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La palabra peseta
Cómo se escribe

la palabra peseta

La palabra Peseta ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Niebla de Miguel De Unamuno
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece peseta.

Estadisticas de la palabra peseta

Peseta es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 8337 según la RAE.

Peseta aparece de media 9.76 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la peseta en las obras de referencia de la RAE contandose 1484 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Peseta

Cómo se escribe peseta o pezeta?

Algunas Frases de libros en las que aparece peseta

La palabra peseta puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1959
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Había traído un pintor de la ciudad, manteniéndolo allí más de una semana, y este capricho de magnate protector de las artes le había costado, según declaraba él, unos cinco duros, peseta más que menos. ...

En la línea 1170
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --¡Tómalo, perro roío!... ¡Ahí va, y así cada peseta se te güerva un mengue que te muerda el corazón! Y abría sus manos crispadas como si arrojase algo en el suelo, sin arrojar nada: acompañando sus manotones de aire con muecas altivas, cual si realmente rodase el dinero por tierra. ...

En la línea 1351
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y el señorito reía, gozándose en su asombro. Era vino de la bodega «Dupont Hermanos»: un vino venerable y carísimo, que sólo bebían los _mislores_ allá en Londres. Cada gota valía una peseta. Don Pablo lo apreciaba como un tesoro, y era probable que se indignase al conocer el estrago que había hecho su aturdido pariente. ...

En la línea 2715
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Daba de comer al caminante hambriento, que luego seguía su viaje muy alegre con provisiones en las alforjas y una _peseta_ en el bolsillo; cuando sus feligreses necesitaban dinero, no tenían más que acudir a su despacho, y de seguro encontraban inmediato remedio. ...

En la línea 3195
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Un muchacho de unos diez y ocho años consintió, mediante la oferta de una _peseta_, en guiarnos, y después de muchas vueltas nos puso en un puente, diciéndonos que le cruzáramos y siguiéramos el camino, que era el de Villafranca; recibió luego lo ofrecido y se marchó muy de prisa. ...

En la línea 3358
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Entregada la llave al criado, toda la familia se ocultó en la habitación, no sin despedir antes a la escolta, gratificando al jefe de los carabineros con una _peseta_. ...

En la línea 3958
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —¿Estoy rodeado de locos?—grité, y arrojando sobre la mesa una _peseta_ desaté el caballo e intenté ponerle el bocado, pero no lo conseguí. ...

En la línea 5509
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Tenía escritos cinco libros, que primero se vendían a peseta y después se regalaban, titulados así: El Rosal de María (en verso) —Flores de María —La devoción de la Inmaculada —El Romancero de Nuestra Señora —La Virgen y el dogma. ...

En la línea 8598
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Un día después de dar una peseta a un niño pobre para comprar un globo de goma, como otros que acababan de repartirse otros niños, había tenido que esconder el rostro para que no la viesen llorar; aquel llanto que era al principio muy amargo, después, por gracia de las ideas que habían ido surgiendo en su cerebro, había sido más dulce, y Dios había sido en su alma una voz potente, una mano que acariciaba las asperezas de dentro. ...

En la línea 9701
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¡Don Pompeyo, tiene usted razón! —gritaba un perdido al despedirse de la última peseta —¡tiene usted razón, no hay Providencia! —¡Joven, no sea usted majadero, y no confunda las cosas! Y salía furioso del Casino. ...

En la línea 11260
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Quieren comprar las arraigadas convicciones de mi amigo por un plato de lentejas; una taza de caldo por la confesión de un dogma; una peseta por una apostasía. ...

En la línea 1288
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Juntose Rafaela con su ama en la casa de Benigna, y helas aquí por la calle de Toledo abajo. Llevaban plata menuda para repartir a los pobres, y algunas chucherías, entre ellas la sortija que la señorita había prometido a Adoración. Era una soberbia alhaja, comprada aquella mañana por Rafaela en los bazares de Liquidación por saldo, a real y medio la pieza, y tenía un diamante tan grande y bien tallado, que al mismo Regente le dejaría bizco con el fulgor de sus luces. En la fabricación de esta soberbia piedra había sido empleado el casco más valioso de un fondo de vaso. Apenas llegaron a los corredores del primer patio, viéronse rodeadas por pelotones de mujeres y chicos, y para evitar piques y celos, Jacinta tuvo que poner algo en todas las manos. Quién cogía la peseta, quién el duro o el medio duro. Algunas, como Severiana, que, dicho sea entre paréntesis, tenía para aquella noche una magnífica lombarda, lomo adobado y el besugo correspondiente, se contentaban con un saludo afectuoso. Otros no se daban por satisfechos con lo que recibían. A todos preguntaba Jacinta que qué tenían para aquella noche. Algunas entraban con el besugo cogido por las agallas; otras no habían podido traer más que cascajo. Vio a muchas subir con el jarro de leche de almendras, que les dieran en el café de los Naranjeros, y de casi todas las cocinas salía tufo de fritangas y el campaneo de los almireces. Este besaba el duro que la señorita le daba, y el otro tirábalo al aire para cogerlo con algazara, diciendo: «¡Aire, aire, a la plaza!». Y salían por aquellas escaleras abajo camino de la tienda. Había quien preparaba su banquete con un hocico con carrilleras, una libra de tapa del cencerro, u otras despreciadas partes de la res vacuna, o bien con asadura, bofes de cerdo, sangre frita y desperdicios aún peores. Los más opulentos dábanse tono con su pedazo de turrón del que se parte con martillo, y la que había traído una granada tenía buen cuidado de que la vieran. Pero ningún habitante de aquellas regiones de miseria era tan feliz como Adoración, ni excitaba tanto la envidia entre las amigas, pues la rica alhaja que ceñía su dedo y que mostraba con el puño cerrado, era fina y de ley y había costado unos grandes dinerales. Aun las pequeñas que ostentaban zapatos nuevos, debidos a la caridad de doña Jacinta, los habrían cambiado por aquella monstruosa y relumbrante piedra. La poseedora de ella, después que recorrió ambos corredores enseñándola, se pegó otra vez a la señorita, frotándose el lomo contra ella como los gatos. ...

En la línea 1327
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Usted sí que tiene hoja —replicó la santa con gracia, y los demás se reían—. Una peseta de premio por cada una. ...

En la línea 1550
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Vinieron días marcados en la historia patria por sucesos resonantes, y aquella familia feliz discutía estos sucesos como los discutíamos todos. ¡El 3 de Enero de 1874!… ¡El golpe de Estado de Pavía! No se hablaba de otra cosa, ni había nada mejor de qué hablar. Era grato al temperamento español un cambio teatral de instituciones, y volcar una situación como se vuelca un puchero electoral. Había estado admirablemente hecho, según D. Baldomero, y el ejército había salvado una vez más a la desgraciada nación española. El consolidado había llegado a 11 y las acciones del Banco a 138. El crédito estaba hundido. La guerra y la anarquía no se acababan; habíamos llegado al período álgido del incendio, como decía Aparisi, y pronto, muy pronto, el que tuviera una peseta la enseñaría como cosa rara. ...

En la línea 1765
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Quedó convenido entre Fortunata y su protector tomar un cuarto que estaba desalquilado en la misma casa. Rubín insistió mucho en la modestia y baratura de los muebles que se habían de poner, porque… (para que se vea si era juicioso) «conviene empezar por poco». Después se vería, y el humilde hogar iría creciendo y embelleciéndose gradualmente. Aceptaba ella todo sin entusiasmo ni ilusión alguna, más bien por probar. Maximiliano le era poco simpático; pero en sus palabras y en sus acciones había visto desde el primer momento la persona decente, novedad grande para ella. Vivir con una persona decente despertaba un poco su curiosidad. Dos días estuvo ocupada en instalarse. Los muebles se los alquiló una vecina que había levantado casa, y Rubín atendió a todo con tal tino, que Fortunata se pasmaba de sus admirables dotes administrativas, pues no tenía ni idea remota de aquel ingenioso modo de defender una peseta, ni sabía cómo se recorta un gasto para reducirlo de seis a cinco, con otras artes financieras que el excelente chico había aprendido de doña Lupe. ...

En la línea 1458
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... En la calle acercósele un mendigo diciéndole: «¡Una limosna, por Dios, señorito, que tengo siete hijos… !» «¡No haberlos hecho!», le contestó malhumorado Augusto. «Ya quisiera yo haberle visto a usted en mi caso –replicó el mendigo, añadiendo–: y ¿qué quiere usted que hagamos los pobres si no hacemos hijos… para los ricos?» « Tienes razón –replicó Augusto–, y por filósofo, ¡ahí va, toma!» , y le dio una peseta, que el buen hombre se fue al punto a gastar a la taberna próxima. ...


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Más información sobre la palabra Peseta en internet

Peseta en la RAE.
Peseta en Word Reference.
Peseta en la wikipedia.
Sinonimos de Peseta.

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