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La palabra mando
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la palabra mando

La palabra Mando ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece mando.

Estadisticas de la palabra mando

Mando es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 2378 según la RAE.

Mando tienen una frecuencia media de 40.14 veces en cada libro en castellano

Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la mando en 150 obras del castellano contandose 6102 apariciones en total.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Mando

Algunas Frases de libros en las que aparece mando

La palabra mando puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 740
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Ganaban diez reales, un jornal exorbitante comparado con el de los gañanes de los cortijos; pero sus familias vivían en la ciudad, y, además, ellos se pagaban la comida, asociándose para adquirir el _costo_, el pan y la menestra que todos los días traían de Jerez en dos caballerías. La herramienta era suya: una azada de nueve libras de peso, que habían de manejar con ligereza, como si fuese un junco, de sol a sol, sin más descanso que una hora para el almuerzo; otra para la comida, y los minutos que les concedía el capataz con su voz de mando para que echasen cigarro. ...

En la línea 6995
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Athos los repartió, pues, en tres grupos, tomó el mando de uno, dio el segundo a Aramis y el tercero a Porthos; luego cada grupo fue a emboscarse frente a una salida. ...

En la línea 7151
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Por eso Bassompierre, que era a la vez protestante y católic o, pro testante de corazón y católico como comendador del Espíritu Santo; Bassompierre, que era alemán de nacimiento y francés de corazón; Bas sompierre, en fin, que ejercía un mando particular en el asedio de La Rochelle, decía cargando a la cabeza de muchos otros señores protes tantes como él:-¡Ya veréis, señores, cómo somos tan bestias que conquistaremos La Rochelle!Y Bassompierre tenía razón; el cañoneo de la isla de Ré presagiaba para él las dragonadas de Cévennes; la toma de La Rochelle era el pre facio de la revocación del edicto de Nantes. ...

En la línea 7162
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Este acontecimiento había acelerado las decisiones del cardenal; y a la espera de que el rey y él pudieran ir a tomar el mando del asedio de La Rochelle, que estaba decidido, había hecho partir a Monsieur para dirigir las primeras operaciones, y había hecho desfilar hacia el escenario de la guerra todas las tropas de que había podido disponer. ...

En la línea 7168
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Los guardias, al mando del señor des Essarts, se alojaban en los Mínimos. ...

En la línea 924
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El hombre, bastante cortés, me contó que había servido como soldado en el ejército inglés, al mando del «gran lord», durante la guerra de la península. ...

En la línea 1833
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Le faltan, es cierto, la amabilidad y la generosidad del _mujik_ ruso, capaz de dar su único _rouble_ antes que el forastero pase necesidad; tampoco tiene su tranquilo valor, que le hace invulnerable al miedo y le impulsa, al mando de su zar, a arrostrar cantando una muerte cierta. ...

En la línea 1986
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... No se pagaba al ejército y la guerra languidecía, quiero decir por parte de los _cristinos_; porque los carlistas la proseguían con mucho vigor; sus _guerrillas_, en partidas, recorrían el país en todas direcciones, mientras una fuerza importante, al mando del famoso Gómez, daba la vuelta a España entera. ...

En la línea 2050
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Echó en torno suyo una mirada fiera y rápida, y dejando a los dos nacionales, que se fueron cabizbajos, como perros azotados por su amo, se dirigió al joven oficial que mandaba la caballería y que tan activo se había mostrado dando gritos en favor de la Constitución; díjole unas pocas palabras con gesto amenazador, y el oficial evidentemente se sometió, pues, obedeciendo tal vez sus órdenes, resignó el mando del pelotón y se fué muy abatido; hecho esto, Quesada se apeó, y estuvo paseandose arriba y abajo delante de la _Casa de Postas_, con un aire que parecía retar a toda la humanidad. ...

En la línea 3381
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -¡Pardiez, señor -dijo Sancho-, si no tenemos otra prueba de nuestra intención que la que vuestra merced dice, tan bacía es el yelmo de Malino como el jaez deste buen hombre albarda! -Haz lo que te mando -replicó don Quijote-, que no todas las cosas deste castillo han de ser guiadas por encantamento. ...

En la línea 4212
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ''Yo os agradezco -respondió el emperador- el no haber puesto tan mal pensamiento en efeto, y de aquí adelante no os pondré yo en ocasión que volváis a hacer prueba de vuestra lealtad; y así, os mando que jamás me habléis, ni estéis donde yo estuviere''. ...

En la línea 4293
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Vive Dios que si os huele, que os mando mala ventura. ...

En la línea 4310
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Vamos, Sancho hijo -respondió don Quijote-; y, en albricias destas no esperadas como buenas nuevas, te mando el mejor despojo que ganare en la primera aventura que tuviere, y si esto no te contenta, te mando las crías que este año me dieren las tres yeguas mías, que tú sabes que quedan para parir en el prado concejil de nuestro pueblo. ...

En la línea 217
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... He aquí un pequeño mundo adaptado a esos lagos de salmuera que se encuentran tierra adentro. Dícese que un crustáceo muy pequeño (Cáncer salinas) habita en infinito número en las salinas de Lymington; pero sólo en las hondonadas donde por efecto de la evaporación, el líquido ha adquirido ya una densidad muy grande, como un cuarto de libra inglesa de sal por cada medio litro de agua4. ¡Sí, sin duda, puede afirmarse que todas las partes del mundo son habitables! Lagos de agua salobre, lagos subterráneos ocultos en las laderas de las montañas volcánicas, fuentes minerales de agua caliente, profundidades del océano, regiones superiores de la atmósfera, hasta una superficie de las nieves perpetuas: ¡en todas partes hay seres organizados! Al norte del río Negro, entre este río y el país habitado cerca de Buenos Aires, los españoles no poseen más que un pequeño establecimiento, recién fundado, en Bahía Blanca. En línea recta, hay cerca de 500 millas inglesas (800 kilómetros) del río Negro a Buenos Aires. Las tribus nómadas de indios, que usan caballo y siempre han ocupado la mayor parte de este país, atacan últimamente a cada instante las estancias aisladas; por eso el gobierno de Buenos Aires organizó hace algún tiempo, para exterminarlas, un ejército al mando del general Rosas. ...

En la línea 564
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Un día expidió el capitán una lancha, al mando de Mister Chaffers, con provisiones para tres días, con objeto de reconocer la parte superior del puerto. ...

En la línea 696
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El 11 de enero de 1833 forzamos velas y arribamos a pocas millas de la gran montaña despedazada a que el capitán Cook ha dado el nombre de York Minster (origen del nombre de nuestro fueguense); pero una violenta tempestad nos obliga a plegar velas y a volver a alta mar. Las olas rompen con furia contra la costa y pasa la espuma por encima de los acantilados que tienen más de 200 pies de altura. El 12 redobla la tempestad su furor y no sabemos con exactitud dónde nos encontramos. Era muy poco agradable oír constantemente repetida la voz de mando: «Alerta al viento». El 13. ...

En la línea 698
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 19 de enero.- Las cuatro embarcaciones tripuladas por veintiocho hombres parten al mando del capitán Fitz-Roy. Por la tarde penetramos en la desembocadura oriental del canal y poco después encontramos una pequeña bahía encantadora oculta por algunos islotes que la rodean. En ella armamos nuestras tiendas y encendimos fuego ...

En la línea 6231
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ana oía vagamente los ruidos de la cocina donde Pedro disponía con voces de mando los preparativos de la comida; el rumor de los surtidores del patio y las carcajadas y gritos de su marido, de Visita, de Edelmira y de Paco, que iban y venían por las escaleras, por los corredores, por la huerta, por toda la casa. ...

En la línea 12748
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿qué mando? Mi poder es espiritual. ...

En la línea 16534
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Lo único original allí era que Fulgosio juraba que su honor de soldado no le permitía autorizar un simulacro de desafío, y que el duelo a pistola y a tal distancia y a la voz de mando sin apuntar y entre dos primerizos, pues primerizo era también Mesía a pistola, sería la carabina de Ambrosio. ...

En la línea 1237
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... «Todo falso—continuaba diciéndose el joven—. Precisamente Juan de Borja moría asesinado en el momento de su descrédito, después de la derroca que le habían infligido los Orsinis en el combate de Soriano, cuando todos estaban convencidos, hasta su mismo padre, por más que lo ocultase, de que era un pobre príncipe de comedia, brillante, simpático, generoso, pero sin condiciones militares ni políticas. Incapacitado de ejercer en lo futuro ningún mando, toda la autoridad positiva de los Borgias iba viniendo a las manos de César. Este no necesitaba ya para conseguir sus fines hacer desaparecer al fracasado duque, crimen horrendo que le podía alienar en cambio el apoyo de su padre y de su familia.» ...

En la línea 1373
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Su Caballería constaba únicamente de trescientas lanzas al mando del capitán Ivés d'Allegre, el mismo que años antes había cautivado a Julia Farnesio. El bailío de Dijón mandaba una hueste de suizos y gascones, y a estas tropas de procedencia francesa había unido Borgia las compañías de los condottieri Tiberti y Ventivoglio. Además contaba con una legión de españoles, que ascendió algunas veces a tres mil combatientes figurando a su cabeza el noble valenciano don Hugo de Moncada que fue luego uno de los mejores capitanes de mar y tierra de Carlos V, pereciendo como almirante en una batalla naval. ...

En la línea 1424
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mostrábase el esposo de Lucrecia más inclinado a favor de su tío el rey de Nápoles que de la familia Borgia, y dicho monarca napolitano consideraba gran fortuna la posibilidad de que desapareciese César. Este era enemigo suyo y esperaba solamente que el rey de Francia avanzase contra Nápoles para unirse a. él. Ofendido, por su parte, el hijo del Papa a causa del menosprecio con que le habla tratado Federico cuando solicitó la mano de su hija, incitaba a Luis XII para que se apoderase de Nápoles cuanto antes. Convenía esta conquista a sus intereses políticos, esperando sacar de ella muchos territorios para aquella Italia futura unificada, bajo su mando. ...

En la línea 1593
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Claudio sintió una furia algo pueril, ocasionada por el brillo de aquel disco de cristal que juzgaba insolente. Se dio cuenta de que, si no había visto hasta aquella tarde a López Rallo, éste le conocía desde mucho antes, no pudiendo explicarse cuándo ni cómo. Indudablemente, estaba celoso de él. Lo consideraba el único hombre capaz de estorbar su tranquilidad de amante y sus posibilidades de convertirse en mando. ...

En la línea 489
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Lo referente a esta insigne dama lo sabe mejor que nadie Zalamero, que está casado con una de las chicas de Ruiz-Ochoa. Nos ha prometido escribir la biografía de su excelsa pariente cuando se muera, y entretanto no tiene reparo en dar cuantos datos se le pidan, ni en rectificar a ciencia cierta las versiones que el criterio vulgar ha hecho correr sobre las causas que determinaron en Guillermina, hace veinticinco años, la pasión de la beneficencia. Alguien ha dicho que amores desgraciados la empujaron a la devoción primero, a la caridad propagandista y militante después. Mas Zalamero asegura que esta opinión es tan tonta como falsa. Guillermina, que fue bonita y aun un poquillo presumida, no tuvo nunca amores, y si los tuvo no se sabe absolutamente nada de ellos. Es un secreto guardado con sepulcral reserva en su corazón. Lo que la familia admite es que la muerte de su madre la impresionó tan vivamente, que hubo de proponerse, como el otro, no servir a más señores que se le pudieran morir. No nació aquella sin igual mujer para la vida contemplativa. Era un temperamento soñador, activo y emprendedor; un espíritu con ideas propias y con iniciativas varoniles. No se le hacía cuesta arriba la disciplina en el terreno espiritual; pero en el material sí, por lo cual no pensó nunca en afiliarse a ninguna de las órdenes religiosas más o menos severas que hay en el orbe católico. No se reconocía con bastante paciencia para encerrarse y estar todo el santo día bostezando el gori gori, ni para ser soldado en los valientes escuadrones de Hermanas de la Caridad. La llama vivísima que en su pecho ardía no le inspiraba la sumisión pasiva, sino actividades iniciadoras que debían desarrollarse en la libertad. Tenía un carácter inflexible y un tesoro de dotes de mando y de facultades de organización que ya quisieran para sí algunos de los hombres que dirigen los destinos del mundo. Era mujer que cuando se proponía algo iba a su fin derecha como una bala, con perseverancia grandiosa sin torcerse nunca ni desmayar un momento, inflexible y serena. Si en este camino recto encontraba espinas, las pisaba y adelante, con los pies ensangrentados. ...

En la línea 859
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —No los mando, porque me da vergüenza de que salgan a la calle con tanto pingajo. ...

En la línea 1920
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Pero lo que daba cierto aspecto grandioso al gabinete era el retrato del difunto esposo de doña Lupe, colgado en el sitio presidencial, un cuadrángano al óleo, perverso, que representaba a D. Pedro Manuel de Jáuregui, alias el de los Pavos, vestido de comandante de la Milicia Nacional, con su morrión en una mano y en otra el bastón de mando. Pintura más chabacana no era posible imaginarla. El autor debía de ser una especialidad en las muestras de casas de vacas y de burras de leche. Sostenía, no obstante, doña Lupe que el retrato de Jáuregui era una obra maestra, y a cuantos lo contemplaban les hacía notar dos cosas sobresalientes en aquella pintura, a saber: que donde quiera que se pusiese el espectador los ojos del retrato miraban al que le miraba, y que la cadena del reloj, la gola, los botones, la carrillera y placa del morrión, en una palabra, toda la parte metálica estaba pintada de la manera más extraordinaria y magistral. ...

En la línea 1974
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Fuese el joven a su cuarto sin decir nada, y doña Lupe se quedó pensando en lo dócil que era. El rigor de su autoridad, que el muchacho acataba siempre con veneración, sería remedio eficaz y pronto del desorden de aquella cabeza. Bien lo decía ella. «En cuanto yo le doy cuatro gritos, le pongo como una liebre. Trabajo les mando a esas lobas que me le quieran trastornar». ...

En la línea 1465
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Hendon se retiró al lugar indicado, que era un hueco en la pared de palacio, con un banco de piedra, que servía de refugio a los centinelas cuando hacía mal tiempo. Apenas se había sentado, unos alabarderos, al mando de un oficial, pasaron por allí. El oficial lo vio, detuvo a sus hombres y ordenó a Hendon que lo siguiera. Él obedeció, y al instante lo arrestaron como individuo sospechoso que rondaba por las inmediaciones de palacio. Las cosas empezaban a ponerse feas. El pobre Miles iba a explicarse, pero el oficial le hizo callar ásperamente y ordenó a sus hombres que lo desarmaran y lo registrasen. ...

En la línea 1468
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¡Otro nuevo pretendiente a la corona! –exclamó el oficial–. En verdad que hoy crecen como conejos. Prended al tunante, muchachos, y ved de tenerle sujeto, mientras yo llevo adentro este precioso papel y se lo mando al rey. ...

En la línea 151
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Sabau! —llamó en seguida Sandokán—. Como fuiste el primero en saltar al junco detrás de mí, cuando haya muerto Patán tú le sucederás en el mando. ...

En la línea 220
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Patán y Giro Batol han muerto —le dijo—. Ahora a ti te corresponde el mando y yo te lo doy. ...

En la línea 291
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Era un europeo, a juzgar por el color de su piel. Parecía tener unos cincuenta años, era de alta estatura, ojos azules, y en sus modales se advertía el hábito del mando. ...

En la línea 2256
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Yo no sólo hubiera respetado su vida, sino que le hubiera dado un mando en el ejército de la India —dijo el teniente— Hombres tan audaces son muy raros hoy en día. ...

En la línea 1131
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... En 1791, el gobierno francés, inquieto por la suerte de las dos corbetas armó dos grandes navíos, Récherche y Esperance, que zarparon de Brest el 28 de septiembre, bajo el mando de Bruni d'Entrecasteaux. Dos meses después, se supo por la declaración de un tal Bowen, capitán del Albermale, que se habían visto restos de los buques naufragados en la costas de la Nueva Georgia. Pero ignorando D'Entrecasteaux tal comunicación, bastante incierta, por otra parte, se dirigió hacia las islas del Almirantazgo, designadas en un informe del capitán Hunter como escenario del naufragio de La Pérousse. ...

En la línea 1139
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Dumont d'Urville se había hecho, pues, a la mar, al mando del Astrolabe, y dos meses después que Dillon abandonara Vanikoro fondeaba ante Hobart Town. Fue allí donde se enteró de los hallazgos de Dillon y donde supo, además, que un tal James Hobbs, segundo del Union, de Calcuta, había desembarcado en una isla, situada a 8º 18' de latitud Sur y 156º 30'de longitud Este, y visto a los indígenas de la misma servirse de unas barras de hierro y de telas rojas. ...

En la línea 1146
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Mientras tanto, temeroso el gobierno francés de que Dumont d'Urville no se hubiese enterado de los hallazgos de Dillon, había enviado a Vanikoro a la corbeta Bayonnaise, al mando de Legoarant de Tromelin, desde la costa occidental de América donde se hallaba. Legoarant fondeó ante Vanikoro algunos meses después de la partida del Astrolabe. No halló ningún documento nuevo, pero pudo comprobar que los salvajes habían respetado el mausoleo de La Pérousse. ...

En la línea 2304
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... »Hacia el fin de 1702, España esperaba un rico convoy que Francia hizo escoltar por una flota de veintitrés navíos bajo el mando del almirante Cháteau Renault, para protegerlo de las correrías por el Atlántico de las armadas de la coalición. El convoy debía ir a Cádiz, pero el almirante, conocedor de que la flota inglesa surcaba esos parajes, decidió dirigirlo a un puerto de Francia. Tal decisión suscitó la oposición de los marinos españoles, que deseaban dirigirse a un puerto de su país, y que propusieron, a falta de Cádiz, ir a la bahía de Vigo, al noroeste de España, que no se hallaba bloqueada. El almirante de Cháteau Renault tuvo la debilidad de plegarse a esta imposición, y los galeones entraron en la bahía de Vigo. Desgraciadamente, esta bahía forma una rada abierta y sin defensa. Necesario era, pues, apresurarse a descargar los galeones antes de que pudieran llegar las flotas coaligadas, y no hubiera faltado el tiempo para el desembarque si no hubiera estallado una miserable cuestión de rivalidades. ¿Va siguiendo usted el encadenamiento de los hechos? ...

En la línea 412
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Yo, en cambio, no tengo buena cabeza. Por lo menos, Pip, y quiero hablarte con sinceridad, mi pobre madre era exactamente igual. Pasó toda su vida trabajando, hecha una esclava, matándose verdaderamente y sin lograr jamás la tranquilidad en su vida terrestre. Por eso yo temo mucho desencaminarme y no cumplir con mis deberes con respecto a una mujer, lo que tal vez ocurriría si tomara yo el mando de la casa, pues entonces, posiblemente, mi mujer y yo seguiríamos un camino equivocado, y eso no me proporcionaría ninguna ventaja. Créeme que con toda mi alma desearía mandar yo en esta casa, Pip; te aseguro que entonces no habrías de temer a «Thickler»; me gustaría mucho librarte de él, pero así es la vida, Pip, y espero que tú no harás mucho caso de esos pequeños percances. ...

En la línea 1086
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... La violenta lucha que se libraba en su interior desde la víspera no había concluido; a cada momento entraba en una nueva crisis. De súbito sacó su cartera, cogió un lápiz y un papel y escribió rápidamente estas palabras: 'Señor Magdalena, alcalde de M.' Se dirigió al portero, le dio el papel y le dijo con voz de mando: ...


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Más información sobre la palabra Mando en internet

Mando en la RAE.
Mando en Word Reference.
Mando en la wikipedia.
Sinonimos de Mando.

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