Cual es errónea Porvenir o Porbenir?
La palabra correcta es Porvenir. Sin Embargo Porbenir se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino porbenir es que hay un Intercambio de las letras v;b con respecto la palabra correcta la palabra porvenir
Más información sobre la palabra Porvenir en internet
Porvenir en la RAE.
Porvenir en Word Reference.
Porvenir en la wikipedia.
Sinonimos de Porvenir.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Porvenir
Cómo se escribe porvenir o porrvenirr?
Cómo se escribe porvenir o porbenir?

la Ortografía es divertida

El Español es una gran familia
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras v;b
Reglas relacionadas con los errores de v;b
Las Reglas Ortográficas de la V
Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.
Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.
Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.
Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.
Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.
Por ejemplo: divertir, división.
Excepciones: dibujo y sus derivados.
Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.
Las Reglas Ortográficas de la B
Regla 1 de la B
Detrás de m se escribe siempre b.
Por ejemplo:
sombrío
temblando
asombroso.
Regla 2 de la B
Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.
Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.
Regla 3 de la B
Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.
Por ejemplo: albanés, albergar.
Excepciones: Álvaro, alvéolo.
Regla 4 de la B
Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.
Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.
Excepciones: movilidad y civilidad.
Regla 5 de la B
Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.
Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.
Regla 6 de la B
Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.
Regla 7 de la B
Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.
Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.
Algunas Frases de libros en las que aparece porvenir
La palabra porvenir puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 586
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... » Y el pastor llamó a su rebaño, le hizo emprender la marcha por el camino, y antes de alejarse se echó la manta atrás, alzando sus descarnados brazos, y con cierta entonación de hechicero que augura el porvenir o de profeta que husmea la ruina, le gritó a Batiste: -Creume, fill meu ¡te portarán desgrasia!. ...
En la línea 21
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Salvatierra hablaba en un mitin explicando a los obreros lo que sería la sociedad del porvenir. ¡No más opresores y falsarios! Todas las dignidades y profesiones del presente habían de desaparecer. Quedarían suprimidos los sacerdotes, los guerreros, los políticos, los abogados... ...
En la línea 264
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Ferminillo marchó a Londres, y al escribir, de vez en cuando, mostrábase satisfecho de su vida. El capataz auguraba a su hijo un brillante porvenir. Vendría de allá sabiendo más que todos los señores que plumeaban en el escritorio de Dupont. Además, Salvatierra le había dado cartas para los amigos que tenía en Londres, todos polacos, rusos e italianos, refugiados allí porque en su tierra les querían mal; personajes que eran considerados por el capataz como seres poderosos cuya protección envolvería a su hijo mientras viviese. ...
En la línea 278
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --No parece sino que ustés no se han visto nunca. Hablarse sin miedo, que ya sé yo que tú buscas ser algo más que mi ahijado... ¡Lástima que andes en esa vida! Y le aconsejaba que ahorrase, ya que la suerte se le presentaba de frente. Debía guardar sus ganancias, y cuando tuviese un capitalito, ya hablarían de lo otro, de aquello que no se nombraba nunca, pero que sabían los tres. ¡Ahorrar!... Rafael sonreía ante este consejo. Tenía en el porvenir la confianza de todos los hombres de acción seguros de su energía; la generosidad derrochadora de los que conquistan el dinero desafiando a las leyes y a los hombres; la largueza desenfadada de los bandidos románticos, de los antiguos negreros, de los contrabandistas; de todos los pródigos de su vida que, acostumbrados a afrontar el peligro, consideran sin valor lo que ganan sorteando a la muerte. En los ventorrillos de la campiña, en las chozas de carboneros de la sierra, en todas partes donde se juntaban hombres para beber, él lo pagaba todo con largueza. En las tabernas de Jerez organizaba _juergas_ de estruendo, abrumando con su generosidad a los señoritos. Vivía como los lasquenetes mercenarios condenados a la muerte, que, en unas cuantas noches de orgía pantagruélica, devoraban el precio de su sangre. Tenía sed de vivir, de gozar, y cuando en medio de su existencia azarosa le acometía la duda de lo futuro, veía, cerrando los ojos, la graciosa sonrisa de María de la Luz, escuchaba su voz, que siempre le decía lo mismo cuando él se presentaba en la viña. ...
En la línea 305
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Él no sentía miedo, ¡eso nunca!, pero tenía sus planes para el porvenir. ...
En la línea 944
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Y como, según su ima ginación gascona, de aquella audiencia dependía todo su porvenir, saludó cortésmente a Porthos y Aramis, declarando que no proseguirla la partida sino cuando estuviera en situación de hacerles frente, y se volvió para situarse junto a la soga y en la galería. ...
En la línea 1228
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Tomó, pues, la decisión de creer para el presente todo cuanto se decía de su pasado, esperando revelaciones más serias y más amplias del porvenir. ...
En la línea 4837
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Al presente no tenía penas, y se encogía de hombros cuando le hablaban del porvenir; su secreto estaba, pues, en el pasado, co mo le había dicho vagamente a D'Artagnan. ...
En la línea 7173
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Aquel hombre podía aplastarlo, y sin embargo no lo habia hecho; para un ingenio tan perspicaz como era D'Artagnan, aquella indulgencia era una luz por la que vela un porvenir mejor. ...
En la línea 627
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Los gauchos que habitan aquí atribuyen en primer lugar ese hecho a que los padres cambian constantemente de domicilio, y obligan a los jóvenes a acompañarlos, ya se hallen o no éstos en situación de seguirles. Un gaucho le ha contado al capitán Sulivan, que había observado a un garañón por espacio de una hora cocear y morder a una hembra hasta obligarla a abandonar su cría. Hame dicho el capitán que este hecho debe ser cierto, porque ha encontrado muchos animales jóvenes muertos abandonados, mientras que nunca ha visto terneros. Además se encuentran con mucha mayor frecuencia cadáveres de caballos que de toros, lo que parece indicar que los primeros están mucho más sujetos a enfermedades y accidentes. La gran humedad del hielo origina un desarrollo extraordinario e irregular de los cascos, por lo cual hay muchos caballos cojos. Casi todos tienen el pelo rodado o gris de hierro. Todos los caballos criados en la isla, domados o no, tienen muy corta talla, aunque sean bien conformados; pero son tan débiles, que no pueden utilizarse para cazar los toros coni lazo: para esto hay que importar, con grandes gastos, caballos de la Plata. Es probable que en un porvenir más o menos próximo tendrá el hemisferio meridional sus poneys de Falkland, como los tiene el septentrional de Shetlan. ...
En la línea 2468
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... tas escenas me han llenado de admiración; pero no proviene tanto esta admiración de creerme vuelto a Inglaterra -y sin embargo al cerrar la noche los ruidos domésticos que hieren mis oídos, los campos de trigo que me rodean hacen la ilusión completa, y hubiera podido creerme de regreso en mi país- no proviene tanto del legítimo orgullo que me causa la vista de los progresos obtenidos por mis compatriotas, como de la esperanza que este espectáculo me inspira para el porvenir de esta hermosa isla. ...
En la línea 2656
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... No puedo dar opinión, porque no entiendo mucho estos asuntos, sobre el porvenir posible de esta colonia ...
En la línea 2659
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... r consiguiente, me parece que Australia deberá limitarse a ser en el porvenir el centro del comercio del hemisferio austral; tal vez pueda haber aquí fábricas, porque hay carbón de piedra y se puede disponer de la fuerza motriz necesaria al efecto ...
En la línea 362
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El beneficiado admiraba al Magistral, creía en su porvenir, se le figuraba obispo, cardenal, favorito en la corte, influyente en los ministerios, en los salones, mimado por damas y magnates. ...
En la línea 1355
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No era todo desprendimiento; vagamente veía en lontananza un porvenir de indemnizaciones patrióticas que aunque estaban en el programa de su partido, a él no le alcanzaron. ...
En la línea 1436
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —decía el hombre de doña Camila, que saboreaba por adelantado la lujuria de lo porvenir. ...
En la línea 1561
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿Aquel vacío de su corazón iba a llenarse? Aquella vida sin alicientes, negra en lo pasado, negra en lo porvenir, inútil, rodeada de inconvenientes y necedades ¿iba a terminar? Como si fuera un estallido, sintió dentro de la cabeza un sí tremendo que se deshizo en chispas brillantes dentro del cerebro. ...
En la línea 55
del libro El Señor
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Le rodeaba una especie de vacío que le espantaba; en aquella nada que veía en el porvenir cabían todos los misterios peligrosos que el miedo podía imaginar. ...
En la línea 162
del libro El Señor
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Sin remordimiento ya, saboreaba Juan aquella dicha sin porvenir, sin esperanza y sin deseos de mayor contento. ...
En la línea 74
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Dejaba para más adelante el pensar en esta desigualdad de fortunas. Aguardaba algo inesperado que surgiría en el porvenir: un nivelamiento salvador, sin detenerse en reflexionar cómo podría ser esto, contento de su dicha presente. ...
En la línea 676
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Esto fue en el mes de septiembre. Muchos valencianos de familia noble y otros dedicados a las Letras se dispusieron a seguir al cardenal. Tenían gran fe en su porvenir, repitiendo la tradicional marcha a Roma de los españoles en tiempos de Calixto III. ...
En la línea 812
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Después de tal separación, Rodrigo de Borja había vivido mucho tiempo sin dar ningún escándalo público mientras algunos de sus compañeros del Sacro Colegio jugaban desenfrenadamente o mantenían con ostentación a sus amantes. Sólo parecían preocuparle los cuatro hijos de la Vannoza, atendiendo a su porvenir. Los habla alejado de la casa de su madre por juzgar que esta transteverina guapetona, apasionada, de buenos sentimientos, pero ignorante y vulgar en sus gustos, no podía ser una buena educadora. ...
En la línea 853
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —No hizo con esto—dijo Claudio Borja—más que imitar a su amigo Fernando el Católico. Este se proporcionaba aliados en Europa casando a sus hijas, por razones políticas; sin consultar su voluntad ni preocuparse de su porvenir doméstico. La suerte de Juana la Loca y de Catalina de Aragón, mujer de Enrique Octavo de Inglaterra, prueban el mal éxito de una diplomacia sin entrañas. ...
En la línea 466
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Esta Asamblea, creadora de un mundo nuevo, se dio cuenta de que para consolidar su obra era preciso que las futuras generaciones ignorasen el pasado. Todo lo que hacia referencia al periodo de miles y miles de años durante el cual dominaron los hombres quedó suprimido. Se destruyeron los libros, los periódicos, los monumentos, todo lo que pudiera hacer sospechar a los varones del porvenir, la autoridad despótica ejercida por sus antecesores. Únicamente en las bibliotecas de las universidades conservamos las obras de aquellos tiempos; pero sólo tienen permiso para leerlas los profesores de indiscutible lealtad que se dedican al estudio de la Historia. ...
En la línea 628
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pero yo, en los últimos años, he ido de ciudad en ciudad visitando los clubes de hombres y otras asociaciones secretas del 'partido masculinita'. En mis conferencias les he hecho conocer el cuaderno que dejó mi padre. Reproducido por prensas clandestinas circula hoy ocultamente, y es leído como el libro sagrado del porvenir. ...
En la línea 775
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - La historia del Padre de los Maestros es la historia de todas las mujeres que concentran su felicidad y su porvenir en un hombre, entregándose a esa pasión absorbente y martirizadora que llaman amor. Hace veinticinco años, cuando aún no era jefe de la Universidad, pero ocupaba un asiento por primera vez en el Senado y una cátedra de Historia política, se enamoró de un hombre. ...
En la línea 782
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La educación de Popito le entretuvo durante los años de su infancia y su adolescencia. Pero ahora Popito es una mujer completa, un doctor de gran porvenir, y si el Padre de los Maestros puede darle órdenes como jefe en los asuntos universitarios, no le puede imponer su voluntad dentro de la familia. ...
En la línea 81
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... He dicho que eran nueve. Falta consignar que de estas nueve cifras, siete correspondían al sexo femenino. ¡Vaya una plaga que le había caído al bueno de Gumersindo! ¿Qué hacer con siete chiquillas? Para guardarlas cuando fueran mujeres, se necesitaba un cuerpo de ejército. ¿Y cómo casarlas bien a todas? ¿De dónde iban a salir siete maridos buenos? Gumersindo, siempre que de esto se le hablaba, echábalo a broma, confiando en la buena mano que tenía su mujer para todo. «Verán—decía—, cómo saca ella de debajo de las piedras siete yernos de primera». Pero la fecunda esposa no las tenía todas consigo. Siempre que pensaba en el porvenir de sus hijas se ponía triste; y sentía como remordimientos de haber dado a su marido una familia que era un problema económico. Cuando hablaba de esto con su cuñada Barbarita, lamentábase de parir hembras como de una responsabilidad. Durante su campaña prolífica, desde el 38 al 60, acontecía que a los cuatro o cinco meses de haber dado a luz, ya estaba otra vez en cinta. Barbarita no se tomaba el trabajo de preguntárselo, y lo daba por hecho. «Ahora—le decía—, vas a tener un muchacho». Y la otra, enojada, echando pestes contra su fecundidad, respondía: «Varón o hembra, estos regalos debieran ser para ti. A ti debiera Dios darte un canario de alcoba todos los años». ...
En la línea 96
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La biografía mercantil de este hombre es tan curiosa como sencilla. Era muy joven cuando entró de hortera en casa de Arnaiz, y allí sirvió muchos años, siempre bien quisto del principal por su honradez acrisolada y el grandísimo interés con que miraba todo lo concerniente al establecimiento. Y a pesar de tales prendas, Estupiñá no era un buen dependiente. Al despachar, entretenía demasiado a los parroquianos, y si le mandaban con un recado o comisión a la Aduana, tardaba tanto en volver, que muchas veces creyó D. Bonifacio que le habían llevado preso. La singularidad de que teniendo Plácido estas mañas, no pudieran los dueños de la tienda prescindir de él, se explica por la ciega confianza que inspiraba, pues estando él al cuidado de la tienda y de la caja, ya podían Arnaiz y su familia echarse a dormir. Era su fidelidad tan grande como su humildad, pues ya le podían reñir y decirle cuantas perrerías quisieran, sin que se incomodase. Por esto sintió mucho Arnaiz que Estupiñá dejara la casa en 1837, cuando se le antojó establecerse con los dineros de una pequeña herencia. Su principal, que le conocía bien, hacía lúgubres profecías del porvenir comercial de Plácido, trabajando por su cuenta. ...
En la línea 158
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Pues sí—dijo ella, después de una conversación preparada con gracia—. Es preciso que te cases. Ya te tengo la mujer buscada. Eres un chiquillo, y a ti hay que dártelo todo hecho. ¡Qué será de ti el día en que yo te falte! Por eso quiero dejarte en buenas manos… No te rías, no; es la verdad, yo tengo que cuidar de todo, lo mismo de pegarte el botón que se te ha caído, que de elegirte la que ha de ser compañera de toda tu vida, la que te ha de mimar cuando yo me muera. ¿A ti te cabe en la cabeza que pueda yo proponerte nada que no te convenga?… No. Pues a callar, y pon tu porvenir en mis manos. No sé qué instinto tenemos las madres, algunas quiero decir. En ciertos casos no nos equivocamos; somos infalibles como el Papa». ...
En la línea 574
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... las exageraciones liberticidas de la demagogia roja y de la demagogia blanca como si las estuviera mirando pintadas en la pared de enfrente; el ex-subsecretario de Gobernación, Zalamero, leía clarito en el porvenir el nombre del Rey Alfonso, y el concejal decía que el alfonsismo estaba aún en la nebulosa de lo desconocido. El mismo Aparisi y Federico Ruiz profetizaron luego en una sola cuerda… ¡Qué demonio! Ellos no se asustaban de la República. Como si lo vieran… no iba a pasar nada. Es que aquí somos muy impresionables, y por cualquier contratiempo nos parece que se nos cae el Cielo encima. «Yo les aseguro a ustedes —decía Aparisi, puesta la mano sobre el pecho—, que no pasará nada, pero nada. Aquí no se tiene idea de lo que es el pueblo español… Yo respondo de él, me atrevo a responder con la cabeza, vaya… ». Moreno no vaticinaba; no hacía más que decir: «Por si vienen mal dadas, me voy mañana para Londres». Aquel ricacho soltero alardeaba de carecer en absoluto del sentimiento de la patria, y estaba tan extranjerizado que nada español le parecía bueno. Los autores dramáticos lo mismo que las comidas, los ferrocarriles lo mismo que las industrias menudas, todo le parecía de una inferioridad lamentable. Solía decir que aquí los tenderos no saben envolver en un papel una libra de cualquier cosa. «Compra usted algo, y después que le miden mal y le cobran caro, el envoltorio de papel que le dan a usted se le deshace por el camino. No hay que darle vueltas; somos una raza inhábil hasta no poder más». ...
En la línea 378
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... »¡Qué vida esta, Orfeo, qué vida, sobre todo desde que murió mi madre! Cada hora me llega empujada por las horas que le precedieron; no he conocido el porvenir. Y ahora que empiezo a vislumbrarlo me parece se me va a convertir en pasado. Eugenia es ya casi un recuerdo para mí. Estos días que pasan… este día, este eterno día que pasa… deslizándose en niebla de aburrimiento. Hoy como ayer, mañana como hoy. Mira, Orfeo, mira la ceniza que dejó mi padre en aquel cenicero… ...
En la línea 379
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... »Esta es la revelación de la eternidad, Orfeo, de la terrible eternidad. Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos al porvenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La eternidad no es porvenir. Cuando morimos nos da la muerte media vuelta en nuestra órbita y emprendemos la marcha hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que fue. Y así, sin término, devanando la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en una eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca a ella, pues que ella nunca fue. ...
En la línea 379
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... »Esta es la revelación de la eternidad, Orfeo, de la terrible eternidad. Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos al porvenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La eternidad no es porvenir. Cuando morimos nos da la muerte media vuelta en nuestra órbita y emprendemos la marcha hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que fue. Y así, sin término, devanando la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en una eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca a ella, pues que ella nunca fue. ...
En la línea 439
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¡Bien, muy bien! ––exclamó don Fermín–. ¡Esto es entereza y libertad! ¡Esta es la mujer del porvenir! ¡Mujeres así hay que ganarlas a puño, amigo Pérez, a puño! ...
En la línea 1494
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... A partir de ese punto, la dirección del Nautilus se inflexionó en latitud hacia el Sudoeste. Se puso rumbo al océano Indico. ¿Adónde iba a llevarnos la fantasía del capitán Nemo? ¿Se dirigiría hacia las costas de Asia o hacia las de Europa? Determinaciones poco probables en un hombre que rehuía los continentes habitados. ¿Descendería, pues, hacia el Sur? ¿Pasaría por el cabo de Buena Esperanza y por el de Hornos hacia el polo antártico? ¿O regresaría a aquellos mares del Pacífico en los que su Nautilus podía hallar una navegación fácil e independiente? Era esto algo que sólo el porvenir podría decirnos. ...
En la línea 1555
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al día siguiente, me desperté con la cabeza singularmente despejada, y vi con sorpresa que me hallaba en mi camarote. Mis compañeros debían haber sido también reintegrados al suyo sin darse cuenta, como yo. Como yo, ignoraban lo ocurrido en esa noche. Para desvelar el misterio, sólo podía confiar en el azar de lo porvenir. ...
En la línea 2276
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El canadiense se retiró, dejándome aturdido. Yo había pensado que cuando llegara el momento tendría tiempo de reflexionar y de discutir. Pero mi obstinado compañero no me lo permitía. Después de todo, ¿qué hubiera podido decirle? Ned Land tenía sobrada razón de querer aprovechar la oportunidad. ¿Podía yo faltar a mi palabra y asumir la responsabilidad de comprometer el porvenir de mis compañeros por mi interés personal? ¿No era acaso muy probable que el capitán Nemo nos llevara al día siguiente lejos de toda tierra? ...
En la línea 3035
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Habíamos olvidado ya nuestros pasados sufrimientos. Iba borrándose en nosotros el recuerdo del aprisionamiento en los hielos. No pensábamos ya más que en lo porvenir. ...
En la línea 1257
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Tengo instrucciones de comunicarle — dijo el señor Jaggers señalándome con su dedo índice — que tendrá considerables bienes. Además, que el actual poseedor de esos bienes desea que abandone inmediatamente la esfera social y la casa que ocupa ahora y que se eduque como caballero. En una palabra, como persona de gran porvenir. ...
En la línea 1259
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Ahora, señor Pip — prosiguió el abogado —, lo que me queda por decir va encaminado a usted por entero. Ante todo, debe usted tener en cuenta que la persona que me ha dado las instrucciones que estoy cumpliendo desea que siempre lleve usted el nombre de Pip. Me atrevo a esperar que no tendrá usted inconveniente alguno, pues su espléndido porvenir depende del cumplimiento de esta fácil condición. Pero si tiene usted algún inconveniente, ésta es la ocasión de manifestarlo. ...
En la línea 1261
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Ya me lo figuro — dijo el abogado —. Ahora, señor Pip, debe usted tener en cuenta que el nombre de la persona que se convierte en su bienhechor ha de quedar absolutamente secreto, hasta que esta persona crea que ha llegado la ocasión de revelarlo. Tengo autorización de esta persona para comunicarle que ella misma se lo revelará directamente, de palabra. Ignoro cuándo o dónde lo hará, pues nadie puede decirlo. Posiblemente pueden pasar varios años. Además, sepa que se le prohíbe hacer ninguna indagación ni alusión o referencia acerca de esa persona, por velada que sea la insinuación, con objeto de averiguar la personalidad de su bienhechor, en cualquiera de las comunicaciones que usted pueda dirigirme. Si en su pecho abriga usted alguna sospecha o suposición, guárdesela para sí mismo. Nada importa cuáles puedan ser las razones de semejante prohibición. Tal vez sean de extremada gravedad o consistan solamente en un capricho. Usted no ha de tratar de averiguarlo. La condición es rigurosa. Ya le he dado cuenta de esta condición. La aceptación de ella y su observancia y obediencia es lo último que me ha encargado la persona que me ha dado sus instrucciones y hacia la cual no tengo otra responsabilidad. Esta persona es la misma a quien deberá usted su espléndido porvenir, y el secreto está solamente en posesión de ella misma y de mí. Nuevamente repito que no es muy difícil de cumplir la condición que le imponen para alcanzar este mejoramiento de fortuna; pero si tiene algún inconveniente en aceptarla, no tiene más que decirlo. Hable. Una vez más, tartamudeé con dificultad que no tenía nada que objetar. ...
En la línea 1263
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Vamos ahora a tratar de los detalles de nuestro convenio. Debe usted saber que, aun cuando he usado la palabra «porvenir» más de una vez, no solamente tendrá usted porvenir. Obra ya en mis manos una cantidad de dinero más que suficiente para su educación y para su subsistencia. Me hará usted el favor de considerarme su tutor. ¡Oh! — añadió al observar que yo me disponía a darle las gracias —. De antemano le digo que me pagan por mis servicios, pues, de lo contrario, no los prestaría. Se ha decidido que será usted mejor educado, de acuerdo con su posición completamente distinta, y se cree que comprenderá usted la importancia y la necesidad de entrar inmediatamente a gozar de estas ventajas. Dije que siempre lo había deseado. ...
En la línea 230
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Ya te he dicho que Piotr Petrovitch se trasladará muy pronto a Petersburgo, adonde le llaman intereses importantísimos, pues quiere establecerse allí como abogado. Hace ya mucho tiempo que ejerce y acaba de ganar una causa importante. Si ha de trasladarse inmediatamente a Petersburgo es porque ha de seguir atendiendo en el senado a cierto trascendental asunto. Por todo esto, querido Rodia, este señor será para ti sumamente útil, y Dunia y yo hemos pensado que puedes comenzar en seguida tu carrera y considerar tu porvenir asegurado. ¡Oh, si esto llegara a realizarse! Sería una felicidad tan grande, que sólo la podríamos atribuir a un favor especial de la Providencia. Dunia sólo piensa en esto. Ya hemos insinuado algo a Piotr Petrovitch. Él, mostrando una prudente reserva, ha dicho que, no pudiendo estar sin secretario, preferiría, naturalmente, confiar este empleo a un pariente que a un extraño, siempre y cuando aquél fuera capaz de desempeñarlo. (¿Cómo no has de ser capaz de desempeñarlo tú?) Sin embargo, manifestó al mismo tiempo el temor de que, debido a tus estudios, no dispusieras del tiempo necesario para trabajar en su bufete. Así quedó la cosa por el momento, pero Dunia sólo piensa en este asunto. Vive desde hace algunos días en un estado febril y ha forjado ya sus planes para el futuro. Te ve trabajando con Piotr Petrovitch e incluso llegando a ser su socio, y eso sin dejar tus estudios de Derecho. Yo estoy de acuerdo en todo con ella, Rodia, y comparto sus proyectos y sus esperanzas, pues la cosa me parece perfectamente realizable, a pesar de las evasivas de Piotr Petrovitch, muy explicables, ya que él todavía no te conoce. ...
En la línea 239
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Basta ya. He llenado dos hojas y no dispongo de más espacio. Ya te lo he contado todo, ya estás informado del cúmulo de acontecimientos de estos últimos meses. Y ahora, mi querido Rodia, te abrazo mientras espero que nos volvamos a ver y te envío mi bendición maternal. Quiere a Dunia, quiere a tu hermana, Rodia, quiérela como ella te quiere a ti; ella, cuya ternura es infinita; ella, que te ama más que a sí misma. Es un ángel, y tú, toda nuestra vida, toda nuestra esperanza y toda nuestra fe en el porvenir. Si tú eres feliz, lo seremos nosotras también. ¿Sigues rogando a Dios, Rodia, crees en la misericordia de nuestro Creador y de nuestro Salvador? Sentiría en el alma que te hubieras contaminado de esa enfermedad de moda que se llama ateísmo. Si es así, piensa que ruego por ti. Acuérdate, querido, de cuando eras niño; entonces, en presencia de tu padre, que aún vivía, tú balbuceabas tus oraciones sentado en mis rodillas. Y todos éramos felices. ...
En la línea 248
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »A mamá le pareció un poco seco, y la pobre mujer, en su ingenuidad, se apresuró a decírselo a Dunia. Y Dunia, naturalmente, se enfadó y respondió con cierta brusquedad. Es lógico. ¿Cómo no perder la calma ante estas ingenuidades cuando la cosa está perfectamente clara y ya no es posible retroceder? ¿Y por qué me dirá: quiere a Dunia, Rodia, porque ella te quiere a ti más que a su propia vida? ¿No será que la tortura secretamente el remordimiento por haber sacrificado su hija a su hijo? 'Tú eres toda nuestra vida, toda nuestra esperanza para el porvenir.' ¡Oh mamá… !» ...
En la línea 254
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Es evidente que en este caso sólo se trata de Rodion Romanovitch Raskolnikof: él ocupa el primer plano. ¿Cómo proporcionarle la felicidad, permitirle continuar los estudios universitarios, asociarlo con un hombre bien situado, asegurar su porvenir? Andando el tiempo, tal vez llegue a ser un hombre rico, respetado, cubierto de honores, e incluso puede terminar su vida en plena celebridad… ¿Qué dice la madre? ¿Qué ha de decir? Se trata de Rodia, del incomparable Rodia, del primogénito. ¿Cómo no ha de sacrificar al hijo mayor la hija, aunque esta hija sea una Dunia? ¡Oh adorados e injustos seres! Aceptarían sin duda incluso la suerte de Sonetchka, Sonetchka Marmeladova, la eterna Sonetchka, que durará tanto como el mundo. Pero ¿habéis medido bien la magnitud del sacrificio? ¿Sabéis lo que significa? ¿No es demasiado duro para vosotras? ¿Es útil? ¿Es razonable? Has de saber, Dunetchka, que la suerte de Sonia no es más terrible que la vida al lado del señor Lujine. Mamá ha dicho que no es éste un matrimonio de amor. ¿Y qué ocurrirá si, además de no haber amor, tampoco hay estimación, pues, por el contrario, ya existe la antipatía, el horror, el desprecio? ¿Qué me dices a esto… ? Habrá que conservar la 'limpieza'. Sí, eso es. ¿Comprendéis lo que esta limpieza significa? ¿Sabéis que para Lujine esta limpieza no difiere en nada de la de Sonetchka? E incluso es peor, pues, bien mirado, en tu caso, Dunetchka, hay cierta esperanza de comodidades, de cosas superfluas, cierta compensación, en fin, mientras que en el caso de Sonetchka se trata simplemente de no morirse de hambre. Esta 'limpieza' cuesta cara, Dunetchka, muy cara. ¿Y qué sucederá si el sacrificio es superior a tus fuerzas, si te arrepientes de lo que has hecho? Entonces todo serán lágrimas derramadas en secreto, maldiciones y una amargura infinita, porque, en fin de cuentas, tú no eres una Marfa Petrovna. ¿Y qué será de mamá entonces? Ten presente que ya se siente inquieta y atormentada. ¿Qué será cuando vea las cosas con toda claridad? ¿Y yo? ¿Qué será de mí? Porque, en realidad, no habéis pensado en mí. ¿Por qué? Yo no quiero vuestro sacrificio, Dunetchka; no lo quiero, mamá. Esta boda no se llevará a cabo mientras yo viva. ¡No, no lo consentiré!» ...
En la línea 757
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Se presentó y fue admitida. Cuando vio que vivía con su trabajo, tuvo un momento de alegría. Ganarse la vida con honradez, ¡qué favor del cielo! Recobró verdaderamente el gusto del trabajo. Se compró un espejo, se regocijó de ver en él su juventud, sus hermosos cabellos, sus hermosos dientes; olvidó muchas cosas; no pensó sino en Cosette y en el porvenir, y fue casi feliz. Alquiló un cuartito y lo amuebló de fiado sobre su trabajo futuro. ...
En la línea 1056
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Pensó en el porvenir. ¡Denunciarse! Se pintó con inmensa desesperación todo lo que tenía que abandonar y todo lo que tenía que volver a vivir. ...
En la línea 412
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Así que el batir de la puerta hubo anunciado a Lucía que estaba sola del todo, y que sus ojos se fijaron en la habitación desconocida, mal alumbrada por las bujías, desvaneciósele la especie de mareo del viaje; recordó su cuartico de León, sencillo, pero primoroso como una taza de plata, con su pila, sus santos, sus matas de reseda, su costurero y su armario de cedro, monumental y atestado de ropa limpia. Vinósele también a la memoria su padre, Carmela, Rosarito, todo el dulce pasado. Sintiose entonces triste, muy triste; la asaltaron miedos y terrores indefinibles, pero fortísimos; pareciole su situación extraña y peligrosa, preñado de amenazas el presente, obscuro el porvenir. Dejose caer en una butaca y clavó en las luces la mirada fija y vacía de los que se absorben en penosa meditación. ...
En la línea 660
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Pero si el restablecimiento de la joven india no inquietaba el ánimo del brigadier general, no tenía igual tranquilidad al pensar en el porvenir. No vaciló, pues, en decir a Phileas Fogg que si Aouida se quedaba en la India, volvería a caer inevitablemente en manos de sus verdugos. Estos energúmenos se extendían por toda la península, y ciertamente que, a pesar de la policía inglesa, recobrarían su víctima, fuese en Madrás, Bombay o Calcuta. Y sir Francis Cromarty, citaba en apoyo de su dicho un hecho de igual naturaleza que había ocurrido recientemente. A su modo de pensar, la joven no estaría segura sino marchándose del Indostán. ...
En la línea 985
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Durante esta escena, que iba, quizá, a comprometer gravemente el porvenir de mister Fogg, éste se paseaba con Aouida por las calles de la ciudad inglesa. Desde que la joven había aceptado la oferta de conducirla a Europa, mister Fogg había tenido que pensar en todos los pormenores que requiere tan largo viaje. Que un inglés como él diese la vuelta al mundo con un saco de noche, pase; pero una mujer no podía emprender semejante travesía, en tales condiciones. De aquí resultaba la necesidad de comprar vestidos y objetos necesarios para el viaje. Mister Fogg hizo este servicio con la calma que le caracterizaba, y a todas las excusas y observaciones de la joven viuda, confundida con tanto obsequio, respondió invariablemente: ...
En la línea 1081
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Fix estaba meditabundo en la proa. Se mantenía apartado, sabiendo que Fogg era poco hablador; por otra parte, le repugnaba hablar con el hombre de quien aceptaba los servicios. También pensaba en el porvenir. Le parecía cierto que mister Fogg no se detendría en Yokohama, y que tomaría inmediatamente el vapor de San Francisco, a fin de llegar a América, cuya vasta extensión le aseguraría la impunidad y la seguridad. El plan de Phileas Fogg le parecía sumamente sencillo. ...
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