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La palabra insultos
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la palabra insultos

La palabra Insultos ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece insultos.

Estadisticas de la palabra insultos

Insultos es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 8828 según la RAE.

Insultos aparece de media 0.91 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la insultos en las obras de referencia de la RAE contandose 138 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Insultos

Cómo se escribe insultos o hinsultos?
Cómo se escribe insultos o inzultoz?


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece insultos

La palabra insultos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1608
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El nombre de éste sonaba sin cesar en el silencio del crepúsculo acompañado de toda clase de insultos. ...

En la línea 1611
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Creyó Batiste oír gritos ahogados de mujer, choque de muebles, algo que le hizo adivinar una lucha de la pobre Pepeta deteniendo a Pimentó, el cual quería salir para dar respuesta a sus insultos. ...

En la línea 1618
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Su cólera iba en aumento: rugía los insultos; sus ojos, inyectados, ya no podían ver; se tambaleaba como si estuviera ebrio. ...

En la línea 1620
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Su cólera, quebrantada, al fin, por tan horrible tensión, empezó a desvanecerse, y Batiste, repitiendo su rosario de insultos, sintió de pronto que su voz se ahogaba hasta convertirse en un gemido. ...

En la línea 1025
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La _Marquesita_, completamente ebria, insistía en sus insultos con la ferocidad de la mujer despreciada, pero sin separarse de él. ...

En la línea 1164
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Menos palabras e insultos, tía bruja. En lo de aquella noche, tuvo usté más curpa que yo. ...

En la línea 1699
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y los grupos comenzaron a desfilar en dirección opuesto a la ciudad; a perderse en la penumbra, sin querer oír los insultos de Juanón y los más exaltados. ...

En la línea 1714
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Sólo unos pocos levantaron la cabeza: Los demás siguieron adelante, insensibles a la ridícula agresión, deseando llegar cuanto antes al encuentro de los amigos. Los que eran de la ciudad reconocieron a la _Marquesita_, y al alejarse contestaron sus insultos con palabras tan clásicas como impúdicas. ¡Pero qué _punta_ aquella! De no ir de prisa, la hubieran dado una zurra por debajo de las enaguas... ...

En la línea 4460
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¿Dónde está _Perico_? Montó en su jaca y se fué en seguida a otra posada; pero la historia de su picardía corrió más que él, y no quisieron admitirlo en ninguna parte; volvió sobre sus pasos, y, al verme asomado a la ventana de la casa, lanzó un grito salvaje, me amenazó con el puño y salió al galope de la ciudad, perseguido por los gritos y los insultos de la gente. ...

En la línea 4502
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Recogieron muchas limosnas, y cuando al cerrar la noche pasaban por aquí, camino de su convento, disputaron sobre cuál de los dos había recogido más, empeñado cada uno en que había cumplido con su obligación mejor que el otro; al cabo, de las palabras vivas pasaron a los insultos, y de los insultos a los golpes. ...

En la línea 4502
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Recogieron muchas limosnas, y cuando al cerrar la noche pasaban por aquí, camino de su convento, disputaron sobre cuál de los dos había recogido más, empeñado cada uno en que había cumplido con su obligación mejor que el otro; al cabo, de las palabras vivas pasaron a los insultos, y de los insultos a los golpes. ...

En la línea 5145
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La prisión se decretaba: 1.º, por insultos al alguacil; 2.º, por repartir un libro impreso en Gibraltar. ...

En la línea 4709
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡seor ciruelo! —Déjese usted de insultos y explique por qué he de ser yo enemigo personal del Provisor. ...

En la línea 11053
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Menos insultos y más hechos. ...

En la línea 11100
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En Vetusta los insultos y murmuraciones en letras de molde llamaban mucho la atención. ...

En la línea 14562
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... A lo que iba, iba; todos aquellos insultos le sonaban como le sonarían a un náufrago los que le arrojasen desde tierra. ...

En la línea 116
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Ese día cuando cerró la noche, el príncipe se encontró metido en la parte más edificada de la ciudad. Su cuerpo estaba golpeado, sus manos sangraban y sus andrajos estaban sucios de lodo. Vagó más y más, cada vez más aturdido, y tan cansado y débil que apenas podía levantar los pies. Había cesado de hacer cualquier pregunta, puesto que sólo le ganaban insultos en lugar de información. Continuaba diciendo entre dientes: 'Offal Court, ése es el nombre. Si tan sólo pudiera encontrarlo antes de que mi fuerza se agote por completo y me derrumbe, estaré salvado, porque su gente me llevará al palacio y probara que no soy de los suyos, sino el verdadero príncipe; y tendré de nuevo lo que es mío.' Y de cuando en cuando su mente recordaba el trato que le habían dado los groseros muchachos del Hospital de Cristo, y decía: 'Cuando sea rey, no sólo tendrán pan y albergue, sino enseñanza con libros, porque la barriga llena vale poco cuando mueren de hambre la mente y el corazón. Guardaré esto muy bien en mi memoria: que la lección de este día no se pierda y por ello sufra mi pueblo; porque el aprender suaviza el corazón y presta gentileza y caridad.'[2] ...

En la línea 1033
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... La muchedumbre se agrupó en torno, amenazando al rey y lanzándole insultos. Un herrero fornido, con mandil de cuero y mangas arremangadas hasta los codos, quiso lanzarse sobre él, diciendo que iba a darle una paliza como lección, más en aquel instante centelló una espada en el aire cayó de plano con convincente fuerza sobre el brazo del hombre, en tanto que su estrambótico dueño decía, como quien no quiere la cosa: ...

En la línea 1308
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... El temible sir Hugo hizo dar vuelta a su caballo y, al apretar el paso, el muro viviente se dividió silenciosamente para abrirle paso, y tan silenciosamente se juntó de nuevo. Y así permaneció; ninguno llegó tan lejos como para aventurar una observación en favor del prisionero ni en alabanza, suya; mas no importaba: la ausencia de insultos era de por sí suficiente homenaje. Un recién llegado que no estaba al tanto de las circunstancias y que lanzó una burla al 'impostor', y estaba a punto de continuarla arrojándole un gato muerto, fue inmediatamente derribado y echado a puntapiés, sin palabra alguna, y luego el profundo silencio reinó de nuevo. ...

En la línea 1162
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¿Y quieres ser un caballero para vengarte de sus insultos, o para conquistarla?—me preguntó Biddy tranquilamente después de una pausa. ...

En la línea 1221
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »‑Lo voy a explicar. Mitri y yo estuvimos todo el día trabajando y, cuando nos íbamos a marchar, Mitri cogió un pincel empapado de pintura y me lo pasó por la cara. Después echó a correr escaleras abajo y yo fui tras él, bajando los escalones de cuatro en cuatro y lanzando juramentos. Cuando llegué a la entrada, tropecé con el portero y con unos señores que estaban con él y que no recuerdo cómo eran. El portero empezó a insultarme, el segundo portero hizo lo mismo; luego salió de la garita la mujer del primer portero y se sumó a los insultos. Finalmente, un caballero que en aquel momento entraba en la casa acompañado de una señora nos puso también de vuelta y media porque no los dejábamos pasar. Cogí a Mitri del pelo, lo derribé y empecé a atizarle. Él, aunque estaba debajo, consiguió también asirme por el pelo y noté que me devolvía los golpes. Pero todo era broma. Al fin, Mitri consiguió libertarse y echó a correr por la calle. Yo le perseguí, pero, al ver que no le podía alcanzar, volví al piso donde trabajábamos para poner en orden las cosas que habíamos dejado de cualquier modo. Mientras las arreglaba, esperaba a Mitri. Creía que volvería de un momento a otro. De pronto, en un rincón del vestíbulo, detrás de la puerta, piso una cosa. La recojo, quito el papel que la envuelve y veo un estuche, y en el estuche los pendientes.» ...

En la línea 1407
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... En uno de estos antros reinaba un estruendo ensordecedor. Se tocaba la guitarra, se cantaba y todo el mundo parecía divertirse. Ante la entrada había un nutrido grupo de mujeres. Unas estaban sentadas en los escalones, otras en la acera y otras, en fin, permanecían de pie ante la puerta, charlando. Un soldado, bebido, con el cigarrillo en la boca, erraba en torno de ellas, lanzando juramentos. Al parecer no se acordaba del sitio adonde quería dirigirse. Dos individuos desarrapados cambiaban insultos. Y, en fin, se veía un borracho tendido cuan largo era en medio de la calle. ...

En la línea 2049
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Y no hablemos de ése ‑dijo Raskolnikof, señalando a Rasumikhine‑. No ha recibido de mí sino insultos y molestias, y… ...

En la línea 3655
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Cálmese, señora, cálmese ‑dijo gravemente‑. Este asunto no le concierne en lo más mínimo. Nadie piensa acusarla de premeditación ni de complicidad, y menos habiendo sido usted misma la que ha descubierto el robo al registrarle los bolsillos. Esto basta para demostrar su inocencia… Me siento inclinado a ser indulgente ante un acto en que la miseria puede haber sido el móvil que ha impulsado a Sonia Simonovna. Pero ¿por qué no quiere usted confesar, señorita? ¿Teme usted al deshonor? ¿Ha sido la primera vez? ¿Acaso ha perdido usted la cabeza? Todo esto es comprensible, muy comprensible… Sin embargo, ya ve usted a lo que se ha expuesto… Señores ‑continuó, dirigiéndose a la concurrencia‑, dejándome llevar de un sentimiento de compasión y de simpatía, por decirlo así, estoy dispuesto todavía a perdonarlo todo, a pesar de los insultos que se me han dirigido. ...


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Más información sobre la palabra Insultos en internet

Insultos en la RAE.
Insultos en Word Reference.
Insultos en la wikipedia.
Sinonimos de Insultos.

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