La palabra Alegremente ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
La llamada de la selva de Jack London
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece alegremente.
Estadisticas de la palabra alegremente
Alegremente es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 17521 según la RAE.
Alegremente aparece de media 3.66 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la alegremente en las obras de referencia de la RAE contandose 556 apariciones .
Más información sobre la palabra Alegremente en internet
Alegremente en la RAE.
Alegremente en Word Reference.
Alegremente en la wikipedia.
Sinonimos de Alegremente.

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece alegremente
La palabra alegremente puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 7139
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Al llegar al barno de Saint-Antoine, se volvió para mirar alegremente la Bastilla; pero como era solamente la Bastilla lo que miraba, no vio a Milady que, montada sobre un caballo overo, lo señalaba con el dedo a dos hombres de mala catadura que se acercaron al punto a las filas para reconocerlo. ...
En la línea 8149
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Pues bien -dijo alegremente D'Artagnan-, vendamos él dia mante y no hablemos más. ...
En la línea 8384
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿De sér decapitados: Pero si todos los días, en la trinchera, vamos alegremente a exponer nos a algo peor que eso, porque una bala puede partirnos una pierna, y estoy convencido de que un cirujano nos hace sufrir más cortándonos el muslo que un verdugo al cortarnos la cabeza. ...
En la línea 3187
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Al fin salimos de los bosques, y después de andar otro poco el caballo relinchó alegremente y salió al trote corto. ...
En la línea 5731
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La luna había salido cuando tomamos los caballos para volver al pueblo; los rayos del bello luminar rebrillaban alegremente en las impetuosas aguas del Tajo, plateaban la planicie por donde íbamos, y bañaban en ondas de claridad las escarpadas vertientes del cerro calcáreo de Villaluenga y las ruinas antiguas que coronan su cumbre. ...
En la línea 6632
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Me precipité en la hostería, pedí habitación, y el geniecillo del lugar, que estaba en pie detrás del mostrador, me dió alegremente la bienvenida; quizás tendré ocasión de describirlo más adelante. ...
En la línea 1598
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Entramos en el mundo de los Hombres Montañas -gritó alegremente Gillespie. ...
En la línea 1212
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Como todos los calabozos estaban ocupados, los dos amigos fueron encadenados en un gran aposento, donde se custodiaba a las personas acusadas de delitos de menor cuantía. Tenían compañía, porque había allí unos veinte presos, con esposas y grilletes, de uno y otro sexo y diversas edades, que formaban un grupo obsceno y ruidoso. El rey se lamentaba amargamente de la indignidad a que se veía sometida su realeza, pero Hendon estaba sombrío y taciturno, pues se hallaba del todo aturdido. Había llegado a su hogar como un hijo pródigo, jubiloso, con la esperanza de hallar a todo el mundo enloquecido de alegría por su retorno, y en vez de ello no encontraba más que indiferencia y una cárcel. La esperanza y la realidad eran tan distintas que su contraste abrumaba a Hendon, el cual no podía decir si era trágico o grotesco. Sentíase como un hombre que hubiera, danzado alegremente al aire libre en espera de un arco iris y se viera herido por el rayo. ...
En la línea 1267
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Se han salvado –exclamó alegremente; pero añadió con tristeza–: Mas, ¡ay de mí!, ellas eran las que me consolaban. ...
En la línea 666
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Como era sábado por la tarde, encontré al dueño, que tristemente contemplaba aquellos apuntes, pero como me llevaba allí Joe y no el deseo de hablar con él, me limité a darle las buenas noches y pasé a la sala general, situada al extremo del corredor, en donde ardía un buen fuego en la cocina. Encontré a Joe fumando una pipa en compañía del señor Wopsle y de un desconocido. El primero me saludó alegremente, y en el momento en que lo hacía, pronunciando mi nombre, el desconocido volvió la cabeza y me miró. ...
En la línea 792
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Crucé el rellano de la escalera y entré en la habitación que me indicaba. También en aquella estancia había sido excluida por completo la luz del día, y se sentía un olor opresivo de atmósfera enrarecida. Pocos momentos antes se había encendido el fuego en la chimenea, húmeda y de moda antigua, y parecía más dispuesto a extinguirse que a arder alegremente; el humo pertinaz que flotaba en la estancia parecía más frío que el aire claro, a semejanza de la niebla de nuestros marjales. Algunos severos candelabros, situados sobre la alta chimenea, alumbraban débilmente la habitación, aunque habría sido más expresivo decir que alteraban ligeramente la oscuridad. La estancia era espaciosa, y me atrevo a afirmar que en un tiempo debió de ser hermosa, pero, a la sazón, todo cuanto se podía distinguir en ella estaba cubierto de polvo y moho o se caía a pedazos. Lo más notable en la habitación era una larga mesa cubierta con un mantel, como si se hubiese preparado un festín en el momento en que la casa entera y también los relojes se detuvieron a un tiempo. En medio del mantel se veía un centro de mesa tan abundantemente cubierto de telarañas que su forma quedaba oculta por completo; y mientras yo miraba la masa amarillenta que lo rodeaba y entre la que parecía haber nacido como un hongo enorme y negro, observé que varias arañas de cuerpo y patas moteados iban a refugiarse allí, como si fuera su casa, o bien salían como si alguna circunstancia de la mayor importancia pública hubiese circulado por entre la comunidad de las arañas. ...
En la línea 1613
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... De nuevo le di las gracias y me excusé, y él, después de contestarme alegremente que no valía la pena, continuó: Entonces apareció en escena, ya fuese en las carreras, en algún baile o en el lugar que usted prefiera, cierto hombre que empezó a hacer el amor a la señorita Havisham. Yo no le conocí, porque eso ocurrió hace veinticinco años, es decir, antes de que naciésemos usted y yo, pero he oído decir a mi padre que era hombre muy ostentoso, guapo y de buen aspecto, y, en fin, el más indicado para su propósito. ...
En la línea 1922
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... - ¿Qué, querido padre? - dijo Wemmick estrechándole la mano cordial y alegremente -. ¿Cómo está ...
En la línea 250
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «Cierto ‑prosiguió, cazando al vuelo los pensamientos que cruzaban su imaginación‑, cierto que para conocer a un hombre es preciso observarlo largo tiempo y de cerca, pero el carácter del señor Lujine es fácil de descifrar. Lo que más me ha gustado es el calificativo de hombre de negocios y eso de que parece bueno. ¡Vaya si lo es! ¡Encargarse de los gastos de transporte del equipaje, incluso el gran baúl… ! ¡Qué generosidad! Y ellas, la prometida y la madre, se ponen de acuerdo con un mujik para trasladarse a la estación en una carreta cubierta (también yo he viajado así). Esto no tiene importancia: total, de la casa a la estación sólo hay noventa verstas. Después se instalarán alegremente en un vagón de tercera para recorrer un millar de verstas. Esto me parece muy natural, porque cada cual procede de acuerdo con los medios de que dispone. Pero usted, señor Lujine, ¿qué piensa de todo esto? Ella es su prometida, ¿no? Sin embargo, no se ha enterado usted de que la madre ha pedido un préstamo con la garantía de su pensión para atender a los gastos del viaje. Sin duda, usted ha considerado el asunto como un simple convenio comercial establecido a medias con otra persona y en el que, por lo tanto, cada socio debe aportar la parte que le corresponde. Ya lo dice el proverbio: 'El pan y la sal, por partes iguales; los beneficios, cada uno los suyos'. Pero usted sólo ha pensado en barrer hacia dentro: los billetes son bastante más caros que el transporte del equipaje, y es muy posible que usted no tenga que pagar nada por enviarlo. ¿Es que no ven ellas estas cosas o es que no quieren ver nada? ¡Y dicen que están contentas! ¡Cuando pienso que esto no es sino la flor del árbol y que el fruto ha de madurar todavía! Porque lo peor de todo no es la cicatería, la avaricia que demuestra la conducta de ese hombre, sino el carácter general del asunto. Su proceder da una idea de lo que será el marido, una idea clara… ...
En la línea 673
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... En fin, manos a la obra. En un abrir y cerrar de ojos vació los bolsillos sobre la mesa y luego los volvió del revés para convencerse de que no había quedado nada en ellos. Acto seguido se lo llevó todo a un rincón del cuarto, donde el papel estaba roto y despegado a trechos de la pared. En una de las bolsas que el papel formaba introdujo el montón de menudos paquetes. «Todo arreglado», se dijo alegremente. Y se quedó mirando con gesto estúpido la grieta del papel, que se había abierto todavía más. ...
En la línea 1706
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¡Bendito sea Dios! ¡Aquí está el médico! ‑exclamó Raskolnikof alegremente. ...
En la línea 1763
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Mi hermana Sonia ‑respondió la niña, sonriendo más alegremente aún que antes. ...
En la línea 992
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... En la mañana de aquel mismo día fui a casa de Mr. Astley, o más bien le busqué durante varias horas sin poder encontrarle ni en el casino ni en el parque. Ese día no comía en su hotel. A las cinco vi casualmente que salía de la estación y se dirigía al Hôtel d'Angleterre. Iba de prisa y no parecía muy preocupado, aunque hubiera sido difícil discernir en su rostro expresión alguna. Me tendió alegremente la mano con su exclamación habitual: “¡ Ah!”, pero continuó andando con paso rápido. ...
En la línea 1294
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Blanche lo acogió alegremente, con exclamaciones y risas y hasta le echó los brazos al cuello. Finalmente, fue ella quien le retuvo y le obligó a acompañarla a todas partes, al bulevar, al teatro, a casa de sus amigos… Tal empleo convenía aún al general; tenía buen tipo y era elegante, estatura casi alta, patillas y bigotes teñidos —había servido en el cuerpo de coraceros—, rostro lleno de facciones pronunciadas. Sus modales eran perfectos. Llevaba el frac maravillosamente. En París lució sus condecoraciones. ...
En la línea 395
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Algunos momentos después se sentaba en la misma mesa a que se había sentado Jean Valjean la noche anterior. Mientras desayunaba, monseñor Bienvenido hacía notar alegremente a su hermana, que no hablaba nada, y a la señora Magloire, que murmuraba sordamente, que no había necesidad de cuchara ni de tenedor, aunque fuesen de madera, para mojar un pedazo de pan en una taza de leche. ...
En la línea 235
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Para sorpresa de Buck, ninguno de los dos perros tuvo celos de él. Parecían compartir la bondad y generosidad de John Thornton. A medida que Buck iba recobrando las fuerzas, le proponían toda clase de juegos absurdos, en los que el propio John Thornton tomaba parte; y así, retozando alegremente, pasó Buck su convalecencia y entró en una nueva vida. El amor, un genuino amor apasionado, lo invadió por vez primera. No lo había sentido nunca en la casa del juez Miller, allá en el soleado valle de Santa Clara. Cazaba y paseaba con los hijos del juez y mantenía con ellos una relación funcional; con los nietos, una especie de pretenciosa tutela, y con el propio juez, una digna y respetable amistad. Pero el amor hecho de fiebre y fuego, que es adoración y locura, sólo lo había sentido cuando apareció John Thornton. ...

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Errores Ortográficos típicos con la palabra Alegremente
Cómo se escribe alegremente o halegremente?
Cómo se escribe alegremente o alegrremente?
Cómo se escribe alegremente o alejremente?
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