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La palabra retroceso
Cómo se escribe

la palabra retroceso

La palabra Retroceso ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece retroceso.

Estadisticas de la palabra retroceso

Retroceso es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 8803 según la RAE.

Retroceso aparece de media 9.11 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la retroceso en las obras de referencia de la RAE contandose 1385 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Retroceso

Cómo se escribe retroceso o rretrroceso?
Cómo se escribe retroceso o retrocezo?

Más información sobre la palabra Retroceso en internet

Retroceso en la RAE.
Retroceso en Word Reference.
Retroceso en la wikipedia.
Sinonimos de Retroceso.

Algunas Frases de libros en las que aparece retroceso

La palabra retroceso puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 419
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Cada guerra significaba un largo alto en el desenvolvimiento humano, y luego un retroceso. En la capital de cada país había un arco de triunfo para que desfilasen bajo su bóveda unas veces el ejército que volvía victorioso y otras los invasores triunfantes. Después de toda guerra, el suelo abandonado parecía vengarse del olvido y de la bestialidad de los hombres restringiendo su producción. Las grandes empresas militares iban seguidas por el hambre y las epidemias. Los hombres se mostraban peores al volver a sus casas durante una paz momentánea. Habían olvidado el valor de la vida humana. Reñían con el menor pretexto; se encolerizaban fácilmente, matándose entre ellos; pegaban a sus mujeres. Además, todos eran alcohólicos. Durante sus campanas, los gobernantes les facilitaban en abundancia el vino y los licores fuertes, sabiendo que un hombre en la inconsciencia de la embriaguez teme menos a la muerte. ...

En la línea 841
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Somos ya muchas las que pensamos así. Tres generaciones de mujeres han vivido como embriagadas por su triunfo, vengándose de un largo pasado de esclavitud con disposiciones atroces. Nosotras no tenemos nada que vengar; hemos nacido dentro de unas familias en las que el hombre ocupa una situación inferior y humillante, y esto nos hace ver el presente con más claridad y más independencia que pueden verlo nuestros progenitores. Es la reacción inevitable después de un periodo de violencias, el retroceso al buen sentido después de un avance exagerado. ...

En la línea 1538
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Unos le escuchaban sin hacerle caso; otros, que habían visto de lejos el exterminio realizado por el gigante ante la cárcel, gritaban venganza. Esta masa enorme y alborotada, sin organización alguna, en la que se confundían militares y civiles, mujeres y hombres, avanzaba cada vez mas rápidamente, hasta que se detuvo de pronto con un movimiento de retroceso que se extendió hasta el centro de la ciudad, esparciendo la alarma en las calles transversales. El gigante se había detenido al llegar al puerto, y la muchedumbre que le seguía se detuvo igualmente. ...

En la línea 1564
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Hubo en la muchedumbre un movimiento de retroceso, y luego se abrió dejando paso a algo que provocaba aclamaciones de entusiasmo. Gillespie, interesado por este movimiento, permaneció de pie en su bote, mirando hacia dicho sitio. ...

En la línea 4010
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Poco después salió la comitiva, precedida de la campanilla, entre la calle formada por mujeres arrodilladas, con velas o sin ellas. Se sintió que bajaba, que salía y se alejaba por la calle. Cuando ya no se oía más el tilín, Guillermina, cesando de rezar, acercó su cara a la de Mauricia y empezó a darle besos. Todas las demás, lloriqueando, la felicitaban con ruidosos aspavientos, y por fin la misma santa hubo de mandar que cesaran aquellas manifestaciones de regocijo, porque la enferma se afectaba mucho, y podría resultarle algún retroceso peligroso. Mas por efecto de la excitación, Mauricia no sentía dolor ni molestia alguna; estaba como bajo la acción de fortísimo anestésico, de los que producen efectos infalibles aunque pasajeros. Desde la edad de doce años, en que la llevaron a comulgar por primera vez, no había vuelto a verse en otra como aquella, y con la impresión recibida retrogradaba su pensamiento a la infancia, llegando hasta adormecerse por breves momentos en la ilusión de que era niña inocente y pura, y de que, como entonces, ignoraba lo que son pecados gordos. ...

En la línea 5378
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La mejoría de Maximiliano continuaba, de lo cual coligieron su tía y su hermano que la separación matrimonial había sido un gran bien, pues sin duda la presencia y compañía de su mujer era lo que le sacaba de quicio. Todo aquel invierno continuó el tratamiento de las duchas circular y escocesa y el bromuro de sodio. Al principio, cuando no le sacaba a paseo Juan Pablo, sacábale su misma tía, teniendo ocasión de notar lo bien concertados que eran sus juicios. Observaron, no obstante, que en el caletre del joven se escondía un pensamiento relativo al paradero de su consorte, y temían que este pensamiento, aunque contenido en proporciones menudas por el renacimiento armónico de la vida cerebral, tuviera el mejor día fuerza expansiva bastante para volver a trastornar toda la máquina. Pero estos temores no se confirmaron. En Diciembre y Enero la mejoría fue tan notoria, que doña Lupe estaba pasmada y contentísima. En Febrero ya le permitieron salir solo, pues no se metía con nadie y se le habían acentuado considerablemente la timidez y la docilidad. Era como un retroceso a la edad en que estudió los primeros años de su carrera, y aun parecía que se renovaban en él las ideas de aquellos lejanos días, y con las ideas el encogimiento en el trato, la sobriedad de palabras y la falta de iniciativa. ...

En la línea 5638
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Irás a presidio si matas.—Pues iré contenta.—¿Y tu hijito? Al oír esto, Fortunata tuvo un retroceso en su salvaje idea, y cogiendo al chiquillo, que empezaba a rezongar, se lo llevó al seno. ...

En la línea 2910
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El Nautilus aceleraba su movimiento de retroceso, y pronto, marchando a contra hélice, alcanzó una gran rapidez. ...


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