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La palabra quiero
Cómo se escribe

la palabra quiero

La palabra Quiero ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
Blancanieves de Jacob y Wilhelm Grimm
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
Amnesia de Amado Nervo
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece quiero.

Estadisticas de la palabra quiero

La palabra quiero es una de las palabras más comunes del idioma Español, estando en la posición 537 según la RAE.

Quiero es una palabra muy común y se encuentra en el Top 500 con una frecuencia media de 158.25 veces en cada obra en castellano

El puesto de esta palabra se basa en la frecuencia de aparición de la quiero en 150 obras del castellano contandose 24054 apariciones en total.

Más información sobre la palabra Quiero en internet

Quiero en la RAE.
Quiero en Word Reference.
Quiero en la wikipedia.
Sinonimos de Quiero.


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece quiero

La palabra quiero puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1228
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Sin mí, ¿qué serían ustedes? Unas bestias, y perdonen la palabra; lo mismo que sus señores padres a los que no quiero ofender. ...

En la línea 1494
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¿Batiste? ¡Ah! Pues mire usted, señor Bautista: para que vea que le quiero y deseo que esa joya sea suya, voy a hacer lo que no haría por nadie. ...

En la línea 142
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Ya sabes mi resolución, Fermín--dijo Dupont antes de entrar en la oficina.--Te quiero por tu familia y porque casi hemos sido compañeros de infancia. Además, eres como un hermano de mi primo Luis. Pero ya me conoces; Dios sobre todo: por él soy capaz de abandonar a mi familia. Si no estás contento en mi casa, habla; si te parece escaso el sueldo, dilo. Contigo no regateo, porque me eres simpático a pesar de tus necedades. Pero no me faltes el domingo a la misa de la casa: aléjate del chiflado de Salvatierra y todos los perdidos que se juntan con él. Y si no haces esto, nos veremos las caras, ¿sabes, Fermín? Tú y yo acabaremos mal. ...

En la línea 169
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Siempre lo mismo. ¡Pero qué rebuenísima sombra tienes, hijo!... Ven a verme alguna vez: ya sabes que te quiero... siempre con buen fin; como hermanitos. ¡Y eso que el bruto de mi marido te tenía celos!... ...

En la línea 170
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¿Vendrás? --Lo pensaré. No quiero tener una cuestión con el tratante en cerdos. ...

En la línea 340
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Si algún amigo le hablaba con tono de zumba de las amorosas palizas, contestaba con orgullo: --Me pega porque me aprecia, y yo le quiero porque es el único que me entiende. Mi porquero es todo un hombre. ...

En la línea 388
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... No quiero, en fin, que se dé motivos de risa a los guardias del señor cardenal, que son gentes valientes, tranquilas, diestras, que nunca se ponen en situación de ser arrestadas, y que, por otro lado, no se dejarían dete -ner. ...

En la línea 462
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Pero -prosiguió Tréville fijando sobre su compatriota una mira datan penetrante que se hubiera dicho que quería leer hasta el fondo de su corazón -, pero por vuestro padre, antiguo compañero mío co mo os he dicho, quiero hacer algo por vos, joven. ...

En la línea 495
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... In dicadme quiénes y dónde está, y os libero de todo, incluso de vuestra promesa de hacerme ingresar en los mosqueteros; porque antes que cualquier otra cosa quiero vengarme. ...

En la línea 508
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... »-Amigo mío -le dijo lentamente -quiero, como a hijo de mi viejo amigo (porque tengo por verdadera la historia de esa carta perdi da), quiero -dijo-, para reparar la frialdad q ue habéis notado ante todo en mi recibimiento, descubriros los secretos de nuestra política. ...

En la línea 1672
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Tengo mujer y una _amiga_, o, más bien, dos mujeres, porque con ambas estoy casado; pero a una le llamo _amiga_ por guardar las apariencias; quiero vivir tranquilo, y no tengo gana de ofender los prejuicios de la gente que me rodea. ...

En la línea 1986
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... No se pagaba al ejército y la guerra languidecía, quiero decir por parte de los _cristinos_; porque los carlistas la proseguían con mucho vigor; sus _guerrillas_, en partidas, recorrían el país en todas direcciones, mientras una fuerza importante, al mando del famoso Gómez, daba la vuelta a España entera. ...

En la línea 1997
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... No quiero aventurarme a decir que Inglaterra debe su prosperidad al conocimiento que, más o menos, todos sus hijos tienen de la Sagrada Escritura; pero estoy cierto de una cosa, y es que la Biblia no ha causado daño en aquel país, ni creo que pueda producirlo en España. ...

En la línea 2324
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En cuanto el posadero, como ya he dicho a su merced, se enteró de mis opiniones, me miró como una fiera y «Salga usted de mi casa—exclamó—; no quiero espías en ella»; añadiendo algunas expresiones irrespetuosas para la joven reina Isabel y para Cristina, a quien considero compatriota mía, a pesar de ser napolitana. ...

En la línea 57
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Yo no quiero encarecerte el servicio que te hago en darte a conocer tan noble y tan honrado caballero, pero quiero que me agradezcas el conocimiento que tendrás del famoso Sancho Panza, su escudero, en quien, a mi parecer, te doy cifradas todas las gracias escuderiles que en la caterva de los libros vanos de caballerías están esparcidas. ...

En la línea 57
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Yo no quiero encarecerte el servicio que te hago en darte a conocer tan noble y tan honrado caballero, pero quiero que me agradezcas el conocimiento que tendrás del famoso Sancho Panza, su escudero, en quien, a mi parecer, te doy cifradas todas las gracias escuderiles que en la caterva de los libros vanos de caballerías están esparcidas. ...

En la línea 93
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. ...

En la línea 165
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Donde se cuenta la graciosa manera que tuvo don Quijote en armarse caballero Y así, fatigado deste pensamiento, abrevió su venteril y limitada cena; la cual acabada, llamó al ventero, y, encerrándose con él en la caballeriza, se hincó de rodillas ante él, diciéndole: -No me levantaré jamás de donde estoy, valeroso caballero, fasta que la vuestra cortesía me otorgue un don que pedirle quiero, el cual redundará en alabanza vuestra y en pro del género humano. ...

En la línea 72
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Las colinas boscosas se reflejan en el agua serena de un lago inmenso; ese espectáculo admirable nos ayuda a soportar los ardores de la temperatura. En Mandetiba hay una venta (venda, en portugués); quiero demostrar mi agradecimiento por la excelente comida que allí me dieron (comida que constituye una excepción ¡ay! harto rara), describiendo esa venta como el tipo de todas las hospederías del país. Estas casas, a menudo muy grandes, están construidas todas ellas de la misma manera: se clavan postes en el suelo, se entretejen con ellos ramas de árboles y luego se cubre todo con una capa de yeso. Es raro encontrar pisos entarimados, pero nunca hay vidrieras en las ventanas; la techumbre suele hallarse en buen estado. La fachada, que se deja abierta, forma una especie de atrio donde se colocan bancos y mesas. Todos los dormitorios comunican unos con otros, y el viajero duerme como puede sobre una tarima de madera cubierta con un mal jergón. La venta está siempre en medio de un gran corral o patio donde se atan los caballos. Nuestro primer cuidado al llegar consiste en desbridar y desensillar nuestros caballos y darles el pienso. Hecho esto nos acercamos al posadero, y saludándole profundamente le pedimos que tenga la bondad de darnos algo de comer. ...

En la línea 127
del libro Blancanieves
del afamado autor Jacob y Wilhelm Grimm
... La honraré, la estimaré como a lo que más quiero en el mundo. ...

En la línea 798
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Al Espolón! Por el camino hablaremos; quiero que V. ...

En la línea 851
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Véase si no —continuaba —lo que salta a los ojos, a los del alma quiero decir, de toda persona de gusto. ...

En la línea 1490
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Yo quiero —concluía —que mi hija sepa el bien y el mal para que libremente escoja el bien; porque si no ¿qué mérito tendrán sus obras? Sin embargo, si su hija fuese funámbula y trabajase en el alambre, don Carlos pondría una red debajo, aunque perdiese mérito el ejercicio. ...

En la línea 1952
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... yo no quiero, yo no quiero. ...

En la línea 453
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Pero hay algo en mí que me arrastra muy lejos y no puedo res i stirme a sus mandatos: un ansia de libertad absoluta, de vida pobre y modesta, de aislamiento casto y estudioso. Quiero ser alguien, quiero que mi vida tenga una finalidad. Necesito trabajar; necesito sentir deseos. Aquí lo tengo todo. Debo salir de este encantamiento feliz… Yo volveré, arrepentido, a implorar tu perdón, y tú me tratarás como quieras; pero ahora te repito lo mismo: «Rosaura, te amo… Deja que me marche.» ...

En la línea 1033
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —En Madrid todos daban por seguro vuestro matrimonio. Después… , después pasó lo que pasó. No hablemos de ello. Yo también soy un hombre, y he tenido mis debilidades, de las que no quiero acordarme… Pero ahora, por suerte, parece que mi hija y tú habéis vuelto a ser novios. No me lo niegues: ...

En la línea 429
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... No quiero insistir en las miserias de aquel periodo. La humanidad estaba en una especie de callejón sin salida. Se realizaban grandes progresos materiales; pero el alma humana, merced a la enseñanza dada por los hombres, continuaba siendo un alma primitiva, un alma brutal, semejante a la de las fieras, y tal vez peor, ya que las fieras no conocen la hipocresía ni saben llorar sobre el cuerpo de sus víctimas. ...

En la línea 454
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... No quiero entrar en los detalles de la Verdadera Revolución, pues esto alargaría mucho mis explicaciones. Baste decir que al día siguiente andaban fugitivos y aterrados por todo el territorio de la República los hombres, que horas antes se creían eternamente superiores. Era tal el terror infundido por los 'rayos negros', que todo el que tenía armas se apresuraba a dejarlas abandonadas en medio de los campos. Los padres y los maridos miraron con nuevos ojos a las mujeres dentro de sus casas. Imploraban su protección para que intercediesen con el gobierno femenino. ...

En la línea 557
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Cuando terminen de afeitarme -le ordenó- suba a mi mesa y conversaremos solos. Me inspira usted cierto interés y quiero preguntarle algunas cosas. ...

En la línea 791
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - ¡Imprudente! -murmuró Flimnap, refiriéndose a su protegido-. Hay que ver como lo buscan por toda la capital. Muchas veces quise abandonarlo a su suerte, en vista de sus absurdas predicaciones contra el excelente gobierno de las mujeres, ¡pero le quiero tanto!… Lo conozco desde niño. Además, en los últimos días ha aumentado mucho mi afecto hacia el. ¿Se ha fijado, gentleman, como se le parece a usted?… ...

En la línea 120
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Habiendo apreciado este espectáculo poco grato, el olor de corral que allí había, y el ruido de alas, picotazos y cacareo de tanta víctima, Juanito la emprendió con los famosos peldaños de granito, negros ya y gastados. Efectivamente, parecía la subida a un castillo o prisión de Estado. El paramento era de fábrica cubierta de yeso y este de rayas e inscripciones soeces o tontas. Por la parte más próxima a la calle, fuertes rejas de hierro completaban el aspecto feudal del edificio. Al pasar junto a la puerta de una de las habitaciones del entresuelo, Juanito la vio abierta y, lo que es natural, miró hacia dentro, pues todos los accidentes de aquel recinto despertaban en sumo grado su curiosidad. Pensó no ver nada y vio algo que de pronto le impresionó, una mujer bonita, joven, alta… Parecía estar en acecho, movida de una curiosidad semejante a la de Santa Cruz, deseando saber quién demonios subía a tales horas por aquella endiablada escalera. La moza tenía pañuelo azul claro por la cabeza y un mantón sobre los hombros, y en el momento de ver al Delfín, se infló con él, quiero decir, que hizo ese característico arqueo de brazos y alzamiento de hombros con que las madrileñas del pueblo se agasajan dentro del mantón, movimiento que les da cierta semejanza con una gallina que esponja su plumaje y se ahueca para volver luego a su volumen natural. ...

En la línea 158
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Pues sí—dijo ella, después de una conversación preparada con gracia—. Es preciso que te cases. Ya te tengo la mujer buscada. Eres un chiquillo, y a ti hay que dártelo todo hecho. ¡Qué será de ti el día en que yo te falte! Por eso quiero dejarte en buenas manos… No te rías, no; es la verdad, yo tengo que cuidar de todo, lo mismo de pegarte el botón que se te ha caído, que de elegirte la que ha de ser compañera de toda tu vida, la que te ha de mimar cuando yo me muera. ¿A ti te cabe en la cabeza que pueda yo proponerte nada que no te convenga?… No. Pues a callar, y pon tu porvenir en mis manos. No sé qué instinto tenemos las madres, algunas quiero decir. En ciertos casos no nos equivocamos; somos infalibles como el Papa». ...

En la línea 158
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Pues sí—dijo ella, después de una conversación preparada con gracia—. Es preciso que te cases. Ya te tengo la mujer buscada. Eres un chiquillo, y a ti hay que dártelo todo hecho. ¡Qué será de ti el día en que yo te falte! Por eso quiero dejarte en buenas manos… No te rías, no; es la verdad, yo tengo que cuidar de todo, lo mismo de pegarte el botón que se te ha caído, que de elegirte la que ha de ser compañera de toda tu vida, la que te ha de mimar cuando yo me muera. ¿A ti te cabe en la cabeza que pueda yo proponerte nada que no te convenga?… No. Pues a callar, y pon tu porvenir en mis manos. No sé qué instinto tenemos las madres, algunas quiero decir. En ciertos casos no nos equivocamos; somos infalibles como el Papa». ...

En la línea 206
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Empezamos a hablar. No subía ni bajaba nadie. La chica era confianzuda, inocentona, de estas que dicen todo lo que sienten, así lo bueno como lo malo. Sigamos. Pues señor… al tercer día me la encontré en la calle. Desde lejos noté que se sonreía al verme. Hablamos cuatro palabras nada más; y volví y me colé en la casa; y me hice amigo de la tía y hablamos; y una tarde salió el picador de entre un montón de banastas donde estaba durmiendo la siesta, todo lleno de plumas, y llegándose a mí me echó la zarpa, quiero decir, que me dio la manaza y yo se la tomé, y me convidó a unas copas, y acepté y bebimos. No tardamos Villalonga y yo en hacernos amigos de los amigos de aquella gente… No te rías… Te aseguro que Villalonga me arrastraba a aquella vida, porque se encaprichó por otra chica del barrio, como yo por la sobrina de Segunda. ...

En la línea 470
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... 'Heme aquí convertido en caballero del Reino de los Sueños y de las Sombras. Es una situación peregrina y extraña en verdad para un hombre tan positivo como yo. No quiero reírme, de ninguna manera, ¡Dios me libre!, porque esta, que para mí es tan falto de substancia, es real para él. Y para mí en cierto modo tampoco es una falsedad, porque refleja verdaderamente el espíritu dulce y generoso de este chico.' Y terminó, después de una pausa: '¡Ah! ¡Si me llamara con mi hermoso título delante de gentes! ¡Qué singular contraste entre mi gloria y mi porte! Pero no me importa: llámeme como quiera y como le agrade, que yo estaré contento.' ...

En la línea 505
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –No lo sé, señor. Yo he visto que el mozalbete andaba removiéndolas; quiero decir, el que ha venido por el niño. ...

En la línea 721
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Hablas por temor. Ten bien puesto el corazón; no sufrirás daño. Provoca una tormenta, por pequeña que sea. No quiero nada en grande ni dañoso, antes bien prefiero lo contrario. Hazlo y salvarás tu vida; quedaréis libre tú y tu hija, con el perdón del rey, y a salvo de daño o maldad de nadie del reino. ...

En la línea 1166
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¡Ah, maldito zorro! ¡Todo lo veo claro! ¡Tú mismo escribiste la fingida carta, cuyos frutos han sido mi novia y mis bienes robados! ¡Ea! Vete de aquí, porque no quiero mancillar mi honrada condición con la muerte de un perro tan despreciable. ...

En la línea 527
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Sí, sí, sé bien lo que me digo. Y ahora, te lo repito, no quiero ver los ojos suplicantes del señorito don Augusto como los de un perro hambriento… ...

En la línea 769
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –No quiero decir eso, sino ¿para qué la ha comprado usted? ...

En la línea 820
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¿Y si la mujer a quien quiero no me quiere? ...

En la línea 849
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Bueno, bueno, guárdatelo; no quiero romper tus secretos. ...

En la línea 788
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Giro Batol —dijo al pisar el primer escalón de la tortuosa escalera que conducía a su vivienda-, anuncia a mis piratas que he regresado. Pero diles que me dejen tranquilo, porque tengo que tratar algunos asuntos que deben ser un secreto para todos y no quiero que me interrumpan. ...

En la línea 1310
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Ven conmigo, Yáñez. Me has dicho que no cometa locuras, y quiero demostrarte que soy prudente. Ven, te conduciré a un lugar seguro. ...

En la línea 1377
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Espérame aquí, Yáñez, quiero ver dónde están los soldados. ...

En la línea 1503
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Como ves, Yáñez, si quiero puedo desencadenar la guerra. ...

En la línea 99
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Piénsalo bien, pues no quiero ocultarte que este viaje es uno de esos de cuyo retorno no se puede estar seguro. ...

En la línea 229
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Señor Aronnax, ignoro cómo es el ser formidable con que tengo que habérmelas, y no quiero poner en peligro imprudentemente a mi fragata en medio de esta oscuridad. Además, ¿cómo atacar a lo desconocido?, ¿cómo defenderse? Esperemos la luz del día y entonces los papeles cambiarán. ...

En la línea 579
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Ahora, permítame acabar lo que quiero decirle. Yo le conozco, señor Aronnax. Si no sus compañeros, usted, al menos, no tendrá tantos motivos de lamentarse del azar que le ha ligado a mi suerte. Entre los libros que sirven a mis estudios favoritos hallará usted el que ha publicado sobre los grandes fondos marinos. Lo he leído a menudo. Ha llevado usted su obra tan lejos como le permitía la ciencia terrestre. Pero no sabe usted todo, no lo ha visto usted todo. Déjeme decirle, señor profesor, que no lamentará usted el tiempo que pase aquí a bordo. Va a viajar usted por el país de las maravillas. El asombro y la estupefacción serán su estado de ánimo habitual de aquí en adelante. No se cansará fácilmente del espectáculo incesantemente ofrecido a sus ojos. Voy a volver a ver, en una nueva vuelta al mundo submarino (que, ¿quién sabe?, quizá sea la última), todo lo que he podido estudiar en los fondos marinos tantas veces recorridos, y usted será mi compañero de estudios. A partir de hoy entra usted en un nuevo elemento, verá usted lo que no ha visto aún hombre alguno (pues yo y los míos ya no contamos), y nuestro planeta, gracias a mí, va a entregarle sus últimos secretos. ...

En la línea 581
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Señor, aunque haya roto usted con la humanidad, quiero creer que no ha renegado de todo sentimiento humano. Somos náufragos, caritativamente recogidos a bordo de su barco, no lo olvidaremos. En cuanto a mí, me doy cuenta de que si el interés de la ciencia pudiera absorber hasta la necesidad de la libertad, lo que me promete nuestro encuentro me ofrecería grandes compensaciones. ...

En la línea 214
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — No quiero indicar en esta forma, caballero - replicó el señor Pumblechook, a quien le molestaba que le hubiesen interrumpido -. Quiero decir que no estaría gozando de la compañía de los que son mayores y mejores que él, y que no se aprovecharía de su conversación ni se hallaría en el regazo del lujo y de las comodidades. ¿Se hallaría en tal situación? De ninguna manera. Y ¿cuál habría sido su destino? - añadió olviéndose otra vez hacia mí -.Te habrían vendido por una cantidad determinada de chelines, de acuerdo con el precio corriente en el mercado, y Dunstable, el carnicero, habría ido en tu busca cuando estuvieras echado en la paja, se lo habría llevado bajo el brazo izquierdo, en tanto que con la mano derecha se levantaría la bata a fin de coger un cortaplumas del bolsillo de su chaleco para derramar tu sangre y acabar tu vida. No te habrían criado a mano, entonces. De ninguna manera. ...

En la línea 233
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Quiero que prueben ustedes dijo mi hermana, dirigiéndose amablemente a sus invitados , quiero que prueben, para terminar, un regalo delicioso del tío Pumblechook. ...

En la línea 295
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — No espero que eso me sea favorable. No quiero ya nada más que el gusto que acabo de tener - dijo mi penado profiriendo una codiciosa carcajada -. Yo lo he cogido y él lo sabe. Esto me basta. ...

En la línea 399
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Sí, entregada al gobierno - replicó Joe -. Con lo cual quiero decir al gobierno de ti y de mí mismo. ...

En la línea 207
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «Mi querido Rodia ‑decía la carta‑: hace ya dos meses que no te he escrito y esto ha sido para mí tan penoso, que incluso me ha quitado el sueño muchas noches. Perdóname este silencio involuntario. Ya sabes cuánto te quiero. Dunia y yo no tenemos a nadie más que a ti; tú lo eres todo para nosotras: toda nuestra esperanza, toda nuestra confianza en el porvenir. Sólo Dios sabe lo que sentí cuando me dijiste que habías tenido que dejar la universidad hacía ya varios meses por falta de dinero y que habías perdido las lecciones y no tenías ningún medio de vida. ¿Cómo puedo ayudarte yo, con mis ciento veinte rublos anuales de pensión? Los quince rublos que te envié hace cuatro meses, los pedí prestados, con la garantía de mi pensión, a un comerciante de esta ciudad llamado Vakruchine. Es una buena persona y fue amigo de tu padre; pero como yo le había autorizado por escrito a cobrar por mi cuenta la pensión, tenía que procurar devolverle el dinero, cosa que acabo de hacer. Ya sabes por qué no he podido enviarte nada en estos últimos meses. ...

En la línea 211
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »El señor Svidrigailof empezó por mostrarse grosero con ella, dirigiéndole toda clase de burlas y expresiones molestas, sobre todo cuando estaban en la mesa… Pero no quiero extenderme sobre estos desagradables detalles: no conseguiría otra cosa que irritarte inútilmente, ahora que ya ha pasado todo. ...

En la línea 233
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Ahora te voy a decir una cosa, mi querido Rodia. A mí me parece, por ciertas razones (que desde luego no tienen nada que ver con el carácter de Piotr Petrovitch y que tal vez son solamente caprichos de vieja), a mí me parece, repito, que lo mejor sería que, después del casamiento, yo siguiera viviendo sola en vez de instalarme en casa de ellos. Estoy completamente segura de que él tendrá la generosidad y la delicadeza de invitarme a no vivir separada de mi hija, y sé muy bien que, si todavía no ha dicho nada, es porque lo considera natural; pero yo no aceptaré. He observado en más de una ocasión que los yernos no suelen tener cariño a sus suegras, y yo no sólo no quiero ser una carga para nadie, sino que deseo vivir completamente libre mientras me queden algunos recursos y tenga hijos como Dunetchka y tú. ...

En la línea 254
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Es evidente que en este caso sólo se trata de Rodion Romanovitch Raskolnikof: él ocupa el primer plano. ¿Cómo proporcionarle la felicidad, permitirle continuar los estudios universitarios, asociarlo con un hombre bien situado, asegurar su porvenir? Andando el tiempo, tal vez llegue a ser un hombre rico, respetado, cubierto de honores, e incluso puede terminar su vida en plena celebridad… ¿Qué dice la madre? ¿Qué ha de decir? Se trata de Rodia, del incomparable Rodia, del primogénito. ¿Cómo no ha de sacrificar al hijo mayor la hija, aunque esta hija sea una Dunia? ¡Oh adorados e injustos seres! Aceptarían sin duda incluso la suerte de Sonetchka, Sonetchka Marmeladova, la eterna Sonetchka, que durará tanto como el mundo. Pero ¿habéis medido bien la magnitud del sacrificio? ¿Sabéis lo que significa? ¿No es demasiado duro para vosotras? ¿Es útil? ¿Es razonable? Has de saber, Dunetchka, que la suerte de Sonia no es más terrible que la vida al lado del señor Lujine. Mamá ha dicho que no es éste un matrimonio de amor. ¿Y qué ocurrirá si, además de no haber amor, tampoco hay estimación, pues, por el contrario, ya existe la antipatía, el horror, el desprecio? ¿Qué me dices a esto… ? Habrá que conservar la 'limpieza'. Sí, eso es. ¿Comprendéis lo que esta limpieza significa? ¿Sabéis que para Lujine esta limpieza no difiere en nada de la de Sonetchka? E incluso es peor, pues, bien mirado, en tu caso, Dunetchka, hay cierta esperanza de comodidades, de cosas superfluas, cierta compensación, en fin, mientras que en el caso de Sonetchka se trata simplemente de no morirse de hambre. Esta 'limpieza' cuesta cara, Dunetchka, muy cara. ¿Y qué sucederá si el sacrificio es superior a tus fuerzas, si te arrepientes de lo que has hecho? Entonces todo serán lágrimas derramadas en secreto, maldiciones y una amargura infinita, porque, en fin de cuentas, tú no eres una Marfa Petrovna. ¿Y qué será de mamá entonces? Ten presente que ya se siente inquieta y atormentada. ¿Qué será cuando vea las cosas con toda claridad? ¿Y yo? ¿Qué será de mí? Porque, en realidad, no habéis pensado en mí. ¿Por qué? Yo no quiero vuestro sacrificio, Dunetchka; no lo quiero, mamá. Esta boda no se llevará a cabo mientras yo viva. ¡No, no lo consentiré!» ...

En la línea 158
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... No sé si comprenderán bien lo que quiero decir. Por mi parte siempre he temido a semejantes mujeres. ...

En la línea 264
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... He aquí por qué la forma tiene entre ellos tanta importancia. Un francés podrá soportar sin alterarse una grave ofensa moral, pero no tolerará en ningún caso un papirotazo en la nariz, pues esto constituye una infracción a los prejuicios tradicionales en materia de conveniencias sociales. Si los franceses gustan tanto a nuestras muchachas, es precisamente porque tienen unos modales tan señoriales. O más bien no. A mi juicio, la forma, la corrección, no desempeña aquí ningún papel, se trata simplemente del coq gaulois. Por otra parte, no puedo comprender esas cosas… porque no soy una mujer. Quizá los gallos tienen algo bueno… Pero, en resumen, estoy divagando y usted no me interrumpe. No tema interrumpirme cuando le hablo, pues quiero decirlo todo, todo, todo, y olvido los modales. Confieso, desde luego, que estoy desprovisto no sólo de forma sino también de méritos. Sepa que no me preocupan esas cosas. Estoy ahora como paralizado Usted sabe la causa. No tengo ni una idea dentro de la cabeza. Desde hace mucho tiempo ignoro lo que pasa, tanto aquí como en Rusia. He atravesado Dresde sin fijarme en esa ciudad. Usted ya adivina lo que me preocupaba. Como no tengo esperanza alguna y soy un cero a sus ojos, hablo francamente. Usted está, sin embargo, presente en mi espíritu. ...

En la línea 301
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Juraba usted hace un instante que se arrojaría de cabeza desde el Schlangenberg, se declaraba dispuesto a matar a una orden mía. En lugar de esos asesinatos y de esas tragedias quiero únicamente reírme. Obedézcame sin discutir. Quiero ver cómo le apalea el barón. ...

En la línea 303
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Sí, le reto. Vaya, ¡lo quiero! ...

En la línea 542
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Yo quiero que sea de oro -replicó Favorita. ...

En la línea 973
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Basta, Javert -dijo-. Todos estos detalles me interesan muy poco. Estamos perdiendo el tiempo y tenemos muchos asuntos que atender. No quiero recargaros de trabajo, porque entiendo que vais a estar ausente. ¿Me habéis dicho que iréis a Arras en unos ocho o diez días más? ...

En la línea 987
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Señor alcalde, no puedo aceptar. He sido siempre severo en mi vida con los demás. Ahora es justo que lo sea conmigo mismo. Señor alcalde, no quiero que me tratéis con bondad, vuestra bondad me ha producido demasiada rabia cuando la ejercitáis con otros, no la quiero para mí. La bondad que le da la razón a una prostituta contra un ciudadano, a un policía contra un alcalde, al que está abajo contra el que está arriba, es lo que yo llamo una mala bondad. Con ella se desorganiza la sociedad. Señor alcalde, yo debo tratarme tal como trataría a otro cualquiera. Cometí una falta, mala suerte, quedo despedido, expulsado. Tengo buenos brazos, trabajaré la tierra, no me importa. Por el bien del servicio, señor alcalde, os pido la destitución del inspector Javert. ...

En la línea 987
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Señor alcalde, no puedo aceptar. He sido siempre severo en mi vida con los demás. Ahora es justo que lo sea conmigo mismo. Señor alcalde, no quiero que me tratéis con bondad, vuestra bondad me ha producido demasiada rabia cuando la ejercitáis con otros, no la quiero para mí. La bondad que le da la razón a una prostituta contra un ciudadano, a un policía contra un alcalde, al que está abajo contra el que está arriba, es lo que yo llamo una mala bondad. Con ella se desorganiza la sociedad. Señor alcalde, yo debo tratarme tal como trataría a otro cualquiera. Cometí una falta, mala suerte, quedo despedido, expulsado. Tengo buenos brazos, trabajaré la tierra, no me importa. Por el bien del servicio, señor alcalde, os pido la destitución del inspector Javert. ...

En la línea 150
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... -Eso, eso quiero yo, que estemos mucho tiempo. ...

En la línea 189
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Si esta operación se efectuase súbitamente, produciría un trastorno mental tan profundo que podría sobrevenir la ruptura de un vaso y la enajenación irremediable o la muerte; pero si paulatinamente la memoria va atando su disperso haz, sólo produce trastornos relativos… Sin embargo -había añadido-, pues que usted desea toda la verdad, le diré que, aun así, un organismo débil pocas veces sobrevive a la recuperación total de sus recuerdos. En el caso de la esposa de usted, nada quiero vaticinar. Sólo afirmaré que su juventud es la mejor garantía» ...

En la línea 156
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -No -exclamó Lucía posando en el viejo su clara mirada-: si no es que soy simple, es que no quiero entender; ¿lo oye usted? Porque si comienzo a cavilar en esas cosas, doy en no comer, en no jugar, en no dormir… Esta noche de fijo no pegaría ojo… y después dice el señor de Rada, en latín, que enfermo del cuerpo y que vendré a enfermar del alma… No quiero acordarme sino de mis juegos, y de mis lecciones; de eso no, padre, porque se me va adelgazando, adelgazando el magín, y me paso horas enteras con las manos cruzadas, sentada, hecha un poste… El caso es que cuando me da por ahí, se me antoja que ni todos los hombres del mundo juntos valen lo que un novio como me finjo yo al mío… que tampoco está en el mundo, ¡no crea usted! está allá en unos palacios, y en unos jardines muy remotos… En fin, no sé explicarme; ¿usted comprende? ...

En la línea 156
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -No -exclamó Lucía posando en el viejo su clara mirada-: si no es que soy simple, es que no quiero entender; ¿lo oye usted? Porque si comienzo a cavilar en esas cosas, doy en no comer, en no jugar, en no dormir… Esta noche de fijo no pegaría ojo… y después dice el señor de Rada, en latín, que enfermo del cuerpo y que vendré a enfermar del alma… No quiero acordarme sino de mis juegos, y de mis lecciones; de eso no, padre, porque se me va adelgazando, adelgazando el magín, y me paso horas enteras con las manos cruzadas, sentada, hecha un poste… El caso es que cuando me da por ahí, se me antoja que ni todos los hombres del mundo juntos valen lo que un novio como me finjo yo al mío… que tampoco está en el mundo, ¡no crea usted! está allá en unos palacios, y en unos jardines muy remotos… En fin, no sé explicarme; ¿usted comprende? ...

En la línea 570
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Dejémonos de eso, Lucía; no quiero verla a usted con ese gesto; ¡se pone usted fea! -dijo en tono desahogado él, aludiendo por vez primera a las condiciones físicas de Lucía-. ¿Qué desea usted ahora? ¿Quiere usted que la lleve a ver alguna curiosidad de este pueblo? ¿El hospital? ¿Los fuertes? ...

En la línea 613
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¡Culto! no, ¿he de dar culto al poder inicuo que, guarecido en la sombra, conspira al daño común? Luchar, luchar con él quiero ahora y siempre. Usted le llama demonio: yo el mal, el dolor universal. Yo, sé cómo se le vence. ...

Errores Ortográficos típicos con la palabra Quiero

Cómo se escribe quiero o kiero?
Cómo se escribe quiero o quierro?

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