La palabra Votos ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras. 
				 La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
 La Biblia en España de Tomás Borrow y  Manuel Azaña
 El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
 La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
 A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
 Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
				Por tanto puede ser considerada correcta en Español. 
				Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece votos.
				
					 Estadisticas de la palabra  votos
				 Votos es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 1529  según la RAE. 
			 Votos tienen una frecuencia media de 61.28 veces en cada libro en castellano 
 
			Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la votos en 150 obras del castellano contandose 9315  apariciones en total.
					 Errores Ortográficos típicos con la palabra Votos  
									
				 
					 Cómo se escribe votos o votoz?
  
					 Cómo se escribe votos o botos?
 
								 Más información sobre la palabra Votos en internet
								 Votos en la RAE. 
								 Votos en Word Reference. 
								
								 Votos en la wikipedia.  
								
								 Sinonimos de Votos. 
  
								
								
								 
  la Ortografía es divertida  
 
								 							  
							    
  El Español es una gran familia 
  							  
							                
				Algunas Frases de libros en las que aparece votos
				La palabra votos puede ser considerada correcta por su aparición en estas  obras maestras de la literatura. 
							  En la línea 1112
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Aquellos ángeles morenos, que tan mansamente cantaban gozos y letrillas en la iglesia de Alboraya al celebrarse las fiestas de las solteras, enardecíanse a solas y matizaban su conversación con votos de carretera, hablando de cosas internas con el aplomo de una comadrona. ... 
 
 
							  En la línea 1400
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Se acostó un día sobre la paja, negándose a salir, mirando a Batiste con ojos vidriosos y amarillentos que hacían expirar en los labios del amo los votos y amenazas de la indignación. ... 
 
 
							  En la línea 6529
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Ya tarde, me despedí con pesar de hombre tan excelente y de mis otros encantadores amigos; creo que sus votos más fervientes me acompañaron, y en cualquier lugar del mundo donde, pobre peregrino por la causa del Evangelio, pueda encontrarme, no dejaré de ofrecer a menudo sinceras oraciones por su ventura y bienestar. ... 
 
 
							  En la línea 3398
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... -No hay duda -respondió a esto don Fernando-, sino que el señor don Quijote ha dicho muy bien hoy que a nosotros toca la difinición deste caso; y, porque vaya con más fundamento, yo tomaré en secreto los votos destos señores, y de lo que resultare daré entera y clara noticia. ... 
 
 
							  En la línea 3400
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Pero el que más se desesperaba era el barbero, cuya bacía, allí delante de sus ojos, se le había vuelto en yelmo de Mambrino, y cuya albarda pensaba sin duda alguna que se le había de volver en jaez rico de caballo; y los unos y los otros se reían de ver cómo andaba don Fernando tomando los votos de unos en otros, hablándolos al oído para que en secreto declarasen si era albarda o jaez aquella joya sobre quien tanto se había peleado. ... 
 
 
							  En la línea 3401
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Y, después que hubo tomado los votos de aquellos que a don Quijote conocían, dijo en alta voz:  -El caso es, buen hombre, que ya yo estoy cansado de tomar tantos pareceres, porque veo que a ninguno pregunto lo que deseo saber que no me diga que es disparate el decir que ésta sea albarda de jumento, sino jaez de caballo, y aun de caballo castizo; y así, habréis de tener paciencia, porque, a vuestro pesar y al de vuestro asno, éste es jaez y no albarda, y vos habéis alegado y probado muy mal de vuestra parte. ... 
 
 
							  En la línea 8916
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Y así preparaba las elecciones, buscando votos para un porvenir lejano, según frase picaresca de D. ... 
 
 
							  En la línea 11640
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Las mujeres del pueblo, que cogían agua en las fuentes públicas, las ribeteadoras y costureras que paseaban por la calle del Comercio, y por el Boulevard, arrastrando por el lodo con perezosa marcha los pies mal calzados; las criadas que con la cesta al brazo iban a comprar la cena, se arremolinaban al pasar el entierro y por gran mayoría de votos condenaban el atrevimiento de enterrar a un cristiano (sinónimo de hombre) sin necesidad de curas. ... 
 
 
							  En la línea 784
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Ascanio Sforza, convencido de que no reuniría bastantes sufragios para que lo eligiesen Papa empezó a escuchar las tentadoras proposiciones de su amigo Borgia. Este le ofreció, a cambio dé sus votos, el cargo de Vicecanciller, su propio palacio con todos los - muebles y riquezas que tanto admiraba Sforza, y además del castillo de Nepi, el obispado de Erlau, que daba una renta de diez mil ducados, y otros beneficios. ... 
 
 
							  En la línea 785
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Las fuertes e importantes ciudades de Monticelli y Soriano, que eran suyas, las cedió al cardenal Orsini con la legación de la Marca y el obispado de Cartagena. Al cardenal Colonna, la abadía de Subiaco con todos los lugares fuertes que la rodeaban; al cardenal Savelli, Civita-Castellana y el obispado de Mallorca; a Palavicini, el obispado de Pamplona, que era de su hijo César; al cardenal Michiel, el obispado de Porto, y a los cardenales Sclafenati. San Severo y Riaro, otras ricas abadías y valiosos beneficios. Hasta el cardenal Domenico de la Rovere abandonó a su pariente Juliano porque Borgia le ofrecía mayores recompensas. Además, los cardenales aseglarados esperaban bajo su gobierno una existencia más grata aún que la que, habían llevado hasta entonces. Con los votos que Borgia consideraba propios y los del partido de Sforza, llegó a reunir catorce. Le faltaba uno para obtener la mayoría de los dos tercios, pero resultaba difícil conseguirlo. Ninguno de los del bando de Juliano quería ceder, conociendo la rivalidad implacable entre su jefe y Rodrigo. Sólo quedaba el anciano cardenal Gerardo, de noventa y cinco años casi irresponsable, al que pretendían ganar uno y otro bando; pero el insinuante Borgia y el hábil Sforza consiguieron al fin conquistar a este macrobio, y su voto fui decisivo en favor del cardenal de Valencia. ... 
 
 
							  En la línea 1306
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Supo acallar el Pontífice al embajador español, y a los cardenales dispuestos a apoyarle, prometiendo que cuantos empleos y beneficios dejase vacantes el cardenal de Valencia al abandonar su estado eclesiástico se repartirían entre los miembros del consistorio amigos de la Corte de España, e inmediatamente quedó César desligado de sus votos. En realidad, sólo tenía las órdenes menores y su caso no era sin precedentes. ... 
 
 
							  En la línea 1755
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Hizo el médico del Pontífice una operación torpe, pero oportuna, en una pierna que tenía enferma, y esto lo mató repentinamente, dejando vacante el trono apostólico. Rovere, a pesar de su odio a los Borgias, se puso en comunicación con César, haciéndole toda clase de promesas a cambio de que le proporcionase los votos de los trece cardenales españoles. ... 
 
 
							  En la línea 2400
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... Y no pudo en muchos días apartar de su pensamiento las cosas que le refirió doña Manolita que, entre paréntesis, no acababa de serle simpática, y lo que más metida en reflexiones la traía no era precisamente que aquellos hechos de regalar la custodia y el manto se hubieran verificado, sino la casualidad… «Tie gracia». Si hubiera ella ido al convento algunos días antes, habría asistido a la solemne misa, con obispo y todo, que se dijo en acción de gracias por haberse puesto bueno el tal… Esto tenía más gracia. Y por su parte Fortunata, que sabía perdonar las ofensas, no habría tenido inconveniente en unir sus votos a los de todo el personal de la casa… Esto tenía más gracia todavía. ... 
 
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