Cual es errónea Parejas o Parejaz?
La palabra correcta es Parejas. Sin Embargo Parejaz se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino parejaz es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra parejas
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Parejas en la wikipedia.
Sinonimos de Parejas.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Parejas
Cómo se escribe parejas o parrejas?
Cómo se escribe parejas o parejaz?
Cómo se escribe parejas o paregas?

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece parejas
La palabra parejas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1388
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Sonó otra vez la música, reanudaron la danza las parejas, y el señorito volvió al corro. La silla de Mariquita estaba desocupada. Miró en torno y no vio a la joven en toda la plazoleta. ...
En la línea 5563
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Así es -dijo el duque-; pero hame de dar licencia el señor don Quijote para que diga lo que me fuerza a decir la historia que de sus hazañas he leído, de donde se infiere que, puesto que se conceda que hay Dulcinea, en el Toboso o fuera dél, y que sea hermosa en el sumo grado que vuesa merced nos la pinta, en lo de la alteza del linaje no corre parejas con las Orianas, con las Alastrajareas, con las Madásimas, ni con otras deste jaez, de quien están llenas las historias que vuesa merced bien sabe. ...
En la línea 186
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Sólo nos falta hablar del buitre (Vultur Aurea) y del gallinazo. Encuéntrase el primero en todas las comarcas moderadamente húmedas desde el cabo de Hornos hasta la América del Norte. Al contrario que el Polyvorus brariliensit y el chimango, ha penetrado en las islas Falkland. El buitre es un ave solitaria, que a lo sumo se encuentra por parejas. Puede reconocerse inmediatamente hasta a gran distancia por su elegante vuelo y por la altura a que se cierne. Sabido es que sólo se alimenta de carnaza. En la costa occidental de la Patagonia, en medio de los islotes con vegetación y en la costa tan profundamente recortada, se nutre nada más que con lo que el mar arroja a la costa y con las focas muertas. Donde estas últimas se reúnen sobre los peñascos, de seguro se encuentran buitres. El gallinazo (Cathartes atratus) no habita en las mismas regiones que la última especie y nunca se encuentra al sur del 41 de latitud. Según Azara, pretende una tradición que no había de estas aves junto a Montevideo en tiempo de la conquista, y que sólo han ido a esos parajes detrás de los habitantes. En la actualidad habitan en gran número en el valle del Colorado, sito a 300 millas al sur de Montevideo. ...
En la línea 304
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Aquí se encuentra en crecido número un avecilla muy extraña, el Tinochorus rumicivorus. Por sus costumbres y su aspecto general se parece a la codorniz y a la becada, por diferentes que sean entre sí estas dos aves. Al Tinochorus se le encuentra en toda la extensión al sur de la América meridional, donde hay llanuras estériles o pastos muy secos. Frecuentan por parejas o a bandadas pequeñas los lugares más desolados, donde apenas podría existir cualquier otra criatura. Al aproximarse a ellos se agachan en el suelo, del cual entonces difícilmente se les puede distinguir. Para buscar el alimento andan muy despacio y muy patiabiertos. Se cubren de polvo en los caminos y en los lugares arenosos, y frecuentan sitios determinados donde se les puede encontrar a diario con regularidd. Lo mismo que las perdices, levantan el vuelo a bandadas. Por todos estos conceptos, así como por su musculosa molleja, adaptada a una alimentación animal, por su pico arqueado, por lo carnoso de los orificios de su nariz, por sus cortas patas y la forma de sus pies, el Tinochorus se parece mucho a la codorniz. Pero en cuanto este ave se echa a volar cambia todo su aspecto: sus largas alas puntiagudas, tan diferentes de las de las gallináceas, su vuelo irregular, el grito quejumbroso que deja oír en el momento de echarse a volar, todo recuerda a la becada; tanto y tan bien, que los cazadores tripulantes del Beagle no le llamaban nunca sino «la becada de pico corto». ...
En la línea 550
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Con frecuencia se encuentran, en los puntos más desiertos, un tántalo (Thevisticus melanops) perteneciente a una especie que se dice existir en el África central; en el estómago de este tántalo he encontrado langostas, cicadas, pequeños lagartos y hasta escorpiones6. En cierta época del año se reúnen estos pájaros en bandos, en otras van por parejas; su grito es muy singular y se parece al relincho del guanaco. ...
En la línea 603
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Los campesinos de Chile me han asegurado que el cóndor no hace nido; en el mes de noviembre o diciembre deposita la hembra dos grandes huevos blancos en el borde de una roca. Se dice que los pollos no comienzan a volar hasta que han cumplido un año; mucho tiempo después siguen posándose por la noche cerca de sus padres y acompañándoles de día en la caza. Los pájaros viejos van generalmente por parejas; pero en medio de las rocas basálticas del Santa Cruz he encontrado un sitio que debían frecuentar gran número de cóndores. Fue para mí un magnífico espectáculo llegar de repente al borde de un precipicio y ver veinte o treinta pájaros de estos alejarse pesadamente y lanzarse después al aire describiendo majestuosos círculos. La cantidad de estiércol que encontré en esta roca permite asegurar que frecuentaban desde hace mucho tiempo este cantil. Después de atracarse de carne podrida en las llanuras gustan del retiro en estas alturas para digerir en reposo. De estos hechos podemos deducir que el cóndor, como el gallinazo, vive hasta cierto punto en bandos más o menos numerosos. En esta parte del país comen casi exclusivamente los cadáveres de los guanacos muertos naturalmente, o lo que es más frecuente, de los muertos por el puma. Por lo que he visto en Patagonia, no creo que los cóndores se alejen mucho de día del punto en que tienen costumbre de recogerse de noche. ...
En la línea 4274
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿No voy otras veces? ¡Pero si mañana tengo que comulgar! —¡Ta, ta, ta, ta! ¿y qué tiene eso que ver? ¿Lo sabe la gente? ¿Vas tú al teatro a pecar? —¡El arte es una religión! —advirtió don Víctor consultando el reloj, temeroso de perder lo de Hipógrifo violento que corriste parejas con el viento. ...
En la línea 7990
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Hola, hola, hipógrifo violento que corriste parejas con el viento — dijo don Víctor, que manifestaba a menudo su buen humor recitando versos del Príncipe de nuestros ingenios o de algún otro de los astros de primera magnitud. ...
En la línea 9425
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En el Casino se sentaba a su lado, tenía la paciencia de verle jugar al dominó o al ajedrez, y terminada la partida le cogía del brazo, y, como solía llover, paseaban por el salón largo, el de baile, obscuro, triste, resonante bajo las pisadas de las cinco o seis parejas que lo medían de arriba abajo a grandes pasos, que tenían por el furor de los tacones, algo de protesta contra el mal tiempo. ...
En la línea 12267
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Como el salón era estrecho y las costumbres vetustenses un poco descuidadas, las parejas, mientras no les tocaba moverse, se sentaban en la silla que tenían detrás de sí muy cerca. ...
En la línea 411
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Empezó a considerar muy lógica y puesta en razón cierta costumbre seguida por algunas parejas británicas y norteamericanas que él había conocido en París y la Costa Azul. Se amaban, pero tenían la certeza de que el amor no puede luchar a la larga con la monotonía del tiempo y necesita el auxilio del espacio para rehacerse con una separación momentánea. Todos los años estas parejas se partían, alejándose por algunos meses. Uno quedaba en Europa, el otro iba a América o a dar la vuelta al mundo. Se escribían como si fuesen novios y, transcurrido el plazo, tornaban a juntarse, con Ilusiones y entusiasmos nupciales. ¿Por qué no hacer lo mismo Rosaura y él?… ...
En la línea 1075
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mientras pasaban los invitados al enorme comedor, construido doscientos años antes, sin tener en cuenta el espacio, por unas puertas tan amplias que podían atravesarlas tres parejas a la vez, don Manuel habló unos momentos a Borja, considerando preciso darle una explicación. ...
En la línea 1545
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Otro día, en vez de quedarse titubeando ante la portada del lujoso hotel, entró decididamente llegando al salón, donde bailaban numerosas parejas. ...
En la línea 314
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Volvió a decaer el interés mientras iban desfilando otros esclavos por parejas. Cada dos hombres llevaban entre ellos, lo mismo que si fuese un cartelón anunciador, una faja de papel impreso mucho más larga que alta. Todos estos carteles tenían una capa de grasa y de suciedad, en la que la vista microscópica de los pigmeos veía rebullir pequeñísimos monstruos del mundo microbiano. Los papeles estaban ornados de retratos de Hombres-Montañas completamente desconocidos por el profesor Flimnap. Todos ellos ostentaban la palabra 'Banco' y una cifra seguida de la palabra dolar. ...
En la línea 1661
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Agradábale más vagar solo que en compañía de Olmedo, porque este le distraía, y el goce de Maximiliano consistía en pensar e imaginar libremente y a sus anchas, figurándose realidades y volando sin tropiezo por los espacios de lo posible, aunque fuera improbable. Andar, andar y soñar al compás de las piernas, como si su alma repitiera una música cuyo ritmo marcaban los pasos, era lo que a él le deleitaba. Y como encontrara mujeres bonitas, solas, en parejas o en grupos, bien con toquilla a la cabeza o con manto, gozaba mucho en afirmarse a sí mismo que aquellas eran honradas, y en seguirlas hasta ver a dónde iban. «¡Una honrada! ¡Que me quiera una honrada!». Tal era su ilusión… Pero no había que pensar en tal cosa. Sólo de pensar que le dirigía la palabra a una honrada, le temblaban las carnes. ¡Si cuando iba a su casa y estaban en ella Rufinita Torquemada o la señora de Samaniego con su hija Olimpia, se metía en la cocina por no verse obligado a saludarlas… ! ...
En la línea 2314
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Mucho rigor y vigilancia desplegaban las madres en lo tocante a relaciones entre las llamadas arrepentidas, ya fuesen Filomenas o Josefinas. Eran centinelas sagaces de las amistades que se pudieran entablar y de las parejas que formara la simpatía. A las prójimas antiguas y ya conocidas y probadas por su sumisión, se las mandaba a acompañar a las nuevas y sospechosas. Había algunas a quienes no se permitía hablar con sus compañeras sino en el corro principal en las horas de recreo. ...
En la línea 2315
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A pesar de la severidad empleada para impedir las parejas íntimas o grupos, siempre había alguna infracción hipócrita de esta observancia. Era imposible evitar que entre cuarenta o cincuenta mujeres hubiese dos o tres que se pusieran al habla, aprovechando cualquier coyuntura oportuna en las varias ocupaciones de la casa. Un sábado por la mañana Sor Natividad, que era la Superiora (por más señas la madrecita seca que recibió a Fortunata el día de su entrada), mandó a esta que brochase los baldosines de la sala de recibir. Era Sor Natividad vizcaína, y tan celosa por el aseo del convento que lo tenía siempre como tacita de plata, y en viendo ella una mota, un poco de polvo o cualquier suciedad, ya estaba desatinada y fuera de sí, poniendo el grito en el Cielo como si se tratara de una gran calamidad caída sobre el mundo, otro pecado original o cosa así. Apóstol fanático de la limpieza, a la que seguía sus doctrinas la agasajaba y mimaba mucho, arrojando tremendos anatemas sobre las que prevaricaban, aunque sólo fuera venialmente, en aquella moral cerrada del aseo. Cierto día armó un escándalo porque no habían limpiado… ¿qué creeréis?, las cabezas doradas de los clavos que sostenían las estampas de la sala. En cuanto a los cuadros, había que descolgarlos y limpiarlos por detrás lo mismo que por delante. «Si no tenéis alma, ni un adarme de gracia de Dios—les decía—, y no os habéis de condenar por malas, sino por puercas». El sábado aquel mandó, como digo, dar cera y brochado al piso de la sala, encargando a Fortunata y a otra compañera que se lo habían de dejar lo mismo que la cara del Sol. ...
En la línea 522
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Aquel día parecía una aurora continua. Las cuatro alegres parejas resplandecían al sol en el campo, entre las flores y los árboles. En aquella felicidad común, hablando, cantando, corriendo, bailando, persiguiendo mariposas, cogiendo campanillas, mojando sus botas en las hierbas altas y húmedas, recibían a cada momento los besos de todos, excepto Fantina que permanecía encerrada en su vaga resistencia pensativa y respetable. ...
En la línea 928
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Lucía pidió casi de rodillas a Pilar que renunciase al peligroso goce que anhelaba. Era precisamente la ocasión más crítica; Duhamel esperaba que la Naturaleza, ayudada por el método, venciese en la lucha, y acaso quince días de voluntad y tesón decidiesen el triunfo. Pero no hubo medio de persuadir a la anémica. Pasó el día en un acceso de fiebre registrando su guardarropa; al anochecer, salió del brazo de Miranda; llevaba un traje que hasta entonces no había usado por ligero y veraniego en demasía, una túnica de gasa blanca sembrada de claveles de todos colores; pendía de su cintura el espejillo; en sus orejas brillaban los solitarios, y detrás del rodete, con española gracia, ostentaba un haz de claveles. Así compuesta y encendida de calentura y vanidoso placer, parecía hasta hermosa, a despecho de sus pecas y de la pobreza de sus tejidos devastados por la anemia. Tuvo, pues, gran éxito en el Casino; puede decirse que compartió el cetro de la noche con la sueca y con el lord inglés estrafalario, del cual se contaba que tenía alfombrada con tapiz turco la cuadra de sus caballos y baldosado de piedra el salón de recibir. Gozosa y atendida, veía Pilar una fiesta de las Mil y una noches en el Casino constelado de innumerables mecheros de gas, en el aire tibio poblado con las armonías de la magnifica orquesta, en el salón de baile donde los amorcillos juguetones del techo se bañaban en el vaho dorado de las luces. Jiménez, el marquesito de Cañahejas y Monsieur Anatole, se disputaron el placer de bailar con ella. Miranda reclamó un rigodón, y para colmo de dicha y victoria, las Amézagas se reconcomían mirando de reojo el espejillo, dije que sólo brillaba sobre dos faldas: la de Pilar y la de la sueca. Fue, en suma, uno de esos momentos únicos en la vida de una niña vanidosa, en que el orgullo halagado origina tan dulces impresiones, que casi emula otros goces más íntimos y profundos, eternamente ignotos para semejantes criaturas. Pilar bailó con todas sus parejas como si de cada una de ellas estuviese muy prendada; tanto brillaban sus ojos y tal expansión revelaba su actitud. Perico no pudo menos de decirle sotto voce: ...
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z
Reglas relacionadas con los errores de s;z
Las Reglas Ortográficas de la S
Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
Las Reglas Ortográficas de la Z
Se escribe z y no c delante de a, o y u.
Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.
Ejemplos: pedazo, terraza
Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.
Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez
La X y la S

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