La palabra Tiros ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece tiros.
Estadisticas de la palabra tiros
Tiros es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 5525 según la RAE.
Tiros aparece de media 16.24 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la tiros en las obras de referencia de la RAE contandose 2469 apariciones .
Más información sobre la palabra Tiros en internet
Tiros en la RAE.
Tiros en Word Reference.
Tiros en la wikipedia.
Sinonimos de Tiros.

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece tiros
La palabra tiros puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 887
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Era tan fiera su actitud, destacándose erguido en medio de la acequia: se adivinaba en este fantasma negro tal resolución de recibir a tiros al que se presentase, que nadie salió de los inmediatos cañares, y bebieron sus campos durante una hora sin protesta alguna. ...
En la línea 1617
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Hasta se echó varias veces la escopeta a la cara, queriendo disparar los dos tiros contra las ventanillas de la cambra, deteniéndole únicamente el miedo a quedar desarmado. ...
En la línea 2176
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Quería demostrar a toda aquella gente que no la temía, y así como le había abierto la cabeza a Pimentó, era capaz de andar a tiros con toda la huerta. ...
En la línea 2188
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Las ranas cantaban a miles, como si saludasen a las primeras estrellas, contentas de no oír ya los tiros que interrumpían su croqueo y las obligaba a arrojarse medrosamente de cabeza, rompiendo el terso cristal de los estanques putrefactos. ...
En la línea 206
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y el señor Fermín no vaciló, cuando del mitin y de la declamación periodística, leída en alta voz, hubo que pasar a la excursión por el monte con la escopeta al hombro en defensa de aquella República que no querían aceptar los mismos generales que habían expulsado a los reyes. Y tuvo que correr por las montañas de la sierra unos cuantos días, e ir a tiros con las mismas tropas que meses antes había él aclamado cuando pasaban sublevadas por Jerez, camino de Alcolea. ...
En la línea 213
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¡Oh, la vida dura de continuos riesgos, la necesidad de ganarse el pan luchando con la oscuridad, con las tempestades y con el hombre, que era el peor de los enemigos! Un ruido a lo lejos, una voz, el aleteo de los pajarracos nocturnos, el chillido de las alimañas invisibles, el ladrido de un perro, les hacían ocultarse, tenderse en el suelo entre los jarales punzantes, sofocados por el peso de la mochila. Al partir del campo fronterizo de Gibraltar pagaban por trasponer la línea del resguardo. Los venales encargados de la vigilancia les imponían contribución según su clase: tantas pesetas a los mochileros, tantos duros a la gente de a caballo. Partían todos al mismo tiempo, después de depositar la ofrenda en ciertas manos que salían de unas mangas con galones de oro, y peones y jinetes, todo el ejército del contrabando, abríase como el varillaje de un abanico en la sombra de la noche, tomando distintos caminos para esparcirse por Andalucía. Pero quedaba lo difícil: el peligro de tropezar con las rondas volantes que no habían participado del soborno y se esforzaban por cortar el paso a los defraudadores y hacer buena presa de sus cargas. Los caballistas infundían miedo porque contestaban a tiros al ¡quién vive!, y eran los indefensos mochileros los que sufrían toda la persecución. ...
En la línea 313
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Ese es el _Chivo_--decía con el orgullo de un príncipe que habla de sus grandes generales.--Un hombre a quien le arrastran las borlas por el suelo. Entre tiros y cuchilladas tiene más de cincuenta cicatrices en el pellejo. ...
En la línea 315
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Cuando el capataz de Marchamalo le habló en favor de Rafael, el señorito lo admitió inmediatamente. Había oído hablar del muchacho; era de los suyos (y al decir esto tomaba el aire protector de un maestro), recordaba ciertos tiros en la sierra y el miedo que le tenían los del resguardo. Nada: que se quedaba con él; así le gustaban los hombres. ...
En la línea 1040
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Un puñado de hombres resueltos podía defenderse en tan pequeña fortaleza contra asaltantes numerosos, expuestos en la subida a los tiros de la torre. ...
En la línea 1259
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Aquel a misma noche mató a su sargento, que cinco años antes le había llamado _Caló_, y le había maldecido; echó a correr, saltó por la muralla, y sin que le tocaran los tiros que le tiraron, se puso en salvo en la tierra de los _corahai_. ...
En la línea 2298
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Que les disparen unos cuantos tiros de fusil, y eso bastará.» Así fué, en efecto, _don Jorge_, porque a las pocas descargas su corazón desfalleció y se rindieron a discreción; después de desarmarlos, se les permitió volver a sus casas. ...
En la línea 3077
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En suma: casi todo el comercio de una mitad de España está en manos de los maragatos, cuya fidelidad es tal, que cuantos han utilizado sus servicios no vacilarían en confiarles el transporte de un tesoro desde el Cantábrico a Madrid, en la seguridad completa de que no sería culpa suya si no llegaba salvo e intacto a su destino; arrojados han de ser los ladrones que intenten arrebatar sus mercancías a los arrieros maragatos, dondequiera temidos; aferrados a ellas mientras pueden tenerse en pie, las defienden a tiros o con su propio cuerpo si caen en la pelea. ...
En la línea 3126
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... »Bien habríamos navegado treinta millas, cuando nos amaneció, como tres tiros de arcabuz desviados de tierra, toda la cual vimos desierta y sin nadie que nos descubriese; pero, con todo eso, nos fuimos a fuerza de brazos entrando un poco en la mar, que ya estaba algo más sosegada; y, habiendo entrado casi dos leguas, diose orden que se bogase a cuarteles en tanto que comíamos algo, que iba bien proveída la barca, puesto que los que bogaban dijeron que no era aquél tiempo de tomar reposo alguno, que les diesen de comer los que no bogaban, que ellos no querían soltar los remos de las manos en manera alguna. ...
En la línea 4273
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Donde se cuenta la industria que Sancho tuvo para encantar a la señora Dulcinea, y de otros sucesos tan ridículos como verdaderos Llegando el autor desta grande historia a contar lo que en este capítulo cuenta, dice que quisiera pasarle en silencio, temeroso de que no había de ser creído, porque las locuras de don Quijote llegaron aquí al término y raya de las mayores que pueden imaginarse, y aun pasaron dos tiros de ballesta más allá de las mayores. ...
En la línea 455
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... para lograr destruir a ese animal, fue preciso levantar parte de la techumbre de la iglesia y matarle a tiros. Durante las inundaciones, los jaguares causan grandes estragos entre los ganados y los caballos. Dícese que matan a su presa rompiéndole el pescuezo. Si se les aparta del cadáver del animal al que acaban de matar, rara vez vuelven a acercarse a él. Los gauchos afirman que las zorras siguen al jaguar gañendo, cuando vaga por la noche; esto coincide curiosamente con el hecho de que también los chacales acompañan de la misma manera al tigre de la India. El jaguar es un animal ruidoso; de noche deja oír continuos rugidos, sobre todo cuando va a hacer mal tiempo. ...
En la línea 457
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... También el puma debe tener la misma costumbre, pues he visto con frecuencia en el suelo duro y estéril de la Patagonia surcos tan profundos que sólo este animal ha podido hacerlos. Creo que todos estos animales han adquirido esa costumbre para quitarse las puntas desgastadas de las uñas y no para afilárselas, como creen los gauchos. Se consigue matar al jaguar sin muchas dificultades; perseguido de los perros, trepa a un árbol, y es fácil derribarlo de él a tiros de fusil. ...
En la línea 554
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Stokes que con auxilio de un anteojo vio un día un rebaño de guanacos que sin duda habían tenido miedo de él y de sus compañeros y que a todo correr se alejaban, aunque la distancia era tal que no permitía distinguirlos a simple vista. El cazador no se da cuenta de su presencia sino oyendo a larga distancia su particular grito de alarma, y si entonces mira con atención a su alrededor verá probablemente el rebaño dispuesto en línea en la falda de una colina lejana. Si se aproxima a ellos lanzan todavía algunos gritos y ganan una de las colinas próximas por un sendero estrecho tomando un trote que parece lento pero que en realidad es muy rápido. Sin embargo, cuando por casualidad encuentra un cazador de improviso un guanaco solo o varios reunidos se detienen por lo común, le miran con profunda atención, se alejan algunos metros y luego se vuelven para examinarle de nuevo. ¿Cuál es la causa de esta diferencia de timidez? ¿Será que a larga distancia toman al hombre por su principal enemigo el puma; o podrá más en ellos la curiosidad que la timidez? Es un hecho indudable que los guanacos son muy curiosos; si por ejemplo se tiende uno en el suelo y da sacudidas o zapatetas, levanta las piernas y las agita en el aire o cosa parecida, se aproximan casi siempre para ver qué puede ser aquello. Nuestros cazadores recurren con frecuencia a este artificio que siempre les ha dado resultados; y que tiene además la ventaja de permitir disparar varios tiros que consideran sin duda los animales como obligado acompañamiento de la representación. Más de una vez he visto en las montañas de la Tierra del Fuego, no sólo relinchar y gritar al guanaco cuando nos aproximamos a él, 5 En este país he encontrado una especie de cactus descrita por el profesor Henslow, bajo el nombre de Opuntia Darwinii (Magazine of Zoology and Botany, tomo 1, pág. 466). La irritabilidad de sus estambres cuando se introduce un dedo o el extremo de un palo en la flor, hace muy notable este cactus. Las hojuelas del perianto se cierran también sobre el pistilo, pero con más lentitud que los estambres. Algunas plantas de esta familia, que se considera por la generalidad como tropical, se encuentran también en la América del Norte (LEWIS Y CLARKE, Travels, pág. 221) bajo la misma latitud que en el sur, es decir, a los 474. ...
En la línea 748
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Durante nuestra estancia en Puerto-Desolación vinieron los fueguenses a molestarnos por dos veces. Habíamos desembarcado gran cantidad de herramientas y ropas, y teníamos algunos hombres en tierra; por lo cual creyó el capitán que convenía mantener a los salvajes a distancia. La primera vez se dispararon algunos tiros al aire, cuando estaban bastante lejos y de modo que no se les alcanzase. Era muy curioso observar con los anteojos la conducta de los indios en tales momentos. A cada bala que caía al suelo recogían piedras para tirarlas contra el barco, que estaría a milla y media de distancia. Mandóse luego una chalupa con orden de aproximarse y hacer algunas descargas de mosquetería cerca de ellos. Se ocultaron entonces detrás de los árboles, y tras de cada descarga disparaban ellos sus flechas, que no podían llegar hasta la chalupa, como por señas, y riéndose, lo hacía observar el oficial que la mandaba Se encolerizaron tanto entonces, que sacudían con rabia los abrigos; pero no tardaron en comprender que las balas alcanzaban a los árboles por encima de sus cabezas y escaparon. Desde ese día nos dejaron en paz y no trataron de aproximarse a nosotros. ...
En la línea 15806
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Frígilis había disparado dos tiros y. ...
En la línea 16663
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Era un escándalo! ¡Un adulterio descubierto! ¡Un duelo! ¡Un marido, un ex-regente de Audiencia muerto de un pistoletazo en la vejiga! En Vetusta, ni aun en los días de revolución había habido tiros. ...
En la línea 16666
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ya se sabía que muchas damas principales de la Encimada y de la Colonia engañaban o habían engañado o estaban a punto de engañar a su respectivo esposo, ¡pero no a tiros!. ...
En la línea 1479
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... 'Además, las municiones son tan antiguas como las armas, y los explosivos que duermen hace tantos años en el ataúd metálico de las cápsulas se inflaman de una manera caprichosa o insisten en seguir silenciosos para siempre. De cada cien tiros sale uno. Las mujeres, por su parte, al ver la impotencia de los rayos negros, apelan a las armas de los hombres, aunque las manejan peor que estos. El gobierno quiere fabricar nuevas municiones, y todas las universitarias dedicadas a la ciencia estudian desde hace dos días incesantemente para resucitar los secretos malignos y destructores de los varones, que voluntariamente fueron olvidados. ...
En la línea 918
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Porque mirosté, maestro, lo que les atufa es el aquel de haber estado mi endivido en Cartagena… Y yo digo que a mucha honra, ¡re-hostia! Allí estábamos los verídicos liberales. Y a cuenta que yo, tocayo, toda mi vida no he hecho más que derramar mi sangre por la judía libertad. El 54, ¿qué hice?, batirme en las barricadas como una presona decente. Que se lo pregunten al difunto D. Pascual Muñoz el de la tienda de jierros, padre del marqués de Casa-Muñoz, que era el hombre de más afloencias en estos arrabales, y me dijo mismamente aquel día: 'Amigo Platón, vengan esos cinco'. Y aluego jui con el propio D. Pascual a Palacio, y D. Pascual subió a pleticar con la Reina, y pronto bajó con aquel papé firmado por la Reina en que les daba la gran patá a los moderaos. D. Pascual me dijo que pusiera un pañuelo branco en la punta de un palo y que malchara delante diciendo: 'cese er fuego, cese er fuego… '. El 56, era yo teniente de melicianos, y O'Donnell me cogió miedo, y cuando pleticó a la tropa dijo: 'si no hay quien me coja a Izquierdo, no hamos hecho na'. El 66, cuando la de los artilleros, mi compare Socorro y yo estuvimos pegando tiros en la esquina de la calle de Laganitos… El 68, cuando la santísima, estuve haciendo la guardia en el Banco, pa que no robaran, y le digo asté que si por un es caso llega a paicerse por allí algún randa, lo suicido… Pues tocan luego a la recompensa, y a Pucheta me le hacen guarda de la Casa de Campo, a Mochila del Pardo… y a mí una patá. A cuenta que yo no pido más que un triste destino pa portear el correo a cualsiquiera parte, y na… Voy a ver a Bicerra, ¿y piensasté que me conoce?, ¡pa chasco!… Le digo que soy Izquierdo, por mote Platón, y menea la cabeza. ...
En la línea 921
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Dicen que les van a traer a Alifonso… ¡Pa chasco! Por mí que lo traigan. A cuenta que es como si verídicamente trajeran al Terso. Es la que se dice: pa mí lo mismo es blanco que negro. Óigame lo bueno: El año pasado, estando en Alcoy, los carcas me jonjabaron. Me corrí a la partida de Callosa de Ensarriá y tiré montón de tiros a la Guardia Cevil. ¡Qué yeción! Salta por aquí, salta por allá. Pero pronto me llamé andana porque me habían hecho contrata de medio duro diario, y los rumbeles solutamente no paicían. Yo dije: 'José mío, güélvete liberal, que lo de carca no tercia'. Una nochecita me escurrí, y del tirón me jui a Barcelona, donde la carpanta fue tan grande, maestro, que por poco doy las boqueás. ¡Ay!, tocayo, si no es porque se me terció encontrarme allí con mi sobrina Fortunata, no la cuento. Socorriome… es buena chica, y con los cuartos que me dio, trinqué el judío tren, y a Madriz… ». ...
En la línea 1606
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¿Pero miedo a qué?… Si yo estaba en el ajo… Os diré el último detalle para que os asombréis. Los cañones que puso Pavía en las boca-calles estaban descargados. Y ya veis los que pasó dentro. Dos tiros al aire, y lo mismo que se desbandan los pájaros posados en un árbol cuando dais debajo de él dos palmadas, así se desbandó la asamblea de la República. ...
En la línea 4801
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Esto es un puñal… bien afilado… Hay que tener en cuenta que la bestia se defiende, por muy decaída que esté. La carne es carne, y mientras tenga vida hace la gracia de doler. Por eso conviene que la liberación sea con el menor dolor posible, porque la misma alma, con toda su fortaleza, se amilana, siente lástima de la bestia carcelera e intercede por ella. Tú fíjate bien, y si el arma blanca no te gusta, me lo dices con franqueza. ¿Prefieres el arma de fuego? Pueden fallar los tiros, y entonces el alma se impacienta; suele suceder que la bala no toma la dirección conveniente y queda la bestia a medio matar con medio cuerpo muerto y medio cuerpo vivo. Por eso yo te traigo aquí los medios tóxicos, que son callados y seguros». ...
En la línea 244
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... El parao, verdadero juguete comparado con el gigantesco crucero, se adelantó audazmente, cañoneándolo como mejor podía. Pero a pesar del valor desesperado de los tigres de Mompracem, el parao, acribillado por los tiros enemigos, ya no era más que un despojo. ...
En la línea 1128
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Y saldrán los soldados, porque no creo que sean sordos, y la emprenderán a tiros contra nosotros. Sandokán no contestó. ...
En la línea 1246
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —No muere con tanta facilidad el Tigre de la Malasia, Mariana. Pasé sin un rasguño entre los tiros de tus compatriotas; atravesé el mar, llamé a mis hombres y he vuelto a la cabeza de cien tigres, dispuesto a todo para salvarte. -¡Sandokán! ¡Sandokán! ...
En la línea 1278
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Corre, hermanito! —dijo el portugués—. Mañana les devolveremos los tiros. ...
En la línea 966
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Al contrario, con este tipo de fusil todos los tiros son mortales, y todo animal tocado, por ligeramente que sea, cae fulminado. ...
En la línea 1033
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Otro efecto notable era el causado por el paso de espesas nubes que se formaban y se desvanecían rápidamente. Pero al reflexionar en ello, comprendí que las supuestas nubes no eran debidas sino al espesor variable de las olas de fondo, cuyas crestas se deshacían en espuma agitando las aguas. No escapaba tan siquiera a mi percepción el rápido paso por la superficie del mar de la sombra de las aves en vuelo sobre nuestras cabezas. Una de ellas me dio ocasión de ser testigo de uno de los más espléndidos tiros que haya conmovido nunca la fibra de un cazador. Un pajaro enorme, perfectamente visible, se acercaba planeando. El compañero del capitán Nemo le apuntó cuidadosamente y disparó cuando se hallaba a unos metros tan sólo por encima de las aguas. El pájaro cayó fulminado, y su caída le llevó al alcance del diestro cazador, que se apoderó de él. Era un espléndido albatros, un especimen admirable de las aves pelágicas. ...
En la línea 2286
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Llamaron mi atención unos aguafuertes colgados en la pared que no había observado durante mi primera visita. Eran retratos, retratos de esos grandes hombres históricos cuya existencia no ha sido más que una permanente y abnegada entrega a un gran ideal: Kosciusko, el héroe caído al grito de Finis Poloniae; Botzaris, el Leónidas de la Grecia moderna; O'Connell, el defensor de Irlanda; Washington, el fundador de la Unión americana; Manin, el patriota italiano; Lincoln, asesinado a tiros por un esclavista, y, por último, el mártir de la liberación de la raza negra, John Brown, colgado en la horca, tal como lo dibujó tan terriblemente el lápiz de Victor Hugo. ...
En la línea 3133
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -A ello voy. En 1861, al nordeste de Tenerife, poco más o menos a la latitud en la que ahora nos hallamos, la tripulación del Alecton vio un monstruoso calamar. El comandante Bouguer se acercó al animal y lo atacó a golpes de arpón y a tiros de fusil, sin gran eficacia, pues balas y arpones atravesaban sus carnes blandas como si fuera una gelatina sin consistencia. Tras varias infructuosas tentativas, la tripulación logró pasar un nudo corredizo alrededor del cuerpo del molusco. El nudo resbaló hasta las aletas caudales y se paró allí. Se trató entonces de izar al monstruo a bordo, pero su peso era tan considerable que se separó de la cola bajo la tracción de la cuerda y, privado de este ornamento, desapareció bajo el agua. ...
En la línea 1538
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Es la estación inmediata, y allí llegará el tren dentro de una hora; se detendrá diez minutos, durante los cuales se pueden disparar algunos tiros. ...
En la línea 1560
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Se esperaba el silbido convenido, cuando resonaron de repente unos gritos salvajes, acompañados de tiros que no procedían del vagón ocupado por los duelistas. Los disparos se escuchaban, al contrario, por la parte delantera y sobre toda la línea del tren; en el interior de éste se oían gritos de furor. ...
En la línea 1561
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El coronel Proctor y mister Fogg, con revólver en mano, salieron al instante del vagón, y corrieron adelante donde eran más ruidosos los tiros y los disparos. ...
En la línea 1565
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Al mismo tiempo los sioux habían invadido los vagones. Corrían como monos enfurecidos sobre las cubiertas, echaban abajo las portezuelas y luchaban cuerpo a cuerpo con los viajeros. El furgón de equipajes había sido saqueado, arrojando los bultos a la via. La gritería y los tiros no cesaban. ...

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