Cual es errónea Vuelta o Buelta?
La palabra correcta es Vuelta. Sin Embargo Buelta se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino buelta es que hay un Intercambio de las letras v;b con respecto la palabra correcta la palabra vuelta
Más información sobre la palabra Vuelta en internet
Vuelta en la RAE.
Vuelta en Word Reference.
Vuelta en la wikipedia.
Sinonimos de Vuelta.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Vuelta
Cómo se escribe vuelta o buelta?

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece vuelta
La palabra vuelta puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 165
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Soltaron las mustias ubres hasta su última gota de leche insípida, producto de un mísero pasto de hojas de col y desperdicios, y al fin Pepeta emprendió la vuelta a su barraca. ...
En la línea 900
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y mientras la madre daba una vuelta en la cama, dulcemente acariciada por el calor del estudi, proponiéndose dormir media hora más junto al enorme Batiste, que roncaba sonoramente, Roseta seguía sus evoluciones. ...
En la línea 939
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y, sin embargo, la pobre hilandera, al llegar cerca de allí, deteníase indecisa, temblorosa, como las heroínas de los cuentos ante la cueva del ogro, dispuesta a meterse a campo traviesa para dar vuelta por detrás del edificio, a hundirse en la acequia que bordeaba el camino y deslizarse agazapada por entre los ribazos; a cualquier cosa menos a pasar frente a la rojiza boca que despedía el estrépito de la borrachera y la brutalidad. ...
En la línea 2094
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y ahora, repentinamente, después de la dulce flojedad de diez años de triunfo, con la rienda a la espalda y el amo a los pies, venía el cruel tirón, la vuelta a otros tiempos, el encontrar amargo el pan y el vino más áspero pensando en el maldito semestre, y todo por culpa de un forastero, de un piojoso que ni siquiera había nacido en la huerta, descolgándose entre ellos para embrollar su negocio y hacerles más difícil la vida. ...
En la línea 223
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El señor Fermín no tuvo otro refugio que Jerez, y fue todas las madrugadas a la plaza Nueva a formar grupo con los jornaleros que esperaban trabajo, acogiendo con resignación el gesto desdeñoso de los capataces que le repelían por su antigua fama de cantonal y por las recientes aventuras del contrabando, que le habían hecho vivir algunos días en la cárcel. ¡Ay, las mañanas tristes pasadas en la plaza, estremeciéndose con el frío del amanecer, sin más alimento en el desfallecido estómago que alguna copa de aguardiente de Cazalla, ofrecida por los amigos! ¡Y después la vuelta desalentada a su tugurio, la sonrisa inocente de los hijos y el grito de tristeza de la mísera cuñada, al verle aparecer a la hora en que los demás trabajaban! --¿Tampoco hoy?... ...
En la línea 339
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Su último amor era un mozo tratante en cerdos, un atleta chato y cejudo con el que vivía en el arrabal. Un secreto poder de este macho fuerte la enloquecía. Hablaba de él con orgullo, gozándose en el contraste entre su nacimiento y la profesión de su amante. De vez en cuando sufría arrebatos de veleidad y se ausentaba de la casucha del arrabal por algunos días. El zafio amante no la buscaba, dando su vuelta por segura; y al regresar el pájaro caprichoso, todo el barrio poníase en alarma con los golpes y los gritos, saliendo la _Marquesita_ al balcón con el pelo suelto, pidiendo socorro, hasta que una zarpa la arrancaba de los hierros y la metía dentro para continuar el vapuleo. ...
En la línea 371
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Al sentarse _Zarandilla_ a la mesa, de vuelta de la cuadra, la primera mirada de sus ojos opacos era para la botella de vino, e instintivamente avanzaba sus manos temblonas. Era un lujo que había introducido Rafael en las comidas del cortijo. ¡Bien se reconocía en esto su juventud de mozo rumboso, acostumbrado al trato con los caballeros de Jerez, y sus visitas a Marchamalo, la famosa viña de los Dupont!... Años enteros había pasado el viejo cuando era aperador sin otra alegría que la de deslizarse, a espaldas de su mujer, hasta los ventorrillos de la carretera, o la de ir a Jerez con pretexto de llevar a la familia del amo alguna cesta de huevos o un par de capones, viajes de los que regresaba cantando, con la mirada chispeante, las piernas inseguras y en la cabeza un repuesto de alegría para toda una semana. Si alguna vez había soñado con la fortuna, era sin otra ambición que la de beber como el más rico caballero de la ciudad. ...
En la línea 574
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Miraba amargamente a sus compañeros, a la gente de la gañanía, satisfecha de su ignorancia, que se burlaba de él llamándole el _Maestrico_, y hasta le tenía por loco viéndole a la vuelta del trabajo deletrear pedazos de periódico o sacar de su faja la pluma y el cuaderno, escribiendo torpemente ante el pábilo del candil. No había tenido maestro: se enseñaba a sí mismo. Sufría al pensar que otros vencían fácilmente con el auxilio ajeno los obstáculos que a él le parecían insuperables. Pero tenía fe y seguía adelante, convencido de que si todos le imitaban cambiaría la suerte de la tierra. ...
En la línea 222
del libro El cuervo
del afamado autor Leopoldo Alias Clarín
... Después, a la vuelta, la viuda ya se había recogido el pelo, se había echado un pañuelo sobre los hombros; el hijo se había puesto una levita. ...
En la línea 1724
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... mientr as bajaba la escalera, oyó la puerta cerrarse tras él con doble vuelta de llave. ...
En la línea 1750
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Pero al pie de la escalera, D'Artagnan se acordó de que había olvidado su bastón; por lo tanto subió precipitadamente, volvió a e ntrar en el gabinete, con una vuelta de dedo puso de nuevo el péndulo en su hora para que no se pudiese percibir al día siguiente que había sido movido, y seguro des de entonces de que tenía un testigo para probar su coartada, bajó la escalera y pronto se encontró en la calle. ...
En la línea 1904
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¿Y no tendréis nada que temer a la vuelta?-No tendré que temer más que a los ladrones. ...
En la línea 2910
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El digno mercero había participado a su mujer, tan pronto como estuvo de vuelta en casa, su feliz retorno, y su mujer le había respondi do para felicitarle y para decirle que el primer momento que pudiera escamotear a sus deberes sería consagrado por entero a visitarle. ...
En la línea 1221
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Ahora, hermano, échate a un lado del camino con el caballo, y espera junto a esa tapia hasta mi vuelta. ...
En la línea 1354
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Las tres mujeres se levantaron y dieron muy despacio una vuelta en torno del alguacil, mirándole fijamente a la cara; el hombre pareció muy asustado, y pensó en la fuga. ...
En la línea 1529
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En cuanto nos vió, se paró en seco, dió media vuelta, e intentó marcharse por donde había venido; pero al sentirse dominado, se puso de manos, y hubiera concluído por tirar al suelo a la mujer, si ella misma no se apea con ligereza. ...
En la línea 1591
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Después de pasar muy cerca de él, bruscamente la loba dió media vuelta y le mordió. ...
En la línea 758
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ¿Puédese, por ventura, en un instante esperar y temer, o es bien hacello, siendo las causas del temor más ciertas? ¿Tengo, si el duro celo está delante, de cerrar estos ojos, si he de vello por mil heridas en el alma abiertas? ¿Quién no abrirá de par en par las puertas a la desconfianza, cuando mira descubierto el desdén, y las sospechas, ¡oh amarga conversión!, verdades hechas, y la limpia verdad vuelta en mentira? ¡Oh, en el reino de amor fieros tiranos celos, ponedme un hierro en estas manos! Dame, desdén, una torcida soga. ...
En la línea 1160
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Lo que has de hacer es apretar bien las cinchas a Rocinante y quedarte aquí, que yo daré la vuelta presto, o vivo o muerto. ...
En la línea 1412
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Ginés me llamo y no Ginesillo, y Pasamonte es mi alcurnia, y no Parapilla, como voacé dice; y cada uno se dé una vuelta a la redonda, y no hará poco. ...
En la línea 1560
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Como acabó de comer, les hizo de señas que le siguiesen, como lo hicieron, y él los llevó a un verde pradecillo que a la vuelta de una peña poco desviada de allí estaba. ...
En la línea 26
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El paisaje que rodea a Santo Domingo tiene una belleza que se está muy lejos de esperar, cuando se considera el carácter triste y sombrío del resto de la isla. Este pueblo está en el fondo de un valle rodeado de altas murallas descantilladas de lavas en estratos. Esos peñascos negros forman un contraste notable con el verde de nuestra vegetación que costea a un arroyuelo de un agua clarísima. Llegamos por casualidad un día de fiesta mayor y hay un inmenso gentío en el pueblo. De vuelta nos juntamos con un grupo de unas veinte negritas vestidas con mucho gusto; turbantes y grandes chales de colores vistosos hacen resaltar su piel negra y su ropa interior, tan blanca como la nieve. En cuanto nos acercamos a ellas, se vuelven, tiran los chales al suelo y se ponen a cantar coti mucha energía una canción salvaje y llevan el compás dándose golpes con las manos en las piernas. Las echamos unas cuantas monedas de vMtem, que reciben con carcajadas, y las dejamos en el momento en que prosiguen su canto con más brío aún que antes. ...
En la línea 193
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Beudant, en París, consiguieron hacer tubos11 análogos desde todos los puntos de vista a estas fulguritas, haciendo pasar descargas eléctricas extremadamente intensas a través de vidrio en polvo impalpable; cuando añadían sal al vidrio para aumentar su fusibilidad, los tubos tenían dimensiones mucho mayores. No consiguieron obtener tubos haciendo pasar la chispa a través del feldespato o cuarzo pulverizados. Un tubo obtenido en vidrio pulverizado tenía cerca de una pulgada de longitud (exactamente 982/1.000) y un diámetro interior de 19 milésimas de pulgada. Cuando al mismo tiempo se advierte que se empleó la batería más fuerte existente en París y que se hizo uso de sustancias tan fácilmente fusibles como el vidrio para llegar a formar tubos tan pequeños, ¡qué asombro se experimenta al pensar en la fuerza de una descarga eléctrica que en varios puntos arenosos pudo formar cilindros que en un caso tenían por lo menos 30 pies de longitud y un diámetro interior de 1 1/2 pulgada en los sitios no comprimidos, con una sustancia tan extraordinariamente refractaria como el cuarzo! Los tubos, como ya lo he hecho notar, penetran en la arena en una dirección casi vertical. Sin embargo, uno de ellos, menos regular que los otros, se desviaba de la línea recta; el mayor codo formaba un ángulo de 330. De ese mismo tubo, separadas entre sí un pie, partían dos ramas pequeñas, una con la punta vuelta hacia arriba y la otra hacia abajo. Este hecho es tanto más notable, cuanto que el fluido eléctrico debió de volverse atrás, formando con la línea principal de dirección un ángulo agudo de 260. Aparte de estos cuatro tubos, que conservaban su posición en planos verticales, y que pude seguir por debajo de la superficie, encontré encima del suelo otros varios grupos de fragmentos pertenecientes, con seguridad, a tubos que debían de haberse formado allí cerca. ...
En la línea 470
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 20 de octubre.- Al llegar a la desembocadura del Paraná y con mucha prisa por ir a Buenos Aires, desembarco en Las Conchas proponiéndome continuar el viaje a caballo. Con gran sorpresa mía, en cuanto desembarco, noto que hasta cierto punto se me considera como un prisionero. Ha estallado una violenta revolución y están bloqueados todos los puertos. Me es imposible regresar al barco de donde acabo de salir; y en cuanto a dirigirme por tierra a la capital, eso ni pensarlo. Después de larga conversación con el comandante, obtengo permiso para dirigirme al general Rolor, que manda una división de rebeldes desde la capital a esta parte. Al siguiente día por la mañana voy a su campamento: general, oficiales y soldados, pareciéronme todos unos despreciables granujas; y creo que lo eran realmente. Ejemplo al canto: el general, la misma víspera del día en que salió de Buenos Aires fue voluntariamente a visitar al gobernador; y poniéndole la mano en el corazón le juró que, él al menos, permanecería fiel hasta la muerte. El general me dice que la capital está herméticamente bloqueada; y que todo cuanto puede hacer es darme un pasaporte para dirigirme al comandante en jefe de los rebeldes, acampado en Quilmes. Por tanto, tenía que dar una vuelta grandísima rodeando a Buenos Aires; y me costó suma dificultad proporcionarme caballos. ...
En la línea 483
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 18 de noviembre.- Acompaño a mi hospedero a su estancia, sita en el arroyo de San Juan. Por la tarde damos a caballo una vuelta alrededor de su propiedad: comprende 2 1/2 leguas cuadradas y está en lo que se llama un rincón, es decir, que el río de la Plata costea uno de los lados y los otros dos están defendidos por torrentes infranqueables. Hay allí un excelente puesto para embarcaciones pequeñas y una gran abundancia de monte bajo, lo cual constituye un valor de mucha cuantía, pues esa leña se emplea para la calefacción en Buenos' Aires. Tenía yo curiosidad por saber cuál podría ser el valor de una estancia tan completa. Hay en ella 3.000 cabezas de ganado vacuno y podría alimentar tres o cuatro veces más, 700 yeguas, 150 caballos domados y 600 carneros; además hay agua y piedra caliza en gran cantidad, excelentes corrales, una casa y un vivero de albérchigos. Por todo esto han ofrecido 10.000 pesos al propietario; pide 2.500 pesos más y probablemente lo daría por menos. El principal trabajo que necesita una estancia es recoger dos veces por semana el ganado en un sitio céntrico, para amansarlo y poco y para contarlo. Pudiera creerse que esta operación presentará grandes dificultades cuando se reúnan 12.000 a 15.000 cabezas en un lugar. ...
En la línea 454
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Hubo que dar vuelta a la hoja. ...
En la línea 524
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Dieron vuelta a toda la sacristía. ...
En la línea 906
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No daba vuelta a las hojas. ...
En la línea 1719
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero doña Anuncia se aburría en Loreto, donde no había sociedad; y el viaje, la vuelta a Vetusta, se precipitó contra los consejos del mediquillo grosero, que prodigaba los términos técnicos más transparentes. ...
En la línea 411
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Empezó a considerar muy lógica y puesta en razón cierta costumbre seguida por algunas parejas británicas y norteamericanas que él había conocido en París y la Costa Azul. Se amaban, pero tenían la certeza de que el amor no puede luchar a la larga con la monotonía del tiempo y necesita el auxilio del espacio para rehacerse con una separación momentánea. Todos los años estas parejas se partían, alejándose por algunos meses. Uno quedaba en Europa, el otro iba a América o a dar la vuelta al mundo. Se escribían como si fuesen novios y, transcurrido el plazo, tornaban a juntarse, con Ilusiones y entusiasmos nupciales. ¿Por qué no hacer lo mismo Rosaura y él?… ...
En la línea 463
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Yo también, Claudio he pensado muchas veces en nuestra vida futura. No creas que para mí lo es todo lucir alhajas y vestidos, ir a comidas y bailes. Tu amor me ha hecho reflexionar sobre cosas serias, aburguesando mi alma, como tú dirías. «Dos años, tres nada más (he pensado muchas veces), lo necesario para que yo me sacie de esta existencia que a él no le gusta. Y luego, cuando ya no me atraigan las diversiones sociales, regularizaremos nuestra situación, nos casaremos ; seré la señora de Borja; me esforzaré en acicalar mi persona para que no se note entre los dos ninguna diferencia de edad; llevaremos una vida de grave apasionamiento, con viajes a países lejanos, tal vez la vuelta al mundo juntos, y vendremos a descansar en este jardín, que ya no será la Venusberg ardiente, sino algo que haga recordar los pequeños jardines de que habla Claudio, por donde paseaban los filósofos griegos, apreciando serenamente las únicas felicidades durables de la existencia y la llegada inevitable de la muerte… » Así he pensado muchas veces y asi puede terminar, con una majestad serena, nuestra vida común… Pero antes nos quedan todavía varios años de juventud y de amor, años de «transportes divinos», como tú dices, en los cuales vale casi tanto el recuerdo como la realidad. Y cuando yo preparo esta dicha futura y hago cuanto puedo por mantener la presente, ¡hablas de marcharte!… ...
En la línea 919
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Colón—siguió diciendo Enciso—, en vez de ser perseguido por la ignorancia española, como han supuesto tantos autores ligeramente, copiándose unos a otros, resultó en España un ignorante, comparado con muchos que escuchaban sus planes. Usted sabe que Colón no creía que el mundo fuese redondo, sino más bien en forma de pera, teniendo colocado en su pezón o parte más alta el Paraíso terrenal. También afirmaba que en nuestro planeta, dividido en siete partes, seis de ellas son tierra firme y sólo una la ocupan los mares. En cambio, un obispo de España, cuando algunos colegas suyos criticaban por rutina el proyecto de Colón de ir hacia Occidente dando vuelta a la Tierra, fundándose en que San Agustín y otros autores sacros dudaban de dicha esfericidad, contestó con energía: «San Agustín y otros respetables varones son autoridades en materias teológicas, pero de ningún modo en cosmografía.» ...
En la línea 956
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Esta expedición francesa—dijo Borja—no pudo ser más fácil ni proporcionar mayores placeres. Tan imponente número de guerreros atravesó la mayor parte de Italia sin esgrimir sus armas, pudiendo entregarse finalmente en Nápoles a la más ruidosa de las orgías. Sólo a la vuelta, al salir de la península, tuvieron que pelear una sola vez, con verdadero empeño, para abrirse paso. En realidad, la tal campaña merece el nombre de guerra de la fornicación. No hicieron otra cosa el joven rey de Francia, apodado el Cabezudo , por su fealdad, y los treinta mil hombres de su ejército. ...
En la línea 620
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Tuve que huir, y he llevado hasta el presente una existencia vagabunda y aventurera. De vez en cuando la bondad de Flimnap me ha protegido. En los últimos días mi situación era angustiosa. El temible Consejo había averiguado por sus espías que yo estaba de vuelta en Mildendo, o sea lo que llaman las triunfadoras Ciudad-Paraíso de las Mujeres. Varias veces estuve a punto de caer en manos de sus agentes. Si esto ocurre alguna vez, me llevarán a morir en un islote inmediato a la gran barrera, como murió mi abuelo. Pero la intervención de Flimnap sirvió, como ya dije, para que yo encontrase un refugio aquí, donde me considero casi seguro. ...
En la línea 653
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... A la mañana siguiente de su vuelta de la antigua capital de Blefuscu se presentó con un nuevo regalo para el coloso. Su amigo, el profesor de Física, que apenas si se acordaba ya del accidente maternal de pocos días antes, le había fabricado un aparato para que Gillespie pudiese escuchar considerablemente agrandados los ruidos que resultan ordinarios en la vida de los pigmeos. ...
En la línea 891
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Edwin dio una vuelta en torno a la enorme construcción, asomándose por encima de los tejados a sus patios y jardines. Lo mismo hizo en varios edificios públicos. Vio de lejos otro palacio grandioso, y como adivinase que era la Universidad por las grandes lechuzas doradas que coronaban las techumbres cónicas de sus torres, quiso ir hacia el; pero Ra-Ra le disuadió. ...
En la línea 904
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gillespie había empezado por segunda vez la vuelta del edificio. ...
En la línea 93
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La tienda se transformaba; pero la tertulia era siempre la misma en el curso lento de los años. Unos habladores se iban y venían otros. No sabemos a qué época fija se referirían estos párrafos sueltos que al vuelo cogía Barbarita cuando, ya casada, entraba en la tienda a descansar un ratito, de vuelta de paseo o de compras: «¡Qué hermosotes iban esta mañana los del tercero de fusileros con sus pompones nuevos!»… «El Duque ha oído misa hoy en las Calatravas. Iba con Linaje y con San Miguel»… ...
En la línea 169
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La noticia del matrimonio de Juanito cayó en la familia Arnaiz como una bomba que revienta y esparce, no desastres y muertes, sino esperanza y dichas. Porque hay que tener en cuenta que el Delfín, por su fortuna, por sus prendas, por su talento, era considerado como un ser bajado del cielo. Gumersindo Arnaiz no sabía lo que le pasaba; lo estaba viendo y aún le parecía mentira; y siendo el amartelamiento de los novios bastante empalagoso, a él le parecía que todavía se quedaban cortos y que debían entortolarse mucho más. Isabel era tan feliz que, de vuelta ya en Madrid, decía que le iba a dar algo, y que seguramente su empobrecida naturaleza no podría soportar tanta felicidad. Aquel matrimonio había sido la ilusión de su vida durante los últimos años, ilusión que por lo muy hermosa no encajaba en la realidad. No se había atrevido nunca a hablar de esto a su cuñada, por temor de parecer excesivamente ambiciosa y atrevida. ...
En la línea 239
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y vuelta a los abracitos y a los vocablos de miel. ...
En la línea 337
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Vieron la opulenta ribera del Júcar, pasaron por Alcira, cubierta de azahares, por Játiva la risueña; después vino Montesa, de feudal aspecto, y luego Almansa en territorio frío y desnudo. Los campos de viñas eran cada vez más raros, hasta que la severidad del suelo les dijo que estaban en la adusta Castilla. El tren se lanzaba por aquel campo triste, como inmenso lebrel, olfateando la vía y ladrando a la noche tarda, que iba cayendo lentamente sobre el llano sin fin. Igualdad, palos de telégrafo, cabras, charcos, matorrales, tierra gris, inmensidad horizontal sobre la cual parecen haber corrido los mares poco ha; el humo de la máquina alejándose en bocanadas majestuosas hacia el horizonte; las guardesas con la bandera verde señalando el paso libre, que parece el camino de lo infinito; bandadas de aves que vuelan bajo, y las estaciones haciéndose esperar mucho, como si tuvieran algo bueno… Jacinta se durmió y Juanito también. Aquella dichosa Mancha era un narcótico. Por fin bajaron en Alcázar de San Juan, a media noche, muertos de frío. Allí esperaron el tren de Andalucía, tomaron chocolate, y vuelta a rodar por otra zona manchega, la más ilustre de todas, la Argamasillesca. ...
En la línea 1014
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Pero por la noche, en sueños, lo olvidaba todo y volvía a verse en su trono y gobernando. Esto, por supuesto, intensificaba los sufrimientos del despertar, y así la mortificación de cada nueva mañana, de las pocas que transcurrieron entre su vuelta a la esclavitud y la pelea con Hugo, fue siempre más y más amarga y más y más dura de sobrellevar. ...
En la línea 1160
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –No le conozco–. Dio media vuelta, ahogando un suspiro y un sollozó, y salió temblando del aposento. Miles Hendon se dejó caer en una silla y se cubrió la cara con las manos. Después de una pausa, preguntó su hermano a los criados: ...
En la línea 1308
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... El temible sir Hugo hizo dar vuelta a su caballo y, al apretar el paso, el muro viviente se dividió silenciosamente para abrirle paso, y tan silenciosamente se juntó de nuevo. Y así permaneció; ninguno llegó tan lejos como para aventurar una observación en favor del prisionero ni en alabanza, suya; mas no importaba: la ausencia de insultos era de por sí suficiente homenaje. Un recién llegado que no estaba al tanto de las circunstancias y que lanzó una burla al 'impostor', y estaba a punto de continuarla arrojándole un gato muerto, fue inmediatamente derribado y echado a puntapiés, sin palabra alguna, y luego el profundo silencio reinó de nuevo. ...
En la línea 1352
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Nuevos encantos se revelaban a cada vuelta; nuevos prodigios, nuevas maravillas aparecían a la vista; los encerrados estruendos de las baterías eran liberados, nuevos raptos brotaban de las gargantas de las expectantes multitudes, pero el rey no daba señales de enterarse, y la voz acusadora que seguía gimiendo en su desconsolado pecho era el único sonido que escuchaba. ...
En la línea 379
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... »Esta es la revelación de la eternidad, Orfeo, de la terrible eternidad. Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos al porvenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La eternidad no es porvenir. Cuando morimos nos da la muerte media vuelta en nuestra órbita y emprendemos la marcha hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que fue. Y así, sin término, devanando la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en una eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca a ella, pues que ella nunca fue. ...
En la línea 2100
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Aquella misma noche se partió Augusto de esta ciudad de Salamanca adonde vino a verme. Fuese con la sentencia de muerte sobre el corazón y convencido de que no le sería ya hacedero, aunque lo intentara, suicidarse. El pobrecillo, recordando mi sentencia, procuraba alargar lo más posible su vuelta a su casa, pero una misteriosa atracción, un impulso íntimo le arrastraba a ella. Su viaje fue lamentable. Iba en el tren contando los minutos, pero contándolos al pie de la letra: uno, dos, tres, cuatro… Todas sus desventuras, todo el triste ensueño de sus amores con Eugenia y con Rosario, toda la historia tragicómica de su frustrado casamiento habíanse borrado de su memoria o habíanse más bien fundido en una niebla. Apenas si sentía el contacto del asiento sobre que descansaba ni el peso de su propio cuerpo. «¿Será verdad que no existo realmente? —se decía— ¿tendrá razón este hombre al decir que no soy más que un producto de su fantasía, un puro ente de ficción?» ...
En la línea 227
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Jadeábamos, sumidos en el silencio y la inmovilidad, más por el estupor que por el pánico. El animal se nos acercaba con facilidad. Dio luego una vuelta a la fragata cuya marcha era entonces de catorce nudos y la envolvió en su resplandor eléctrico como en una polvareda luminosa. Se alejó después a unas dos o tres millas, dejando una estela fosforescente comparable a los torbellinos de vapor que exhala la locomotora de un expreso. De repente, desde los oscuros límites del horizonte, a los que había ido a buscar impulso, el monstruo se lanzó hacia el Abraham Lincoln con una impresionante rapidez, se detuvo bruscamente a unos veinte pies de sus cintas, y se apagó, no abismándose en las aguas, puesto que su resplandor no sufrió ninguna degradación, sino súbitamente y como si la fuente de su brillante efluvio se hubiera extinguido de repente. Luego reapareció al otro lado del navío, ya fuera por haber dado la vuelta en torno al mismo o por haber pasado por debajo de su casco. En cualquier momento podía producirse una colisión de nefastos efectos para nosotros. ...
En la línea 294
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Pero en el momento en que se disponía al lanzamiento de su arpón, el cetáceo se alejaba, con una rapidez que no puedo por menos de estimar en unas treinta millas por hora. Y en alguna ocasión se permitió incluso ridiculizar a la fragata, impulsada al máximo de velocidad por sus máquinas, dando alguna que otra vuelta en torno suyo, lo que arrancó un grito de furor de todos nosotros. ...
En la línea 408
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Caminé a tientas y a los cinco pasos me topé con un muro de hierro, hecho con planchas atornilladas. Al volverme, choqué con una mesa de madera, cerca de la cual había unas cuantas banquetas. El piso de aquel calabozo estaba tapizado con una espesa estera de cáñamo que amortiguaba el ruido de los pasos. Los muros desnudos no ofrecían indicios de puertas o ventanas. Conseil, que había dado la vuelta en sentido opuesto, se unió a mí y volvimos al centro de la cabina, que debía tener unos veinte pies de largo por diez de ancho. En cuanto a su altura, Ned Land no pudo medirla pese a su elevada estatura. ...
En la línea 579
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Ahora, permítame acabar lo que quiero decirle. Yo le conozco, señor Aronnax. Si no sus compañeros, usted, al menos, no tendrá tantos motivos de lamentarse del azar que le ha ligado a mi suerte. Entre los libros que sirven a mis estudios favoritos hallará usted el que ha publicado sobre los grandes fondos marinos. Lo he leído a menudo. Ha llevado usted su obra tan lejos como le permitía la ciencia terrestre. Pero no sabe usted todo, no lo ha visto usted todo. Déjeme decirle, señor profesor, que no lamentará usted el tiempo que pase aquí a bordo. Va a viajar usted por el país de las maravillas. El asombro y la estupefacción serán su estado de ánimo habitual de aquí en adelante. No se cansará fácilmente del espectáculo incesantemente ofrecido a sus ojos. Voy a volver a ver, en una nueva vuelta al mundo submarino (que, ¿quién sabe?, quizá sea la última), todo lo que he podido estudiar en los fondos marinos tantas veces recorridos, y usted será mi compañero de estudios. A partir de hoy entra usted en un nuevo elemento, verá usted lo que no ha visto aún hombre alguno (pues yo y los míos ya no contamos), y nuestro planeta, gracias a mí, va a entregarle sus últimos secretos. ...
En la línea 1096
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¡Ah! — exclamó él irguiéndose —. He salido a dar una vuelta para ver si encontraba a alguien que me acompañase. ...
En la línea 1110
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Corríamos demasiado para continuar la conversación, y no nos detuvimos hasta llegar a nuestra cocina. Estaba llena de gente. Podría decir que se había reunido allí el pueblo entero, parte del cual ocupaba el patio. Había también un cirujano, Joe y un grupo de mujeres, todos inclinados hacia el suelo y en el centro de la cocina. Los curiosos retrocedieron en cuanto me presenté yo, y así pude ver a mi hermana tendida, sin sentido y sin movimiento, en el entarimado del suelo, donde fue derribada por un tremendo golpe en la parte posterior de la cabeza, asestado por una mano desconocida, mientras ella estaba vuelta hacia el fuego. Y así la pobre quedó condenada a no encolerizarse ya más mientras fuese esposa de Joe. ...
En la línea 1378
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... - Comprendo, caballero, que las personas distinguidas de Londres no pueden ser parroquianos de un sastre rural, como regla general. Pero si, de vez en cuando, quisiera usted darse una vuelta por aquí en su calidad de habitante de Londres, yo quedaría profundamente agradecido. Buenos días, caballero. Estoy muy agradecido… ¡La puerta! ...
En la línea 1407
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Dando una gran vuelta por todas las callejuelas, me dirigí a casa de la señorita Havisham y, muy molesto por los guantes que llevaba, tiré del cordón de la campana. Acudió Sara Pocket a la puerta y retrocedió al verme tan cambiado; y hasta su rostro, de color de cáscara de nuez, dejó de ser moreno para ponerse verde y amarillo. ...
En la línea 326
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Se levantó del banco y echó a andar con paso rápido. Casi corría, con la intención de volver a su casa. Pero al pensar en su habitación experimentó una impresión desagradable. Era en su habitación, en aquel miserable tabuco, donde había madurado la «cosa», hacía ya más de un mes. Raskolnikof dio media vuelta y continuó su marcha a la ventura. ...
En la línea 413
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ¿Por qué, aun sintiéndose fatigado, tan extenuado que debió regresar a casa por el camino más corto y más directo, había dado un rodeo por la plaza del Mercado Central, donde no tenía nada que hacer? Desde luego, esta vuelta no alargaba demasiado su camino, pero era completamente inútil. Cierto que infinidad de veces había regresado a su casa sin saber las calles que había recorrido; pero ¿por qué aquel encuentro tan importante para él, a la vez que tan casual, que había tenido en la plaza del Mercado (donde no tenía nada que hacer), se había producido entonces, a aquella hora, en aquel minuto de su vida y en tales circunstancias que todo ello había de ejercer la influencia más grave y decisiva en su destino? Era para creer que el propio destino lo había preparado todo de antemano. ...
En la línea 465
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Raskolnikof se levantó con un gran esfuerzo. Le dolía la cabeza. Dio una vuelta por el cuarto y volvió a echarse en el diván. ...
En la línea 797
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pero de pronto se desencadenó una tormenta en el despacho. El ayudante del comisario, todavía bajo los efectos de la afrenta que acababa de sufrir y deseoso de resarcirse, empezó de improviso a poner de vuelta y media a la dama del lujoso vestido, la cual, desde que le había visto entrar, no cesaba de mirarle con una sonrisa estúpida. ...
En la línea 328
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —“Ja wo-h-ohl!” —grité, repentinamente, con todas mis fuerzas, prolongando la o, a la manera de los berlineses, que emplean a cada instante ese latiguillo en su conversación y prolongan más o menos la vocal o, para expresar diversos matices. Espantados, el barón y la baronesa dieron rápidamente media vuelta y se dieron casi a la huida. Entre el público algunas personas bromeaban, otros me miraban sin comprender. Por otra parte, mis recuerdos son vagos. ...
En la línea 485
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Sí, he dado una pequeña vuelta hasta el casino. Está aquí cerca. ...
En la línea 659
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¡Ah, se conoce al pájaro por su manera de volar! Debe tener pico y uñas. Ahora explícame lo que significa cada vuelta de la ruleta y cómo es preciso apostar. ...
En la línea 826
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Adiós, abuela —y dando media vuelta, me dispuse a retirarme. ...
En la línea 116
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Mientras el recién llegado se calentaba con la espalda vuelta al posadero, éste sacó un lápiz del bolsillo, rasgó un pedazo de periódico, escribió en el margen blanco una línea o dos, lo dobló sin cerrarlo, y entregó aquel papel a un muchacho que parecía servirle a la vez de pinche y de criado; después dijo una palabra al oído del chico y éste marchó corriendo en dirección al Ayuntamiento. El viajero nada vio. ...
En la línea 762
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Una de las mujeres hizo el viaje a Montfermeil, habló con los Thenardier, y dijo a su vuelta: ...
En la línea 814
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Aprovechando un momento en que la mujer volvía, el joven se fue tras ella a paso de lobo, y ahogando la risa, tomó del suelo un puñado de nieve y se lo puso bruscamente en la espalda entre los hombros desnudos. La joven lanzó un rugido, se dio vuelta, saltó como una pantera, y se arrojó sobre el hombre clavándole las uñas en el rostro con las más espantosas palabras que pueden oírse en un cuerpo de guardia. Aquellas injurias, vomitadas por una voz enronquecida por el aguardiente, sonaban aun más repulsivas en la boca de una mujer a la cual le faltaban, en efecto, los dos dientes incisivos. Era Fantina. ...
En la línea 1097
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Así pasó un cuarto de hora. Por fin inclinó la cabeza, suspiró con angustia, y volvió atrás. Caminó lentamente, como bajo un gran peso, como si alguien lo hubiera cogido en su fuga y lo trajera de vuelta. ...
En la línea 133
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Cogió a Buck por el cuello y, aunque el perro gruñía de forma amenazadora, lo arrastró a un lado y colocó en su lugar a Sol-leks. Al veterano animal no le gustó y mostró sin ambages que le tenía miedo a Buck. François no le hizo caso, pero en cuanto se dio la vuelta, Buck volvió a desplazar a Sol-leks, que se apartó sin resistencia. ...
En la línea 316
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Se detuvieron a beber en un arroyo y entonces Buck se acordó de John Thornton. Se sentó. El lobo reinicio la marcha hacia el lugar de donde seguramente venía la llamada; luego retornó a donde estaba Buck, se olisquearon mutuamente el morro y el lobo intentó estimularlo. Pero Buck dio media vuelta y partió lentamente por donde había venido. Durante casi una hora, el hermano salvaje marchó a su lado, gañendo levemente. Después se sentó, apuntó al cielo con el hocico y aulló. Fue un aullido lastimero, y Buck, que continuó andando sin parar, lo oyó cada vez más débil hasta que se perdió a lo lejos. ...
En la línea 104
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¡Bah, bah! eso es cuestión de trasladarse… En casándoos solicitas bajo cuerda que te lleven a otro sitio… el viejo se queda por allá cuidando de las rentas, y tú y la niña os estáis donde nadie sepa si la engendró un archiduque o el verdugo… Por de pronto, en la luna de miel sales con tu mujer a dar una vuelta por Europa, y así te libras de las hablillas de la primera temporada. Y date prisa, antes que esa panza se ponga esférica, y ese cabello… ¡Ay! ¡Y cómo pasa el tiempo! Envejecemos que es un dolor. ...
En la línea 117
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -El señor Colmenar me favorece más de lo que merezco -respondió muy hueco el Leonés-; pero estas cosas han de pensarse… Dese usted una vuelta por ahí… ...
En la línea 132
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¿Sabe usted, sabe usted cuál es el deber del padre que tiene una hija como Lucía? Pues buscar, como otro Diógenes, un hombre que en constitución y riqueza de organismo la iguale, y unirlos. ¿Le parece a usted que con este descuido que hay en los enlaces, con los sacrílegos consorcios que solemos presenciar entre naturalezas pobres, viciadas, enfermas, y naturalezas sanas, es posible que muy pronto, a la vuelta de tres o cuatro generaciones, sobrevenga la decadencia fatal de estos pueblos de Europa? O qué, ¿se puede impunemente transmitir a nuestros tataranietos veneno y pus, en vez de sangre? ...
En la línea 357
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Con su vuelta de usted se pone buena del todo. ...
En la línea 105
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -¿La vuelta al mundo en ochenta días? ...
En la línea 124
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Un buen inglés no se chancea nunca cuando se trata de una cosa tan formal como una apuesta- respondió Phileas Fogg-. Apuesto veinte mil libras contra quien quiera a que yo doy la vuelta al mundo en ochenta días, o menos, sean mil novecientas veinte horas, o ciento quince mil doscientos minutos. ¿aceptáis? ...
En la línea 128
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Esta misma noche- respondió Phileas Fogg-. Por consiguiente- añadió consultando un calendario del bolsillo : puesto que hoy es miércoles 2 de octubre deberé estar de vuelta en Londres, en este mismo salón del Reform Club, el sábado 21 de diciembre a las ocho y cuarenta y cinco minutos de la tarde, sin lo cual las veinte mil libras depositadas actualmente en la casa de Baring Hermanos os pertenecen de hecho y de derecho, señores. He aquí un cheque por esa suma. ...
En la línea 144
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Sí- respondió Phileas Fogg-. Vamos a dar la vuelta al mundo. ...

El Español es una gran familia
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras v;b
Reglas relacionadas con los errores de v;b
Las Reglas Ortográficas de la V
Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.
Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.
Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.
Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.
Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.
Por ejemplo: divertir, división.
Excepciones: dibujo y sus derivados.
Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.
Las Reglas Ortográficas de la B
Regla 1 de la B
Detrás de m se escribe siempre b.
Por ejemplo:
sombrío
temblando
asombroso.
Regla 2 de la B
Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.
Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.
Regla 3 de la B
Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.
Por ejemplo: albanés, albergar.
Excepciones: Álvaro, alvéolo.
Regla 4 de la B
Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.
Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.
Excepciones: movilidad y civilidad.
Regla 5 de la B
Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.
Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.
Regla 6 de la B
Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.
Regla 7 de la B
Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.
Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.
Palabras parecidas a vuelta
La palabra ubres
La palabra recordar
La palabra mucho
La palabra prisa
La palabra tuvo
La palabra marimacho
La palabra oficio
Webs amigas:
Ciclos Fp de Administración y Finanzas en Murcia . Ciclos Fp de Automoción en Cuenca . Viviendas vpo . - Hotel Cool Deluxe Tisalaya en Gran Canaria