Cual es errónea Colocaba o Colocava?
La palabra correcta es Colocaba. Sin Embargo Colocava se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino colocava es que hay un Intercambio de las letras b;v con respecto la palabra correcta la palabra colocaba
Más información sobre la palabra Colocaba en internet
Colocaba en la RAE.
Colocaba en Word Reference.
Colocaba en la wikipedia.
Sinonimos de Colocaba.
Algunas Frases de libros en las que aparece colocaba
La palabra colocaba puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 668
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El alguacil del tribunal, que llevaba más de cincuenta años de lucha con esta tropa insolente y agresiva, colocaba a la sombra de la Portada ojival las piezas de un sofá de viejo damasco, y tendía después una verja baja, cerrando el espacio de acera que había de servir de sala de audiencia. ...
En la línea 990
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Cantaba alegre como un pájaro, mientras iba sacando la ropa del arca y la colocaba sobre su lecho, aún caliente y con las huellas de su cuerpo. ...
En la línea 1409
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Veía al pequeñín cuando lo colocaba su padre sobre la dura espina del animal, golpeando con sus piececitos los lustrosos flancos y gritando: «¡Arre, arre!», con infantil balbuceo. ...
En la línea 465
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Antes de que pudiera negarse, Rafael y la vieja le despojaron de la chaqueta y el chaleco, envolviéndole en el capote, mientras _Zarandilla_ colocaba ante el fuego las ropas mojadas, que despedían un humo tenue. ...
En la línea 1050
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y por toda medicina, cuando al amanecer salía al campo a trabajar con la familia, colocaba junto a los andrajos de la cama un jarro siempre lleno. ...
En la línea 1856
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ya no imaginaba tantos héroes y heroínas, y los que le quedaban en la cabeza eran menos fantásticos, sus sentimientos menos alambicados, y se complacía en describir su belleza exterior; los colocaba en parajes deliciosos y pintorescos y acababan todas las aventuras en batallas o en escenas de amor. ...
En la línea 2416
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Llegaba a las nueve de la noche indefectiblemente, tomaba Le Figaro, después The Times, que colocaba encima, se ponía las gafas de oro y arrullado por cierto silbido tenue de los mecheros del gas, se quedaba dulcemente dormido sobre el primer periódico del mundo. ...
En la línea 6898
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —contestó un pillo rubio, el más fuerte de la compañía, que siempre se colocaba el primero por derecho de conquista. ...
En la línea 8109
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Los abonados de esta otra bolsa eran Ronzal, Foja, Páez (que además tenía palco para su hija), Bedoya, un escribano famoso por su lujuria que le costaba mucho dinero, por su arte para descubrir vírgenes en las aldeas y por sus buenas relaciones con todas las Celestinas del pueblo; un escultor no comprendido, que no colocaba sus estatuas y se dedicaba a especulaciones de arqueólogo embustero; el juez de primera instancia, que se dividía a sí mismo en dos entidades, 1. ...
En la línea 619
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La impiedad de Malatesta dio a esta guerra el carácter de una pequeña cruzada. El señor de Rímini había matado a muchos clérigos y frailes Además, colocaba dioses paganos en los templos y una noche de orgía había ordenado que echasen tinta en todas las pilas de agua bendita de la iglesia de su capital para que al día siguiente los devotos se viesen, durante la misa, con las caras tiznadas. ...
En la línea 1367
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El triunfo de César en Francia sembraba el pánico entre los enemigos de la política pontificia. El cardenal Ascanio Sforza, de carácter pusilán i me, no obstante sus intrigas continuas, huía de Roma, temiendo la vuelta de César; mas en su perpetua indecisión se abstenía de ir a Milán al lado de su hermano Ludovico el Moro, para que no le creyesen de acuerdo con éste. Tal ejemplo influía en Alfonso de Aragón, esposo de Lucrecia, el cual escapaba igualmente del Vaticano. Era sobrino del rey de Nápoles, y como el duque de Valence mostraba enojo contra dicho monarca por haberle negado la mano de su hija Carlota, temió las consecuencias de la mala situación en que le colocaba esto dentro de la familia Borgia. Y sin que le amenazase ningún peligro inmediato, salió de Roma, yendo a reunirse con el cardenal Storza. ...
En la línea 773
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Viendo que Flimnap callaba, el gigante indicó con un gesto su deseo de saber algo más; pero el universitario se negó a seguir hablando si no se colocaba antes en una oreja aquel aparato que permitía oír las voces mas tenues. Temía contar a gritos la historia de las desgracias familiares de su poderoso jefe. Una indiscreción de tal clase aumentaría la frialdad que le mostraba Momaren después de lo ocurrido en la tarde anterior. ...
En la línea 1231
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Como solo le daban a comer parcamente, con arreglo a su trabajo, se esforzaba por que cada día su labor resultase más grande. Era imposible todo intento de fuga, pues ni por un momento cesaba la vigilancia en torno de él. Al llegar a la punta de la escollera donde colocaba sus rocas podía ver todo el puerto de la capital. El bote que le había traído estaba en mitad de el, como un navío de dimensiones inverosímiles, rodeado de las unidades de la escuadra del Sol Naciente. Unos cuantos pasos en el agua le bastaban para llegar a su antigua embarcación, y un día sintió la curiosidad de verla de cerca. Representaba un consuelo en medio de su esclavitud tocar con sus manos este bote, que le hacía recordar el mundo de sus semejantes. ...
En la línea 1346
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Al día siguiente, cuando llevaba piedras al extremo de la escollera, vio a un hombrecillo en una pequeña barca, que fingía pescar y se colocaba siempre cerca de su paso, sin asustarse de los remolinos que abrían en las aguas las piernas gigantescas al cortarlas ruidosamente. La insistencia del pescador acabó por atraer la atención de Gillespie. Miró verticalmente la barquita del pigmeo, que se mantenía junto a una de sus pantorrillas, y reconoció a Ra-Ra. Este, puesto de pie y con las dos manos en torno de su boca formando bocina, se limitó a gritar: ...
En la línea 2893
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Lo más importante era que Lujine no había podido prever semejante desenlace. Sus jactancias se debían a que en ningún momento se había imaginado que dos mujeres solas y pobres pudieran desprenderse de su dominio. Este convencimiento estaba reforzado por su vanidad y por una ciega confianza en sí mismo. Piotr Petrovitch, salido de la nada, había adquirido la costumbre casi enfermiza de admirarse a sí mismo profundamente. Tenía una alta opinión de su inteligencia, de su capacidad, y, a veces, cuando estaba solo, llegaba incluso a admirar su propia cara en un espejo. Pero lo que más quería en el mundo era su dinero, adquirido por su trabajo y también por otros medios. A su juicio, esta fortuna le colocaba en un plano de igualdad con todas las personas superiores a él. Había sido sincero al recordar amargamente a Dunia que había pedido su mano a pesar de los rumores desfavorables que circulaban sobre ella. Y al pensar en lo ocurrido sentía una profunda indignación por lo que calificaba mentalmente de «negra ingratitud». Sin embargo, cuando contrajo el compromiso estaba completamente seguro de que aquellos rumores eran absurdos y calumniosos, pues ya los había desmentido públicamente Marfa Petrovna, eso sin contar con que hacía tiempo que el vecindario, en su mayoría, había rehabilitado a Dunia. Lujine no habría negado que sabía todo esto en el momento de contraer el compromiso matrimonial, pero, aun así, seguía considerando como un acto heroico la decisión de elevar a Dunia hasta él. Cuando entró, días antes, en el aposento de Raskolnikof, lo hizo como un bienhechor dispuesto a recoger los frutos de su magnanimidad y esperando oír las palabras más dulces y aduladoras. Huelga decir que ahora bajaba la escalera con la sensación de hombre ofendido e incomprendido. ...

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Reglas relacionadas con los errores de b;v
Las Reglas Ortográficas de la B
Regla 1 de la B
Detrás de m se escribe siempre b.
Por ejemplo:
sombrío
temblando
asombroso.
Regla 2 de la B
Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.
Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.
Regla 3 de la B
Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.
Por ejemplo: albanés, albergar.
Excepciones: Álvaro, alvéolo.
Regla 4 de la B
Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.
Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.
Excepciones: movilidad y civilidad.
Regla 5 de la B
Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.
Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.
Regla 6 de la B
Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.
Regla 7 de la B
Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.
Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.
Las Reglas Ortográficas de la V
Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.
Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.
Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.
Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.
Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.
Por ejemplo: divertir, división.
Excepciones: dibujo y sus derivados.
Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras b;v

la Ortografía es divertida
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La palabra siete
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