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La palabra pongo
Cómo se escribe

la palabra pongo

La palabra Pongo ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece pongo.

Estadisticas de la palabra pongo

Pongo es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 7101 según la RAE.

Pongo aparece de media 11.99 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la pongo en las obras de referencia de la RAE contandose 1822 apariciones .

Más información sobre la palabra Pongo en internet

Pongo en la RAE.
Pongo en Word Reference.
Pongo en la wikipedia.
Sinonimos de Pongo.

Algunas Frases de libros en las que aparece pongo

La palabra pongo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1504
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Por la salú de sus pequeños, no diga que no; ya ve que me pongo en razón. ...

En la línea 690
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Ese buen señor es una excelente persona, pero está algo chiflao. Por poco me pone en revolución toda la gañanía. «Que si esto va mal; que si los pobres necesitan vivir», y ecétera. No, esto no está muy bien arreglao que digamos, pero lo que importa en el mundo es quererse y tener ganas de trabajar. Cuando nos najemos al cortijo no tendremos más que las tres pesetas, el pan y lo que caiga. El oficio de aperador no da pa mucho. Pero ya verás qué ricamente lo pasamos a pesar de cuanto dice en sus sermones y soflamas el señor de Salvatierra... Pero que no sepa el padrino lo que yo digo de su camará, pues tocarle a don Fernando es peor que si yo te fartase a ti, pongo por caso. ...

En la línea 1335
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y Rafael reía como un bendito, lo mismo que el señor Fermín. ¡Pero qué don Luis tan gracioso y tan bueno! El señorito, continuando en el tono de cómica gravedad, se encaraba con su aperador: --Ríe, bigardo... ¡Mirad ustedes, qué satisfechote está de la envidia que le tienen los demás! El mejor día te mato y me llevo a Mariquita de la Luz, y la pongo en un trono en Jerez en medio de la plaza Nueva, y al pie toos los gitanos de Andalucía para que toquen y bailen, y se arranquen cantando a la reina de la hermosura y de la gracia, todo lo que merece... Eso lo hago yo: Luis Dupont, aunque mi primo me excomulgue. ...

En la línea 5278
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¡Yo reposar! Oh, no, Athos; tan pronto como esté en Paris me pongo a buscar a esa pobre mujer. ...

En la línea 8563
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Yo me entero de ese deseo, o mejor, sospecho que lo sentís, y a fin de ahorraros todas las molestias de una llegada nocturna a un puerto, todas las fatigas de un desembarco, envío a uno de misoficiales a vuestro encuentro; pongo un coche a sus órdenes y él os trae aquí, a este castillo, del que soy gobernador, al que vengo todos los días, y en el que, para que nuestro doble deseo de veros quede satisfecho, os hago preparar una habita ción. ...

En la línea 10046
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿Yo protestante? ¡Oh, no, pongo por testigo al Dios que nos oye de que, por el contrario, soy ferviente ca tólica!-Entonces -dijo la abadesa sonriendo-, tranquilizaos; la casa en que estáis no será una prisión muy dura, y haremos todo lo necesario para haceros amar la cautividad. ...

En la línea 1202
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... «¿Qué significa esto?»—exclamo—; y me pongo a darle espolazos. ...

En la línea 1204
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Me pongo en pie y veo al burro contemplándome atentamente, y a la _canaille_ gitana mirándome de través con sus ojos velados. ...

En la línea 1572
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Vea usted, pongo por caso, cómo ataca a los terneros: saltándoles al cuello y desgarrándoles las venas con uñas y dientes. ...

En la línea 1579
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Si están, pongo por caso, pastando en el _campo_ con sus crías, y se da la señal de que viene el lobo, se asustan y corren un poco, pero al momento se reunen y se forman en corro, poniendo dentro a los potros. ...

En la línea 3277
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Conocíle, admiréme y alegréme; él me miró a hurto de mi padre, de quien él siempre se esconde cuando atraviesa por delante de mí en los caminos y en las posadas do llegamos; y, como yo sé quién es, y considero que por amor de mí viene a pie y con tanto trabajo, muérome de pesadumbre, y adonde él pone los pies pongo yo los ojos. ...

En la línea 3616
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y así, movido de compasión, después de haberse sentado todos en la verde yerba, para esperar el repuesto del canónigo, le dijo: -¿Es posible, señor hidalgo, que haya podido tanto con vuestra merced la amarga y ociosa letura de los libros de caballerías, que le hayan vuelto el juicio de modo que venga a creer que va encantado, con otras cosas deste jaez, tan lejos de ser verdaderas como lo está la mesma mentira de la verdad? Y ¿cómo es posible que haya entendimiento humano que se dé a entender que ha habido en el mundo aquella infinidad de Amadises, y aquella turbamulta de tanto famoso caballero, tanto emperador de Trapisonda, tanto Felixmarte de Hircania, tanto palafrén, tanta doncella andante, tantas sierpes, tantos endriagos, tantos gigantes, tantas inauditas aventuras, tanto género de encantamentos, tantas batallas, tantos desaforados encuentros, tanta bizarría de trajes, tantas princesas enamoradas, tantos escuderos condes, tantos enanos graciosos, tanto billete, tanto requiebro, tantas mujeres valientes; y, finalmente, tantos y tan disparatados casos como los libros de caballerías contienen? De mí sé decir que, cuando los leo, en tanto que no pongo la imaginación en pensar que son todos mentira y liviandad, me dan algún contento; pero, cuando caigo en la cuenta de lo que son, doy con el mejor dellos en la pared, y aun diera con él en el fuego si cerca o presente le tuviera, bien como a merecedores de tal pena, por ser falsos y embusteros, y fuera del trato que pide la común naturaleza, y como a inventores de nuevas sectas y de nuevo modo de vida, y como a quien da ocasión que el vulgo ignorante venga a creer y a tener por verdaderas tantas necedades como contienen. ...

En la línea 3913
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... No pongo yo duda en eso -respondió el barbero-, pero no me maravillo tanto de la locura del caballero como de la simplicidad del escudero, que tan creído tiene aquello de la ínsula, que creo que no se lo sacarán del casco cuantos desengaños pueden imaginarse. ...

En la línea 4087
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ¡Válate Dios, la mujer, y qué de cosas has ensartado unas en otras, sin tener pies ni cabeza! ¿Qué tiene que ver el Cascajo, los broches, los refranes y el entono con lo que yo digo? Ven acá, mentecata e ignorante (que así te puedo llamar, pues no entiendes mis razones y vas huyendo de la dicha): si yo dijera que mi hija se arrojara de una torre abajo, o que se fuera por esos mundos, como se quiso ir la infanta doña Urraca, tenías razón de no venir con mi gusto; pero si en dos paletas, y en menos de un abrir y cerrar de ojos, te la chanto un don y una señoría a cuestas, y te la saco de los rastrojos, y te la pongo en toldo y en peana, y en un estrado de más almohadas de velludo que tuvieron moros en su linaje los Almohadas de Marruecos, ¿por qué no has de consentir y querer lo que yo quiero? -¿Sabéis por qué, marido? -respondió Teresa-; por el refrán que dice: '¡Quien te cubre, te descubre!' Por el pobre todos pasan los ojos como de corrida, y en el rico los detienen; y si el tal rico fue un tiempo pobre, allí es el murmurar y el maldecir, y el peor perseverar de los maldicientes, que los hay por esas calles a montones, como enjambres de abejas. ...

En la línea 1435
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... pongo que la ola debe formarse en el punto en que las aguas menos agitadas del océano profundo se unen a las de la costa, que han participado del movimiento de la tierra, como parece también que ha de ser más o menos grande, según la extensión de agua, poco profunda, agitada al mismo tiempo que el fondo sobre que descansa. ...

En la línea 2335
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... pongo que deben tener dilatado el estómago, porque la mayor parte de sus alimentos son frutas y legumbres que, en determinado volumen, contienen una parte relativamente pequeña de elementos nutritivos ...

En la línea 7371
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... y quien dice un duro dice veinte arrobas de vino, pongo por caso. ...

En la línea 8295
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Donde pongo el ojo. ...

En la línea 9872
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Yo pongo el cerco, pero ¿quién sabe si él ha entrado por la mina?. ...

En la línea 10226
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —En fin —advirtió Foja —yo ni quito ni pongo rey. ...

En la línea 608
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Eso mismo venía yo a saber —dijo doña Bárbara apareciendo en la puerta—. Almorzarás lo que quieras; pero pongo en tu conocimiento, para tu gobierno, que he traído unas calandrias riquísimas. Divinidades, como dice Estupiñá. ...

En la línea 656
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Perdone usted, Sr. de Santa Cruz —replicó Ido avergonzado—. Yo no me embriago; no me he embriagado jamás. Algunas veces, sin saber cómo ni por qué, me entra cierta excitación, y me pongo así, nervioso y como echando chispas… me pongo eléctrico. ¿Ven ustedes?… ya lo estoy. Fíjese usted, Sr. D. Juan, y observe cómo se me mueve el párpado izquierdo y el músculo este de la quijada en el mismo lado. ¿Lo ve usted… ?, ya está la función armada. Francamente, así no se puede vivir. Los médicos me dicen que coma carne. Como carne y me pongo peor. Ea, ya estoy como un muelle de reloj… Si usted me da su permiso me retiro… ...

En la línea 656
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Perdone usted, Sr. de Santa Cruz —replicó Ido avergonzado—. Yo no me embriago; no me he embriagado jamás. Algunas veces, sin saber cómo ni por qué, me entra cierta excitación, y me pongo así, nervioso y como echando chispas… me pongo eléctrico. ¿Ven ustedes?… ya lo estoy. Fíjese usted, Sr. D. Juan, y observe cómo se me mueve el párpado izquierdo y el músculo este de la quijada en el mismo lado. ¿Lo ve usted… ?, ya está la función armada. Francamente, así no se puede vivir. Los médicos me dicen que coma carne. Como carne y me pongo peor. Ea, ya estoy como un muelle de reloj… Si usted me da su permiso me retiro… ...

En la línea 656
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Perdone usted, Sr. de Santa Cruz —replicó Ido avergonzado—. Yo no me embriago; no me he embriagado jamás. Algunas veces, sin saber cómo ni por qué, me entra cierta excitación, y me pongo así, nervioso y como echando chispas… me pongo eléctrico. ¿Ven ustedes?… ya lo estoy. Fíjese usted, Sr. D. Juan, y observe cómo se me mueve el párpado izquierdo y el músculo este de la quijada en el mismo lado. ¿Lo ve usted… ?, ya está la función armada. Francamente, así no se puede vivir. Los médicos me dicen que coma carne. Como carne y me pongo peor. Ea, ya estoy como un muelle de reloj… Si usted me da su permiso me retiro… ...

En la línea 1197
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Creo, en verdad, que así lo pensáis, caballero. No pongo en duda vuestra honradez; no hago sino preveniros. Mi esposo es señor de esta región; su poder apenas reconoce límites; la gente prospera o muere de hambre según sea su voluntad. Si no os parecieseis al hombre que decís ser, mi marido podría consentiros gozar pacíficamente de vuestro sueño; pero lo conozco bien y bien sé lo que hará. Pregonará a todos que no sois sino un loco impostor, y todos le harán coro sin vacilar. –Volvió a clavar en Miles la mirada y añadió–: Si fuerais Miles Hendon y él lo supiera, y lo supiera toda la comarca –fijaos bien en lo que digo y meditadlo bien–, estaríais en el mismo peligro, y vuestro castigo no sería menos cierto. Él os negaría y os denunciaría, y nadie osaría salir en vuestra defensa. ...

En la línea 956
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Con el aparato Ruhmkorff, señor Aronnax. Si el -otro se lleva a la espalda, éste se fija a la cintura. Se compone de una pila Bunsen que yo pongo en actividad no con bicromato de potasa, sino con sodio. Una bobina de inducción recoge la electricidad producida y la dirige hacia una linterna de una disposición particular. En esta linterna hay una serpentina de vidrio que contiene solamente un residuo de gas carbónico. Cuando el aparato funciona, el gas se hace luminoso, dando una luz blanquecina y continua. Así equipado, respiro y veo. ...

En la línea 1458
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Capitán, yo no pongo en duda… ...

En la línea 1318
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑No, no es un lugar común. Le voy a poner un ejemplo. Hasta ahora se nos ha dicho: «Ama a tu prójimo.» Pues bien, si pongo este precepto en práctica, ¿qué resultará? ‑Piotr Petrovitch hablaba precipitadamente‑. Pues resultará que dividiré mi capa en dos mitades, daré una mitad a mi prójimo y los dos nos quedaremos medio desnudos. Un proverbio ruso dice que el que persigue varias liebres a la vez no caza ninguna. La ciencia me ordena amar a mi propia persona más que a nada en el mundo, ya que aquí abajo todo descansa en el interés personal. Si te amas a ti mismo, harás buenos negocios y conservarás tu capa entera. La economía política añade que cuanto más se elevan las fortunas privadas en una sociedad o, dicho en otros términos, más capas enteras se ven, más sólida es su base y mejor su organización. Por lo tanto, trabajando para mí solo, trabajo, en realidad, para todo el mundo, pues contribuyo a que mi prójimo reciba algo más que la mitad de mi capa, y no por un acto de generosidad individual y privada, sino a consecuencia del progreso general. La idea no puede ser más sencilla. No creo que haga falta mucha inteligencia para comprenderla. Sin embargo, ha necesitado mucho tiempo para abrirse camino entre los sueños y las quimeras que la ahogaban. ...

En la línea 4019
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Hemos destrozado tu vida por completo… Polia, Lena, Kolia, venid… Aquí están, Sonia… Tómalos… Los pongo en tus manos… Yo he terminado ya… Se acabó la fiesta… Acostadme… Dejadme morir tranquila. ...

En la línea 4103
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¡Pero, hombre… ! Oye: me vaya yo donde me vaya y ocurra lo que ocurra, tú debes seguir siendo su providencia. Las pongo en tus manos, Rasumikhine. Te digo esto porque sé que la amas y estoy seguro de la pureza de tu amor. También sé que ella puede amarte, si no te ama ya. Ahora a ti te concierne decidir si debes irte a beber. ...

En la línea 4194
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Mi convicción no tiene importancia. Hasta este momento sólo se basa en hipótesis. ¿Por qué he de darle una tregua haciéndolo detener? Usted sabe muy bien que esto sería para usted un descanso, ya que lo pide. También podría traerle al hombre que le envié para confundirle. Pero usted le diría: «Eres un borracho. ¿Quién me ha visto contigo? Te miré simplemente como a un hombre embriagado, pues lo estabas.» ¿Y qué podría replicar yo a esto? Sus palabras tienen más verosimilitud que las del otro, que descansan únicamente en la psicología y, por lo tanto, sorprenderían, al proceder de un hombre inculto. En cambio, usted habría tocado un punto débil, pues ese bribón es un bebedor empedernido. Ya le he dicho otras veces que estos procedimientos psicológicos son armas de dos filos, y en este caso pueden obrar en su favor, sobre todo teniendo en cuenta que pongo en juego la única prueba que tengo contra usted hasta el momento presente. Pero no le quepa duda de que acabaré haciéndole detener. He venido para avisarlo; pero le confieso que no me servirá de nada. Además, he venido a su casa para… ...

En la línea 664
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¡Toma! ¿Entonces si pongo al “cero” y gano no cobro nada? ...


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