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La palabra grabemente
Cómo se escribe

Comó se escribe grabemente o gravemente?

Cual es errónea Gravemente o Grabemente?

La palabra correcta es Gravemente. Sin Embargo Grabemente se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino grabemente es que hay un Intercambio de las letras v;b con respecto la palabra correcta la palabra gravemente

Más información sobre la palabra Gravemente en internet

Gravemente en la RAE.
Gravemente en Word Reference.
Gravemente en la wikipedia.
Sinonimos de Gravemente.


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece gravemente

La palabra gravemente puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1367
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Eso es er calor--decía el padre gravemente. ...

En la línea 1619
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Luego habló de María de la Luz. Había pecado gravemente y tenía mucho de qué arrepentirse. Podía servirle de excusa ante Dios su estado extraordinario, su falta de voluntad; pero la embriaguez no era una virtud, y el pecado carnal, pecado era... Había que salvar el alma de la infeliz, facilitarla los medios pura que ocultase su vergüenza. ...

En la línea 406
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Bueno, mi capitán - dijo Porthos, fuera de sí-, la verdad es que éramos seis contra seis, pero fuimos cogidos traicioneramente, y antes de que hubiéramos tenido tiempo de sacar nuestras espadas, dos de nosotros habían caído muertos, y Athos, herido gravemente, no valía mucho más. ...

En la línea 2529
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El señor Athos es ese mosquetero que en el importuno duelo que sa béis tuvo la desgracia de herir gravemente al señor de Cahusac. ...

En la línea 3381
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Sin embargo, Mosquetón sólo se cayó del caballo, no porque estuviera gravemente herido, sino porque como no podía ver su herida creyó sin duda estar más pe ligrosamente herido de lo que lo estaba. ...

En la línea 4527
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Al mismo, amigo mío, al mismo; pero ¿qué os ha podido hacer dudar?-Tenía miedo de equivocarme de habitación, y he creído entrar en l a habitación de algún hombre de iglesia; luego, otro error se ha apoderado de mí al encontraros en compañía de estos señores: que estuvieseis gravemente enfermo. ...

En la línea 605
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Cuando de improviso descienden rápidamente los cóndores y vuelven a elevarse con la misma prisa todos juntos, saben los chilenos que es porque el puma que vigilaba el cadáver del animal que acaba de sacrificar ha salido de su escondrijo para coger a los ladrones. Además de la carne podrida de que se nutren, atacan con frecuencia los cóndores a los chivos y a los corderos; los perros de ganado están enseñados a salir de sus guaridas cuando se aproxima uno de estos pájaros y ladrar ruidosamente. Los chilenos destruyen y cazan muchos cóndores. Para ello se emplean dos métodos: se coloca el cadáver de un animal en un terreno llano cerrado por una estacada o seto, en el cual se deja una abertura practicable; cuando los cóndores están comiendo se llega a galope a cerrar la entrada; y entonces se le coge como se quiere, porque cuando este animal no tiene espacio suficiente para tomar vuelo, no puede elevarse. El segundo método consiste en observar los árboles donde suelen posar en número de cinco o seis, y durante la noche se trepa al árbol y se les apresa; lo cual es fácil, porque, como he podido apreciarlo por mí mismo, tienen el sueño muy pesado. En Valparaíso he visto vender un cóndor vivo por 60 céntimos; pero es una excepción, y de ordinario cuestan de 10 a 12 pesetas. He visto comprar uno que acababan de coger; le habían sujetado concuerdas y estaba gravemente herido, a pesar de lo cual, tan pronto como le desataron el pico se lanzó con voracidad sobre un pedazo de carne que se le echó. En la misma población hay un jardín, en el que se conservan veinte o treinta vivos. No se les da de comer más que una vez a la semana, y sin embargo, parece que se encuentran muy saludables1. Los campesinos chilenos aseguran que el cóndor vive y conserva todo su vigor aunque se le deje cinco o seis semanas sin comer; yo no puedo responder de la veracidad de este aserto; es una experiencia cruel, por más que esto no impida el que se ha hecho. ...

En la línea 669
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Todavía no he hablado de los fueguenses que teníamos a bordo. Durante el viaje anterior del Adventura y del Beagle, de 1826 a 1830, tomó el capitán Fitz-Roy como rehenes cierto número de indígenas para castigarlos de haber robado un barco; lo que había producido graves dificultades a una patrulla ocupada en descubrimientos hidrográficos. Llevó el capitán algunos de estos individuos a Inglaterra, y además un niño que compró por un botón de nácar, con el propósito de darle alguna educación y enseñarle algunos principios religiosos a su costa. Establecer a estos indígenas en su patria era uno de los principales motivos que llevaron al capitán Fitz-Roy a la Tierra del Fuego. Antes que el Almirantazgo resolviera armar esta expedición había fletado el capitán un barco generosamente para devolver a los fueguenses a su país. Un misionero, R. Matthews, acompañaba a los indígenas; pero ha publicado Fitz-Roy un estudio tan completo acerca de estas gentes, que tendré que limitarme a muy breves observaciones. El capitán llevó primero a Inglaterra dos hombres (de los cuales murió uno en Europa de sífilis), un joven y una muchacha: teníamos, pues, a bordo a York Minster, Jemmy Button (nombre que se le había dado para recordar el precio por él pagado) y Fuegía Basket. York Minster era un hombre de mediana edad, pequeño, grueso, muy fuerte; tenía el carácter taciturno, reservado, perezoso y muy violento cuando se encolerizaba; quería mucho a algunos de los de a bordo y su inteligencia estaba bastante desarrollada. Todo el mundo quería a Jemmy Button aun cuando también tenía violentos accesos de cólera. Era muy alegre, reía casi siempre y bastaba ver sus facciones para adivinar su excelente carácter. Experimentaba profunda simpatía por todo enfermo; cuando el mar estaba malo solía yo marearme y entonces se me acercaba diciéndome con voz doliente: «¡Pobre, pobre hombre!» Pero había navegado tanto, que en su opinión era ridículo que un hombre se marease, por lo cual muchas veces se volvía para ocultar una sonrisa o una carcajada, y luego repetía su «¡Pobre, pobre hombre!» Buen patriota, acostumbraba a hablar lo mejor posible de su tribu y de su país, donde había, decía él y decía la verdad, «una gran cantidad de árboles»; pero se burlaba de todas las demás tribus. Declaraba enfáticamente que en su país no había diablo. Jemmy era pequeño, fuerte y grueso, y muy coquetón: llevaba siempre guantes, se hacía cortar el pelo y sufría un gran disgusto cuando se le manchaban las botas muy bien embetunadas. Gustaba mucho de mirarse al espejo, lo que no tardó en conocer un pequeño indio muy burlón del río Negro que iba a bordo con nosotros desde hacía algunos meses y que acostumbraba a reírse de él. Muy celoso Jemmy de las atenciones que se le tenía a aquel muchacho, no le quería nada y solía decir meneando gravemente la cabeza: «¡Demasiada alegría!» Cuando recuerdo todas sus buenas cualidades confieso que aún hoy experimento la más profunda extrañeza al pensar que pertenecía a la misma raza que los innobles y asquerosos salvajes que hemos visto en la Tierra del Fuego, y que probablemente tenía el mismo carácter que ellos. Fuegía Basket, por último, era una graciosa muchacha, modesta y reservada, de facciones bastante agradables, pero que a veces se obscurecían; aprendía todo muy pronto, y en particular los idiomas. Tuvimos buena prueba de esta facilidad admirable por la cantidad de español y portugués que aprendió en poco tiempo en Río de Janeiro y en Montevideo, y porque había llegado a saber inglés. York Minster se mostraba muy celoso de las atenciones que con ella se tenían, y era indudable que tenía intención de hacerla su mujer tan pronto como volviesen a su país. ...

En la línea 626
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El cardenal Pedro Barbo, rico y noble veneciano, muy afecto a los Borgias, había arrostrado las iras de los enemigos de dicha familia cuando facilitó en compañía de Rodrigo la fuga del hermano de éste. Tal interés tenía el cardenal Borja en el triunfo de su compañero Barbo, que se hizo llevar al Vaticano, gravemente enfermo de fiebre, con la cabeza cubierta de trapos y vendas. Otros cardenales se quedaron en cama a causa de la peste reinante, evitándose con ello las privaciones y el encierro del conclave, y Rodrigo de Borja se aprovechó de tales ausencias para hacer triunfar la candidatura de su amigo. ...

En la línea 761
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los dos hijos anteriores del cardenal Borja desaparecieron antes de su Papado. Jerónima moría joven, y sin historia. Su verdadero primogénito, Pedro Luis (igual nombre que su tío, el favorito de Calixto III), después de una brillante y rápida juventud se extinguía igualmente. El cardenal lo había enviado a España para que hiciese la guerra contra los moros a las órdenes de Fernando el Católico, distinguiéndose en varios combates como soldado ardoroso. Su padre compraba para él un ducado, el de Gandía, consiguiendo, además, que se esposase con doña María Enríquez, hija de un tío del rey don Fernando. El joven tuvo que volverse a Roma en 1488 donde enfermó gravemente, muriendo poco después, y el ducado de Gandía pasó al primer hijo de la Vannoza, el llamado Juan, destinado por su padre a ser hombre de guerra. ...

En la línea 1210
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Empezaron a mostrarse inquietos en el curso del día los allegados al Pontífice. El palafrenero del duque había sido encontrado al amanecer en la llamada plazoleta de los Hebreos, cerca del sitio donde se despidieron los dos hermanos, herido tan gravemente que apenas podía hablar. El caballo del duque, con silla y riendas, erraba por las calles inmediatas. Interrogado el moribundo, respondió dificultosamente que había seguido a su señor hasta la expresada plazoleta, y allí le había ordenado que esperase una hora y se volviera solo al Vaticano si no le veía aparecer en dicho tiempo. Y no pudo explicar cómo lo habían sorprendido y herido de muerte durante la mencionada espera. ...

En la línea 1383
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Muchos pretendieron establecer una relación entre esta noticia, anunciada con grandes rótulos de plana entera, y otra mas humilde, sin grandes títulos, que había que buscar en la última página de los diarios, haciendo saber que el Padre de los Maestros estaba en cama gravemente enfermo. ...

En la línea 1566
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los guerreros femeninos empujaban con entusiasmo estas armas colosales, colgándose de los rayos de sus ruedas para hacerlas avanzar. Momaren, con la cabeza cubierta de vendajes y el aspecto dolorido, marchaba al frente de varios profesores que se imaginaban conocer por sus lecturas el manejo de tales monstruos de acero. Lloró de emoción la muchedumbre al ver que el Padre de los Maestros, a pesar de hallarse gravemente enfermo, había abandonado su cama para servir a la patria. ...

En la línea 1700
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La dulce miss Margaret Haynes le telegrafiaba para ordenarle que volviese cuanto antes, añadiendo que si había recibido un despacho de su madre con la noticia de que ella estaba gravemente enferma no hiciese caso alguno. ...

En la línea 2591
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... No podía olvidárseles el importante asunto de la carrera de Rubinius vulgaris. A mediados de Setiembre se había examinado de la única clase que le faltaba para aprobar el último año, y lo más pronto que le fuera posible tomaría el grado. Desde luego entraría de practicante en la botica de Samaniego, el cual estaba gravemente enfermo, y si se moría, la viuda tendría que confiar a dos licenciados la explotación de la farmacia. Maxi entraría seguramente de segundo, con el tiempo llegaría a ser primero, y por fin amo del establecimiento. En fin, que todo iba bien y el porvenir les sonreía. ...

En la línea 3054
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El amo saludaba desde el mostrador a algún parroquiano que le caía cerca. Los más gustaban de que se les sirviera el café sin ninguna tardanza, y daban palmadas si el chico no venía pronto. Juan Pablo entraba despacio y muy serio, como hombre que va a cumplir una obligación sagrada. Dirigía el paso gravemente hacia las mesas de la derecha y se sentaba siempre en el propio sitio con matemática exactitud. El mozo le saludaba en el momento de dar un restregón con el paño a la mesa, y él, contestando con cierta dignidad, frotábase las manos, se acomodaba bien en el asiento, conservando la capa sobre los hombros; después acercaba el vaso, poniendo a la derecha, a la discreta distancia a que se pone el tintero para escribir, el platillo del azúcar, y luego atendía a la operación de verter en el vaso la leche y el café, poniendo mucho cuidado en que las proporciones de ambos líquidos fueran convenientes y en que el vaso se llenara sin rebosar. Esto era elemental. Después cogía la cuchara con la mano izquierda y con la derecha iba echando pausadamente los terrones, dirigiendo miradas indulgentes a todo el local y a las personas que entraban. Como veterano del café sabía tomarlo con aquella lentitud y arte que corresponden a todo acto importante. ...

En la línea 5233
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Fortunata se preparó a oír el gran disparate que su marido anunciaba, y puso una carita muy gravemente atenta. ...

En la línea 6074
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Jacinta y su suegra cogieron por su cuenta al Delfín, y le pusieron en duro compromiso, refiriéndole lo ocurrido, mostrándole la carta redactada por Estupiñá y obligándole (con lastimoso desdoro de su dignidad) a manifestarse sinceramente consternado, pues el caso no era para puesto en solfa, ni para rehuido con cuatro frases y un pensamiento ingenioso. Había faltado gravemente, ofendiendo a su mujer legítima, abandonando después a su cómplice, y haciendo a esta digna de compasión y aun de simpatía, por una serie de hechos de que él era exclusivamente responsable. Por fin, Santa Cruz, tratando de rehacer su destrozado amor propio, negó unas cosas, y otras, las más amargas, las endulzó y confitó admirablemente, para que pasaran, terminando por afirmar que el chico era suyo y muy suyo, y que por tal lo reconocía y aceptaba, con propósitos de quererle como si le hubiera tenido de su adorada y legítima esposa. ...

En la línea 400
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Tom respondió en voz alta y gravemente, con gran animación: ...

En la línea 463
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Esta fantástica declaración sacó a Hendon de sus meditaciones. Se disponía a dar las gracias al rey y dejar a un lado el asunto, diciendo que no había hecho sino cumplir con su deber y que no deseaba recompensa alguna, cuando acudiendo una idea más sensata a su mente, le pidió la venia de callarse unos instantes y meditar en la graciosa oferta, lo cual el rey aprobó gravemente, diciendo que era mejor no precipitarse en asunto de tanta importancia. ...

En la línea 466
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Levantaos, sir Miles Hendon, caballero –dijo gravemente el rey dándole el espaldarazo con la espada de Hendon–. Levantaos y sentaos. Tu petición queda concedida. Mientras subsista Inglaterra y perdure la corona, no caducará tu privilegio. ...

En la línea 883
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Soy el rey –respondió éste gravemente. ...

En la línea 1301
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Conseil, el loro es el faisán de los que no tienen otra cosa que comer -dijo gravemente Ned. ...

En la línea 1632
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sí, señor -respondió gravemente el capitán Nemo-, fuera del alcance de los tiburones y de los hombres. ...

En la línea 1880
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Y Avdotia Romanovna repuso gravemente: ...

En la línea 3103
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Están en el cuarto Evangelio ‑repuso Sonia gravemente y sin moverse del sitio. ...

En la línea 3143
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Dijo esto gravemente y en voz baja. Luego se separó de la mesa y se detuvo. Permanecía inmóvil y no se atrevía a mirar a Raskolnikof. Seguía temblando febrilmente. El cabo de la vela estaba a punto de consumirse en el torcido candelero y expandía una luz mortecina por aquella mísera habitación donde un asesino y una prostituta se habían unido para leer el Libro Eterno. ...

En la línea 4249
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... La muchacha dejó de cantar en el acto y esperó en actitud respetuosa. También respetuosa y gravemente acababa de cantar su vulgar cancioncilla. ...

En la línea 126
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Pero aunque ganase usted mucho, me comprometería también—añadió gravemente—. Sin duda que no tengo derecho a dirigir su conducta, pero convenga usted mismo en que si… ...

En la línea 430
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Mr. Astley escuchaba, sentado frente a mí, inmóvil y silencioso, sus ojos fijos en los míos. Mas cuando me referí al francés, interrumpió de pronto y me preguntó gravemente si tenía derecho a mencionar aquella circunstancia secundaria. Mr. Astley formulaba siempre de un modo extraño sus preguntas. ...

En la línea 68
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Perrault asintió gravemente. Como correo del gobierno canadiense, portador de importantes despachos, le preocupaba conseguir los mejores perros y estaba especialmente satisfecho de contar con Buck. ...

En la línea 91
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Los nueve perros del equipo se reunieron más adelante y buscaron refugio en el bosque. Aunque ya no los perseguían estaban en un estado lamentable. No había ninguno que no tuviese dos o tres heridas, y varios estaban maltrechos. Dub tenía una pata trasera gravemente lesionada; Dolly, la última que se había incorporado al equipo en Dyea, tenía un horrible desgarrón en la garganta; Joe había perdido un ojo; y el reposado y pacífico Billie, que estaba con la oreja mordida y hecha jirones, gimió lastimeramente la noche entera. Al amanecer regresaron con dificultad y recelo al campamento, donde se encontraron con que los invasores se había retirado y los dos hombres estaban de muy mal humor. Faltaban la mitad de las provisiones. Además, los perros salvajes habían masticado las cuerdas del trineo y las fundas de lona. De hecho, no se les había escapado nada que fuese remotamente comestible. Habían engullido un par de mocasines de piel de alce de Perrault, trozos de las riendas, y hasta un buen pedazo del látigo de François. Este interrumpió la apesadumbrada constatación de las pérdidas para ocuparse de sus maltrechos perros. ...

En la línea 202
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Era inevitable, pues, que acabara escaseando. Pero ellos precipitaron la escasez sobrealimentando a los perros, con lo que aceleraron también el momento en que habrían de darles menos. Los perros nuevos, cuyos jugos gástricos no se habían formado en hambre crónica y por tanto no sabían extraer de lo escaso el máximo partido, tenían un apetito voraz. Y además, cuando los agotados huskies empezaron a tirar poco, Hal decidió que las raciones programadas al principio eran demasiado pequeñas y las duplicó. Y para rematar, Mercedes, viendo que aun con las lágrimas en sus bonitos ojos y la voz temblorosa no lograba convencer a Hal para que les diera un poco más, decidió robar pescado de los sacos para dárselo a los perros a escondidas. Pero lo que Buck y sus compañeros necesitaban no era comida, sino descanso. Y aunque avanzaran con lentitud, la pesada carga que arrastraban socavaba gravemente sus fuerzas. ...

En la línea 863
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Ese sobrino mío no tiene vergüenza ni decoro -afirmó gravemente la condesa de Monteros. ...

En la línea 1568
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Varios viajeros, gravemente heridos de bala o de rompecabezas, yacían sobre las banquetas. ...

Reglas relacionadas con los errores de v;b

Las Reglas Ortográficas de la V

Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.

Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.

Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.

Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.

Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.

Por ejemplo: divertir, división.

Excepciones: dibujo y sus derivados.

Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.

Las Reglas Ortográficas de la B

Regla 1 de la B

Detrás de m se escribe siempre b.

Por ejemplo:

sombrío
temblando
asombroso.

Regla 2 de la B

Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.

Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.

Regla 3 de la B

Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.

Por ejemplo: albanés, albergar.

Excepciones: Álvaro, alvéolo.

Regla 4 de la B

Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.

Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.

Excepciones: movilidad y civilidad.

Regla 5 de la B

Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.

Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.

Regla 6 de la B

Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.

Regla 7 de la B

Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.

Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.


Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras v;b


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Errores Ortográficos típicos con la palabra Gravemente

Cómo se escribe gravemente o grravemente?
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