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La palabra pazeaban
Cómo se escribe

Comó se escribe pazeaban o paseaban?

Cual es errónea Paseaban o Pazeaban?

La palabra correcta es Paseaban. Sin Embargo Pazeaban se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino pazeaban es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra paseaban


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece paseaban

La palabra paseaban puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 6991
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Llegaron a la calle Saint- Honoré, y en la plaza Palais-Cardinal en contraron a los docemosqueteros convocados que se paseaban a la espera de sus camaradas. ...

En la línea 3978
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Costureras, chalequeras, planchadoras, ribeteadoras, cigarreras, fosforeras, y armeros, zapateros, sastres, carpinteros y hasta albañiles y canteros, sin contar otras muchas clases de industriales, se daban cita bajo las acacias del Triunfo y paseaban allí una hora, arrastrando los pies sobre las piedras con estridente sonsonete. ...

En la línea 6690
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¡Anda, Bautista! —gritó la Marquesa; y la carretela siguió su marcha ante la expectación de sacerdotes, damas y caballeros particulares que paseaban en el Espolón, chiquillos que jugaban en el prado vecino y artesanos que trabajaban al aire libre. ...

En la línea 6700
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Al abrigo de ella paseaban desde tiempo inmemorial los muchos clérigos que son principal ornamento de la antigua corte vetustense; por invierno de dos a cuatro o cinco de la tarde, y en verano poco antes de ponerse el sol hasta la noche. ...

En la línea 6728
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La tarde en que el carruaje de los Vegallana dejó al Magistral a la entrada del Espolón, paseaban allí muchos clérigos y no pocos legos de edad y respetabilidad, pero pocas señoras. ...

En la línea 926
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Golbasto, que allá donde iba se consideraba el centro de la reunión, entró en los salones saludando majestuosamente a la concurrencia. Casi todos los altos profesores de la Universidad habían venido con sus familias. Las esposas masculinas y los hijos, con blancos velos, coronados de flores y exhalando perfumes, ocupaban los asientos. Las mujeres triunfadoras y de aspecto varonil se paseaban por el centro de los salones o formaban grupos junto a las ventanas. ...

En la línea 927
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los universitarios hablaban de asuntos científicos; algunos doctores jóvenes discutían, con la tristeza rencorosa que inspira el bien ajeno, los méritos del camarada que en aquel momento estaba leyendo sus versos a una muchedumbre inmensa sobre la escalinata del templo de los rayos negros. Varios oficiales de la Guardia gubernamental y del ejército ordinario se paseaban con una mano en la empuñadura de la espada y la otra sosteniendo sobre el redondo muslo su casco deslumbrante. ...

En la línea 1245
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Vio Edwin como algunas damas que se paseaban con sus hijas por las terrazas del blanco palacio huían apresuradamente, cual si se acercase un peligro. Distinguió igualmente como iban avanzando por la costa varias compañías de arrogantes muchachas de la Guardia. Las matronas masculinas apresuraron el paso, sintiendo alarmado su pudor por la proximidad de estos guerreros, algo libres en palabras y costumbres. Todas ellas ordenaban a sus hijas masculinas que marchasen rápidamente, antes de que los militares se echasen al agua. No era decente permanecer allí. Algunas mamás barbudas hasta criticaban al gobierno porque no disponía que las tropas de la guarnición nadasen en otro lugar más solitario de la costa. ...

En la línea 1593
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Popito, al permanecer fuera de su encierro, respirando el aire salino, pareció reanimarse. Sonreía dulcemente, con la cabeza apoyada en una rodilla de Ra-Ra. Sus ojos estaban fijos en los ojos de él, que la contemplaban verticalmente. Después, estrechándose las manos, paseaban los dos sus miradas por aquel mar misterioso y temible, poco frecuentado por los seres de su especie. Pasaron junto a una roca cubierta de plantas marítimas, en la que Gillespie solo hubiera podido dar unos veinte pasos. ...

En la línea 2385
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Pero si ya no se veía nada, se oía, pues el tiqui tiqui del taller de canteros parecía formar parte de la atmósfera que rodeaba el convento. Era ya un fenómeno familiar, y los domingos, cuando cesaba, la falta de aquella música era para todas las habitantes de la casa la mejor apreciación de día de fiesta. Los domingos, empezaba a oírse desde las dos el tambor que ameniza el Tío Vivo y balancines que están junto al Depósito de aguas. Este bullicio y el de la muchedumbre que concurre a los merenderos de los Cuatro Caminos y de Tetuán, duraba hasta muy entrada la noche. Mucho molestó en los primeros tiempos a algunas monjas el tal tamboril, no sólo por la pesadez de su toque, sino por la idea de lo mucho que se peca al son de aquel mundano instrumento. Pero se fueron acostumbrando, y por fin lo mismo oían el rumor del Tío Vivo los domingos, que el de los picapedreros los días de labor. Algunas tardes de día de fiesta, cuando las recogidas se paseaban por la huerta o el patio, la tolerancia de las madres llegaba hasta el extremo de permitirles bailar una chispita, con decencia se entiende, al son de aquellas músicas populares. ¡Cuántas memorias evocadas, cuántas sensaciones reverdecidas en aquellos poquitos compases y vueltas de las pobres reclusas! ¡Qué recuerdo tan vivo de las polkas bailadas con horteras en el salón de la Alhambra, de tarde, levantando mucho polvo del piso, las manos muy sudadas y chupando caramelos revenidos! Y lo peor de todo y lo que en definitiva las había perdido era que aquellos benditos horteras iban todos con buen fin. El buen fin precisamente, disculpando los malos medios, era la más negra. Porque después, ni fin ni principio ni nada más que vergüenza y miseria. ...

En la línea 3620
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al siguiente día, Feijoo le dijo al entrar: «Hoy es la primera vez que he tenido que tomar un coche desde la Plaza Mayor aquí. Hasta ahora las piernas se han defendido; estas piernas que han hecho marchas de seis leguas en una noche… Tengo el simón a la puerta. Vente conmigo y vamos a dar una vuelta por las rondas del Sur». Fortunata no pensaba más que en complacerle, y accedió con algún recelo, pues siempre que paseaban juntos, aunque fuera por sitios apartados, temía encontrarse a Maximiliano o a doña Lupe a la vuelta de una esquina. Esta idea le hacía temblar. ...

En la línea 1405
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... A las tres, los viajeros se paseaban, pues, por las calles de la ciudad, construida entre la orilla del Jordán y las primeras ondulaciones de los montes Wahshtch. Advirtieron pocas iglesias o ninguna, y como monumentos, la casa del Profeta, los tribunales y el arsenal; después, unas casas de ladrillos azulados con cancelas y galerías, rodeadas de jardines, adornadas con acacias, palmera y algarrobos. Un muro de arcilla y piedras, hecho en 1853, ceñía la ciudad; en la calle principal, donde estaba el mercado, se elevaban algunos palacios adornados de banderas, y entre otros, Lake-Salt House. ...

En la línea 1421
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En efecto, algunos viajeros se habían apeado y se paseaban por el muelle de la estación de Green River, aguardando la salida del tren. Ahora bien; a través del cristal reconoció entre ellos al coronel Steam Proctor, aquel americano que tan groseramente se había conducido con Phileas Fogg, durante el mitin de San Francisco. Mistress Aouida, no queriendo ser vista, se echó para atrás. ...


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Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z

Reglas relacionadas con los errores de s;z

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.

Las Reglas Ortográficas de la Z

Se escribe z y no c delante de a, o y u.

Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.

Ejemplos: pedazo, terraza

Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.

Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez

La X y la S

Errores Ortográficos típicos con la palabra Paseaban

Cómo se escribe paseaban o pazeaban?
Cómo se escribe paseaban o paseavan?

Más información sobre la palabra Paseaban en internet

Paseaban en la RAE.
Paseaban en Word Reference.
Paseaban en la wikipedia.
Sinonimos de Paseaban.

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