La palabra Epidermis ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece epidermis.
Estadisticas de la palabra epidermis
La palabra epidermis no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE
Errores Ortográficos típicos con la palabra Epidermis
Cómo se escribe epidermis o hepidermis?
Cómo se escribe epidermis o epiderrmis?
Cómo se escribe epidermis o epidermiz?

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece epidermis
La palabra epidermis puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1381
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Luis no estaba menos turbado que su pareja. Respiraba sofocado por el peso de la moza. Estremecíase con el contacto fresco y suave de sus brazos, con el perfume de hermosura sana, que parecía surgir en chorro voluptuoso del escote de su pecho. El soplo de sus labios le erizaba la epidermis del cuello, esparciendo un estremecimiento por todo su cuerpo... Cuando, abrumado por el cansancio, volvió a Mariquita a su asiento, la muchacha quedó tambaleando, pálida, con los ojos cerrados. ...
En la línea 1523
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Comenzaba a ocultarse el sol. Se veía el disco de color de cereza, detrás de las ramas del olivar, como al través de una celosía negra. Sus últimos rayos, a ras de tierra, coloreaban con un resplandor anaranjado la columnata de troncos de los olivos, las marañas de plantas de la tierra, las curvas del cuerpo de la moza tendido en el suelo. La punzante película de las chumberas erizábase como una epidermis luminosa. ...
En la línea 1652
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Toda la horda de la miseria acudía a la cita. Eran hombres tostados, enjutos, sin la más leve ondulación de grasa bajo la lustrosa epidermis. ...
En la línea 1922
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —¡El veneno de los Borgias!… Ya sabes cómo lo fabricaban; una invención absurda, digna de la Medicina y la Farmacopea de aquellos tiempos, si es que realmente se puso en práctica alguna vez. Hartaban a un cerdo de alimentos cargados de arsénico; luego lo apaleaban, y la baba que iba soltando la recogían para que sirviese de veneno. Es cierto que el arsénico deja sus huellas en los envenenados; pero más discretas, menos visibles y escandalosas que las mencionadas por los enemigos de los Borgias. Cuando un cardenal o un gran señor moría cubierto de pústulas o grandes abcesos con numerosos orificios, era voz general que lo había matado el veneno de los Borgias. ¡Como si de faltarles este veneno no hubiesen llegado a morir nunca! ¡Como si no existiesen enfermedades entonces!… Precisamente acababa de aparecer la terrible dolencia vergonzosa que tú sabes, extendiéndose por toda Europa, sin respetar a papas ni reyes. Para su curación se recetan los remedios más extravagantes. Tampoco se conocía la verdadera naturaleza de la diabetes, y hay que pensar la vida de continuo banqueteo y excesos en bebidas y dulces que llevaban los proceres y prelados del Renacimiento. Apenas enfermaba alguno de ellos, perdiendo sus fuerzas y cubriéndose el cuerpo de abscesos, se atribuían dichos tumores al veneno de los Borgias. Era el resto del tósigo que se escapaba por la epidermis, y el único remedio, según la Medicina de la época, consistía en beber caldo de culebra negra o buscar centenares de perros, gatos o gallos, abriéndolos vivos para aplicarlos con todo su calor sobre el enfermo. ...
En la línea 5299
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... De aquel anciano chocho y que más bien parecía un niño, no podía la esposa de Rubín esperar ya ninguna protección ni amparo moral. Sólo en muy contados momentos lúcidos se revelaba en él un recuerdo vago de lo que había sido. Le lloró por muerto con verdadera efusión de hija desconsolada, y se aterraba de la orfandad en que iba a quedar cuando más necesitaba de una persona sesuda y discreta que la dirigiera. La impresión de vacío y soledad que sacó de la casa, poníala en grandísima tristeza. En la Cava Baja pasó por junto a un pianito que tocaba aires de ópera con ritmo picante y amoroso. Esta música le llegaba al alma. Parose un rato a oírla, y se le saltaron las lágrimas. Lo que sentía era como si su espíritu se asomara al brocal de la cisterna en que estaba encerrado, y desde allí divisara regiones desconocidas. La música aquella le retozaba en la epidermis, haciéndola estremecer con un sentimiento indefinible que no podía expresarse sino llorando. «Yo debo de ser muy bruta—pensó, alejándose—, porque me gusta más esta música de los pianitos de la calle que la pieza que toca Olimpia, y que dicen que es cosa tan buena. A mí me parece que, cuando la oigo, me aporrean los oídos con la mano del almirez». ...

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Más información sobre la palabra Epidermis en internet
Epidermis en la RAE.
Epidermis en Word Reference.
Epidermis en la wikipedia.
Sinonimos de Epidermis.
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