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La palabra inesperrada
Cómo se escribe

Comó se escribe inesperrada o inesperada?

Cual es errónea Inesperada o Inesperrada?

La palabra correcta es Inesperada. Sin Embargo Inesperrada se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra inesperrada es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra inesperada

Más información sobre la palabra Inesperada en internet

Inesperada en la RAE.
Inesperada en Word Reference.
Inesperada en la wikipedia.
Sinonimos de Inesperada.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Inesperada

Cómo se escribe inesperada o hinesperada?
Cómo se escribe inesperada o inesperrada?
Cómo se escribe inesperada o inezperada?

Reglas relacionadas con los errores de r

Las Reglas Ortográficas de la R y la RR

Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.

En castellano no es posible usar más de dos r


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece inesperada

La palabra inesperada puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1051
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Hacía dos días que la muchacha esperaba estas palabras, y, sin embargo, le causaron el efecto de una revelación inesperada. ...

En la línea 972
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Todos se pusieron de pie, sonriendo a la inesperada aparición. ...

En la línea 810
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La noticia es tan inesperada como agradable. ...

En la línea 1303
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... CAPÍTULO X La nieta de la gitana.—Proyecto matrimonial.—El alguacil.—El ataque.—Trote largo.—Llegada a Trujillo.—Noche de lluvia.—La selva.—El vivac.—¡Levántate y anda!—Jaraicejo.—El Nacional.—El caballero Balmerson.—Entre jarales.—Una conversación seria.—¿Qué es la verdad?—Noticia inesperada. ...

En la línea 9649
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El infeliz Guimarán sintió terribles remordimientos: sintió además inesperada debilidad en las piernas y en el espíritu. ...

En la línea 459
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En una palabra, gentleman: acabó el ejército y la flota de los hombres en todas las naciones de nuestra raza. Murieron muchísimos al intentar la resistencia, y los supervivientes quedaron aterrados después de una derrota tan inesperada y completa. ...

En la línea 539
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los periodistas, siempre a caza de novedades, habían averiguado en la noche anterior las disposiciones de Flimnap, y todos los diarios de la capital anunciaron por la mañana el primer rasuramiento y la primera corta de cabellos del gigante después de su llegada a las costas de la República, lo que hizo que los desocupados acudiesen en grandes masas para presenciar tan curioso espectáculo. Gillespie mostró extrañeza al salir de su alojamiento y ver a esta muchedumbre inesperada. Pero el día era hermoso, dentro de su encierro había una penumbra glacial, y creyó preferible sentarse al sol, teniendo en torno a su taburete un espacio completamente libre de gente. ...

En la línea 1288
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Después de esto, Popito mostró deseos de que su interlocutor la pusiera en el suelo para marcharse, pues acababa de cerrar la noche. Ra-Ra no había podido ir a ver al gentleman por una ocupación inesperada y urgente. Su grande obra le obligaba a continuas ausencias. Solo por el deseo de que Gillespie no viviera más tiempo confiadamente entre la chusma que le rodeaba, había enviado a Popito; pero la próxima vez sería el quien viniese, trayéndole una información más precisa. ...

En la línea 1018
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... No puedo decir cuánto tiempo permanecí así sumido en el sueño, pero me pareció observar al despertarme que el sol declinaba ya en el horizonte. El capitán Nemo se había levantado ya y estaba yo desperezando mis miembros cuando una inesperada aparicion me puso bruscamente en pie. A unos pasos, una monstruosa araña de mar, de un metro de altura, me miraba con sus extraños ojos, dispuesta a lanzarse sobre mí. Aunque mi traje de inmersión fuese suficientemente grueso para protegerme del ataque de ese animal no pude contener un gesto de horror. Conseil y el marinero del Nautilus se despertaron en ese momento. El capitán Nemo mostró el horrible crustáceo a su compañero, quien le asestó al instante un fuerte culatazo. Vi como las horribles patas del monstruo se retorcían en terribles convulsiones. ...

En la línea 1565
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Era tan inesperada su pregunta, que me quedé mirándole sin responder. ...

En la línea 2345
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Por la noche, hacia las once, recibí la inesperada visita del capitán Nemo, quien me preguntó muy atentamente si me sentía fatigado por la velada de la noche anterior, a lo que le respondí negativamente. ...

En la línea 3084
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El canadiense, que esperaba poder realizar en el golfo sus proyectos de evasión, ya fuese poniendo pie en tierra ya en uno de los numerosos barcos que enlazan las islas, se sintió enormemente frustrado. La huida habría sido allí fácilmente practicable si Ned Land hubiera logrado apoderarse del bote sin que, se diera cuenta el capitán, pero en pleno océano había que renunciar a la idea. El canadiense, Conseil y yo mantuvimos una larga conversación al respecto. Llevábamos ya seis meses como prisioneros a bordo del Nautilus. Habíamos recorrido ya diecisiete mil leguas y no había razón, como decía Ned Land, para que eso no continuara indefinidamente. Me hizo entonces una proposición inesperada, la de plantear categóricamente al capitán Nemo esta cuestión: ¿es que pensaba retenernos indefinidamente abordo? ...

En la línea 2894
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Dunia le parecía ya algo indispensable para su vida y no podía admitir la idea de renunciar a ella. Hacía ya mucho tiempo, años, que soñaba voluptuosamente con el matrimonio, pero se limitaba a reunir dinero y esperar. Su ideal, en el que pensaba con secreta delicia, era una muchacha pura y pobre (la pobreza era un requisito indispensable), bonita, instruida y noble, que conociera los contratiempos de una vida difícil, pues la práctica del sufrimiento la llevaría a renunciar a su voluntad ante él; y le miraría durante toda su vida como a un salvador, le veneraría, se sometería a él, le admiraría, vería en él el único hombre. ¡Qué deliciosas escenas concebía su imaginación en las horas de asueto sobre este anhelo aureolado de voluptuosidad! Y al fin vio que el sueño acariciado durante tantos años estaba a punto de realizarse. La belleza y la educación de Avdotia Romanovna le habían cautivado, y la difícil situación en que se hallaba había colmado sus ilusiones. Dunia incluso rebasaba el límite de lo que él había soñado. Veía en ella una muchacha altiva, noble, enérgica, incluso más culta que él (lo reconocía), y esta criatura iba a profesarle un reconocimiento de esclava, profundo, eterno, por su acto heroico; iba a rendirle una veneración apasionada, y él ejercería sobre ella un dominio absoluto y sin límites… Precisamente poco antes de pedir la mano de Dunia había decidido ampliar sus actividades, trasladándose a un campo de acción más vasto, y así poder ir introduciéndose poco a poco en un mundo superior, cosa que ambicionaba apasionadamente desde hacía largo tiempo. En una palabra, había decidido probar suerte en Petersburgo. Sabía que las mujeres pueden ser una ayuda para conseguir muchas cosas. El encanto de una esposa adorable, culta y virtuosa al mismo tiempo podía adornar su vida maravillosamente, atraerle simpatías, crearle una especie de aureola… Y todo esto se había venido abajo. Aquella ruptura, tan inesperada como espantosa, le había producido el efecto de un rayo. Le parecía algo absurdo, una broma monstruosa. Él no había tenido tiempo para decir lo que quería; sólo había podido alardear un poco. Primero no había tomado la cosa en serio, después se había dejado llevar de su indignación, y todo había terminado en una gran ruptura. Amaba ya a Dunia a su modo, la gobernaba y la dominaba en su imaginación, y, de improviso… No, era preciso poner remedio al mal, conseguir un arreglo al mismo día siguiente y, sobre todo, aniquilar a aquel jovenzuelo, a aquel granuja que había sido el causante del mal. Pensó también, involuntariamente y con una especie de excitación enfermiza, en Rasumikhine, pero la inquietud que éste le produjo fue pasajera. ...

En la línea 2968
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Un momento después llegó Sonia con la vela en la mano. Depositó la vela sobre la mesa y se detuvo ante él, desconcertada, presa de extraordinaria agitación. Aquella visita inesperada le causaba una especie de terror. De pronto, una oleada de sangre le subió al pálido rostro y de sus ojos brotaron lágrimas. Experimentaba una confusión extrema y una gran vergüenza en la que había cierta dulzura. Raskolnikof se volvió rápidamente y se sentó en una silla ante la mesa. Luego paseó su mirada por la habitación. ...

En la línea 3255
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Raskolnikof obedeció. El temblor que le había asaltado se calmaba poco a poco y la fiebre se iba apoderando de él. Pese a su visible inquietud, escuchaba con profunda sorpresa las muestras de interés de Porfirio Petrovitch. Pero no daba fe a sus palabras, a pesar de que experimentaba una tendencia inexplicable a creerle. La alusión inesperada de Porfirio al alquiler de la habitación le había paralizado de asombro. ...

En la línea 483
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Por favor, Antonina Vassilievna, ¿por qué tengo yo que desearla ningún mal? —repliqué alegremente cuando me hube serenado—. Me ha sorprendido y es muy natural… ¡Su llegada es tan inesperada!… ...

En la línea 964
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... La catástrofe, cuya inminencia preveía, se ha desencadenado, en efecto, pero cien veces más brusca e inesperada de lo que supusiera. ...

En la línea 695
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... A esta inesperada salida, Gonzalvo sonrió inclinándose cortésmente, como hombre de mundo acostumbrado a todo género de situaciones; pero Lucía, con el rostro atónito, encendido aún, se echó atrás, en ademán de rehusar la nueva escolta que se le brindaba. ...


la Ortografía es divertida

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