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La palabra medidaz
Cómo se escribe

Comó se escribe medidaz o medidas?

Cual es errónea Medidas o Medidaz?

La palabra correcta es Medidas. Sin Embargo Medidaz se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino medidaz es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra medidas

Más información sobre la palabra Medidas en internet

Medidas en la RAE.
Medidas en Word Reference.
Medidas en la wikipedia.
Sinonimos de Medidas.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Medidas

Cómo se escribe medidas o medidaz?

Algunas Frases de libros en las que aparece medidas

La palabra medidas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 6601
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Milady, que no tenía los mismos motivos que D'Artagnan para olvidar, fue la primera en volver a la realidad y preguntó al joven si las medidas que debían llevar al día siguiente a él y a de Wardes a un encuentro estaban fijadas de antemano en su mente. ...

En la línea 10551
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Más tarde -dijo Athos-, tengo que tomar medidas. ...

En la línea 157
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... De esta clase de fondos hay cantidades en caja que cuentan cien años y aun mas: algunas otras cincuenta, y otras menos y mas; y para evitar continúen en tal estado de nulidad, ya por desidia ú omision, ó lo que es mas probable, por ignorancia, conviene se adopten las medidas indicadas ú otras en su lugar, que llenasen la idea de facilitar saliesen á circulacion esos caudales, ya fuese en beneficio de parientes herederos, ó en defecto de estos del estado; de cualquier modo es una ventaja conocida para la nacion hacer uso de esta noticia de un modo ó de otro, y por lo que se ha traido á este lugar. ...

En la línea 266
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Resulta, pues, de todo lo dicho en este párrafo, que las oficinas de la hacienda pública de Filipinas necesitan de una reforma grande, y dejar reducido el número de empleados á los puramente precisos, útiles y necesarios: que por ahora no hay necesidad de conceder empleos á persona alguna para aquellas Islas, pues hay un sobrante de empleados muy considerable: que hay poca economía en la administracion, y que debe reformarse y procederse en ella con mas atencion y cuidado que hasta aqui: que debe desaparecer ese sistema ruinoso de libranzas, sustituyéndose á ese método de traer dinero á la Península la construccion de buques de guerra; pues el arsenal, la infinita multitud de maderas de construccion que producen las Islas y demas requisitos para el caso, todo lo posee Manila en tan alto y aventajado grado, cual puede desearse: que en la provision de vacantes que ocurran en todo jénero de empleos, y cuando ya no haya escedentes ó supernumerarios que colocar, debe ser atendido el mérito, aptitud y servicios de los empleados en aquellas provincias, y darse lugar en la escala que debe establecerse á los hijos de los españoles [22] que despues de muchos años de servicios en las Islas, han fallecido dejando á la posteridad su buen nombre, y á sus familias poco menos que en la indijencia: y por último, que las rentas del tabaco y vino deben ocupar un lugar muy preferente en el ánimo del Gobierno, para sacar de ellas todas las ventajas de que son susceptibles, mandando se les dé toda la amplitud y estension que deben tener en beneficio de la riqueza del pais y aumento de las utilidades para el tesoro público, adoptando para todo las medidas justas y prudentes que pueden conducir al logro de objetos tan importantes. ...

En la línea 273
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Ademas, la calidad de los artículos de acopio y consumo recibirian mejoras en beneficio de los consumidores, y el erario ahorraria ademas de los gastos de almacenaje, los de conduccion que paga de los artículos que por su cuenta se acopian en las provincias, y de su riesgo se conducen á almacenes; y en el acopio de arroz en las provincias cosecheras donde se colecta para almacenes, cesarian algunas vejaciones que en ello suelen cometerse, y los indios adquiririan la perfecta libertad de poder vender sus cosechas cuando y como tuviesen por conveniente: porque es de saber que se les obliga á venderlo á título de para almacenes de provision, contra su voluntad y por los precios que el comprador suele designar, y con medidas, que si algunas son legales, no todas son perfectas. ...

En la línea 297
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Esta nacion ha llevado hasta el estremo las medidas restrictivas de la estraccion de los pesos españoles de su imperio, marcando cuantos entran en él con tanto número de contraseñas, que desfigurados y desconocidos, no pueden ya volver á ser estraidos para el cambio esterno. ...

En la línea 2514
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero la nueva impresión del Nuevo Testamento en Madrid no podía por sí sola producir fruto alguno, a menos que se tomasen medidas, y medidas muy enérgicas, para la circulación del libro sagrado. ...

En la línea 2514
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero la nueva impresión del Nuevo Testamento en Madrid no podía por sí sola producir fruto alguno, a menos que se tomasen medidas, y medidas muy enérgicas, para la circulación del libro sagrado. ...

En la línea 3897
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —Pero—continuó—como me gusta quedar siempre como un _caballero_ con todo el mundo, he tomado mis medidas para no dejarle a usted plantado. ...

En la línea 5381
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero éste, hombre de notable resolución, en lugar de acceder a las peticiones del bandido formuladas por carta, adoptó sin perder tiempo medidas muy enérgicas para recobrar sus hijos. ...

En la línea 51
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Cuanto más que, si bien caigo en la cuenta, este vuestro libro no tiene necesidad de ninguna cosa de aquellas que vos decís que le falta, porque todo él es una invectiva contra los libros de caballerías, de quien nunca se acordó Aristóteles, ni dijo nada San Basilio, ni alcanzó Cicerón; ni caen debajo de la cuenta de sus fabulosos disparates las puntualidades de la verdad, ni las observaciones de la astrología; ni le son de importancia las medidas geométricas, ni la confutación de los argumentos de quien se sirve la retórica; ni tiene para qué predicar a ninguno, mezclando lo humano con lo divino, que es un género de mezcla de quien no se ha de vestir ningún cristiano entendimiento. ...

En la línea 5378
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Haz, Sancho, la averiguación que te he dicho, y no te cures de otra, que tú no sabes qué cosa sean coluros, líneas, paralelos, zodíacos, clíticas, polos, solsticios, equinocios, planetas, signos, puntos, medidas, de que se compone la esfera celeste y terrestre; que si todas estas cosas supieras, o parte dellas, vieras claramente qué de paralelos hemos cortado, qué de signos visto y qué de imágines hemos dejado atrás y vamos dejando ahora. ...

En la línea 6488
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -¡Aderézame esas medidas! -dijo entonces Carrasco-. ...

En la línea 2758
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Se vestía en París y solía ir él mismo a tomarse las medidas. ...

En la línea 3175
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Cuando emprendía una excursión por camino desconocido, contaba los pasos, aunque hubiese medidas oficiales, porque no se fiaba de los kilómetros del Gobierno. ...

En la línea 3188
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Tenía otra manía, corolario de sus paseos, la manía de las pesas y medidas. ...

En la línea 5379
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Lo principal era mirar si había escándalo en precipitarse y tomar medidas que alarmasen a la opinión. ...

En la línea 1511
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La astucia de Sinigaglia fue comentada en toda Europa con admiración. El duque de las Romanas había informado a las cortes del juicio y muerte de los culpables, así como de las medidas tomadas en Roma contra la facción Orsini. Casi todos los soberanos respondieron con cartas laudatorias. ...

En la línea 1710
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Pues señor; manos a la obra. En la cacharrería del paseo de Santa Engracia hay huchas exactamente iguales. Compraré una; miraré bien esta para tomarle bien las medidas». ...

En la línea 5979
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Depende también de las personas con quien uno se junta—le dijo su amigo muy serio—. Hablemos ahora de otra cosa. De ciertos atrevimientos que yo tenía y tengo respecto a usted, no quiero decirle nada, porque se nos va a hacer santa… Aunque todo podía conciliarse, me parece a mí, ser santa y querer a este hijo de Dios… Pero en fin, vuelvo la hoja. ¿Sabe usted que si me descuido pierdo mi colocación en la botica de Samaniego? Si doña Casta sabe que estas ausencias mías son para venir a visitar a la que le tomó las medidas a su niña, al instante me limpia el comedero. Por eso no puedo tirar mucho de la cuerda, y esta noche no vendré. Tengo que quedarme de guardia. Yo rompería con todo, si no fuera porque me será difícil encontrar colocación inmediatamente, y crea usted que un periodo de vacaciones me balda… Por mí no me importaría; pero a mi madre y a mi hermana no quiero hacerlas ayunar. El pobre pensador, mi ilustre cuñado, está mal de intereses, y si yo no tiro del carro, los ayes y lamentos pidiendo pan se han de oír en Algeciras. ...

En la línea 1518
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El 18 de enero, el Nautilus se hallaba a 105º de longitud y 15º de latitud meridional. El tiempo estaba tormentoso y agitado y duro el mar. Soplaba con fuerza el viento del Este. En baja desde hacía varios días, el barómetro anunciaba tempestad. Había subido yo a la plataforma en el momento en que el segundo tomaba sus medidas de ángulos horarios. Esperaba yo oír, como siempre, la frase cotidiana. Pero aquel día esa frase fue reemplazada por otra no menos incomprensible. Casi inmediatamente vi aparecer al capitán Nemo, quien, provisto de un catalejo, escrutó el horizonte. Durante algunos minutos, el capitán permaneció inmóvil en su contemplación. Luego, bajó su catalejo y cambió unas palabras con su segundo, quien parecía presa de una emoción que se esforzaba en vano por contener. El capitán Nemo, más dueño de sí, permanecía sereno. Daba la impresión de que oponía algunas objeciones a lo que decía el segundo, a juzgar, al menos, por la diferencia entre el tono y los gestos de ambos. ...

En la línea 1754
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -No sólo de su tamaño, sino también de su forma, de su agua, es decir, de su color, y de su oriente, es decir, de ese brillo suave de visos cambiantes que las hace tan agradables a la vista. Las más bellas perlas son llamadas perlas vírgenes o parangones. Son las que se forman aisladamente en el tejido del molusco; son blancas, generalmente opacas, aunque a veces tienen una transparencia opalina, y suelen ser esféricas o piriformes. Las esféricas son comúnmente utilizadas para collares y brazaletes; las piriformes, para pendientes, y por ser las más preciosas se venden por unidades. Las otras, las que se adhieren a la concha de la ostra, son más irregulares y se venden al peso. Por último, en un orden inferior se clasifican las pequeñas perlas conocidas con el nombre de aljófar, que se venden por medidas y que sirven especialmente para realizar bordados sobre los ornamentos eclesiásticos. ...

En la línea 872
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Avanzaba con paso rápido y firme. Estaba rendido, pero conservaba la lucidez mental. Temía que la policía estuviera ya tomando medidas contra él; que al cabo de media hora, o tal vez sólo de un cuarto, hubiera decidido seguirle. Por lo tanto, había que apresurarse a hacer desaparecer aquellos objetos reveladores. No debía cejar en este propósito mientras le quedara el menor residuo de fuerzas y de sangre fría… ¿Adónde ir… ? Este punto estaba ya resuelto. «Arrojaré las cosas al canal y el agua se las tragará, de modo que no quedará ni rastro de este asunto.» Así lo había decidido la noche anterior, en medio de su delirio, e incluso había intentado varias veces levantarse para llevar a cabo cuanto antes la idea. ...

En la línea 3220
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Algunos resultan hasta cómicos. Supongamos que yo dejo a uno de esos señores en libertad. No lo mando detener, no lo molesto para nada. Él debe saber, o por lo menos suponer, que en todo momento, hora por hora, minuto por minuto, yo estoy al corriente de lo que hace, que conozco perfectamente su vida, que le vigilo día y noche. Le sigo por todas partes y sin descanso, y puede estar usted seguro de que, por poco que él se dé cuenta de ello, acabará por perder la cabeza. Y entonces él mismo vendrá a entregarse y, además, me proporcionará los medios de dar a mi sumario un carácter matemático. Esto no deja de tener cierto atractivo. Este sistema puede tener éxito con un burdo mujik, pero aún más con un hombre culto e inteligente. Pues hay en todo esto algo muy importante, amigo mío, y es establecer cómo puede haber procedido el culpable. No nos olvidemos de los nervios. Nuestros contemporáneos los tienen enfermos, excitados, en tensión… ¿Y la bilis? ¡Ah, los que tienen bilis… ! Le aseguro que aquí hay una verdadera fuente de información. ¿Por qué, pues, me ha de inquietar ver a mi hombre ir y venir libremente? Puedo dejarlo pasear, gozar del poco tiempo que le queda, pues sé que está en mi poder y que no se puede escapar… ¿Adónde iría? ¡Je, je, je! ¿Al extranjero, dice usted? Un polaco podría huir al extranjero, pero no él, y menos cuando se le vigila y están tomadas todas las medidas para evitar su evasión. ¿Huir al interior del país? Allí no encontrará más que incultos mujiks, gente primitiva, verdaderos rusos, y un hombre civilizado prefiere el presidio a vivir entre unos mujiks que para él son como extranjeros. ¡Je, je… ! Por otra parte, todo esto no es sino la parte externa de la cuestión. ¡Huir! Esto es sólo una palabra. Él no huirá, no solamente porque no tiene adónde ir, sino porque me pertenece psicológicamente… ¡Je, je! ¿Qué me dice usted de la expresión? No huirá porque se lo impide una ley de la naturaleza. ¿Ha visto usted alguna vez una mariposa ante una bujía? Pues él girará incesantemente alrededor de mi persona como el insecto alrededor de la llama. La libertad ya no tendrá ningún encanto para él. Su inquietud irá en aumento; una sensación creciente de hallarse como enredado en una tela de araña le dominará; un terror indecible se apoderará de él. Y hará tales cosas, que su culpabilidad quedará tan clara como que dos y dos son cuatro. Para que así suceda, bastará proporcionarle un entreacto de suficiente duración. Siempre, siempre irá girando alrededor de mi persona, describiendo círculos cada vez más estrechos, y al fin, ¡plaf!, se meterá en mi propia boca y yo lo engulliré tranquilamente. Esto no deja de tener su encanto, ¿no le parece? ...

En la línea 3615
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Sonia Simonovna, inmediatamente después de su visita he advertido la desaparición de un billete de Banco de cien rublos que estaba sobre una mesa en la habitación de mi amigo Andrés Simonovitch Lebeziatnikof. Si usted sabe dónde está ese billete y me lo dice, le doy palabra de honor, en presencia de todos estos testigos, de que el asunto no pasará adelante. En el caso contrario, me veré obligado a tomar medidas más serias, y entonces no tendrá derecho a quejarse sino de usted misma. ...

En la línea 3695
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Por otra parte, los asistentes se mostraban sumamente excitados por las excesivas libaciones. El de intendencia, aunque era incapaz de forjarse una idea clara de lo sucedido, era el que más gritaba, y proponía las medidas más desagradables para Lujine. ...

En la línea 975
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Uno de ellos, por ejemplo, pedía a la abuela cinco federicos por su trabajo y los ponía a la ruleta al lado de la postura de la vieja señora. Si ganaba, gritaba que la ganancia le pertenecía, mientras que la abuela había perdido. Luego que los echaron, Potapytch salió tras ellos, denunció que llevaban los bolsillos llenos de oro. La abuela rogó al croupier que adoptase las medidas oportunas, y, a pesar de los clamores de los dos bribones (exactamente como dos gatos cogidos por las patas), se presentó la policía, qué vació el contenido de sus bolsillos para entregarlo a la abuela. ...

En la línea 989
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... En cuanto a esta última, había tomado, desde por la mañana, medidas decisivas. Había despedido al general, prohibiéndole que se volviese a presentar ante sus ojos. Cuando él corrió a unírsele en el casino y la encontró del brazo del pequeño príncipe, ni ella ni la señora viuda de Cominges dieron muestras de conocerle. El príncipe no saludó. ...

En la línea 1256
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Puesto que ahora vivo en una situación decorosa, no quiero perderla; ya he tomado mis medidas para ello —añadió. ...

En la línea 1324
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¡Oh, no, no! ¡No se atreverá! He tomado mis medidas, puedes estar tranquilo. Le he hecho firmar ya algunos pagarés a la orden de Alberto. A la más mínima que me hiciera, sería castigado. ¡Pero no se atreverá! ...


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Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z

Reglas relacionadas con los errores de s;z

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.

Las Reglas Ortográficas de la Z

Se escribe z y no c delante de a, o y u.

Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.

Ejemplos: pedazo, terraza

Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.

Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez

La X y la S


la Ortografía es divertida

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