece el rosario con la familia? Hoy los jóvenes disfrutan de una libertad y de una iniciativa para divertirse que no gozaban los de antaño. Y no creas, no creas que por esto son peores. Y si me apuras, te diré que conviene que los chicos no sean tan encogidos como los de entonces. Me acuerdo de cuando yo era pollo. ¡Dios mío, qué soso era! Ya tenía veinticinco años, y no sabía decir a una mujer o señora sino que usted lo pase bien, y de ahí no me sacaba nadie. Como que me había pasado en la tienda y en el almacén toda la niñez y lo mejor de mi juventud. Mi padre era una fiera; no me perdonaba nada. Así me crié, así salí yo, con unas ideas de rectitud y unos hábitos de trabajo, que ya ya… Por eso bendigo hoy los coscorrones que fueron mis verdaderos maestros. Pero en lo referente a sociedad, yo era un salvaje. Como mis padres no me permitían más compañía que la de otros muchachones tan ñoños como yo, no sabía ninguna suerte de travesuras, ni había visto a una mujer más que por el forro, ni entendía de ningún juego, ni podía hablar de nada que fuera mundano y corriente. Los domingos, mi mamá tenía que ponerme la corbata y encasquetarme el sombrero, porque todas las prendas del día de fiesta parecían querer escapárseme del cuerpo. Tú bien te acuerdas. Anda, que también te has reído de mí. Cuando mis padres me hablaron… así, a boca de jarro, de que me iba a casar contigo, ¡me corrió un frío por todo el espinazo… ! Todavía me acuerdo del miedo que te tenía. Nuestros padres nos dieron esto amasado y cocido. Nos casaron como se casa a los gatos, y punto concluido. Salió bien; pero hay tantos casos en que esta manera de hacer familias sale malditamente… ¡Qué risa! Lo que me daba más miedo cuando mi madre me habló de casarme, fue el compromiso en que estaba de hablar contigo… No tenía más remedio que decirte algo… ¡Caramba, qué sudores pasé! 'Pero yo ¿qué le voy a decir, si lo único que sé es que usted lo pase bien, y en saliendo de ahí soy hombre perdido… ?'. ...

En la línea 686
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... No obstante, su juvenil curiosidad pronto superó esas halagüeñas ideas y sentimientos. Tenía ganas de saber qué clase de delito podían haber cometido la mujer y la niña; y así, por su mandato, trajeron a su presencia a las dos aterradas y sollozantes criaturas. ...

En la línea 312
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Gracias, caballero –dijo don Fermín, agregando–: Rigen a los hombres y a sus cosas enigmáticas leyes, que el hombre, sin embargo, puede vislumbrar. Yo, señor mío, tengo ideas particulares sobre casi todas las cosas… ...

En la línea 324
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Sí, señor mío, yo soy anarquista, anarquista místico, pero en teoría, entiéndase bien, en teoría. No tema usted, amigo –y al decir esto le puso amablemente la mano sobre la rodilla–, no echo bombas. Mi anarquismo es puramente espiritual. Porque yo, amigo mío, tengo ideas propias sobre casi todas las cosas… ...

En la línea 359
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Tú le verás, chiquilla, tú le verás a irás cambiando de ideas. ...

En la línea 1480
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... No faltan otros eruditos que con la característica caridad de la especie, habiendo vislumbrado a Paparrigópulos y envidiosos de antemano de la fama que preven le espera, tratan de empequeñecerle. Tal hay que dice de Paparrigópulos que, como el zorro, borra con el jopo sus propias huellas, dando luego vueltas y más vueltas por otros derroteros para despistar al cazador y que no se sepa por dónde fue a atrapar la gallina, cuando si de algo peca es de dejar en pie los andamios, una vez acabada la torre, impidiendo así que se admire y vea bien esta. Otro le llama desdeñosamente concionador, como si el de concionar no fuese arte supremo. El de más allá le acusa, ya de traducir, ya de arreglar ideas tomadas del extranjero, olvidando que al revestirlas Paparrigópulos en tan neto, castizo y transparente castellano como es el suyo, las hace castellanas y por ende propias, no de otro modo que hizo el padre Isla propio el Gil Blas de Lesage. Alguno le moteja de que su principal apoyo es su honda fe en la ignorancia ambiente, desconociendo el que así le juzga que la fe es trasportadora de montañas. Pero la suprema injusticia de estos y otros rencorosos juicios de gentes a quienes Paparrigópulos ningún mal ha hecho, su injusticia notoria, se verá bien clara con sólo tener en cuenta que todavía no ha dado Paparrigópulos nada a luz y que todos los que le muerden los zancajos hablan de oídas y por no callar. ...

En la línea 490
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Aleje de sí esas ideas, señor Land -respondí al arponero-, y, sobre todo, no se base en ellas para encolerizarse contra nuestros huéspedes, lo que no haría más que agravar nuestra situación. ...

En la línea 522
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Me di cuenta de que las ideas de Ned Land iban agriándose con las reflexiones a que se entregaba su celebro. Podía oír poco a poco el hervor de sus imprecaciones en el fondo de su garganta, y veía cómo sus gestos iban tornándose amenazadores. Andaba, daba vueltas como una fiera enjaulada y golpeaba con pies y manos las paredes de la celda. Pasaba el tiempo mientras tanto y el hambre nos aguijoneaba cruelmente, sin que nada nos anunciara la aparición del steward. ...

En la línea 1346
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La cena fue excelente. Dos palomas torcaces completaron la extraordinaria minuta. La fécula de sagú, el pan del artocarpo, unos cuantos mangos, media docena de ananás y un poco de licor fermentado de nueces de coco nos alegraron el ánimo, hasta el punto de que las ideas de mis companeros, así me lo pareció, llegaron a perder algo de su solidez habitual. ...

En la línea 1539
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... No podía apartar de mi mente el recuerdo de la extraña fisonomía del capitán Nemo y, sumido en un abismo de reflexiones, me perdía en las más absurdas hipótesis, incapaz de reunir dos ideas lógicas, cuando Ned Land me sacó de mi concentración al decir, con tono de sorpresa, que el almuerzo estaba servido. ...

En la línea 623
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Si eres tan tonto que no tienes otras ideas más aceptables - dijo mi hermana - vale más que te vayas a continuar el trabajo. ...

En la línea 919
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... ¿Qué había de ser de mí con semejante ambiente? ¿Cómo podía mi carácter dejar de experimentar su influencia? ¿Es de extrañar que mis ideas estuviesen deslumbradas, como lo estaban mis ojos cuando salía a la luz natural desde la niebla amarillenta que reinaba en aquellas estancias? ...

En la línea 924
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Joe no tomaba ninguna parte en tales discusiones, aunque muchas veces le hablaban mientras ocurrían aquellas escenas, solamente porque la señora Joe se daba cuenta de que no le gustaba que me alejaran de la fragua. Yo entonces ya tenía edad más que suficiente para entrar de aprendiz al lado de Joe; y cuando éste se había sentado junto al fuego, con el hierro de atizar las brasas sobre las rodillas, o bien se ocupaba en limpiar la reja de ceniza, mi hermana interpretaba tan inocente pasatiempo como una contradicción a sus ideas, y entonces se arrojaba sobre él, le quitaba el hierro de las manos y le daba un par de sacudidas. Pero había otro final irritante en todos aquellos debates. De pronto y sin que nada lo justificase, mi hermana interrumpía con un bostezo y, echándome la vista encima como si fuese por casualidad, se dirigía a mí furiosa exclamando: ...

En la línea 971
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Y allí repitió varias veces esta palabra con algunos intervalos, hasta el punto de que empecé a temer que no podía recobrar la claridad de sus ideas. Por fin prolongó su observación, diciendo: — Te aseguro, Pip, que es asombroso. ...

En la línea 68
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Al punto experimentó una impresión de profundo alivio. Sus ideas parecieron aclararse. ...

En la línea 94
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Pues, al decir «sin esperanza», quiero decir «sabiendo que va uno a un fracaso». Por ejemplo, usted está convencido por anticipado de que cierto señor, un ciudadano íntegro y útil a su país, no le prestará dinero nunca y por nada del mundo… ¿Por qué se lo ha de prestar, dígame? Él sabe perfectamente que yo no se lo devolvería jamás. ¿Por compasión? El señor Lebeziatnikof, que está siempre al corriente de las ideas nuevas, decía el otro día que la compasión está vedada a los hombres, incluso para la ciencia, y que así ocurre en Inglaterra, donde impera la economía política. ¿Cómo es posible, dígame, que este hombre me preste dinero? Pues bien, aun sabiendo que no se le puede sacar nada, uno se pone en camino y… ...

En la línea 118
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Yo besé el polvo de sus botas… , pero sólo mentalmente, pues él, alto funcionario y hombre imbuido de ideas modernas y esclarecidas, no me habría permitido que se las besara de verdad. Volví a casa, y no puedo describirle el efecto que produjo mi noticia de que iba a volver al servicio activo y a cobrar un sueldo. ...

En la línea 168
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Era difícil imaginar una pobreza mayor y un mayor abandono; pero Raskolnikof, dado su estado de espíritu, se sentía feliz en aquel antro. Se había aislado de todo el mundo y vivía como una tortuga en su concha. La simple presencia de la sirvienta de la casa, que de vez en cuando echaba a su habitación una ojeada, le ponía fuera de sí. Así suele ocurrir a los enfermos mentales dominados por ideas fijas. ...

En la línea 414
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... “No hemos saldado todavía nuestras cuentas, franchute, no pierdes nada con esperar”, murmuré cuando llegué al final de la escalera. Todavía me encontraba en la imposibilidad de ordenar mis ideas. ...

En la línea 415
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... El aire libre me despejó un poco. Algunos instantes después, cuando hube recobrado mi lucidez, dos ideas se me aparecieron claramente. ...

En la línea 885
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Pues bien, juega una vez según tus ideas —me ordenó la abuela—, ahora veremos, quizá resulte. ...

En la línea 1006
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... “Ella tiene un secreto, ¡es evidente! Su diálogo con la abuela me ha oprimido el corazón. ¡Cuántas veces la he suplicado que fuese franca conmigo, pues sabe perfectamente que yo estoy dispuesto a arriesgar por ella mi vida! Pero siempre me ha tratado con el mismo desdén, y en lugar de la vida que le ofrecía exigía de mí proezas ridículas, como la de provocar al barón. ¿No resulta todo esto doloroso? ¿Es posible que ese francés lo represente todo para ella? ¿Y Mr. Astley?” Pero al llegar a este punto mis ideas se confundían completamente. ¡Y cuántas torturas experimentaba! ¡Cuántas, Dios mío! ...

En la línea 285
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Un antiguo carcelero de la prisión recuerda aún perfectamente a este desgraciado, cuya cadena se remachó en la extremidad del patio. Estaba sentado en el suelo como todos los demás. Parecía que no comprendía nada de su posición sino que era horrible. Pero es probable que descubriese, a través de las vagas ideas de un hombre completamente ignorante, que había en su pena algo excesivo. Mientras que a grandes martillazos remachaban detrás de él la bala de su cadena, lloraba; las lágrimas lo ahogaban, le impedían hablar, y solamente de rato en rato exclamaba: 'Yo era podador en Faverolles'. Después sollozando y alzando su mano derecha, y bajándola gradualmente siete veces, como si tocase sucesivamente siete cabezas a desigual altura, quería indicar que lo que había hecho fue para alimentar a siete criaturas. ...

En la línea 347
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Se encontraba en uno de esos momentos en que todas las ideas que tiene el espíritu se mueven y agitan sin fijarse. Tenía una especie de vaivén oscuro en el cerebro. ...

En la línea 348
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Muchas ideas lo acosaban pero entre ellas había una que se presentaba más continuamente a su espíritu, y que expulsaba a las demás; había reparado en los seis cubiertos de plata y el cucharón que la señora Magloire pusiera en la mesa. ...

En la línea 425
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Jean Valjean, hermano mío, vos no pertenecéis al mal, sino al bien. Yo compro vuestra alma; yo la libro de las negras ideas y del espíritu de perdición, y la consagro a Dios. ...

En la línea 80
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y el prohombre celebró su propio retruécano disparando larga risa. Miranda quedose pensativo mascando la miga de la proposición, cuyas ventajas le saltaron a los ojos prontamente. Ningún medio más acertado para prevenir las embestidas de la mala fortuna y asegurar el dudoso porvenir, mientras no emigrasen del todo los ya ralos cabellos, y no desapareciese el barniz de gallardía que aún abrillantaba su persona. Por otra parte, León era ciudad que involuntariamente sugería ideas matrimoniales. ¿Qué hacer sino casarse allí donde todo era calma y tedio, donde la soltería inspiraba desconfianza, donde la más insignificante aventurilla provocaba los furiosos ladridos del escándalo? Así es que dijo en voz alta: ...

En la línea 112
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Con tan alto patrocinio se presentó Miranda en la pacífica morada del feudatario colmenarista, siendo en efecto recibido cual lo exigía el venir de tal persona recomendado. Naturalmente se propuso no aparecer al pronto como candidato a la mano de Lucía. Sobre ser indelicadeza, fuera carencia de tacto; y además pretendía Miranda ante todo estudiar el terreno que pisaba. Halló ser verdad cuanto le había anunciado el prohombre y aun algo más en lo tocante a bienes de fortuna: vio una casa chapada a la antigua, tosca y popular en sus usos, pero honrada en todo, y un caudal sólido y seguro, diariamente acrecido por la celosa administración del señor Joaquín y su sencillez y parsimonia. Es cierto que el bueno del Leonés pareció a Miranda hombre de tediosa compañía, en todo vulgar e infeliz, corto de alcances, con sus ribetes de mentecato, pero hubo de sufrirlo, y aun de acomodarse a las ideas del viejo, tanto que éste llegó a no poder tomar café ni leer El Progreso Nacional, órgano de Colmenar, sin la salsa de los sabrosos comentarios que Miranda hacía a cada fondo, a cada suelto y gacetilla. Sabía Miranda de memoria el reverso, la cara interna de la política, y explicaba desenfadadamente las solapadas alusiones, las reticencias hábiles, las sátiras finas que en todo periódico importante abundan y son eterno logogrifo para el cándido suscritor provinciano. De suerte que desde su intimidad con Miranda, gozaba el señor Joaquín el hondo placer de la iniciación y miraba por cima del hombro a sus correligionarios leoneses, no admitidos en el santuario de la política reservada. Además de estos gustos que a la relación con Miranda debía, esponjábase el buen viejo -que ya sabemos cuán poco tenía de filósofo- cuando le encontraban las gentes mano a mano con tan bien portado caballero, íntimo del gobernador y familiar comensal de las gentes más encopetadas de la ciudad. ...

En la línea 582
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Claro está que sí -afirmó Lucía-. Y si usted quisiera ser franco, si usted se decidiese a… confiarme lo que así le aflige, vería cómo en un santiamén le disipaba yo esa sombra que tiene en la cara. No sé por qué se me figura que tanta seriedad, tanto ceño, tanto caimiento de animo, no nace de que usted sea desdichado de veras, sino allá de… ¡qué sé yo!, de niñerías, de ideas sin ton ni son que le bullen a usted en los cascos. ¿A que acerté? ...

En la línea 585
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¡Lo ve usted! -acertó a pronunciar por fin, buscando en los ángulos de su boca la sonrisa, y hallándola a duras penas-. De modo que ya pasaron todas esas ideas sin fundamento, que son como los castillos de naipes que me hacía padre siendo yo chiquita; soplaba, y, ¡patatás!, al suelo. ...

En la línea 468
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Es oportuno dar a conocer los pensamientos que ocupaban entonces el ánimo de Picaporte. Hasta su llegada a Bombay, había creído y podido creer que las cosas no pasarían de aquí. Pero ahora, desde que corría a todo vapor al través de la India, se había verificado un cambio en su ánimo. Sus inclinaciones naturales reaparecían con celeridad. Volvía a sus caprichosas ideas de la juventud, tomaba por lo serio los proyectos de su amo, creía en la realidad de la apuesta, y por consiguiente en la vuelta al mundo y en el maximum de tiempo que no debía excederse. Se inquietaba ya por las tardanzas posibles y por los accidentes que podían sobrevenir en el camino. Se sentía como interesado en esta apuesta, y temblaba a la idea que tenía de haberia podido comprometer la víspera con su imperdonable estupidez. Por eso, siendo mucho menos flemático que mister Fogg, estaba mucho más inquieto. Contaba y volvía a contar los días transcurridos, maldecía las paradas del tren, lo acusaba de lentitud y vituperaba 'in pectore' a mister Fogg por no haber prometido una prima al maquinista. No sabía el buen muchacho que lo que era posible en un vapor no tenía aplicación en un ferrocarril, cuya velocidad era reglamentaria. ...

En la línea 528
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Entre otras ideas había una que inquietaba mucho a este pobre muchacho. ¿Qué haría mister Fogg del elefante cuando hubiese llegado a la estación del Allahabad? ¿Se lo llevaría? ¡Imposible! El precio del transporte añadido al de la compra, sería una ruina. ¿Lo vendería o le daría libertad? Ese apreciable animal bien merecía que se le tuviese consideración. Si por casualidad mister Fogg se lo regalase, muy apurado se vería él, Picaporte, y esto no dejaba de preocuparle. ...

En la línea 1154
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Por eso, pues, se hallaba Picaporte aquel día sobre la cubierta del 'Carnatic', viniendo a aspirar, a todo pulmón las brisas del mar. Este aire puro lo serenó. Comenzó a reunir sus ideas, y no lo consiguió sin esfuerzos. Pero, al fin, recordó las escenas de la víspera, las confidencias de Fix, el fumadero, ete. ...

En la línea 1632
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Fix había oído la conversación. Algunos momentos antes, cuando todo medio de locomoción le faltaba, estaba decidido a marchar; y ahora, que- el tren estaba allí y no tenía más que ocupar su asiento, le retenía un irresistible impulso. El andén de la estación le quemaba los pies, y no podía desprenderse de allí. Volvió al embate de sus encontradas ideas, y la cólera del mal éxito lo ahogaba. Quería luchar hasta el fin. ...

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Ideas en la RAE.
Ideas en Word Reference.
Ideas en la wikipedia.
Sinonimos de Ideas.

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Cómo se escribe ideas o hideas?
Cómo se escribe ideas o ideaz?

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