Cual es errónea Ocurrido o Ocurido?
La palabra correcta es Ocurrido. Sin Embargo Ocurido se trata de un error ortográfico.
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Sinonimos de Ocurrido.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Ocurrido
Cómo se escribe ocurrido o hocurrido?
Cómo se escribe ocurrido o okurrido?
Cómo se escribe ocurrido o ocurido?
Cómo se escribe ocurrido o ocurrrrido?

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece ocurrido
La palabra ocurrido puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 761
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Iba a casa de sus amos a contarles lo ocurrido, la mala voluntad de aquella gente, empeñada en amargar su existencia: y una hora después, ya más calmado por las buenas palabras de los señores, emprendió el camino hacia su casa. ...
En la línea 803
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y encima de esta desdicha, todo el rosario condenado de libras y sueldos de multa, ¡Cristo! Comió sin apetito, contando a su mujer lo ocurrido en el Tribunal. ...
En la línea 1164
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¡Cómo gritó de angustia la madre al verla entrar y cómo protestó luego al enterarse de lo ocurrido! Aquellas gentes eran peores que judíos! ¡Señor! . ...
En la línea 1173
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Lo ocurrido la enseñaría a no pasear por gusto en la huerta. ...
En la línea 261
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El millonario y el caudillo de los pobres se estrechaban tranquilamente la mano después de tantos años de no verse, como si nada hubiese ocurrido. ...
En la línea 597
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Todo lo autorizaba el tétrico recuerdo. Por la más leve falta se apaleaba a un hombre en el campo; el gañán era un ser sospechoso contra el cual todo era lícito. Los excesos de celo de la autoridad se agradecían y premiaban, y al que osaba protestar se le imponía silencio con el recuerdo de _La Mano Negra_. La gente joven escarmentaba con este ejemplo; los hombres tenían miedo, y los ricos, allá en la ciudad, con la imaginación fortalecida por el vino de sus bodegas, seguían añadiendo caperuzas a su fantasma, colgándole nuevos adornos de terror, agrandándolo de tal modo, que los mismos que lo habían visto nacer hablaban de él como de algo horriblemente legendario ocurrido en tiempos remotos. ...
En la línea 1075
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Algunas de las muchachas, al recobrar la razón después de la embriaguez de aquella noche, se habían ido a la sierra, no queriendo permanecer en el cortijo. Apostrofaban a los manijeros, guardianes de confianza de sus familias, que habían sido los primeros en aconsejarlas que siguiesen al señorito. Y después de propalar entre los trabajadores que volvieron a Matanzuela el domingo, lo ocurrido en la noche anterior, emprendieron solas el regreso a sus casas, contando a todos los escándalos del cortijo. ...
En la línea 1098
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los señoritos más ricos de Jerez abandonaban sus copas de vino para salir a la calle, rodeando el caballo del aperador. Querían saber detalladamente lo ocurrido en Matanzuela. ¡Aquel Luis era a veces tan embustero relatando sus hazañas!... Y al contestar Rafael gravemente, con pocas palabras, reían todos ellos, viendo confirmadas sus noticias. ...
En la línea 613
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¡Y bien!, ¿a quién se le ha ocurrido alguna vez decir que Aramis era un cobarde? No desde luego que a nadie y de ahora en adelante quiero tomarle en todo por modelo. ...
En la línea 892
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Y ¿cómo ha ocurrido la cosa? Porque como sabéis, mi querido capitán, es preciso que un juez escuche a las dos partes. ...
En la línea 901
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Decís, pues, que los guardias han buscado pelea a los mosqueteros -Digo que es probable que las cosas hayan ocurrido de este modo, pero no lo juro, Sire. ...
En la línea 1017
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Colocado entre la vida y la muerte como Bernajoux estaba, no tuvo siquiera la idea de callar un instante la verdad; contó a los dos señores las cosas exac tamente tal como habían ocurrido. ...
En la línea 2347
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Es seguro que espontáneamente no se me hubiese ocurrido ir, porque la subida es penosa.» El hombre que me hablaba así compone versos y no es en modo alguno un poeta despreciable. ...
En la línea 2779
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En seguida volvió el catalán y, sin decir palabra, se sentó en el umbral, como si nada hubiera ocurrido; la singular pareja comenzó a comer y a beber, sazonando los manjares con juramentos y burlas. ...
En la línea 4571
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero lo que más me sorprendía era que después de pegar al criado el amo se sentaba, y al instante comenzaba a hablar y a reír con él como si no hubiera ocurrido nada, y el gigante reía y conversaba con su amo como si no le hubiera pegado nunca. ...
En la línea 5262
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Sea usted razonable, olvide lo ocurrido; ya sabe que lo propio de un cristiano, y además su deber, es perdonar. ...
En la línea 116
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Cuando las hormigas llegaron al camino, cambiaron de dirección; dividiéronse en hileras estrechas y volvieron a subir el paredón. Puse una piedrecita de modo que interceptase el camino a una de las filas; atacola un batallón entero y luego se retiró inmediatamente. Poco después volvió a la carga otro batallón, pero no habiendo podido quitar el obstáculo, retirose a su vez y se abandonó ese camino. Dando un rodeo de una o dos pulgadas, la fila hubiera podido evitar aquella piedra, y eso hubiera ocurrido sin duda si hubiese estado allí desde el principio; pero esos pequeños guerreros animosos habían sido atacados y no querían ceder. ...
En la línea 161
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El hecho más curioso que debo advertir, acerca de este animal, es el olor fuerte y desagradable que exhala el macho. Es imposible describir este olor: diéronme náuseas y estuve a punto de desmayarme muchas veces mientras desollaba el ejemplar cuya piel está hoy en el Museo Zoológico. Envolví la piel en un pañuelo de seda para llevármela a casa. Pues bien; después de haber hecho lavar mucho el pañuelo de bolsillo lo usé continuamente; a pesar de lavarlo con frecuencia, cada vez que lo desdoblaba sentía inmediatamente ese olor, y esto duró diez y nueve meses. He aquí un pasmoso ejemplo de la persistencia de una sustancia que, sin embargo, debe de ser muy volátil; en efecto, a menudo me ha ocurrido, al pasar a media milla de distancia de una manada de ciervos, sentir, traído por el viento, un aire pestífero a causa del olor del macho. Creo que este olores más penetrante en la época en que son perfectas las astas del macho, es decir, cuando están desprovistas de la piel peluda que las cubre durante algún tiempo. ...
En la línea 187
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Parece probable que esta nueva inmigración ha ocurrido desde el tiempo de Azara. El gallinazo suele preferir un clima húmedo, o más bien las cercanías del agua dulce; por eso abunda en extremo en el Brasil y en el Plata y nunca se le encuentra en las llanuras áridas y desiertas de la Patagonia septentrional, excepto a lo largo de algunos ríos. Estas aves frecuentan las Pampas hasta las Cordilleras, pero ni una sola he visto en Chile; en el Perú se las respeta, por considerarlas como los verdaderos barrenderos de las calles. Ciertamente puede decirse que esta clase de buitres viven en sociedad, pues parecen complacerse en su mutua compañía y no sólo se reúnen para arrojarse contra una presa común. En un día bueno pueden observarse a menudo bandadas enteras cerniéndose a grandes alturas, describiendo cada ave las más graciosas evoluciones. Estas evoluciones no pueden ser para ellas más que un ejercicio, o tal vez se relacionen con sus enlaces matrimoniales. ...
En la línea 509
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Hay tantos caballos en este país, que la humanidad y el interés no tienen nada en común; y por esa razón, según creo, es por lo que tiene muy poco imperio la humanidad Un día en que iba yo recorriendo las Pampas a caballo, acompañado por el muy respetable estanciero que me hospedaba, mi rendida cabalgadura se quedaba atrás. Este hombre me gritaba a menudo que la espolease. Le respondí que eso sería una vergüenza, puesto que el caballo estaba completamente agotado de fuerzas. «¡Qué importa!, gritaba. ¡Espoleelo de firme, que el caballo es mío!» Me costó entonces alguna dificultad hacerle comprender que si no empleaba las espuelas era a causa del caballo y no a causa de él. Pareció asombrarse mucho, y exclamó: «Ah! ¡Don Carlos, qué cosa!» Ciertamente, nunca se le había ocurrido una idea semejante. ...
En la línea 6527
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Rato hacía que se le había ocurrido que él, gracias a su estatura, podría coger cómodamente la barquilla y arrancarla de sus prisiones. ...
En la línea 7861
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Nunca se le había ocurrido que aquel espectáculo era fuente de placeres secretos intensos, vivos como pasión fuerte; pero ya que lo había descubierto, quería gozar aquellos extraños sabores picantes de la nueva golosina. ...
En la línea 8039
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No oyen, ni ven ni entienden lo que pasa en el escenario; únicamente cuando los cómicos hacen mucho ruido, bien con armas de fuego, o con una de esas anagnórisis en que todos resultan padres e hijos de todos y enamorados de sus parientes más cercanos, con los consiguientes alaridos, sólo entonces vuelve la cabeza la buena dama de Vetusta, para ver si ha ocurrido allá dentro alguna catástrofe de verdad. ...
En la línea 8645
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Hay que ser beata, es decir, no hay que contentarse con llamarse religiosa, cristiana, y vivir como un pagano, creyendo esas vulgaridades de que lo esencial es el fondo, que las menudencias del culto y de la disciplina quedan para los espíritus pequeños y comineros; no, hija mía, no, lo esencial es todo; la forma es fondo: y parece natural que Dios diga a una mujer que pretende amarle: Hija, pues para acordarte de mí no debes necesitar que a Zorrilla se le haya ocurrido pintar los amores de una monja y un libertino; ven a mi templo, y allí encontrarán los sentidos incentivo del alma para la oración, para la meditación y para esos actos de fe, esperanza y caridad que son todo mi culto en resumen. ...
En la línea 716
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Esta inscripción de la tumba de Inocencio VIII había sido redactada muchos años después de la muerte de dicho Papa. Los enemigos y calumniadores del español Alejandro VI hasta pretendían robarle la gloria del gran acontecimiento geográfico ocurrido bajo su Pontificado. ...
En la línea 937
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Claudio Borja creyó del caso recordar una carta del cardenal de Monreale a su gran amigo el valenciano don Juan Marrados, camarero o cubiculario íntimo del Papa, contándole lo ocurrido en esta boda para que lo transmitiese al duque de Gandía, residente en Valencia. Dicha carta la guardaba el canónigo Figueras en el archivo de su catedral, y era notable por la alegre crudeza con que relataba en valenciano algunos detalles de las nupcias del pequeño Jofre. ...
En la línea 1136
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... «No volveré a ver a esas gentes —pensó—. Ahora me alegro de lo ocurrido. En realidad, me interesan muy poco.» ...
En la línea 1505
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El verdadero ejército de los conjurados, que se mantenía esperando órdenes a varias millas de Sinigaglia, al saber lo ocurrido se apresuró a retirarse, no obstante estar mandado por un sobrino y un hermano de los presos. Terminada esta operación tan rápida y eficaz, el duque de las Romanas se posesionó de la fortaleza de Sinigaglia antes que se ocultase el sol, tal como lo había prometido. ...
En la línea 153
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Las palabras del sabio le fueron revelando todo lo ocurrido en esta tierra extraordinaria desde el atardecer del día anterior. Los escasos habitantes de la costa le habían visto aproximarse, poco antes de la puesta del sol, en su bote, más enorme que los mayores navíos del país. La alarma había sido dada al interior, llegando la noticia a los pocos minutos hasta la misma capital de la República. Los miembros del Consejo Ejecutivo habían acordado rápidamente la manera de recibir al visitante inoportuno, haciéndole prisionero para suprimirlo a las pocas horas. Los aparatos voladores del ejército salían a su encuentro una vez cerrada la noche. El Hombre-Montaña pudo vagar a lo largo de la costa sin tropezarse con ningún habitante, porque todos los ribereños se habían metido tierra adentro por orden superior. ...
En la línea 250
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Esta capital de la República de los pigmeos se llamaba Mildendo en otros tiempos. ¿Cómo se titularía en el presente, después de haber ocurrido lo que el profesor Flimnap llamaba la Verdadera Revolución?… ...
En la línea 262
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pasó por entre estos guerreros, con toda la austeridad de su carácter universitario y sus opiniones antimilitaristas, el profesor Flimnap. La inesperada aparición del Gentleman-Montaña había dado una importancia extraordinaria a la traductora de inglés. En unas cuantas horas se había convertido en el personaje más interesante de la República. El gobierno le llamaba para conocer sus opiniones; el rector de la primera de las universidades, que hasta entonces le había considerado como un triste catedrático de una lengua muerta y de problemática utilidad, se dignaba sonreírle, y hasta en la noche anterior, después del recibimiento del Hombre-Montaña, lo había invitado a cenar para que en presencia de su familia contase todo lo ocurrido. ...
En la línea 742
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gillespie no experimentó extrañeza al oír esto. Le parecía extremadamente lógico, y hasta se asombró de que no se le hubiera ocurrido antes. Siendo mistress Augusta Haynes el Padre de los Maestros, era natural que Popito fuese su hija. ¿Cómo iría a terminar toda esta historia empezada al otro extremo de la tierra para reproducirse aquí en proporciones de burlesca exigüidad, pero con un carácter mas dramático y peligroso?… ...
En la línea 59
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El idilio se acentuaba cada día, hasta el punto de que la madre de Barbarita, disimulando su satisfacción, decía a esta: «Pero, hija, vais a dejar tamañitos a los Amantes de Teruel». Los esposos salían a paseo juntos todas las tardes. Jamás se ha visto a D. Baldomero II en un teatro sin tener al lado a su mujer. Cada día, cada mes y cada año, eran más tórtolos, y se querían y estimaban más. Muchos años después de casados, parecía que estaban en la luna de miel. El marido ha mirado siempre a su mujer como una criatura sagrada, y Barbarita ha visto siempre en su esposo el hombre más completo y digno de ser amado que en el mundo existe. Cómo se compenetraron ambos caracteres, cómo se formó la conjunción inaudita de aquellas dos almas, sería muy largo de contar. El señor y la señora de Santa Cruz, que aún viven y ojalá vivieran mil años, son el matrimonio más feliz y más admirable del presente siglo. Debieran estos nombres escribirse con letras de oro en los antipáticos salones de la Vicaría, para eterna ejemplaridad de las generaciones futuras, y debiera ordenarse que los sacerdotes, al leer la epístola de San Pablo, incluyeran algún parrafito, en latín o castellano, referente a estos excelsos casados. Doña Asunción Trujillo, que falleció en 1841 en un día triste de Madrid, el día en que fusilaron al general León, salió de este mundo con el atrevido pensamiento de que para alcanzar la bienaventuranza no necesitaba alegar más título que el de autora de aquel cristiano casamiento. Y que no le disputara esta gloria Juana Trujillo, madre de Baldomero, la cual había muerto el año anterior, porque Asunción probaría ante todas las cancillerías celestiales que a ella se le había ocurrido la sublime idea antes que a su prima. ...
En la línea 154
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Mejor que este plan era el que se le había ocurrido a la señora. Tenían tomada casa en Plencia para pasar la temporada de verano, fijando la fecha de la marcha para el 8 o el 10 de Julio. Pero Barbarita, con aquella seguridad del talento superior que en un punto inicia y ejecuta las resoluciones salvadoras, se encaró con Juanito, y de buenas a primeras le dijo: «Mañana mismo nos vamos a Plencia». ...
En la línea 162
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Porque Jacinta era una chica de prendas excelentes, modestita, delicada, cariñosa y además muy bonita. Sus lindos ojos estaban ya declarando la sazón de su alma o el punto en que tocan a enamorarse y enamorar. Barbarita quería mucho a todas sus sobrinas; pero a Jacinta la adoraba; teníala casi siempre consigo y derramaba sobre ella mil atenciones y miramientos, sin que nadie, ni aun la propia madre de Jacinta, pudiera sospechar que la criaba para nuera. Toda la parentela suponía que los señores de Santa Cruz tenían puestas sus miras en alguna de las chicas de Casa-Muñoz, de Casa-Trujillo o de otra familia rica y titulada. Pero Barbarita no pensaba en tal cosa. Cuando reveló sus planes a D. Baldomero, este sintió regocijo, pues también a él se le había ocurrido lo mismo. ...
En la línea 335
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¿Sabes lo que se me ha ocurrido?—dijo Santa Cruz a su mujer dos días después en la estación de Valencia—. Me parece una tontería que vayamos tan pronto a Madrid. Nos plantaremos en Sevilla. Pondré un parte a casa». ...
En la línea 468
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... 'Ha sido una feliz idea, que me ha traído un gran consuelo, porque tenía ya las piernas fatigadísimas. Si esto no se me hubiera ocurrido, acaso habría tenido que estar en pie semanas enteras, hasta que se cure el seso mi pobre muchacho.' ...
En la línea 777
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Londres es mejor que el campo y más seguro desde hace unos años, porque las leyes son muy duras y se ponen en práctica con todo rigor. Si no me hubiera ocurrido ese accidente, me habría quedado. Había resuelto no volver a aventurarme por la campiña, pero el 'accidente' ha dado al traste con todo. ...
En la línea 1067
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¿Quieres confiar en mí? Cállate y no vayas a empeorar nuestra situación con palabras peligrosas. Sucederá lo que Dios quiera; pero aguarda y ten paciencia, que tiempo sobrado habrá para rabiar o regocijarnos cuando lo que haya de ocurrir haya ocurrido. ...
En la línea 1491
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Me han contado lo ocurrido en éstas últimas semanas y estoy muy complacido contigo. Has gobernado el reino con gentileza y compasión verdaderamente reales. ¿Has hallado de nuevo a tu madre y a tus hermanas? Bien. Se cuidará de ellas, y tu padre será colgado, si tú lo deseas y la ley lo permite. Sabed, todos los que oís mi voz, que, desde este día, los que estén amparados en el Hospicio de Cristo y comparten la bondad del rey, recibirán alimento para el alma y el corazón, lo mismo que para el cuerpo; y este niño morará allí y tendrá el primer puesto en su honorable cuerpo de gobernadores, de por vida. Y porque ha sido rey, conviene que se le deba más que el acatamiento común; por tanto, fijaos en el traje de gala que lleva, porque por él será conocido, y nadie podrá copiarlo; y a dondequiera que vaya recordará a la gente que ha sido rey, y nadie podrá negarle la reverencia que merece ni dejar de saludarlo. Tiene la protección del trono, tiene el apoyo de la corona; será conocido y llamado con el honorable título de 'Protegido del Rey'. ...
En la línea 376
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... » Muchas veces se me ha ocurrido pensar, Orfeo, que yo no soy, a iba por la calle antojándoseme que los demás no me veían. Y otras veces he fantaseado que no me veían como me veía yo, y que mientras yo me creía ir formalmente, con toda compostura, estaba, sin saberlo, haciendo el payaso, y los demás riéndose y burlándose de mí. ¿No te ha ocurrido alguna vez a ti esto, Orfeo? Aunque no, porque tú eres joven todavía y no tienes experiencia de la vida. Y además eres perro. ...
En la línea 942
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –No, se me ha ocurrido a mí observando a los hombres. ...
En la línea 1355
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¿Y cómo se te ha ocurrido eso, mujer de Dios? ...
En la línea 1467
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... La inteligencia de S. Paparrigópulos era clara, sobre todo clara, de una transparencia maravillosa, sin nebulosidades ni embolismos de ninguna especie. Pensaba en castellano neto, sin asomo alguno de hórridas brumas setentrionales ni dejos de decadentismos de bulevar parisiense, en limpio castellano, y así era como pensaba sólido y hondo, porque lo hacía con el alma del pueblo que lo sustentaba y a que debía su espíritu. Las nieblas hiperbóreas le parecían bien entre los bebedores de cerveza encabezada, pero no en esta clarísima España de esplendente cielo y de sano Valdepeñas enyesado. Su filosofía era la del malogrado Becerro de Bengoa, que después de llamar tío raro a Schopenhauer aseguraba que no se le habrían ocurrido a este las cosas que se le ocurrieron, ni habría sido pesimista, de haber bebido Valdepeñas en vez de cerveza, y que decía también que la neurastenia proviene de meterse uno en lo que no le importa y que se cura con ensalada de burro. ...
En la línea 19
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La mención de tales detalles tiene por fin mostrar la importancia de esta compañía de transportes marítimos, cuya inteligente gestión es bien conocida en el mundo entero. Ninguna empresa de navegación transoceánica ha sido dirigida con tanta habilidad como ésta; ningún negocio se ha visto coronado por un éxito mayor. Desde hace veintiséis años, los navíos de las líneas Cunard han atravesado dos mil veces el Atlántico sin que ni una sola vez se haya malogrado un viaje, sin que se haya producido nunca un retraso, sin que se haya perdido jamás ni una carta, ni un hombre ni un barco. Por ello, y pese a la poderosa competencia de las líneas francesas, los pasajeros continúan escogiendo la Cunard, con preferencia a cualquier otra, como demuestran las conclusiones de los documentos oficiales de los últimos años. Dicho esto, a nadie sorprenderá la repercusión hallada por el accidente ocurrido a uno de sus mejores barcos. ...
En la línea 476
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Un marino no podía engañarse. Conté al canadiense lo que había ocurrido durante su sueño. ...
En la línea 1538
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Referí a mis compañeros lo ocurrido, lo que les sorprendió tanto como a mí y les dejó a dos velas. ...
En la línea 1555
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al día siguiente, me desperté con la cabeza singularmente despejada, y vi con sorpresa que me hallaba en mi camarote. Mis compañeros debían haber sido también reintegrados al suyo sin darse cuenta, como yo. Como yo, ignoraban lo ocurrido en esa noche. Para desvelar el misterio, sólo podía confiar en el azar de lo porvenir. ...
En la línea 320
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Después de una hora de marchar así llegamos junto a una mala cabaña de madera y a un embarcadero. En la primera había un guardia que nos dió el «¿Quién vive?», pero el sargento contestó con el santo y seña. Luego entramos en la cabaña, en donde se percibía pronunciado olor a tabaco y a cal apagada. Había un hermoso fuego y el lugar estaba alumbrado por una lámpara, a cuya luz se distinguía un armero lleno de fusiles, un tambor y una cama de madera, muy baja, como una calandria de gran magnitud sin la maquinaria, y capaz para doce soldados a la vez. Tres o cuatro de éstos que estaban echados y envueltos en sus chaquetones no parecieron interesarse por nuestra llegada, pues se limitaron a levantar un poco la cabeza, mirándonos soñolientos, y luego se tendieron de nuevo. El sargento dio el parte de lo ocurrido y anotó algo en el libro registro, y entonces el penado a quien yo llamo «el otro» salió acompañado por su guardia para ir a bordo antes que su compañero. ...
En la línea 378
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Sí - me contestó -. Yo mismo. La hice en un momento, y tan de prisa como cuando se quita de un golpe la herradura vieja de un caballo. Y he de confesarte que me sorprendió que se me hubiese ocurrido y apenas podía creer que fuese cosa mía. Según te decía, Pip, tenía la intención de hacer grabar estas palabras en su tumba, pero como eso cuesta mucho dinero, no pude realizar mi intento. Además, todo lo que hubiera podido ahorrar lo necesitaba mi madre. La pobre tenía muy mala salud y estaba muy quebrantada. No tardó mucho, la pobrecilla, en seguir a mi padre, y muy pronto pudo gozar del descanso. ...
En la línea 398
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Me sobresalté por habérseme ocurrido una idea vaga, y debo confesar que también cierta esperanza de que Joe se había divorciado de mi hermana en favor de los Lores del Almirantazgo o del Tesoro. ...
En la línea 657
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Cuando me vi en mi cuartito y recé mis oraciones, no olvidé la recomendación de Joe, pero, sin embargo, mi mente infantil se hallaba en un estado tal de intranquilidad y de desagradecimiento, que aun después de mucho rato de estar echado pensé en cuán ordinario hallaría Estella a Joe, que no era más que un pobre herrero, y cuán gruesas y bastas le parecerían sus manos y las suelas de sus botas. Pensé, entonces, en que Joe y mi hermana estaban sentados en la cocina en aquel mismo momento, y también en que tanto la señorita Havisham como Estella no se habrían sentado nunca en la cocina, porque estaban muy por encima del nivel de estas vidas tan vulgares. Me quedé dormido recordando lo que yo solía hacer cuando estaba en casa de la señorita Havisham, como si hubiese permanecido allí durante semanas y meses, en vez de algunas horas, y cual si fuese asunto muy antiguo, en vez de haber ocurrido aquel mismo día. ...
En la línea 208
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Pero ahora, gracias a Dios, creo que te podré mandar algo. Por otra parte, en estos momentos no podemos quejarnos de nuestra suerte, por el motivo que me apresuro a participarte. Ante todo, querido Rodia, tú no sabes que hace ya seis semanas que tu hermana vive conmigo y que ya no tendremos que volver a separarnos. Gracias a Dios, han terminado sus sufrimientos. Pero vayamos por orden: así sabrás todo lo ocurrido, todo lo que hasta ahora te hemos ocultado. ...
En la línea 221
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Marfa Petrovna quedó por segunda vez estupefacta, como herida por un rayo, según su propia expresión, pero no dudó ni un momento de la inocencia de Dunia, y al día siguiente, que era domingo, lo primero que hizo fue ir a la iglesia e implorar a la Santa Virgen que le diera fuerzas para soportar su nueva desgracia y cumplir con su deber. Acto seguido vino a nuestra casa y nos refirió todo lo ocurrido, llorando amargamente. En un arranque de remordimiento, se arrojó en los brazos de Dunia y le suplicó que la perdonara. Después, sin pérdida de tiempo, recorrió las casas de la ciudad, y en todas partes, entre sollozos y en los términos más halagadores, rendía homenaje a la inocencia, a la nobleza de sentimientos y a la integridad de la conducta de Dunia. No contenta con esto, mostraba y leía a todo el mundo la carta escrita por Dunetchka al señor Svidrigailof. E incluso dejaba sacar copias, cosa que me parece una exageración. Recorrió las casas de todas sus amistades, en lo cual empleó varios días. Ello dio lugar a que algunas de sus relaciones se molestaran al ver que daba preferencia a otros, lo que consideraban una injusticia. Al fin se determinó con toda exactitud el orden de las visitas, de modo que cada uno pudo saber de antemano el día que le tocaba el turno. En toda la ciudad se sabía dónde tenía que leer Marfa Petrovna la carta tal o cual día, y el vecindario adquirió la costumbre de reunirse en la casa favorecida, sin excluir aquellas familias que ya habían escuchado la lectura en su propio hogar y en el de otras familias amigas. Yo creo que en todo esto hay mucha exageración, pero así es el carácter de Marfa Petrovna. Por otra parte, es lo cierto que ella ha rehabilitado por completo a Dunetchka. Toda la vergüenza de esta historia ha caído sobre el señor Svidrigailof, a quien ella presenta como único culpable, y tan inflexiblemente, que incluso siento compasión de él. A mi juicio, la gente es demasiado severa con este insensato. ...
En la línea 223
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »He aquí cómo ha ocurrido todo: ...
En la línea 312
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Pero, a todo esto, ¿adónde voy? ‑pensó de súbito‑. ¡Qué raro! Yo he salido de casa para ir a alguna parte; apenas he terminado de leer, he salido para… ¡Ahora me acuerdo: iba a Vasilievski Ostrof, a casa de Rasumikhine! Pero ¿para qué? ¿A santo de qué se me ha ocurrido ir a ver a Rasumikhine? ¡Qué cosa tan extraordinaria!» ...
En la línea 84
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Usted mismo sabe perfectamente quién es la señorita Blanche. Ningún hecho nuevo ha ocurrido desde que usted se fue. La señorita Blanche será seguramente generala —desde luego en el caso de que el rumor de la muerte de la “abuela” se confirme—, pues la señorita Blanche, lo mismo que su madre y su primo el marqués… conocen nuestra ruina. ...
En la línea 94
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... No tenía tiempo para reflexionar el porqué ni en qué plazo era preciso ganar ni qué nuevas fantasías estarían germinando en aquella cabecita que constantemente calculaba. Además, durante aquellos quince días era evidente que habían ocurrido una multitud de nuevos hechos, de los que no me había dado todavía cuenta. Era menester averiguarlo, aclararlo todo lo más pronto posible. Pero, por lo pronto, no era cuestión de eso… Yo debía ir a jugar y ganar a la ruleta. ...
En la línea 99
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Sin duda, durante la temporada llega de pronto algún ser extravagante, algún inglés o algún asiático o turco, como ha ocurrido este verano, que gana o pierde sumas considerables. Los demás jugadores no arriesgan, en general, sino pequeñas cantidades, y, regularmente, hay poco dinero sobre el tapete verde. ...
En la línea 100
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Cuando, por primera vez en mi vida, puse los pies en la sala, permanecí algún tiempo dudando antes de jugar. Además, la gente paralizaba mis movimientos. Pero aunque hubiese estado solo habría ocurrido exactamente lo mismo. Creo que, en vez de jugar, quizá me habría salido en seguida. Lo confieso: el corazón me latía con violencia y no estaba tranquilo. Desde hacía tiempo estaba persuadido de que no saldría de Ruletenburg sin una aventura, sin que algo radical y definitivo se mezclase fatalmente a mi destino. Así debe ser y así será. ...
En la línea 915
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Una mañana, el señor Magdalena estaba en su escritorio adelantando algunos asuntos urgentes de la alcaldía, para el caso en que tuviera que hacer el viaje a Montfermeil, cuando le anunciaron que el inspector Javert deseaba hablarle. Al oír este nombre no pudo evitar cierta impresión desagradable. Desde lo ocurrido en la oficina de policía, Javert lo había rehuido más que nunca, y no se habían vuelto a ver. ...
En la línea 83
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Por su parte, posiblemente porque adivinaba que Buck era un peligroso rival, Spitz nunca perdía la oportunidad de enseñarle los dientes. Incluso hacía lo imposible por bravuconear ante él, esforzándose constantemente por iniciar una pelea que sólo podría acabar con la muerte de uno de los dos. A poco de emprendido el viaje, tal cosa pudo haber ocurrido, de no ser por un inesperado accidente. Al final de aquel día habían instalado un precario campamento a orillas del lago Le Barge. Una violenta nevada, el viento, que cortaba como una cuchilla al rojo vivo, y la oscuridad los habían forzado a buscar a ciegas un lugar de acampada. Dificilmente podrían haber encontrado uno peor. A sus espaldas se levantaba una pared perpendicular de roca, y Perrault y François no tuvieron más remedio que hacer la hoguera y tender los sacos de dormir sobre el mismo hielo del lago. Se habían deshecho de la tienda en Dyea con el fin de viajar ligeros de peso. Unas pocas tablas sobrantes les proporcionaron un fuego que se hundió al derretirse el hielo dejándolos a oscuras para cenar. ...
En la línea 143
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Pero donde Buck más destacó fue en la forma de establecer las normas y hacerlas cumplir a sus compañeros. A Dave y a Sol-leks no les importó el cambio de liderazgo. No les incumbía. Lo suyo era trabajar duro y esforzarse al máximo. Siempre que no fuera un impedimento para su tarea, no les importaba lo ocurrido. Les habría dado igual que hubieran puesto de jefe a Billie, el contemporizador, con tal de que mantuviera el orden. El resto del equipo, en cambio, que se había vuelto revoltoso durante la última época de Spitz, se sorprendió ahora que Buck restauraba la disciplina. ...
En la línea 157
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Pero de todos, el que más sufría era Dave. Algo le había ocurrido. Se volvió más sombrío e irritable y, en cuanto se montaba el campamento, se preparaba el refugio y allí le daba de comer su conductor. Una vez desenganchado y en su hoyo, no volvía a ponerse en pie hasta la hora de ocupar su puesto a la mañana siguiente. A veces, cuando durante la marcha recibía una sacudida provocada por un súbito frenazo del trineo, o cuando tiraba más fuerte al arrancar, soltaba un aullido de dolor. El conductor lo examinaba pero no le encontraba nada. Los demás conductores acabaron interesados en el caso. Lo comentaban a la hora de comer o mientras fumaban la última pipa antes de irse a dormir, y una noche decidieron examinar el perro todos juntos. Lo llevaron junto al fuego y palparon y exploraron su cuerpo hasta arrancarle reiterados quejidos de dolor. Algo andaba mal en su interior, pero no pudieron localizar ningún hueso roto ni averiguar nada. ...
En la línea 163
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Allí la caravana se detuvo. El mestizo escocés volvió lentamente sobre sus pasos hacia el campamento de donde habían salido. Los hombres deja ron de hablar. Sonó un disparo de revólver. El hombre regresó apresuradamente. Restallaron los látigos, sonaron alegremente las campanillas, los trineos se deslizaron velozmente; pero Buck sabía, y lo sabía cada uno de los perros, lo que había ocurrido detrás de aquella hilera de árboles. ...
En la línea 203
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... »Los franceses llaman “Fausse reconnaissance” a esta sensación; más propio sería llamarla, según el doctor Wilde, “doble percepción”, en la cual, el mismo acontecimiento parecería haber ocurrido en dos o más épocas». ...
En la línea 286
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -De seguro… de seguro que su marido de usted está más disgustado por lo ocurrido que usted misma. Crea usted que algo sucede que no sabemos, y que explicará la conducta de ese señor… Miranda. ¿O tendría usted algún antecedente, algún motivo para sospechar que… que la quiso abandonar? ...
En la línea 528
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Ignacio no contestó. Comenzaba, en efecto, a parecerle algo y aun algos extraña la conducta de aquel recién casado, que así abandonaba a su mujer la noche de novios, dejándola en un vagón de ferrocarril. Por fuerza algún incidente desagradable, imprevisto, había ocurrido al Miranda incógnito, cuyo destino, por singular caso, influía así en el suyo de cuarenta y ocho horas acá. ...
En la línea 1223
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Miranda tendió la vista por todos lados, hincó sus pupilas en su mujer, en el jesuita, en el doctor… Después cogió a estos dos de la mano y les rogó tartamudeando, que le concediesen una conferencia de algunos minutos. Pasaron a la habitación inmediata, y Lucía quedó sola con el cadáver. Pudo creer que era terrible pesadilla todo lo ocurrido. El balcón, abierto, dejaba ver las obscuras masas del arbolado del jardín; las estrellas brillaban convidando a dulces meditaciones; ardían los cirios ante Pilar, y en la fachada de Artegui se veía luz al través de unas cortinas… Bajar diez escalones, y encontrarse en el jardín; atravesar el jardín, y encontrarse sobre un pecho amante que para ella era cera suavísima, acero para sus enemigos… ¡Horrible tentación! Lucía se apretaba el corazón con las manos, se hincaba las uñas en el pecho… Uno de los golpes recibidos le dolía mucho; era en la clavícula, y parecíale como si tuviese allí un tornillo que le retorciera los músculos para que estallasen. Si Artegui se presentase entonces… Llorar, llorar con la cabeza apoyada en sus hombros… Al fin se acordó de una oración, que le había enseñado el Padre Urtazu, y dijo: «Dios mío, por vuestra Cruz, dadme paciencia, paciencia». Estuvo largo rato repitiendo entre gemidos: «paciencia». ...
En la línea 686
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Principiaron sus compañeros prodigándole cuidados y reanimándola con algunas gotas de licor; y después el brigadier general le refirió lo ocurrido. Insistió sobre la decisión de Phileas Fogg que no había vacilado en comprometer su vida para salvarla, y sobre el desenlace de la aventura debida a la audaz imaginación de Picaporte. ...
En la línea 1263
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Al oír nombrar a Fix, Picaporte no pestañeó. Creía que no había llegado el momento de decir a su amo lo ocurrido; así es que, en la relación que hizo de sus aventuras, se culpó a sí propio, excusándose con haber sido sorprendido por la embriaguez del opio de un fumadero de Hong Kong. ...
En la línea 1496
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Los viajeros volvieron a los coches: Picaporte ocupó su asiento sin decir nada de lo ocurrido. Los jugadores estaban absortos en su whist. ...
En la línea 1619
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... La máquina estaba entonces parada, y cuando el maquinista se vio en el desierto con la locomotora sola, comprendió lo ocurrido, y sin que pudiera atinar de qué modo se había efectuado la separación, no dudaba que el tren estaba atrás esperando auxilio. ...
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Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

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