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La palabra impozible
Cómo se escribe

Comó se escribe impozible o imposible?

Cual es errónea Imposible o Impozible?

La palabra correcta es Imposible. Sin Embargo Impozible se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino impozible es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra imposible


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece imposible

La palabra imposible puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 580
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¿De veras que ahora estaban cultivados? Y el anciano pastor avanzaba la cabeza, haciendo esfuerzos para ver con sus ojos casi muertos al hombre audaz que osaba realizar lo que toda la huerta tenía por imposible. ...

En la línea 747
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¡Parecía imposible que los señores síndicos, todos buenas personas, se fiasen de un pillo como Pimentó!. ...

En la línea 1101
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... En la cara del rectángulo de piedra fronterizo a la escalera destacábase un bajo relieve con figuras borrosas que era imposible adivinar bajo la capa de enjalbegado. ...

En la línea 428
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Y sin esperar a que el recién venido respondiese por sí mismo a aquella prueba de afecto, al señor de Tréville cogía su mano derecha y se la apretaba con todas sus fuerzas sin darse cuenta de que Athos, cualquiera que fuese su dominio sobre sí mismo, dejaba escapar un gesto de dolor y palidecía aún más, cosa que habría podido creerse imposible. ...

En la línea 677
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Se prometía meter miedo a Porthos con la aventura del tahalí, que, si no quedaba muerto en el acto, podía contar a todo el mundo, relato que, hábilmente manejado para ese efecto, debía cubrir a Porthos de ridículo; por último, en cuanto al s ocarrón de Aramis, no le tenía demasiado miedo, y suponiendo que llegase hasta él, se encargaba de despacharlo aunque parezca imposible, o al menos se ñalarle el rostro, como César había recomendado hacer a los soldados de Pompeyo, dañar para siempre aquella belleza de la que estaba tan orgulloso. ...

En la línea 786
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Señor -dijo Aramis parodiando a Jussac-, con gran placer obe deceríamos vuestra graciosa invitación, si ello dependiese de nosotros; pero desgraciadamente es imposible: el señor de Tréville nos lo ha pro hibido. ...

En la línea 917
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¿Fue él quien hirió a Jussac? -exclamó el rey -¡El, un niño! Eso es imposible, Tréville. ...

En la línea 25
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Filipinas, esa preciosa joya del Oriente, como se la ha titulado y con justicia por otras plumas antes que la mia, no goza en toda su estension del benéfico influjo de Astrea, ni con toda la prontitud que fuera de apetecer: se necesita para ello remover ciertos obstáculos que van á indicarse, y plantear una reforma total, como se dirá despues, ó adoptarse otra que se crea bastante al efecto; y esto conseguido, está dado el primer paso para la felicidad de las Islas; pues permanecer tan interesante ramo en el pie y forma con que se halla planteado, es el mayor obstáculo á su prosperidad, é imposible que avance un paso adelante, ni puedan surtir sus buenos efectos las leyes, por mas sábias, mas justas y previsoras que sean. ...

En la línea 45
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Un rejente, cinco ministros y dos fiscales; su dotacion, que muy pocas veces se ve completa, y bajo el réjimen y forma de sustanciacion legal ordinaria que se observa, es imposible y de toda imposibilidad pueda dar pronto curso y fallo á los asuntos de su atribucion. ...

En la línea 60
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Ahora bien: si para una sola sala de un rejente, cinco ministros y dos fiscales hay ademas de sus tareas ordinarias tantos cargos y comisiones de tanta gravedad y ocupacion como asi es, ¿como puede concebirse que se administre pronta justicia en ningun ramo? Es imposible que suceda lo que se debe desear en este particular, ínterin no se remuevan con mano fuerte todos estos obstáculos, bastante cada uno por sí solo á entorpecer y dilatar, lo que no se puede sujetar á cálculo, la marcha de los asuntos judiciales. ...

En la línea 170
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Autorizados para el comercio por instruccion pagando al estado una módica retribucion por este privilejio, titulado indulto para poder comerciar, es claro y consiguiente que lo hacen con los fondos del tesoro público que recaudan y administran, valiéndose de su autoridad, que algunas ó las mas de las veces, emplean á causar vejaciones y tropelías; pues si asi no fuese, imposible seria sacase un alcalde ó correjidor las sumas que dicen algunos sacan en el corto periodo de tres ó seis años para que son provistos. ...

En la línea 432
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Dije al botero que era casi imposible que el bote llevase tanta vela sin zozobrar, y al oírme, se echó a reír, y comenzó una charla de lo más incoherente. ...

En la línea 2160
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero es imposible viajar por este río sin recordar que por él navegaron romanos, vándalos y árabes, y que ha presenciado sucesos de universal resonancia, cantados en poesías inmortales. ...

En la línea 2185
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Muchas veces se vió rodeado por fuerzas triples en número que las suyas y en lugares donde se tenía por imposible que pudiese escapar; pero siempre había chasqueado a sus enemigos, de los que parecía reírse. ...

En la línea 3246
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Es imposible describir el puerto ni la región circunvecina, que contiene algunos de los más extraordinarios paisajes de España; a todo lo que aspiro es a trazar un débil e imperfecto bosquejo. ...

En la línea 924
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y, teniéndola bien asida, con voz amorosa y baja le comenzó a decir: -Quisiera hallarme en términos, fermosa y alta señora, de poder pagar tamaña merced como la que con la vista de vuestra gran fermosura me habedes fecho, pero ha querido la fortuna, que no se cansa de perseguir a los buenos, ponerme en este lecho, donde yago tan molido y quebrantado que, aunque de mi voluntad quisiera satisfacer a la vuestra, fuera imposible. ...

En la línea 1397
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Lo que suelen hacer algunas mujercillas simples y algunos embusteros bellacos es algunas misturas y venenos con que vuelven locos a los hombres, dando a entender que tienen fuerza para hacer querer bien, siendo, como digo, cosa imposible forzar la voluntad. ...

En la línea 1451
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Respondió por todos Ginés de Pasamonte, y dijo: -Lo que vuestra merced nos manda, señor y libertador nuestro, es imposible de toda imposibilidad cumplirlo, porque no podemos ir juntos por los caminos, sino solos y divididos, y cada uno por su parte, procurando meterse en las entrañas de la tierra, por no ser hallado de la Santa Hermandad, que, sin duda alguna, ha de salir en nuestra busca. ...

En la línea 1583
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Estas tan buenas partes de la hermosa labradora redujeron a tal término los deseos de don Fernando, que se determinó, para poder alcanzarlo y conquistar la entereza de la labradora, darle palabra de ser su esposo, porque de otra manera era procurar lo imposible. ...

En la línea 85
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 18 de abril.- A nuestro regreso pasamos en Socego dos días, que empleo en coleccionar insectos en el bosque. La mayor parte de los árboles, aunque muy elevados, no tienen más de tres o cuatro pies de circunferencia; excepto algunos, por supuesto, de dimensiones mucho más considerables. El señor Manuel estaba haciendo una canoa de 70 pies de longitud con un solo tronco de árbol que tenía 110 pies de largo y un grueso grandísimo. El contraste de las palmeras, creciendo en medio de especies comunes con ramas, da siempre al paisaje un aspecto intertropical. En este punto adorna el bosque el palmito, una de las palmeras más elegantes de la familia. El tronco es tan delgado, que puede abarcarse con ambas manos; y, sin embargo, balancea sus elegantes hojas a 40 ó 50 pies sobre el nivel del suelo. Las plantas trepadoras leñosas, cubiertas a su vez por otras plantas trepadoras, tienen un tronco muy grueso: medí algunos que tenían hasta dos pies de circunferencia. Algunos árboles viejos presentan un aspecto muy extraño: las trenzas de lianas que cuelgan de sus ramas parecen haces de heno. Si después de saciarse de mirar el follaje se vuelve la vista al suelo, siéntese uno transportado de igual admiración por la suma elegancia de las hojas de los helechos y de las mimosas. Estas últimas cubren el suelo formando una alfombra de algunas pulgadas de altura; si se anda encima de ese tapiz, volviendo atrás la cabeza, se ven las huellas de los pasos indicadas por el cambio de matiz producido por el aplastamiento de los sensibles peciolos de estas plantas. Es fácil indicar los objetos individuales que mueven a admiración en estos pasmosos paisajes; pero es imposible decir qué sentimientos de asombro y de elevación despiertan en el alma de aquél a quien le es dado contemplarlos. ...

En la línea 161
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El hecho más curioso que debo advertir, acerca de este animal, es el olor fuerte y desagradable que exhala el macho. Es imposible describir este olor: diéronme náuseas y estuve a punto de desmayarme muchas veces mientras desollaba el ejemplar cuya piel está hoy en el Museo Zoológico. Envolví la piel en un pañuelo de seda para llevármela a casa. Pues bien; después de haber hecho lavar mucho el pañuelo de bolsillo lo usé continuamente; a pesar de lavarlo con frecuencia, cada vez que lo desdoblaba sentía inmediatamente ese olor, y esto duró diez y nueve meses. He aquí un pasmoso ejemplo de la persistencia de una sustancia que, sin embargo, debe de ser muy volátil; en efecto, a menudo me ha ocurrido, al pasar a media milla de distancia de una manada de ciervos, sentir, traído por el viento, un aire pestífero a causa del olor del macho. Creo que este olores más penetrante en la época en que son perfectas las astas del macho, es decir, cuando están desprovistas de la piel peluda que las cubre durante algún tiempo. ...

En la línea 168
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... No se mueven durante la noche; se alimentan principalmente con las raíces de las plantas, y para encontrarlas hacen galerías inmensas. En todas partes se conoce a este animal, por un ruido muy particular que hace debajo del suelo. La persona que por vez primera oye este ruido se queda muy sorprendida: no es fácil decir de dónde viene y es imposible suponer quién lo causa. Ese ruido consiste en un gruñido nasal corto pero no muy fuerte, repetido rápidamente cuatro veces en el mismo tono6; se ha dado a este animal el nombre de tucutuco, para imitar el sonido que produce. Allí donde abunda este animal puede oírsele en todos los instantes del día, y a menudo exactamente debajo del sitio donde estamos. En un aposento los tucutucos se mueven despacio y con pesadez, lo cual parece depender de la acción de sus patas traseras; les es imposible saltar a la más pequeña altura vertical, por carecer de cierto ligamento la articulación del muslo. No tratan de escaparse; cuando están encolerizados o se asustan, dejan oír el tucutuco. Conservé algunos vivos y la mayor parte se domesticaron perfectamente desde el primer día, sin tratar de huir ni de morder; otros siguieron siendo ariscos un poco más tiempo. ...

En la línea 168
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... No se mueven durante la noche; se alimentan principalmente con las raíces de las plantas, y para encontrarlas hacen galerías inmensas. En todas partes se conoce a este animal, por un ruido muy particular que hace debajo del suelo. La persona que por vez primera oye este ruido se queda muy sorprendida: no es fácil decir de dónde viene y es imposible suponer quién lo causa. Ese ruido consiste en un gruñido nasal corto pero no muy fuerte, repetido rápidamente cuatro veces en el mismo tono6; se ha dado a este animal el nombre de tucutuco, para imitar el sonido que produce. Allí donde abunda este animal puede oírsele en todos los instantes del día, y a menudo exactamente debajo del sitio donde estamos. En un aposento los tucutucos se mueven despacio y con pesadez, lo cual parece depender de la acción de sus patas traseras; les es imposible saltar a la más pequeña altura vertical, por carecer de cierto ligamento la articulación del muslo. No tratan de escaparse; cuando están encolerizados o se asustan, dejan oír el tucutuco. Conservé algunos vivos y la mayor parte se domesticaron perfectamente desde el primer día, sin tratar de huir ni de morder; otros siguieron siendo ariscos un poco más tiempo. ...

En la línea 1817
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Empresa difícil, pero no imposible. ...

En la línea 3590
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Se tronaba porque la constancia es imposible y hastía al cabo; eran ridículas unas relaciones muy largas; esto lo habían aprendido los dos en Madrid. ...

En la línea 3895
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Para un perezoso enemigo de la ropa limpia y del agua, la pulcritud es un tormento, un imposible; para una persona decente (así había dicho) una necesidad de las más imperiosas de la vida. ...

En la línea 4228
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Podía tomarse por una declaración, por una brutalidad de la naturaleza excitada, por todo, menos por una osadía impertinente, imposible en el más cumplido caballero. ...

En la línea 205
del libro El Señor
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... y desde lo imposible? No lo sabrá jamás, jamás. ...

En la línea 73
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Tenía la certeza de que a .la larga le sería imposible resistir económicamente esta vida con una mujer poseedora de millones… ¡Y las gente le creían un gigoloi ...

En la línea 165
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El antiguo palacio de Letrán, residencia de los papas, estaba tan arruinado que era imposible intentar su restauración. Algunas iglesias célebres carecían de techumbre y otras eran convertidas en caballerizas. La basílica de San Pablo había perdido su tejado, y la lluvia y el granizo penetraban en ella sin obstáculo, continuando su destrucción. Los pastores de la campiña romana metían sus rebaños en este templo para que pernoctasen, como en un establo. Junto a la basílica de San Pedro, la mayor parte de las casas estaban destruidas, y las calles de la Ciudad Leonina, intransitables por los montones de escombros. Todo el vestíbulo de la citada basílica, primer templo de; catolicismo, se había desplomado. ...

En la línea 180
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... — Pío II—continuó don Baltasar—, al que tú llamas algunas veces el Papa novelista, cuando hizo su entrada en Ferrara en mil cuatrocientos cincuenta y nueve, fue recibido por siete príncipes reinantes en Italia, y ni uno solo de ellos era hijo legitimo. Nadie se indignaba ante las irregularidades de los señores laicos y- eclesiásticos. La gente reía de las concupiscencias de los grandes personajes de la Iglesia, pero sin considerar un crimen su lubricidad, ya que de un extremo a otro de Italia reinaba un libertinaje tranquilo que nos es imposible concebir en los tiempos actuales. ...

En la línea 369
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En sus tiempos de secretario de Alfonso V había mirado siempre con menosprecio a este bastardo, y le era imposible admitirlo como rey. Un caballero de Valencia, avecindado en la calle de la Bolsería, se cuidó de educar al pequeño Fernando, al que luego sus súbditos italianos llamaron Ferrante, siendo el fundador de la dinastía de Aragón en Nápoles. Su madre, dama valenciana sin importancia apenas había dejado recuerdos. ...

En la línea 457
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pero la muerte de la tiranía masculina no era suficiente. Había que organizar y gobernar la nueva existencia del mundo, y esto lo hicimos mucho mejor y con más rapidez que cuando reunían los hombres su inútil Sociedad de las Naciones para acabar con las guerras. Como ya no quedaban armas explosivas, y las que se habían salvado de la destrucción resultaban inútiles gracias a los 'rayos negros', no fue difícil evitar la reproducción de los exterminios humanos. No habiendo ya ejércitos de hombres, era imposible que resucitase la guerra. ...

En la línea 689
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - No hay duda; estoy durmiendo, -volvió a decirse-. Esto es imposible. ...

En la línea 717
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Ahora pudo ver con claridad, considerablemente agrandado y en todos sus detalles, al joven doctor que estaba con Ra-Ra. De haberlo descubierto una hora antes, estaba seguro de que la lente se habría caído de su rostro empujada por la sorpresa, siéndole imposible al mismo tiempo contener un grito de asombro. Pero después de haber conocido personalmente a Momaren, se consideraba a salvo de toda clase de emociones. ...

En la línea 795
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Me asombro de su atrevimiento, gentleman, pero ¡quien sabe si estos enamorados valerosos ven la realidad mejor que nosotros y conocen los goces de la vida mas que los prudentes!… Yo, gentleman, tal vez hubiese sido como ellos, pero nunca tuve ocasión de conocer el amor. Mi mundo no me daba facilidades para enamorarme. Siempre he soñado con dedicar mi ternura a algo muy alto, muy extraordinario, que estuviera por encima de las cabezas de los demás mortales… . Pero antes de que usted viniese esto equivalía a soñar con lo imposible. ...

En la línea 595
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Porque Juan era la inconsecuencia misma. En los tiempos de Prim, manifestose entusiasta por la candidatura del duque de Montpensier. «Es el hombre que conviene, desengañaos, un hombre que lleva al dedillo las cuentas de su casa, un modelo de padre de familia». Vino D. Amadeo, y el Delfín se hizo tan republicano que daba miedo oírle. «La Monarquía es imposible; hay que convencerse de ello. Dicen que el país no está preparado para la República; pues que lo preparen. Es como si se pretendiera que un hombre supiera nadar sin decidirse a entrar en el agua. No hay más remedio que pasar algún mal trago… La desgracia enseña… y si no, vean esa Francia, esa prosperidad, esa inteligencia, ese patriotismo… esa manera de pagar los cinco mil millones… ». Pues señor, vino el 11 de Febrero y al principio le pareció a Juan que todo iba a qué quieres boca. «Es admirable. La Europa está atónita. Digan lo que quieran, el pueblo español tiene un gran sentido». Pero a los dos meses, las ideas pesimistas habían ganado ya por completo su ánimo. «Esto es una pillería, esto es una vergüenza. Cada país tiene el Gobierno que merece, y aquí no puede gobernar más que un hombre que esté siempre con una estaca en la mano». Por gradaciones lentas, Juanito llegó a defender con calor la idea alfonsina. «Por Dios, hijo—decía D. Baldomero con inocencia—, si eso no puede ser» y sacaba a relucir los jamases de Prim. Poníase Barbarita de parte del desterrado príncipe, y como el sentimiento tiene tanta parte en la suerte de los pueblos, todas las mujeres apoyaban al príncipe y le defendían con argumentos sacados del corazón. Jacinta dejaba muy atrás a las más entusiastas por D. Alfonso. «¡Es un niño!»… Y no daba más razón. ...

En la línea 1031
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Adiós, adiós, Juanín. Hasta mañana»; y le besó la mano, pues la cara era imposible por tenerla toda untada de caramelo. ...

En la línea 1496
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Pero si yo también le quiero proteger—afirmó Juan apreciando los sentimientos de su mujer y disculpando su exageración—. Ha sido una suerte para él haber caído en nuestras manos librándose de las de Izquierdo. Pero no disloquemos las ideas. Una cosa es protegerle y otra llevárnosle a casa. Aunque yo quisiera darte ese gusto, falta que mi padre lo consintiera. Tus buenos sentimientos te hacen delirar, ¿verdad, Benigna? Yo le he dicho que a las personas muy buenas, muy buenas, es menester atarlas algunas veces. Esta es un ángel, y los ángeles caen en la tontería de creer que el mundo es el cielo. El mundo no es el cielo, ¿verdad, Ramón?, y nuestras acciones no pueden ser basadas en el criterio angelical. Si todo lo que piensan y sienten los ángeles, como mi mujer, se llevara a la práctica, la vida sería imposible, absolutamente imposible. Nuestras ideas deben inspirarse en las ideas generales, que son el ambiente moral en que vivimos. Yo bien sé que se debe aspirar a la perfección; pero no dando de puntapiés a la armonía del mundo, ¡pues bueno estaría!… a la armonía del mundo, que es… para que lo sepas… un grandioso mecanismo de imperfecciones, admirablemente equilibradas y combinadas. Vamos a ver, te he convencido, ¿sí o no? ...

En la línea 1496
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Pero si yo también le quiero proteger—afirmó Juan apreciando los sentimientos de su mujer y disculpando su exageración—. Ha sido una suerte para él haber caído en nuestras manos librándose de las de Izquierdo. Pero no disloquemos las ideas. Una cosa es protegerle y otra llevárnosle a casa. Aunque yo quisiera darte ese gusto, falta que mi padre lo consintiera. Tus buenos sentimientos te hacen delirar, ¿verdad, Benigna? Yo le he dicho que a las personas muy buenas, muy buenas, es menester atarlas algunas veces. Esta es un ángel, y los ángeles caen en la tontería de creer que el mundo es el cielo. El mundo no es el cielo, ¿verdad, Ramón?, y nuestras acciones no pueden ser basadas en el criterio angelical. Si todo lo que piensan y sienten los ángeles, como mi mujer, se llevara a la práctica, la vida sería imposible, absolutamente imposible. Nuestras ideas deben inspirarse en las ideas generales, que son el ambiente moral en que vivimos. Yo bien sé que se debe aspirar a la perfección; pero no dando de puntapiés a la armonía del mundo, ¡pues bueno estaría!… a la armonía del mundo, que es… para que lo sepas… un grandioso mecanismo de imperfecciones, admirablemente equilibradas y combinadas. Vamos a ver, te he convencido, ¿sí o no? ...

En la línea 1416
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... A medida que Tom verificaba sus detalles y el otro niño asentía con la cabeza, el gran auditorio y los dignatarios abrían grandes ojos de perplejo asombro; el relato sonaba a historia verdadera; no obstante, ¿cómo había sucedido esta imposible unión entre un príncipe y un mendigo? Jamás hubo antes un grupo de personas más perplejo, más interesado y más estupefacto. ...

En la línea 977
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Eres imposible, Mauricio –le decía Eugenia a su novio, en el cuchitril aquel de la portería–, completamente imposible, y si sigues así, si no sacudes esa pachorra, si no haces algo para buscarte una colocación y que podamos casarnos, soy capaz de cualquier disparate. ...

En la línea 977
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Eres imposible, Mauricio –le decía Eugenia a su novio, en el cuchitril aquel de la portería–, completamente imposible, y si sigues así, si no sacudes esa pachorra, si no haces algo para buscarte una colocación y que podamos casarnos, soy capaz de cualquier disparate. ...

En la línea 1188
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... «Y luego dormiré hoy, como los otros días, y dormirá ella. ¿Dormirá Rosarito? ¿No habré turbado la tranquilidad de su espíritu? Y esa naturalidad suya, ¿es inocencia o es malicia? Pero acaso no hay nada más malicioso que la inocencia, o bien, más inocente que la malicia. Sí, sí, ya me suponía yo que en el fondo no hay nada más… más… ¿cómo lo diré?… más cínico que la inocencia. Sí, esa tranquilidad con que se me entregaba, eso que hizo me entrara miedo, miedo, no sé bien de qué, eso no era sino inocencia. Y lo de: “¿Y aquella mujer?”, celos, ¿eh?, ¿celos? Probablemente no nace el amor sino al nacer los celos; son los celos los que nos revelan el amor. Por muy enamorada que esté una mujer de un hombre, o un hombre de una mujer, no se dan cuenta de que lo están, no se dicen a sí mismos que lo están, es decir, no se enamoran de veras sino cuando él ve que ella mira a otro hombre o ella le ve a él mirar a otra mujer. Si no hubiese más que un solo hombre y una sola mujer en el mundo, sin más sociedad, sería imposible que se enamorasen uno de otro. Además de que hace siempre falta la tercera, la Celestina, y la Celestina es la sociedad. ¡El Gran Galeoto! ¡Y qué bien está eso! ¡Sí, el Gran Galeoto! Aunque sólo fuese por el lenguaje. Y por esto es todo eso del amor una mentira más. ¿Y el fisiológico? ¡Bah, eso fisiológico no es amor ni cosa que lo valga! ¡Por eso es verdad! Pero… vamos, Orfeo, vamos a cenar. ¡Esto sí que es verdad!» ...

En la línea 1440
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –En efecto; se me antoja que debe de ser imposible conocer a aquella mujer con quien se convive y que acaba por formar parte nuestra. ¿No has oído aquello que decía uno de nuestros más grandes poetas, Campoamor? ...

En la línea 816
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Olvidarla! ¡Es imposible, Yáñez, es imposible!¡Ni las batallas, ni las grandes emociones de la vida de pirata, ni la más espantosa venganza serán capaces de hacerme olvidarla! ¡Su imagen se interpondrá siempre entre todo eso y yo, y apagará la antigua energía y el valor del Tigre! ¡No, no la olvidaré! ¡Será mi mujer, aunque me cueste todo lo que soy y todo lo que tengo! ...

En la línea 816
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Olvidarla! ¡Es imposible, Yáñez, es imposible!¡Ni las batallas, ni las grandes emociones de la vida de pirata, ni la más espantosa venganza serán capaces de hacerme olvidarla! ¡Su imagen se interpondrá siempre entre todo eso y yo, y apagará la antigua energía y el valor del Tigre! ¡No, no la olvidaré! ¡Será mi mujer, aunque me cueste todo lo que soy y todo lo que tengo! ...

En la línea 1442
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Me parece imposible que los piratas estén todavía aquí y que se hayan atrevido a dar un golpe tan audaz —decía otro—. ¿No será una broma de Barry? ...

En la línea 2139
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —No tema, milady —dijo un viejo jefe malayo—. La noche es muy oscura y no llevamos faros encendidos. Es imposible que nos hayan visto. Sé prudente, Tigre, si podemos evitar un combate, ganaremos la batalla. ...

En la línea 290
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... ¡Qué persecución! No, imposible me es describir la emoción que hacía vibrar todo mi ser. ...

En la línea 376
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El descubrimiento de la existencia del ser más fabuloso, del ser más mitológico, no habría podido sorprender tanto y en tan alto grado a mi razón como el que acababa de hacer. Que lo prodigioso provenga del Creador, parece sencillo. Pero hallar de repente bajo los ojos lo imposible, misteriosa y humanamente realizado, es algo que hace naufragar a la razón. ...

En la línea 506
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Escaparse de una prisión «terrestre» es a menudo difícil, pero hacerlo de una prisión submarina, me parece absolutamente imposible. ...

En la línea 509
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Una huida, en las condiciones en que nos había puesto el azar, era absolutamente imposible. Pero un canadiense es un francés a medias, y Ned Land lo acreditó con su respuesta, tras unos momentos de vacilación y reflexión. ...

En la línea 1015
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Recuerdo que en un período avanzado de mi aprendizaje solía permanecer cerca del cementerio en las tardes del domingo, al oscurecer, comparando mis propias esperanzas con el espectáculo de los marjales, por los que soplaban los vientos, y estableciendo cierto parecido con ellos al pensar en lo desprovistos de accidentes que estaban mi vida y aquellos terrenos, y de qué manera ambos se hallaban rodeados por la oscura niebla, y en que los dos iban a parar al mar. En mi primer día de aprendizaje me sentí tan desgraciado como más adelante; pero me satisface saber que, mientras duró aquél, nunca dirigí una queja a Joe. Ésta es la única cosa de que me siento halagado. A pesar de que mi conducta comprende lo que voy a añadir, el mérito de lo que me ocurrió fue de Joe y no mío. No porque yo fuese fiel, sino porque lo fue Joe; por eso no huí y no acabé siendo soldado o marinero. No porque tuviese un vigoroso sentido de la virtud y del trabajo, sino porque lo tenía Joe; por eso trabajé con celo tolerable a pesar de mi repugnancia. Es imposible llegar a comprender cuánta es la influencia de un hombre estricto cumplidor de su deber y de honrado y afable corazón; pero es posible conocer la influencia que ejerce en una persona que está a su lado, y yo sé perfectamente que cualquier cosa buena que hubiera en mi aprendizaje procedía de Joe y no de mí. ...

En la línea 1053
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Joe tenía un obrero, al que pagaba semanalmente, llamado Orlick. Pretendía que su nombre de pila era Dolge, cosa imposible de toda imposibilidad, pero era tan testarudo que, según creo, no estaba engañado acerca del particular, sino que, deliberadamente, impuso este nombre a la gente del pueblo como afrenta hacia su comprensión. Era un hombre de anchos hombros, suelto de miembros, moreno, de gran fuerza, que jamás se daba prisa por nada y que siempre andaba inclinado. Parecía que nunca iba de buena gana a trabajar, sino que se inclinaba hacia el trabajo por casualidad; y cuando se dirigía a los Alegres Barqueros para cenar o se alejaba por la noche, salía inclinado como siempre, como Caín o el Judío Errante, cual si no tuviera idea del lugar a que se dirigía ni intención de regresar nunca más. Dormía en casa del guarda de las compuertas de los marjales, y en los días de trabajo salía de su ermitaje, siempre inclinado hacia el suelo, con las manos en los bolsillos y la comida metida en un pañuelo que se colgaba alrededor del cuello y que danzaba constantemente a su espalda. Durante el domingo permanecía casi siempre junto a las compuertas, entre las gavillas o junto a los graneros. Siempre andaba con los ojos fijos en el suelo, y cuando encontraba algo, o algo le obligaba a levantarlos, miraba resentido y extrañado, como si el único pensamiento que tuviera fuese el hecho extraño e injurioso de que jamás debiera pensar en nada. Aquel triste viajero no sentía simpatía alguna por mí. Cuando yo era muy pequeño y tímido me daba a entender que el diablo vivía en un rincón oscuro de la fragua y que él conocía muy bien al mal espíritu. También me decía que era necesario, cada siete años, encender el fuego con un niño vivo y que, por lo tanto, ya podía considerarme como combustible. En cuanto fui el aprendiz de Joe, Orlick tuvo la sospecha de que algún día yo le quitaría el puesto, y, por consiguiente, aún me manifestó mayor antipatía. Desde luego, no dijo ni hizo nada, ni abiertamente dio a entender su hostilidad; sin embargo, observé que siempre procuraba despedir las chispas en mi dirección y que en cuando yo cantaba Old Clem, él trataba de equivocar el compás. ...

En la línea 1181
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Aquella tarde no me pareció eso tan imposible como si hubiésemos hablado de ello unas horas antes. Por consiguiente, observé que no estaba tan seguro de ello. Pero Biddy sí estaba segura, según dijo con acento de la mayor certidumbre. En mi corazón comprendía que tenía razón, y, sin embargo, me supo mal que estuviera tan persuadida de ello. ...

En la línea 1457
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Me senté en la silla destinada a los clientes y situada enfrente del sillón del señor Jaggers, y me quedé fascinado por la triste atmósfera del lugar. Me pareció entonces que el pasante tenía, como el señor Jaggers, el aspecto de estar enterado de algo desagradable acerca de cuantas personas veía. Traté de adivinar cuántos empleados habría, además, en el piso superior, y si éstos pretenderían poseer el mismo don en perjuicio de sus semejantes. Habría sido muy curioso conocer la historia de todos los objetos en desorden que había en la estancia y cómo llegaron a ella; también me pregunté si los dos rostros hinchados serían de individuos de la familia del señor Jaggers y si era tan desgraciado como para tener a un par de parientes de tan mal aspecto; por qué los había colgado allí para morada de las moscas y de los escarabajos, en vez de llevárselos a su casa e instalarlos allí. Naturalmente, yo no tenía experiencia alguna acerca de un día de verano en Londres, y tal vez mi ánimo estaba deprimido por el aire cálido y enrarecido y por el polvo y la arena que lo cubrían todo. Pero permanecí pensativo y preguntándome muchas cosas en el despacho del señor Jaggers, hasta que ya me fue imposible soportar por más tiempo las dos mascarillas colgadas encima del sillón y, levantándome, salí. ...

En la línea 314
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Sin embargo, había hecho amistad con Rasumikhine. Por lo menos, se mostraba con él más comunicativo, más franco que con los demás. Y es que era imposible comportarse con Rasumikhine de otro modo. Era un muchacho alegre, expansivo y de una bondad que rayaba en el candor. Pero este candor no excluía los sentimientos profundos ni la perfecta dignidad. Sus amigos lo sabían, y por eso lo estimaban todos. Estaba muy lejos de ser torpe, aunque a veces se mostraba demasiado ingenuo. Tenía una cara expresiva; era alto y delgado, de cabello negro, e iba siempre mal afeitado. Hacía sus calaveradas cuando se presentaba la ocasión, y se le tenía por un hércules. Una noche que recorría las calles en compañía de sus camaradas había derribado de un solo puñetazo a un gendarme que medía como mínimo uno noventa de estatura. Del mismo modo que podía beber sin tasa, era capaz de observar la sobriedad más estricta. Unas veces cometía locuras imperdonables; otras mostraba una prudencia ejemplar. ...

En la línea 492
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Sin embargo, esto no eran sino pequeños detalles en los que no quería pensar. Por otra parte, no tenía tiempo. Sólo pensaba en la esencia del asunto: los puntos secundarios los dejaba para el momento en que se dispusiera a obrar. Pero esto último le parecía completamente imposible. No concebía que pudiera dar por terminadas sus reflexiones, levantarse y dirigirse a aquella casa. Incluso en su reciente «ensayo» (es decir, la visita que había hecho a la vieja para efectuar un reconocimiento definitivo en el lugar de la acción) distó mucho de creer que obraba en serio. Se había dicho: «Vamos a ver. Hagamos un ensayo, en vez de limitarnos a dejar correr la imaginación.» Pero no había podido desempeñar su papel hasta el último momento: habíase indignado contra sí mismo. No obstante, parecía que desde el punto de vista moral se podía dar por resuelto el asunto. Su casuística, cortante como una navaja de afeitar, había segado todas las objeciones. Pero cuando ya no pudo encontrarlas dentro de él, en su espíritu, empezó a buscarlas fuera, con la obstinación propia de su esclavitud mental, deseoso de hallar un garfio que lo retuviera. ...

En la línea 602
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¿Y dice usted que no están? ¡Qué raro! Hasta me parece imposible. ¿Adónde puede haber ido esa vieja? Tengo que hablar con ella. ...

En la línea 887
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Todas estas preguntas tenían un sólido fundamento. Lo sabia desde antes de hacérselas. La noche en que había resuelto tirarlo todo al agua había tomado esta decisión sin vacilar, como si hubiese sido imposible obrar de otro modo. Sí, sabía todas estas cosas y recordaba hasta los menores detalles. Sabía que todo había de ocurrir como estaba ocurriendo; lo sabía desde el momento mismo en que había sacado los estuches del arca sobre la cual estaba inclinado… Sí, lo sabía perfectamente. ...

En la línea 383
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... El propio barón, al dirigirse la víspera al general, de un modo vejatorio para mí, y al insistir en que me despidiese, me había puesto en una situación tal que me era imposible presentarle mis excusas, así como a la baronesa, pues los dos y todo el mundo pensaría seguramente que había ido a excusarme para recobrar mi empleo. ...

En la línea 625
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¿Por qué quiere llevarla con usted, tía? —intervino el general—. Es imposible. No es fácil que dejen entrar a su camarera en el casino. ...

En la línea 928
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Ahora no puedo. Además, no puedo abandonar a mi hermano ya mi hermana que… que… pueden, verdaderamente, encontrarse solos. Pero… si usted me recoge con los niños, abuela, entonces iré a vivir a su casa y me mostraré digna de su bondad, créame —añadió conmovida—. Pero sin los niños, imposible, abuela. ...

En la línea 1001
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Al volver al hotel me di poco a poco cuenta de que, aunque hubiera hablado dos horas con él, no habría sacado nada, porque… en realidad, no tenía nada que preguntarle. ¡Sí, era seguramente eso! Me hubiese sido imposible formular mi pregunta. ...

En la línea 717
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Es imposible aguardar un cuarto de hora -dijo Magdalena a los aldeanos que miraban-. Todavía hay espacio debajo del carro para que se meta allí un hombre y la levante con su espalda. Es sólo medio minuto y alcanza a salir ese pobre. ¿Hay alguien que tenga hombros fuertes y corazón? Ofrezco cinco luises de oro. ...

En la línea 744
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Los concurrentes jadeaban. Las ruedas habían seguido hundiéndose, y era ya casi imposible que Magdalena saliera de debajo del carro. ...

En la línea 1130
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - ¡Vos sois muy malo, señor! Eso es lo que quería decir y no sabía cómo. Yo no he robado nada, soy un hombre que no come todos los días. Venía de Ailly, iba por el camino después de una tempestad que había asolado el campo. Al lado del camino encontré una rama con manzanas en el suelo, y la recogí sin saber que me traería un castigo: Hace tres meses que estoy preso y que me interrogan. No sé qué decir; se habla contra mí; se me dice ¡responde! El gendarme, que es un buen muchacho, me da con el codo y me dice por lo bajo: contesta. Yo no sé explicarme; no he hecho estudios; soy un pobre. No he robado; recogí cosas del suelo. Habláis de Jean Valjean, de Jean Mathieu, yo no los conozco; serán aldeanos. Yo trabajé con el señor Baloup. Me llamo Champmathieu. Sois muy listos al decirme donde he nacido, pues yo lo ignoro; porque no todos tienen una casa para venir al mundo, eso sería muy cómodo. Creo que mi padre y mi madre andaban por los caminos y no sé nada más. Cuando era niño me llamaban Pequeño, ahora me llama Viejo. Estos son mis nombres de bautismo. Tomadlo como queráis, que he estado en Auvernia, que he en Faverolles, ¡qué sé yo! ¿Es imposible estado en Auvernia y en Faverolles sin haber estado antes en presidio? Os digo que no he robado y que soy el viejo Champmathieu, y que he vivido en casa del señor Baloup. Me estáis aburriendo con vuestras tonterías. ¿Por qué estáis tan enojados conmigo? ...

En la línea 1152
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Os doy gracias, señor presidente, pero no estoy loco. Estabais a punto de cometer un grave error. Dejad a ese hombre. Cumplo con mi deber al denunciarme. Dios juzga desde allá arriba lo que hago en este momento; eso me basta. Podéis prenderme, puesto que estoy aquí. Me oculté largo tiempo con otro nombre; llegué a ser rico; me nombraron alcalde; quise vivir entre los hombres honrados, mas parece que eso es ya imposible. No puedo contaros mi vida, algún día se sabrá. He robado al obispo, es verdad; he robado a Gervasillo, también es verdad. Tenéis razón al decir que Jean Valjean es un malvado; pero la falta no es toda suya. Creedme, señores jueces, un hombre tan humillado como yo no debe quejarse de la Providencia, ni aconsejar a la sociedad; pero la infamia de que había querido salir era muy grande; el presidio hace al presidiario. Antes de ir a la cárcel, era yo un pobre aldeano poco inteligente, una especie de idiota; el presidio me transformó. Era estúpido, me hice malvado. La bondad y la indulgencia me salvaron de la perdición a que me había arrastrado el castigo. Pero perdonadme, no podéis comprender lo que digo. Veo que el señor fiscal mueve la cabeza como diciendo: el señor Magdalena se ha vuelto loco. ¡No me creéis! Al menos, no condenéis a ese hombre. A ver, ¿esos no me conocen? Quisiera que estuviera aquí Javert, él me reconocería. ...

En la línea 203
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Después vinieron las privaciones. Un día Hal se dio cuenta de que se había consumido la mitad de la comida de los perros cuando se había cubierto únicamente la cuarta parte del trayecto; y, además, de que no había ninguna posibilidad de conseguir más. De modo que redujo la ración programada e intentó aumentar el tramo de recorrido diario. Su hermana y su cuñado lo secundaron; pero sus propósitos resultaron inútiles debido a que el peso de la carga era excesivo y a su propia incompetencia. Era fácil dar menos comida a los perros, pero era imposible hacerlos andar más rápido, cuando la incapacidad de sus amos para salir temprano por las mañanas impedía alargar las jornadas. No sólo no sabían cómo hacer trabajar a los perros, sino que no sabían trabajar ellos mismos. ...

En la línea 207
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Las quejas de Mercedes tenían que ver con el sexo. Era guapa, bonita y delicada y durante toda su vida había sido tratada con delicadeza. Pero el trato que ahora recibía de su esposo y de su hermano no tenía nada de delicado. Tenía la costumbre de declararse incapaz. Ellos protestaban. Y como no aceptaban lo que ella consideraba su más esencial prerrogativa femenina, les hacía la vida imposible. Ya no le daban pena los perros y, como estaba ofendida y cansada, insistía en viajar subida al trineo. Era bonita y delicada, sí, pero pesaba cincuenta y cinco kilos… un suplemento un poco excesivo para agregarlo al peso que arrastraban aquellos animales débiles y hambrientos. Lo hizo durante días, hasta que los perros cayeron agotados y el trineo quedó inmóvil. Charles y Hal le rogaron que bajara y caminase, se lo suplicaron, se lo imploraron, mientras ella lloraba e importunaba al Altísimo con una relación de sus brutalidades. ...

En la línea 255
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Buck había saltado al agua al instante; y tras cubrir unos doscientos cincuenta kilómetros, dio alcance a Thornton envuelto en un furioso torbellino. Cuando sintió que el hombre se agarraba de su cola, Buck se dirigió a nado a la orilla, desplegando su formidable energía. Pero el avance hacia la margen era lento, y la corriente, increíblemente rápida. Desde un poco más lejos llegaba el ominoso estruendo del lugar donde la corriente cobraba más ímpetu y saltaba convertida en remolinos y espuma por las rocas que la hendían como los dientes de un inmenso peine. La fuerza de arrastre del agua en el último tramo donde comenzaba a precipitarse era tremenda, y Thornton sabía que arrimarse a la orilla era imposible. Rozó una roca manoteando con furia, se magulló al pasar sobre otra y se dio violentamente contra una tercera. Se aferró con ambas manos a la superficie resbaladiza y, soltando a Buck, le gritó, por encima del estruendo de la agitada corriente: ...

En la línea 257
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... A Buck le fue imposible detenerse, barrido río abajo por la corriente, y luchó con todas sus fuerzas sin conseguir volver. Al oír la reiterada orden de Thornton se irguió parcialmente fuera del agua, alzando cuanto pudo la cabeza como para lanzar una última mirada, tras lo cual giró obedientemente hacia la orilla. Nadó con potencia y fue arrastrado fuera por Hans y Pete precisamente en el punto donde ya no se podía nadar y el final era ineluctable. ...

En la línea 113
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Nos parecía imposible: le vimos sin embargo el médico y yo y le explicamos el caso. ...

En la línea 102
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -¡Libreme Dios! Pero bien, apostaría cuatro mil libras a que semejante viaje, hecho con esas condiciones, es imposible. ...

En la línea 185
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Esta cuestión de la vuelta al mundo se comentó, se discutió, se examinó con la misma pasión y el mismo ardor que si se hubiese tratado de otro negocio del 'Alabama'. Unos se hicieron partidarios de Phileas Fogg; otros - que pronto formaron una considerable mayoría- se pronunciaron en contra de él. Realizar esta vuelta al mundo de otra suerte que en teoría o sobre el papel, en este minimum de tiempo, con los actuales medios de comunicación, era no solamente imposible: era insensato. ...

En la línea 797
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En efecto, Hong Kong era todavía tierra inglesa, pero la última. Más allá, la China, el Japón, la América ofrecían un refugio casi seguro a mister Fogg. En Hong Kong, si llegaba por fin el mandamiento de prisión, Fix prendería a Fogg, y lo entregaría a la policía local. No había dificultad; pero más allá de HongKong, no bastaría ya un simple mandamiento de prisión, sino que sería necesaria un acta de extradición. De aquí resultarían tardanzas, lentitudes y obstáculos de toda naturaleza,- que el ladrón aprovecharía para escaparse definitivamente. Si la operación no se podía verificar en Hong Kong, sería, si no imposible, mucho más difícil poderla efectuar con alguna probabilidad de éxito. ...

En la línea 1025
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Lo siento- respondió el piloto-, pero es imposible. ...

Reglas relacionadas con los errores de s;z

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.

Las Reglas Ortográficas de la Z

Se escribe z y no c delante de a, o y u.

Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.

Ejemplos: pedazo, terraza

Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.

Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez

La X y la S


Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z


El Español es una gran familia

Errores Ortográficos típicos con la palabra Imposible

Cómo se escribe imposible o himposible?
Cómo se escribe imposible o impocible?
Cómo se escribe imposible o impozible?
Cómo se escribe imposible o imposivle?

Más información sobre la palabra Imposible en internet

Imposible en la RAE.
Imposible en Word Reference.
Imposible en la wikipedia.
Sinonimos de Imposible.

Palabras parecidas a imposible

La palabra avanzaba
La palabra pastor
La palabra anciano
La palabra delante
La palabra pasos
La palabra profundas
La palabra ovejas

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