La palabra Sonriendo ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
El cuervo de Leopoldo Alias Clarín
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece sonriendo.
Estadisticas de la palabra sonriendo
Sonriendo es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 7561 según la RAE.
Sonriendo aparece de media 11.1 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la sonriendo en las obras de referencia de la RAE contandose 1687 apariciones .
Más información sobre la palabra Sonriendo en internet
Sonriendo en la RAE.
Sonriendo en Word Reference.
Sonriendo en la wikipedia.
Sinonimos de Sonriendo.

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece sonriendo
La palabra sonriendo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1071
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y hablaba de la futura paliza serenamente, sonriendo como una muchacha fuerte acostumbrada a esa autoridad paternal, rígida, imponente y honradota, que se manifiesta a bofetadas y palos. ...
En la línea 1303
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El matrimonio se miraba, sonriendo. ...
En la línea 1883
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Había algo mejor -y esto lo pensaba Batiste sonriendo-: él no debía partir el producto satisfaciendo arrendamiento alguno, pues tenía franquicia por dos años. ...
En la línea 370
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y los dos sonreían, aspirando el tufillo de la cazuela, donde acababan de cocerse el pan y el ajo, bien majados. La anciana ponía la mesa, sonriendo a los elogios con que celebraba Rafael sus manos de guisandera. Ya no era más que una ruina: podía burlarse de ella el muchacho, pero en otro tiempo le habían dicho cosas mejores los caballeros que venían con el difunto amo a ver los potros del cortijo, celebrando las comidas que ella les guisaba. ...
En la línea 560
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La gitana escuchaba sonriendo, sin dejar de engullir ávidamente los garbanzos, pero al mentar _Zarandilla_ su fealdad cesó de comer. ...
En la línea 666
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y los dos quedaron en silencio, Rafael sonriendo del rubor de su novia, mientras ésta le amenazaba con una de sus manecitas por su atrevimiento. ...
En la línea 835
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Después, recogiéndose la capa y sonriendo a las señoras, con la satisfacción del que da por terminado su trabajo, se dirigió a la capilla seguido por el sacristán, portador otra vez del hisopo y el caldero. ...
En la línea 291
del libro El cuervo
del afamado autor Leopoldo Alias Clarín
... Antón el Bobo se detuvo para doblar los pantalones, que no quería manchar de barro, y al levantar, sonriendo, la cabeza, vio que un señor que parecía clérigo vestido de paisano le imitaba y sonreía también. ...
En la línea 293
del libro El cuervo
del afamado autor Leopoldo Alias Clarín
... Poco después, cuando el capellán del cementerio rezaba las últimas oraciones al que había bajado al hoyo, atado con sogas de esparto, Cuervo y Antón volvieron a reunirse, sonriendo otra vez los dos al decir amén a los latines del clérigo. ...
En la línea 1653
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Le tendió al punto las manos sonriendo. ...
En la línea 1752
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿En qué pensaba D'Artagnan, que se apartaba así de su ruta, mi rando las e strellas del cielo, tan pronto suspirando como sonriendo?Pensaba en la señora Bonacieux. ...
En la línea 2466
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Y el cardenal le hizo una señal con la mano, a la que Bonacieux respondió inclinándose hasta el suelo; luego salió a reculones, y cuan do estuvo en la antecámara el cardenal le oyó que en su entusiasmo, se desgañitaba a grito pelado: «¡Viva monseñor! ¡Viva Su Eminencia! ¡Viva el gran cardenal!» El cardenal escuchó sonriendo aquella brillante manifestación de sentimientosentusiastas de maese Bonacieux; lue go, cuando los gritos de Bonacieux se hubieron perdido en la lejanía:-Bien - dijo-. ...
En la línea 2697
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El canciller entró medio sonriendo, medio ruborizándose. ...
En la línea 2923
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —Puede que no quisieras cambiarlos—dije yo sonriendo. ...
En la línea 6350
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Tan absorto estaba en la lectura, que al pronto no se dió cuenta de mi llegada; cuando la advirtió, saltó de la cama muy confuso y guardó el libro en su bufete; yo, sonriendo, le dije que se tranquilizara, pues me alegraba verle ocupado en cosa de tan gran provecho. ...
En la línea 6536
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... B., buen conocedor, por lo visto, del carácter de los galeses en general—cuya testarudez, cuando se les lleva la contraria, es proverbial—y que desde luego vió los motivos triviales y necios de donde la disputa había surgido, le dijo sonriendo al marinero que, para salirse con la suya frente a todos y conservar sus sueldos y ropas, había un medio: irse a bordo de un barco de guerra de su majestad, anclado a la sazón en la bahía. ...
En la línea 737
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Mientras el Arcipreste profanaba los cuatro lados de la cruz latina, que era sacristía, con el relato mundano de la vida y milagros de Obdulia Fandiño, Glocester, sonriendo, pensaba en los motivos que podía tener el Magistral para oír a don Cayetano, en vez de correr al confesonario al pie del cual le esperaba la más codiciada penitente de Vetusta la noble. ...
En la línea 2149
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... A don Tomás le llamaban Frígilis, porque si se le refería un desliz de los que suelen castigar los pueblos con hipócritas aspavientos de moralidad asustadiza, él se encogía de hombros, no por indiferencia, sino por filosofía, y exclamaba sonriendo: —¿Qué quieren ustedes? Somos frígilis; como decía el otro. ...
En la línea 2920
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Hola, hola —dijo Mesía, sonriendo de pura lástima —; ¿con que tiene usted en asedio a la viudita? —Sí —dijo Paco —es. ...
En la línea 3505
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El cocinero estuvo a punto de caer de espaldas, de puro goce, cuando, por motivo del punto que le convenía al dulce de melocotón, Obdulia se acercó al dignísimo Pedro y sonriendo le metió en la boca la misma cucharilla que ella acababa de tocar con sus labios de rubí (este rubí es del cocinero. ...
En la línea 355
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... — Esta fue la primera invasión española—dijo, sonriendo, Claudio—. En tiempos de Alejandro Sexto llegó la segunda… Y. la tercera resultó la más terrible, el saco de Roma por las tropas de Carlos Quinto. ...
En la línea 400
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Apreciaba el exacto valor psíquico, del canónigo en sus relaciones con él. Lo había querido siempre con un cariño casi filial, sonriendo al mismo tiempo de la inocencia de su carácter y sus entusiasmos históricos. Mas ahora, por obra del ambiente, este santo varón era el símbolo de su propio pasado. Resucitaba con su presencia las olvidadas aspiraciones de su primera juventud, dejándolo en tenaz nostalgia al marcharse. ...
En la línea 428
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Algunas veces, como 'resultado de internos soliloquios, movía Rosaura la cabeza, sonriendo al mismo tiempo con amarga expresión. Veía llegar algo que le había hecho sufrir, en ciertas ocasiones, un instante nada más, alejándose a continuación como el aleteo de gasas negras de un murciélago perseguido… «Demasiado joven para mí.» ...
En la línea 477
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... que escribas en papeles y libros o que lleves la misma existencia frívola de muchos que tratas aquí diariamente. Piensa en ti nada más y un poco en mi. Luego añadió, sonriendo con forzada malicia: ...
En la línea 189
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gillespie se dio cuenta de que la doctora seguía sus impresiones con ojos atentos, sonriendo de su asombro. ...
En la línea 291
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Se fue tranquilizando al notar que las damas solo se fijaban en el fondo del patio, ocupado únicamente por las mujeres. Los guerreros de la Guardia, siempre con una mano en la empuñadura de la espada y acariciándose con la otra sus rizosas melenas, miraban a lo alto, sonriendo a las señoritas, emocionadas bajo sus guirnaldas de flores y sus velos. Algunas de ellas, que ya se consideraban en edad de matrimonio por haberles apuntado la barba, contestaban a estas miradas con guiños, que equivalían a frases amorosas, evitando el ser vistas por las ceñudas matronas sentadas a su lado. Este espectáculo frívolo, que un día antes habría sido despreciado por Flimnap, le emocionaba ahora con honda sensación de ternura. ...
En la línea 576
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Ella atravesó el gentío sonriendo protectoramente como un dios, pasó igualmente entre los oficiales hembras, que la saludaban como a una gloria nacional, y consideró que debía colocarse por su rango a la cabeza de todos los vehículos privilegiados, o sea junto a las piernas del gigante. ...
En la línea 1108
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Accedió el coloso, sonriendo al pensar en la inutilidad de dicho registro. Además, el catedrático quiso hacerle admitir como un gran honor el hecho de que iban a ser las hermosas muchachas de la Guardia las que huronearían en sus bolsillos, en vez de aquellas hembras feas de la policía a las que había hecho pasar un mal rato. ...
En la línea 584
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... De vez en cuando estas cavilaciones cesaban, porque Juan sabía arreglarse de modo que su mujer no llegase a cargarse de razón para estar descontenta. Como la herida a que se pone bálsamo fresco, la pena de Jacinta se calmaba. Pero los días y las noches, sin saber cómo, traíanla lentamente otra vez a la misma situación penosa. Y era muy particular; estaba tan tranquila, sin pensar en semejante cosa, y por cualquier incidente, por una palabra sin interés o referencia trivial, le asaltaba la idea como un dardo arrojado de lejos por desconocida mano y que venía a clavársele en el cerebro. Era Jacinta observadora, prudente y sagaz. Los más insignificantes gestos de su esposo, las inflexiones de su voz, todo lo observaba con disimulo, sonriendo cuando más atenta estaba, escondiendo con mil zalamerías su vigilancia, como los naturalistas esconden y disimulan el lente con que examinan el trabajo de las abejas. Sabía hacer preguntas capciosas, verdaderas trampas cubiertas de follaje. ¡Pero bueno era el otro para dejarse coger! ...
En la línea 850
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Somos luteranos—dijo Ido sonriendo, muy satisfecho por tener ocasión de soltar aquel chiste que era viejo y había sido soltado sin número de veces. ...
En la línea 1079
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Con que Sr. Izquierdo—propuso la fundadora sonriendo—, ya sabe usted… esta amiga mía quiere recoger a ese pobre niño, que tan mal se cría al lado de usted… Son dos obras de caridad, porque a usted le socorreremos también, siempre que no sea muy exigente… ». ...
En la línea 1325
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En esto entró el amo de la casa, y tomando las monedas, las miró sonriendo. ...
En la línea 797
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Yáñez! —dijo sonriendo con tristeza—. ¿Qué dirá cuando sepa que el Tigre de la Malasia vuelve vencido y hechizado? ...
En la línea 1306
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Bonita suma! —dijo sonriendo Yáñez—. Lord James te valúa en mucho dinero, hermanito. ...
En la línea 1811
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡No me importa! —respondió Yáñez sonriendo—. Le diré lo que me ha dicho William y nada más. ...
En la línea 2098
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... La miró sonriendo, como si se despidiera, y en seguida echó a correr hacia los bastiones, gritando: ...
En la línea 1129
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¿Qué quieres decir? — contestó Biddy sonriendo. ...
En la línea 1274
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — No, joven amigo — interrumpió de nuevo con el mismo ademán, frunciendo el ceño y sonriendo al mismo tiempo —, no, no, no; se explica usted bien, pero no es eso. Es usted demasiado joven para tratar de envolverme en sus palabras. Recomendación no es la palabra, señor Pip. Busque otra. ...
En la línea 1587
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... No me gusta Philip- dijo sonriendo, - porque me recuerda a uno de esos niños malos de los libros delectura, que era tan perezoso que se cayó en un estanque, o tan gordo que no podía ver más allá de sus ojos, o tan avariento que se guardaba el pastel hasta que se lo comían los ratones, o tan aficionado a ir a coger nidos que, una vez, le devoraron los osos que le esperaban al acecho en las cercanías. Voy a decirle a usted lo que me gustaría. Reina entre nosotros tal armonía y usted ha sido herrero… ¿No tendrá inconveniente? ...
En la línea 1738
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... - Supongo que usted habrá observado que son veinte libras - contesté sonriendo. ...
En la línea 1763
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Mi hermana Sonia ‑respondió la niña, sonriendo más alegremente aún que antes. ...
En la línea 2048
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑No se preocupe usted ‑repuso Zosimof sonriendo afectuosamente‑. Imagínese que es mi primer paciente. Los médicos que empiezan sienten por sus primeros enfermos tanto afecto como si fuesen sus propios hijos. Algunos incluso los adoran. Y yo no tengo todavía una clientela abundante. ...
En la línea 2140
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Quedó pensativo, sonriendo, y terminó: ...
En la línea 2624
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Ya sabia yo que usted no estaba dormido de veras, sino que lo fingía ‑respondió el desconocido, sonriendo tranquilamente‑. Permítame que me presente. Soy Arcadio Ivanovitch Svidrigailof… ...
En la línea 614
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Por favor, tía, ¿son aún posibles los duelos? —dijo el general, sonriendo. ...
En la línea 1147
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Usted paga demasiado —dijo, sonriendo—; la querida de Des Grieux no vale cincuenta mil francos. ...
En la línea 408
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - ¿Y os ha dicho -interrumpió sonriendo el obispo- que se los había dado un hombre, un sacerdote anciano en cuya casa había pasado la noche? Ya lo veo. Y lo habéis traído acá. ...
En la línea 1187
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Fantina abrió entonces los ojos, lo vio, y dijo sonriendo: ...
En la línea 601
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -No, señor -declaró Lucía ofendida-; le entiendo a usted muy bien, y en prueba de ello voy a adivinar eso que se calló. ¡Verá usted que sí! -gritó, cuando Artegui hubo meneado sonriendo la cabeza-. Usted se aburrió menos en esa temporada en que fue médico de afición; pero en cambio… con ver tanto muerto, y tanta sangre, y tanta barbaridad, aún se volvió usted más… más judío que antes. ¿No es así? ¿Di o no di en ello? ...
En la línea 1124
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Atropelláronse en su mente mil pensamientos. De seguro que ya habrían preguntado en la fonda por ella. Puede que estuviese de vuelta el Padre Arrigoitia; y se volverían locos buscándola en el jardín, en su cuarto, en todas partes. No sabía ella misma por qué se acordaba antes del Padre Arrigoitia que de Miranda; pero es lo cierto que su temor principal era darse de manos a boca con el afable jesuita, que le diría sonriendo: «¿De dónde bueno, hija?» Hostigada por tales imaginaciones, se levantó tambaleándose, y diciendo entre dientes: ...

El Español es una gran familia
Errores Ortográficos típicos con la palabra Sonriendo
Cómo se escribe sonriendo o sonrriendo?
Cómo se escribe sonriendo o zonriendo?
Busca otras palabras en esta web
Palabras parecidas a sonriendo
La palabra realidad
La palabra casamiento
La palabra cuartos
La palabra tantos
La palabra darse
La palabra nido
La palabra lloraba
Webs Amigas:
Guia waterland Holanda . Ciclos formativos en Toledo . VPO en Comunidad de Madrid . - Hotel Ibersol Son Caliu Mar