Cómo se escribe.org.es

La palabra zatizfecho
Cómo se escribe

Comó se escribe zatizfecho o satisfecho?

Cual es errónea Satisfecho o Zatizfecho?

La palabra correcta es Satisfecho. Sin Embargo Zatizfecho se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino zatizfecho es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra satisfecho

Más información sobre la palabra Satisfecho en internet

Satisfecho en la RAE.
Satisfecho en Word Reference.
Satisfecho en la wikipedia.
Sinonimos de Satisfecho.

Algunas Frases de libros en las que aparece satisfecho

La palabra satisfecho puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 337
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ) Pero el valentón sonreía bondadosamente, satisfecho de mostrarse prudente y paternal con ese viejo rabioso; y así fue conduciéndolo hasta su barraca, donde quedaron él y los amigos vigilándolo, dándole consejos para que no cometiese un disparate. ...

En la línea 1524
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Iba satisfecho del animal; no había perdido el día. ...

En la línea 1974
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Era el primer parroquiano de su establecimiento: jamás se acostaba satisfecho si no había bebido en sus tres comidas medio cántaro de vino. ...

En la línea 166
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Se había terciado la capa, tomando un aire de majo galante, satisfecho de detener en la calle más céntrica, a la vista de todos, a una mujer que tal escándalo promovía. ...

En la línea 240
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El marqués de San Dionisio mostrábase satisfecho de sus alardes de fuerza, de la rudeza de sus bromas, que terminaban casi siempre con lesiones de los compañeros. Cuando le llamaban bruto con acento de admiración, sonreía orgulloso de su raza. Bruto, sí: como lo habían sido sus mejores abuelos: como lo fueron siempre los caballeros de Jerez, espejo de la nobleza andaluza, arrogantes jinetes formados en dos siglos de batalla diaria y continua algarada en tierras de moros, pues por algo Jerez se llamaba de la Frontera. Y recapitulando en su memoria lo que había leído u oído sobre la historia de los suyos, reíase de Carlos V el gran Emperador, que, al pasar por Jerez, había querido correr unas lanzas con los jinetes famosos de la tierra que no gustaban de combates de puro juego, tomándolos en serio como si aún luchasen con moros. En el primer encuentro le rasgaron la ropilla al emperador; en el segundo le hicieron sangre, y la emperatriz, que estaba en los tablados, llamó muy asustada a su esposo, rogándole que reservase su lanza para gentes menos rudas que los caballeros jerezanos. ...

En la línea 264
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Ferminillo marchó a Londres, y al escribir, de vez en cuando, mostrábase satisfecho de su vida. El capataz auguraba a su hijo un brillante porvenir. Vendría de allá sabiendo más que todos los señores que plumeaban en el escritorio de Dupont. Además, Salvatierra le había dado cartas para los amigos que tenía en Londres, todos polacos, rusos e italianos, refugiados allí porque en su tierra les querían mal; personajes que eran considerados por el capataz como seres poderosos cuya protección envolvería a su hijo mientras viviese. ...

En la línea 720
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los viñadores, rígidos en su doble fila, se quitaron los sombreros saludando al amo. Dupont sonrió satisfecho, y el sacerdote hizo lo mismo, abarcando en una mirada de protectora conmiseración a los jornaleros. ...

En la línea 9240
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Milady no era reina sino entre las reinas; su domina ción necesitaba el placer del orgullo satisfecho. ...

En la línea 10710
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Espera aún un momento, D'Ar tagnan, y quedarás satisfecho. ...

En la línea 488
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... ' Agréguese á esto que desde 1825 en adelante, y hasta hoy las cargas han ido en aumento, que desde 1835 las libranzas sobre Filipinas han sido cuantiosas y muy frecuentes; que han venido y siguen llegando grandes remesas de tabaco que alli se ha colectado y pagado; que hasta hoy no hay noticia que hayan bajado las rentas, y sí motivos para creer que han subido; pues sus cargas se aumentan, y todas se han satisfecho, y de todo este conjunto cualquiera deducirá que cotejados estos datos con el déficit que supone el autor del folleto, hay muy poca exactitud en sus razones y cálculos, porque estos son hechos ciertos, positivos, y actos consumados que no admiten duda, y por consiguiente ni réplica ni contestacion alguna. ...

En la línea 893
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Me volví a mi alojamiento muy satisfecho, y después de cenar un poco me fuí a acostar, sin hacer gran caso de los posaderos, que me apuñalaban con la mirada de sus ojillos judaicos. ...

En la línea 1998
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... No deje usted, pues, de imprimirla, y difúndala por España todo lo posible.» Me retiré muy satisfecho de la entrevista; si no un permiso escrito de imprimir el libro sagrado, había obtenido algo que, en cualesquiera circunstancias, consideraba yo casi equivalente: el tácito convenio de que mis empeños bíblicos serían tolerados en España; abrigaba la firme esperanza de que, cualquiera que fuese la suerte del Ministerio, ningún otro, y menos uno liberal, se atrevería a ponerme obstáculos, sobre todo porque el embajador inglés era amigo mío y conocía todos los pasos dados por mí en el asunto. ...

En la línea 6138
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Al repetirle la promesa de devolver en seguida la caja y los libros, el _corregidor_ se dió por satisfecho y repentinamente se mostró por demás condescendiente y amable: llegó hasta decirme que dejaba por completo a mi resolución lo de devolver los libros o no. ...

En la línea 574
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Después que don Quijote hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puño de bellotas en la mano, y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones: -Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. ...

En la línea 982
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Recorred vuestra memoria, y si halláis alguna cosa deste jaez que encomendarme, no hay sino decilla; que yo os prometo, por la orden de caballero que recebí, de faceros satisfecho y pagado a toda vuestra voluntad. ...

En la línea 1116
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Con facilidad será vuestra merced satisfecho -respondió el licenciado-; y así, sabrá vuestra merced que, aunque denantes dije que yo era licenciado, no soy sino bachiller, y llámome Alonso López; soy natural de Alcobendas; vengo de la ciudad de Baeza con otros once sacerdotes, que son los que huyeron con las hachas; vamos a la ciudad de Segovia acompañando un cuerpo muerto, que va en aquella litera, que es de un caballero que murió en Baeza, donde fue depositado; y ahora, como digo, llevábamos sus huesos a su sepultura, que está en Segovia, de donde es natural. ...

En la línea 1732
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Si gustares de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto; que, con acabar mi vida, habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo. ...

En la línea 2363
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Celebró el Oficio Mister Pritchard, misionero principal de la isla. capilla, construida en madera, estaba completamente llena de gente, limpia y muy comedida, de todas edades y sexos. quedé muy satisfecho de la atención que prestaban al Oficio, pero quizá esperaba ya demasiadas lindezas. todas maneras, sería muy difícil encontrar gran diferencia entre el Oficio divino celebrado en Taití y el de una aldea cualquiera de Inglaterra. canto de los himnos era muy agradable, pero el sermón, aunque el orador se expresaba con facilidad, resultaba bastante monótono, quizá por la repetición constantes de las palabras: Tata ta mata mai ...

En la línea 2458
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El parecía estar muy satisfecho de encontrar persona que prestase tan grande atención a sus palabras, por lo cual no cesó un sólo instante de hablarme. ...

En la línea 3131
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ta filantropía Australia viene a ser, en el mismo hemisferio, un gran centro de civilización, e indudablemente será dentro de poco la reina de esta mitad del mundo. puede un inglés visitar estas colonias sin sentirse orgulloso y satisfecho ...

En la línea 2630
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Hasta en latín sabe maldecir el pillastre!, pensó el padre, más satisfecho cada vez de los sacrificios que le costaba aquel enemigo. ...

En la línea 2880
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Guiñaba los ojos a todos, reía satisfecho, frotaba las manos. ...

En la línea 2898
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Don Frutos se dio por satisfecho. ...

En la línea 3177
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Llegaba a casa y descargaba sobre una mesa aquellos sacos para contar más satisfecho las piedras miliarias. ...

En la línea 84
del libro El Señor
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La misma conciencia, una muy honda, que le había dicho que allá lejos se habría satisfecho brindando con la propia sangre al amor divino, ahora le decía, no más clara: O aquello o esto. ...

En la línea 1137
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Y satisfecho de haber cortado sus relaciones con el dplomático-artista y con su antiguo tutor, se juró a sí mismo no permanecer en Roma mas de una semana. Necesitaba este plazo para resolver ciertos pequeños asuntos de la vida diaria que tenia pendientes y entregar el víllino a un amigo de su propietario. Le dolía acordarse de la dulce Estela, víctima inocente, merecedora de compasión, y a la vez su orgullo le hacía considerar la insolencia de la noche anterior como un acto providencial. Gracias a él, iba a librarse de su matrimonio con la hija de Bustamante. ...

En la línea 720
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El no había visto nunca a Margaret llevando un gorro de doctor. Tampoco había tenido ocasión de admirarla con pantalones de hombre; pero creyó firmemente que, de haberla visto así, ofrecería las mismas formas esbeltas y atractivas que en el presente momento. En realidad, se sintió satisfecho por primera vez de su viaje a este país, ya que le proporcionaba tan agradable visión. ...

En la línea 732
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Buscó otra vez la mirada protectora de Momaren, quedando medianamente satisfecho al ver que los ojos de este parecían amonestarle por su reciente distracción. Flimnap continuaba dejando correr el chorro de su oratoria didáctica. Explicaba en estos momentos los diversos y brillantes periodos de la literatura nacional, aproximándose con la lentitud de un estratega prudente a la conclusión de que todo lo que habían producido varias generaciones de escritores era simplemente para preparar el advenimiento de Momaren. Pero aunque Gillespie hacía esfuerzos por enterarse de la disertación, inclinaba al mismo tiempo su cabeza del lado de los amantes, deseoso de oír su diálogo. ...

En la línea 760
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Y después de decir esto se metió en su litera, satisfecho de la confusión y la alarma en que dejaba al buen profesor. ...

En la línea 1180
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Quedó tan satisfecho de la visita de Flimnap, que hasta quiso borrar la mala impresión que podían haber dejado en él ciertas palabras de su último discurso. ...

En la línea 789
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Tanto así. —Es poco. —Pues como de aquí a la Cibeles… no al Cielo… ¿Estás satisfecho? ...

En la línea 850
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Somos luteranos—dijo Ido sonriendo, muy satisfecho por tener ocasión de soltar aquel chiste que era viejo y había sido soltado sin número de veces. ...

En la línea 2017
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Óigame usted… tía. Yo la quiero a usted mucho; yo le debo a usted la vida, y aunque usted se empeñe en reñir conmigo, no lo ha de conseguir… Vamos a ver. Lo que yo hago ahora, lo que la tiene a usted tan enojada es, según voy viendo, una acción noble, y mi conciencia me la aprueba, y estoy satisfecho de ella como si tuviera a Dios dentro de mí diciéndome: bien, bien… Porque usted no me puede hacer creer que estamos en el mundo sólo para comer, dormir, digerir la comida y pasearnos. No; estamos para otra cosa. Y si yo siento dentro de mí una fuerza muy grande, pero muy grande, que me impulsa a la salvación de otra alma lo he de realizar, aunque se hunda el mundo». ...

En la línea 2059
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Durmiose Maxi aquella noche arrullado por la esperanza. Síntoma de conciliación era que su tía no le hablaba ya con ira, y aun parecía tenerle en verdadero concepto de hombre o de varón. A veces, hasta parecía que la insigne señora le tenía cierto respeto. ¡Si no hay como mostrarse duro y decidido para que le respeten a uno… ! Por lo demás, doña Lupe había vuelto a cuidarle con su acostumbrada solicitud. Le ponía en la mesa los platos de su gusto, y en su cuarto nada faltaba para su regalo y comodidad. En fin, que el pobre chico estaba satisfecho; sentía que el terreno se solidificaba bajo sus plantas, y se reconocía más árbitro de su destino, y casi triunfante en la descomunal batalla que estaba dando a su familia. ...

En la línea 964
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Después de largo tiempo, el viejo, que seguía aún mirando, aunque sin ver, pues su mente había caído en una abstracción soñolienta, observó de pronta que los ojos del niño estaban abiertos, y se fijaban con helado terror en el cuchillo. Una sonrisa de diablo satisfecho asomó al rostro del ermitaño, que dijo sin cambiar de actitud ni de ocupación: ...

En la línea 1276
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Hendon, que no cesaba de observar al rey, se dijo satisfecho: ...

En la línea 1289
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Así, llegamos muy sobrecargados a la canoa. Pero Ned Land no se hallaba todavía satisfecho con las provisiones. Le favoreció la suerte entonces, ya que en el momento en que iba a embarcar vio varios árboles, de unos veinticinco a treinta pies de altura, pertenecientes a la familia de las palmas. Estos árboles, tan preciosos como el artocarpo, son considerados justamente como uno de los más útiles productos de Malasia. Eran sagús, vegetales silvestres que se reproducen, como los morales, por sus retoños y sus semillas. ...

En la línea 2408
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Espere unos instantes. Se va a encender el fanal, y si le gustan las situaciones claras va a verse satisfecho. ...

En la línea 144
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Que estoy muy satisfecho de que le guste. ...

En la línea 230
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Poco a poco me calmé lo bastante para soltar la mesa y comer el pudding que me sirvieron. El señor Plumblechook también comió de él, y lo mismo hicieron los demás. Terminado que fue, el señor Pumblechook empezó a mostrarse satisfecho bajo la influencia maravillosa de la ginebra y del agua. Yo empezaba a pensar que podría salvarme aquel día, cuando mi hermana ordenó a Joe: ...

En la línea 236
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Los comensales murmuraron algunas palabras de agradecimiento, y el tío Pumblechook, satisfecho por haber merecido bien del prójimo, dijo con demasiada vivacidad, habida cuenta del estado de las cosas: ...

En la línea 385
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — También me alegro yo - replicó -. Y estoy satisfecho de pensar así. ¿Qué me importa que tenga la cara roja o un hueso más o menos? ...

En la línea 2359
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Apenas supo que Raskolnikof tenía que tratar cierto asunto con él, Porfirio Petrovitch le invitó a sentarse en el sofá. Luego se sentó él en el extremo opuesto al ocupado por Raskolnikof y le miró fijamente, en espera de que le expusiera la anunciada cuestión. Le miraba con esa atención tensa y esa gravedad extremada que pueden turbar a un hombre, especialmente cuando ese hombre es casi un desconocido y sabe que el asunto que ha de tratar está muy lejos de merecer la atención exagerada y aparatosa que se le presta. Sin embargo, Raskolnikof le puso al corriente del asunto con pocas y precisas palabras. Luego, satisfecho de sí mismo, halló la serenidad necesaria para observar atentamente a su interlocutor. Porfirio Petrovitch no apartó de él los ojos en ningún momento del diálogo, y Rasumikhine, que se habia sentado frente a ellos, seguía con vivísima atención aquel cambio de palabras. Su mirada iba del juez de instrucción a su amigo y de su amigo al juez de instrucción sin el menor disimulo. ...

En la línea 3452
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Piotr Petrovitch, que parecía muy satisfecho después de lo que acababa de decir, volvió a sus cuentas. ...

En la línea 4176
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¿Rasumikhine? ‑exclamó Porfirio Petrovitch, que parecía muy satisfecho de haber oído, al fin, decir algo a Raskolnikof‑. ¡Je, je, je! De algún modo tenía que deshacerme de él, que es completamente ajeno a este asunto. Se presentó en mi casa descompuesto… En fin, dejémoslo aparte. Respecto a Mikolka, ¿quiere usted saber cómo es, o, por lo menos, la idea que yo me he forjado de él? Ante todo, es como un niño. No ha llegado aún a la mayoría de edad. Y no diré que sea un cobarde, pero sí que es impresionable como un artista. No, no se ría de mi descripción. Es ingenuo y en extremo sensible. Tiene un gran corazón y un carácter singular. Canta, baila y narra con tanto arte, que vienen a verle y oírle de las aldeas vecinas. Es un enamorado del estudio, aunque se ríe como un loco por cualquier cosa. Puede beber hasta perder el conocimiento, pero no porque sea un borracho, sino porque se deja llevar como un niño. No cree que cometiera un robo apropiándose el estuche que se encontró. « Lo cogí del suelo ‑dijo‑. Por lo tanto, puedo quedarme con él.» Pertenece a una secta cismática… , bueno, no tanto como cismática, y era un fanático. Pasó dos años con un ermitaño. Según cuentan sus camaradas de Zaraisk, era un devoto exaltado y quería retirarse también a una ermita. Pasaba noches enteras rezando y leyendo los libros santos antiguos. Petersburgo ha ejercido una gran influencia en él. Las mujeres, el vino… , ¿comprende? Es muy impresionable, y esto le ha hecho olvidar la religión. Me he enterado de que un artista se interesó por él y le daba lecciones. Así las cosas, llegó el desdichado asunto. El pobre chico perdió la cabeza y se puso una cuerda en el cuello. Un intento de evasión muy natural en un pueblo que tiene una idea tan lamentable de la justicia. Hay personas a las que la simple palabra « juicio» produce verdadero terror. ¿De quién es la culpa? Ya veremos lo que hacen los nuevos tribunales. Quiera Dios que todo vaya bien… ...

En la línea 4863
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Hacía tiempo que llevaba la enfermedad en incubación, pero no era la horrible vida del presidio, ni los trabajos forzados, ni la alimentación, ni la vergüenza de llevar la cabeza rapada e ir vestido de harapos lo que había quebrantado su naturaleza. ¡Qué le importaban todas estas miserias, todas estas torturas! Por el contrario, se sentía satisfecho de trabajar: la fatiga física le proporcionaba, al menos, varias horas de sueño tranquilo. ¿Y qué podía importarle la comida, aquella sopa de coles donde nadaban las cucarachas? Cosas peores había conocido en sus tiempos de estudiante. Llevaba ropas de abrigo adaptadas a su género de vida. En cuanto a los grilletes, ni siquiera notaba su peso. Quedaba la humillación de llevar la cabeza rapada y el uniforme de presidiario. Pero ¿ante quién podía sonrojarse? ¿Ante Sonia? Sonia le temía. Además, ¿qué vergüenza podía sentir ante ella? Sin embargo, enrojecía al verla y, para vengarse, la trataba grosera y despectivamente. ...

En la línea 175
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Hizo un movimiento con la cabeza y se alejó. Parecía muy satisfecho. Habíamos conversado en un francés bastante malo. ...

En la línea 351
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —No, pero yo mismo he juzgado necesario darle esta satisfacción y, naturalmente, el barón se ha dado por satisfecho. Vamos a separarnos, señor mío. Va a recibir de mí, en moneda del país, cuatro federicos y tres florines. He aquí el dinero y he aquí el recibo. Puede contarlo. Adiós. Ahora somos extraños el uno para el otro. No he recibido de usted más que molestias. Voy a llamar al camarero y le diré que a partir de mañana no respondo de sus gastos en el hotel. Tengo el honor de renunciar a su servicio. ...

En la línea 403
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¡Se lo ruego —dijo en tono suplicante—, deje usted eso! Se diría que usted está satisfecho de provocar un conflicto. ¡No es una satisfacción lo que usted desea, es un escándalo! Ya le he dicho que todo esto sería divertido y quizás hasta espiritual, pero —terminó diciendo al ver que me levantaba y cogía el sombrero—he venido para entregar estas líneas de parte de cierta persona… Lea, me encargaron que aguardase la respuesta. ...

En la línea 564
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —La contemplo con verdadero placer, y estoy muy satisfecho de que goce usted de buena salud —contestó Mr. Astley, en un tono muy serio, pero extremadamente apresurado. ...

En la línea 63
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Ni eran estas las únicas flaquezas y manías del señor Joaquín. Otras tuvo, que descubriremos sin miramientos de ninguna especie. Fue quizá la mayor y más duradera su desmedida afición al café, afición contraída en el negocio de ultramarinos, en las tristes mañanas de invierno, cuando la escarcha empaña el vidrio del escaparate, cuando los pies se hielan en la atmósfera gris de la solitaria lonja, y el lecho recién abandonado y caliente aun por ventura, reclama con dulces voces a su mal despierto ocupante. Entonces, semiaturdido, solicitando al sueño por las exigencias de su naturaleza hercúlea y de su espesa sangre, cogía el señor Joaquín la maquinilla, cebaba con alcohol el depósito, prendía fuego, y presto salía del pico de hojalata negro y humeante río de café, cuyas ondas a la vez calentaban, despejaban la cabeza y con la leve fiebre y el grato amargor, dejaban apto al coloso para velar y trabajar, sacar sus cuentas y pesar y vender sus artículos. Ya en León, y árbitro de dormir a pierna suelta, no abandonó el señor Joaquín el adquirido vicio, antes lo reforzó con otros nuevos: acostumbrose a beber la obscura infusión en el café más cercano a su domicilio, y a acompañarla con una copa de Kummel y con la lectura de un diario político, siempre el mismo, invariable. En cierta ocasión ocurrió al Gobierno suspender el periódico una veintena de días, y faltó poco para que el señor Joaquín renunciase, de puro desesperado, al café. Porque siendo el señor Joaquín español, ocioso me parece advertir que tenía sus opiniones políticas como el más pintado, y que el celo del bien público le comía, ni más ni menos que nos devora a todos. Era el señor Joaquín inofensivo ejemplar de la extinguida especie progresista: a querer clasificarlo científicamente, le llamaríamos la variedad progresista de impresión. La aventura única en su vida de hombre de partido, fue que cierto día, un personaje político célebre, exaltado entonces y que con armas y bagajes se pasó a los conservadores después, entrase en su tienda a pedirle el voto para diputado a Cortes. Desde aquel supremo momento quedó mi señor Joaquín rotulado, definido y con marca; era progresista de los del señor don Fulano. En vano corrieron años y sobrevinieron acontecimientos, y emigraron las golondrinas políticas en busca siempre de más templadas zonas; en vano mal intencionados decían al señor Joaquín que su jefe y natural señor el personaje era ya tan progresista como su abuela; que hasta no quedaban sobre la haz de la tierra progresistas, que éstos eran tan fósiles como el megaterio y el plesiosauro; en vano le enseñaban los mil remiendos zurcidos sobre el manto de púrpura de la voluntad nacional por las mismas pecadoras manos de su ídolo; el señor Joaquín, ni por esas, erre que erre y más firme que un poste en la adhesión que al don Fulano profesaba. Semejante a aquellos amadores que fijan en la mente la imagen de sus amadas tal cual se les apareció en una hora culminante y memorable para ellos, y, a despecho de las injurias del tiempo irreverente, ya nunca las ven de otro modo, al señor Joaquín no le cupo jamás en la mollera que su caro prohombre fuese distinto de como era en aquel instante, cuando encendido el rostro y con elocuencia fogosa y tribunicia se dignó apoyarse en el mostrador de la lonja, entre un pilón de azúcar y las balanzas, demandando el sufragio. Suscrito desde entonces al periódico del consabido prohombre, compró también una mala litografía que lo representaba en actitud de arengar, y añadido el marco dorado imprescindible, la colgó en su dormitorio entre un daguerrotipo de la difunta y una estampa de la bienaventurada virgen Santa Lucía, que enseñaba en un plato dos ojos como huevos escalfados. Acostumbrose el señor Joaquín a juzgar de los sucesos políticos conforme a la pautilla de su prohombre, a quien él llamaba, con toda confianza, por su nombre de pila. Que arreciaba lo de Cuba: ¡bah! dice don Fulano que es asunto de dos meses la pacificación completa. Que discurrían partidas por las provincias vascas: ¡no asustarse!; afirma don Fulano que el partido absolutista está muerto, y los muertos no resucitan. Que hay profunda escisión en la mayoría liberal; que unos aclaman a X y otros a Z… Bueno, bueno; don Fulano lo arreglará, se pinta él solo para eso. Que hambre… ¡sí, que se mama el dedo don Fulano!, ahora mismito van a abrirse los veneros de la riqueza pública… Que impuestos… ¡don Fulano habló de economías! Que socialismo… ¡paparruchas! ¡Atrévanse con don Fulano, y ya les dirá él cuántas son cinco! Y así, sin más dudas ni recelos, atravesó el señor Joaquín la borrasca revolucionaria y entró en la restauración, muy satisfecho porque don Fulano sobrenadaba, y se apreciaban sus méritos, y tenía la sartén por el mango hoy como ayer. ...

En la línea 84
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Pues entonces, il faut faire une fin -replicó Colmenar, muy satisfecho de poder lucirse a su vez. ...

En la línea 162
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Colmenar escribió al señor Joaquín una carta que tuvo que leer. Y no transcurridos muchos días, dijo Miranda al presunto suegro, en tono satisfecho y confidencial: ...

En la línea 1057
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y Sardiola obedeció. Era que entraban Duhamel, Miranda y Perico. Duhamel examinó con minuciosidad aquella pieza, y declarola, en su jerga luso-franca, abrigada, cómoda, baja asaz y ventilada mucho, y en todo conveniente para la enferma. Miranda y Perico se retiraron a la del lado, a asearse, y tácitamente, sin discusión alguna, se resolvió que enferma y enfermera se quedasen juntas, y los dos hombres ocupasen, juntos también, la cámara próxima. Miranda no puso reparo a este sacrificio de Lucía, porque Duhamel, llamándole aparte, le notició que la cosa se iba por la posta, y que apenas creía que la enferma durase un mes: en vista de lo cual propuso él en su corazón de tomar el portante dentro de ocho o diez días, llevándose a su mujer con cualquier pretexto. Pero el hado, que de muy distinta manera tenía resuelto atar los cabos de estos sucesos, dispuso, sirviéndole de instrumento Perico, que Miranda comenzase presto a hallarse satisfecho, entretenido y regocijado en aquella babilonia y golfo parisiense, por cuyos arrecifes y bajíos le piloteó el pollo Gonzalvo con más acierto y destreza que buena intención. ...

En la línea 1909
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Así, pues, mister Fogg, no satisfecho con librarme de una muerte horrible, ¿os creíais obligado, además, a asegurarme una posición en el extranjero? ...


El Español es una gran familia


Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z

Reglas relacionadas con los errores de s;z

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.

Las Reglas Ortográficas de la Z

Se escribe z y no c delante de a, o y u.

Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.

Ejemplos: pedazo, terraza

Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.

Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez

La X y la S


la Ortografía es divertida

Errores Ortográficos típicos con la palabra Satisfecho

Cómo se escribe satisfecho o zatizfecho?
Cómo se escribe satisfecho o satisfeco?

Palabras parecidas a satisfecho

La palabra mocetones
La palabra intentando
La palabra tropel
La palabra vecinas
La palabra emparrado
La palabra tales
La palabra ambas

Webs amigas:

Ciclos Fp de Automoción en Huelva . Ciclos formativos en Lanzarote . Ciclos Fp de Automoción en Zamora . - Hotel Traina