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La palabra nueva
Cómo se escribe

la palabra nueva

La palabra Nueva ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El Señor de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
La llamada de la selva de Jack London
Amnesia de Amado Nervo
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece nueva.

Estadisticas de la palabra nueva

La palabra nueva es una de las palabras más comunes del idioma Español, estando en la posición 178 según la RAE.

Nueva es una palabra muy común y se encuentra en el Top 500 con una frecuencia media de 417.28 veces en cada obra en castellano

El puesto de esta palabra se basa en la frecuencia de aparición de la nueva en 150 obras del castellano contandose 63427 apariciones en total.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Nueva

Cómo se escribe nueva o nueba?

Más información sobre la palabra Nueva en internet

Nueva en la RAE.
Nueva en Word Reference.
Nueva en la wikipedia.
Sinonimos de Nueva.


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece nueva

La palabra nueva puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 601
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La cubierta de paja de la barraca apareció de pronto enderezada; las costillas de la techumbre, carcomidas por las lluvias, fueron reforzadas unas y sustituidas otras; una capa de paja nueva cubrió los dos planos pendientes del exterior. ...

En la línea 607
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La puerta, nueva y pintada de azul, parecía madre de todas las ventanillas, que asomaban por los huecos de las paredes sus cuadradas caras del mismo color. ...

En la línea 617
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Una fila de pucheros desportillados, pintados de azul, servían de macetas sobre el banco de rojos ladrillos, y por la puerta entreabierta veíase la cantarera nueva, con sus chapas de blancos azulejos y sus cántaros verdes de charolada panza: un conjunto de reflejos insolentes que quitaban la vista al que pasaba por el inmediato camino. ...

En la línea 646
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Su presencia allí era una ofensa, y la barraca casi nueva, un insulto a la pobre gente. ...

En la línea 32
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La tristeza de su soledad le hacía agarrarse con nueva fuerza a sus entusiasmos de rebelde. Dedicaría lo que le restaba de existencia a sus ideales. Por segunda vez le sacaban de presidio y volvería a él siempre que los hombres quisieran. Mientras se mantuviera de pie, pelearía contra la injusticia social. ...

En la línea 79
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... En un lado del patio alzábase una torre formada con duelas. En lo más alto del frágil edificio estaban dos aprendices recogiendo las que les arrojaban desde abajo, entrecruzándolas, añadiendo nueva altura a la frágil construcción que sobrepasaba los tejados y amenazaba derrumbarse, cimbreándose al menor movimiento como una torre de naipes. ...

En la línea 96
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La _avenencia_ iba hundiéndose en diversos toneles, y de un solo golpe, sin que se derramase una gota, llenaba las copas. Salían al aire los vinos dorados y luminosos, coronándose de brillantes al caer en el cristal, esparciendo en torno un intenso perfume de ancianidad. Todas las tonalidades del ámbar, desde el gris suave al amarillo pálido, brillaban en aquellos líquidos densos a la vista como el aceite, pero de una transparencia nítida. Un lejano perfume exótico, que hacía pensar en flores fantásticas de un mundo sobrenatural donde fuese eterna la existencia, emanaba de estos líquidos extraídos del misterio de los toneles. La vida parecía acrecentarse al paladearlos; los sentidos cobraban nueva intensidad; la sangre ardía atropellándose en su circulación, y el olfato se excitaba sintiendo anhelos desconocidos, como si husmease una electricidad nueva en la atmósfera. La pareja de viajeros bebía de todo, después de resistir con débiles protestas las invitaciones de Luis. ...

En la línea 96
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La _avenencia_ iba hundiéndose en diversos toneles, y de un solo golpe, sin que se derramase una gota, llenaba las copas. Salían al aire los vinos dorados y luminosos, coronándose de brillantes al caer en el cristal, esparciendo en torno un intenso perfume de ancianidad. Todas las tonalidades del ámbar, desde el gris suave al amarillo pálido, brillaban en aquellos líquidos densos a la vista como el aceite, pero de una transparencia nítida. Un lejano perfume exótico, que hacía pensar en flores fantásticas de un mundo sobrenatural donde fuese eterna la existencia, emanaba de estos líquidos extraídos del misterio de los toneles. La vida parecía acrecentarse al paladearlos; los sentidos cobraban nueva intensidad; la sangre ardía atropellándose en su circulación, y el olfato se excitaba sintiendo anhelos desconocidos, como si husmease una electricidad nueva en la atmósfera. La pareja de viajeros bebía de todo, después de resistir con débiles protestas las invitaciones de Luis. ...

En la línea 983
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El señor de Tréville se hizo repetir dos veces aquella nueva, y a cada vez sus compañeros vieron su rostro ensombrecerse. ...

En la línea 1293
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El burgués hizo una nueva pausa y continuó:-Mi mujer es costurera de la reina, señor, y no carece ni de prudencia ni de belleza. ...

En la línea 1768
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Unas medias finas y blancas, un vestido de seda, un bordado de encaje, una bonita zapatilla en el pie, una cinta nueva en la cabeza, no hacen bonita a una mujer fea, pero hacen bella a una mujer bonita, sin contar que las manos ganan con todo esto; las manos, sobre todo en las mujeres, necesitan permane cer ociosas para permanecer bellas. ...

En la línea 2769
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¡Oh, si ella traicionase a Vuestra Ma-jestad en su honor, sería otra cosa, y yo sería el primero en decir: «¡Na da de gracia sire, nada de gracia para la culpable!» Afortunadamente no es nada de eso, y Vuestra Majestad acaba de adquirir una nueva prueba. ...

En la línea 249
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Tal sucede, por ejemplo, en la contaduría y tesorería jeneral de ejército y hacienda pública, las primeras oficinas, como se ha dicho: el contador y tesorero jeneral son dos jefes que recaudan, administran y distribuyen juntos, ligados mancomunadamente y en el ramo informativo los liga igual mancomunidad, segun antiquísimas instrucciones, las que si en su oríjen y muchos años despues pudieron ser útiles y buenas, ya son defectuosas y aun perjudiciales, porque este método atrasa el servicio, y da lugar y oríjen á disputas, disensiones y aun escándalos entre ambos jefes, como en mi tiempo lo he visto; por lo que la separacion de estas oficinas y su establecimiento en nueva planta y forma, marcando á cada uno sus atribuciones, es de tal urjencia y necesidad, que seria molesto y aun tiempo perdido detenerse á demostrar una verdad de que el Gobierno debe tener datos precisos y exactos; y por lo que tengo entendido que ya se ocupó de esto en otro tiempo, y hoy deben estar separadas esas oficinas; mas no teniendo una certeza de ello, he emitido mi pobre parecer en el particular. ...

En la línea 282
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Este establecimiento podria y deberia suprimirse, para darle nueva forma, poniéndole por asiento renovado en subastas públicas por el tiempo que se estimase, procurando que los periodos no escediesen de cinco años ni bajasen de tres, aunque si fuera dable volverle á la planta que tenia cuando la hacienda pública le tomó por su cuenta, seria mas económico al erario y mas provechoso á los pobres enfermos. ...

En la línea 366
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Por lo tanto se ve, que por atencion al correo de tierra no es de necesidad esa nueva oficina, porque los ingresos no pueden compensar los gastos que su establecimiento demanda. ...

En la línea 367
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Presupuestos estos antecedentes, que son la historia fiel del principio y progreso de la renta de correos en Manila, se ve por ellos que por atencion al nuevo correo del interior, no es de necesidad, segun se ha dicho, la nueva oficina, y que respecto al correo marítimo, tampoco era de absoluta necesidad la reforma que se decretó, porque solo aprovecha para gravar al tesoro, y privarle de los ingresos que sin los nuevos gastos tendria; porque si se creó un administrador con 35,000 rs. ...

En la línea 777
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¡Ah! Las cosas han cambiado mucho desde entonces, Antonio; nuevo gobierno, nuevo sistema, y podría decir nueva religión.» Entonces, mirándome de nuevo, me preguntó adónde era mi viaje. ...

En la línea 931
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Me contó que el oficio de abadesa era anual; cada año tenían superiora nueva. ...

En la línea 1464
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Le hice una nueva reverencia, que él me pagó con otra más profunda todavía, y, mientras miraba tan pronto al pasaporte como a mi persona, me fuí a la _posada_, guiado por un mendigo que hallé al paso. ...

En la línea 2512
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En la nueva edición se omitieron, como es natural, las notas, y se ofreció al público la palabra divina escueta. ...

En la línea 120
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría; porque, según se decía él a sí mesmo, no era razón que caballo de caballero tan famoso, y tan bueno él por sí, estuviese sin nombre conocido; y ansí, procuraba acomodársele de manera que declarase quién había sido, antes que fuese de caballero andante, y lo que era entonces; pues estaba muy puesto en razón que, mudando su señor estado, mudase él también el nombre, y le cobrase famoso y de estruendo, como convenía a la nueva orden y al nuevo ejercicio que ya profesaba. ...

En la línea 243
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Apenas los divisó don Quijote, cuando se imaginó ser cosa de nueva aventura; y, por imitar en todo cuanto a él le parecía posible los pasos que había leído en sus libros, le pareció venir allí de molde uno que pensaba hacer. ...

En la línea 542
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Has hablado y apuntado muy bien -respondió don Quijote-; y así, anulo el juramento en cuanto lo que toca a tomar dél nueva venganza; pero hágole y confírmole de nuevo de hacer la vida que he dicho, hasta tanto que quite por fuerza otra celada tal y tan buena como ésta a algún caballero. ...

En la línea 897
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -¿Tan nueva sois en el mundo que no lo sabéis vos? -respondió Sancho Panza-. ...

En la línea 11
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... SEGUNDO PROLOGO Aprovecho otra nueva edición de mi Diario para corregir algunos errores. ...

En la línea 100
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... se le irrita; en los intervalos, se oscurecen los anillos abdominales. La luz se produce casi instantáneamente en los dos anillos; sin embargo, se percibe primero en el anillo anterior. La materia brillante es fluida y muy adhesiva; ciertos puntos donde se había desgarrado la piel del animal seguían brillando y emitiendo un ligero centelleo, mientras que las partes sanas volvíanse oscuras. Cuando se decapita al insecto, los anillos continúan brillando, pero la luz no es tan intensa como antes; una irritación local, hecha con la punta de la aguja, aumenta siempre la intensidad de la luz. En un caso que pude observar, los anillos conservaron su propiedad luminosa durante cerca de veinticuatro horas después de la muerte del insecto. Estos hechos parecen probar que el animal sólo posee la facultad de extinguir durante breves intervalos la luz que emite; pero que, en todos los demás instantes, la emisión luminosa es involuntaria. En pedregales húmedos he hallado gran número de larvas de estos lampíridos, que por su forma general se parecen a los gusanos de luz de Inglaterra. Estas larvas no poseen más que un débil poder luminoso: al contrario que sus padres, simulan la muerte y cesan de brillar; la irritación ya no excita en ellas otra nueva emisión luminosa. Conservé algunas vivas durante cierto tiempo. Su cola constituye un órgano muy singular, pues por medio de una disposición muy ingeniosa puede representar el papel de chupador y de depósito para la saliva o un líquido análogo. Les daba muy a menudo carne cruda: invariablemente advertí que la punta de la cola iba a colocarse en la boca para verter una gota de fluido sobre la carne que el insecto se disponía a tragar. A pesar de una práctica tan constante, la cola no parece poder hallar fácilmente la boca; por lo menos, la cola toca primero el cuello y éste parece servirle de guía. ...

En la línea 108
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Cuando el hombre es quien introduce una nueva especie en un país, a menudo desaparece esa relación: puedo citar como ejemplo de esto el hecho de que las lechugas y las coles, que en Inglaterra son presa de un número tan grande de limacos y de orugas, permanecen intactas en los huertos próximos a Río. ...

En la línea 187
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Parece probable que esta nueva inmigración ha ocurrido desde el tiempo de Azara. El gallinazo suele preferir un clima húmedo, o más bien las cercanías del agua dulce; por eso abunda en extremo en el Brasil y en el Plata y nunca se le encuentra en las llanuras áridas y desiertas de la Patagonia septentrional, excepto a lo largo de algunos ríos. Estas aves frecuentan las Pampas hasta las Cordilleras, pero ni una sola he visto en Chile; en el Perú se las respeta, por considerarlas como los verdaderos barrenderos de las calles. Ciertamente puede decirse que esta clase de buitres viven en sociedad, pues parecen complacerse en su mutua compañía y no sólo se reúnen para arrojarse contra una presa común. En un día bueno pueden observarse a menudo bandadas enteras cerniéndose a grandes alturas, describiendo cada ave las más graciosas evoluciones. Estas evoluciones no pueden ser para ellas más que un ejercicio, o tal vez se relacionen con sus enlaces matrimoniales. ...

En la línea 47
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... De mí sé decir que pocas obras he leído en que el interés profundo, la verdad de los caracteres y la viveza del lenguaje me hayan hecho olvidar tanto como en esta las dimensiones, terminando la lectura con el desconsuelo de no tener por delante otra derivación de los mismos sucesos y nueva salida o reencarnación de los propios personajes. ...

En la línea 540
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y en honor de la verdad se ha de decir que un rey se le iba y otro se le venía; esto es, que los mezclaba y confundía, siendo la falda de Obdulia la causa de tales confusiones, porque el sabio no podía menos de admirar aquella atrevidísima invención, nueva en Vetusta, mediante la que aparecían ante sus ojos graciosas y significativas curvas que él nunca viera más que en sueños. ...

En la línea 1382
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Salía del encierro pensativa, altanera, callada; seguía soñando; la dieta le daba nueva fuerza para ello. ...

En la línea 1390
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... A los veintisiete años Ana Ozores hubiera podido contar aquel poema desde el principio al fin, y eso que en cada nueva edad le había añadido una parte. ...

En la línea 150
del libro El Señor
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ni la clase de penitencia que se le imponía, ni los consejos de higiene moral que le daban, tenían nada que ver con su nueva vida: era otra cosa. ...

En la línea 168
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Iba acompañada la nueva prosperidad de un relajamiento general de las costumbres, de un deseo ardoroso de vivir. Empezaba el periodo titulado del Renacimiento. Los humanistas, escritores, oradores y poetas, devotos fanáticos de la antigüedad clásica, extendían su influencia sobre las diversas cortes de los estados italianos. El culto a las letras antiguas tomaba un carácter religioso. Se olvidaban las gentes de Dios para ocuparse únicamente de los dioses. Las divinidades de la religión cristiana eran designadas con nombres paganos. Filósofos huidos de Constantinopla ante el avance de los turcos esparcían en Italia este gusto por la literatura clásica, fajada y envuelta en perfumes, como una momia majestuosa, durante los mil años que había durado el Imperio de Bizancio. ...

En la línea 532
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Así supo Claudio que don Arístides y su familia se habían enterado de su fuga de la Costa Azul, pocas semanas después- de realizarla. Esto le pareció asombroso. Luego se dio cuenta de la continua relación que existe entre el mundo invernal agrupado en torno a Niza y la sociedad diplomática y cosmopolita establecida en Roma. Siempre hay gente que circula entre ambos núcleos, transmitiendo noticias y murmuraciones. Esta especie de policía voluntarla había llevado la nueva de la desaparición del joven, último béguin de la rica viuda argentina. ...

En la línea 547
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... «Yo iré por él—se dijo el joven—. Tal vez en esa ciudad, meta de todas sus ambiciones, vea yo al personaje bajo una nueva luz.» ...

En la línea 622
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Seis años duró su Pontificado, resultando un fracaso la cruzada organizada por él contra los turcos, a imitación de la del primer Borgia. El viejo y entusiasta español Juan de Carvajal, el de la batalla de los tres Juanes, dirigía esta nueva cruzada, cuyo punto de reunión fue Ancona. ...

En la línea 40
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gillespie acabó embarcándose con rumbo a Melbourne, pero antes escribió a una amiga de Margaret para que esta conociese su resolución y el lugar de la tierra adonde le encaminaba su nueva aventura. ...

En la línea 68
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El paquebote, acostándose en una última convulsión, desapareció bajo el agua, lanzando antes varias explosiones, como ronquidos de agonía. La soledad oceánica pareció agrandarse después del hundimiento de esta isla creada por los hombres. Las diversas embarcaciones, pequeñas como moscas, se fueron perdiendo de vista unas de otras en la penumbra vaporosa del crepúsculo. El mar, que visto desde lo alto del buque solo estaba rizado por suaves ondulaciones, era ahora una interminable sucesión de montañas enormes de angustioso descenso y de sombríos valles, en los que el bote parecía que iba a quedarse inmóvil, sin fuerzas para emprender la ascensión de la nueva cumbre que venía a su encuentro. ...

En la línea 131
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... -Gentleman: queda usted autorizado para mover la cabeza, para levantarla, si es que puede, y para cambiar de postura con cierta suavidad, sin poner en peligro a la muchedumbre justamente curiosa que le rodea. En cuanto a mover los brazos o las piernas, le aconsejo una completa abstención hasta nueva orden. Ya habrá visto usted que su primer intento dio mal resultado. Le ruego que no insista. ...

En la línea 186
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En esta nueva postura Gillespie pudo ver mejor a la muchedumbre. Sus ojos se habían acostumbrado a distinguir los sexos de esta humanidad de dimensiones reducidas, completamente distinta a la del resto de la tierra. Los soldados; los personajes universitarios, mudos hasta entonces, pero que se habían ocupado en adormecerle y registrarle; los empleados, los obreros, todos los que se movían dando órdenes o trabajando en torno de el, llevaban pantalones y eran mujeres. ...

En la línea 68
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Aún no se conocían el sello de correo, ni los sobres ni otras conquistas del citado progreso. Pero ya los dependientes habían empezado a sacudirse las cadenas; ya no eran aquellos parias del tiempo de D. Baldomero I, a quienes no se permitía salir sino los domingos y en comunidad, y cuyo vestido se confeccionaba por un patrón único, para que resultasen uniformados como colegiales o presidiarios. Se les dejaba concurrir a los bailes de Villahermosa o de candil, según las aficiones de cada uno. Pero en lo que no hubo variación fue en aquel piadoso atavismo de hacerles rezar el rosario todas las noches. Esto no pasó a la historia hasta la época reciente del traspaso a los Chicos. Mientras fue D. Baldomero jefe de la casa, esta no se desvió en lo esencial de los ejes diamantinos sobre que la tenía montada el padre, a quien se podría llamar D. Baldomero el Grande. Para que el progreso pusiera su mano en la obra de aquel hombre extraordinario, cuyo retrato, debido al pincel de D. Vicente López, hemos contemplado con satisfacción en la sala de sus ilustres descendientes, fue preciso que todo Madrid se transformase; que la desamortización edificara una ciudad nueva sobre los escombros de los conventos; que el Marqués de Pontejos adecentase este lugarón; que las reformas arancelarias del 49 y del 68, pusieran patas arriba todo el comercio madrileño; que el grande ingenio de Salamanca idease los primeros ferrocarriles; que Madrid se colocase, por arte del vapor, a cuarenta horas de París, y por fin, que hubiera muchas guerras y revoluciones y grandes trastornos en la riqueza individual. ...

En la línea 70
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Las comunicaciones rápidas nos trajeron mensajeros de la potente industria belga, francesa e inglesa, que necesitaban mercados. Todavía no era moda ir a buscarlos al África, y los venían a buscar aquí, cambiando cuentas de vidrio por pepitas de oro; es decir, lanillas, cretonas y merinos, por dinero contante o por obras de arte. Otros mensajeros saqueaban nuestras iglesias y nuestros palacios, llevándose los brocados históricos de casullas y frontales, el tisú y los terciopelos con bordados y aplicaciones, y otras muestras riquísimas de la industria española. Al propio tiempo arramblaban por los espléndidos pañuelos de Manila, que habían ido descendiendo hasta las gitanas. También se dejó sentir aquí, como en todas partes, el efecto de otro fenómeno comercial, hijo del progreso. Refiérome a los grandes acaparamientos del comercio inglés, debidos al desarrollo de su inmensa marina. Esta influencia se manifestó bien pronto en aquellos humildes rincones de la calle de Postas por la depreciación súbita del género de la China. Nada más sencillo que esta depreciación. Al fundar los ingleses el gran depósito comercial de Singapore, monopolizaron el tráfico del Asia y arruinaron el comercio que hacíamos por la vía de Cádiz y cabo de Buena Esperanza con aquellas apartadas regiones. Ayún y Senquá dejaron de ser nuestros mejores amigos, y se hicieron amigos de los ingleses. El sucesor de estos artistas, el fecundo e inspirado King-Cheong se cartea en inglés con nuestros comerciantes y da sus precios en libras esterlinas. Desde que Singapore apareció en la geografía práctica, el género de Cantón y Shangai dejó de venir en aquellas pesadas fragatonas de los armadores de Cádiz, los Fernández de Castro, los Cuesta, los Rubio; y la dilatada travesía del Cabo pasó a la historia como apéndice de los fabulosos trabajos de Vasco de Gama y de Alburquerque. La vía nueva trazáronla los vapores ingleses combinados con el ferrocarril de Suez. ...

En la línea 166
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El paso de esta situación fraternal a la de amantes no le parecía al joven Santa Cruz cosa fácil. Él, que tan atrevido era lejos del hogar paterno, sentíase acobardado delante de aquella flor criada en su propia casa, y tenía por imposible que las cunitas de ambos, reunidas, se convirtieran en tálamo. Mas para todo hay remedio menos para la muerte, y Juanito vio con asombro, a poco de intentar la metamorfosis, que las dificultades se desleían como la sal en el agua; que lo que a él le parecía montaña era como la palma de la mano, y que el tránsito de la fraternidad al enamoramiento se hacía como una seda. La primita, haciéndose también la sorprendida en los primeros momentos y aun la vergonzosa, dijo también que aquello debía pensarse. Hay motivos para creer que Barbarita se lo había hecho pensar ya. Sea lo que quiera, ello es que a los cuatro días de romperse el hielo ya no había que enseñarles nada de noviazgo. Creeríase que no habían hecho en su vida otra cosa más que estar picoteando todo el santo día. El país y el ambiente eran propicios a esta vida nueva. Rocas formidables, olas, playa con caracolitos, praderas verdes, setos, callejas llenas de arbustos, helechos y líquenes, veredas cuyo término no se sabía, caseríos rústicos que al caer de la tarde despedían de sus abollados techos humaredas azules, celajes grises, rayos de sol dorando la arena, velas de pescadores cruzando la inmensidad del mar, ya azul, ya verdoso, terso un día, otro aborregado, un vapor en el horizonte tiznando el cielo con su humo, un aguacero en la montaña y otros accidentes de aquel admirable fondo poético, favorecían a los amantes, dándoles a cada momento un ejemplo nuevo para aquella gran ley de la Naturaleza que estaban cumpliendo. ...

En la línea 286
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Lo que yo digo—expresó Jacinta riendo—Mucha poesía, mucha cosa bonita y nueva; pero poco que comer. Te lo confieso, marido de mi alma; tengo un hambre de mil demonios. La madrugada y este fresco del campo, me han abierto el apetito de par en par. ...

En la línea 356
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... En un momento toda la grave pena y la miseria que el sueño había desterrado cayeron de nueva sobre él, y comprendió que ya no era un príncipe mimado en un palacio, con los adoradores ojos de una nación en él, sino un mendigo, un paria, vestido de harapos, prisionero en un antro digno solo de animales y viviendo con mendigos y ladrones. ...

En la línea 405
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Tan pronto Miles Hendon y el príncipe niño se vieron lejos de la turba, se encaminaron hacia el río por callejuelas y veredas angostas. No hallaron obstáculo en su camino hasta que llegaron cerca del Puente de Londres; pero entonces se toparon de nuevo con la muchedumbre, sin haber soltado aún Hendon la muñeca del príncipe, es decir, del rey. Ya había trascendido la terrible noticia, que Eduardo supo a un tiempo por miles de voces: 'El rey ha muerto.' Esta nueva estremeció el corazón del pobre niño abandonado y le hizo temblar de pies a cabeza. Comprendiendo la enormidad de su pérdida, se sintió invadido por amargo dolor, porque el inflexible tirano que tanto terror ocasionaba a los demás había sido siempre dulce con él. Asomaron las lágrimas a sus ojos y le borraron la visión de todos los objetos. Por un instante se sintió la más infeliz, abandonada y desamparada de las criaturas de Dios. Después otro grito estremeció la noche en muchas millas a la redonda: '¡Viva el rey Eduardo VI!', y esto hizo centellear los ojos del niño y le estremeció de orgullo hasta las yemas de los dedos. ...

En la línea 488
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... 'Parece que se ha movido… Tendré que cantar en clave no tan alta. No estaría bien turbar su sueño con la jornada que le espera, pobre muchacho… Esta prenda está bastante bien … Con una puntada aquí y otra allá, quedará adecuada. Esta otra es mejor, si bien no le vendrán mal tampoco unas cuantas puntadas. Estos zapatos están de muy buen uso, y con ellos tendrá los piececitos secos y calientes. Son cosa nueva para él, pues sin duda está acostumbrado a ir descalzo, lo mismo en los veranos que en los inviernos… ¡Ojalá que el hilo fuera pan! ¡Con cuán poco dinero se compra lo necesario para un año! Y además, le dan a uno de balde una aguja tan brava y grande como ésta solo por caridad. Ahora me va a costar un demonio enhebrarla.' ...

En la línea 731
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... 'Un caballero entra en el aposento con una vara, y tras él otro, que trae un mantel; después de haberse arrodillado ambos tres veces con la mayor veneración, tienden el mantel sobre la mesa, y se retiran ambos tras una nueva genuflexión. Vienen luego otros dos, uno también con vara y otro con un salero, un plato y pan. Cuando han hecho sus genuflexiones como los dos anteriores, y colocado dichos objetos sobre la mesa, se retiran con las mismas ceremonias realizadas por los primeros. Por fin, vienen dos nobles ricamente vestidos, uno de ellos con un trinchante, y después de haberse postrado tres veces de la manera más reverente, se acercan y frotan la mesa con pan y sal, dando muestras de tanto respeto como si el rey estuviera presente.' ...

En la línea 472
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Despidiéronse y Augusto salió a la calle como aligerado de un gran peso y hasta gozoso. Nunca hubiera presupuesto lo que le pasaba por dentro del espíritu. Aquella manera de habérsele presentado Eugenia la primera vez que se vieron de quieto y de cerca y que se hablaron, lejos de dolerle, encendíale más y le animaba. El mundo le parecía más grande, el aire más puro y más azul el cielo. Era como si respirase por vez primera. En lo más íntimo de sus oídos cantaba aquella palabra de su madre: ¡cásate! Casi todas las mujeres con que cruzaba por la calle parecíanle guapas, muchas hermosísimas y ninguna fea. Diríase que para él empezaba a estar el mundo iluminado por una nueva luz misteriosa desde dos grandes estrellas invisibles que refulgían más allá del azul del cielo, detrás de su aparente bóveda. Empezaba a conocer el mundo. Y sin saber cómo se puso a pensar en la profunda fuente de la confusión vulgar entre el pecado de la carne y la caída de nuestros primeros padres por haber probado del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. ...

En la línea 474
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Llegó a casa, y al salir Orfeo a recibirle lo cogió en sus brazos, le acarició y le dijo: «Hoy empezamos una nueva vida, Orfeo. ¿No sientes que el mundo es más grande, más puro el sire y más azul el cielo? ¡Ah, cuando la veas, Orfeo, cuando la conozcas… ! ¡Entonces sentirás la congoja de no ser más que perro como yo siento la de no ser más que hombre! Y dime, Orfeo, ¿cómo podéis conocer, si no pecáis, si vuestro conocimiento no es pecado? El conocimiento que no es pecado no es tal conocimiento, no es racional.» ...

En la línea 854
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¡Natural! Y si no acudo a tiempo y entramos en razón me las lío al otro mundo. Pero curé de aquello en ambos sentidos, volví a mi mujer y nos calmamos y resignamos. Y poco a poco volvió a reinar en casa no ya la paz, sino hasta la dicha. Al principio de esta nueva vida, a los cuatro o cinco años de casados, lamentábamos alguna que otra vez nuestra soledad, pero muy pronto no sólo nos consolamos, sino que nos habituamos. Y acabamos no sólo por no echar de menos a los hijos, sino hasta por compadecer a los que los tienen. Nos habituamos uno a otro, nos hicimos el uno costumbre del otro. Tú no puedes entender esto… ...

En la línea 1246
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Y siguió diciéndose: «Lo que sobran son mujeres. ¡Y qué encanto la inocencia maliciosa, la malicia inocente de Rosarito, esta nueva edición de la eterna Eva!, ¡qué encanto de chiquilla! Ella, Eugenia, me ha bajado del abstracto al concreto, pero ella me llevó al genérico, y hay tantas mujeres apetitosas, tantas… ¡tantas Eugenias!, ¡tantas Rosarios! No, no, conmigo no juega nadie, y menos una mujer. ¡Yo soy yo! ¡Mi alma será pequeña, pero es mía!» Y sintiendo en esta exaltación de su yo como si este se le fuera hinchando, hinchando y la casa le viniera estrecha, salió a la calle para darle espacio y desahogo. ...

En la línea 316
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¿Quién toca? —preguntó presa de una viva agitación cuya causa no podía explicarse—. Me gustaría conocer a la persona que toca tan bien. Su música me llega al corazón y me hace experimentar una sensación nueva para mí. ...

En la línea 394
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Aquí —dijo—, la felicidad, una nueva vida, una nueva embriaguez, dulce y tranquila. Allá en Mompracem, una vida tempestuosa, tronar de cañones, carnicería sangrienta, mis rápidos paraos, Yáñez. ¿Cuál de estas dos vidas preferiré? Toda mi sangre arde cuando pienso en Mariana. Se diría que la antepongo a mis tigrecitos y a mi venganza. ¡Siento vergüenza de mí mismo al recordar que es hija de una raza que odio tan profundamente! ¿Y si la olvidara? ¡Mi corazón sangra, no quiere olvidarla! Pero es preciso que huya. ...

En la línea 394
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Aquí —dijo—, la felicidad, una nueva vida, una nueva embriaguez, dulce y tranquila. Allá en Mompracem, una vida tempestuosa, tronar de cañones, carnicería sangrienta, mis rápidos paraos, Yáñez. ¿Cuál de estas dos vidas preferiré? Toda mi sangre arde cuando pienso en Mariana. Se diría que la antepongo a mis tigrecitos y a mi venganza. ¡Siento vergüenza de mí mismo al recordar que es hija de una raza que odio tan profundamente! ¿Y si la olvidara? ¡Mi corazón sangra, no quiere olvidarla! Pero es preciso que huya. ...

En la línea 843
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Se quitó el traje del sargento Willis, se puso otro adornado de oro y perlas, se cubrió la cabeza con un magnífico turbante coronado por un hermoso zafiro del tamaño de una nuez, pasó entre los pliegues de la faja un nuevo kriss y una nueva cimitarra, y salió. ...

En la línea 579
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Ahora, permítame acabar lo que quiero decirle. Yo le conozco, señor Aronnax. Si no sus compañeros, usted, al menos, no tendrá tantos motivos de lamentarse del azar que le ha ligado a mi suerte. Entre los libros que sirven a mis estudios favoritos hallará usted el que ha publicado sobre los grandes fondos marinos. Lo he leído a menudo. Ha llevado usted su obra tan lejos como le permitía la ciencia terrestre. Pero no sabe usted todo, no lo ha visto usted todo. Déjeme decirle, señor profesor, que no lamentará usted el tiempo que pase aquí a bordo. Va a viajar usted por el país de las maravillas. El asombro y la estupefacción serán su estado de ánimo habitual de aquí en adelante. No se cansará fácilmente del espectáculo incesantemente ofrecido a sus ojos. Voy a volver a ver, en una nueva vuelta al mundo submarino (que, ¿quién sabe?, quizá sea la última), todo lo que he podido estudiar en los fondos marinos tantas veces recorridos, y usted será mi compañero de estudios. A partir de hoy entra usted en un nuevo elemento, verá usted lo que no ha visto aún hombre alguno (pues yo y los míos ya no contamos), y nuestro planeta, gracias a mí, va a entregarle sus últimos secretos. ...

En la línea 668
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -¿Y esas sondas, de una nueva clase? ...

En la línea 1093
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El Nautilus, en el que vivíamos como aislados, llegó el 11 de diciembre a las inmediaciones del archipiélago de las Pomotú, calificado como peligroso por Bougainville, que se extiende sobre un espacio de quinientas leguas desde el EsteSudeste al Oeste Noroeste, entre los 13º 30' y 23º 50' de latitud Sur y los 125º 30' y 151º 30' de longitud Oeste, desde la isla Ducia hasta la isla Lazareff. Este archipiélago cubre una superficie de trescientas setenta leguas cuadradas y está formado por unos sesenta grupos de islas, entre los que destaca el de Gambier, al que Francia ha impuesto su protectorado. Son islas coralígenas. Un levantamiento lento pero continuo, provocado por el trabajo los pólipos, las unirá algún día entre sí. Luego, esta nueva isla se soldará a su vez a los archipiélagos vecinos, y un quinto continente se extenderá desde la Nueva Zelanda y la Nuelva Caledonia hasta las Marquesas. ...

En la línea 1135
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La nueva Récherche, tras haber tocado en distintos puntos del Pacífico, fondeó ante Vanikoro el 7 de julio de 1827, en la misma rada de Vanu en la que se hallaba el Nautílus en ese momento. ...

En la línea 573
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Cuando la frente está manchada de cal, tal vez conduce al cerebro a un estado de obstinación. Pero, sea lo que fuere, y con la frente manchada de cal a causa de los golpes sufridos contra la pared de la cocina, el hecho es que mi obstinación tenía la dureza del diamante. Reflexioné unos momentos y, como si hubiese encontrado una idea nueva, exclamé: ...

En la línea 818
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Eso se dice con mucha facilidad - observó Camila cariñosamente, conteniendo un sollozo, mientras le temblaba el labio superior y sus ojos se llenaban de lágrimas . Raimundo es testigo del jengibre y de las sales volátiles que me veo obligada a tomar por la noche. Raimundo conoce los temblores nerviosos que tengo en las piernas. Sin embargo, ni las sofocaciones ni los temblores nerviosos son cosa nueva para mí cuando pienso con ansiedad en las personas que amo. Si pudiera ser menos afectuosa y sensible, gozaría de mejores digestiones y mis nervios serían de acero. Y me gustaría mucho ser así. Pero no pensar en usted por las noches… ¡Vaya una idea! ...

En la línea 828
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Y aquí hubo una nueva explosión de sus sentimientos. ...

En la línea 1045
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Tal vez podrías regalarle una cadena nueva para la puerta principal o, quizás, una o dos gruesas de tornillos para utilizarlos donde mejor le conviniese. También algún objeto de fantasía, como un tenedor para hacer tostadas, o unas parrillas. ...

En la línea 221
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Marfa Petrovna quedó por segunda vez estupefacta, como herida por un rayo, según su propia expresión, pero no dudó ni un momento de la inocencia de Dunia, y al día siguiente, que era domingo, lo primero que hizo fue ir a la iglesia e implorar a la Santa Virgen que le diera fuerzas para soportar su nueva desgracia y cumplir con su deber. Acto seguido vino a nuestra casa y nos refirió todo lo ocurrido, llorando amargamente. En un arranque de remordimiento, se arrojó en los brazos de Dunia y le suplicó que la perdonara. Después, sin pérdida de tiempo, recorrió las casas de la ciudad, y en todas partes, entre sollozos y en los términos más halagadores, rendía homenaje a la inocencia, a la nobleza de sentimientos y a la integridad de la conducta de Dunia. No contenta con esto, mostraba y leía a todo el mundo la carta escrita por Dunetchka al señor Svidrigailof. E incluso dejaba sacar copias, cosa que me parece una exageración. Recorrió las casas de todas sus amistades, en lo cual empleó varios días. Ello dio lugar a que algunas de sus relaciones se molestaran al ver que daba preferencia a otros, lo que consideraban una injusticia. Al fin se determinó con toda exactitud el orden de las visitas, de modo que cada uno pudo saber de antemano el día que le tocaba el turno. En toda la ciudad se sabía dónde tenía que leer Marfa Petrovna la carta tal o cual día, y el vecindario adquirió la costumbre de reunirse en la casa favorecida, sin excluir aquellas familias que ya habían escuchado la lectura en su propio hogar y en el de otras familias amigas. Yo creo que en todo esto hay mucha exageración, pero así es el carácter de Marfa Petrovna. Por otra parte, es lo cierto que ella ha rehabilitado por completo a Dunetchka. Toda la vergüenza de esta historia ha caído sobre el señor Svidrigailof, a quien ella presenta como único culpable, y tan inflexiblemente, que incluso siento compasión de él. A mi juicio, la gente es demasiado severa con este insensato. ...

En la línea 261
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... De pronto se estremeció. Una idea que había cruzado su mente el día anterior acababa de acudir nuevamente a su cerebro. Pero no era la vuelta de este pensamiento lo que le había sacudido. Sabía que la idea tenía que volver, lo presentía, lo esperaba. No obstante, no era exactamente la misma que la de la víspera. La diferencia consistía en que la del día anterior, idéntica a la de todo el mes último, no era más que un sueño, mientras que ahora… ahora se le presentaba bajo una forma nueva, amenazadora, misteriosa. Se daba perfecta cuenta de ello. Sintió como un golpe en la cabeza; una nube se extendió ante sus ojos. ...

En la línea 309
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... A pesar de estas extrañas palabras, tenía el corazón oprimido. Se sentó en el banco abandonado. Sus pensamientos eran incoherentes. Por otra parte, pensar, fuera en lo que fuere, era para él un martirio en aquel momento. Hubiera deseado olvidarlo todo, dormirse, después despertar y empezar una nueva vida. ...

En la línea 449
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... El oficial lanzó una nueva carcajada, y Raskolnikof se estremeció. ¡Qué extraño era todo aquello! ...

En la línea 356
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Lo que yo presentía ocurrió. Al anuncio de esta nueva extravagancia el general se asustó de veras. ...

En la línea 359
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¡Por el amor de Dios, por el amor de Dios, Alexei Ivanovitch, abandone ese proyecto insensato! —murmuró el general, que pasó del tono rencoroso al tono suplicante e incluso me cogió las manos—. Veamos, piense usted en las consecuencias. ¡Una nueva complicación! Considere que debo comportarme aquí de un modo especial, sobretodo en este momento… ¡Oh, usted no conoce, no conoce todas las circunstancias en que me encuentro… ! Cuando nos vayamos de aquí, estoy dispuesto a tomarle de nuevo a mi servicio. No le despido más que momentáneamente. ¡En una palabra, comprenda usted los motivos que me obligan a obrar así! —clamaba desconsolado—. ¡Veamos, Alexei Ivanovitch… ! ...

En la línea 382
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Sin embargo, apreciando la diferencia de edades, la situación social, etc. —me costó trabajo contener la risa al llegar a este punto—, no quería realizar una nueva ligereza, es decir, pedir satisfacciones al barón ni aun siquiera dárselas. No obstante, me juzgaba plenamente autorizado para presentarle mis excusas, sobre todo a la baronesa, tanto más cuando que, efectivamente, en los últimos tiempos me encontraba mal, deprimido de espíritu, lleno de ideas absurdas, etc. ...

En la línea 581
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Probablemente, en los balnearios y en los hoteles de toda Europa, cuando el gerente destina una habitación a los huéspedes, se guía más que por los gustos de ellos por su opinión personal acerca de la cuenta que podrá hacerles pagar. Pero Dios sabe por qué se destinó a la abuela un alojamiento cuya suntuosidad no dejaba nada que desear: cuatro habitaciones magníficamente amuebladas, con sala de baño, dormitorios para los criados, para la camarera, etc. En efecto, estas habitaciones habían sido ocupadas, una semana antes, por una gran duquesa, lo que se apresuraron en poner de relieve a la nueva huésped, con lo cual les daban más valor a esos departamentos, para justificar, así, su elevado precio. ...

En la línea 337
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Cuando llegó la hora de la salida del presidio; cuando Jean Valjean oyó resonar en sus oídos estas palabras extrañas: '¡Estás libre!', tuvo un momento indescriptible: un rayo de viva luz, un rayo de la verdadera luz de los vivos penetró en él súbitamente. Pero no tardó en debilitarse. Jean Valjean se había deslumbrado con la idea de la libertad. Había creído en una vida nueva; pero pronto supo lo que es una libertad con pasaporte amarillo. ...

En la línea 343
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Lo que lo despertó fue el lecho demasiado blando. Iban a cumplirse veinte años que no se acostaba en una cama, y aunque no se hubiese desnudado, la sensación era demasiado nueva para no turbar su sueño. ...

En la línea 490
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Deslumbrado ante esta nueva luz, caminaba como un enajenado. Veía sin duda alguna que ya no era el mismo hombre; que todo había cambiado en él, y que no había estado en su mano evitar que el obispo le hablara y lo conmoviera. ...

En la línea 786
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Cierto día recibió una nueva carta de los Thenardier: 'Cosette está muy enferma. Tiene fiebre miliar. Necesita medicamentos caros, lo cual nos arruina, y ya no podemos pagar más. Si no nos enviáis cuarenta francos antes de ocho días, la niña habrá muerto'. ...

En la línea 82
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... La bestia dominante primitiva era poderosa en Buck y, bajo las rudas condiciones de aquella vida, fue creciendo sin parar. Pero fue un crecimiento secreto. Su recién adquirida astucia le proporcionó desenvoltura y autoridad. Estaba demasiado ocupado en adaptarse a su nueva existencia como para relajarse, y no sólo no buscaba peleas sino que las rehuía siempre que era posible. Su actitud se caracterizaba por cierta parsimonia. No era dado a la acción irreflexiva y precipitada; y, con respecto al arraigado odio que había entre él y Spitz, no dejaba traslucir ninguna impaciencia y evitaba cualquier signo de agresividad. ...

En la línea 119
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Buck lo supo al instante. Había llegado el momento. Iba a ser a muerte. Mientras giraban en círculos, gruñendo, con las orejas gachas, intensamente atentos a una posible ventaja, Buck tuvo la sensación de que la escena le era conocida. Le pareció que lo recordaba todo: los blancos bosques y el terreno, el resplandor de la luna y la excitación del combate inminente. Sobre la blancura y el silencio pendía una calma irreal. No soplaba la menor brisa, nada se movía, no temblaba una hoja, el aliento de los perros se elevaba morosamente por el aire helado. Aquellos perros que no eran sino lobos apenas domesticados habían dado cuenta del conejo y ahora formaban un círculo expectante. También ellos participaban del silencio y sólo eran perceptibles el destello de los ojos y el aliento disperso que ascendía con lentitud. A Buck aquella escena ancestral no le resultó nueva ni extraña. Como si siempre hubiera existido, como si fuera normal y consuetudinaria. ...

En la línea 160
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Con una última reserva de energía consiguió ponerse en pie y seguirlos a rastras, y una nueva parada le permitió adelantarse dando tumbos y llegar hasta el costado de su propio trineo, donde se detuvo junto a Sol-leks. El conductor se había entretenido un momento para pedir fuego al hombre que iba detrás y encender la pipa. Después volvió a su sitio e hizo arrancar a sus perros, que se pusieron en marcha con insólita facilidad, giraron inquietos la cabeza y se detuvieron sorprendidos. También el conductor se sorprendió: el trineo no se había movido. Llamó a sus colegas para que fueran testigos de lo que estaba viendo. Dave había cortado a dentelladas las correas de Sol-leks y se había colocado directamente delante del trineo, en el sitio que le correspondía. ...

En la línea 235
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Para sorpresa de Buck, ninguno de los dos perros tuvo celos de él. Parecían compartir la bondad y generosidad de John Thornton. A medida que Buck iba recobrando las fuerzas, le proponían toda clase de juegos absurdos, en los que el propio John Thornton tomaba parte; y así, retozando alegremente, pasó Buck su convalecencia y entró en una nueva vida. El amor, un genuino amor apasionado, lo invadió por vez primera. No lo había sentido nunca en la casa del juez Miller, allá en el soleado valle de Santa Clara. Cazaba y paseaba con los hijos del juez y mantenía con ellos una relación funcional; con los nietos, una especie de pretenciosa tutela, y con el propio juez, una digna y respetable amistad. Pero el amor hecho de fiebre y fuego, que es adoración y locura, sólo lo había sentido cuando apareció John Thornton. ...

En la línea 49
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... »En suma -añadió-, la experiencia es nueva, dulce y tentadora. Con el mismo cuerpo de la mujer amada, el destino le otorga a usted un alma nueva, un alma blanda que usted, si es artista, sabrá modelar… ». ...

En la línea 53
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... ¿Alternaría con la nueva personalidad (nueva en toda la extensión de la palabra) de mi esposa, la personalidad antigua, en irrupciones inesperadas e inquietantes? ...

En la línea 53
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... ¿Alternaría con la nueva personalidad (nueva en toda la extensión de la palabra) de mi esposa, la personalidad antigua, en irrupciones inesperadas e inquietantes? ...

En la línea 72
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Pero, lo repetimos: caemos aquí en un abismo de complejidad. Parece algunas veces que una amnesia parcial ocasiona en el sujeto la desaparición de todo un periodo de su existencia, y, lo que hay de más admirable es que nada, fuera de esto, indica en el paciente trastorno alguno. Así una persona instruida y bien educada, va a caer en trance para despertarse en un estado en el cual habrá cambiado de carácter sin tener recuerdo alguno de su estado precedente. No conocerá ya ni a las personas de su intimidad: hasta el carácter de su letra habrá cambiado. Será, en suma, otra persona. Una nueva crisis sobreviene y el sujeto despiértase en su primer estado, ignorando completamente el estado segundo que acaba de dejar. ...

En la línea 15
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Ni más ni menos que en los países de abanico cuyas mitológicas pinturas representan nupcias, se notaba allí que el séquito de la novia lo componían hembras, y sólo individuos del sexo fuerte formaban el del novio. Advertíase asimismo gran diferencia entre la condición social de uno y otro cortejo. La escolta de la novia, mucho más numerosa, parecía poblado hormiguero: viejas y mozas llevaban el sacramental traje de negra lana, que viene a ser como uniforme de ceremonia para la mujer de clase inferior, no exenta, sin embargo, de ribetes señoriles: que el pueblo conserva aun el privilegio de vestirse de alegres colores en las circunstancias regocijadas y festivas. Entre aquellas hormigas humanas habíalas de pocos años y buen palmito, risueñas unas y alborotadas con la boda, otras quejumbrosicas y encendidos los ojos de llorar, con la despedida. Media docena de maduras dueñas las autorizaban, sacando de entre el velo del manto la nariz, y girando a todas partes sus pupilas llenas de experiencia y malicia. Todo el racimo de amigas se apiñaba en torno de la nueva esposa, manifestando la pueril y ávida curiosidad que despierta en las multitudes el espectáculo de las situaciones supremas de la existencia. Se estaban comiendo a miradas a la que mil veces vieran, a la que ya de memoria sabían: a la novia, que con el traje de camino se les figuraba otra mujer, diversísima de la conocida hasta entonces. Contaría la heroína de la fiesta unos diez y ocho años: aparentaba menos, atendiendo al mohín infantil de su boca y al redondo contorno de sus mejillas, y más, consideradas las ya florecientes curvas de su talle, y la plenitud de robustez y vida de toda su persona. Nada de hombros altos y estrechos, nada de inverosímiles caderas como las que se ven en los grabados de figurines, que traen a la memoria la muñeca rellena de serrín y paja; sino una mujer conforme, no al tipo convencional de la moda de una época, pero al tipo eterno de la forma femenina, tal cual la quisieron natura y arte. Acaso esta superioridad física perjudicaba un tanto al efecto del caprichoso atavío de viaje de la niña: tal vez se requería un cuerpo más plano, líneas más duras en los brazos y cuello, para llevar con el conveniente desenfado el traje semimasculino, de paño marrón, y la toca de paja burda, en cuyo casco se posaba, abiertas las alas, sobre un nido de plumas, tornasolado colibrí. Notábase bien que eran nuevas para la novia tales extrañezas de ropaje, y que la ceñida y plegada falda, el casaquín que modelaba exactamente su busto le estorbaban, como suele estorbar a las doncellas en el primer baile la desnudez del escote: que hay en toda moda peregrina algo de impúdico para la mujer de modestas costumbres. Además, el molde era estrecho para encerrar la bella estatua, que amenazaba romperlo a cada instante, no precisamente con el volumen, sino más bien con la libertad y soltura de sus juveniles movimientos. No se desmentía en tan lucido ejemplar la raza del recio y fornido anciano, del padre que allí se estaba derecho, sin apartar de su hija los ojos. El viejo, alto, recto y firme, como un poste del telégrafo, y un jesuita bajo y de edad mediana, eran los únicos varones que descollaban entre el consabido hormiguero femenil. ...

En la línea 164
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y sacó de su estuche de raso un abanico de nácar, cuyo delicado país de encaje de Bruselas temblaba al aliento como la espuma del mar al soplo de la brisa. Referir lo orondo que se puso el señor Joaquín, fuera empresa superior a las fuerzas humanas. Pareciole que la personalidad prohómbrica del insigne jefe de partido, repentinamente y por arte de birlibirloque se confundiera con la suya; creyose metamorfoseado, idéntico con su ídolo, y no cupo en su pellejo, y borráronse los recelos que a veces sentía aún pensando en el cercano desposorio. Ganoso de no quedarse atrás de Colmenar en generosidad, amén de señalar pingües alimentos a Lucía, le regaló una suma redonda, destinada a invertirse en el viaje de novios, cuyo itinerario trazó Miranda, comprendiendo a París y a ciertas bienhechoras aguas minerales, recetadas tiempo atrás por Rada, como remedio soberano para la diátesis hepática. La idea del viaje no dejó de parecer extraña al señor Joaquín. Al casarse él, no hizo excursión más larga que el trayecto de la portería a la lonja. Pero considerando que su hija entraba en superior rango, hubo de admitir los usos de la nueva categoría, por singulares que fuesen. Miranda se lo pintó así, y el señor Joaquín convino en ello: las inteligencias medianas ceden siempre al aplomo que las fascina. ...

En la línea 174
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¡A Francia! (Lucía palmoteó como si escuchase nueva inesperada y gratísima.) Reflexionando después, añadió en voz grave-: Pues lo que es yo tengo ganas de cenar. ...

En la línea 245
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Sí, señor… -contestó Lucía, atribulada ya-. Pues claro está que venía… venía don Aurelio Miranda, mi marido… -y al decirlo, sonriose involuntariamente, de lo nueva y peregrina que se le figuraba tal expresión en su boca. ...

En la línea 1393
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Y entonces refirió, apasionando su relación con los raudales de su voz y la violencia de sus ademanes, la historia del mormonismo, desde los tiempos bíblicos: 'Cómo en Israel, un profeta mormón, de la tribu de José, publicó los anales de la nueva religión y los legó a su hijo mormón; cómo, muchos siglos más tarde, una traducción de ese precioso libro, escrito en caracteres egipcios, fue hecha por José Smith junior, colono del estado de Vermont, que se reveló como profeta místico en 1825; cómo, por último, le apareció un mensajero celeste, en una selva luminosa, y le entregó los anales del Señor'. ...

En la línea 1398
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Entonces ya no había quedado más que Picaporte en el vagón, y el hermano mayor, mirándole de hito en hito, fascinándole con sus palabras, le recordó que dos años después del asesinato de Smith, su sucesor el profeta inspirado, Brigham Young, abandonando a Nauvoo, fue a establecerse a las orillas del Lago Salado, y allí, en aquel admirable territorio, en medio de una región fértil, en el camino que los emigrantes atraviesan para ir a Califomia, la nueva colonia, gracias a los principios de la poligamia del mormonismo, tomó enorme extensión. ...

En la línea 1613
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Así razonaba el inspector de policía, mientras que las horas transcurrían lentamente. No sabía qué hacer. Algunas veces tenía la idea de decírselo todo a mistress Aouida, pero comprendía de qué modo serían acogidas sus palabras por la joven. ¿Qué partido tomar? Estaba tentado de irse, al través de las llanuras, en busca de Fogg. No le parecía imposible volver a dar con él. ¡Las huellas del destacamento estaban impresas todavía en el nevado suelo? Pero luego todo vestigio quedaba borrado bajo una nueva capa de nieve. ...

En la línea 1937
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... ¡Qué efecto, qué ruido en los periódicos! Todos los que habían apostado en pro y en contra y tenían este asunto olvidado, resucitaron como por magia. Todas las transacciones volvían a ser valederas. Todos los compromisos revivían, y debemos añadir que las apuestas adquirieron nueva energía. El nombre de Phileas Fogg volvió a ganar prima en el mercado. ...


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