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La palabra pelagatos
Cómo se escribe

la palabra pelagatos

La palabra Pelagatos ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece pelagatos.

Estadisticas de la palabra pelagatos

La palabra pelagatos no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

Errores Ortográficos típicos con la palabra Pelagatos

Cómo se escribe pelagatos o pelagatoz?
Cómo se escribe pelagatos o pelajatos?

Más información sobre la palabra Pelagatos en internet

Pelagatos en la RAE.
Pelagatos en Word Reference.
Pelagatos en la wikipedia.
Sinonimos de Pelagatos.


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece pelagatos

La palabra pelagatos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1791
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Una de las cosas a que Maximiliano daba más importancia para poner en ejecución su plan redentorista era que Fortunata le amara, porque sin esto la sublime obra iba a tener sus dificultades. Si Fortunata se prendaba de él, aunque se prendara por lo moral, que es la menor cantidad de amor posible, no era tan difícil que él la convirtiera al bien por la atracción de su alma. De esta necesidad de amor previo emanaba la insistencia con que Maximiliano le preguntaba a su ídolo si le quería ya algo, si le iba queriendo. Algunas veces contestaba ella que sí con esa facilidad mecánica y rutinaria de los niños aplicados que se saben la lección; otras veces, más sincera y reflexiva, respondía que el cariño no depende de la voluntad ni menos de la razón, y por esto acontece que una mujer, que no tiene pelo de tonta, se enamorisca de cualquier pelagatos, y da calabazas a las personas decentes. Aseguraba estar muy agradecida a Maximiliano por lo bien que se había portado con ella, y de aquella gratitud saldría, con el trato, el querer. Según Rubín, el orden natural de las cosas en el mundo espiritual establece que el amor nazca del agradecimiento, aunque también nace de otros padres. El corazón le decía, como él dice las cosas, a la calladita, que Fortunata le había de querer de firme; y esperaba con paciencia el cumplimiento de esta dulce profecía. Sin embargo, no las tenía todas consigo, porque como se dan casos de que salga fallido lo que el corazón anuncia, pasaba el pobre chico horas de verdadera angustia, y a solas en su casa, se metía en unos cálculos muy hondos para averiguar el estado de los sentimientos de su querida. Rápidamente pasaba de la duda más cruel a las afirmaciones terminantes. Tan pronto pensaba que no le quería ni pizca, como que le empezaba a querer, y todo era discutir y analizar palabras, gestos y actos de ella, interpretándolos de una manera o de otra. «¿Por qué me dijo tal o cual cosa? ¿Qué querría expresar con aquella reticencia?… Y aquella carcajadita, ¿qué significaba?… Ayer, cuando me abrió la puerta, no me dijo nada… Pero cuando me marché díjome que me abrigara bien». ...

En la línea 1960
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y eran tan tunantes, que después que iban a casa llorándome tocante a la prórroga, me los encontraba en el café atizándose bisteques… y vengan copas de ron y marrasquino… Lo mismo que aquel tendero de la calle Mayor, aquel Rubio que tenía peletería, ¿se acuerda usted? Un día, finalmente, me trajo su reloj, los pendientes de su mujer, y doce cajas de pieles y manguitos, y aquella misma tarde, aquella mismísima tarde, señora, me le veo en la Puerta del Sol, encaramándose en un coche para ir a los Toros… Si son así… quieren el dinero, como quien dice, para el materialismo de tirarlo. Por eso estoy todo el santo día vigilando a José María Vallejo, que es un buen hombre, sin despreciar a nadie. Voy a la tienda y veo si hay gente, si hay movimiento; echo una guiñada al cajón; me entero de si el chico que va a cobrar las cuentas trae guano; sermoneo al principal, le doy consejos, le recomiendo que al que paga no le crucifique. ¡Si es la verdad, si no hay más camino… ! almente, el que se hace de manteca pronto se lo meriendan. Y no lo agradecen, no señora, no agradecen el interés que me tomo por ellos. Cuando me ven entrar, ¡si viera usted qué cara me ponen! No reparan que están trabajando con mi dinero. Y finalmente, ¿qué eran ellos? Unos pobres pelagatos. Les parece que porque me dan veintiséis duros al mes, ya han cumplido… Dicen que es mucho y yo digo que me lo tienen que agradecer, porque los tiempos están malos, pero muy malos». ...

En la línea 4755
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Fortunata no apartaba los ojos de la ropa que estaba repasando. «Comprendo—expuso la señora con acento parlamentario—, que tengas cortedad para confesarme ciertas cosas, y por mi parte, te soy franca: no te tengo yo por peor de lo que eres; no creo, como podrían creerlo otras personas, que tu debilidad es interesada, y que quieres a ese hombre porque es rico, y que no lo querrías si fuese pobre. No, yo no te hago ese disfavor… para que veas. Tengo la seguridad de que arrastrada y todo como eres, loca y sin pizca de juicio, tus faltas nacen del amor y no del interés; y los mismos disparates que haces por un hombre poderoso, que te da grandes cantidades, lo harías si fuera un pobre pelagatos y tuvieras que comprarle tú a él una cajetilla». ...


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