Cual es errónea Maestro o Maeztro?
								 La palabra correcta es Maestro. Sin Embargo  Maeztro se trata de un error ortográfico.
								
 El Error ortográfico detectado en el termino maeztro es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra maestro  
						
						 Más información sobre la palabra Maestro en internet
								 Maestro en la RAE. 
								 Maestro en Word Reference. 
								
								 Maestro en la wikipedia.  
								
								 Sinonimos de Maestro. 
  
								
								 Errores Ortográficos típicos con la palabra Maestro  
									
				 
					 Cómo se escribe maestro o maestrro?
  
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  la Ortografía es divertida  
 
								                                                
				Algunas Frases de libros en las que aparece maestro
				La palabra maestro puede ser considerada correcta por su aparición en estas  obras maestras de la literatura. 
							  En la línea 1219
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Todos reconocían que aquel tío sabía mucho, y sin título de maestro ni miedo a que nadie se acordase de el para quitarle una escuela que no daba ni para pan, iba logrando, a fuerza de repeticiones y cañazos, que deletreasen y permanecieran inmóviles todos los pillos de cinco a diez años que en días de fiesta apedreaban a los pájaros, robaban la fruta y perseguían a los perros en los caminos de la huerta. ... 
 
 
							  En la línea 1220
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... ¿De dónde era el maestro? Todas las vecinas lo sabían: de muy lejos, de allá de la churrería. ... 
 
 
							  En la línea 1223
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Los había de ellos que llevaban dos meses en la escuela y abrían desmesuradamente los ojos y se rascaban el cogote sin entender lo que el maestro quería decirles con unas palabras jamás oídas en su barraca. ... 
 
 
							  En la línea 1229
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Pero con la ayuda de Dios, han de salir ustedes de aquí como personas cumplidas, sabiendo presentarse en cualquier parte, ya que han tenido la buena suerte de encontrar un maestro como yo. ... 
 
 
							  En la línea 15
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Fermín también había ido a ver al maestro. Recordaba sus años de la infancia; el respeto con que oía a aquel hombre, admirado por su padre y que durante largas temporadas vivió en su casa. Sentía agradecimiento al recordar la paciencia con que le había enseñado a leer y escribir, cómo le había dado las primeras lecciones de inglés y cómo le inculcó las más nobles aspiraciones de su alma; aquel amor a la humanidad en que parecía arder el maestro. ... 
 
 
							  En la línea 20
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Montenegro, escuchando a su maestro, evocaba uno de los recuerdos de su juventud, una de las paradojas más famosas de don Fernando, antes de que éste fuera al presidio y él partiese para Londres. ... 
 
 
							  En la línea 128
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... Montenegro se indignó ante el tono despectivo con que hablaba Dupont de su maestro. Palideció de cólera, estremeciéndose como si acabase de recibir un latigazo, y miró de frente con cierta arrogancia a su jefe. ... 
 
 
							  En la línea 129
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... --Don Fernando Salvatierra--dijo con voz trémula, haciendo esfuerzos por contener su indignación--fue mi maestro y le debo mucho. Además, es el mejor amigo de mi padre, y yo sería un desagradecido sin entrañas si no fuese a verle después de sus desgracias. ... 
 
 
							  En la línea 919
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... -¡Jussac, uno de los primeros aceros del reino!-¡Pues bien, Sire, ha encontrado su maestro!-Quiero ver a ese j oven, Tréville, quiero verlo, y si se puede hacer algo, pues bien, nosotros nos ocuparemos. ... 
 
 
							  En la línea 932
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... Pero como era ya mucho para él haber obtenido que aquel niño se revolviese contra su maestro, saludó respetuosamen al rey, y con su licencia se despidió de él. ... 
 
 
							  En la línea 2482
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... El conde d e Rochefort se inclinó como hombre que reconocía la gran superioridad del maestro, y se retiró. ... 
 
 
							  En la línea 4513
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... Según toda proba bilidad, aquella vez su maestro no se desdiría. ... 
 
 
							  En la línea 302
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... CAPÍTULO PRIMERO    ¡Hombre al agua!—El Tajo.—Las lenguas extranjeras.—La   gesticulación.—Calles de Lisboa.—El acueducto.—La Biblia tolerada   en Portugal.—Cintra.—Don Sebastián.—Juan de Castro.—Conversación   con un cura.—Colhares.—Mafra.—El palacio.—El maestro de   escuela.—Los portugueses.—Su ignorancia de las Escrituras.—Los   curas rurales.—El Alemtejo. ... 
 
 
							  En la línea 374
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Subí por unas escaleras a un pequeño aposento, donde encontré al maestro con una docena de alumnos formados en hilera; me recibió con urbanidad y me hizo sentar en la única banqueta que había en la habitación. ... 
 
 
							  En la línea 389
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Por el camino me contó que el maestro era uno de los frailes recientemente expulsados del convento, hombre muy instruído, que hablaba francés y griego. ... 
 
 
							  En la línea 392
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Cuando estuvimos cerca de la casa donde vivía el maestro, el muchacho me la indicó, y fué a esconderse detrás de una tapia, donde esperó a que yo volviera. ... 
 
 
							  En la línea 1606
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Y, puesto que dos veces le dijo don Quijote que prosiguiese su historia, ni alzaba la cabeza ni respondía palabra; pero, al cabo de un buen espacio, la levantó y dijo:  -No se me puede quitar del pensamiento, ni habrá quien me lo quite en el mundo, ni quien me dé a entender otra cosa (y sería un majadero el que lo contrario entendiese o creyese), sino que aquel bellaconazo del maestro Elisabat estaba amancebado con la reina Madésima. ... 
 
 
							  En la línea 1628
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... La verdad del cuento es que aquel maestro Elisabat, que el loco dijo, fue un hombre muy prudente y de muy sanos consejos, y sirvió de ayo y de médico a la reina; pero pensar que ella era su amiga es disparate digno de muy gran castigo. ... 
 
 
							  En la línea 1631
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Pues, ¡montas que no se librara Cardenio por loco!  -Contra cuerdos y contra locos está obligado cualquier caballero andante a volver por la honra de las mujeres, cualesquiera que sean, cuanto más por las reinas de tan alta guisa y pro como fue la reina Madásima, a quien yo tengo particular afición por sus buenas partes; porque, fuera de haber sido fermosa, además fue muy prudente y muy sufrida en sus calamidades, que las tuvo muchas; y los consejos y compañía del maestro Elisabat le fue y le fueron de mucho provecho y alivio para poder llevar sus trabajos con prudencia y paciencia. ... 
 
 
							  En la línea 1695
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Mas ya me ha venido a la memoria dónde será bien, y aun más que bien, escribilla: que es en el librillo de memoria que fue de Cardenio; y tú tendrás cuidado de hacerla trasladar en papel, de buena letra, en el primer lugar que hallares, donde haya maestro de escuela de muchachos, o si no, cualquiera sacristán te la trasladará; y no se la des a trasladar a ningún escribano, que hacen letra procesada, que no la entenderá Satanás. ... 
 
 
							  En la línea 2678
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Hipócrates era el maestro de Platón, maestro al cual nunca llamó Sócrates Trabuco, ni le hacía falta. ... 
 
 
							  En la línea 2678
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Hipócrates era el maestro de Platón, maestro al cual nunca llamó Sócrates Trabuco, ni le hacía falta. ... 
 
 
							  En la línea 3497
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Cuando Obdulia, picada por la frialdad del altivo cocinero, comenzó a seducirle con miradas de medio minuto y algún choque involuntario, Pedro se rindió, y de rato en rato daba algunos toques de maestro a la merienda de Visita. ... 
 
 
							  En la línea 4910
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... ¡Tenía tantas cosas en la cabeza! Sus olvidos eran dentro de casa, porque fuera se jactaba de ser el más fiel guardador de cuanto la Sinodal exigía, y daba frecuentes lecciones al mismo maestro de ceremonias. ... 
 
 
							  En la línea 338
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Continuó don Baltasar el relato de los descubrimientos que llevaba hechos en sus papeles propios y en el archivo de la catedral. Rodrigo de Borja nació en Játiva, en casa de su padre, don Jofre, cerca del Mercado, en una plaza llamada de los Borjas. Un tal Antonio Nogueroles era su maestro y ayo, y le daba el pecho una mujer apodada la Villena. Todos le llamaban Rodriguet, y jugaba con una hermana suya, Tecla, igualmente designada con el diminutivo valenciano de Tecleta. ... 
 
 
							  En la línea 381
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Declaró santo al maestro predicador Vicente Ferrer. que había predicho su ascensión a la Santa Sede cuando aún se hallaba él en la infancia. ... 
 
 
							  En la línea 498
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Y Enciso había terminado por decir un día, con el aire protector del maestro que da consejos: ... 
 
 
							  En la línea 1171
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Empezó la guerra atacando a los Orsinis, por ser los más temibles entre los feudatarios mencionados. Al principiar el invierno de 1496 todo se mostró favorable para el duque de Gandía y su maestro Guidobaldo, apoderándose de numerosas fortalezas. ... 
 
 
							  En la línea 396
   del libro  El paraíso de las mujeres
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Pero volvamos a Eulame. Al verse sólo, se lanzó a predicar entre sus compatriotas las ventajas de la civilización de los gigantes. Los descontentos del Imperio, que eran muchos, vieron en él un jefe que podía sustituir a la dinastía reinante. Los sabios le escucharon como un maestro divino, y todas las universidades fueron declarándose discípulas suyas. De entonces data la introducción del inglés en este país como idioma secreto y sagrado, que sirvió para entenderse a las personas de clase superior. ... 
 
 
							  En la línea 404
   del libro  El paraíso de las mujeres
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Después de haber dominado a esta nación, el conquistador llevó sus armas a otra, y luego a otra, no quedando continente ni isla que dejáse de reconocer su autoridad imperial. Pero la misma grandeza de su éxito pesó sobre él, acabando por aplastarle. Sus generales obedecieron a esa ley de los hombres según la cual todo discípulo, cuando se ve en lo alto, debe atacar a su maestro. ... 
 
 
							  En la línea 681
   del libro  El paraíso de las mujeres
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... El profesor Flimnap corrió a colocar en el centro de la mesa un sillón, que era el mismo que el había ocupado al dar al gigante su lección de Historia. El alto personaje se sentó en el, teniendo a un lado al obsequioso traductor. Todo el cortejo universitario permaneció detrás, rígido y en profundo silencio, esperando que sonase la voz autorizada del maestro de los maestros. Hasta los doctores revoltosos cesaron en sus risas juveniles y sus atrevidos comentarios al sentarse Momaren. ... 
 
 
							  En la línea 917
   del libro  El paraíso de las mujeres
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... La fiesta patriótica de los rayos negros solo había sido notable un año, según su opinión. Fue el año en que el gobierno le encargó un poema heroico en honor de la inventora de los rayos libertadores, coronándolo después de su lectura y dándole el título de poeta nacional. En los años siguientes, la tal fiesta nunca había pasado de ser una feria populachera, durante la cual pretendían inútilmente parodiar su gloria otros poetas escogidos por el favoritismo político. Hasta una vez -¡oh, espectáculo repugnante!- el designado para cantar tan sublime aniversario había sido una poetisa, es decir, un hombre, cosa nunca vista después de la Verdadera Revolución. Este año, el poeta de la fiesta era una jovenzuela recién salida de la Universidad, un rebelde, que osaba comparar sus versos con los de Golbasto y además criticaba los trabajos históricos del grave Momaren, su antiguo maestro. ... 
 
 
							  En la línea 515
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... El grupo que rodeaba a la fundadora se fue disolviendo. Algunos, creyendo sin duda que lo que allí se trataba más era broma que otra cosa, se fueron al salón a hablar seriamente de política y negocios. D. Baldomero, que deseaba echar aquella noche una partida de mus, el juego clásico y tradicional de los comerciantes de Madrid, esperó a que entrase Pepe Samaniego, que era maestro consumado, para armar la partida. Durante un largo rato no se oía en el salón más que envido a la chica… envido a los pares… órdago. ... 
 
 
							  En la línea 609
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... —Tráiganme lo que quieran, que tengo más hambre que un maestro de escuela. ... 
 
 
							  En la línea 907
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... —Le vi pasar, maestro y dije, digo: A cuenta que voy a echar un espotrique con mi tocayo… ... 
 
 
							  En la línea 918
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... «Porque mirosté, maestro, lo que les atufa es el aquel de haber estado mi endivido en Cartagena… Y yo digo que a mucha honra, ¡re-hostia! Allí estábamos los verídicos liberales. Y a cuenta que yo, tocayo, toda mi vida no he hecho más que derramar mi sangre por la judía libertad. El 54, ¿qué hice?, batirme en las barricadas como una presona decente. Que se lo pregunten al difunto D. Pascual Muñoz el de la tienda de jierros, padre del marqués de Casa-Muñoz, que era el hombre de más afloencias en estos arrabales, y me dijo mismamente aquel día: 'Amigo Platón, vengan esos cinco'. Y aluego jui con el propio D. Pascual a Palacio, y D. Pascual subió a pleticar con la Reina, y pronto bajó con aquel papé firmado por la Reina en que les daba la gran patá a los moderaos. D. Pascual me dijo que pusiera un pañuelo branco en la punta de un palo y que malchara delante diciendo: 'cese er fuego, cese er fuego… '. El 56, era yo teniente de melicianos, y O'Donnell me cogió miedo, y cuando pleticó a la tropa dijo: 'si no hay quien me coja a Izquierdo, no hamos hecho na'. El 66, cuando la de los artilleros, mi compare Socorro y yo estuvimos pegando tiros en la esquina de la calle de Laganitos… El 68, cuando la santísima, estuve haciendo la guardia en el Banco, pa que no robaran, y le digo asté que si por un es caso llega a paicerse por allí algún randa, lo suicido… Pues tocan luego a la recompensa, y a Pucheta me le hacen guarda de la Casa de Campo, a Mochila del Pardo… y a mí una patá. A cuenta que yo no pido más que un triste destino pa portear el correo a cualsiquiera parte, y na… Voy a ver a Bicerra, ¿y piensasté que me conoce?, ¡pa chasco!… Le digo que soy Izquierdo, por mote Platón, y menea la cabeza. ... 
 
 
							  En la línea 545
   del libro  El príncipe y el mendigo
 del afamado autor Mark Twain
  ... Pero todas estas cosas habían de tener un fin, y así, con el tiempo, Tom Canty se halló en estado de saltar de la cama. El funcionario destinado al efecto echó el agua, el funcionario destinado al efecto dirigió la operación, el elevado funcionario destinado al efecto apercibió una toalla, y al cabo Tom pasó sin detrimento por la etapa purificadora y quedó listo para recibir los servicios del peluquero real. Cuando, por fin, salió de las manos de este maestro, ofrecía una graciosa figura, tan linda como la de una doncella, con su capa y su trusa de raso púrpura y su gorra con pluma del mismo color. Se dirigió con toda pompa al aposento del desayuno, pasando en medió de su séquito de cortesanos, y a su tránsito éstos retrocedían abriendo calle y doblaban la rodilla. ... 
 
 
							  En la línea 589
   del libro  El príncipe y el mendigo
 del afamado autor Mark Twain
  ... –¿Con el maestro, para salvarte de los azotes? ... 
 
 
							  En la línea 1394
   del libro  El príncipe y el mendigo
 del afamado autor Mark Twain
  ... Fue una idea afortunada, una idea feliz. Que así lo consideraron también los grandes dignatarios se manifestó en el silencioso aplauso que brotó de sus ojos en forma de brillantes miradas de aprobación. Sí, nadie sino el verdadero príncipe podría disipar el persistente misterio del Gran Sello desaparecido –a este infeliz impostorcillo le habían enseñado bien su lección, pero aquí sus enseñanzas debían fracasar, porque su mismo maestro no podría contestar esa pregunta–; ¡ah, muy bien, muy bien en verdad: ahora pronto nos libraremos de este enojoso y peligroso asunto! Y asintieron con la cabeza de modo imperceptible y sonrieron internamente con satisfacción y voltearon a ver a aquel muchacho atacado por la parálisis de la confusión culpable. ¡Cómo se sorprendieron entonces de ver que nada semejante sucedió!, ¡cómo se maravillaron al escucharlo contestar de inmediato, con voz segura y tranquila! ... 
 
 
							  En la línea 1097
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... Las madréporas, que no hay que confundir con los corales, tienen un tejido revestido de una costra calcárea, cuyas modificaciones estructurales han inducido a mi ilustre maestro, Milne Edwards, a clasificarlas en cinco secciones. Los animálculos que secretan este pólipo viven por millones en el fondo de sus celdas. Son sus depósitos calcáreos los que se erigen en rocas, arrecifes, islotes e islas. En algunos lugares forman un anillo circular en torno a un pequeño lago interior comunicado con el mar por algunas brechas. En otros, se alinean en barreras de arrecifes semejantes a las existentes en las costas de la Nueva Caledonia y en diversas islas de las Pomotú. Finalmente, en otros lugares, como en las islas de la Reunión y de Mauricio, elevan arrecifes dentados en forma de altas murallas rectas, en cuyas proximidades son considerables las profundidades del océano. ... 
 
 
							  En la línea 2245
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... En sus notas, Conseil había dividido, muy acertadamente, en seis clases a los articulados, de las cuales tres pertenecen al mundo marino. Son los crustáceos, los cirrópodos y los anélidos. Los crustáceos se subdividen en nueve órdenes, el primero de los cuales comprende a los decápodos, es decir, a los animales cuya cabeza está soldada al tórax, y cuyo aparato bucal se compone de varios pares de miembros, y que poseen cuatro, cinco o seis pares de patas torácicas o ambulatorias. Conseil había seguido el método de nuestro maestro Milne Edwards, que divide en tres secciones a los decápodos: los braquiuros, los macruros y los anomuros, nombres tan bárbaros como justos y precisos. Entre los braquiuros, Conseil cita un oxirrinco, el amatías, armado de dos grandes puntas divergentes a modo de cuernos; el inaco escorpión que, no sé por qué, simbolizaba la sabiduría entre los griegos; lambro massena y lambro espinoso, probablemente extraviados en tan altos fondos puesto que generalmente viven a grandes profundidades; xantos; pilumnos; romboides; calapas granulosos -de fácil digestión, anota Conseil ; coristos desdentados; ebalias; cimopolios, cangrejos aterciopelados de Sicilia; dorripos lanudos, etc. Entre los macruros, subdivididos en cinco familias, los acorazados, los cavadores, los astácidos, los eucáridos y los oquizópodos, cita las langostas comunes, de carne tan apreciada, sobre todo en las hembras; cigalas, camarones ribereños y toda clase de especies comestibles, pero no dice nada de la subdivisión de los astácidos, en los que está incluido el bogavante, pues las langostas son los únicos bogavantes del Mediterráneo. En fin, entre los anomuros, cita las drocinas comunes, abrigadas en las conchas abandonadas de las que se apoderan, homolas espinosas, ermitaños, porcelanas, etc. ... 
 
 
							  En la línea 966
   del libro  Grandes Esperanzas
 del afamado autor Charles Dickens
  ... — No. Gargery es ahora tu maestro. Haga el favor de acercarse, Gargery, que quiero decirle una cosa. ... 
 
 
							  En la línea 1055
   del libro  Grandes Esperanzas
 del afamado autor Charles Dickens
  ... — Escuche usted, maestro. Seguramente no va a hacer un favor tan sólo a uno de nosotros. Si el joven Pip va a tener permiso de medio día, haga usted lo mismo por el viejo Orlick. ... 
 
 
							  En la línea 1062
   del libro  Grandes Esperanzas
 del afamado autor Charles Dickens
  ... —Me enfadaré si quiero—gruñó Orlick—. Si él va, yo también iré. Y ahora, maestro, exijo que no haya favoritismos en este taller. Sea usted hombre. ... 
 
 
							  En la línea 1063
   del libro  Grandes Esperanzas
 del afamado autor Charles Dickens
  ... El maestro se negó a seguir tratando el asunto hasta que el obrero estuviese de mejor humor. Orlick se dirigió a la fragua, sacó una barra candente, me amenazó con ella como si quisiera atravesarme el cuerpo y hasta la paseó en torno de mi cabeza; luego la dejó sobre el yunque y empezó a martillearla con la misma saña que si me golpease a mí y las chispas fuesen gotas de mi sangre. Finalmente, cuando estuvo acalorado y el hierro frío, se apoyó nuevamente en su martillo y dijo: ... 
 
 
							  En la línea 1801
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... ‑No hace falta buscar explicaciones. ¡Qué importa el olor a pintura! Tú llevabas enfermo todo un mes; Zosimof así lo afirma… ¡Ah! No puedes imaginarte la confusión de ese bobo de Zamiotof. «Yo no valgo ‑ha dicho‑ ni el dedo meñique de ese hombre.» Es decir, del tuyo. Ya sabes, querido, que él da a veces pruebas de buenos sentimientos. La lección que ha recibido hoy en el Palacio de Cristal ha sido el colmo de la maestría. Tú has empezado por atemorizarlo, pero atemorizarlo hasta producirle escalofríos. Le has llevado casi a admitir de nuevo esa monstruosa estupidez, y luego, de pronto, le has sacado la lengua… Ha sido perfecto. Ahora se siente apabullado, pulverizado. Eres un maestro, palabra, y ellos han recibido lo que merecen. ¡Qué lástima que yo no haya estado allí! Ahora él te estaba esperando en mi casa con ávida impaciencia. Porfirio también está deseoso de conocerte. ... 
 
 
							  En la línea 1931
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... ‑Te aseguro que no te ocasionará ninguna molestia. Lo único que tienes que hacer es hablarle, sea de lo que sea: te sientas a su lado y hablas. Como eres médico, puedes empezar por curarla de una enfermedad cualquiera. Te juro que no te arrepentirás… Esa mujer tiene un clavicordio. Yo sé un poco de música y conozco esa cancioncilla rusa que dice «Derramo lágrimas amargas». Ella adora las canciones sentimentales. Así empezó la cosa. Tú eres un maestro del teclado, un Rubinstein. Te aseguro que no te arrepentirás. ... 
 
 
							  En la línea 4116
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... ‑Oye, ¿te acuerdas de aquel asesinato, de aquel asunto que Porfirio estaba encargado de instruir? Me refiero a la muerte de la vieja. Pues bien, ya se ha descubierto al asesino. Él mismo ha confesado y presentado toda clase de pruebas. Es uno de aquellos pintores que yo defendía con tanta seguridad, ¿te acuerdas? Aunque parezca mentira, todas aquellas escenas de risas y golpes que se desarrollaron mientras el portero subía con dos testigos no eran más que un truco destinado a desviar las sospechas. ¡Qué astucia, qué presencia de ánimo la de ese bribón! Verdaderamente, cuesta creerlo, pero él lo ha explicado todo, y su declaración es de las más completas. ¡Cómo me equivoqué! A mi juicio, ese hombre es un genio, el genio del disimulo y de la astucia, un maestro de la coartada, por decirlo así, y, teniendo esto en cuenta, no hay que asombrarse de nada. En verdad, personas así pueden existir. Que no haya podido mantener su papel hasta el fin y haya acabado por confesar es una prueba de la veracidad de sus declaraciones… Pero no comprendo cómo pude cometer tamaña equivocación. Estaba dispuesto a sostener en todos los terrenos la inocencia de esos hombres. ... 
 
								 
  El Español es una gran familia 
 
								 Reglas relacionadas con los errores de s;z
  
	Las Reglas Ortográficas de la S
  Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
  Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
  Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
  Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
  Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
  Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
  Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
  Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
  Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
 
	Las Reglas Ortográficas de la Z
  Se escribe z y no c delante de a, o y u.
  Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.
  Ejemplos: pedazo, terraza
  Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.
  Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez
  La X y la S
								 Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z
    Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z  Palabras parecidas a maestro
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