La palabra Estela ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece estela.
Estadisticas de la palabra estela
Estela es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 8779 según la RAE.
Estela aparece de media 0.91 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la estela en las obras de referencia de la RAE contandose 139 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Estela
Cómo se escribe estela o hestela?
Cómo se escribe estela o eztela?
Más información sobre la palabra Estela en internet
Estela en la RAE.
Estela en Word Reference.
Estela en la wikipedia.
Sinonimos de Estela.
Algunas Frases de libros en las que aparece estela
La palabra estela puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 531
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... En otra ocasión dejé de arrastrar una red en la estela del barco para recoger animales marinos a lo largo del cabo Corrientes. Al levantar la red, encontré con gran sorpresa un considerable número de escarabajos, y que, aun en plena mar, parecían haber sufrido poco con su permanencia en el agua salada. Algunos de los ejemplares recogidos entonces los he perdido; pero los que conservo pertenecen a los géneros Colimbetes, Hidroporus, Hidrobius (dos especies), Notaphus, Cinncus, Adimonia y Scaraboeis. En un principio pensé que estos insectos habrían sido lanzados al mar por el viento; pero reflexionando en que de las ocho especies había cuatro acuáticas y dos que lo eran en parte, me pareció más probable que hubieran sido arrastradas por un pequeño torrente que como desagüe de un lago vierte en el mar cerca del Cabo Corrientes. Siempre es muy interesante encontrar insectos vivos nadando en alta mar a 17 millas (27 kilómetros) de la costa más próxima. Varias veces se ha hecho notar que el viento ha arrastrado a algunos insectos a las costas de la Patagonia. El capitán Cook ha observado este hecho, y después de él el capitán King lo hizo constar a su vez a bordo del Adventure. Débese, sin duda, este fenómeno a lo desprovisto que este país se encuentra de todo abrigo, de árboles o de colinas; y es fácil comprender que un insecto que revolotea en la llanura sea arrastrado por una racha de viento que sople hacia el mar. El caso más notable de captura de un insecto en el mar, que yo he tenido ocasión de observar, se me presentó en el Beagle, hallándonos en dirección de las islas de Cabo Verde, y cuando la tierra más próxima no expuesta a la acción directa de los vientos ali119 sios era el Cabo Blanco, en-la costa de África, a 370 millas (295 kilómetros) de distancia, que vino a caer a bordo una gruesa langosta (Acridium)4. ...
En la línea 537
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Durante nuestras varias travesías al sur del Plata dejaba yo con mucha frecuencia en la estela del buque una red de cáñamo, que me permitió recoger algunos animales curiosos. De este modo recogí algunos crustáceos muy notables pertenecientes a géneros no descritos. Uno de estos crustáceos, relacionado bajo ciertos puntos de vista a los Notopoda (cangrejos que tienen las patas posteriores casi en el dorso, lo que les permite adherirse a la superficie inferior de las rocas), es muy notable por la estructura de dichas patas. La penúltima pieza, en lugar de terminar en una simple pinza, se compone de tres apéndices de desigual longitud, que parecen cerdas: el más largo de estos apéndices lo es tanto como toda la pata. Las pinzas son sumamente delgadas y armadas de dientes muy finos dirigidos hacia atrás; su extremidad encorvada es aplanada, y en la parte plana lleva cinco cupulitas o elevaciones diminutas que parecen gozar de las mismas propiedades que las ventosas de los tentáculos de la jibia. Como este animal vive en alta mar y experimenta probablemente la necesidad del descanso, supongo que esta admirable conformación, aunque muy anormal, le permite adherirse al cuerpo de otros animales marinos. ...
En la línea 11113
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Volvió la época del paseo en el Espolón, y don Fermín al pasear allí su humilde arrogancia, su hermosa figura de buen mozo místico, observaba que ya no era aquello una marcha triunfal, un camino de gloria; en los saludos, en las miradas, en los cuchicheos que dejaba detrás de sí, como una estela, hasta en la manera de dejarle libre el paso los transeúntes, notaba asperezas, espinas, una sorda enemistad general, algo como el miedo que está próximo a tener sus peculiares valentías insolentes. ...
En la línea 227
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Jadeábamos, sumidos en el silencio y la inmovilidad, más por el estupor que por el pánico. El animal se nos acercaba con facilidad. Dio luego una vuelta a la fragata cuya marcha era entonces de catorce nudos y la envolvió en su resplandor eléctrico como en una polvareda luminosa. Se alejó después a unas dos o tres millas, dejando una estela fosforescente comparable a los torbellinos de vapor que exhala la locomotora de un expreso. De repente, desde los oscuros límites del horizonte, a los que había ido a buscar impulso, el monstruo se lanzó hacia el Abraham Lincoln con una impresionante rapidez, se detuvo bruscamente a unos veinte pies de sus cintas, y se apagó, no abismándose en las aguas, puesto que su resplandor no sufrió ninguna degradación, sino súbitamente y como si la fuente de su brillante efluvio se hubiera extinguido de repente. Luego reapareció al otro lado del navío, ya fuera por haber dado la vuelta en torno al mismo o por haber pasado por debajo de su casco. En cualquier momento podía producirse una colisión de nefastos efectos para nosotros. ...
En la línea 1001
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Ante tan espléndido espectáculo, Conseil se había detenido como yo. Evidentemente, en presencia de esas muestras de zoófitos y moluscos, el buen muchacho se dedicaba, como de costumbre, al placer de la clasificación. Pólipos y equinodermos abundaban en el suelo. Los isinos variados; las cornularias que viven en el aislamiento; racimos de oculinas vírgenes, en otro tiempo designadas con el nombre de «coral blanco»; las fungias erizadas en forma de hongos; las anémonas, adheridas por su disco muscular, semejaban un tapiz de flores esmaltado de porpites adornadas con su gorguera de tentáculos azulados; de estrellas de mar que constelaban la arena y de asterofitos verrugosos, finos encajes que se diría bordados por la mano de las náyades y cuyos festones se movían ante las ondulaciones provocadas por nuestra marcha. Sentía un verdadero pesar al tener que aplastar bajo mis pies los brillantes especímenes de moluscos que por millares sembraban el suelo: los peines concéntricos; los martillos; las donáceas, verdaderas conchas saltarinas; los trocos; los cascos rojos; los estrombos ala de-ángel; las afisias y tantos otros productos de este inagotable océano. Pero había que seguir andando y continuamos hacia adelante, mientras por encima de nuestras cabezas bogaban tropeles de fisalias con sus tentáculos azules flotando detrás como una estela, y medusas, cuyas ombrelas opalinas o rosáceas festoneadas por una raya azul nos «abrigaban» de los rayos solares, y pelagias noctilucas que, en la oscuridad, habrían sembrado nuestro camino de resplandores fosforescentes. ...
En la línea 2384
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... ¡Ah! ¡Cómo sentí que me faltara el tiempo para descender, como hubiera querido, las pendientes abruptas de la montaña y recorrer completamente ese continente inmenso que, sin duda, debió unir África y América, y visitar sus ciudades antediluvianas! Allí se extendían tal vez Majimos, la guerrera, y Eusebes, la piadosa, cuyos gigantescos habitantes vivían siglos enteros y a los que no faltaban las fuerzas para amontonar esos bloques que resistían aún a la acción de las aguas. Tal vez, un día, un fenómeno eruptivo devuelva a la superficie de las olas esas ruinas sumergidas. Numerosos volcanes han sido señalados en esa zona del océano, y son muchos los navíos que han sentido extraordinarias sacudidas al pasar sobre esos fondos atormentados. Unos han oído sordos ruidos que anunciaban la lucha profunda de los elementos y otros han recogido cenizas volcánicas proyectadas fuera del mar. Todo ese suelo, hasta el ecuador, está aún trabajado por las fuerzas plutónicas. Y quién sabe si, en una época lejana, no aparecerán en la superficie del Atlántico cimas de montañas ignívomas formadas por las deyecciones volcánicas y por capas sucesivas de lava. Mientras así soñaba yo, a la vez que trataba de fijar en mi memoria todos los detalles del grandioso paisaje, el capitán Nemo, acodado en una estela musgosa, permanecía inmóvil y como petrificado en un éxtasis mudo. ¿Pensaba acaso en aquellas generaciones desaparecidas y las interrogaba sobre el misterio del destino humano? ¿Era ése el lugar al que ese hombre extraño acudía a sumergirse en los recuerdos de la historia y a revivir la vida antigua, él que rechazaba la vida moderna? ¡Qué no hubiera dado yo por conocer sus pensamientos, por compartirlos, por comprenderlos! ...
En la línea 2447
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La impracticabilidad de la muralla nos obligó a descender hacia la orilla. Por encima de nosotros, el agujero del cráter parecía la ancha abertura de un pozo. A través de ella veíamos el cielo y las nubes desmelenadas que por él corrían, al impulso del viento del Oeste, dejando en la cima de la montaña una estela de brumosos jirones. Ello probaba la escasa altura a que navegaban esas nubes, pues el volcán no se elevaba a más de ochocientos pies sobre el nivel del mar. ...

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