Cual es errónea Protesta o Prrotesta?
La palabra correcta es Protesta. Sin Embargo Prrotesta se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra prrotesta es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra protesta
Más información sobre la palabra Protesta en internet
Protesta en la RAE.
Protesta en Word Reference.
Protesta en la wikipedia.
Sinonimos de Protesta.

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece protesta
La palabra protesta puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 887
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Era tan fiera su actitud, destacándose erguido en medio de la acequia: se adivinaba en este fantasma negro tal resolución de recibir a tiros al que se presentase, que nadie salió de los inmediatos cañares, y bebieron sus campos durante una hora sin protesta alguna. ...
En la línea 1497
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Esta vez aún fué más viva y gesticulante su protesta al ver que el labrador no se ablandaba con la rebaja y a duras penas le ofrecía dos duros más. ...
En la línea 1809
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... «¡Adentro, adentro!» Y, ayudada por otras mujeres, Teresa y su hija fueron metidas casi a viva fuerza en el estudi, revolviéndose desgreñadas, rojos los ojos por el llanto, el pecho palpitante a impulsos de una protesta dolorosa, que ya no gemía, sino aullaba. ...
En la línea 620
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Nada había hecho esta virtud pálida para libertar a los hombres. Era la rebeldía, la protesta desesperada, la que había roto las ligaduras del antiguo siervo, la que emanciparía al asalariado moderno, adulado con toda clase de derechos ideales, menos el derecho al pan. ...
En la línea 633
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --El mundo empieza a despertar de su sueño de miles de años; protesta de haber sido robado en su infancia. La tierra es vuestra: nadie la ha creado y pertenece a todos. Si en ella existe algún mejoramiento, obra es de vuestras negras manos, que son vuestros títulos de propiedad. El hombre nace con derecho al aire que respira, al sol que lo calienta, y debe exigir la posesión de la tierra que le sostiene. El suelo que cultiváis para que otro recoja la cosecha, os pertenece, aunque vosotros, infelices, envilecidos por miles de años de servidumbre, dudéis de vuestro derecho, temiendo avanzar la mano para que no os crean ladrones. El que acapara un pedazo de tierra, excluyendo de él a los demás, el que lo entrega a las bestias humanas para que lo hagan producir mientras él permanece ocioso, ese es el que verdaderamente roba a sus semejantes. ...
En la línea 698
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Se pegó más a la reja, murmurando con timidez la condición que exigía para irse. María de la Luz se hizo atrás con un gesto de protesta, como si temiese el avance de aquella boca, que suplicaba entre los hierros. ...
En la línea 898
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El rebaño de la pobreza no podía gozar de este placer de los ricos; pero lo envidiaba, soñando con la embriaguez como la mayor de las felicidades. En sus momentos de cólera, de protesta, bastaba poner el vino al alcance de sus manos para que todos sonriesen viendo dorada y luminosa su miseria al través del vaso lleno de oro líquido. ...
En la línea 2012
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Lo que eran los hombres, y especialmente los indianos, lo que no les gustaba, la manera de marearlos, lo que había que conceder antes, lo que no se había de tolerar después, todo esto se discutió por largo, siempre concluyendo con la protesta de que era hija tanta sabiduría de la observación en cabeza ajena. ...
En la línea 2060
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Tan general y viva fue la protesta del gran mundo de Vetusta contra los conatos literarios de Ana, que ella misma se creyó en ridículo y engañada por la vanidad. ...
En la línea 3989
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... A ellas les solía parecer bien un piropo de un estudiante o de un hortera; pero la indignación fingida era mayor cuando un levita se propasaba y siempre acompañaba a la protesta del pudor el sarcasmo. ...
En la línea 4455
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Sentía en las entrañas gritos de protesta, que le parecía que reclamaban con suprema elocuencia, inspirados por la justicia, derechos de la carne, derechos de la hermosura. ...
En la línea 1002
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En el mismo Velletri sufrió Carlos otra molestia. Al día siguiente de la huida de César se le presentaron unos embajadores españoles, enviados por Fernando el Católico, para protestar contra su expedición a Nápoles y la ocupación de las fortalezas del Papa. Al fin llegaba para Alejandro el apoyo de su amigo el rey español, aunque sólo fuese en forma» de protesta diplomática. ...
En la línea 1042
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Extinguida esta protesta interior contra la viuda de Gamboa, volvió Borja a considerar las proposiciones de don Arístides con el mismo respeto que cuando vivía sometido a su tutela. ¿Por qué no casarse?… Alguna, vez tendría que imitar el ejemplo de los demás, y mejor era Estela que cualquiera otra de las mujeres que podían salirle al camino. Aquellas embozadas promesas de honores alcanzados por el hecho de ser yerno de Bustamante no le emocionaban. Sólo tenía en cuenta el dulce carácter de ella, o, mejor dicho, su ausencia de verdadero carácter, lo que le haría plegarse en todo a las costumbres y las ideas de su esposo. ...
En la línea 1617
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —¡Ah las mujeres!… ¡Qué cosa tan terrible el amor!—dijo con falso acento de protesta. ...
En la línea 1763
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Furioso Julio II por tal desobediencia, quiso encarcelar a César en el castillo de Sant' Angelo. Luego, asustado por la protesta de los cardenales españoles, se limitó a tenerlo preso en las habitaciones que ocupaba dentro del Vaticano, o sea en la llamada torre Borgia. ...
En la línea 794
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... A pesar de las grandes muestras de escándalo que provocaba en Flimnap la audacia de los dos amantes, se notó en su voz cierta admiración. Unos días antes su protesta hubiese sido sincera, pero después de conocer a Edwin pensaba de distinto modo, mostrando veneración por todos los que sacrificaban la seguridad y las comodidades de su existencia en pro de un amor. ...
En la línea 839
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Le amo -dijo Popito- por lo mismo que soy mujer y quiero continuar siéndolo. No crea, gentleman, que todas las de mi sexo en este país estamos contentas de la tiranía de nuestro gobierno y de la situación abyecta en que mantiene al hombre, haciendo de él un vencido. Del mismo modo que entre los varones se va formando el partido masculinista, entre nosotras surge un movimiento de protesta dirigido por las mujeres que aspiran a una vida dulce y de concordia entre los sexos: una vida sin violencias, sin que ninguno de los dos grupos en que se divide la humanidad impere sobre el otro ni abuse de el. No queremos que el hombre sea el déspota de la mujer, como en otros tiempos; pero tampoco que la mujer sea el tirano del hombre, como en la actualidad. ¿Por qué no pueden ser iguales los dos, manteniéndose en inalterable armonía gracias a la dulzura y, sobre todo, a la tolerancia?… ...
En la línea 925
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Además, la reunión de esta tarde tenía un alcance político. El Padre de los Maestros quería darle cierto sabor de protesta mesurada y grave por la ofensa que Golbasto se imaginaba haber recibido del gobierno. Momaren, haciendo este alarde de interés amistoso, se vengaba al mismo tiempo del joven poeta universitario que había osado criticarle como historiador. ...
En la línea 955
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Golbasto palideció, hasta tomar su cara un tono verdoso. Parecía dispuesto a protestar de tanta igualdad y tanto compañerismo; pero el recuerdo de muchas cosas que deseaba pedir al Padre de los Maestros sofocó la protesta instintiva de su vanidad, haciendo que se mostrase dulce y bondadoso. ...
En la línea 1979
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Figúrese el lector cuál sería el asombro de doña Lupe la de los Pavos, cuando vio entrar en la sala a su sobrino, no con zapatillas ni en tren de andar por casa, sino empaquetado para salir, con su capa de vueltas encarnadas, su chaqué azul y su honguito de color de café. Tan estupefacta y colérica estaba por la desobediencia del mancebo, que apenas pudo balbucir una protesta: «Pe… pero… ». ...
En la línea 3631
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Yo lo comprendo… —Si tú no te has de morir—dijo Fortunata irguiéndose con brío, en son de protesta—. ¡Si te pondrás bueno… ! ...
En la línea 4951
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Moreno la miraba estático. Algunos monosílabos salieron de su boca; pero aquellos pedazos rotos de su pensamiento más bien parecían de aquiescencia que de protesta. Jacinta siguió hablándole en un tono dulce, tiernísimo, y más bien parecía una madre que una amiga. ...
En la línea 260
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... El mantelero hereditario se la llevó con reverente actitud y sin una sola palabra o protesta de ninguna suerte. ...
En la línea 1298
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... El rey iba a iniciar una furiosa protesta, pero sir Hugo lo hizo callar con esta eficaz advertencia: ...
En la línea 1650
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La salud de todos se mantenía en un estado muy satisfactorio. La dieta de a bordo era perfectamente adecuada a nuestras necesidades, y yo me habría pasado muy bien sin las variantes que en ella introducía Ned Land por espíritu de protesta. Además, en aquella temperatura constante no había que temer el más mínimo catarro. Por otra parte, la dendrofilia, ese madrepórico que se conoce en Provenza con el nombre de «hinojo marino», de la que había una buena reserva a bordo, habría suministrado, con la carne de sus pólipos, una pasta excelente para la tos. ...
En la línea 2425
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Cierto: no se planteó exactamente así ‑reconoció Rasumikhine acalorándose, como era su costumbre‑. Oye, Rodia, te ruego que nos escuches y nos des tu opinión. Me interesa. Yo hacía cuanto podía mientras te esperaba. Les había hablado a todos de ti y les había prometido tu visita… Los primeros en intervenir fueron los socialistas, que expusieron su teoría. Todos la conocemos: el crimen es una protesta contra una organización social defectuosa. Esto es todo, y no admiten ninguna otra razón, absolutamente ninguna. ...
En la línea 3458
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Nada de escupir. Se trata de una simple protesta. Yo procedo con vistas a una finalidad útil. Así puedo prestar una ayuda indirecta a la propaganda de las nuevas ideas y a la civilización, lo que representa un deber para todos. Y este deber tal vez se cumple mejor prescindiendo de los convencionalismos sociales. Puedo sembrar la idea, la buena semilla. De esta semilla germinarán hechos. ¿En qué ofendo a las personas con las que procedo así? Empezarán por sentirse heridas, pero después verán que les he prestado un servicio. He aquí un ejemplo: se ha reprochado a Terebieva, que ahora forma parte de la commune y que ha dejado a su familia para… entregarse libremente, que haya escrito una carta a sus padres diciéndoles claramente que no quería vivir ligada a los prejuicios y que iba a contraer una unión libre. Se dice que ha sido demasiado dura, que debía haber tenido piedad y haberse conducido con más diplomacia. Pues bien, a mí me parece que este modo de pensar es absurdo, que en este caso las fórmulas están de más y se impone una protesta clara y directa. Otro caso: Ventza ha vivido siete años con su marido y lo ha abandonado con sus dos hijos, enviándole una carta en la que le ha dicho francamente: «Me he dado cuenta de que no puedo ser feliz a tu lado. No te perdonaré jamás que me hayas engañado, ocultándome que hay otra organización social: la commune. Me ha informado de ello últimamente un hombre magnánimo, al que me he entregado y al que voy a seguir para fundar con él una commune. Te hablo así porque me parecería vergonzoso engañarte. Tú puedes hacer lo que quieras. No esperes que vuelva a tu lado: ya no es posible. Te deseo que seas muy feliz.» Así se han de escribir estas cartas. ...
En la línea 3458
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Nada de escupir. Se trata de una simple protesta. Yo procedo con vistas a una finalidad útil. Así puedo prestar una ayuda indirecta a la propaganda de las nuevas ideas y a la civilización, lo que representa un deber para todos. Y este deber tal vez se cumple mejor prescindiendo de los convencionalismos sociales. Puedo sembrar la idea, la buena semilla. De esta semilla germinarán hechos. ¿En qué ofendo a las personas con las que procedo así? Empezarán por sentirse heridas, pero después verán que les he prestado un servicio. He aquí un ejemplo: se ha reprochado a Terebieva, que ahora forma parte de la commune y que ha dejado a su familia para… entregarse libremente, que haya escrito una carta a sus padres diciéndoles claramente que no quería vivir ligada a los prejuicios y que iba a contraer una unión libre. Se dice que ha sido demasiado dura, que debía haber tenido piedad y haberse conducido con más diplomacia. Pues bien, a mí me parece que este modo de pensar es absurdo, que en este caso las fórmulas están de más y se impone una protesta clara y directa. Otro caso: Ventza ha vivido siete años con su marido y lo ha abandonado con sus dos hijos, enviándole una carta en la que le ha dicho francamente: «Me he dado cuenta de que no puedo ser feliz a tu lado. No te perdonaré jamás que me hayas engañado, ocultándome que hay otra organización social: la commune. Me ha informado de ello últimamente un hombre magnánimo, al que me he entregado y al que voy a seguir para fundar con él una commune. Te hablo así porque me parecería vergonzoso engañarte. Tú puedes hacer lo que quieras. No esperes que vuelva a tu lado: ya no es posible. Te deseo que seas muy feliz.» Así se han de escribir estas cartas. ...
En la línea 3460
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Bien mirado, sólo era la segunda. Pero aunque fuese la cuarta o la decimoquinta, esto tiene muy poca importancia. Ahora más que nunca siento haber perdido a mi padre y a mi madre. ¡Cuántas veces he soñado en mi protesta contra ellos! Ya me las habría arreglado para provocar la ocasión de decirles estas cosas. Estoy seguro de que les habría convencido. Los habría anonadado. Créame que siento no tener a nadie a quien… ...
En la línea 956
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Dejó la visita a Pilar más impaciente, más calenturienta, más excitada que nunca. Pilar se consumía; a toda costa quería salir de Vichy, volar, romper el opaco capullo de la enfermedad y presentarse de nuevo, brillante mariposa, en los círculos mundanos. Creía de buena fe poder hacerlo y contaba con sus fuerzas. No menos que ella se impacientaban otras dos personas: Miranda y Perico. Perico, hecho a vivir en perenne divorcio consigo mismo, no podía sufrir la soledad que le obligaba a reunirse a sí propio; y por lo que toca a Miranda, terminada su temporada de aguas, notablemente restablecida su salud, parecíale que ya era hora de acogerse a cuarteles de invierno y de gozar en paz los frutos de la medicación. Aburríale en extremo ver que su mujer, por altos decretos señalada para cuidarle a él, se sustrajese en tal manera a su providencial misión, consagrando días y noches a una extraña, atacada de un mal penoso a la vista y quizá contagioso. Así es que insinuó a Lucía que era preciso partir y, dejarse allí a los Gonzalvos entregados a su triste suerte; como se deja en un naufragio a los que no caben en las lanchas. Pero contra todo lo que esperaba, halló en Lucía protesta calurosa y enérgica resistencia. Indemnizábase confesado aquel noble sentimiento, de todo lo que callaba hasta a sí misma. ...

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