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La palabra queriendo
Cómo se escribe

la palabra queriendo

La palabra Queriendo ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Niebla de Miguel De Unamuno
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece queriendo.

Estadisticas de la palabra queriendo

Queriendo es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 8418 según la RAE.

Queriendo aparece de media 9.66 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la queriendo en las obras de referencia de la RAE contandose 1468 apariciones .


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece queriendo

La palabra queriendo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 731
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pero, sin duda, el señor, no queriendo levantarse a tal hora, había dejado perder su turno, y a las cinco, cuando el agua era ya de otros, había alzado la compuerta sin permiso de nadie (primer delito), había robado el riego a los demás vecinos (segundo delito) e intentado regar sus campos, queriendo oponerse a viva fuerza a las órdenes del atandador, lo que constituía el tercero y último delito. ...

En la línea 731
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pero, sin duda, el señor, no queriendo levantarse a tal hora, había dejado perder su turno, y a las cinco, cuando el agua era ya de otros, había alzado la compuerta sin permiso de nadie (primer delito), había robado el riego a los demás vecinos (segundo delito) e intentado regar sus campos, queriendo oponerse a viva fuerza a las órdenes del atandador, lo que constituía el tercero y último delito. ...

En la línea 1118
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Las demás, repuestas de la sorpresa, siguieron hablando, como si nada hubiera pasado, no queriendo conceder a la intrusa ni el honor del silencio. ...

En la línea 1617
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Hasta se echó varias veces la escopeta a la cara, queriendo disparar los dos tiros contra las ventanillas de la cambra, deteniéndole únicamente el miedo a quedar desarmado. ...

En la línea 228
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... De sus tiempos de miseria le quedaba la conmiseración para los jornaleros, fingiendo no ver sus descuidos y negligencias. Pero sus actos valían más que sus palabras, pues queriendo demostrar gran interés por el amo, hablaba duramente a los braceros, con ese exceso de autoridad que revela el humilde apenas se ve elevado sobre sus camaradas. ...

En la línea 349
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Hablaba con el señor Fermín queriendo averiguar a qué iglesia de Jerez iba los domingos con María de la Luz, para oír misa... Al ver a la hija del capataz abstraerse, poniendo su pensamiento lejos, muy lejos, en el cortijo donde vivía Rafael, la buena señora interpretaba esta tristeza como un anhelo de recogimiento, y la ofrecía su protección. ...

En la línea 980
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Como los serafines, señó--dijo el primo queriendo aprovechar el parentesco para introducirse en la fiesta. ...

En la línea 1075
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Algunas de las muchachas, al recobrar la razón después de la embriaguez de aquella noche, se habían ido a la sierra, no queriendo permanecer en el cortijo. Apostrofaban a los manijeros, guardianes de confianza de sus familias, que habían sido los primeros en aconsejarlas que siguiesen al señorito. Y después de propalar entre los trabajadores que volvieron a Matanzuela el domingo, lo ocurrido en la noche anterior, emprendieron solas el regreso a sus casas, contando a todos los escándalos del cortijo. ...

En la línea 832
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Jus sac, queriendo terminar, lanzó una terrible estocada a su adversario ti rándose a fondo; pero éste paró primero, y mientras Jussac se ponía en pie, deslizándose como una serpiente bajo su acero, le pasó su es pada a través del cuerpo. ...

En la línea 1015
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Entonces el señor de Tréville, no queriendo que se le pudiese acusar de haber influenciado al enfermo, invitó al señor de La Trémouille a interrogarle él mismo. ...

En la línea 2704
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Estaba obsesionado sin tregua, y el superior, a quien había confiado esa desgracia, queriendo ayudarlo en lo que pudiese, le había recomendado para conjurar al demonio tentador re currir a la cuerda de la campana y echarla al vuelo. ...

En la línea 7215
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Dos de sus camaradas de los guardias se precipitaron inmediatamente, y habiéndose unido a ellos dos soldados, encontró que el número pedido era suficiente; D'Artagnan rechazó, pues, a todos los de más, no queriendo atropellar a quienes tenían prioridad. ...

En la línea 2208
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Pero, ¿no es cosa estraña ver con cuánta facilidad cree este desventurado hidalgo todas estas invenciones y mentiras, sólo porque llevan el estilo y modo de las necedades de sus libros? -Sí es -dijo Cardenio-, y tan rara y nunca vista, que yo no sé si queriendo inventarla y fabricarla mentirosamente, hubiera tan agudo ingenio que pudiera dar en ella. ...

En la línea 2568
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... »-Digo -dijo Camila- que no hay más que guardar, si no fuere responderme como yo os preguntare (no queriendo Camila darle antes cuenta de lo que pensaba hacer, temerosa que no quisiese seguir el parecer que a ella tan bueno le parecía, y siguiese o buscase otros que no podrían ser tan buenos). ...

En la línea 2664
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... En fin, una noche sintió Anselmo pasos en el aposento de Leonela, y, queriendo entrar a ver quién los daba, sintió que le detenían la puerta, cosa que le puso más voluntad de abrirla; y tanta fuerza hizo, que la abrió, y entró dentro a tiempo que vio que un hombre saltaba por la ventana a la calle; y, acudiendo con presteza a alcanzarle o conocerle, no pudo conseguir lo uno ni lo otro, porque Leonela se abrazó con él, diciéndole: »-Sosiégate, señor mío, y no te alborotes, ni sigas al que de aquí saltó; es cosa mía, y tanto, que es mi esposo. ...

En la línea 3172
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ''Sí'', dije yo; y, queriendo comenzar a decirle mi suceso, y de dónde veníamos y quién éramos, uno de los cristianos que con nosotros venían conoció al jinete que nos había hecho la pregunta, y dijo, sin dejarme a mí decir más palabra: ''¡Gracias sean dadas a Dios, señores, que a tan buena parte nos ha conducido!, porque, si yo no me engaño, la tierra que pisamos es la de Vélez Málaga, si ya los años de mi cautiverio no me han quitado de la memoria el acordarme que vos, señor, que nos preguntáis quién somos, sois Pedro de Bustamante, tío mío''. ...

En la línea 507
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Algunos domadores sueltan el nudo corredizo mientras el potro aún está tendido en el suelo; y montando en la silla, le dejan levantarse. El animal, loco de terror, da terribles botes y luego sale a galope; cuando queda rendido en absoluto, a fuerza de paciencia le lleva el hombre al corral, donde lo deja en libertad, cubierto de espuma, y sin poder apenas respirar. Cuesta mucho más trabajo desbravar a los caballos que, no queriendo salir a galope, se revuelcan tercamente en el suelo. Este procedimiento de doma es horrible, pero el caballo no hace ya resistencia alguna después de dos o tres pruebas. ...

En la línea 2885
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Ahora búsquela usted sin h —exclamó don Frutos, ya muy serio, queriendo tomar un continente digno en el momento de la victoria. ...

En la línea 2993
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¿A dónde vamos? —preguntó Vegallana, queriendo provocar así la confidencia que esperaba. ...

En la línea 3777
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Obdulia dijo, queriendo afectar un tono algo desdeñoso: —Va muy sencilla. ...

En la línea 6917
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y abriendo las piernas y agachándose como dispuesto a correr detrás de los compañeros a latigazos, dio una vuelta al pañuelo alrededor de la mano y añadió: —¡Da señas que se entiendan o te rompo el alma! Y tiraba por el látigo como queriendo arrancarlo del poder de la madre. ...

En la línea 387
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Aquí, los cardenales Barbo y Borgia abandonaron a Pedro Luis, ordenando a la escolta que lo acompañase hasta Ostia, donde debía embarcar en una galera, a la que se habían enviado dos días antes sus bagajes y su dinero. Todos los soldados se negaron a ir más lejos, no queriendo proteger la fuga de este poderoso caído en desgracia y empezaron a desbandarse. ...

En la línea 454
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Siguió ella mostrándose indecisa ante las palabras contradictorias de su amante: ensalzando su amor y queriendo al mismo tiempo huir. ...

En la línea 533
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Sólo estuvo en Valencia unos días. Volvió otra vez a Madrid, no queriendo seguir el vial e en ferrocarril hasta Barcelona, Peñíscola estaba en el camino. Además, saliendo de España por la estación de Port-Bou caería en Aviñón, y esto le pareció equivalente a volcar con un pie la colmena de sus recuerdos, que, como abejas irritadas le perseguirían en su fuga. ...

En la línea 589
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Veíase el cristianismo invadido por el paganismo. Los altos dignatarios de la Iglesia, bajo el Influjo de los humanistas, eran loa primeros en realzar la mezcla de las dos religiones, queriendo mostrarse así hombres de su tiempo con refinados gustos literarios. ...

En la línea 996
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Y las heroicas muchachas de la Guardia, no queriendo presentar sus interesantes dorsos al enemigo, fueron retrocediendo hasta el fondo del salón, haciendo molinetes con sus espadas para defenderse del bombardeo. ...

En la línea 1142
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Al fin, el gigante, aburrido de tantas mediaciones y no queriendo que los pigmeos le creyeran miedoso de su poder, accedió a salir de la Galería. ...

En la línea 1247
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El gigante, atraido por sus risas y queriendo ver el espectáculo de más cerca, se tendió de bruces en la arena, apoyándose después en ambas manos para sacar su cabeza por encima del palacio. ...

En la línea 1258
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Sintió no tener a mano aquella lente que le había regalado Flimnap, para poder contemplar de cerca a este pigmeo que se entregaba a él con tanta confianza. Inclinó su rostro para verle mejor, y notó que abría sus velos y erguía la cabeza, queriendo hablarle y temiendo al mismo tiempo que pudieran oír su voz los grupos inmediatos. ...

En la línea 152
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Diez meses pasaron de esta manera, Barbarita interrogando a Estupiñá, y este no queriendo o no teniendo qué responder, hasta que allá por Mayo del 70, Juanito empezó a abandonar aquellos mismos hábitos groseros que tanto disgustaban a su madre. Esta, que lo observaba atentísimamente, notó los síntomas del lento y feliz cambio en multitud de accidentes de la vida del joven. Cuánto se regocijaba la señora con esto, no hay para qué decirlo. Y aunque todo ello era inexplicable llegó un momento en que Barbarita dejó de ser curiosa, y no le importaba nada ignorar los desvaríos de su hijo con tal que se reformase. Lentamente, pues, recobraba el Delfín su personalidad normal. Después de una noche que entró tarde y muy sofocado, y tuvo cefalalgia y vómitos, la mudanza pareció más acentuada. La mamá entreveía en aquella ignorada página de la existencia de su heredero, amores un tanto libertinos, orgías de mal gusto, bromas y riñas quizás; pero todo lo perdonaba, todo, todito, con tal que aquel trastorno pasase, como pasan las indispensables crisis de las edades. «Es un sarampión de que no se libra ningún muchacho de estos tiempos—decía—. Ya sale el mío de él, y Dios quiera que salga en bien. ...

En la línea 348
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Hincósele delante y le besó las manos. Jacinta le observaba con atención recelosa, sin pestañear, queriendo reírse y sin poderlo conseguir. Santa Cruz tomó un tono muy plañidero para decirle: ...

En la línea 682
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Su mirada infundió tanto terror a Jacinta, que dijo por señas a su marido que le dejara salir. Pero el otro, queriendo divertirse un rato, hostigó la demencia de aquel pobre hombre para que saltara. ...

En la línea 690
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Dijo esta palabra con un alarido espantoso, levantándose del asiento y extendiendo ambos brazos como suelen hacer los bajos de ópera cuando echan una maldición. Jacinta se llevó las manos a la cabeza. Ya no podía resistir más aquel desagradable espectáculo. Llamó al criado para que acompañara al desventurado corredor de obras literarias. Pero Juan, queriendo divertirse más, procuraba calmarle. ...

En la línea 1787
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Torció el gesto Augusto cuando una mañana le anunció Liduvina que un joven le esperaba y se encontró luego con que era Mauricio. Estuvo por despedirlo sin oírle, pero le atraía aquel hombre que fue en un tiempo novio de Eugenia, al que esta quiso y acaso seguía queriendo en algún modo; aquel hombre que tal vez sabía de la que iba a ser mujer de él, de Augusto, intimidades que este ignoraba; de aquel hombre que… Había algo que les unía. ...

En la línea 2251
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... »Y nos lo ha pagado prostituyéndonos a insultándonos. ¡Y queriendo hacernos farsantes, monos y perros sabios! ¡Perros sabios llaman a unos perros a los que les enseñan a representar farsas, para lo cual les visten y les adiestran a andar indecorosamente sobre las patas traseras, en pie! ¡Perros sabios! ¡A eso le llaman los hombres sabiduría, a representar farsas y a andar sobre dos pies! ...

En la línea 817
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... La risa de la anémica se volvió tos, una tosecilla que le rascaba la garganta y la sofocaba, obligándola a sentarse en un banco rústico de los muchos que en el parque había. Lucía le dio blandos golpecitos en las espaldillas, y permaneció silenciosa, no queriendo pronunciar palabra que torciese el giro de la conversación. Sus ojos interrogaban. ...

En la línea 1421
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En efecto, algunos viajeros se habían apeado y se paseaban por el muelle de la estación de Green River, aguardando la salida del tren. Ahora bien; a través del cristal reconoció entre ellos al coronel Steam Proctor, aquel americano que tan groseramente se había conducido con Phileas Fogg, durante el mitin de San Francisco. Mistress Aouida, no queriendo ser vista, se echó para atrás. ...

En la línea 1564
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Estos sioux estaban armados de fusiles. De aqui las detonaciones, a que correspondían los viajeros, casi todos armados. Los indios habían comenzado por arrojarse sobre la máquina. El maquinista y el fogonero habían sido ya casi magullados. Un jefe sioux, queriendo detener el tren, había abierto la introducción del vapor en lugar de cerrarla, y la locomotora, arrastrada, corría con una velocidad espantosa. ...

En la línea 1670
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... No queriendo mister Fogg exponer a mistress Aouida a los tormentos de una travesía al aire libre, con el frío, que la velocidad había de hacer más insoportable, le propuso quedarse con Picaporte en la estación de Kearney, desde donde el buen muchacho la traería a Europa, por mejor camino y en mejores condiciones. ...

En la línea 1922
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Mister Fogg, al oír esto, se levantó. Había en sus ojos un reflejo insólito y una especie de temblor en los labios. Aouida le estaba mirando. La sinceridad, la rectitud, la firmeza y suavidad de esta mirada de una noble mujer que se atreve a todo para salvar a quien se lo ha dado todo, le admiraron primero y después lo cautivaron. Cerró un momento los ojos, como queriendo evitar que aquella mirada le penetrase todavía más, y, cuando los abrió, dijo sencillamente: ...


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Más información sobre la palabra Queriendo en internet

Queriendo en la RAE.
Queriendo en Word Reference.
Queriendo en la wikipedia.
Sinonimos de Queriendo.

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