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La palabra moro
Cómo se escribe

la palabra moro

La palabra Moro ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece moro.

Estadisticas de la palabra moro

Moro es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 9545 según la RAE.

Moro aparece de media 8.25 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la moro en las obras de referencia de la RAE contandose 1254 apariciones .

Más información sobre la palabra Moro en internet

Moro en la RAE.
Moro en Word Reference.
Moro en la wikipedia.
Sinonimos de Moro.


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece moro

La palabra moro puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1115
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Causó estupefacción en el primer momento la presencia de Roseta: algo así como la entrada de un moro en la iglesia de Alboraya en plena misa mayor. ...

En la línea 1534
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La acarició, metióle sus manos entre los morros, y con el ansia de tomar posesión de ella, puso un pie sobre el corvejón, se agarró a la cola y montó por la grupa como un moro. ...

En la línea 1731
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Algunos hombres de los más cachazudos, hombres de su casa, que apenas habían tomado parte en la cruzada contra los forasteros, formaban corro con Batiste en la puerta de la barraca: unos, en cuclillas, a lo moro, otros, sentados en silletas de esparto, fumando y hablando lentamente del tiempo y de las cosechas. ...

En la línea 2156
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Vivía en continuo contacto con su arma, la pieza más moderna de su casa, siempre limpia, brillante y acariciada con ese cariño de moro que el labrador valenciano siente por su escopeta. ...

En la línea 972
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¿Y qué ha sido y dónde están las mezquitas del moro, conquistador de los godos? Sus ruinas mohosas se disipan poco a poco sobre las rocas. ...

En la línea 1122
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... CAPÍTULO IX Badajoz.—Antonio el gitano.—Una proposición de Antonio.—Es aceptada.—El desayuno gitano.—Salida de Badajoz.—El borrico del gitano.—Mérida.—La muralla en ruinas.—La comadre.—El país del moro.—Los hombres negros.—La vida en el desierto.—La cena. ...

En la línea 1256
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¿Quién conoce a los moros mejor que yo? Hace unos cuarenta años estaba yo con mi _ro_, en Ceuta, porque era soldado del rey, cuando un día me dijo: «Estoy cansado de vivir aquí, que no hay pan, y agua menos aún; he decidido escaparme y volverme _corahanó_; esta noche mataré al sargento y huiré al campo moro.» _Ro_, _rom_: marido; un gitano casado. ...

En la línea 1337
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En estas _tertulias_, la abuela era la oradora principal, y me llenaba de asombro narrándome maravillosas historias de la tierra del moro, fugas de presidio, robos y una o dos aventuras de envenenamiento, en las que se había visto complicada, según me dijo, en su primera juventud. ...

En la línea 266
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Recogió las armas, hasta las astillas de la lanza, y liólas sobre Rocinante, al cual tomó de la rienda, y del cabestro al asno, y se encaminó hacia su pueblo, bien pensativo de oír los disparates que don Quijote decía; y no menos iba don Quijote, que, de puro molido y quebrantado, no se podía tener sobre el borrico, y de cuando en cuando daba unos suspiros que los ponía en el cielo; de modo que de nuevo obligó a que el labrador le preguntase le dijese qué mal sentía; y no parece sino que el diablo le traía a la memoria los cuentos acomodados a sus sucesos, porque, en aquel punto, olvidándose de Valdovinos, se acordó del moro Abindarráez, cuando el alcaide de Antequera, Rodrigo de Narváez, le prendió y llevó cautivo a su alcaidía. ...

En la línea 278
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Todo esto estaban oyendo el labrador y don Quijote, con que acabó de entender el labrador la enfermedad de su vecino; y así, comenzó a decir a voces: -Abran vuestras mercedes al señor Valdovinos y al señor marqués de Mantua, que viene malferido, y al señor moro Abindarráez, que trae cautivo el valeroso Rodrigo de Narváez, alcaide de Antequera. ...

En la línea 623
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y es lo bueno, que mandó en su testamento que le enterrasen en el campo, como si fuera moro, y que sea al pie de la peña donde está la fuente del alcornoque; porque, según es fama, y él dicen que lo dijo, aquel lugar es adonde él la vio la vez primera. ...

En la línea 947
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Por donde conjeturo que el tesoro de la fermosura desta doncella le debe de guardar algún encantado moro, y no debe de ser para mí. ...

En la línea 5108
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Si hacemos y acontecemos en palacio (doña Paula empezó a contar por los dedos); si nos comemos la diócesis; si entramos en el Provisorato desnudos y ahora somos los primeros accionistas del Banco; si tú cobras esto y lo otro; si nuestros paniaguados andan por ahí como esponjas recogiendo el oro y el moro, para venir a soltarlo en la alberca de casa; si el Obispo es un maniquí en nuestras manos; si vendemos cera, si vendemos aras, si tú hiciste cambiar las de todas las parroquias del Obispado para que te compraran a ti las nuevas; si don Santos se arruina por culpa nuestra y no del aguardiente; si tú robas a los que piden dispensas; si te comes capellanías; si yo cobro diezmos y primicias en toda la diócesis; si. ...

En la línea 1784
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Era un hombre traicionero y malo—dijo Fortunata con desgana, como si el recuerdo de aquella parte de su vida le fuera muy desagradable—. Me fui con él porque me vi perdida, y no tenía a dónde volverme. Era hermano de un vecino nuestro en la Cava de San Miguel. Primeramente tuvo un cajón de casquería en la plaza, y después puso tienda de quincalla iba a todas las ferias con un sin fin de arcas llenas de baratijas, y armaba tiendas. Le llamaban Juárez el negro por tener la color muy morena. Viéndome tan mal, me ofreció el oro y el moro, y que iba a hacer y a acontecer. Mi tía me echó de la casa y mi tío se desapareció. Yo estaba enferma, y Juárez me dijo que si me iba con él, me llevaría a baños. Decía que ganaba montes y montones en las romerías, y que yo iba a estar como una reina. No se podía casar conmigo porque era casado, pero en cuantito que se muriera su mujer, que era una borrachona, cumpliría, si señor, cumpliría conmigo. ...

En la línea 2112
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Maximiliano es un tarambana—afirmó el clérigo con la seguridad burlesca del que se siente frente a un interlocutor demasiado débil—, y usted lo debe conocer como lo conozco yo. Ahora ha dado en la simpleza de casarse con usted… No, si no me enfado. No crea usted que la voy a reñir. Yo soy moro de paz, amiga mía, y vengo aquí a tratar la cosa por las buenas. Mi idea es esta: ver si es usted una persona juiciosa, y si como persona juiciosa comprende que esto del casorio es una botaratada; ni más ni menos… Y si lo reconoce así, pretendo, esta, esta es la cosa, que usted misma sea quien se lo quite de la cabeza… ni menos ni más. ...

En la línea 2463
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Alguna se le aproximó en son de burla; pero no pudo obtener de ella una sola palabra. Estaba sentada a lo moro, con los brazos caídos, la cabeza derecha, más napoleónica que nunca, la vista fija enfrente de sí con dispersión vaga más bien de persona soñadora que meditabunda. Parecía lela o quizás tenía semejanza con esos penitentes del Hindostán que se están tantísimos días seguidos mirando al cielo sin pestañear, en un estado medio entre la modorra y el éxtasis. Ya era tarde cuando se le acercó Belén sentándosele al lado. La miró atentamente, preguntándole que qué hacía allí y en qué pensaba, y por fin Mauricia desplegó sus labios de esfinge, y dijo estas palabras que le produjeron a Belencita una corriente fría en el espinazo: ...


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