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La palabra hablaron
Cómo se escribe

la palabra hablaron

La palabra Hablaron ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece hablaron.

Estadisticas de la palabra hablaron

Hablaron es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 9011 según la RAE.

Hablaron aparece de media 8.84 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la hablaron en las obras de referencia de la RAE contandose 1343 apariciones .

Algunas Frases de libros en las que aparece hablaron

La palabra hablaron puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 685
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Luego hablaron de sus asuntos particulares junto a la puerta de la catedral. ...

En la línea 1909
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Galiano se lo llevó al hueco de una ventana, y hablaron detenidamente, pero en voz muy baja, y como la habitación era inmensa, no pude oír palabra. ...

En la línea 3373
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El obispo de la ciudad—Lugo es sede episcopal—compró para sí dos ejemplares, y varios curas y frailes exclaustrados, en lugar de seguir el ejemplo de sus hermanos de León persiguiendo la obra, hablaron bien de ella y recomendaron su lectura. ...

En la línea 4494
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Finalmente, tanto hablaron y tanto bebieron los dos buenos escuderos, que tuvo necesidad el sueño de atarles las lenguas y templarles la sed, que quitársela fuera imposible; y así, asidos entrambos de la ya casi vacía bota, con los bocados a medio mascar en la boca, se quedaron dormidos, donde los dejaremos por ahora, por contar lo que el Caballero del Bosque pasó con el de la Triste Figura. ...

En la línea 1342
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Le hablaron de colegios, pero los aborrecía. ...

En la línea 1765
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Una tarde, tal vez creyendo que dormía la sobrinilla o sin recordar que estaba cerca, en el gabinete contiguo a su alcoba hablaron las dos hermanas de un asunto muy importante. ...

En la línea 7318
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El del gorro la alcanzó, la cogió por la saya de estameña y la obligó a detenerse; hablaron; él abría los brazos, ponía las manos sobre el corazón, besaba dos dedos en cruz; ella decía no con la cabeza. ...

En la línea 8452
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —En casa de Páez también le hablaron del escándalo del teatro. ...

En la línea 1671
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los cuatro padrinos le hablaron con cierta timidez. Su advesario lamentábase de lo ocurrido y olvidaba la ofensa recibida. Quería estrechar su mano. Claudio dejó de sonreír e hizo un gesto como si repeliese a un insecto invisible: «¡Ah, no!» ...

En la línea 1870
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Asintió Claudio con movimientos de cabeza, permaneciendo silencio?o. Lo mismo que había dicho Rosaura cuando se hablaron en el hotel. ...

En la línea 1004
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Durmió mal, pues el saboreo de su triunfo parecía repeler al sueño. Pero cuando descendió de su habitación universitaria, apreciando de antemano las felicitaciones de unos profesores y la envidia de otros, todo su orgullo triunfante se deshizo ante la realidad. Oyó aterrado lo que había hecho el gigante en la tarde anterior. Muchos de los que le hablaron habían asistido a la tertulia de Momaren y se mostraban congestionados aún por la indignación al recordar los proyectiles del gigante, algunas de cuyas salpicaduras habían llegado a ellos o a personas de sus familias. ...

En la línea 1065
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Algunos senadores rutinarios que veneraban el reglamento hablaron de votación, pero los más se opusieron, considerando que era inútil cuando todas las opiniones se mostraban unánimes. Y levantando una mano, votaron todos por aclamación la urgencia de quitarle los pantalones al Hombre-Montaña. ...

En la línea 1338
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Aun hablaron los dos un largo rato. El gigante acabó por olvidar los propios asuntos para que Ra-Ra le contase sus planes revolucionarios y sus esperanzas en el próximo triunfo. ...

En la línea 1382
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Cada uno comentó la noticia según la repulsión o la simpatía que le inspiraba el poeta. Los hubo que hablaron de un exceso de inspiración que, haciéndole olvidar la realidad, le había impulsado a arrojarse al agua. Otros, más malignos, suponían un suicidio por decepciones amorosas. ...

En la línea 2048
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Durante todo el almuerzo hablaron del servicio, y a cada cosa que decían miraban a Maximiliano como impetrando su asentimiento. El joven observó que su hermano estaba serio con él, pero aquella seriedad indicaba que le reconocía hombre, pues hasta entonces le trató siempre como a un niño. El estudiante esperaba burlas, que era lo que más temía, o una reprimenda paternal. Ni una cosa ni otra se apuntaba en el lenguaje indiferente y frío de Juan Pablo. Este, después de almorzar, sintiose amagado de la jaqueca y se echó de muy mal humor en su cama. Toda la tarde y parte de la noche estuvo entre las garras de aquella desazón más molesta que grave. No eran sus ataques tan penosos como los de Maximiliano, y generalmente le era fácil anegar el dolor hemicráneo en la onda del sueño. Ya sabía que el cansancio de los viajes consecutivos le producía el ataque, y que este se pasaba en la noche mas no por esto lo llevaba con paciencia. Renegando de su suerte estuvo hasta muy tarde, y al fin descansó con sosegado sueño. ...

En la línea 2065
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Los dos hermanos mayores almorzaron juntos, mas no hablaron ni palotada de política, por no chocar con doña Lupe. Precisamente Nicolás fue quien metió a Juan Pablo por el aro carlista, prometiéndole villas y castillos. Habíale dado recomendaciones para elevadas personas del Cuartel Real y para unos clérigos de caballería que residían en Bayona. Pero nada, como digo, se habló en la mesa. No se les ocultaba que su tía sabía hacer guardar los respetos debidos a la entidad de Jáuregui, presente siempre en la casa por ficción mental, de que era símbolo el feo retrato que en el gabinete estaba. Hablaban del tiempo, de lo mal que se vivía en Toledo, de que el viento se había llevado toda la flor del albaricoque, y de otras zarandajas, honrando sin melindres el buen almuerzo. ...

En la línea 2387
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Un día sorprendió a Mauricia en la carbonera fumándose un cigarrillo, cosa ciertamente fea e impropia de una mujer. La coja no se apresuró a quitarle el cigarro de la boca, como parecía natural. Sólo le dijo: «¡Qué cochina eres! No sé cómo te puede gustar eso. ¿No te mareas?». Mauricia se reía; y cerrando fuertemente un ojo porque el humo se le había metido en él, miró a la monja con el otro, y alargándole el cigarro, le dijo: «Pruebe, señora». ¡Cosa inaudita! Sor Marcela dio una chupada y después arrojó el cigarro, haciendo ascos, escupiendo mucho y poniendo una cara tan fea como la de esos fetiches monstruosos de las idolatrías malayas. Mauricia lo recogió y siguió chupando, alternando un ojo con otro en el cerrarse y en el mirar. Después hablaron de la procedencia del pitillo. La otra no quería confesarlo; pero la madrecita, que sabía tanto, le dijo: «Los albañiles te lo han tirado desde la obra. No lo niegues. Ya te vi haciéndoles garatusas. Si la Superiora sabe que andas en telégrafos con los albañiles, buena te la arma… y con razón. Tira ya el tabacazo, indecente… ¡Ay, qué asco! Me ha dejado la boca perdida. No comprendo cómo os puede gustar ese ardor, ese picor de mil demonios. Los hombres, como si no tuvieran bastantes vicios, los inventan cada día… ». Mauricia tiró el cigarro y apagolo con el pie. ...

En la línea 2846
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Un día hablaron también de Jacinta… No gustaba Juan que la conversación fuese llevada a este terreno; pero Fortunata, siempre que tenía ocasión, íbase a él derecha. A sus preguntas, contestaba el otro evasivamente. ...

En la línea 610
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Se detuvieron y hablaron en voz baja. ...


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Más información sobre la palabra Hablaron en internet

Hablaron en la RAE.
Hablaron en Word Reference.
Hablaron en la wikipedia.
Sinonimos de Hablaron.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Hablaron

Cómo se escribe hablaron o hablarron?
Cómo se escribe hablaron o havlaron?
Cómo se escribe hablaron o ablaron?

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