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La palabra enemiga
Cómo se escribe

la palabra enemiga

La palabra Enemiga ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece enemiga.

Estadisticas de la palabra enemiga

Enemiga es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 15517 según la RAE.

Enemiga aparece de media 4.33 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la enemiga en las obras de referencia de la RAE contandose 658 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Enemiga

Cómo se escribe enemiga o henemiga?
Cómo se escribe enemiga o enemija?

Más información sobre la palabra Enemiga en internet

Enemiga en la RAE.
Enemiga en Word Reference.
Enemiga en la wikipedia.
Sinonimos de Enemiga.


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece enemiga

La palabra enemiga puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1666
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... » A todos alcanzaba algo de responsabilidad en esta muerte; pero cada uno, con hipócrita egoísmo, atribuía al vecino la principal culpa de la enconada persecución, cuyas consecuencias habían caído sobre el pequeño; cada comadre inventaba una responsabilidad para la que tenía por enemiga. ...

En la línea 2194
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Entraba en tierra extranjera, y como soldado que se prepara a combatir apenas cruza la frontera enemiga, Batiste buscó en su faja las municiones de guerra, dos cartuchos con bala y postas, fabricados por él mismo, y cargó su escopeta. ...

En la línea 7150
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Había más: su puerto era la primera puerta abierta a los ingleses en el reino de Francia; y al cerrarlo a Inglaterra, nues tra eterna enemiga, el cardenal acababa la obra de Juana de Arco y del duque de Guisa. ...

En la línea 8654
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿Lo había traicionado? ¿Estaba muerta? En cualquier caso la conocía lo bas-tante como para saber que actuando a su favor o contra él, amiga o enemiga, ella no permanecía inmóvil sin grandes impedimentos. ...

En la línea 9924
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Más tarde se verá que esta impaciencia de dirigirse a Paris tenía por causa el peligro que debía correr la señora Bonacieux al encontrarse en el convento de Béthune con Milady, su enemiga mortal. ...

En la línea 10044
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¿Vos no sois enemiga de nuestra santa fe? -dijo ella balbuceando. ...

En la línea 2274
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... A quien tememos es a ciertos pícaros de esta ciudad, que están reñidos con el amo, y le asesinarían con toda su familia si se les presentase ocasión.» Iba yo a preguntar la razón de esta enemiga, cuando un hombre corpulento bajó corriendo, con una luz en la mano, la escalera de piedra que conducía al interior de la casa. ...

En la línea 735
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Allí me dijo él que vio la vez primera a aquella enemiga mortal del linaje humano, y allí fue también donde la primera vez le declaró su pensamiento, tan honesto como enamorado, y allí fue la última vez donde Marcela le acabó de desengañar y desdeñar, de suerte que puso fin a la tragedia de su miserable vida. ...

En la línea 762
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Diré que la enemiga siempre mía hermosa el alma como el cuerpo tiene, y que su olvido de mi culpa nace, y que, en fe de los males que nos hace, amor su imperio en justa paz mantiene. ...

En la línea 1731
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo. ...

En la línea 1929
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ¡Oh memoria, enemiga mortal de mi descanso! ¿De qué sirve representarme ahora la incomparable belleza de aquella adorada enemiga mía? ¿No será mejor, cruel memoria, que me acuerdes y representes lo que entonces hizo, para que, movido de tan manifiesto agravio, procure, ya que no la venganza, a lo menos perder la vida?» No os canséis, señores, de oír estas digresiones que hago; que no es mi pena de aquellas que puedan ni deban contarse sucintamente y de paso, pues cada circunstancia suya me parece a mí que es digna de un largo discurso. ...

En la línea 15291
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ignoraba por ejemplo que Petra podía permitirse el lujo de servirle bien a él sin pensar en el interés, sin más pago que el del amor con que el gallo vetustense ya no podía ser manirroto: no era Petra enemiga del vil metal, ni la ambición de mejorar de suerte y hasta de esfera, como ella sabía decir, era floja pasión en su alma, concupiscente de arriba abajo; pero en Mesía no buscaba ella esto; le quería por buen mozo, por burlarse a su modo del ama, a quien aborrecía por hipócrita, por guapetona y por orgullosa; le quería por vanidad, y en cuanto a servirle en lo que él deseaba, también a ella le convenía por satisfacer su pasión favorita, después de la lujuria acaso, por satisfacer sus venganzas. ...

En la línea 5810
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Pues lo que has hecho esta tarde favorece a tu enemiga—afirmó Rubín con severidad de médico, aguardando el efecto que tales palabras habían de hacer en ella—. Sí; favorece a tu enemiga. Tú eres tonta y no conoces la naturaleza humana. Yo, desde que entré en esta gran crisis de la razón, todo lo veo claro, y la naturaleza humana no tiene secretos para mí. ...

En la línea 5810
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Pues lo que has hecho esta tarde favorece a tu enemiga—afirmó Rubín con severidad de médico, aguardando el efecto que tales palabras habían de hacer en ella—. Sí; favorece a tu enemiga. Tú eres tonta y no conoces la naturaleza humana. Yo, desde que entré en esta gran crisis de la razón, todo lo veo claro, y la naturaleza humana no tiene secretos para mí. ...

En la línea 6071
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Bajó, pues, la santa, y encontró a su amiga un poco adusta, observando los cariñosos extremos de Jacinta con aquel canario de alcoba que estaba en su poder, como si se lo hubiera encontrado en la calle o se lo hubieran puesto en una cesta a la puerta de su casa. Algo le decían también a la señora de Santa Cruz las facciones del chiquitín; pero escarmentada y previsora, se contenía por no incurrir en la ridiculez de un chasco semejante al de marras. Estaba, pues, la señora, indecisa, sin resolverse a entusiasmarse; y las razones que Guillermina le dio para convencerla no la sacaron de aquella actitud reservada y suspicaz. Los afectos que se desbordaban del corazón de la Delfina eran combinación armoniosa de alegría y de pena, por las circunstancias en que aquella tierna criatura había ido a sus manos. No podía apartar su pensamiento de la persona que un poco más arriba, en la misma casa, había dejado de existir aquella mañana, y se maravillaba de notar en su corazón sentimientos que eran algo más que lástima de la mujer sin ventura, pues entrañaban tal vez algo de compañerismo, fraternidad fundada en desgracias comunes. Recordaba, sí, que la muerta había sido su mayor enemiga; pero las últimas etapas de la enemistad y el caso increíble de la herencia del Pituso, envolvían, sin que la inteligencia pudiera desentrañar este enigma, una reconciliación. Con la muerte de por medio, la una en la vida visible y la otra en la invisible, bien podría ser que las dos mujeres se miraran de orilla a orilla, con intención y deseos de darse un abrazo. ...

En la línea 1982
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... El cañoneo siguió con más furia. No obstante aquella peligrosa granizada, Sandokán no se movía. Miraba con frialdad a la nave enemiga y sonreía cada vez que una bala pasaba silbando cerca de él. ...

En la línea 2105
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Odiada flota enemiga, hoy me vencerás! —exclamó. Miró un instante a su alrededor, con profunda tristeza.-¡Tigres, a limpiar el mar de enemigos! -gritó-. ¡Fuego! ...


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