La palabra Doble ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Niebla de Miguel De Unamuno
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
Amnesia de Amado Nervo
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece doble.
Estadisticas de la palabra doble
Doble es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 1031 según la RAE.
Doble tienen una frecuencia media de 87.85 veces en cada libro en castellano
Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la doble en 150 obras del castellano contandose 13353 apariciones en total.
Más información sobre la palabra Doble en internet
Doble en la RAE.
Doble en Word Reference.
Doble en la wikipedia.
Sinonimos de Doble.

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece doble
La palabra doble puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 720
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los viñadores, rígidos en su doble fila, se quitaron los sombreros saludando al amo. Dupont sonrió satisfecho, y el sacerdote hizo lo mismo, abarcando en una mirada de protectora conmiseración a los jornaleros. ...
En la línea 1677
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Era _Alcaparrón_, con el doble sombrero hundido basta las orejas, moviendo su cuerpo, con femenil contoneo, dentro del traje haraposo. Los gañanes acogíanlo con risas. ¿Él también allí?... Le darían un fusil cuando entrasen en la ciudad; a ver si se batía con los burgueses como un valiente. ...
En la línea 355
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Capítulo IIILa audienciaElseñor de Tréville estaba en aquel momento de muy mal humor; sin embargo, saludó cortésmente al joven, que se inclinó hasta el sue lo, y sonrió al recibir su cumplido, cuyo acento bearnés le recordó a la vez su juventud y su región, doble recuerdo que hacesonreír al hom bre en todas las edades. ...
En la línea 837
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Biscarat y Porthos acababan de hacer un golpe doble: Porthos ha bía recibido una estocada atravesándole el brazo, y Biscarat atravesándole el muslo. ...
En la línea 1724
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... mientr as bajaba la escalera, oyó la puerta cerrarse tras él con doble vuelta de llave. ...
En la línea 2003
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El capuchón de la mujer estaba vuelto, el hombre te nía su pañuelo sobre su rostro; los dos, esa doble precaución lo indicaba, los dos te nían, pues, interés en no ser reconocidos. ...
En la línea 210
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Se ha proyectado en otros tiempos estender ese estanco á todas las provincias del Archipiélago; pero no se ha llevado á efecto, porque las autoridades han considerado que los productos de varias islas no compensarian los gastos de administracion y resguardo del ramo; pero este cálculo es muy errado, porque ademas de que esa falta de productos es un mal pasajero en los primeros años del establecimiento de los estancos, y hasta que estos no se regularicen, la sola prohibicion de sembrar libremente tabaco en las islas exentas hasta hoy, estinguiria el foco del gran contrabando que se hace en las provincias de la isla de Luzon, y este solo aumentaria un doble cuando menos los consumos de los estancos de ésta. ...
En la línea 373
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... La solicitud de los administradores de correos en Filipinas para que las cartas todas venidas del estranjero y en barcos del mismo se lleven á su oficina y devenguen portes como las otras conducidas por buques españoles, no es nueva, y aun administrador hubo que solicitára porte doble; mas esto no es del caso: es lo cierto que desde que el correo en Filipinas empezó á regularizarse, los administradores todos hicieron á su ingreso la pretension antedicha, habiéndose puesto mas de una vez en ejecucion, y siempre se ha revocado: ¿por que ha sucedido asi? no alcanzamos otra razon que traer en respuesta, sino que el perjuicio para el comercio era efectivo, pues de no ser asi, la medida hubiera sido adoptada y hubiera continuado cuando llegó á establecerse; ha sucedido lo contrario, luego la consecuencia es lejítima, que era perjudicial y onerosa al comercio. ...
En la línea 437
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Partiendo de este concepto, prescindiremos del mérito de los electos, de las virtudes que adornan al padre de uno, porque no hacen al caso en las circunstancias presentes, y del que haya podido adquirir otro en sus especulaciones de comercio y viajes á Filipinas, de que da noticia el empleado en el ramo de correos, cuya asercion parece tiende á mellar méritos reconocidos, á fin de hacer pasar mas fácilmente alusiones que están fuera de las reflexiones censuradas, olvidándose á la vez de que la primera autoridad de las Islas es superintendente de correos, bajo cuyo doble carácter comunica órdenes, que en concepto del que dice deben obedecer fielmente los administradores de correos, ora sean, ora dejen de ser empleados de la secretaría de gobierno. ...
En la línea 3078
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero aunque son los _arrieros_ más fieles de España, distan mucho de ser desinteresados; en general, cobran por el transporte de mercancías el doble, cuando menos, de lo que a otros del mismo oficio les parecería suficiente recompensa. ...
En la línea 5711
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... No lo vendería ni por el doble; pero los ladrones carlistas le han echado el ojo y temo que el día menos pensado crucen el río y se metan en Villaseca para apoderarse de mi caballo, la «flor de España». ...
En la línea 61
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Aprovecho estas observaciones para agregar algunas otras acerca del color de los mares, producido por causas orgánicas. En la costa de Chile, a pocas leguas al norte de la Concepción, el Beagle atravesó un día grandes zonas de agua fangosa muy parecida a la de un río aumentado de caudal por las lluvias; otra vez, a 50 millas de tierra y a un grado al sur de Valparaíso, tuvimos ocasión de ver el mismo colorido en un espacio aún más extenso. Este agua, puesta en un vaso, presentaba un matiz rojizo pálido; examinándola con el microscopio, veíase llena de animalillos, que iban en todas direcciones y a menudo hacían explosión. Presentan una forma oval; están estrangulados en su parte media por un anillo de pestañas vibrátiles curvas. Sin embargo, es muy difícil examinarlos bien, pues en cuanto cesan de moverse, hasta en el momento de cruzar por el campo visual del microscopio, hacen explosión. Algunas veces estallan al mismo tiempo ambas extremidades y otras una sola de ellas; de su cuerpo sale cierta cantidad de materia granulosa grosera y pardusca. Un momento antes de estallar el animal se hincha hasta hacerse doble de grueso que en el estado normal, y la explosión ocurre unos quince segundos después de haber cesado el movimiento rápido de propulsión hacia adelante; en algunos casos, un movimiento rotatorio alrededor del eje rotatorio precede algunos instantes a la explosión. Unos dos minutos después de haber sido aislados, por grande que sea su número, en una gota de agua, perecen todos de la manera que acabo de indicar. Estos animales se mueven con el extremo más estrecho hacia adelante; sus pestañas vibrátiles les comunican el movimiento, y suelen caminar con saltos rápidos. Son en extremo pequeños, y absolutamente invisibles a simple vista; en efecto, sólo ocupan una milésima de pulgada cuadrada. Existen en infinito número, pues la más pequeña gota de agua contiene una cantidad grandísima. En un solo día atravesamos dos puntos donde el agua tenía ese color, y uno de ellos ocupaba una superficie de varias millas cuadradas. ¡Cuál será, pues, el número de esos animale microscópicos! Vista el agua a alguna distancia, tiene un color rojo análogo al de la de un río que cruza por una comarca donde hay cretas rojizas; en el espacio donde se proyectaba la sombra del buque, el agua adquiría un matiz tan intenso como el chocolate; por último, podía distinguirse con claridad la línea donde se juntaban el agua roja y el agua azul. Desde algunos días antes el tiempo estaba muy tranquilo y el océano rebosaba, digámoslo así, de criaturas vivientes. ...
En la línea 184
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... De acuerdo con los chimangos, intentan arrancar las costras que se forman en las heridas de los caballos y las mulas han podido hacerse en los lomos. Por un lado el pobre animal con las orejas colgando y encorvado er espinazo, por otro lado el ave amenazadora echando miradas de gula a esta presa asquerosa: todo ello forma un cuadro, descrito por el capitán Head con su ingenio y su exactitud habituales. Estas falsas águilas rarísimas veces atacan a un cuadrúpedo o a un ave vivos. Quien ha tenido ocasión de pasar la noche tumbado entre su manta en las desoladas llanuras de la Patagonia, cuando por la mañana abre los ojos y se ve rodeado a distancia por esas aves que le vigilan inmediatamente comprende las costumbres de buitre de esos comedores de carnaza; por supuesto, este es uno de los caracteres de aquellos países que no se olvida con facilidad y que reconoce todo el que los ha recorrido. Si un grupo de hombres va de caza, juntamente con caballos y con perros; muchas de esas aves les acompañan toda la jornada. En cuanto la carrancha se ha hartado, su buche desnudo se proyecta adelante; entonces (como siempre, por otra parte) está inactiva, pesada, floja; su vuelo perezoso y lento se parece al de la grulla inglesa; rara vez se cierne en los aires; sin embargo, dos veces vi a una de ellas cerniéndose a gran altura; entonces parecía moverse en el aire con mucha facilidad. En vez de saltar corre, pero no con tanta rapidez como algunas de sus congéneres. A veces, aunque muy pocas, deja oír la carrancha un grito; ese grito, fuerte, muy penetrante y singularísimo, puede compararse al sonido de la g gutural española seguido por una doble rr; cuando prorrumpe en ese grito eleva la cabeza cada vez más, hasta que, a la postre y abierto el pico cuan grande es, el vértice de la cabeza casi toca a la parte inferior de su dorso. Este hecho se ha negado; pero he podido observar frecuentemente a esas aves con la cabeza tan echada hacia atrás, que casi forman un círculo. Apoyándome en la elevada autoridad de Azara puedo añadir a estas observaciones: que la carrancha se alimenta de gusanos, moluscos acuáticos, limacos, saltamontes y ranas; que mata a los corderillos arrancándoles el cordón umbilical; y que persigue al gallinazo con tanto encarnizamiento, que este último se ve obligado a expeler la carnaza tragada por él recientemente. Azara afirma que a menudo se reúnen cinco o seis carranchas para dar caza a grandes aves y aun a las garzas reales. Todos estos hechos prueban que este ave es muy variable en sus gustos y que está dotada de una gran espontaneidad. ...
En la línea 226
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El país que recorremos al otro día es enteramente semejante al que habíamos recorrido la víspera. Muy pocas aves, muy pocos animales habitan en él. De vez en cuando se ve un ciervo o un guanaco (Llama salvaje); pero el agutí (Cavia patagónica) es el más común de todos los cuadrúpedos. Este animal se asemeja a nuestra liebre, aun cuando difiere de este género en muchos caracteres esenciales; por ejemplo, no tiene más que tres dedos en las patas traseras. Adquiere también doble tamaño que la liebre, pues pesa de 20 a 25 libras. El agutí es el verdadero amigo del desierto; a cada instante vemos dos o tres de estos animales saltando uno tras otro a través de estas llanuras silvestres. Se extienden al norte hasta la sierra Tapalguen (latitud, 370 30'), punto donde la llanura se hace de pronto más húmeda y más verde; el límite meridional de su vivienda está entre Puerto-Deseado y el puerto San Julián, aun cuando la naturaleza del paisaje no cambia en nada. Es de advertir que aunque el agutí ya no se encuentra en ningún punto más al sur del puerto San Julián, el capitán Wood vio en este sitio grandísimo número de ellos durante su viaje en 1670. ¿Qué causa ha podido modificar en una región salvaje,, desierta y tan escasamente visitada como esta, la habitación de este animal? Fundándose en el número de agutís que el capitán Wood mató en un solo día en Puerto-Deseado, parece también que dichos animales eran allí mucho más numerosos entonces que ahora. En todas partes donde habita la viscacha, este animal hace galerías, y el agutí se sirve de ellas; pero en los lugares donde no se encuentra la viscacha, como en Bahía Blanca, el mismo agutí hace minas. Igual acontece con el pequeño búho de las Pampas (Athene cunicularia), descrito tan a menudo, como estando de centinela a la entrada de las conejeras; en efecto, en la banda oriental, donde no hay viscachas, ese ave se ve obligada a hacerse ella misma su guarida en tierra. ...
En la línea 227
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Al siguiente día por la mañana, conforme nos acercamos más al río Colorado, advertimos un cambio en la naturaleza del país. Bien pronto llegamos a una llanura que por su hierba, sus flores, el alto trébol que la cubre y el número de búhos pequeños que ella habitan se parece muchísimo a las Pampas. Atravesamos también un pantano fangoso de gran 'extensión; este pantano se seca en estío y entonces se encuentran en él numerosas incrustaciones de diferentes sales; de ahí proviene, sin duda, el llamarle un salitral. Este pantano se hallaba entonces cubierto de plantas bajas, vigorosas, parecidas a las que crecen en las orillas del mar. El Colorado tiene unos 60 metros de anchura en el sitio por donde lo cruzamos; por lo común suele tener doble anchura que ésta. El río tiene un lecho muy tortuoso, indicado por sauces y cañaverales. Dijéronme que en línea recta distábamos nueve leguas de la desembocadura, por agua hay 25 leguas. Nuestro paso en canoa se retardó por un incidente que no dejó de presentarnos un espectáculo bastante curioso: inmensos rebaños de yeguas atravesaban el río a nado, con el fin de seguir a una división del ejército al interior. Nada más cómico que el ver esos cientos y miles de cabezas, vueltas todas en la misma dirección, con las orejas erguidas, con las ventanas de la ...
En la línea 3158
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Los más listos algo sospechaban, pero no se protestaba, se procuraba sacar tajada doble, aprovechando el secreto. ...
En la línea 4019
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Alguna otra vez había pasado la Regenta por allí a tales horas, pero en esta ocasión, con una especie de doble vista, creía ver, sentir allí, en aquel montón de ropa sucia, en el mismo olor picante de la chusma, en la algazara de aquellas turbas, una forma de placer del amor; del amor que era por lo visto una necesidad universal. ...
En la línea 4486
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Al acercarse a la puerta, pegado a la pared, por huir del fango, Mesía creyó sentir la corazonada verdadera, la que él llamaba así, porque era como una adivinación instantánea, una especie de doble vista. ...
En la línea 4635
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Su doble misión de hombre de gobierno en la diócesis y sabio de la catedral le imponía un trabajo abrumador; además, era un clérigo de mundo; recibía y devolvía muchas visitas, y este cuidado, uno de los más fastidiosos, pero de los más importantes, le robaba mucho tiempo. ...
En la línea 71
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Este año de vida común con una millonaria empezaba a quebrantar su fortuna. Había gastado más del doble de sus rentas, pidiendo frecuentes adelantos al administrador que tenía en Madrid. No amaba el juego, y se veía obligado a jugar en Montecarlo, en Niza o en Cannes, perdiendo siempre. ...
En la línea 140
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Muy interesante don Baltasar!… Tenía para ella el doble atractivo de conocerlo a través de los relatos de Claudio y de pertenecer a la Iglesia, pues la bella señora mezclaba con una vida de incesantes diversiones, verdaderamente pagana, una adhesión inquebrantable al catolicismo. Su alma siempre movediza necesitaba una continua renovación de sensaciones, y anunció de pronto el deseo de marcharse. ...
En la línea 816
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Dicha señora había quedado viuda con un solo hijo, y era muy dada a la vida elegante, ostentando vanidosamente su doble calidad de Borgia y de Orsini. Para el Vicecanciller representaba una buena suerte tenerla a mano, y le confió la educación de sus cuatro hijos en el palacio que ella poseía en Roma, cerca de Monte Giordano. ...
En la línea 987
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Tran grande era aún el prestigio del Papa, que el rey de Francia no osó atacarlo ni deponerlo, como le aconsejaban Juliano de la Rovere, Ascanio Sforza y tres cardenales más que figuraban en su séquito. Temía el descontento que pudieran provocar dichos actos en Francia y fuera de ella. Al mismo tiempo, el Pontífice y sus cardenales se daban cuenta de que el castillo de Sant' Angelo no podría resistir un verdadero asalto, y esta doble consideración hizo que por ambas partes se reanudasen las conferencias, poniéndose de acuerdo, finalmente, el 15 de enero. ...
En la línea 345
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pasó un automóvil con dos torres negras unidas por un doble puente de acero del mismo color y que tenían en su parte alta dos lentejas de cristal a guisa de tejados. El inventario explicaba que estas torres gemelas eran un aparato óptico por medio del cual los Hombres-Montañas podían ver a largas distancias. Pero los profesores de la Universidad Central sabían en tal materia mucho más que los gigantes. ...
En la línea 911
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Al quedar solo, el gigante se movió con lentos pasos a lo largo de la Universidad, cuyas balaustradas finales le llegaban a los hombros. No veía ningún edificio que pudiera servirle de asiento. Apoyo un codo en un alero mientras descansaba en su diestra la sudorosa frente, y al momento echó abajo tres estatuas de doble tamaño natural que adornaban la balaustrada, representando a otras tantas heroínas de la Verdadera Revolución. ...
En la línea 1359
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... No se equivocaba. A través de sus párpados entornados vio como el grupo de hombres iba desatando la barra mortífera, poniéndola en posición horizontal. Su tamaño era el doble que la estatura de ellos. ...
En la línea 505
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Pues yo… ¿Quiere usted dos vigas de hierro de doble T que me sobraron de la casa de la Carrera? ...
En la línea 506
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¿Pues no las he de querer? Yo lo tomo todo, hasta una llave vieja, para cuando se acabe el edificio. ¿Saben ustedes lo que me llevé ayer a casa? Cuatro azulejos de cocina, un grifo y tres paquetitos de argollas. Todo sirve, amigos. Si en algún tejar me dan cuatro ladrillos, los acepto y a la obra con ellos. ¿Ven ustedes cómo hacen los pájaros sus nidos? Pues yo construiré mi palacio de huérfanos cogiendo aquí una pajita y allá otra. Ya se lo he dicho a Bárbara, no ha de tirar ni un clavo, aunque esté torcido, ni una tabla, aunque esté rota. Los sellos de correo se venden, las cajas de cerillas también… ¿Con qué creen ustedes que he comprado yo el gran lavabo que tenemos en el asilo? Pues juntando cabos de vela y vendiéndolos al peso. El otro día me ofrecieron una petaca de cuero de Rusia. «¿Para qué le sirve eso?» dirán estos señores. Pues me sirvió para hacer un regalo a uno de los delineantes que trabajan en el proyecto… ¿Ven ustedes a este marqués de Casa-Muñoz, que me está oyendo y me ha ofrecido dos vigas de doble T? Bueno: ¿cuánto apuestan a que le saco algo más? ¿Pues qué, creen ustedes que el señor marqués tiene sus grandes yeserías de Vallecas para ver estos apuros míos y no acudir a ellos? ...
En la línea 1876
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Quería decir con un estigma en la frente; pero ni conocía la palabra ni aunque la conociera la habría podido decir correctamente. «No quiero que te tomen el pelo por mí», fue lo que dijo, y se quedó tan fresca, esperando convencerle. Pero Maximiliano, fuerte en su idea y en su conciencia, como dentro de un doble baluarte inexpugnable, se echó a reír. Semejantes argumentos eran para él como sería para los poseedores de Gibraltar ver que les quisiera asaltar un enemigo armado con una caña. ¡Valiente caso hacía él de las estupideces del vulgo!… Cuando su conciencia le decía: «mira, hijo, este es el camino del bien; vete por él», ya podía venir todo el género humano a detenerle; ya podían apuntarle con un cañón rayado. Porque él iba sacando un carácter de que aún no se había enterado la gente, un carácter de acero, y todo lo que se decía de su timidez era conversación. «Que tú seas buena, honrada y leal es lo que importa: lo demás corre de mi cuenta, déjame a mí, tú déjame a mí». ...
En la línea 1895
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Fortunata hubiera dicho para sí: «¡Vaya un moralista que me ha salido!» pero no tenía noticia de esta palabra, y lo que dijo fue: «Ya estoy de misionero hasta aquí», usando la palabra misionero con un sentido doble, a saber: el de predicador y el de agente de aquello que Rubín llamaba su misión. ...
En la línea 1061
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Pues el pobre padece una afección cardiaca de la que no puede recobrarse. Sus días están contados. Acaba de salir de un achuchón gravísimo, que le ha puesto a las puertas de la muerte y le ha llevado al matrimonio, pero a otro… revienta. Es el caso que el pobre hombre andaba de casa en casa de huéspedes y de todas partes tenía que salir, porque por cuatro pesetas no pueden pedirse gollerías ni canguingos en mojo de gato y él era muy exigente. Y no del todo limpio. Y así rodando de casa en casa fue a dar a la de una venerable patrona, y entrada en años, mayor que él que, como sabes, más cerca anda de los sesenta que de los cincuenta, y viuda dos veces; la primera, de un carpintero que se suicidó tirándose de un andamio a la calle, y a quien recuerda a menudo como su Rogelio, y la segunda, de un sargento de carabineros que le dejó al morir un capitalito que le da una peseta al día. Y hete aquí que hallándose en casa de esta señora viuda da mi don Eloíno en ponerse malo, muy malo, tan malo que la cosa parecía sin remedio y que se moría. Llamaron primero a que le viera don José, y luego a don Valentín. Y el hombre, ¡a morir! Y su enfermedad pedía tantos y tales cuidados, y a las veces no del todo aseados, que monopolizaba a la patrona, y los otros huéspedes empezaban ya a amenazar con marcharse. Y don Eloíno, que no podía pagar mucho más, y la doble viuda diciéndole que no podía tenerle más en su casa, pues le estaba perjudicando el negocio. «Pero ¡por Dios, señora, por caridad! –parece que le decía él– ¿Adónde voy yo en este estado, en qué otra casa van a recibirme? Si usted me echa tendré que ir a morirme al hospital… ¡Por Dios, por caridad!, ¡para los días que he de vivir… !» Porque él estaba convencido de que se moría y muy pronto. Pero ella, por su parte, lo que es natural, que su casa no era hospital, que vivía de su negocio y que se estaba ya perjudicando. Cuando en esto a uno de los compañeros de oficina de don Eloíno se le ocurre una idea salvadora, y fue que le dijo: «Usted no tiene, don Eloíno, sino un medio de que esta buena señora se avenga a tenerle en su casa mientras viva.» ...
En la línea 1462
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Y apenas ella se fue, apoyó los codos sobre la mesa, la cabeza en las palmas de las manos, y se dijo: «¡Esto es terrible, verdaderamente terrible! ¡Me parece que sin darme cuenta de ello me voy enamorando… hasta de Liduvina! ¡Pobre Domingo! Sin duda. Ella, a pesar de sus cincuenta años, aún está de buen ver, y sobre todo bien metida en carnes, y cuando alguna vez sale de la cocina con los brazos remangados y tan redondos… ¡Vamos, que esto es una locura! ¡Y esa doble barbilla y esos pliegues que se le hacen en el cuello… ! Esto es terrible, terrible, terrible… » ...
En la línea 1610
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Porque eres un solitario, Augusto, un solitario, entiéndemelo bien, un solitario… Y yo las escribo para curar… No, no, no las escribo para nada, sino porque me divierte escribirlas, y si divierten a los que las lean me doy por pagado. Pero si a la vez logro con ellas poner en camino de curación a algún solitario como tú, de doble soledad… ...
En la línea 614
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El capitán Nemo se levantó y yo le seguí. Por una doble puerta situada al fondo de la pieza entré en una sala de dimensiones semejantes a las del comedor. ...
En la línea 685
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -En efecto. Mezclado con el mercurio forma una amalgama que sustituye al cinc en los elementos Bunsen. El mercurio no se gasta nunca. Sólo se consume el sodio, y el mar me lo suministra abundantemente. Debo decirle, además, que las pilas de sodio deben ser consideradas como las más enérgicas y que su fuerza electromotriz es doble que la de las pilas de cinc. ...
En la línea 706
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -No. El bote está adherido a la parte superior del casco del Nautilus, alojado en una cavidad dispuesta en él para recibirlo. Tiene puente, está absolutamente impermeabilizado y se halla retenido por sólidos pernos. Esta escala conduce a una abertura practicada en el casco del Nautilus, que comunica con otra similar en el costado del bote. Por esa doble abertura es por la que me introduzco en la embarcación. Se cierra la del Nautilus, cierro yo la del bote por medio de tornillos a presión, largo los pernos y entonces el bote sube con una prodigiosa rapidez a la superficie del mar. Luego abro la escotilla del puente, cuidadosamente cerrada hasta entonces, pongo el mástil, izo la vela o cojo los remos, y estoy listo para pasearme. ...
En la línea 763
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sí, señor profesor -respondió con auténtica emoción el capitán Nemo-, y para mí es como un órgano de mi propio cuerpo. El hombre está sometido a todos los peligros que sobre él se ciernen a bordo de cualquiera de vuestros barcos confiados a los azares de los océanos, en cuya superficie se tiene como primera impresión el sentimiento del abismo, como ha dicho tan justamente el holandés Jansen, pero por debajo de su superficie y a bordo del Nautilus el hombre no tiene ningún motivo de inquietud. No es de temer en él deformación alguna, pues el doble casco de este barco tiene la rigidez del hierro; no tiene aparejos que puedan fatigar los movimientos de balanceo y cabeceo aquí inexistentes; ni velas que pueda llevarse el viento; ni calderas que puedan estallar por la presión del vapor; ni riesgos de incendio, puesto que todo está hecho con planchas de acero; ni carbón que pueda agotarse, puesto que la electricidad es su agente motor; ni posibles encuentros, puesto que es el único que navega por las aguas profundas; ni tempestades a desafiar, ya que a algunos metros por debajo de la superficie reina la más absoluta tranquilidad. Sí, éste es el navío por excelencia. Y si es cierto que el ingeniero tiene más confianza en el barco que el constructor, y éste más que el propio capitán, comprenderá usted la confianza con que yo me abandono a mi Nautilus, puesto que soy a la vez su capitán, su constructor y su ingeniero. ...
En la línea 1941
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¡Nada, que no consigo que me entiendas… ! Oye: vosotros formáis una pareja perfectamente armónica. Hace ya tiempo que lo vengo pensando… Y si tu fin ha de ser éste, ¿qué importa que llegue antes o después? Te parecerá que vives sobre plumas; es ésta una vida que se apodera de uno y te subyuga; es el fin del mundo, el ancla, el puerto, el centro de la tierra, el paraíso. Crêpes suculentos, sabrosos pasteles de pescado, el samovar por la tarde, tiernos suspiros, tibios batines y buenos calentadores. Es como si estuvieses muerto y, al mismo tiempo, vivo, lo que representa una doble ventaja. Bueno, amigo mío; empiezo a decir cosas absurdas. Ya es hora de irse a dormir. Escucha: yo me despierto varias veces por la noche. Cuando me despierte, iré a echar un vistazo a Rodia. Por lo tanto, no te alarmes si me oyes subir. Sin embargo, si el corazón te lo manda, puedes ir a echarle una miradita. Y si vieras algo anormal… , delirio o fiebre, por ejemplo… , debes despertarme. Pero esto no sucederá. ...
En la línea 3419
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «Ya no hay más que pruebas de doble sentido», se dijo Raskolnikof, y salió de su habitación reconfortado. ...
En la línea 288
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... A fines de ese mismo cuarto año, le llegó su turno para la evasión. Sus camaradas lo ayudaron como suele hacerse en aquella triste mansión, y se evadió. Anduvo errante dos días en libertad por el campo, si es ser libre estar perseguido, volver la cabeza a cada instante y al menor ruido, tener miedo de todo, del sendero, de los árboles, del sueño. En la noche del segundo día fue apresado. No había comido ni dormido hacía treinta seis horas. El tribunal lo condenó por este delito a un recargo de tres años. Al sexto año le tocó también el turno para la evasión; por la noche la ronda le encontró oculto bajo la quilla de un buque en construcción; hizo resistencia a los guardias que lo cogieron: evasión y rebelión. Este hecho, previsto por el código especial, fue castigado con un recargo de cinco años, dos de ellos de doble cadena. Al décimo le llegó otra vez su turno, y lo aprovechó; pero no salió mejor librado. Tres años más por esta nueva tentativa. En fin, el año decimotercero, intentó de nuevo su evasión, y fue cogido a las cuatro horas. Tres años más por estas cuatro horas: total diecinueve años. En octubre de 1815 salió en libertad: había entrado al presidio en 1796 por haber roto un vidrio y haber tomado un pan. ...
En la línea 656
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Como el hospital estaba mal dotado, había costeado diez camas más. Abrió una farmacia gratuita. En el barrio que habitaba no había más que una escuela, que ya se caía a pedazos; él construyó dos escuelas, una para niñas y otra para niños. Pagaba de su bolsillo a los dos maestros una gratificación que era el doble del mezquino sueldo oficial. ...
En la línea 212
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Hícela gracia de una explicación de mi docto amigo Wilde, según el cual el hecho de la doble vista anacrónica del mismo objeto en el pasado y en el presente, depende del pasaje al sensorio común, por dos vías diferentes, de una misma percepción, alojándose primero la que llegaba antes, transmitida directamente por el nervio óptico, y después la que hubiera recorrido vías combinadas: de esta suerte la primera sería más antigua con relación a la otra. ...
En la línea 161
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El amo y el criado bajaron entonces, y la puerta de la calle se cerró con doble vuelta. ...
En la línea 836
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El tiempo, bastante bello hasta entonces, cambió con el último cuarto de luna. La mar se puso gruesa. El viento arreció, pero felizmente por el Sureste, lo cual favorecía la marcha del vapor. Cuando era manejable, el capitán hacía desplegar velas. El 'Rangoon', aparejado en bergantín, navegó a menudo con sus dos gavias y trinquete aumentando su velocidad bajo la doble acción del vapor y del viento. Así se recorrieron sobre una zona estrecha y a veces muy penosa las costas de Anam y Cochinchina. ...

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Errores Ortográficos típicos con la palabra Doble
Cómo se escribe doble o dovle?
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