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La palabra pesado
Cómo se escribe

la palabra pesado

La palabra Pesado ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece pesado.

Estadisticas de la palabra pesado

Pesado es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 5994 según la RAE.

Pesado aparece de media 1.47 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la pesado en las obras de referencia de la RAE contandose 224 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Pesado

Cómo se escribe pesado o pezado?


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece pesado

La palabra pesado puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 508
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y el duro pan parecía más sabroso; el vino, mejor; el trabajo, menos pesado, imaginándose las rabietas de los dos avaros, que con todo su dinero habían de sufrir que los rústicos de la huerta se burlasen de ellos. ...

En la línea 1952
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... En el fondo de la pieza estaba el pesado carro que rodaba hasta los últimos límites de la provincia para traer las compras de vino. ...

En la línea 2132
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Viéndose en el camino, a corta distancia de la taberna, echó a correr, y cerca ya de su barraca arrojó en una acequia el pesado taburete, mirando con horror las manchas negruzcas de la sangre ya seca. ...

En la línea 2191
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pasaban por las sendas las muchachas que regresaban de la ciudad, los hombres que volvían del campo, las cansadas caballerías arrastrando el pesado carro, y Batiste contestaba al ¡Bona nit! de todos los que transitaban junto a él, gente de Alboraya que no le conocía o no tenía los motivos que sus convecinos para odiarle. ...

En la línea 1046
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero el loco, sentado en la piedra detrás de las ruinas batidas por el viento, contemplando los marchitos chaparrales, sobre los que gravitaba un cielo hosco y pesado, componía un cuadro de tristeza y miseria como no lo habrá concebido poeta o pintor alguno en sus delirios más sombríos. ...

En la línea 1336
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El tiempo se me hacía un poco pesado, pues mi única diversión era conversar con las mujeres, y con Antonio cuando volvía por la noche. ...

En la línea 3677
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Uno de los dependientes de la iglesia me ha contado que una noche estaba de guardia con un compañero dentro de la iglesia, porque unos ladrones habían asaltado poco antes una de las capillas y cometido un sacrilegio; el tiempo se les hacía pesado, y para entretenerse, en el silencio de la noche, tomaron una palanca, removieron la losa y miraron en la sima abierta: estaba obscura como una tumba; entonces ataron un peso al extremo de una cuerda larga y lo echaron dentro. ...

En la línea 3928
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —Cuando mi amo—continuó—le dijo a usted que yo sería un buen compañero de viaje, le dijo la verdad, la única verdad que ha salido de su boca en un mes; mucho antes de llegar a Finisterre se habrá usted alegrado de que el criado, y no el amo, haya venido con usted; mi amo es muy torpe y muy pesado, y yo soy como usted ve. ...

En la línea 3048
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... De cristianos cautivos se dejan tratar y comunicar, aun más de aquello que sería razonable; y a mí me hubiera pesado que él la hubiera hablado, que quizá la alborotara, viendo que su negocio andaba en boca de renegados. ...

En la línea 4022
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Donde Sancho Panza satisface al bachiller Sansón Carrasco de sus dudas y preguntas, con otros sucesos dignos de saberse y de contarse Volvió Sancho a casa de don Quijote, y, volviendo al pasado razonamiento, dijo: -A lo que el señor Sansón dijo que se deseaba saber quién, o cómo, o cuándo se me hurtó el jumento, respondiendo digo que la noche misma que, huyendo de la Santa Hermandad, nos entramos en Sierra Morena, después de la aventura sin ventura de los galeotes y de la del difunto que llevaban a Segovia, mi señor y yo nos metimos entre una espesura, adonde mi señor arrimado a su lanza, y yo sobre mi rucio, molidos y cansados de las pasadas refriegas, nos pusimos a dormir como si fuera sobre cuatro colchones de pluma; especialmente yo dormí con tan pesado sueño, que quienquiera que fue tuvo lugar de llegar y suspenderme sobre cuatro estacas que puso a los cuatro lados de la albarda, de manera que me dejó a caballo sobre ella, y me sacó debajo de mí al rucio, sin que yo lo sintiese. ...

En la línea 5955
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... El duque, poco a poco, y como quien de un pesado sueño recuerda, fue volviendo en sí, y por el mismo tenor la duquesa y todos los que por el jardín estaban caídos, con tales muestras de maravilla y espanto, que casi se podían dar a entender haberles acontecido de veras lo que tan bien sabían fingir de burlas. ...

En la línea 6106
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Levantaron la voz los de abajo, tanto, que pudo oír estas razones: -No me porfíes, ¡oh Emerencia!, que cante, pues sabes que, desde el punto que este forastero entró en este castillo y mis ojos le miraron, yo no sé cantar, sino llorar; cuanto más, que el sueño de mi señora tiene más de ligero que de pesado, y no querría que nos hallase aquí por todo el tesoro del mundo. ...

En la línea 605
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Cuando de improviso descienden rápidamente los cóndores y vuelven a elevarse con la misma prisa todos juntos, saben los chilenos que es porque el puma que vigilaba el cadáver del animal que acaba de sacrificar ha salido de su escondrijo para coger a los ladrones. Además de la carne podrida de que se nutren, atacan con frecuencia los cóndores a los chivos y a los corderos; los perros de ganado están enseñados a salir de sus guaridas cuando se aproxima uno de estos pájaros y ladrar ruidosamente. Los chilenos destruyen y cazan muchos cóndores. Para ello se emplean dos métodos: se coloca el cadáver de un animal en un terreno llano cerrado por una estacada o seto, en el cual se deja una abertura practicable; cuando los cóndores están comiendo se llega a galope a cerrar la entrada; y entonces se le coge como se quiere, porque cuando este animal no tiene espacio suficiente para tomar vuelo, no puede elevarse. El segundo método consiste en observar los árboles donde suelen posar en número de cinco o seis, y durante la noche se trepa al árbol y se les apresa; lo cual es fácil, porque, como he podido apreciarlo por mí mismo, tienen el sueño muy pesado. En Valparaíso he visto vender un cóndor vivo por 60 céntimos; pero es una excepción, y de ordinario cuestan de 10 a 12 pesetas. He visto comprar uno que acababan de coger; le habían sujetado concuerdas y estaba gravemente herido, a pesar de lo cual, tan pronto como le desataron el pico se lanzó con voracidad sobre un pedazo de carne que se le echó. En la misma población hay un jardín, en el que se conservan veinte o treinta vivos. No se les da de comer más que una vez a la semana, y sin embargo, parece que se encuentran muy saludables1. Los campesinos chilenos aseguran que el cóndor vive y conserva todo su vigor aunque se le deje cinco o seis semanas sin comer; yo no puedo responder de la veracidad de este aserto; es una experiencia cruel, por más que esto no impida el que se ha hecho. ...

En la línea 2011
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... lentada en exceso por los rayos de un sol ardiente, la superficie del terreno, callosa a fuerza de estar seca, hace pesado y asfixiante el aire como si saliese de un horno ...

En la línea 2103
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Parecía más distinguido; y no era pesado; tenía cierta dignidad. ...

En la línea 2958
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Es pesado como un plomo. ...

En la línea 4443
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Don Víctor no era pesado, eso es verdad. ...

En la línea 6586
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero Bermúdez pesaba muy poco por lo visto, porque don Álvaro no movió el pesado artefacto. ...

En la línea 705
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al llegar a este grado de su lastimoso acceso, el infeliz Ido ya no tenía atadero. Gesticulaba en medio de la habitación, iba de un lado para otro, parábase delante de los esposos sin ninguna muestra de respeto, daba rápidas vueltas sobre un tacón y tenía todas las trazas de un hombre completamente irresponsable de lo que dice y hace. El criado estaba en la puerta riendo, esperando que sus amos le mandasen poner a aquel adefesio en la calle. Por fin, Juan hizo una seña a Blas; y a su mujer le dijo por lo bajo: «dale un par de duros». Dejose conducir hasta la puerta el pobre D. José sin decir una palabra, ni despedirse. Blas le puso en la cabeza el primogénito de todos los claques, en una mano las mugrientas carteras, en otra los dos duros que para el caso le dio la señorita; la puerta se cerró y oyose el pesado, inseguro paso del hombre eléctrico por las escaleras abajo. ...

En la línea 772
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¡Pero, qué impertinente! Ya sabes que el pobre Plácido se acuesta entre nueve y diez. Tiene que estar en planta a las cinco de la mañana. Como que va a despertar al sacristán de San Ginés, que tiene un sueño muy pesado. ...

En la línea 2027
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Maximiliano guardó en la cómoda el pesado paquete, y después se puso la capa. Doña Lupe no se atrevió a retenerle, pues aunque su corazón se llenó de sentimientos de soberbia y autoridad, nada de esto pudo traducirse al exterior, porque en el momento de intentarlo, un freno inexplicable la contuvo. Sentía desvanecida su autoridad sobre el enamorado joven; veía una fuerza efectiva y revolucionaria delante de su fuerza histórica, y si no le tenía miedo, era innegable que aquel repentino tesón la infundía algún respeto. ...

En la línea 4336
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Como tenerlo en la mano… Has estado muy hábil… Como tiene conmigo tanta confianza, se pone muy pesado. Pero a ti no te había de negar… ¡Qué alegría!… ¡Ya tenemos piso principal! ¡Viva San José bendito! ¡Vivaaaa!… ¡Viva la Virgen del Carmen!… ¡Vivaaaa! Porque a ellos se le debe todo. Tarde o temprano, Manolo me habría dado esos cuartos. ¡Ah!, yo le conozco bien. ¡Si es un angelote, un bendito, un alma de Dios… ! ...

En la línea 992
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Con la lámpara Ruhmkorff suspendida de mi cinturón y con el fusil en la mano, me hallé listo para partir. Pero aprisionado en un traje tan pesado y clavado al suelo por mis suelas de plomo me resultó imposible dar un paso. ...

En la línea 1556
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La idea de salir del camarote me llevó a preguntarme si me hallaría preso o libre nuevamente. Libre por completo. Abrí la puerta, recorrí los pasillos y subí la escalera central. Las escotillas, cerradas la víspera, estaban abiertas. Llegué a la plataforma, donde ya estaban, esperándome, Ned y Conseil. A mis preguntas respondieron diciendo que no sabían nada. Les había sorprendido hallarse en su camarote, al despertarse de un pesado sueño que no había dejado en ellos recuerdo alguno. ...

En la línea 1824
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... No respondí, y sin dejar de mirar aquellas aguas sospechosas, comencé a ponerme mi pesado traje marino, ayudado por los marineros. El capitán Nemo y mis dos compañeros se estaban vistiendo también. Ninguno de los hombres del Nautilus iba a acompañarnos en esta nueva excursión. ...

En la línea 2065
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Se hizo de noche, en medio de un pesado silencio, roto a veces por los gritos de los pelícanos y de algunos pájaros nocturnos, por el rumor de la resaca batiendo en las rocas o por el lejano zumbido de un vapor golpeando con sus hélices las aguas del golfo. ...

En la línea 1014
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Una vez me pareció que, cuando, por fin, me arremangase la camisa y fuese a la fragua como aprendiz de Joe, podría sentirme distinguido y feliz, pero la realidad me demostró que tan sólo pude sentirme lleno de polvo de carbón y que me oprimía tan gran peso moral, que a su lado el mismo yunque parecía una pluma. En mi vida posterior, como seguramente habrá ocurrido en otras vidas, hubo ocasiones en que me pareció como si una espesa cortina hubiese caído para ocultarme todo el interés y todo el encanto de la vida, para dejarme tan sólo entregado al pesado trabajo y a las penas de toda clase. Y jamás sentí tan claramente la impresión de que había caído aquella pesada cortina ante mí como cuando empecé a ejercer de aprendiz al lado de Joe. ...

En la línea 1114
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... No faltaba nada en la casa, y a excepción de estar apagada la bujía, la cual se hallaba en una mesa entre la puerta y mi hermana y a espaldas de ésta cuando fue herida, no se notaba ningún desorden en la cocina más que el que ella misma originó al caer y al derramar sangre por la herida. Pero en aquel lugar había una pieza de convicción. La habían golpeado con algo muy pesado y de cantos redondeados en la cabeza y en la columna vertebral; después de haberla herido y mientras ella estaba tendida de cara al suelo, le arrojaron algo muy pesado con extraordinaria violencia. Y en el suelo, a su lado, cuando Joe levantó a su mujer, pudo ver un grillete de presidiario que había sido limado. ...

En la línea 1114
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... No faltaba nada en la casa, y a excepción de estar apagada la bujía, la cual se hallaba en una mesa entre la puerta y mi hermana y a espaldas de ésta cuando fue herida, no se notaba ningún desorden en la cocina más que el que ella misma originó al caer y al derramar sangre por la herida. Pero en aquel lugar había una pieza de convicción. La habían golpeado con algo muy pesado y de cantos redondeados en la cabeza y en la columna vertebral; después de haberla herido y mientras ella estaba tendida de cara al suelo, le arrojaron algo muy pesado con extraordinaria violencia. Y en el suelo, a su lado, cuando Joe levantó a su mujer, pudo ver un grillete de presidiario que había sido limado. ...

En la línea 1399
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... - ¡Ah! - exclamó el señor Pumblechook apoyándose en el respaldo de la silla y penetrado de admiración -. ¡Cuánta nobleza hay en usted, caballero!-No sé a qué caballero se refería, pero, ciertamente, no era yo, aunque no había allí otra tercera persona - ¡Cuánta nobleza hay en usted! ¡Siempre afable y siempre indulgente! Tal vez -dijo el servil Pumblechook dejando sobre la mesa su vaso lleno, en su apresuramiento para ponerse en pie -, tal vez ante una persona vulgar yo parecería pesado, pero… En cuanto me hubo estrechado la mano, volvió a sentarse y bebió a la salud de mi hermana. - Estaríamos ciegos - dijo entonces - si olvidásemos el mal caracter que tenía; pero hay que confesar también que sus intenciones siempre eran buenas. ...

En la línea 635
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Al fin, agotada su paciencia, se fue escaleras abajo con su paso lento, pesado, ruidoso. ...

En la línea 681
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Entregaron a la abuela un pesado cartucho de papel blanco que contenía cincuenta federicos. Le contaron además otros veinticinco federicos. Recogí todo aquello con la raqueta. ...

En la línea 1122
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Todos reían cuando atravesé por las salas, al ver mis bolsillos hinchados y mi paso desigual, que el oro hacía pesado. Debía llevar más de medio pud. Varias manos se tendieron hacia mí. Distribuí dinero a puñados. Dos judíos me detuvieron a la salida. ...

En la línea 401
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Arrancaron los caballos a su pesado trote percherón, y fueron rodando por las calles bien enlosadas, hasta detenerse ante un portal estrecho, con sus tiestos de plantas raquíticas, su escalerilla de mármol y sus claros faroles de gas. ...


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Más información sobre la palabra Pesado en internet

Pesado en la RAE.
Pesado en Word Reference.
Pesado en la wikipedia.
Sinonimos de Pesado.

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