La palabra Sexos ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece sexos.
Estadisticas de la palabra sexos
Sexos es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 8804 según la RAE.
Sexos aparece de media 9.11 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la sexos en las obras de referencia de la RAE contandose 1385 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Sexos
Cómo se escribe sexos o sescos?
Cómo se escribe sexos o zexoz?
Más información sobre la palabra Sexos en internet
Sexos en la RAE.
Sexos en Word Reference.
Sexos en la wikipedia.
Sinonimos de Sexos.
Algunas Frases de libros en las que aparece sexos
La palabra sexos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 532
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Cuando el Beagle se encontraba en la desembocadura del Plata, observé varias veces que los mástiles y las cuerdas se cubrían de hilos de la Virgen. Un día (el 1.0 de noviembre de 1832) me ocupaba con toda atención de este fenómeno. El tiempo desde hacía algunos días estaba hermoso y despejado, y por la mañana estaba llena la atmósfera de esas telas o vedijas, como en los mejores días de otoño sucede en Inglaterra. El barco se encontraba entonces a 60 millas (96 kilómetros) de la tierra en la dirección de una brisa constante, aunque muy ligera. Estos hilos de la Virgen sostenían un gran número de arañas pequeñas o de color oscuro y como de un décimo de pulgada de longitud. Debería haber muchos millares de ellas sobre el buque. En el momento del contacto con la arboladura descansaba la arañita siempre sobre un solo hilo, y-nunca sobre la vedija o masa coposa, masa al parecer producida por un entrecruzamiento de hilos diferentes. Todas estas arañas pertenecían a la misma especie; las había de los dos sexos, y algunas jóvenes; siendo estas últimas más pequeñas y de color más oscuro. No daré la descripción de esta araña, contentándome con hacer constar que no me parecía hallarse comprendida en el número de los géneros descritos por Latreille. En cuanto llegaba el pequeño aeronauta, se ponía a trabajar, corriendo en todas direcciones, descolgándose a lo largo de un hilo y subiendo por el mismo camino; otras veces se ocupaban en construir una telilla muy irregular entre las cuerdas del barco. Esta araña corre con facilidad por la superficie del agua. Si se la hostiliza, levanta las dos patas delanteras en actitud de atender. Al llegar, parece siempre muy alterada, y bebe con avidez las gotas de agua que logra encontrar. Strack ha observado el mismo fenómeno. ...
En la línea 2363
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Celebró el Oficio Mister Pritchard, misionero principal de la isla. capilla, construida en madera, estaba completamente llena de gente, limpia y muy comedida, de todas edades y sexos. quedé muy satisfecho de la atención que prestaban al Oficio, pero quizá esperaba ya demasiadas lindezas. todas maneras, sería muy difícil encontrar gran diferencia entre el Oficio divino celebrado en Taití y el de una aldea cualquiera de Inglaterra. canto de los himnos era muy agradable, pero el sermón, aunque el orador se expresaba con facilidad, resultaba bastante monótono, quizá por la repetición constantes de las palabras: Tata ta mata mai ...
En la línea 9962
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pues lo mismo debía de suceder trocados los sexos. ...
En la línea 11802
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Para la de Fandiño la religión era esto, apretarse, estrujarse sin distinción de clases ni sexos en las grandes solemnidades con que la Iglesia conmemora acontecimientos importantes de que ella, Obdulia, tenía muy confusa idea. ...
En la línea 438
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Adivino en su rostro la curiosidad. Se pregunta usted como pudo realizarse esta maravillosa reversión en la preeminencia de los sexos. ...
En la línea 695
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Gentleman -dijo el traductor-: nuestro ilustre Padre de los Maestros se ha dignado venir a visitarle a causa del gran interés que siente por su persona. Si desea conocerle no es por la curiosidad que inspira al vulgo la grandeza material, sino porque sabe que usted ha sido en su patria un hombre de Universidad, un poeta, y considera deber de compañerismo darle la bienvenida a su llegada a este gran país gobernado por el más inteligente de los sexos. ...
En la línea 839
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Le amo -dijo Popito- por lo mismo que soy mujer y quiero continuar siéndolo. No crea, gentleman, que todas las de mi sexo en este país estamos contentas de la tiranía de nuestro gobierno y de la situación abyecta en que mantiene al hombre, haciendo de él un vencido. Del mismo modo que entre los varones se va formando el partido masculinista, entre nosotras surge un movimiento de protesta dirigido por las mujeres que aspiran a una vida dulce y de concordia entre los sexos: una vida sin violencias, sin que ninguno de los dos grupos en que se divide la humanidad impere sobre el otro ni abuse de el. No queremos que el hombre sea el déspota de la mujer, como en otros tiempos; pero tampoco que la mujer sea el tirano del hombre, como en la actualidad. ¿Por qué no pueden ser iguales los dos, manteniéndose en inalterable armonía gracias a la dulzura y, sobre todo, a la tolerancia?… ...
En la línea 1250
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Y los militares más viejos y más expertos en la vida se asombraban al pensar en el mundo de los Hombres-Montañas: un mundo absurdo, donde los sexos están lamentablemente invertidos, y son los hombres los que buscan a las mujeres, no sintiendo rubor ni deseos de huir cuando las mujeres se muestran a ellos en toda su desnudez. ...
En la línea 811
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Aquí es» dijo Guillermina, después de andar un trecho por la calle del Bastero y de doblar una esquina. No tardaron en encontrarse dentro de un patio cuadrilongo. Jacinta miró hacia arriba y vio dos filas de corredores con antepechos de fábrica y pilastrones de madera pintada de ocre, mucha ropa tendida, mucho refajo amarillo, mucha zalea puesta a secar, y oyó un zumbido como de enjambre. En el patio, que era casi todo de tierra, empedrado sólo a trechos, había chiquillos de ambos sexos y de diferentes edades. Una zagalona tenía en la cabeza toquilla roja con agujeros, o con orificios, como diría Aparisi; otra, toquilla blanca, y otra estaba con las greñas al aire. Esta llevaba zapatillas de orillo, y aquella botitas finas de caña blanca, pero ajadas ya y con el tacón torcido. Los chicos eran de diversos tipos. Estaba el que va para la escuela con su cartera de estudio, y el pillete descalzo que no hace más que vagar. Por el vestido se diferenciaban poco, y menos aún por el lenguaje, que era duro y con inflexiones dejosas. ...
En la línea 2930
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Un hombre se había detenido ante los combatientes en el último instante de la reyerta; acercose a Maxi y le miró con recelo. Creyendo que estaba mortalmente herido, no quería meterse en líos con la justicia. Cuando le oyó hablar, acercose más. «Buen hombre, ¿qué es eso?… ¡Pobre chico! Si no parece chico, sino un viejo… ¡Vaya, que pegar así a un pobre anciano!». Luego llegó otro hombre, que se destacó de un grupo de obreros que subían. Auxiliado por este, Maxi logró levantarse y corrió un buen trecho por el camino abajo, gritando: «¡Ladrón!… ¡a ese!… ¡al asesino!… ». Pero el coche estaba ya más allá de la iglesia. Formose en torno a la víctima un corro de cuatro, seis, diez personas de ambos sexos. Mirábales como si fueran amigos que habían de darle la razón reconociendo en él a la justicia pateada y a la humanidad escarnecida. Parecía un insensato. Su descompuesto rostro daba miedo, y su ahilada voz excitaba la mayor extrañeza. ...
En la línea 3166
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Las lecturas de Rubín fueron como un descubrimiento. Ya sospechaba él aquello; pero no se atrevía a expresarlo. El hallazgo era negativo, es decir, había descubierto que la mejor organización de los estados es la desorganización; la mejor de las leyes la que las anula todas, y el único gobierno serio el que tiene por misión no gobernar nada, dejando que las energías sociales se manifiesten como les da la gana. La anarquía absoluta produce el orden verdadero, el orden racional y propiamente humano. Las sociedades, claro, tienen sus edades como las personas: hay sociedades que están mamando, sociedades que andan a gatas, sociedades pollas, sociedades jóvenes, y por fin, las maduras y dueñas de sí; sociedades con barbas, en una palabra, y también con algunas canas. Tocante a religiones y prácticas sociales que de ellas se derivan, Juan Pablo iba muy lejos, pero muy lejos; como que no le costaba nada el billete para tan largo viaje. Sólo en la edad pueril, cuando a la sociedad se le cae la baba y vive bajo la férula del dómine, se comprende que exista y tenga prosélitos la institución llamada matrimonio, unión perpetua de los sexos, contraviniendo la ley de Naturaleza… ¿y a santo de qué?, vamos a ver… Eso sí, por encima de todo la Naturaleza. Estudiando bien la vida total, el entendimiento se limpia de las telarañas que en él han tejido los siglos. La Naturaleza es la verdadera luz de las almas, el Verbo, el legítimo Mesías, no el que ha de venir sino el que está siempre viniendo. Ella se hizo a sí propia, y en sus devoluciones eternas, concibiendo y naciendo sin cesar, es siempre hija y madre de sí misma. ¿Qué tal? Toma canela fina. ...
En la línea 3614
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Si siempre he sostenido lo mismo, si no es de ahora esta opinión. El amor es la reclamación de la especie que quiere perpetuarse, y al estímulo de esta necesidad tan conservadora como el comer, los sexos se buscan y las uniones se verifican por elección fatal, superior y extraña a todos los artificios de la Sociedad. Míranse un hombre y una mujer. ¿Qué es? La exigencia de la especie que pide un nuevo ser, y este nuevo ser reclama de sus probables padres que le den vida. Todo lo demás es música; fatuidad y palabrería de los que han querido hacer una Sociedad en sus gabinetes, fuera de las bases inmortales de la Naturaleza. ¡Si esto es claro como el agua! Por eso me río yo de ciertas leyes y de todo el código penal social del amor, que es un fárrago de tonterías inventadas por los feos, los mamarrachos y los sabios estúpidos que jamás han obtenido de una hembra el más ligero favorcito». ...

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