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La palabra palique
Cómo se escribe

la palabra palique

La palabra Palique ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece palique.

Estadisticas de la palabra palique

La palabra palique no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

Más información sobre la palabra Palique en internet

Palique en la RAE.
Palique en Word Reference.
Palique en la wikipedia.
Sinonimos de Palique.


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece palique

La palabra palique puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2552
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... A pesar de la amenidad de tales conversaciones, el grupo de venerables ancianos, con los que sólo había un joven y éste calvo, prefería al más grato palique el silencio; y a él se consagraba principalmente aquella especie de siesta que dormían despiertos. ...

En la línea 6236
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Hola, hola —dijo don Víctor que entraba dando el brazo a la robusta y colorada Edelmira-mujercita mía, ¿con que se está usted de palique con ese caballero?. ...

En la línea 6369
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y don Álvaro agradecía a Visitación el aviso y volvía a engolfarse en el palique general, ocultando como podía su aburrimiento que para sus adentros llamaba soberano. ...

En la línea 8656
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿No le habían hecho llevar cartas sin necesidad de que lo supiera don Víctor? ¿Pues qué necesidad había de que supiera que llevaban más de una hora de palique en el cenador, y a obscuras?. ...

En la línea 97
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Prometíaselas él muy felices en la tienda de bayetas y paños del Reino que estableció en la Plaza Mayor, junto a la Panadería. No puso dependientes, porque la cortedad del negocio no lo consentía; pero su tertulia fue la más animada y dicharachera de todo el barrio. Y ved aquí el secreto de lo poco que dio de sí el establecimiento, y la justificación de los vaticinios de D. Bonifacio. Estupiñá tenía un vicio hereditario y crónico, contra el cual eran impotentes todas las demás energías de su alma; vicio tanto más avasallador y terrible cuanto más inofensivo parecía. No era la bebida, no era el amor, ni el juego ni el lujo; era la conversación. Por un rato de palique era Estupiñá capaz de dejar que se llevaran los demonios el mejor negocio del mundo. Como él pegase la hebra con gana, ya podía venirse el cielo abajo, y antes le cortaran la lengua que la hebra. A su tienda iban los habladores más frenéticos, porque el vicio llama al vicio. Si en lo más sabroso de su charla entraba alguien a comprar, Estupiñá le ponía la cara que se pone a los que van a dar sablazos. Si el género pedido estaba sobre el mostrador, lo enseñaba con gesto rápido, deseando que acabase pronto la interrupción; pero si estaba en lo alto de la anaquelería, echaba hacia arriba una mirada de fatiga, como el que pide a Dios paciencia, diciendo: «¿Bayeta amarilla? Mírela usted. Me parece que es angosta para lo que usted la quiere». Otras veces dudaba o aparentaba dudar si tenía lo que le pedían. «¿Gorritas para niño? ¿Las quiere usted de visera de hule?… Sospecho que hay algunas, pero son de esas que no se usan ya… ». ...

En la línea 801
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Eso es, quieres que me duerma para echar a correr a darle cuerda a esa maniática de Guillermina. Tú eres responsable de que se chifle por completo, porque le fomentas el tema del edificio… Ya estás deseando que cierre yo los ojos para irte. Más que estar conmigo te gusta el palique. ¿Sabes lo que te digo? Que si me duermo, te tienes que estar aquí, de centinela, para cuidar de que no me destape. ...

En la línea 3075
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Juan Pablo no se iba hasta que cerraban las puertas, y de todos sus amigos el único que tan a deshora le acompañaba era Melchor de Relimpio. Iban juntos hacia su barrio y a veces el uno dejaba al otro en la puerta de su casa, sin cesar de charlar hasta el momento en que venía el sereno a abrir. Si la noche estaba buena, solían darse una hora más de palique vagando por las calles. ...

En la línea 4072
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Cuando Fortunata, después de un ratito de palique con la comandanta, penetró en la otra casa, vio cosas que la pasmaron. Guillermina, dejando su mantilla y su libro de misa sobre el sofá, desempeñaba junto a Mauricia las obligaciones más penosas del arte de cuidar enfermos, acometiendo con actividad maquinal las faenas más repugnantes, como persona que tiene la obligación y la costumbre de hacerlo. Severiana se esforzaba en impedirlo; pero Guillermina no cedía. «Déjame tú… si a mí esto no me cuesta ningún trabajo… Vete a ver lo que quiere Juan Antonio, que está dando voces hace un rato». La pobre menestrala deseaba tener tres o cuatro cuerpos para atender todo. «Hombre, ten consideración. ¿Cómo quieres que deje a la señora en… ?». Al ver la de Rubín este tráfago y la poca gente que había para tan diversos quehaceres, brindose gustosa a ayudar. Lo que hacía Guillermina era para asustar a cualquiera. Fortunata no se creía con valor para tanto. Y sin embargo, al ver a la insigne dama aristocrática humillarse de aquel modo, avergonzose de no tener valor para imitarla, y sacando fuerzas de flaqueza, ofreció su ayuda. Como hija del pueblo, no quería ser menos que la señora de la grandeza en aquellos bajísimos menesteres… «Quite usted allá, por Díos, hija… —replicó la santa—. No faltaba más; no lo consiento… de ninguna manera. ¿Es que quiere usted ayudarnos? Pues si tan buen deseo tiene, barra la sala, que va a venir el médico». ...

Errores Ortográficos típicos con la palabra Palique

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