La palabra Ingenieros ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece ingenieros.
Estadisticas de la palabra ingenieros
Ingenieros es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 5956 según la RAE.
Ingenieros aparece de media 14.86 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la ingenieros en las obras de referencia de la RAE contandose 2259 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Ingenieros
Cómo se escribe ingenieros o hingenieros?
Cómo se escribe ingenieros o ingenierros?
Cómo se escribe ingenieros o ingenieroz?
Cómo se escribe ingenieros o injenieros?

la Ortografía es divertida

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece ingenieros
La palabra ingenieros puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 397
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... ¡Las cosas que hizo Eulame en poco tiempo! Jamás se conoció en nuestra historia una actividad como la suya. El pueblo no pudo creer que fuese un hombre igual a los demás, y le tuvo por hijo de los dioses. Hasta la industria del país la modificó radicalmente en pocos meses. Implantó entre nosotros todos los progresos mecánicos que había visto en el mundo de los colosos. Nuestros ingenieros, que hasta entonces habían marchado a ciegas, moviéndose siempre dentro del mismo circulo, luego de escuchar las lecciones de Eulame vieron nuevos caminos abiertos ante sus ojos, y se lanzaron por ellos, haciendo descubrimientos con una rapidez vertiginosa, inventando casi instantáneamente lo que había costado tal vez largos años de meditación en el país de los gigantes. ...
En la línea 3699
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La mejoría se acentuó tanto, que D. Evaristo atreviose a salir de noche, y lo primero que hizo fue ir en busca de Juan Pablo. No le encontró en el Suizo Viejo. Allí estaban Villalonga, Juanito Santa Cruz, Zalamero, Severiano Rodríguez, el médico Moreno Rubio, Sánchez Botín, Joaquín Pez y otros que tenían constituida la más ingeniosa y regocijada peña que en los cafés de Madrid ha existido. Habían hecho un reglamento humorístico, del cual cada uno de los socios tenía su ejemplar en el bolsillo. De aquellas célebres mesas habían salido ya un ministro, dos subsecretarios y varios gobernadores. Aunque era amigo de algunos, no quiso Feijoo acercarse, y se fue a una mesa lejana. Junto a él, los ingenieros de Caminos hablaban de política europea, y más acá los de Minas disputaban sobre literatura dramática. No lejos de estos, un grupo de empleados en la Contaduría central se ocupaba con gran calor de pozos artesianos, y dos jueces de primera instancia, unidos a un actor retirado, a un empresario de caballos para la Plaza de Toros y a un oficial de la Armada, discutían si eran más bonitas las mujeres con polisón o sin él. Después llamó la atención de D. Evaristo la facha de un hombre que iba por entre las mesas, el cual sujeto más bien parecía momia animada por arte de brujería. «Yo conozco esta cara—se dijo Feijoo—. ¡Ah! ya; es el que llamábamos Ramsés II, el pobre Villaamil que sólo necesitaba dos meses para jubilarse». Acercose tímidamente este desgraciado a Villalonga, que ya estaba levantado para marcharse; y en actitud cohibida, echando los ojos fuera del casco, le habló de algo que debía ser los maldecidos dos meses. Jacinto alzaba los hombros, respondiéndole con benevolencia quejumbrosa. Parecía decirle: «¡Yo, qué más quisiera… ! He hecho todo lo posible… Veremos… he dado una nota… Crea usted que por mí no queda… Si, ya sé, dos meses nada más… ». Un instante después Ramsés II pasó junto a D. Evaristo, deslizándose por entre las mesas y sillas como sombra impalpable. Llamole por su nombre verdadero Feijoo, y acercose el otro a la mesa, inclinando, para ver quién le llamaba, su cara amarilla, requemada por el sol de Cuba y Filipinas. Se reconocieron. Villaamil, invitado por su amigo, dobló su esqueleto para sentarse, y tomó café… con más leche que café… «¡Ah!, ¿buscaba usted a Juan Pablo? Pues del salto se ha ido al café de Zaragoza. Dice que le cargan los ingenieros… ». ...
En la línea 217
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al oír este grito, toda la tripulación se precipitó hacia el arponero; comandante, oficiales, contramaestres, marineros, grumetes y hasta los ingenieros, que dejaron sus máquinas, y los fogoneros, que abandonaron sus puestos. Se había dado la orden de parar, y la fragata ya no se desplazaba más que por su propia inercia. ...
En la línea 224
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Los marineros se precipitaron hacia la caña del timón y los ingenieros hacia sus máquinas. El Abraham Lincoln, abatiendo a babor, describió un semicírculo. ...
En la línea 3284
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Se tendió el primer cable durante los años 1857 y 1858, pero tras haber transmitido unos cuatrocientos telegramas cesó de funcionar. En 1863, los ingenieros construyeron un nuevo cable, de tres mil cuatrocientos kilómetros de longitud y de cuatro mil quinientas toneladas de peso, que se embarcó a bordo del Great Eastern. Pero esta tentativa fracasó. ...
En la línea 3287
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La operación marchó bien, pese a que en el transcurso de la misma fuera objeto de un sabotaje. En varias ocasiones observaron los electricistas, al desenrollar el cable, que tenía plantados varios clavos. El capitán Anderson, sus oficiales y sus ingenieros se reunieron, deliberaron sobre el asunto y finalmente anunciaron que si se sorprendía al culpable a bordo se le lanzaría al mar sin otro juicio. La criminal tentativa no se reprodujo. ...
En la línea 838
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En efecto, los vapores de la Compañía Peninsular que hacen el servicio de los mares de China, tienen un defecto de construcción muy grave. La relación del calado en carga con la cabida, ha sido mal calculada, y por consiguiente ofrecen al mar muy débil resistencia. Su volumen cerrado, impenetrable al agua, es insuficiente. Están anegados, y a consecuencia de esta disposición bastaban algunos bultos echados a bordo, para modificar su marca. Son, por consiguiente, esos buques muy inferiores- si no por el motor y el aparato evaporatorio- a los tipos de las mensajerías francesas, tales como la 'Emperatriz' y el 'Cambodge'. Mientras que, según los cálculos de los ingenieros, estos buques pueden embarcar una cantidad de agua igual a su propio peso, antes de sumergirse los de la Compañía Peninsular, el 'Golconda', el 'Corea' y el 'Rangoon' no podrían recibir el sexto de su peso sin irse a pique. ...
En la línea 1415
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El tren, al salir de Great Lake City y de la estación de Odgen, se elevó durante una hora hacia el Norte hacia el río Veber, después de recorrer unas novecientas millas desde San Francisco. En esta parte de territorio, comprendida entre esos montes y las Montañas Rocosas, propiamente dichas, los ingenieros americanos han tenido que vencer las más serias dificultades. Así, pues, en ese trayecto, la subvención del gobierno de la Unión ha ascendido a cuarenta y ocho mil dólares por milla, al paso que no eran más que dieciséis en la llanura; pero los ingenieros, como hemos dicho, no han violentado a la naturaleza, sino que han usado con ella la astucia, sesgando las dificultades, no habiendo tenido necesidad de perforar más que un túnel de catorce mil pies para llegar a la gran cuenca. ...
En la línea 1415
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El tren, al salir de Great Lake City y de la estación de Odgen, se elevó durante una hora hacia el Norte hacia el río Veber, después de recorrer unas novecientas millas desde San Francisco. En esta parte de territorio, comprendida entre esos montes y las Montañas Rocosas, propiamente dichas, los ingenieros americanos han tenido que vencer las más serias dificultades. Así, pues, en ese trayecto, la subvención del gobierno de la Unión ha ascendido a cuarenta y ocho mil dólares por milla, al paso que no eran más que dieciséis en la llanura; pero los ingenieros, como hemos dicho, no han violentado a la naturaleza, sino que han usado con ella la astucia, sesgando las dificultades, no habiendo tenido necesidad de perforar más que un túnel de catorce mil pies para llegar a la gran cuenca. ...
En la línea 1477
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Pero cierto número de viajeros fueron inmediatamente seducidos por la proposición que gustaba especialmente al coronel Proctor. Este cerebro descompuesto consideraba la cosa como muy practicable. Se acordó de que unos ingenieros habían concebido la idea de pasar los ríos sin puente, con trenes rígidos lanzados a toda velocidad. Y en fin de cuentas, todos los interesados en la cuestión se pusieron de parte del maquinista. ...
Más información sobre la palabra Ingenieros en internet
Ingenieros en la RAE.
Ingenieros en Word Reference.
Ingenieros en la wikipedia.
Sinonimos de Ingenieros.
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