Cual es errónea Hemos o Hemoz?
								 La palabra correcta es Hemos. Sin Embargo  Hemoz se trata de un error ortográfico.
								
 El Error ortográfico detectado en el termino hemoz es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra hemos  
						
						 Más información sobre la palabra Hemos en internet
								 Hemos en la RAE. 
								 Hemos en Word Reference. 
								
								 Hemos en la wikipedia.  
								
								 Sinonimos de Hemos. 
  
								
								
								 
  la Ortografía es divertida  
 
								 							  
							    Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z
    Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z   Reglas relacionadas con los errores de s;z
  
	Las Reglas Ortográficas de la S
  Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
  Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
  Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
  Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
  Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
  Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
  Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
  Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
  Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
 
	Las Reglas Ortográficas de la Z
  Se escribe z y no c delante de a, o y u.
  Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.
  Ejemplos: pedazo, terraza
  Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.
  Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez
  La X y la S
 							  
							    
  El Español es una gran familia 
  							  
							                                                                         
				Algunas Frases de libros en las que aparece hemos
				La palabra hemos puede ser considerada correcta por su aparición en estas  obras maestras de la literatura. 
							  En la línea 1215
   del libro  La Barraca
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... La desgracia nos ha traído aquí; pero hemos paleado las onzas. ... 
 
 
							  En la línea 614
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... --Nosotros somos mandaos--dijo el arreador.--¿Qué hemos de jacer, pobres de nosotros? Eso, a los amos, que son los que nos mandan. ... 
 
 
							  En la línea 780
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... A ver, dime tú, ¿cuándo se ha levantado de veras este país? ¿Cuándo hemos tenido una revolución?... La única de verdad fue el año 8, y si el país se sublevó fue porque se le llevaban secuestrados unos cuantos príncipes e infantes, que eran bobos de nacimiento y malvados por instinto hereditario; y la bestia popular derramó su sangre para que volviesen esos señores, que agradecieron tantos sacrificios enviando a unos a presidio y a otros a la horca. ¡Famoso pueblo! Anda y sacrifícate esperando algo de él... Después ya no se han visto revoluciones; todo han sido pronunciamientos del ejército, motines por el medro o por antagonismo personal, que si sirvieron de algo fue indirectamente, por apoderarse de ellos las corrientes de opinión. Y como ahora los generales ya no se sublevan, porque tienen todo lo que quieren, y cuidan en lo alto de halagarles, aleccionados por la Historia, ¡se acabó la revolución! Los que trabajan por ella sudan y se fatigan con tanto éxito como si sacasen agua en espuertas... ¡Saludo a los héroes desde la puerta de mi retiro!... pero no doy ni un paso para acompañarles. Yo no pertenezco a su gloriosa clase; soy ave de corral tranquila y bien cebada, y no me arrepiento de ello cuando veo a mi antiguo camarada Fernando Salvatierra, el amigote de tu padre, vestido de invierno en el verano, y de verano en invierno, comiendo pan y queso, con una celda reservada en todos las cárceles de la Península y molestado a cada paso por la vigilancia... Muy bonito; los periódicos publican el nombre del héroe, tal vez la historia llegue a hablar de él, pero yo prefiero mi mesa en el escritorio, mi sillón, que me hace pensar en los canónigos reunidos en el coro, y la generosidad de don Pablo, que es espléndido como un príncipe con los que saben llevarle el aire. ... 
 
 
							  En la línea 1448
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... --¡Que no me quiere!--gritó el aperador con acento desesperado.--¡Que ya no me hace caso! ¡Que hemos roto y no quié verme!... ... 
 
 
							  En la línea 1504
   del libro  La Bodega
 del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
  ... --No: aquí no. Podría volver padre, y lo que nosotros hemos de hablar requiere tiempo y calma. Vamos a dar un paseo. ... 
 
 
							  En la línea 63
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... Con semejante vademécum, D'Artagnan se enc ontró, moral y físi camente, copia exacta del héroe de Cervantes, con quien tan felizmente le hemos comparado cuando nuestros deberes de historiador nos han obligado a trazar su retrato. ... 
 
 
							  En la línea 116
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... Durante su desvanecimien to lo hemos registrado, y en su paquete no hay más que una camisa y en su bolsa nada más que doce escudos, lo cual no le ha impedido decir al desma yarse que, si tal cosa le hubiera ocurrido en Paris, os arrepentiríais en el acto, mientras que aquí sólo o s arrepentiréis más tarde. ... 
 
 
							  En la línea 160
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... Ya hemos dicho con qué rapidez percibía D'Artagnan una fisonomía; al primer vistazo compro bó que la mujer era joven y bella. ... 
 
 
							  En la línea 198
   del libro  Los tres mosqueteros
 del afamado autor Alejandro Dumas
  ... ¡Mi carta de recomendación, por todos los diablos, a os ensarto a todos como a hortelanos !Desgraciadamente, una circunstancia se oponía a que el joven c um pliera su amenaza; y es que, como ya lo hemos dicho, su espada se había roto en dos trozos durante la primera refriega, cosa que él había olvidado por completo. ... 
 
 
							  En la línea 144
   del libro  Memoria De Las Islas Filipinas.
 del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
  ... Al tratar de los cargos que pesan sobre los ministros de la audiencia, hemos dejado para hablar en párrafo separado del juzgado de bienes de difuntos, y antes de concluir esta primera parte, es el lugar mas oportuno de ocuparnos de esta dependencia ó ramificacion del poder judicial. ... 
 
 
							  En la línea 412
   del libro  Memoria De Las Islas Filipinas.
 del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
  ... ; no obstante es un asunto que pide detencion, porqué gravándose el comercio estranjero podrá hacer otro tanto, como acaba de suceder en la ciudad de Macao en el imperio de China con los efectos de Filipinas que van en buques españoles, que pagando antes el 6 por 100, pagarán el 14 por 100, fundándose en que hemos hecho una tarifa jeneral para todas las naciones, y por ella se grava á los portugueses 2 por 100 sobre lo que pagaban. ... 
 
 
							  En la línea 214
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... De la biografía de Borrow, por Míster Knapp, hemos sacado algunas notas que aclaran el texto, o placen, simplemente, a la curiosidad del lector. ... 
 
 
							  En la línea 649
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Díjeles que no debían confundir la religión con la superstición clerical, ni olvidar por odio a ésta que hay un Dios y un Cristo en quien hemos de buscar nuestra salvación, y cuya palabra estaban obligados a meditar en todo momento; expresáronse, al oírme, como muy devotos creyentes en Cristo y en la Virgen. ... 
 
 
							  En la línea 698
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... Nos hemos quedado sin pan; pero Dios lo ha querido. ... 
 
 
							  En la línea 858
   del libro  La Biblia en España
 del afamado autor Tomás Borrow y  Manuel Azaña
  ... —¿Y dónde están los judíos de Portugal—pregunté—, hijos auténticos de este país?  —No conocemos a nadie fuera de nosotros—respondieron los berberiscos—; pero hemos oído decir que aquí hay otros judíos; si así es, no quieren tratarse con nosotros, y hacen bien, porque somos malísima gente, ¡oh _Tsadik_!, todos ladrones, sin excepción. ... 
 
 
							  En la línea 823
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... -¿Qué diablos de venganza hemos de tomar -respondió Sancho-, si éstos son más de veinte y nosotros no más de dos, y aun, quizá, nosotros sino uno y medio?  -Yo valgo por ciento -replicó don Quijote. ... 
 
 
							  En la línea 900
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... -Pues, ¿cómo vos, siéndolo deste tan buen señor -dijo la ventera-, no tenéis, a lo que parece, siquiera algún condado?  -Aún es temprano -respondió Sancho-, porque no ha sino un mes que andamos buscando las aventuras, y hasta ahora no hemos topado con ninguna que lo sea. ... 
 
 
							  En la línea 1015
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... -Así debe de ser -respondió Sancho-, puesto que yo no lo sé; sólo sé que, después que somos caballeros andantes, o vuestra merced lo es (que yo no hay para qué me cuente en tan honroso número), jamás hemos vencido batalla alguna, si no fue la del vizcaíno, y aun de aquélla salió vuestra merced con media oreja y media celada menos; que, después acá, todo ha sido palos y más palos, puñadas y más puñadas, llevando yo de ventaja el manteamiento y haberme sucedido por personas encantadas, de quien no puedo vengarme, para saber hasta dónde llega el gusto del vencimiento del enemigo, como vuestra merced dice. ... 
 
 
							  En la línea 1024
   del libro  El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
 del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
  ... Y con tanto ahínco afirmaba don Quijote que eran ejércitos, que Sancho lo vino a creer y a decirle:  -Señor, ¿pues qué hemos de hacer nosotros?  -¿Qué? -dijo don Quijote-: favorecer y ayudar a los menesterosos y desvalidos. ... 
 
 
							  En la línea 101
   del libro  Viaje de un naturalista alrededor del mundo
 del afamado autor Charles Darwin
  ... Un escarabajo, el piróforo de pico de fuego (Pyrophorus luminosas), es el insecto luminoso más común en los alrededores de Bahía. En este insecto, como en otros varios que ya hemos citado, una irritación mecánica produce el efecto de hacer más intensa su luz. Divertíame un día en observar a este insecto, contemplando la facultad que tiene de dar grandes saltos, facultad que no me parece haberse descrito perfectamente4. Cuando el piróforo de pico de fuego está tumbado de espaldas y se prepara a saltar, echa atrás la cabeza y el tórax de tal suerte, que la espina pectoral se tiende y descansa en el borde su vaina. El insecto continúa este movimiento hacia atrás, empleando toda su energía muscular, hasta que la espina pectoral se atiranta como un resorte; en ese momento, el insecto descansa sobre el extremo de la cabeza y de los élitros. De pronto, se deja ir; la cabeza y el tórax se elevan, y a consecuencia de ello, la base de los élitros golpea con tanta fuerza en la superficie sobre la cual está, que bota hasta la altura de una o dos pulgadas. Los puntos avanzados del tórax y la vaina de la espina sirven para sostener el cuerpo entero durante el salto. En las descripciones que he leído, paréceme que no se ha fijado nadie lo suficiente en la elasticidad de la espina; un salto tan brusco no puede ser efecto de una simple contracción muscular, sin el auxilio de algún medio mecánico. ... 
 
 
							  En la línea 219
   del libro  Viaje de un naturalista alrededor del mundo
 del afamado autor Charles Darwin
  ... 11 de agosto.- Tengo por compañeros de viaje a Mister Harris, un inglés residente en Patagones, un guía y cinco gauchos que se dirigen al ejército para negocios. Según ya hemos dicho, el Colorado está, a lo sumo, a 80 millas de distancia; pero vamos muy despacio, y llevamos cerca de dos días y medio de camino. El país entero sólo merece el nombre de desierto; no se encuentra agua sino en dos pozos 4 Linneam Transactions, tomo XI, pág. 205. Hay notable analogía entre los lagos de la Patagonia y los de Siberia. ... 
 
 
							  En la línea 222
   del libro  Viaje de un naturalista alrededor del mundo
 del afamado autor Charles Darwin
  ... Pocas horas después de haber pasado del primer pozo, vemos un árbol famoso que los indios reverencian como el altar de Walleechu. Este árbol se eleva sobre una altura en medio de la llanada; por eso se ve desde una gran distancia. En cuanto lo ven los indios, expresan su adoración con grandes gritos. El árbol es poco alto, tiene numerosas ramas y está lleno de espinas; el tronco tiene un diámetro de unos tres pies, al nivel del suelo. Está aislado, y hasta es el primer árbol que hemos visto desde hace mucho tiempo. Después encontramos algunos otros de la misma especie, pero son muy raros. Estamos en invierno, y por eso el árbol no tiene hojas; pero en su lugar cuelgan innumerables hilos, de donde penden las ofrendas, consistentes en cigarros, pan, carne, retales de tela, etc. Los indios pobres, que no tienen nada mejor que ofrecer, se contentan con sacar un hilo de su poncho y atarlo al árbol. Los más ricos tienen la costumbre de verter espíritu de granos y mate en cierto agujero; después se colocan debajo del árbol y se ponen a fumar, cuidando de echar el humo al aire; con esto piensan proporcionar la más dulce satisfacción a Walleechu. Para completar la escena, vense en derredor del árbol los blancos esqueletos de los caballos sacrificados en honor del dios. Todos los indios, sean cuales fueren su edad y su sexo, hacen por lo menos una ofrenda; entonces quedan persuadidos de que sus caballos se volverán infatigables y de que su felicidad será perfecta. El gaucho que me contaba todo esto, añadía que en tiempo de paz había presenciado a menudo esta escena; y que él y sus acompañantes tenían la costumbre de aguardar a que los indios se hubiesen alejado, para ir a apoderarse de las ofrendas hechas a Walleechu. ... 
 
 
							  En la línea 278
   del libro  Viaje de un naturalista alrededor del mundo
 del afamado autor Charles Darwin
  ... hasta siete leones que rondaban en derredor de su vivac; y, como me ha hecho notarlo este sabio naturalista, todos los días debe de haber una terrible carnicería en el África meridional. Confieso que me pregunto a mí mismo, sin poder hallar solución al problema, cómo tan gran número de animales pueden encontrar de qué alimentarse en un país que produce tan pocos alimentos. Sin duda, los grandes cuadrúpedos recorren cada día enormes distancias para buscar comida, y se alimentan, principalmente, de plantas poco elevadas, que en pequeño volumen contienen muchos principios nutritivos. El doctor Smith me advierte también que la vegetación es muy rápida y que en cuanto queda despojado de ella un sitio, inmediatamente se vuelve a cubrir de plantas nuevas. Pero tampoco cabe duda de que nos hemos formado ideas muy exageradas acerca de la cantidad de alimentos necesaria para la nutrición de esos grandes cuadrúpedos; hubiera debido recordarse que el camello, animal también muy grande, ha sido siempre considerado como el emblema del desierto. ... 
 
 
							  En la línea 14
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Por mi parte, declaro que muchas veces no he cogido el aparato de aereación (a que impropiamente hemos venido dando el nombre de incensario) por tener las manos aferradas al telar con mayor esclavitud de la que yo quisiera. ... 
 
 
							  En la línea 580
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... La presencia del Provisor contuvo al señor Arcipreste, que, cortando la cita, añadió:   —¿Parece que hemos tenido faldas por aquí, señor De Pas?  Y sin esperar respuesta hizo picarescas alusiones corteses, pero un poco verdes, a la hermosura esplendorosa de la viudita. ... 
 
 
							  En la línea 2215
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... ) Tu tía y yo hemos hecho por ti todo género de sacrificios; ni nuestra miseria, a duras penas disimulada delante del mundo, nos ha impedido rodearte de todas las comodidades apetecibles. ... 
 
 
							  En la línea 2217
   del libro  La Regenta
 del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
  ... Nosotras no te hemos recordado jamás lo que nos debes (se lo recordaban al comer y al cenar todos los días), nosotras hemos perdonado tu origen, es decir, el de tu desgraciada madre, todo, todo ha sido aquí olvidado. ... 
 
 
							  En la línea 558
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... —No hemos venido aquí a arruinarnos—decía agriamente la viuda de Gamboa—. Nuestro Gobierno da muy poco para gastos de representación. Con un té cada mes hay de sobra. Que vayan todas esas gentes a*-matar el hambre a casa de Enciso, divirtiendo su vanidad de fantasmón. ... 
 
 
							  En la línea 596
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... «Si los salvajes que aún quedan en la Tierra—pensaba Borja—nos parecen repugnantes, es porque la barbarie de sus costumbres contrasta con -a civilización más o menos relativa a que hemos llegado. Pero todavía existen en nuestra vida actual excesos abusos e injusticias que los siglos futuros tendrán por execrables, mientras que a nosotros nos parecen una consecuencia forzosa del espíritu especial de nuestro tiempo. Para apreciar lo que fueron los Borgias hay que conocer los hombres y las costumbres de su época. Los devotos de ahora piensan con horror en Alejandro Sexto, Papa con hijos. Es porque en la actualidad el Papado vive como un simple poder espiritual, libre de las impurezas y tentaciones que traen consigo los gobiernos terrenales, y, además, vigilado y depurado por los enemigos que tiene enfrente, el anticlericalismo de los incrédulos y las numerosas Iglesias protestantes en que se fraccionó el cristianismo.» ... 
 
 
							  En la línea 1051
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... Enumeraba cantidades con tono rabioso, comparando el sueldo de Bustamante con el que recibían ministros y embajadores de otras naciones más poderosas. Así se explicaba que loa mencionados diplomáticos pudiesen dar tantas fiestas mientras ella, encargada de la administración de la Embajada, debía ir espaciando las suyas con diversos pretextos, ocupándose en estudiar la manera de que costasen menos sin perder su falsa brillantez. Y una vez más repetía: «Nosotros hemos venido a servir a nuestro país, no a arruinarnos.» ... 
 
 
							  En la línea 1437
   del libro  A los pies de Vénus
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... «El salvajismo de los mencionados procedimientos—pensó Claudio—nos espanta, porque tenemos un alma diversa a la de entonces; porque hemos perdido las nociones del arte de morir, amando más la vida con todas las cobardías que comporta dicho amor, cobardías que los hombres del Renacimiento no conocieron por estar convencidos de que morían jóvenes.» ... 
 
 
							  En la línea 159
   del libro  El paraíso de las mujeres
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... - Si pudiera usted examinarse en este momento desde los bolsillos de sus pantalones al bolsillo superior de su chaqueta, se daría cuenta de que lo hemos sometido a un registro completo. Apenas se durmió usted bajo la influencia del narcótico, empezó esta operación a la luz de los faros de nuestras máquinas volantes y rodantes. Después, el registro lo hemos continuado a la luz del sol. Una máquina-grúa ha ido extrayendo de sus bolsillos una porción de objetos disparatados, cuyo uso pude yo adivinar gracias a mis estudios minuciosos de los antiguos libros, pero que es completamente ignorado por la masa general de las gentes. La grúa hasta funcionó sobre su corazón para sacar del bolsillo más alto de su chaqueta un gran disco sujeto por una cadenilla a un orificio abierto en la tela; un disco de metal grosero, con una cara de una materia transparente muy inferior a nuestros cristales; máquina ruidosa y primitiva que sirve entre los Hombres-Montañas para marcar el paso del tiempo, y que haría reír por su rudeza a cualquier niño de nuestras escuelas. ... 
 
 
							  En la línea 159
   del libro  El paraíso de las mujeres
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... - Si pudiera usted examinarse en este momento desde los bolsillos de sus pantalones al bolsillo superior de su chaqueta, se daría cuenta de que lo hemos sometido a un registro completo. Apenas se durmió usted bajo la influencia del narcótico, empezó esta operación a la luz de los faros de nuestras máquinas volantes y rodantes. Después, el registro lo hemos continuado a la luz del sol. Una máquina-grúa ha ido extrayendo de sus bolsillos una porción de objetos disparatados, cuyo uso pude yo adivinar gracias a mis estudios minuciosos de los antiguos libros, pero que es completamente ignorado por la masa general de las gentes. La grúa hasta funcionó sobre su corazón para sacar del bolsillo más alto de su chaqueta un gran disco sujeto por una cadenilla a un orificio abierto en la tela; un disco de metal grosero, con una cara de una materia transparente muy inferior a nuestros cristales; máquina ruidosa y primitiva que sirve entre los Hombres-Montañas para marcar el paso del tiempo, y que haría reír por su rudeza a cualquier niño de nuestras escuelas. ... 
 
 
							  En la línea 195
   del libro  El paraíso de las mujeres
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... - Antes de que emprendamos la marcha a la capital, creo oportuno que tome usted un ligero refrigerio. Mi gusto hubiese sido prepararle un desayuno al estilo de nuestro país, pero no hemos tenido tiempo para ello, pues, como lo dije, su vida estaba en peligro, y nadie piensa en dar de almorzar a un muerto. Podía haber hecho traer algunas de las latas de conserva que guarda usted en su embarcación, pero esta se halla ya muy lejos. ... 
 
 
							  En la línea 200
   del libro  El paraíso de las mujeres
 del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
  ... - Gentleman -dijo la profesora con sequedad-, nuestros buques no tienen velas; eso fue en tiempos remotos. Nuestros navíos navegan a voluntad sobre el agua y por debajo del agua. La misma energía que mueve nuestras máquinas terrestres y aéreas agita las colas de ellos con igual fuerza que las de los peces mas veloces… . De su tamaño no creo necesario hablar. El tamaño no significa nada. Nosotros hemos llegado a poseer navíos más grandes que el que le trajo a usted, y los suprimimos por inhábiles para defenderse. ... 
 
 
							  En la línea 68
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... Aún no se conocían el sello de correo, ni los sobres ni otras conquistas del citado progreso. Pero ya los dependientes habían empezado a sacudirse las cadenas; ya no eran aquellos parias del tiempo de D. Baldomero I, a quienes no se permitía salir sino los domingos y en comunidad, y cuyo vestido se confeccionaba por un patrón único, para que resultasen uniformados como colegiales o presidiarios. Se les dejaba concurrir a los bailes de Villahermosa o de candil, según las aficiones de cada uno. Pero en lo que no hubo variación fue en aquel piadoso atavismo de hacerles rezar el rosario todas las noches. Esto no pasó a la historia hasta la época reciente del traspaso a los Chicos. Mientras fue D. Baldomero jefe de la casa, esta no se desvió en lo esencial de los ejes diamantinos sobre que la tenía montada el padre, a quien se podría llamar D. Baldomero el Grande. Para que el progreso pusiera su mano en la obra de aquel hombre extraordinario, cuyo retrato, debido al pincel de D. Vicente López, hemos contemplado con satisfacción en la sala de sus ilustres descendientes, fue preciso que todo Madrid se transformase; que la desamortización edificara una ciudad nueva sobre los escombros de los conventos; que el Marqués de Pontejos adecentase este lugarón; que las reformas arancelarias del 49 y del 68, pusieran patas arriba todo el comercio madrileño; que el grande ingenio de Salamanca idease los primeros ferrocarriles; que Madrid se colocase, por arte del vapor, a cuarenta horas de París, y por fin, que hubiera muchas guerras y revoluciones y grandes trastornos en la riqueza individual. ... 
 
 
							  En la línea 460
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... —No más perdiz. Hoy hemos de ver si Pantaleón tiene buenos cabritos. También quisiera una buena lengua de vaca, cargada, y ver si hay ternera fina. ... 
 
 
							  En la línea 514
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... —Todo lo que tú quieras, hija. Y eso que las Micaelas nos han llevado un pico. Les hemos hecho casi la mitad del edificio. Pero ahora le toca a Guillermina. Ya sabe ella dónde estamos. ... 
 
 
							  En la línea 544
   del libro  Fortunata y Jacinta
 del afamado autor Benito Pérez Galdós
  ... —Lo hemos de ver a 10, señores —dijo el marqués de Casa-Muñoz en tono de Hamlet. ... 
 
 
							  En la línea 1504
   del libro  El príncipe y el mendigo
 del afamado autor Mark Twain
  ... Miles Hendon y Tom Canty fueron siempre favoritos del rey, en su breve reinado, y lo lloraron sinceramente cuando murió. El buen conde de Kent tenía bastante sentido común como para abusar de su singular privilegio, pero lo ejerció dos veces, después de la ocasión que hemos visto, antes de dejar el mundo: una, cuando el ascenso al trono de la reina María, y otra cuando el ascenso de la reina Isabel. Un descendiente suyo lo ejerció cuando ascendió al trono Jacobo I. Había transcurrido casi un cuarto de siglo antes de que el hijo de aquel descendiente deseara ejercer el privilegio, y el 'privilegio de los Kent' se había borrado de la memoria de casi todas las gentes, de manera que, cuando el Kent de entonces compareció ante Carlos I y su corte y se sentó en presencia del soberano, para afirmar y perpetuar el derecho de su casa, se produjo, ciertamente, un verdadero revuelo. Pero el asunto fue aclarado de inmediato y confirmado el derecho. El último conde de su estirpe cayó peleando por el rey en las guerras de la Commonwealth,[15] y el singular privilegio termino con él. ... 
 
 
							  En la línea 651
   del libro  Niebla
 del afamado autor Miguel De Unamuno
  ... –¡Hasta los animales domésticos se contagian de nuestros vicios! –agregó el tío–. ¡Hasta a los animales que con nosotros conviven les hemos arrancado del santo estado de naturaleza! ¡Oh, humanidad, humanidad! ... 
 
 
							  En la línea 884
   del libro  Niebla
 del afamado autor Miguel De Unamuno
  ... –¡No, no, Augusto, no, no! No hemos perdido el sentido moral, y Elena, que es como sabes profundamente religiosa, acata, aunque a regañadientes, los designios de la Providencia y se resigna a ser madre. Y será buena madre, no me cabe de ello duda, muy buena madre. Pero es tal el sentimiento del ridículo en ella, que para ocultar su estado, para encubrir su embarazo, la creo capaz de cosas que… En fin, no quiero pensar en ello. Por de pronto, hace ya una semana que no sale de casa; dice que le da vergüenza, que se le figura que van a quedarse todos mirándola en la calle. Y ya habla de que nos vayamos, de que si ella ha de salir a tomar el aire y el sol cuando esté ya en meses mayores, no ha de hacerlo donde haya gentes que la conozcan y que acaso vayan a felicitarla por ello. ... 
 
 
							  En la línea 1263
   del libro  Niebla
 del afamado autor Miguel De Unamuno
  ... –Pero ¡si hemos hablado uno con otro, Eugenia! ... 
 
 
							  En la línea 1417
   del libro  Niebla
 del afamado autor Miguel De Unamuno
  ... –No hemos querido volver a saber. Y luego nuestra Rita es una mujercita ya; el mejor día se nos casa… Con mi nombre, por supuesto, con mi nombre, y haga luego la ley lo que quiera. Es mi hija y no del ladrón; yo la he criado. ... 
 
 
							  En la línea 442
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... -Amigos míos dije-, no hay que desesperar. Nos hemos hallado en peores situaciones. Hacedme el favor de esperar para formarnos una opinión sobre el comandante y la tripulación de este barco. ... 
 
 
							  En la línea 481
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... -Lo que demuestra -dijo Conseil -que hemos dormido por lo menos veinticuatro horas. ... 
 
 
							  En la línea 488
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... -¡Protesto! -respondí-. No hemos caído entre caníbales. ... 
 
 
							  En la línea 699
   del libro  Veinte mil leguas de viaje submarino
 del afamado autor Julio Verne
  ... -No hemos terminado aún, señor Aronnax -dijo el capitán Nemo, levantándose-, y si quiere usted seguirme, visitaremos la parte posterior del Nautilus. ... 
 
 
							  En la línea 851
   del libro  Grandes Esperanzas
 del afamado autor Charles Dickens
  ... — En este mismo día del año, mucho tiempo antes de que nacieras, este montón de cosas marchitas y destruidas - dijo señalando con su bastón el montón de telarañas de la mesa, pero sin tocarlas - fueron traídas aquí. Ellas y yo hemos envejecido juntas. Los ratones las han roído, y otros dientes más agudos que los de los ratones me han roído a mí. ... 
 
 
							  En la línea 952
   del libro  Grandes Esperanzas
 del afamado autor Charles Dickens
  ... — Ya sabes, Pip — replicó Joe — que siempre hemos sido buenos amigos y que ya hemos convenido que trabajaríamos juntos, y hasta que nos iríamos a cazar alondras. Tú no has puesto nunca inconvenientes a trabajar entre el humo y el fuego, aunque tal vez los demás no se hayan mostrado nunca conformes con eso. ... 
 
 
							  En la línea 952
   del libro  Grandes Esperanzas
 del afamado autor Charles Dickens
  ... — Ya sabes, Pip — replicó Joe — que siempre hemos sido buenos amigos y que ya hemos convenido que trabajaríamos juntos, y hasta que nos iríamos a cazar alondras. Tú no has puesto nunca inconvenientes a trabajar entre el humo y el fuego, aunque tal vez los demás no se hayan mostrado nunca conformes con eso. ... 
 
 
							  En la línea 1073
   del libro  Grandes Esperanzas
 del afamado autor Charles Dickens
  ... — Tiene usted una lengua muy larga, tía Gargery — gruñó el obrero—. Y si hemos de hablar de bribones, no podemos dejar de tenerla a usted en cuenta. ... 
 
 
							  En la línea 114
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... ‑Desde entonces, señor, a causa del desgraciado hecho que le acabo de referir, y por efecto de una denuncia procedente de personas malvadas (Daría Frantzevna ha tomado parte activa en ello, pues dice que la hemos engañado), desde entonces, mi hija Sonia Simonovna figura en el registro de la policía y se ha visto obligada a dejarnos. La dueña de la casa, Amalia Feodorovna, no hubiera tolerado su presencia, puesto que ayudaba a Daría Frantzevna en sus manejos. Y en lo que concierne al señor Lebeziatnikof… , pues… sólo le diré que su incidente con Catalina Ivanovna se produjo a causa de Sonia. Al principio no cesaba de perseguir a Sonetchka. Después, de repente, salió a relucir su amor propio herido. «Un hombre de mi condición no puede vivir en la misma casa que una mujer de esa especie.» Catalina Ivanovna salió entonces en defensa de Sonia, y la cosa acabó como usted sabe. Ahora Sonia suele venir a vernos al atardecer y trae algún dinero a Catalina Ivanovna. Tiene alquilada una habitación en casa del sastre Kapernaumof. Este hombre es cojo y tartamudo, y toda su numerosa familia tartamudea… Su mujer es tan tartamuda como él. Toda la familia vive amontonada en una habitación, y la de Sonia está separada de ésta por un tabique… ¡Gente miserable y tartamuda… ! Una mañana me levanto, me pongo mis harapos, levanto los brazos al cielo y voy a visitar a su excelencia Iván Afanassievitch. ¿Conoce usted a su excelencia Iván Afanassievitch? ¿No? Entonces no conoce usted al santo más santo. Es un cirio, un cirio que se funde ante la imagen del Señor… Sus ojos estaban llenos de lágrimas después de escuchar mi relato desde el principio hasta el fin. ... 
 
 
							  En la línea 208
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... »Pero ahora, gracias a Dios, creo que te podré mandar algo. Por otra parte, en estos momentos no podemos quejarnos de nuestra suerte, por el motivo que me apresuro a participarte. Ante todo, querido Rodia, tú no sabes que hace ya seis semanas que tu hermana vive conmigo y que ya no tendremos que volver a separarnos. Gracias a Dios, han terminado sus sufrimientos. Pero vayamos por orden: así sabrás todo lo ocurrido, todo lo que hasta ahora te hemos ocultado. ... 
 
 
							  En la línea 230
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... »Ya te he dicho que Piotr Petrovitch se trasladará muy pronto a Petersburgo, adonde le llaman intereses importantísimos, pues quiere establecerse allí como abogado. Hace ya mucho tiempo que ejerce y acaba de ganar una causa importante. Si ha de trasladarse inmediatamente a Petersburgo es porque ha de seguir atendiendo en el senado a cierto trascendental asunto. Por todo esto, querido Rodia, este señor será para ti sumamente útil, y Dunia y yo hemos pensado que puedes comenzar en seguida tu carrera y considerar tu porvenir asegurado. ¡Oh, si esto llegara a realizarse! Sería una felicidad tan grande, que sólo la podríamos atribuir a un favor especial de la Providencia. Dunia sólo piensa en esto. Ya hemos insinuado algo a Piotr Petrovitch. Él, mostrando una prudente reserva, ha dicho que, no pudiendo estar sin secretario, preferiría, naturalmente, confiar este empleo a un pariente que a un extraño, siempre y cuando aquél fuera capaz de desempeñarlo. (¿Cómo no has de ser capaz de desempeñarlo tú?) Sin embargo, manifestó al mismo tiempo el temor de que, debido a tus estudios, no dispusieras del tiempo necesario para trabajar en su bufete. Así quedó la cosa por el momento, pero Dunia sólo piensa en este asunto. Vive desde hace algunos días en un estado febril y ha forjado ya sus planes para el futuro. Te ve trabajando con Piotr Petrovitch e incluso llegando a ser su socio, y eso sin dejar tus estudios de Derecho. Yo estoy de acuerdo en todo con ella, Rodia, y comparto sus proyectos y sus esperanzas, pues la cosa me parece perfectamente realizable, a pesar de las evasivas de Piotr Petrovitch, muy explicables, ya que él todavía no te conoce. ... 
 
 
							  En la línea 230
   del libro  Crimen y castigo
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... »Ya te he dicho que Piotr Petrovitch se trasladará muy pronto a Petersburgo, adonde le llaman intereses importantísimos, pues quiere establecerse allí como abogado. Hace ya mucho tiempo que ejerce y acaba de ganar una causa importante. Si ha de trasladarse inmediatamente a Petersburgo es porque ha de seguir atendiendo en el senado a cierto trascendental asunto. Por todo esto, querido Rodia, este señor será para ti sumamente útil, y Dunia y yo hemos pensado que puedes comenzar en seguida tu carrera y considerar tu porvenir asegurado. ¡Oh, si esto llegara a realizarse! Sería una felicidad tan grande, que sólo la podríamos atribuir a un favor especial de la Providencia. Dunia sólo piensa en esto. Ya hemos insinuado algo a Piotr Petrovitch. Él, mostrando una prudente reserva, ha dicho que, no pudiendo estar sin secretario, preferiría, naturalmente, confiar este empleo a un pariente que a un extraño, siempre y cuando aquél fuera capaz de desempeñarlo. (¿Cómo no has de ser capaz de desempeñarlo tú?) Sin embargo, manifestó al mismo tiempo el temor de que, debido a tus estudios, no dispusieras del tiempo necesario para trabajar en su bufete. Así quedó la cosa por el momento, pero Dunia sólo piensa en este asunto. Vive desde hace algunos días en un estado febril y ha forjado ya sus planes para el futuro. Te ve trabajando con Piotr Petrovitch e incluso llegando a ser su socio, y eso sin dejar tus estudios de Derecho. Yo estoy de acuerdo en todo con ella, Rodia, y comparto sus proyectos y sus esperanzas, pues la cosa me parece perfectamente realizable, a pesar de las evasivas de Piotr Petrovitch, muy explicables, ya que él todavía no te conoce. ... 
 
 
							  En la línea 166
   del libro  El jugador
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... Creo que busca la ocasión para hablarme en privado. Esta mañana nos hemos encontrado y hemos cruzado dos o tres palabras. Habla casi siempre de un modo entrecortado. Antes de darme los buenos días comenzó por decir: —¡Ah, la señorita Blanche! ¡He visto muchas mujeres como ésa! ... 
 
 
							  En la línea 166
   del libro  El jugador
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... Creo que busca la ocasión para hablarme en privado. Esta mañana nos hemos encontrado y hemos cruzado dos o tres palabras. Habla casi siempre de un modo entrecortado. Antes de darme los buenos días comenzó por decir: —¡Ah, la señorita Blanche! ¡He visto muchas mujeres como ésa! ... 
 
 
							  En la línea 414
   del libro  El jugador
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... “No hemos saldado todavía nuestras cuentas, franchute, no pierdes nada con esperar”, murmuré cuando llegué al final de la escalera. Todavía me encontraba en la imposibilidad de ordenar mis ideas. ... 
 
 
							  En la línea 672
   del libro  El jugador
 del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
  ... —¡No importa! Quien teme al lobo no va al bosque. Bien, ¿hemos perdido? ¡Pues vuelve a jugar! ... 
 
 
							  En la línea 211
   del libro  Fantina Los miserables Libro 1
 del afamado autor Victor Hugo
  ... La puerta se abrió. Pero se abrió de par en par, como si alguien la empujase con energía y resolución. Entró un hombre. A este hombre lo conocemos ya. Era el viajero a quien hemos visto vagar buscando asilo. Entró, dio un paso y se detuvo, dejando detrás de sí la puerta abierta. Llevaba el morral a la espalda; el palo en la mano; tenía en los ojos una expresión ruda, audaz, cansada y violenta. Era una aparición siniestra. ... 
 
 
							  En la línea 295
   del libro  Fantina Los miserables Libro 1
 del afamado autor Victor Hugo
  ... Jean era, como hemos dicho, un ignorante; pero no era un imbécil. La luz natural brillaba en su interior; y la desgracia, que tiene también su claridad, aumentó la poca que había en aquel espíritu. Bajo la influencia del látigo, de la cadena, del calabozo, del trabajo bajo el ardiente sol del presidio, en el lecho de tablas, el presidiario se encerró en su conciencia, y reflexionó. ... 
 
 
							  En la línea 339
   del libro  Fantina Los miserables Libro 1
 del afamado autor Victor Hugo
  ... La excarcelación no es la libertad. Se acaba el presidio, pero no la condena. Esto era lo que había sucedido en Grasse. Ya hemos visto cómo fue recibido en D. ... 
 
 
							  En la línea 407
   del libro  Fantina Los miserables Libro 1
 del afamado autor Victor Hugo
  ... - Monseñor -dijo el cabo-. ¿Es verdad entonces lo que decía este hombre? Lo encontramos como si fuera huyendo, y lo hemos detenido. Tenía esos cubiertos… ... 
 
 
							  En la línea 202
   del libro  Amnesia
 del afamado autor Amado Nervo
  ... »Dickens -continúa Wilde- describe esta sensación como muy general. Conocemos -dice- en David Copperfield, por experiencia, el sentimiento que nos invade a veces de que cuanto estamos diciendo o haciendo ha sido dicho y hecho anteriormente, hace largo tiempo; que hemos estado rodeados de las mismas personas y de los mismos objetos, en las mismas circunstancias… que sabemos, en fin, perfectamente lo que se va a decir, como si lo recordáramos de repente. ... 
 
 
							  En la línea 645
   del libro  Un viaje de novios
 del afamado autor Emilia Pardo Bazán
  ... -Con la lluvia -añadió-, no pude llevarla a usted un poco más lejos, hacia la parte de Biarritz, donde hay tan bonitas quintas y parques al estilo inglés. Ni hemos disfrutado casi de la hermosa campiña. ¡Qué bien olían los henos y los tréboles! Y la tierra. El olor de la tierra labrada es algo acre, pero muy grato. ... 
 
 
							  En la línea 942
   del libro  Un viaje de novios
 del afamado autor Emilia Pardo Bazán
  ... -Lo menos en tres cuartos de hora no había para qué. No parece sino que esa chica es la única que tiene aquí que cuidarse. También los demás padecemos y hemos de observar régimen. Hoy justamente estoy fatal… ... 
 
 
							  En la línea 1415
   del libro  Julio Verne
 del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
  ... El tren, al salir de Great Lake City y de la estación de Odgen, se elevó durante una hora hacia el Norte hacia el río Veber, después de recorrer unas novecientas millas desde San Francisco. En esta parte de territorio, comprendida entre esos montes y las Montañas Rocosas, propiamente dichas, los ingenieros americanos han tenido que vencer las más serias dificultades. Así, pues, en ese trayecto, la subvención del gobierno de la Unión ha ascendido a cuarenta y ocho mil dólares por milla, al paso que no eran más que dieciséis en la llanura; pero los ingenieros, como hemos dicho, no han violentado a la naturaleza, sino que han usado con ella la astucia, sesgando las dificultades, no habiendo tenido necesidad de perforar más que un túnel de catorce mil pies para llegar a la gran cuenca. ... 
 
 
							  En la línea 1458
   del libro  Julio Verne
 del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
  ... -Coronel- respondió el conductor-, hemos telegrafiado a la estación de Omaha para pedir un tren, pero es probable que no llegue a Medicine Brow antes de seis horas. ... 
 
 
							  En la línea 1950
   del libro  Julio Verne
 del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
  ... -Observaréis, además- añadió John Suilivanque no hemos recibido noticia ninguna de nuestro colega, y sin embargo, no faltan alambres telegráficos por su camino. ... 
 
 							  
							    Errores Ortográficos típicos con la palabra Hemos  
									
				 
					 Cómo se escribe hemos o hemoz?
  
					 Cómo se escribe hemos o emos?
 			
						
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